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EXHUMANDO JUSTICIA Y VERDAD

Informe sobre la desaparición forzada en Sucre entre 1988 y 2008

La desaparición forzada es una grave violación a los derechos humanos que pese a su
indiscutible gravedad y magnitud adquirida en Colombia, se encuentra en la más alta
impunidad judicial, administrativa, social y política. Según informaciones oficiales 1, el
Estado Colombiano es el principal responsable de la desaparición forzada. Agentes de
las Fuerzas Militares y la Policía se han valido de su condición de garantes y protectores
de la seguridad de la ciudadanía, no sólo para participar de manera directa en esta
conducta2, sino para propiciar relaciones de colaboración y alianza estratégica con
grupos paramilitares3, los cuales masificaron en la década de los 90´s y el inicio del
milenio este ignominioso crimen.

El departamento de Sucre fue un claro ejemplo a nivel nacional de esta estrecha


relación. Un total de 35 políticos de esta región fueron procesados y condenados por
nexos con grupos paramilitares, entre ellos, 8 ex alcaldes, 7 ex concejales, 1 ex diputado,
3 ex gobernadores, 3 ex representantes (elegidos para el periodo 2006 – 2010), 2
alcaldes y 5 concejales elegidos en el 2007. Esta relación estrecha entre políticos y el
Bloque Héroes Montes de María permitió, propició y generó las condiciones para que la
desaparición forzada en la región se perpetuara con total impunidad, y fungiera como
un mecanismo para garantizar despojo de tierras, control social y el exterminio político
y social del sector campesino organizado. En total, en el departamento se han registrado
945 víctimas de este flagelo 4.

A partir de la documentación de las circunstancias de la desaparición de una muestra


representativa de 259 víctimas en Sucre durante los años 1988 y 2008, el Comité de
Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP) y el Movimiento de Víctimas de Crímenes
de Estado (MOVICE) evidenciaron que esta práctica se cometió principalmente contra
hombres (90,7%). Sin embargo, pese a que la victimización directa hacia las mujeres
fue menor (6,9%), las esposas, madres, hermanas e hijas de esos hombres
desaparecidos fueron quienes emprendieron las principales acciones de búsqueda y
lucha por verdad y justicia; de ahí su reconocimiento como víctimas indirectas,
sobrevivientes y mujeres buscadoras.

La lucha que se ha emprendido para encontrarlos se ha visto obstruida de manera


intencional por la inacción voluntaria del Estado, el cual teniendo el mandato de
emprender acciones para encontrar a estas personas y proteger de manera especial los
cuerpos sin identificar, ha tomado como apuesta el archivo de las investigaciones
judiciales y el abandono administrativo de los lugares en los que posiblemente se

1
Según información del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
2
El CNMG registra una participación directa de la fuerza pública 2.368 casos.
3
Los grupos paramilitares fueron responsables de 15.362 desapariciones, mientras que los grupos pos-
desmovilizados fueron del 2.598.
4
Según el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH.
encuentren los restos de estas personas. De las 259 víctimas registradas en este
informe, sólo 17 (6,5%) han sido encontradas y entregadas a sus familiares.

La inhumación clandestina de los cuerpos fue el método más recurrente para


desaparecer a las víctimas. Los paramilitares del Bloque Héroes Montes de María,
comandado por alias “Cadena”, se valieron del control territorial que ejercían en fincas
y haciendas del departamento, así como del control político que tenían de algunas
alcaldías (encargadas de la administración de cementerios públicos), para ocultar allí
los cuerpos de las personas que asesinaron.

Solicitud de ampliación de medidas cautelares

Producto de esta situación, el pasado 30 de agosto de 2018 el MOVICE le solicitó a la


Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) medidas cautelares de protección a 16 lugares,
entre ellos dos cementerios (Rincón del Mar y San Onofre) y dos fincas (La Alemania y
El Palmar) en Sucre. No obstante, producto de la investigación desarrollada por las
organizaciones se identificó un riesgo adicional en 16 cementerios y 3 fincas, en
donde se presume que están enterradas 229 personas dadas por desaparecidas. Por
lo anterior, se solicita a la JEP ampliar las medidas cautelares para que cobije a estos
lugares.

En los 18 cementerios analizados en el presente informe se identificaron 13 tipos de


riesgo, siendo los más representativos: i) la no marcación adecuada de tumbas y
osarios; ii) personal insuficiente para la seguridad y el cumplimiento de protocolos
establecidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLF)
(personal de seguridad, sepultero, entre otros); iii) desarrollo de exhumaciones sin
protocolo; y iv) la presencia de exhumaciones ilegales por parte de particulares. El
conjunto de estos riesgos, son producto de la inacción voluntaria por parte de la
administración pública municipal y nacional, la cual no ha adoptado las medidas
necesarias para proteger los cuerpos de las personas sin identificar, pese a tener un
diagnóstico de los riesgos existentes en los cementerios desde el año 2015 5, e incluso
antes.

Teniendo en cuenta el análisis de riesgo realizado, el MOVICE y el CSPP sugieren prestar


especial atención a los cementerios de Sincelejo, Ovejas y San Luis de Sincé, dado que
son los que presentan mayor número de riesgos.

En el caso del cementerio central de Sincelejo, se documenta que existen varias bóvedas
abiertas y la mayoría se encuentran en precarias condiciones, especialmente las de las
Personas No Identificadas (PNI). De igual forma, la comunidad ha advertido que en
algunas ocasiones aparecieron cuerpos que fueron abandonados en la madrugada en la
entrada del cementerio para que fueran inhumadas; y en otras oportunidades las
tumbas fueron profanadas a tal punto de ser incineradas. Sumado a esta situación, no

5
En este año, el Ministerio del Interior publicó un informe sobre el estado de las PNI y PINR en
cementerios.
existe ningún registro adecuado de inhumaciones y exhumaciones por parte de la
administración del cementerio y la alcaldía como se ordena por la Ley 1408 de 2010,
conocida como Ley de Homenaje a las víctimas.

Por otro lado, se documenta que en el cementerio de Ovejas, ubicado en la región de


Montes de María, fueron inhumados 26 de los 28 muertos de la masacre de Chengue, la
cual fue perpetrada por los paramilitares el 17 de febrero de 2001. Con respecto a la
inhumación de PNI, se tiene registro de 5 tumbas destinadas para ello, aunque se
reporta que se encuentran en tumbas bajo tierra sobre las que se han construido
bóvedas, todas con posible fecha del 2001. Adicionalmente, se señala que las
condiciones en las que se realizan las inhumaciones dentro del cementerio no son las
adecuadas, puesto que no existe ningún registro ni documentación de los casos de PNI
y Personas Identificadas No Reclamadas (PINR), ni de protocolos de necropsia por
parte de la administración municipal. Por lo anterior, es posible que existan más
cuerpos no identificados e inhumados en el cementerio de Ovejas, y que estos tengan
relación directa con la violencia vivida en la región.

Existen, además de los cementerios, fincas que en su momento fueron teatro de


operaciones del Bloque Héroes Montes de María. Éstas fueron utilizadas como fosas
comunes, lugares de tortura y detención. Pese a que se han hecho algunas
exhumaciones sobre las mismas, principalmente en la Finca El Palmar, existen aún
restos de personas dadas por desaparecidas en estos lugares que se encuentran en
riesgo de sufrir una doble desaparición, dado que su actual actividad económica se
centra en la producción agrícola y ganadera, las cuales por sus características cambian
la composición química del suelo y alteran la conservación de la osamenta.

La Finca el Palmar, lugar con medidas cautelares, se encuentra ubicada en el municipio


de San Onofre. Sirvió como centro de operaciones del paramilitar alias “Cadena”
comandante del Bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas Unidas de
Colombia, y como centro de reunión entre los jefes paramilitares de la región y
miembros de la élite política y económica de Sucre. A estas reuniones eran convocados
empresarios, integrantes del ejército y políticos, para la realización de negocios y
planes. Incluso, el Batallón de Fusileros No. 5 de la Infantería de Marina (BAFIM 5)
estableció una base militar en cercanías de esta finca, y los sargentos segundos del
Batallón, EUCLIDES, RAFAEL BOSSA MENDOZA y RÚBEN DARÍO ROJAS BOLÍVAR (este
último de la sección de inteligencia del BAFIM-5) la visitaban constantemente6.

La Finca El Palmar sirvió también como centro de tortura y exterminio, a ella los
paramilitares llevaban a sus víctimas, para torturarlas, asesinarlas y desaparecerlas.
Para la ejecución de las víctimas y el enterramiento y deposición de los cuerpos, los
paramilitares utilizaron distintas técnicas. En algunos casos las víctimas eran fusiladas
en el Árbol de Caucho y sus cuerpos eran enterrados allí, en otros terrenos de la finca,
o lanzados al mar; incluso, en el árbol aún se pueden ver los impactos de las balas

6
CNMH. Desaparición forzada Tomo II: Huellas y rostros de la desaparición forzada (1970 - 2010). Ob.
Cit., pág. 323.
producto de las ejecuciones. De esta manera, la cifra de las personas desaparecidas en
El Palmar asciende a las dos mil víctimas.

Los pobladores de la zona han advertido que en la finca se han realizado excavaciones
clandestinas, en las que algunos de los cuerpos inhumados en los terrenos de El Palmar
han sido desenterrados para cambiar su ubicación o para ser arrojados en cuerpos de
agua, como la laguna o el Arroyo Cascajo, o incluso, directamente al mar. Debido a que
actualmente la Finca El Palmar tiene un destino económico agrícola, al interior de ella
se encuentran cultivos de alimentos y criaderos de semovientes, por lo que otros de los
riesgos identificados es la modificación de los terrenos para la adecuación de los
cultivos y criaderos, esto dificulta que se localicen los puntos exactos donde se
encuentran las fosas o sitios de inhumación de cuerpos, a pesar de que se cuente con
testimonios o información descriptiva, suministrada por testigos de los hechos.

Adicionalmente, las organizaciones solicitan ampliación de medidas cautelares para la


protección de los cuerpos que se encuentran en tres fincas: la Libanesa (El Oriente),
Nuevo Mundo (La 70) y Potosí; las cuales fueron igualmente centros de control y
operación del Bloque.

Por ejemplo, la Finca la Libanesa (El Oriente), ubicada en la entrada del corregimiento
de Pajonal, en la vía que de San Onofre conduce a Cartagena, fue de dominio paramilitar
por su ubicación estratégica y actualmente se encuentra a la venta. Según afirmaciones
de pobladores de la región, La Libanesa se oferta como un predio con un gran atractivo
para su adaptación a actividades productivas relacionadas con la cría de peces; se
sospecha que quienes adquieran la finca construirán en ella obras de infraestructura,
como estanques, represas y camellones 7. Esta situación genera un enorme riesgo para
la conservación de los cuerpos que presuntamente se encuentran inhumados en los
terrenos de la finca, debido a que su construcción altera los terrenos, ya que es
necesario excavar y realizar inundaciones, lo que genera que los restos óseos que allí se
encuentren sean desplazados o, incluso, removidos.

Por otro lado, la Finca Nuevo Mundo (La 70), la cual está ubicada en la vereda El Barro
del municipio de San Onofre, estuvo al mando de “Cadena” y fue nombrada La 70 por
paramilitares del Bloque Héroes. La finca era propiedad de la familia Wilches Blanco.
Era administrada por Mafaldo Wilches Díaz y aparecía a nombre de su hijo, Juan Ignacio
Wilches Blanco. Desde el año 1998, la familia Wilches Blanco fue víctima de amenazas,
persecución, secuestro, homicidios y desaparición forzada; se presume que estos
hechos fueron perpetrados por paramilitares del Bloque Héroes de los Montes de
María, quienes buscaban obligar a la familia Wilches Blanco a desplazarse de la Finca
Nuevo Mundo para apropiarse de ella8.

7
CSPP & MOVICE. Entrevista 001 realizada en Cartagena (Bolívar) el 13 de noviembre del 2019.
8
ILSA. Desplazamiento forzado y legalización del despojo en San Onofre. La comunidad que denunció la
alianza parapolítica por la consolidación del control territorial. Publicaciones ILSA, 2012.
Las condiciones adversas en las que se adelantaron estos hechos victimizantes ponen
en evidencia la preocupación de que la Finca Nuevo Mundo quede en manos de quienes
cometieron los hechos delictivos para despojar a la familia Wilches Blanco o de sus
colaboradores. Esta situación genera un riesgo para la conservación de los cuerpos
inhumados que se encuentran al interior de la finca, debido a que quien tenga la
propiedad del predio podrá disponer de ellos y, en caso de que quiera desaparecerlos,
podrá hacerlo.

Finalmente esta la Finca Potosí, la cual está ubicada en el municipio de San Antonio de
Palmito. Durante la época de control del paramilitarismo en el departamento de Sucre,
esta finca fue uno de los centros de operaciones del Bloque Héroes de los Montes de
María; en ella operaba alias “El Paisa”. Uno de los hombres de confianza de este jefe
paramilitar era alias “Mono Potosí”, quien junto con otros miembros del Bloque condujo
a esta finca a una gran cantidad de víctimas, muchas de las cuales fueron asesinadas y
sus cuerpos fueron enterrados al interior del predio9.

Solicitud de apertura de macro caso de desaparición forzada

La desaparición forzada es un fenómeno complejo y pluriofensivo que vulnera de


manera continuada múltiples derechos. Por ello, requiere de la acción decidida del
conjunto de los organismos del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No
Repetición (SIVJRNR) para que las víctimas de este flagelo puedan ser reconocidas y
dignificadas. No basta por tanto sólo con la búsqueda, los familiares de las personas
desaparecidas claman por verdad y justicia.

La ausencia de justicia y la inoperancia estatal, sumada a una inacción para avanzar en


la judicialización de los responsables de este atroz crimen, ha establecido un estado de
facto hacía la impunidad, el cual tiene un índice a nivel nacional de 99.51% y en el caso
de Sucre de 98.87%10. Solo 9 de los 945 delitos de desaparición forzada cometidos
en Sucre están en etapa de ejecución de pena11.

Teniendo como referente la información producida por la Fiscalía General de la Nación,


al año 2015, el nivel de avance judicial en casos de desaparición forzada en Colombia es
ínfimo.

Tabla 1. Estado de procesos de desaparición forzada en Colombia


ACTIVOS INACTIVOS TOTAL

PROCESOS 44.889 61.658 106.547

INDICIADOS 30.637 48.541 79.178

9
CSPP & MOVICE. Entrevista 001 realizada en Cartagena (Bolívar) el 13 de noviembre del 2019.
10
HREV. Cartografía de la desaparición forzada en Colombia. Bogotá: 2019. Pág. 72.
11
Ibíd.
VICTIMAS 47.943 64.447 112.390

Por ello, el MOVICE y el CSPP solicitan a la JEP dar apertura de un macro caso de
desaparición forzada, en el cual Sucre sea una de las regiones priorizadas, teniendo en
cuenta:

a. Gravedad de los hechos: Se ha comprobado que la desaparición forzada es uno


de los delitos que produce uno de los impactos individuales y colectivos más
profundos. Representa un tipo de “tortura psicológica” para los allegados de la
persona, pues viven en una constante y permanente angustia interna derivada
de la incertidumbre sobre el paradero de su familiar y sobre lo que le pudo haber
sucedido. De igual manera, imposibilita un duelo ante la ausencia de un cuerpo
al cual reconocer o sepultar dignamente. Adicionalmente, la desaparición
forzada sirvió como un mecanismo de control social. Para ello en Sucre: i) Las
retenciones de las personas se hacían de manera visible ante sus familiares y la
comunidad, para que ésta fuera consciente de lo que se estaba haciendo 12; ii) La
desaparición forzada se cometió contra personas que no cumplían con las
normas sociales impuestas13; y iii) se propició la exposición de los cuerpos de
las personas asesinadas (y posteriormente desaparecidas), a través de su
abandono en sitios representativos y la difamación de la forma en que fueron
asesinados14.
b. Representatividad: Este crimen ha sido una práctica que ha estado presente en
casi todos los municipios del país: de 1.122 sólo hay 66 en donde no se tiene
ningún registro de la comisión de esta conducta, lo que representa que en el
94.2% estuvo permeado por este atroz crimen contra los derechos humanos. En
el departamento de Sucre, todos los municipios presentaron casos de
desaparición forzada; la tasa departamental de desaparición forzada es de
3,95 x 100.000 habitantes15.
c. Características diferenciales de las víctimas: La desaparición forzada se
utilizó como un mecanismo de exterminio de líderes sociales, militantes

12
52 víctimas fueron retenidas o raptadas de manera visible ante sus familias y la comunidad. 26 fueron
raptadas al interior de sus viviendas, 17 en vías públicas y 9 en establecimientos públicos.
13
45 víctimas fueron objeto de desaparición forzada por el quebrantamiento de normas impuestas. De
estas, el 30.4% por presunta asociación con la guerrilla; 26% por haber cometido hechos de hurto; 17,3%
indisciplina al interior de la tropa paramilitar; 11,11% por ser supuesto informante de la fuerza pública;
8,6% por problemas personales (pago de deuda); y 6,5% por consumir o vender drogas.
14
Uno de los casos representativos en este sentido es el de Milton Luis Ayos Villanueva. El 1 de
septiembre de 2004 paramilitares pertenecientes al Bloque Héroes de los Montes de María lo retuvieron,
amarraron y lo obligaron a abordar una camioneta con dirección al casco urbano de San Onofre, donde
lo bajaron y lo asesinaron, en presencia de los transeúntes. Alias “El Oso” le disparó a Milton Luis y lo
metió en un pozo de cemento que queda diagonal a la entrada del corregimiento Libertad, junto a cuatro
jóvenes más que también fueron asesinados, posteriormente, dio órdenes a los demás paramilitares de
que cubrieran el pozo con cemento.
15
Entre 1985 a 2018. Ibíd.
políticos de izquierda, entre otros. En el caso de Sucre, la desaparición se utilizó
contra población campesina que luchaba por la titularidad de la tierra, como lo
fue la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos; así como contra integrantes
de la Unión Patriótica y líderes sindicales.
d. Características de los responsables: Se evidenció la participación de la
Primera Brigada de Infantería de Marina (CBRIM–1) de la Armada Nacional, de
la Fuerza de Tarea Sucre, entre otras unidades militares; también se tiene
conocimiento de la complicidad de funcionarios de la Policía Nacional y regional
en las detenciones-desapariciones. Adicional a ello, la JEP también tiene
competencia sobre los actores que hayan financiado o colaborado con los grupos
paramilitares. En el caso concreto de Sucre se refirió precisamente esa
contribución de los políticos y agentes económicos con los grupos paramilitares.
Algunas de las empresas que han sido investigadas ya sea por su financiación a
grupos paramilitares en la región, o por el beneficio que recibieron fruto de la
violencia que estos ejercieron, fueron: ARGOS S.A. (a través de FIDUCOR SA),
TEKIA S.A.S. (antes Reforestadora del Caribe S.A.), y la empresa camaronera
ACUACULTURA CARTAGENERA.
e. Disponibilidad probatoria: Además de los informes y testimonios sobre la
desaparición forzada y las condenas que sobre este flagelo existe, es preciso que
la JEP tenga en cuenta la prueba indiciaria a la hora de argumentar y
fundamentar las decisiones que se adopten para proteger los derechos que le
asisten a las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

Necesidad de establecer planes locales de búsqueda

En el informe presentado, el CSPP y el MOVICE documentaron 222 casos de


desaparición forzada, en los cuales hubo 259 víctimas. De éstas, se conoce el
presunto lugar donde se encuentran los posibles restos de 84 personas (32%), en 20
de ellas, se tiene indicio de un sitio específico de inhumación. Esta información se
reconstruyó a partir de relatos de víctimas y testigos, así como de la información que
reposa en las sentencias de justicia y paz en contra del Bloque Norte de las AUC y el
Bloque Héroes Montes de María.

Con ello, se pretende que la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas
(UBPD) construya no sólo el universo de víctimas del departamento de Sucre, sino que
elabore a partir de la información entregada, planes de búsqueda y prospección
dirigidos a establecer el posible paradero de las víctima de este hecho, y proceda a su
localización e identificación.

Es de recordar que:

El derecho de los familiares a conocer la verdad sobre la suerte y el paradero de las


personas desaparecidas es un derecho absoluto, no sujeto a ningún tipo de limitación o
suspensión. El Estado no puede invocar ningún fin legítimo o circunstancia excepcional
para restringir ese derecho. Este carácter absoluto se deriva también del hecho de que
la desaparición forzada causa ‘angustia y pesar’ […] a la familia, un sufrimiento que se
sitúa en el umbral de la tortura16.

Por lo anterior, se espera que la UBPD instale mesas de trabajo regionales en el


departamento, con participación de víctimas e instituciones, de cara a construir los
planes de búsqueda en un corto plazo.

El derecho a la verdad de las víctimas de desaparición forzada y el deber del


Estado de garantizarla

Finalmente, el MOVICE y el CSPP solicitan a la Comisión para el Esclarecimiento de la


Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV) que esclarezca de manera clara,
profunda y exhaustiva las responsabilidades colectivas del Estado Colombiano frente a
la desaparición forzada. Además, que promueva actos de reconocimiento de
responsabilidad y de dignificación de la memoria.

Por ello, las organizaciones solicitan que sobre las 15 fincas que funcionaron como
teatros de operaciones paramilitares, 5 de ellas como centros de tortura e
inhumación clandestina, sean declaradas sitios de memoria e historia, y se realice un
plan de intervención sobre ellas, el cual contemple mecanismos colectivos para decidir
las formas simbólicas, culturales y artísticas de intervención sobre las mismas.

En su dimensión individual, el derecho a la verdad de las víctimas de desaparición


forzada implica que sus familiares deben conocer las circunstancias y los patrones que
facilitaron la comisión de los crímenes, y especialmente, conocer el paradero final de su
ser querido. Por su parte, el derecho a la verdad en su dimensión colectiva comporta la
garantía que la sociedad debe conocer la realidad de lo sucedido, dimensionar el
fenómeno de la desaparición forzada en el país, para así tener la posibilidad de elaborar
una “memoria pública”.

16
Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas, Comentario General sobre el derecho a la verdad en
relación con las desapariciones forzadas. [En línea] Disponible en:
http://www.ohchr.org/documents/Issues/Disappearances/GeneralCommentsDisappearances_sp.pdf

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