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Traduccién de IVAN JABLONKA Horacio Pos LA HISTORIA ES UNA LITERATURA CONTEMPORANEA Manifiesto por las ciencias sociales Primera edicion en francés, 2014 Primera edicion en espanol, 2016 Jablonka, Ian La historia es una literatura contemporsinea : manifesto por las ciancias sociales / Ivan Jablonka. - Ia ed .- Ciudad Autonoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Econdmica, 2016. 348 p. 21 x 14 em, - (Historia) ‘Traduccidn de: Horacio Pons. ISBN 978-987-719-114-1 | Historia. 1. Pons, Horacio, rad. Titulo, cpp 900.8 ‘Armado de tapa: Juan Balaguer Titulo original: histoire est woe fitératie contemporaine. Manifeste pour tes sciences socales ISBN de la edicion original: 978-2:02-113719-4 (©2014, Seuil (Cet ouwrage a bénfice du soutien des Programmes d'aide ‘la publication de nstt frangats. [Esta obra ha beneficiado del apoyo de los Programas de ayuda a la publicacién del Institut francais D.R. © 2016, Foxpo oe CuttuRA ECONOMIC’ DE ARGENTINA, S.A. E] Salvador 5665; C1414BOE Buenos Aires, Argentina fondodifee.cam.ar | wwe com. 3 Carretera Picacho Ajusco 227; 14738 Méxica DE, ISBN: 078.987-719-114-1 Comentarios y sugerencias: editorial@fce.com.ar Fotocopiar libros esta penado por la ley. Prohibida su reproduceién total 0 parcial por cualquier medio de impresion o digital, en forma idéntica, extractada ‘© modificada, en espaol o en cualquier otra idioma, sin autorizaeién expresa de la editorial IWPRESO EN ARGENTINA - PRIATED ix ARGENTINA Hecho el deposito que marca la ley 11723 INDICE, Agradecimientos... 9 Introduccion ... i Primera parte LA GRAN SEPARACION I. Historiadores, oradores y escritores... 7 IL. La novela, ¢madre de la historia?. 33 IIL. Historie-ciencia y “microbios literarios” osc. TT IV. El retoruo de lo reprimido literario.... 107 Segunda parte EL RAZONAMIENTO HISTORICO Ve cQué es la historia? .occcesstssi 127 VL. Los escritores de la historia-ciencia. 149 VIL. Las operaciones de veridiccién... 168 VIM. Las ficciones de método 195 Tercera parte LITERATURA Y CIENCIAS SOCIALES IX. De ta no-fiecion a ta literatura-verdad soueonne 227 X. La historia, guna literatura bajo coaccién? 261 XL El texto-investigaciin . 293 XID. De ta literatura en el siglo XX... 317 1 INTRODUCCION PopEMOs imaginaf{¥EMOS que Sea a ll Nez Histon NEES desafio solo tiene sentido si da origen a nuevas for ‘mas. La historia y la literatura pueden ser, la una para la otra, algo mas que un caballo de Troya. Mi idea es la siguiente: | (anuncio del plan, citas, notas a pie de pa- . El investigador se encuentra frente De manera reciproca, id hist6rica, sociolégica, antropolégica. se ,e| debate suele tener como ba- samento dos postulados: las yun tos. Habria que escoger entre una uni Esta alternativa es una trampa. En primer lugar, las ciencias sociales pueden ser litera- vias. La Ja sociologia no es novela, la antropologia no es exotismo, y las tres obedecen a exigen- cias de método. Dentro de ese marco, nada impide que el investigador escriba. Huyendo de la erudicin que se vierte en un no-texto, puede encarnar un razonamiento en un texto, elaborar una forma al servicio de su demostracién. 10 para relajar la cientifici sino, al contrario, para fortalecerla, investigacion n 12. LAHISTORIA ES UNA LITERATURA CONTEMPORANEA En efecto, si la escritura es un componente insoslayable de la historia y las ciencias sociales, lo es menos por razones estéticas que por razones de método, La escritura no es el mero vehiculo de “resultados” ni el paquete que uno ata a Jas apuradas, una vez terminada la investigacién: é €l des legis eLGGeRSOUSIA TBAB. a placer cee tual y la capacidad epistemolégica, se agrega la dimension ‘fvica. Las ciencias sociales deben discutirse entre especialis- tas, pero es fundamental que también pueda leerlas, apre- ciarlas y criticarlas un piblico mas amplio. Contribuir me- diante ia escritura al atractivo de las ciencias sociales puede ser una manera de conjurar el desamor que las afecta tanto en la universidad como en las librerias, En segundo lugar, deseo mostrar en qué aspecto la lite- ratura es apta para explicar lo real. As{ como el investiga- dor puede encarnar una demostracién en un texto, el escri tor puede desplegar un razonamiento histérico, sociolégico, antropologico. La literatura no es necesariamente el reino della ficei6n. Adapta y a veces aticipa los modos de inves gacién de las ciencias sociales. El escritor que quiere decir el mundo se erige, a su manera, en investigador. Porque producen un conocimiento sobre lo real, porque sont Capaces no solo de representarlo (Ia vieja mimesis) sino también de explicario, las eiencias sociales ya estan presen tapes cuadernos de viaje, memorias, autobio= idencias, testimonios, diarios intimos, his torias de vida, reportajes, todos esos textos en los que alguien sefiala, pone, consigna, examina, transmite, cuenta su infan= cia, evoca a los ausentes, rinde cuentas de una experiencia, traza cl itinerario de un individuo, recorre un pafs en guerra © una regién en crisis, investiga un hecho de Ia crénica me- nuda, un sistema mafioso, un medio profesional. Toda esa literatura revela un pensamiento historiador, sociolégico y antropoléaico, provisto de ciertas herramientas de inteligibi- lida una manera de comprender el presente y el pasado, INTRODUCCION 1B Las siguientes son, pues, las preguntas que este libro procura responder: ~ Como renovar la escritura de la historia y de las cien- cias sociales? ~ ¢Se puede definir una literatura de Jo real, sina escri- tura del mundo? Estas dos preguntas convergen en una tercera, mas expe- les La reflexin sobre el modo de escribir la historia existe desde que esta existe. Hace dos siglos y medio, Voltaire se- falaba que “se ha dicho tanto sobre esta materia, que aqui hay que decir muy poco”. Fueron esta provocaba en ellas. La razon hay que buscarla en Ja relativa juventud de esas ciencias. Desde comienzos del siglo xx, la historia y la sociologia constituyen una “tercera cultura”, entre las letras y las llamadas ciencias exactas. Las guerras mundiales y los crimenes masivos tambien repar- tieron las cactas de otro modo: historia, testimonio y litera tura ya no tienen la misma significacién desde 1943. Este libro se ocupa de la literatura permeable al mundo, dela historis-ciencia social, de la investigacién en cuanto es método y creaci6n, epistemologta en una escritura. La histo- rria es mas literaria de lo que pretende; Ia literatura, mas hhistoriadora de lo que cree. Una y otra son plisticas y abun: dantes en extraordinarias potencialidades. Desde hace algu- nos afios florecen iniciativas en todas partes: las revistas, Ios libros, en: Internet y dentro de la universidad. Se percibe un enorme zpetito en los investigadores, escritores y perio distas y una enorme expectativa en los lectores * Voltaire, “Histoire", en Jean d'Alembert y Denls Diderot (comps), Erey- clopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des ats etdes métirs, vol. 8, Nenchatel, Samuel Fuulce & Compagnie, 1765, pp. 220-225. 14 LAHISTORIA ES UNA LITERATURA CONTEMPORANEA, juiero simplemente para ver si la linea de demarcacién no puede convertirse en un frente pre- cursor: Explorar una pista, no asestar una norma. “Podemos” en lugar de “es preciso”, Querria sugerir una posibilidad, in- dicar un camino por cl que, a veces, vayamos a caminar ESCRIBIR LA HISTORIA, Hablar de "@EHRUEMETNERIGED’ en sentido fuere (la es- critura come forma literaria, la historia como ciencia so- cial) obliga a Ahora bien, estos conceptos son tan polisémicos, tan fluctuantes, tan recientes en algunos aspectos, que al compararlos surgen infaliblemente malentendidos. en la novela histérica la pt cho, ese gé- nero literario adhiere a una concepcién €pico-memorial , dice Cicer6n,se nes, conspiraciones, matrimonios y epidemias trastruecan 2 Philip Roth ctadlo en Les Carnts de voute de Franpais Busnel France 5, 17 de noviembre de 2011 4 Marco Tullo Cicerén, De orator, 1,18, 63 trad. esp.: Sobre ef orador, Madrid, Gredos, 2014), INTRODUCCION: 15 lo destin insides y eoectives Algnos noveisas se ap al resucitar a Cleopa- ‘tra, los. jiadores, la matanza de San Bartolomé, Napo- Jeon, las trincheras, la conquista espacial. Pero ‘Seams tn ; tin pensamiento de la prueba. Silas Memorias de ultratumbe y Si esto es un hombre son més hist6ricas que las novelas de capa y espada, no es porque hablen de Napo- Je6n o Auschwitz, sino porque producen un razonamiento Con prescindencia del tera, (GUMS OS IENGRERERIS tuna vasta literatura novelesca, bajo la forma de una “novela verdadera” * Pero ges la historia, por fuerza, una saga llena de peripecias? <¥ la literatura se resume en la novela? Si res- tringimos atia mas el concepto de literatura y fingimos creer que esta consiste en giros agradables y frases equilibradas, la historia se transforma como por arte de magia: bastaria con tener una “bella pluma”, escribir libros que se lean bien, para hacer literatura, 10 de que un inves- tigador cuente 0 cite no Drehmen respecto del esfuerzo de jun textornoies el + Paul Veyne, Comment on éert Uhistoire. Essai dépistémotogie, Parts, Seuil, 1971, p. 22 [trad. esp Camo se eseribe la historia. Foucault vevolue ‘iona la historia, Madrid, Alianza, 1994) 16 LAHISTORIA FS UNA LITERATURA CONTEMPORANEA aparato de la erudicién. Es palmario que hay una escritura tconica de la historia, pero no todos los investigadores deci den escribir, ni mucho menos. De hecho, en esta materia, las ciencias sociales distan de haber vivido las mismas revo- luciones que la novela en el siglo xx. Si acepta pasar del disetrso al texto, el historiador se fija un nuevo horizonte: ya no la “escritura historiadora’”, sino la escritura a secas. upone, por contar o armonizar la historia es literatura. to br or ee fa una antiliteratura. Para acceder al estatus de ciencia, la historia corté lazos con las bellas letras, y la so- ciologia se construyé contra los novelistas que se preten- dian soci6logos. Asociado al amateurismo, la pretensién, la falta de método, el esfuerzo literario parasita efectivamente el trabajo del investigador. Por otra parte, la idea de litera- tura connota hoy la ficci6n; ahora bien, la historia no es fic- cién. Si lo fuera, perderfa su razén de ser, que es aferrarse a “esa antigualla, ‘lo real’, ‘lo auténticamente sucedido”.5 No producirfa conocimiento sino una versién de los hechos més 0 menos convincente. En los aitos 1970-1980, el fin- guistic turn y el posmodernismo intentaron recusar el al- cance cognitivo de la historia asimilandola a la literatura (entendida a la vez como ficcién y como retorica). Tan pronto como se quiere oponer literatura ¢ historia, las cosas son bien tajantes. Por un lado, esta la eseritura como diversion y, por otro, el trabajo serio, Esta dicotomia explica la relacién ambigua que muchos investigadores mantienen con la literatura, La trabajo, se deleitan con ella en privado, * Pierre Vidal-Naquet, “Lette'’,citado en Luce Giard (comp.), Michal de Certea, Paris, Centre Georges-Pompidou, 1987, pp. 71-74, INTRODUCCION v eso seria rebajarse. La tinica “escritura” universalmente aceptada obedece a lo normativo: introduccién, capitulos, notas a pie de pagina, con algunas figuras de estilo. La investigacién en ciencias sociales acierta al descon- fiar de las bellas letras y 1a ficci6n, pero, al repetir en exceso que no tiene nada que ver con el trabajo literario, corre el riesgo de debilitarse: la novela, con su capacidad de proble- matizacion y figuracién, ejercié una profunda influencia sobre la historia en el siglo x1X. En especial, si se condena la escritura con el argumento de que es cosa de “literatos’, se reducen a la nada sectores enteros de la historiografia. En efecto, de Herddoto a Polibio, de Cicerdn a Valla, de Bayle a Gibbon, de Michelet a Renan, todos los avances epistemo- Iogicos consistieron asimismo en innovaciones literarias. Por eso el desprecio de la escritura puede llegar a pagarse muy caro, Reflexionar sobre la escritura de la historia implica pues rechazar los anatemas. El hecho de que la historia sea ‘métode, ciencia social, disciplina profesionalizada no signi- fica que ya no tenga nada de literaria. La escritura de la historia: gevidencia o peligro? ¢Toda historia seré literatura? gNinguna historia sera literatura? La tinica manera de escapar a esta oscilaci6n estéril es pro- curar que la aspiraci6n literaria del investigador no sea una renuncia, una actividad recreativa luego del “verdadero” tra- io, un reposo del oon ae 1e signifique progreso reflexivo, intensificacién hhonestidad, crecimiento del rigor, exposicion del protocolo, discusion de las pruebas, invitacién al debate critico. Querer escribir las ciencias sociales no es, por lo tanto, rehabilitar Ja Historia, hundirse en la sociografia de café o hacer el elo- gio del estilo florid. s ch levando ala prictica un méiodo en una escritura. No se trata de ma- tar la historia a golpes de ficcion y retériea, sino de volver a 18 LA HISTORIA ES UNA LITERATURA CONTEMPORANEA, ‘templarla mediante una forma, una construccién narrativa, un trabajo sobre la lengua, en un texto-indagacién que se case con su esfuerzo por la verdad. La creacién literaria es el otro nombre de la cientificidad historiadora. El investigador ticne todo el interés Saanrem nee, Ja libertad y la sensibilidad estan asociadas a Ta ca- |, como cuando se dice que una demostra- cin matematica es “elegante”. U les no producen conocimiento, y | hablan por si mismos es una muestra de pensamiento ma- cuenta, expone, explica, contradice, prueba: porqui ‘enbivsieraz, La sn consecuencia, no es la maldicién del investigador, sino la pn. No entrafia ninguna pérdida de verdad: es la roca a cada uno\forjat'Su eseritirarmétods) Renovar la escritura de las ciencias ae consiste pues en abolir La LITERATURA DE LO REAL Los rinocerontes dibujados en las paredes de la gruta de Chauvet, hace unos 32 mil aios, y los bosques o las iras mencionados en el ciclo de Gilgamesh, mas de mil afios an- tes de Homero, muestran que 2 En el Renacimiento, la perspectiva y la expre- sividad perfeccionaron la representacién del mundo. La novela, bajo sus distintos avatares —novela de caballeria enel siglo xn, novela de aventuras 0 psicol6gica a partir del siglo xvtt, novela social en el siglo x1x—, propone otra forma de realismo, capaz de evocar lo real, describir personas y INTRODUCCION 18 lugares, poner en escena acciones, penetrar en el alma hu- mana. Como los pintores con el dibujo y el color, Ios escri- tores intentan que las palabras y las cosas se correspondan. Nadic duda de que se trata de una construccién, por me- dio de ciertos efectos. Nadie supone a ‘sexo directo ala “alia? como si tuvieran ala vr ol poder de designar y el de borrarse en el momento en que designan. Pero la ambicin de conocimiento que anima toda ciencia se apoya en la certeza de que un texto puede estar en una relacién de adecuacién con lo real. Como recordaba ‘Tarski en la década de 1930, una teorfa es verdadera si y solo slcomresponde als hecho. En I filosofia del lenguaje, el “axioma de identificaci6n” postula que el oyente esta en con- diciones de reconocer un objeto a partir de un enunciado. Los historiadores, os sociélogos y los antropdlogos tienen una conciencia muy agucla del desfase existente entre sus fra- ses y la realidad, de la dificultad que se presenta para encon- trar las palabras justas y de la incomunicabilidad de determi- nadas experiencias. Ninguno tiene la ingenuidad de querer restituir la realidad “objetiva” o los hechos “tal como son”; pero ninguno puede aceplar la idea de que su palabra esté desligada de las cosas, La investigacién no es compatible con la idea de que estamos encerrados en la Biblioteca, zaran- deados de una palabra a otra y una significacién a otra, con- denados a llorar (0 a gozar) por nuestra ruptura con el mun- do. Por defectuosa que sea, nuestra palabra es prensil: un texto puede, pese a todo, explicar lo que esté fuera del texto. El lenguaje esa la vez nuestro problema y nuestra soluci6n. Poreso consenamos el"eoraje de esrbie®y contamos hi torias, recurrimos a imégenes, inventamos tropos, moviliza- mos simbolos. Clifford Geert, fet fabs. Canthropologue comme auteur, Paris, Mé- taillié, 1996, pp. 138 y 139 [trad esp. ET ardropdiogo como autor, Barec- Tona, Paidés, 1989). 20 LAMISTORIA E'S UNA LITERATURA CONTEMPORANEA ¢Por qué no ha de tener repercusiones en a literatura la conviccién de los cientificos y los investigadores en ciencias. sociales? Todo el problema radica en saber cémo penetra el mundo en un texto. ;Por la via del realismo? ¢De lo verost- mil? Eso seria facil de recusar, En la tradicién platénica y hasta Barthes, la literatura es una copia de una copia, un trompe-teil. Los roménticos alemanes conciben la Novela como un universo por si solo, un solipsismo regido por sus propias leyes, quc pone en escena su literariedad o la ima- ginacién del escritor, Tras la Segunda Guerra Mundial, en momentos en que el Nouveau Roman anunciaba el fin del realismo tradicional, escritores como Primo Levi, Varlam, Shalamov, Georges Perec o Annie Ernaux propusieron otra solucién para aprehender lo real: descifrar nuestra vida. Comprender lo sucedido. Hacer de la escritura un “medio de conocimiento, [un] medio de toma de posesién del mundo”,7 Esa necesidad dio lugar a una literatura pro- fundamente historiadora y sociologica, alimentada por la voluntad de comprender: una manera de rebasar la mime- sis por arriba, Llegamos a la reformulacién de la cuesti6n de las rela- ciones entre la literatura y lo real: no abordar el tema, tan trillado, de la representacién o la verosimilitud, sino deter- minar como se puede decir algo verdadero en y por un texto. Para teorizar una literatura de lo real hay que partit, no del realismo, sino de las ciencias sociales en cuanto conducen una investigacién, Un texto alcanza su adecuacién con el mundo a través del razonamiento, Hay compatibilidad en- tre la literatura y Tas ciencias porque el razonamiento ya esta instalado en el coraz6n de lo literario. Eso es Jo que muestran, por ejemplo, las historias de vida, las memorias y los grandes reportajes. * Georges Perec, “Pour une littérature aliste”, en LG. Uneavenrure des amées soixante, Pars, Seuil, col. La Librairie du xx Sigele, 1992, pp. 47-66 INTRODUCCION a Esta inversién de perspectiva permite decir adiés al t6- pico de la literatura “apartada del mundo" y el de las cien- cias sociales dridas de espiritu, incapaces de inventar y ca- rentes de toda ambicién estética. Permite también abordar ‘con mayor serenidad la cuesti6n de la ficcién. Puesto que las propias ciencias sociales recurren a ciertas ficciones, controladas y apuntaladas, que son elementos indispensa- bles de la demosiracion. Ins; letra y el espiritu de esas cicncias, la ue no esta, por lo tanto, obligada a definirse como u No solo in- forma hechos; los je herramientas de inteligibilidac. EI c ende el simple relato ‘Téetico”. Su comprensi6i EL. TEXTO-INVESTIGACION Este libro propone otro modo de escribir las ciencias socia- les y concebir la literatura de lo real, pero en si mismo no adhiere a una forma particularmente nueva. ¢Por qué esta contradiccién? Porque es el heredero y el doble de otro li- bro, Historia de los abuelos que no tuve, que describe la tra- yectoria de una pareja dle judios polacos comunistas, Mates e Idesa Jablonka, desde su shtet! hasta Auschwitz, Ese en- sayo de biografia familiar fue la inspiracion directa de la presente obra, y esta es su basamento teérico. ‘A mediados de la primera década de este siglo, defends mi tesis de dectorado (dedicada a Jos nifios de la Asistencia Publica) y publique, al mismo tiempo, una novela, Aime seur [Alma hermana] (que cuenta las derivas de un joven entre Picardia y Marruecos); la tesis, en la Sorbona, y la novela, con seudénimo. Esa doble tentativa de historia y literatura “puras” era un poco artificial, aun cuando las dos obras cuen- tan la historia de nifios en duelo, abandonados y engafiados. 22, LAHISTORIA FS UNA LITERATURA CONTEMPORANEA, Al juzgar impensable la posibilidad de conciliar ciencias so- ciales y creacién literaria y, mas atin, pretenderlo piblica- ‘mente, yo vivia en una especie de sufrimiento: "Si llego a ser historiador, la escritura deberd reducirse a un pasatiempo; si ego a ser escritor, la historia ya no sera mas que una activi dad que me dé de comer”, Tuvieron que pasar varios afto: varios intentos y varios encuentros para que me decidiera a adoptar una forma pirata, esa Historia de los abuelos que no tuve, cuya naturaleza historiadora y literaria es imposible de decidir: Llegaba por fin a lo que queria hacer. Un texto-investigaci6n y, hoy, su explicitacion metodolé- gica. No hay uno sin otro, Pero ese modo de uso tiene tam- bign algo de un manifiesto. Diré “yo” porque en él expongo mi conviccién y mi prictica; diré asimismo “nosotros” por- que somos una comunidad —acaso una generacién— de in- vestigadores, escritores, periodistas, editores unidos por una reflexi6n sobre las ciencias sociales, las formas de la investi- gacién, la escritura del mundo, la necesidad de reinventarse. Esté claro que nuestra reflexion no surge de la nada. Tiene sus raices en las experiencias de nuestros mayores, los éxitos de nuestros predecesores, que, cada uno a su manera, escri- bieron la historia o dijeron lo real. Se trata pues de explorar las potencialidades de las cien- cias sociales y de la literatura cuando aceptan juntarse. Un objetivo de ese tipo recusa toda norma y, a fortiori, toda re- ceta: solo harfa falta mezclar los ingredientes, donde la his- toria aportaria los “hechos” o los “conceptos” y la literatura se encargaria de la “escritura” o de la “sensibilidad”. Pero esta parodia de fecundacién exalta atin mAs las identidades habituales. A la literatura se asociarian la vida, el individuo, la psicologfa, lo intimo, la complejidad de los sentimientos; a las ciencias sociales, los temas graves y colectivos, los gran- des acontecimientos, la sociedad, las instituciones. Rechace- mos la idea de que la literatura solo Ia escriben los “escrito- res’ y solo la estudian los "literatos”, mientras que la historia INTRODUCCION 23 ¢s asunto exclusivo de los “historiadores”, No estamos obli- gados a creer en las rifias de las viejas parejas: ciencia contra relato, raz6n contra imaginacién, seriedad contra placer, fondo contra forma, colectivo contra individuo. Las fronteras son necesarias. La historia no es (y no serd jams) ficcidn, fabula, delirio, falsificaci6n. En este as- pecto, la distincién que Aristételes traza entre poesfa e his- toria, en el capitulo 9 de la Poética, es fundacional, Pero la divisién entre lo que podria pasar y lo que efectivamente pasé no condena al investigador a ser un huérfano de la péiesis. Su inventiva archivistica, metodolégica, concep- tual, narrative y léxica constituye un acto creador en sen- tido fuerte. Ese investigador hace obra al conjugar una pro- duccién de conocimientos, una poética del saber y una estética. El problema, en consecuencia, no es “saber si el historiador debe o no hacer literatura, sino cudl hace”.® Se puede decir lo mismo del escritor con las ciencias sociales: él problema no es saber si habla de lo real, sino si se da los medios de comprenderlo. Lo importante es dejar de avergonzarse. El reto es expe- rimentar colectivamente. Imaginemos una ciencia social que cautiva, una historia que conmueve porque demuestra y que demuestra porque se escribe, una indagacién en la ‘que se devela la vida de los hombres, una forma hibrida que podemos llamar texto-investigacién o creative history: una literatura capaz de decir algo verdadero sobre el mundo. * Jacques Rancire, Les Noms de Uhisioire, Esai de pottgite da savoit Pais, Seti, cal. La Librairie du xx Sigcle, 1992, p. 203 [trad esp: Los nom desde la histori, Una postica del saber, Buenos Aires, Nueva Visibn, 1996]

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