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todas sus aguas; en fin, ¿(por qué razón) sólo una cosa junta
el oro con el oro y (por qué) sucede que el blanco estaño
suelde los bronces? ¡Y cuántas cosas incontables cabría ha-
1080 llar ahora! ¿Cómo entonces? Ni tú tienes ya necesidad algu
na de tan largos rodeos ni es justo que yo en esta cuestión
gaste tanto trabajo, sino que es mejor con brevedad ir en po
cas palabras abarcando mucho: aquellas cosas cuyas textu
ras vengan a intercambiarse por modo contrario, tal que lo
1085 hueco con lo lleno se corresponde, esta con aquella y aque
lla a su vez con esta, esa unión se constituye como la mejor;
se da también que algunas cosas como por anillas o anzue
los pueden trenzarse entre sí y mantenerse unidas; y ello pa
rece suceder sobre todo en esta piedra y en el hierro.
diferente del que hay en Egipto, por donde el eje del mundo
bascula hasta las negras razas de gente de piel tostada?; o 1109
¿cómo el que hay en el M ar Negro es diferente del de Gades
a su vez?54. Y, puesto que vemos que ellos son cuatro dife 1108
rentes entre sí según los cuatro vientos y puntos del cielo, así 1110
la piel y la cara de los hombres parece que discrepan muy
mucho y tienen especies de enfermedades según su raza: se
da la elefantiasis55, que aparece junto a las corrientes del Nilo
en el centro de Egipto y en ningún sitio más; en el Ática peli 1115
gran los pies56 y en territorios de Acaya los ojos57: luego unos
parajes son dañosos para ciertas partes y miembros y otros pa
ra otros, y eso lo adereza la variedad del aire. Por eso, cuando
un cielo, que acaso por sernos extraño se remueve, y un aire
nocivo empieza a meterse (tal como las nubes y nublados po 1120
co a poco se deslizan y enturbian todo por donde avanzan y lo
van obligando a alterarse), sucede también que, cuando al fin
llega hasta nuestro cielo, lo corrompe y vuelve semejante al
suyo y extraño. Así pues, de pronto el desastre de la peste o 1125
cae sobre las aguas o se asienta en los sembrados incluso, o
en otros alimentos del hombre y comederos de bestias, o bien
54 Los brítanos del norte, los egipcios al sur, los vecinos del Mar Ne
gro al oriente y los gaditanos de poniente vienen a representar los pue
blos de los cuatro puntos cardinales.
55 «Elefantiasis» = elephas morbus. Esta enfermedad, propia de cli
mas tropicales y causada por ciertos gusanos parásitos, debe su nombre a
que produce en los enfermos un aumento enorme de algunas partes del
cuerpo, especialmente de las piernas y órganos genitales. Que era endé
mica en Egipto lo confirma P l i n i o (Hist. nat. XXVI 2, 8 ).
56 A causa de la gota o podagra, un mal muy relacionado con la dieta
y régimen de vida de lo s ricos. P l i n i o dice que era muy raro en Italia, no
sólo en las generaciones anteriores a la suya sino todavía en su época
(Hist. nat. X X V I10, 100).
57 No sabemos qué dolencia de los ojos se daba en Acaya, la comarca
septentrional del Peloponeso.
442 LA NATURALEZA
Lucretius and the end o f the De rerum natura», Maia 48 (1996), 107-128,
enmarca el pasaje en el poema y lo conecta con su fuente historiográfíca.
59 Legendario fundador de la realeza ateniense.
60 El relato de T u c í d i d e s (II 48, 1) pone el origen de la epidemia en
Etiopía, de donde se habría extendido a Libia, Egipto y Persia.
61 Legendario rey, traído aquí para representar a una Atenas asolada
por la peste porque acaso su vida fue calamitosa, ya que él es padre de
Progne y Filomela (las Dauliades de IV 545). J. G o d w i n (com. ad loe.)
sugiere un juego etimológico con la idea del pueblo entero (pan) afectado
por la epidemia.
444 LA NATURALEZA
62 Aquí Lucrecio se aparta algo del relato de Tucídides, que sólo dice
que los médicos morían en gran número a causa de su contacto obligado
con los enfermos y que no acertaban a curar por lo novedoso de la epi
demia. El poeta no hace una mala interpretación de su fuente sino que la
adapta a sus fines e intenta destacar el impacto del mal en las almas, se
gún J. H, P h i l l i p s , «Lucretius on the inefficacy o f the medical art:
6.1179 and 6.1226-38», Classical Philology 77, págs. 233-235.
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