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REALIDAD

Diario de Cuyo La pobreza estructural


Carlos Eduardo Pujador - Contador Público Nacional 05-10-2016

Imputados como la causa de gran parte de los males que aquejan a nuestra sociedad actual, hay dos fenómenos
contemporáneos de un mundo globalizado que requieren de un profundo análisis en cuanto a su comprensión,
evolución y medidas a tomar a efectos de evitar su profundización.

Pobreza estructural: En primer lugar definiremos la pobreza estructural como un concepto emergente, donde se
combinan dos criterios para medir la pobreza: por un lado la línea de pobreza, que refiere a si la población recibe
ingresos suficientes para sustentar el costo de un estándar mínimo de consumo, y el segundo es el enfoque de
las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), que describe a la pobreza con carencias inherentes a ella.

La pobreza crónica o estructural se refiere a deficiencias de infraestructura y de ingresos, esta pobreza asume
su faceta intergeneracional, cuando la misma tiende a perpetuarse de una generación a otra, generando una
cultura de la pobreza, en donde en casos extremos el crecimiento económico de un país no implica cambio
alguno en términos de pobreza estructural.

Fractura social: Esta expresión se refiere a la distancia que separa un determinado grupo de población
socialmente integrado de otro grupo formado por los excluidos.

Por un lado encontramos en nuestra sociedad, las personas plenamente integradas que cuentan habitualmente
con un abanico amplio y diverso de recursos económicos, sociales, laborales y culturales que les aportan una
importante seguridad existencial, y por el otro el grupo de personas que por condiciones socio-económico,
culturales y religiosas, experimentan, por el contrario, una profunda sensación de fragilidad vital y aislamiento.
No hace falta ser un excluido, un pobre de solemnidad o un marginado; y no hay que haber perdido el trabajo
para compartir esta condición.

A partir de la conceptualización de estos fenómenos, los cuales se retroalimentan y evolucionan en paralelo,


vamos a analizar como en los últimos 30 años de nuestro país, cualquiera haya sido el signo político del
gobierno de turno, la instrumentación de erróneas políticas públicas, ha intensificado y agudizado este proceso
de pobreza estructural y fractura social. Entre las causas más destacables es importante resaltar:

-Distribución inequitativa del ingreso: tan escalofriante como el dato que uno de cada tres argentinos es pobre,
es que el 33% del ingreso nacional se concentra en el 10% de la población, principalmente radicada en los
centros urbanos de las principales capitales de nuestro país. Este proceso no ha podido ser paliado ni revertido
coexistiendo en paralelo a los procesos de urbanización y precarización laboral de la población.

-Asistencialismo mal comprendido con su consecuencia directa en la pérdida de la cultura de trabajo. 'Existe hoy
una generación de argentinos que ha visto a sus padres vivir sin trabajar'', gracias a una supuesta asistencia
social que en vez de ayudar a sobrevivir en la coyuntura, se pervirtió en una dádiva pública asignada por
punteros políticos.

-Degradación de la educación pública y la consecuente pérdida de la movilidad y salto social que caracterizó
nuestro país en sus épocas de gloria. 'La expresión mi hijo el Doctor'' dejó de ser una realidad posible de las
distintas clases sociales para ser exclusividad y privilegio de pocos.

-Cambio del estereotipo social: la banalización de los principales actores sociales, en paralelo a la distorsión
sobre valores personales tales como la honestidad, vocación de servicio y justicia hoy obsoletos ante los
términos de corrupción, oportunismo e impunidad.

-Tribalización de la sociedad: en segmentos sociales con conductas y gustos totalmente disímiles. Estas dos
sociedades que conviven prácticamente sin punto de contacto entre sí, son producto de una diversidad de
motivos tales como: *Deterioro y a pérdida del espacio público como lugar de encuentro social en paralelo a la
irrupción del concepto de vida del barrio cerrado. * La segmentación social producto de la dicotomía entre
educación pública-privada. * La pérdida de peso de las instituciones intermedias religiosas, deportivas y
culturales como punto de encuentro social. * La segmentación y diversificación de los bienes y servicios de toda
índole, destinados al consumo de estos segmentos totalmente diferenciados. * La masificación del consumo de
drogas y alcohol con su implicancia en términos de incremento de la inseguridad, altos costos y degradación
social.

La sociedad en general y el sector dirigencial en particular se encuentra ante un punto de inflexión y quiebre, las
estadísticas son duras y difíciles de rebatir y digerir. Si se pretende revertir la evolución de estos dos fenómenos
sociales, no se pueden seguir instrumentando políticas que agraven estos procesos verificados; es obligación
de todos los actores sociales el de intentar una sociedad más integrada y equitativa en donde la cultura del
trabajo, del esfuerzo, la lucha contra la drogadicción y el cambio de estereotipos sociales, permita pensar en un
futuro viable para las próximas generaciones

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