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Libro Lambayeque 2 PDF
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Observaciones
• El 90% de los textos encontrados en este libro son coplas y poemas, aunque
también se han encontrado relatos de historias. Dentro de los problemas, se
ha detectado que en la época solían tildar la palabra fue (fué) y usaban la “i”
en vez de la letra “y”. Otra particularidad que se ha detectado es que
escribían los nombres de números compuesto de corrido; por ejemplo,
treintiocho.
1
Índice
Chiclayo --------------------------------------------------------------------------------------- 9
Lima-------------------------------------------------------------------------------------------- 13
3
Lambayeque
O raspadilla de la Valiente.
y ni siquiera se ve un zanjón.
7
Se iluminaban … 1
Chiclayo
Si oyen al “Vendito”;
11
Lima
Y “cochayuyos” en ensalada.
Y en el instante se acordarán
Su “sombrere” “jipe”,
Su “zapate baje”
¡Que “vive”!
A esta Escuela
Al camarón páncijal,
No le criticamos nada,
La mujer soltera
Es como la bulla
En los zacadores.
El hombre casado
Si no está en su casa
17
La mujer casada,
Es como la vaca
Fuera de manada.
El hombre soltero
Sin su perdición,
Techero y capón.
La niña maltona
Que no da un traspiés,
Es como un venado
Chinita de quince
Si no tiene un hijo
Ya no vale nada.
Blanquita de veinte
18
Que no haga enveloco,
Es como “mamarse”
La vida ordenada,
Es como tomarse
cañazo en pomada.
Fuego violento.
A mí me estaran bajando
En tu reunión de gente,
A mí me acompañaran
A mí me estarán llorando
A mí me estarán poniendo
A la Iglesia, a casar,
A mí me estarán levando
La toma de Roque,
Chicha de Jequetepeque,
La salida a Lambayeque,
El gusano y el fomeque.
Noticias interesantes,
Sucesos espeluzantes,
Yo no la puedo sacar.
A jazmines de lo raina,
Infantilmente me arrobe;
De corazón de algarrobo.
Singulares, especiales,
Comparables solamente
A producto- regionales.
Caracuchos y jazmines,
Preparada a la española.
Es Eulogio Colichón.
La señorita Rosa Lucila Boggiane, para tomarle el pelo, en forma cáustica a don
Julio Garazatúa, quien tenía un par de ojos que no estaban de acuerdo con sus órbitas y que
vivían espantados de encontrarse en aquella cara, le llamó por teléfono desde Ferreñáfe,
para preguntarle si en la botica donde estaba empleado, que era “La Esperanza”, de
propiedad del doctor José Díaz Salazar tenía “ojos de cangrejo”, un remedio muy usado en
la Edad Media, disfrazando con este nombre la tremenda ironía de la pregunta.
25
Lo que sigue es enteramente anónimo, por lo mismo nos puede pertenecer a
todos o mejor dicho todos podemos darnos la prosa de que somos sus autores, ya
que al hacedor de ellos no puede ser habido. Esto para despertar el apetito poético,
que anda siempre a estirones, entre nosotros.
Los que siguen son versos de diferentes metros por lo que suponemos que no
pertenezcan a un mismo autor. Dicen así:
Y que ninguno se asombre
Si bajo del entrecejo
De la cara de algún hombre
Vió ojos de cangrejo.
Y en cierta porfía
De cierto hospital
Vi uno que tenía
Cara de chacal.
Y he visto a un cazurro,
Que al fruncir las cejas,
Lucía del burro
Su buen par de orejas.
Y en un camposanto
Un negrito ví,
Que era casi tanto
Como un jabalí.
26
Otros tienen sesos,
Pero son de lana,
Y tienen pescuezos
Como los de iguana.
Uno, no es ninguno;
Dos, le manda Dios;
Tres, lo ordena el juez;
Cuatro no hay alogato.
En el fondo de la mar
27
Suspiraba un peje grande,
Y en el suspiro decía:
El que no ha “mandau” que mande.
En el fondo de la mar
Suspiraba una ballena,
Y en suspiro decía:
El que lo seca lo llena.
De un venga de allá
Nadie está libre,
Y si libre está
Que hable la verdad.
Padrino sebo,
“pate candau”;
No tiene plata
Y quiere “ahijau”.
Por doquier que vayas,
Lleno de hinojos,
Miraran tus ojos
Malicia y maldad.
Lambayeque he sufrido
Y sufrirá.
No podrá estar libre
Mientras no se tranque
Con la gran horqueta
De la libertad.
Señorita, yo lo siento,
Pero el caballo es “capón”,
Por lo que tengo esperanza
Que cambie Ud. De opinión.
La fiesta de la Purísima
Es lo mejor que hay aquí;
Porque se come harto mote
Y harta papa con ají.
Vamos al Cautivo
Que hay mucho que ver:
Un cura bailando
Con una mujer.
Ya salieron a bailar
29
Con “todito” el corazón
El señor don”Eliseyo”
Con la Purísima Concepción
No te arrastre el precipicio
Ni te ciega la pasión
No por darle gusto al vicio
Encuentres tu perdición.
Yo no creo consecuente
34
Eso de cambiar de vida,
Ya que tienes con té caliente.
Julio Torres se hizo célebre en Chiclayo por su aficción a la bebida, a los gallos, a la
pinta y a desbarrar. A estas cuatro profeciones aunaba la de ser pintor…. De cualquier cosa.
El mismo se fabricó y adorno su lápida, dibujando, en ella, por distintivo, no su nombre o
fecha de nacimiento, sino un gallo, unos dados unas copas y unas botellas. En seguida,
como complemento, le pidió a su amigo Martín G. Herrera que le escribiera algo, en verso,
para agregarle a la lápida. El solicitado explotado el vicio de verborrea y que tenía Torres,
compuso lo siguiente:
Torres era gran amigo y compadre del doctor Jorge Pazos Varela, a quien visitaba
constantemente y adormecía con su conversación interminable, tanto que una tarde Pazos
Varela le dio treinta soles, a condición de que no le hablara, durante un mes, sino para
saludarlo. Torres aguantó dos días y al tercero regresó donde su compadre, con los treinta
soles, diciéndole:- No puedo, compadre, sino hablo me muero; tome su rescate. Lo que
viene a probar que no andaba muy descaminado el poeta.
“Ayercito” fui a la … 2,
Y allí me vine a acordar,
Que ya hacen más de dos lunes
Que no te he vuelto a encontrar.
2
No se puede descifrar la palabra.
36
Para casar a un hombre
Se necesita
Una cala muy larga
Y otra chiquita.
Palomita blanca,
Pecho colorado,
Llévale esta carta
A mi enamorado.
El algarrobito
Y el arrobal;
No te compadezcas
Blanca palomita,
Labios de coral,
Dime “dionde” vienes,
China Juana,
Por la carretera de
De pasear.
- De ver a mi amante
Trabajar,
Y gozar de él
Hasta el amanecer.
Dale, dale a tu corazón
Para que comprendas,
Serra 3..,
Que eres el obrero palangan
Que no tiene miedo a la palana,
Para trabajar.
Te quiero más que a mi vida
Más que a mi vida te quiero,
Te quiero como a mi alma
Porque con ella me gozo yo.
Arriba de la ribera,
Guardando está
Un corazón de pera.
¡Ay!. No puedo vivir sin ti
3
No se entiende en que termina la palabra.
38
Y esa es la pena que me mata mí.
Amores y dineros
Quitan el sueño;
Yo como no los tengo
Dártelos o quiero.
La semilla motupana
Demora para nacer, cuando llega a florecer
De la noche a la mañana.
En la “vía” de Chepén,
Me ha causado admiración,
De ver bailar a una china
Que me robó el corazón.
4
No se logra descifrar la palabra.
39
Así lo publica el tiempo:
Se celebran dos funciones,
Mi duelo y tu casamiento.
A mi corazón le diera
Garrotazos con un leño,
“pa” que no sepa querer
A una mujer que tenga dueño.
Yo me siento enamorado.
40
Y la cochina decía:
Pero a mí no me trabajas.
Tercianas parecen
Tu amor y el mío:
Yo con calentura,
41
Tu siempre con frío.
Y la paloma decía:
Palomo, tiéndeme el ala.
De Chiclayo a Lambayeque
Corre el caballo zapata;
Quinientos soles de plata
Sin excepción de caballo.
El gallo en su gallinero
Se sacude alegre y canta,
Y el que duerme en casa ajena
Tempranito se levanta.
Arrímate a la “pador”
No te “vaigas” a “cayer”
Amanezcas “rasguñau”
Y digan que to “ti llecho”
42
Todas las mujeres tienen
En la barriga un botón,
Y más abajito tienen
Las barbas de Napoleón.
De muchos hechizos
El que más quiero
Es negrita de mi alma,
Tu zandungueo.
Tu zandungueo que le da,
Que provocándome está.
Mi alma diera por verte
Tan buena moza,
Echadita en mis brazos,
¡zamba sabrosa”.
Zamba sabrosa, que le da.
¡Arra!
Tan buena moza, ¡ay!
¡Guayayay!
“Pajarito amarillo”,
Color de “alfalfa”,
La “barrigo” me duele
De ser tu amante.
“Pajarito amarillo”
Que en tu pique llevas flores,
Que “vive” don “Padre Carrillo”
Por ser “díe” de su “sante”.
Tempranito me levanto
A las orillas del mar,
A preguntarle a las olas
5
No se logra entender la palabra
44
Si han visto a mi amor pasar
Señora casada … 6
Ya viene su marido;
Hágase la gata brava
Y yo el desentendido.
6
No se puede leer la frase completa
45
Todas las cosas del mundo
Tienen su fin y su acabo,
Menos el hoyo profundo,
Que está a dos dedos del cabo.
La mujer en el amor
Es como el indio al comprar,
Que de tanto regatear
Siempre encoge lo peor.
46
…7
La suegras todo lo dañan;
Mientras los gatos arañan,
Ellas arañan los platos.
Mi amor se va
A tu cama para dormir
Este sueño,
Si el caso viene tu dueño.
7
El primer verso no se logra ver (pág. 50 del pdf.)
47
A todos estos cantares
Pónganmelos en hilera,
“pa” ponerme en medio yo
Y batirles mi bandera.
Debajo de tu fustán
Tienes un infierno entero,
Déjame meter la mano,
Aunque me chamusque el dedo.
Yo ví un chinche arpa
Y a una gallina coser;
Un ratón diciendo misa
Y un gato aprendiendo a “leer”.
Yo te miro a la cara
“pa” que me entiendas,
Porque también los ojos
Sirven de lengua.
Ya se quebró la caja,
Ya no hay cajero;
Ya se murió la vaca
Y ahora que mama el ternero.
Quien tuviera la suerte
8
No se logra leer el verso (pág. 54 del pdf.)
50
Que tiene el gallo:
No le importa la gente
Y monta caballo.
La gallina se agacha
Y el gallo sube,
La toma de la moña
Y la sacude.
En oso de mujeres
Tengo fortuna;
Pues yo las quiero a todas
Y a mí ninguna.
Alhaya cuando te ví
Mis ojos tienen la culpa
Y ellos han de padecer.
Zamba componte
Que te “dentra”,
Ya yuca del monte
Por el horizonte.
Ya viene la bala,
Déjala venir,
Que un hombre valiente
No teme morir.
Con dulce, con dulce,
Con dulce te voy a dar,
Con dulce, con dulce,
Con dulce se ha de acabar.
Me mecen, me mecen,
Me mecen seguido,
Y cuando me mecen
Me quedo dormido.
Tu serás liberal,
Yo seré federal;
Tu serás la laguna,
Yo seré el patito;
Tu serás carne gorda,
Yo seré el gatito;
No he de dar mi cadera,
Aunque te mueras por ella
No te he de dar mi cintura,
Aunque te de calentura;
No te he de dar un abrazo
Aunque me des un balazo;
No te he de dar un besito
Aunque me des mediecito.
Vámonos a Huacachola;
Vámonos a Huacachina,
Vámonos a Huacachola.
Un bello jazmín,
Hermosa bandera,
Que tienes en la cintura.
Si gana la montonera,
Hermosa tabanera,
Te monto en mi pellonera
Y te pongo en mi jardín.
Ya viene la montonera,
Ya viene el doctor Duran,
Para quemar a Pardo
Y a las cañas de Tuman.
La bubónica en Chiclayo
Está arruinando a la gente,
54
Porque muere mucha pobre
Y no muere la decente
Doctor Aspiazú
Tenga compasión
No mate a la gente
De esta población.
Doctor Escalante,
No ande muy de prisa,
Porque los chiclayanos
Le darán una paliza.
Cuando yo te quería
Te echaba leña a tu corral,
“agora” que no te quiero,
¿a ver con qué cocinas?.
En la esquina de mi casa
Tengo una piedra redonda,
El que se “trompieza” en ella
Es porque no la ha visto.
Transcurridos 50 años,
A la corta o la larga
El peruano a media calle
Y el japonés en la casa.
59
La política es negocio
Positiva y liberal
Si al rayar el nuevo día
Hay dinero que contar.
El político es baraja
Del naipe con que se juega
Baraja que gana y pierde
Pero que en el naipe queda.
60
Cinta negra en el pelo
Te has amarrado;
Antes de haberme muerto
Te has enlutado.
Yo comí de la retama
De un cogollo la mitad;
No hay cosa que más amargue
Que un amor sin voluntad.
Siempre que me paseo
Negrita,
Voy por la sombra;
Siguiéndole los pasos,
Negrita,
A mi paloma.
Pajarito carcelero,
Sácame de esta prisión,
Y en cambio del carcelaje
Te daré mi corazón.
La lechuga en el campo
Tiene dos penas:
El, viento las deshoja
El Sol la quema.
La chiroca, la chiroca
Con la comida en la boca;
El chiroque no le quita
La comida de su pico.
Toma, mamita,
Toma la lengua,
Pero te encargo,
No me la muerdas.
Me quisiste y me olvidaste
Y me volviste a querer
Zapato que yo deshecho
No me lo vuelvo a poner.
Capitán aguardiente,
Teniente frasco,
Alférez la botella,
Sargento el vaso.
65
Desde que te vi venir
Te conocí en el apero;
Un gallo de pocas plumas
No canta en mi gallinero.
Ya se acabó la constancia
Que adoraba un imposible,
Que muertas las esperanzas
Sólo el sentimiento vive.
Mamita, mi señorita,
Yo me casé con Ud.,
Por dormir en buena cama,
Y ahora me sale con que
El colchón no tiene lana.
El tiempo y el desengaño
Son dos amigos que suelen
Desengañar engañados
Y despertar al que duerme.
67
Con suspiros rompo el aire,
Y con lágrimas la tierra
De ver en un pecho noble
Tanta ingratitud se encierra.
68
Las mujeres y los mangos
Siempre son “perjudicaus”:
Las mujeres por los hombres
Y los mangos por los tordos.
Si tu marido es celoso
Dale a comer calabaza,
Y si te sigue celando
Síguele calabaceando.
69
Ya salieron a bailar
La rosa y el clavel;
La rosa a desparramarse
Y el clavel a recoger.
70
-China, ¿qué te dijo el cura?
-Mamita que no jurara.
-Por Dios, china.
-Por Dios “mama”.
China componte
Que al baile vas;
Ya no te compongas
Que ya no vas.
Ojos azules,
Color de cielo,
Contigo me andan celando
Vente conmigo y no temas,
Aunque revienten hablando.
71
La china gorda Castillo,
Tuvo anoche su cholito,
Y los padrinos han sido
Juan Ruiz y la tuertecita.
Tanto en “alos”
Como en “eges”,
Viva don Julian Perales
Y Martina Maradiegues.
Ya salieron a bailar,
La Chepa con don Cunuta,
Y miren como se mueve
La muy grandísima chuta.
Dale, mamita;
Dale, dalen,
Dale la vuelta
“puel” chisto rabón.
El “venau” que salta y brinca
Reposa así su comida,
Desgraciada la mujer
Que abandona a su “mariu”.
Señor Comisario:
Traiga a Ud. Una queja
Que este mi marido
No duerme conmigo.
Señor Comisario:
Esa mujer miente,
Ella no me siente
Por el aguardiente.
Chiquito de a uno,
En jaula de oro “encerrau”,
Ábreme tu puertecita
“pa” que me cantes “chau, chau”.
Hermosísima perlita,
Disciplinado clavel,
Sólo Dios con su pincel,
Te pudo hacer tan bonita
Hermosísima perlita.
Irrigador y quiero,
Negrita, regar mi hacienda;
Sólo riego lo que es mío
No hacienda ajena.
Tu no te enamores,
73
Negrita,
De amor ajeno;
Porque tarde o temprano,
Negrita,
Se va con su dueño.
Yo si me enamoro,
Negrita,
De amor ajeno.
Y en queriéndome ella,
Negrita,
No me importa el dueño.
Acomódame el colchón
Y sacúdeme la almohada,
Y ¡ay! Dame de comer
De esa pan de Guatemala.
Zamba, zañera,
Zamba que le da,
Zamba, rumbera,
Zamba ven acá.
Saca la banderilla,
Chiquilla,
Chiquilla
Dásela al banderillero,
Salero;
74
Que si no sale el primero
Sin serlo,
Lo mata el pintillero.
Mentira, mamita,
Mentira no más,
Yo como muchacha
Me dejo engañar.
La patrulla me encontró
Robando con los ladrones,
Yo le dije a la patrulla
Que el que no roba no come.
Estaba Pacheco,
Sotana a la cintura,
Recogiendo camarones
Que estaban en la basura….
¡Ay! Cholo bandido,
Camarones habrá comido;
Alcahuete de tu patrón;
¡ay! Cholo facineroso,
Camarones hay en el pozo;
¡ay! Cholo “arratrau”
Camarones habrás “tragau”;
¡ay! China lisa.
Levántate la camisa….
¡Cierto será!
Anteayer y anoche
Y esta mañana
Me miraron tus ojos
De mala gana.
Y es que no puedo
Vivir sin ti,
Y esa es la pena
Que me mata a mi.
La culebra verde
Pasa por el río,
La mujer celosa
Se muere de frío.
Anoche te esperaba,
Mi vida, en el gallinero,
Y de tanto esperarte,
Mi vida, la gallina
Me picó el sombrero.
De la pepa de la aceituna
Voy a hacer un barquichuelo
Para mandar a mi suegra
A los profundos infiernos.
Si me quiere, mi zamba,
Que me venga a ver,
A eso de la media noche
O al amaneces.
Juan de Mórrope,
Peon sonado,
Tocando la “mosequita”,
China “cunagua” a mi lado.
Borrachito estoy,
Pero no del todo,
Todavía veo
Al ser que yo adoré.
Si de lo negro te admiras,
Mi color es bien oscuro,
El panel con ser tan blanco
Se pinta con tinta negra,
Y siempre se va a su dueño
Como patada de mulo.
Señor, mi Rey,
Como llegar a hablar de él
Sin un manto negro,
Lo cubre siempre,
Siempre sobre él.
Mi recordada Rosita,
Prenda de tu enamorado,
La palabra que me dite
Que pronto “has” olvidado.
Prisionero me tomaron
Negrita, por tus amores
Atado de pies y manos
81
Como a Cristo en el Calvario.
Llegando de mi trabajo
Triste encontré mi posada,
Con al candela apagada
Y las ollas boca abajo.
82
Todas las mujeres tienen
En el ombligo un poroto,
Más abajito tienen
La diversión de los cholos.
83
De las barbas de Echenique
Voy a hacer una escobilla,
Para limpiarle las botas
A mi Mariscal Castilla.
La variedad de tu amor,
Es como el indio al comprar,
Que de tanto regatear
Siempre lleva lo “más pior”.
84
Siendo el arpa tan sonora,
No la compite el violín,
La sirena, cuando canta,
Mata al que la llega a oír.
En la plaza de Armas
Hay más de diez mil
Sacando boletos
Para Guayaquil.
En lugar de rifles,
Llevaban sarten
Para freir monas
O monos también
Unos monos bravos
Hay en Guayaquil
Que hacen con los rabos
Más que con fusil.
Y que hay un Monter
Monito pujante,
Que el rabo trasero
Lo tiene en adelante
Que como es tan bravo
Un día, “chupado”,
Se pasó su rabo
Para el otro lado.
Con tamaños coces
Que saben tirar,
O nos vuelven locos
O hácennos voltear.
El demonio
Como era travieso,
Tiró una piedra
Rompió un farol,
Vinieron los padres
Franceses y lo remataron
Por el callejón.
Un escribano y un gato,
Juntos a un pozo cayeron;
Y como ambos tenían uñas
Arañando se subieron.
Su vas al Cautivo
Me voy yo también
Que un niño ha nacido
Para nuestro bien.
No te arrimes mucho
88
Cura narigón
Porque me haces daño
Con el espolón.
Vamos al Cautico
Con gran devoción
A mirar a un cura
Flaco y narigón.
Mi china me la pegó
Con uno de poncho verde;
Y yo le digo a mi china:
Gallo que empata no pierde.
89
Al mirar la facha rara
De u borracho me paré
Y él dijo: ¿Qué quiere Ud.,
Teno monos en la cara?.
Y ante otras muchas personas
Que había ahí en derredor,
Le respondí:-No señor,
Lo que tiene Ud son monas.
Se le toca se le llama
Y no quiere responder;
No hay duda que es mujer
Está con hombre en la cama.
-Arza, Alcalde,
Que todo lo quiere de balde.
-¡Arza liberaro!,
Que no toma el pelo
A cada rato.
Zambito lambayecano
Sube a la torre,
Y dile a Somocurcio
Qué porque corre.
90
Gaspar, pintor de aguas mil,
Luego que arregló el retrato,
Iba a hacerlo de perfil,
Por de precio barato.
Y la joven de repente,
Le dijo; con m mucho agrado:
“Hágamelo Ud. De frente,
Que no me gusta de lado”.
Linda paisanita,
Paisanita de mi corazón,
Tu eres el bello lucero
De mi corazón.
Dime si me quieres,
Dime la verdad.
Ten compasión
De mis penas, negrita,
Por caridad.
Si esto es así,
Vamos a ver,
Bailando esta marinera
Tuyo seré.
Y ahora es cuando
Vamos a bailar
Para que te dejes
Enamorar.
No se apasione, compadre,
Mejor lo hace la Asunción;
Con esa chicha, mi madre
Como para el corazón.
Y si Ud. Quisiera ir
91
Donde ella “pa” convencerse
Amárrese con un riel
“pa” que no vaya a caerse.
Ya salieron a bailar
Don Pancho con la Juanita;
No le metas la rodilla
No se vaya a resbalar.
Agárrate duro
Que está bravo el mar;
Mete mano a popa,
“pa” no naufragar.
Si supieras caminar,
Corazón yo te enviara
A que fueses a cambiar
Tristezas por alegrías.
Amarillo es el oro,
Blanca la plata,
Y morena es mi zamba
Que ella me mata.
94
El querer es un amor
Y el amor es un querer,
Y para amar sin consuelo
Es mejor alzar el vuelo.
La fuerza de mi destino
Trata ya de separarme,
De la que supo robarme
Corazón, vida y cariño.
La vida va a aniquilarme
Al considerar no verte,
Pero ¿qué hare si la suerte
Trata ya de separarme?.
Al tiempo le di;
El tiempo me da;
Y el mismo tiempo me dice
Que él me desengañará
95
El amor dejado de años
Se eleva como la palma,
Pero pronto se marchita
Dejando heridas en el alma.
Al pie de un algarrobo
Me puse a considerar,
Lo que vale una mujer
Cuando no tiene que dar.
96
Tanto ha llegado a quererte,
Y tan mal pago me has dado,
Que ya no se algunas veces
Si te aborrezco o te amo.
De las potencias del alma
La memoria es la más cruel,
Porque cuando el mayor mal
Recordando el mayor bien.
En la puerta de tu casa
Voy a poner un letrero,
De seis palabras que diga:
“Por aquí se sube al cielo”.
Prisiones de mi desgracia
No me soltéis que me muero
Sus abrazos son cadenas
Sus ojos el carcelero.
Caparse y envenenarse
Son dos crímenes iguales;
Pues ni los animales
Tratan la vida quitarse.
Tu eres, zambita,
98
Del ojo tuerto,
Por eso todo te hacen
El perro muerto.
El curandero es mejor
Que todos los tinterillos,
Porque ese mata con yerbas
Y el otro con los bolsillos.
En “todito” el Portachuelo
Canta siempre un “cuculí”
Cuando “loye” un forastero
Tiene que volver aquí.
No vengas a decir
Que estoy detrás de “algunotra”,
Yo estoy siempre en tu delante
Y lo demás no te importa.
“Pa” Carnavales
Te voy a hacer
Una “junza” más grande
Que mi querer.
“Segurito”, en Monsefú,
Cuando hay más chicos nacidos,
Es después de nueve meses
De la fiesta del Cautivo.
Avísale a tu mama
Que ya he muerto,
“pa” que no se eche la culpa
De aquel enuerto.
Ya me voy a retirar
De este pueblo de Tonmoche,
Pues no puedo resistir
Tu desprecio de anteanoche.
No le cuentes a tu mama
Lo que hiciste en el yucal,
Vaya a pedirme la ciega
Que yo de tu “dotal”.
No le digas a nadie
Que estás preñada,
Vaya a creerse el pueblo
Que son padres.
Ya se perdió mi perrito,
Ya, que dueño lo tendrá.
Ya no me deja dormir;
Ya me está quitando el sueño
¡Gua, gua!.
Ladra, prontito ladra!
-“Maestro Machuca”,
Córteme Ud, el pelo
Si no me lo corta,
Tírese Ud. Un pelo.
Que “vive”
Don “Pedre Carrille”,
Con su “plate”
Y con la “mille”.
El siete de Enero
109
Se sembró una planta.
Y nació una flor
Que se llevó Balta.
El corazón de la pulga,
Es sabiendo afinar,
Almuerza 500 hombres
Y sobra para cenar.
Nunca me convencerás
De tu cariño, farsante;
Porque sé que vale más
Porque sé que vale más
Un perro fiel que un amante.
Si no me vas a querer
Para qué me estás buscando.
No quiero amor por un mes,
De mujer que está cambiando
El canto de la “cucula”
Tiene mucho “aparecido”
113
A la mujer cuando llama,
Por la noche, a su marido
No te dejes atracar
Por falsos brazos de amante;
Porque después se “cambeyan”
Por pañales de un infante.
No le digas a “nadies”
Que tu me quieres,
Vaya a ser que la envidia
Nos traiga “enriedos”.
FIN
IMPROVISACIONES ANONIMAS
Yo lo siento compañero,
Pero no “vua” poder ir:
Tu mujer tiene la culpa,
Porque las hecho parir.
Si te quedas la vergüenza
Va a matar a los demás
Parte lejos de nosotros
Para que no vuelvas más.
114
No recordamos cómo, pero uno de nosotros se encontró en una jarana de
medio pelo, con huechafitas, botella que pasaba de mano en mano y poto de boca en
boca, con arpista tamboreo en cajón y cantor, con cerrada de puerta de calle y
demás condimentos del caso.
Una de las asistentes se hacía la renga por no querer beber y nosotros
queríamos verla arañando el suelo, en cuatro manos, de manera que nos le fuimos
encima, tratando de convencerla, en verso, ya que otro sistema era inabordable, para
que tomara siquiera la mitad de un poto de a real, y nos desenvolvimos así:
De un “ollero” en un “chical”.
Tu lo debes de seguir
Esos pasos dentellantes
Como “dijites denantes”
Si los puedes conseguir.
116
Yo por detrás nada quiero,
Que me des versos o danzas.
Vamos a ver si te lanzas
Que aquí sentado te espero.
117
Don Silvestre Santiago Zeña, tenía por toda Zeña las siguientes ocupaciones:
sangrador, flebótomo, peluquero, dentista, anticuario, coleccionista de huacos y criador de
gallos.
Vivía en la calle Real, frente a la casa de Graner, la cual ostentaba su zapato dorado,
haciendo “pandan” con la muela de Zeña.
Como seguramente habían muchos del oficio, que le hacían la competencia, y para
evitar que el criterio del público y la clientela no se equivocaran, él tenía la costumbre de
colocar en la puerta de su casa, todas las mañanas, para hacerlo desaparecer todas las
tardes, un cartelito, muy significativo, aunque muy sucio, con muy mala letra y peor
ortografía, en donde se leía la siguiente reconfortante sextilla.
Silvestre Santiago Zeña,
Peluquero y sangrador,
Saca muelas sin dolor
Cuando lo quiere y se empeña.
Amasador de buen pan
Y rajador de buena leña.
No importa saber de quién era el verso, porque bien pudiera ser del mismo Zeña;
importa sí decir que, Zeña cumplía fiel y honradamente con su obligación, por que por
regla general, casi nunca se empeñaba ni quería sacar muelas con dolor para él, sino para
sus víctimas, resultando así una persona de absoluta veracidad.
Indudablemente, nuestros poetas anónimos nos ofrecen muchas sorpresas. Aquí
tenemos quizás a la más interesante: una poesía en la cual se haga un reclamo a las
máquinas de coser de Singer, que vendía, hace ya mucho tiempo don Rómulo Menchola.
Esto nos va decir que las musas regionales se prestan a hacer propaganda comercial.
Y es el Rómulo Morales,
Que se ha propuesto a fé mia,
Deterrar la pulmonía
Que a la juventud inmola.
118
Pues la Singer es precisa,
Como máquina excelente
Y quien precisa de gente
La busca y la diviniza.
119
A un muchacho de Chiclayo le obsequiaron el apodo de “Cigalela”, genérico de una
familia que lo llevaba como patrimonio de su pueblo.
Además de su apodo conservaba su profesión, la de vender tamales, que ofrecía en
una destartalada canasta, vistiendo una sucia indumentaria. Esto en cuanto a la profesión
adquirida; en cuando a la poseída, consistía en improvisar versos al lucero del alba y a la
perra perdida de la vecina.
Cuando iba al mercado por el “recau” se desgañitaba en el trayecto, repitiendo los
mismos versos improvisados, porque no era muy fértil del coco que digamos.
Cuando jugaba las “chapicas”, los “ñocos”, “el tu galgo”, “la mantequilla”, “la
gallina ciega” o la “pega”, en todo momento iba recitando otra serie de improvisaciones.
En la venta de tamales se ditinguia por un par de versos, que a leguas reconocía la
ciudad por lo “manidos”.
Por el molino de Dall Orso, se encontró “Cigalela” con don Bernardo Salazar; éste
se comió dos tamales, y después de engullirlos, le dijo que no le pagaba, sino echaba un
verso; pero a condición de que fuera enteramente nuevo, pues ya estaba cansado de las
cosas antiguas.
Comenzó “Cigalela” a saborearse la “tutuma”, y nada; luego se escarbó la memoria
y como si le hubiera hecho “la vaca”; siguió recorriendo todos los lugares más escondidos
de su cuerpo interior, y ………. Como si no existieran; pero el tema se lo dio don
Bernardo.
Prontamente los dos tamales digeridos por don Bernardo se convirtieron en líquido
y quisieron salir; motivo por el cual se pusieron a “desaguar”, asistiendo “Cigalela” a todos
los detalles del proceso los que precisamente, le iluminaron el tercer piso, diciéndole al mal
pagador y al buen comedor:
Me han dicho que al desaguar
Con insolencia sacudes,……
Lo que a mi nada me importa,
Ni a don Morales Bermudez.
Más que por la fuerza del consonante, “Cigalela” se vió obligado a citar el nombre
de Morales Bermudez, porque don Bernardo se lo impuso como pie forzado, ya que este
señor estaba en esa época de candidato a la Presidencia de la República.
Anónimo es el siguiente verso, aunque si tenemos seguridad que es fruto de algún
poeta tucumano ó pacorano, y en el cual se establece una curiosa relación entre una baraja y
las cosas de la Iglesia, tal como se expone a continuación:
Estando un soldado en misa,
Con su madre entretenido,
Le reprendió un sargento
Y “siso” el desentendido.
120
Su capitán lo acusó
A su sargento al instante,
Y con humildad bastante,
De esta suerte se explicó:
“Aquel naipe de que yo
En la Iglesia he barajado
Es porque tengo cifrado
Un libro muy singular.
En él, el as que es urano,
Es el un Dios verdadero;
En el dos yo considero
Lo divino con lo humano;
En el tres yo he conocido
Los novísimos del hombre;
Yo pienso que no se asombre
Con su naipe entretenido;
Con el cinco se han juntado
Las llagas del redentor;
En el seis como creador
Que a todo el mundo ha creado;
Si el siete se ha juntado
El divino sacramento;
En el ocho represento
Ocho dones de “María”
Y sin saber lo que hacía
Lo reprendió su sargento.
“en el nueve pienso yo,
Por los coros de la gloria;
El caballo en la memoria
De aquella reina Saba;
En el rey que Dios está
En los cielos muy rendido;
En la sota he conocido
Mi sargento no es cristiano:
Yo le pedí un cotidiano
Y “siso” el desentendido”.
121
El sacristán de la Iglesia de Chongoyape, cuyo nombre se ha perdido por los
vericuetos de los cerros de ese Distrito, se enroló como oldado del Regimiento de Infantería
N° 11, en el año 1910, esto es para el conflicto con el Ecuador, y como además de
aficionado a las cosas de Iglesia lo era también a las chochería no se olvidó de esta última
costumbre y ya en Piura, bien “curado”, comenzó a alarmar al vecindario con el siguiente
canto:
Marchemos, marchemos,
Para el Ecuador;
Venimos, venimos
Desde Chongoyape.
La suerte ha camiado
De un modo fatal
Ayer era cura
Y hoy soy “melitar”.
Pero como no nos llegamos a “trenzar” con los “monos” nuestro hombre regresó a
repicar nuevamente sus campanas y a quemar de nuevo sus cohetes y sus ruedas, ayudando
al cura en las misas cantadas en los responsos y a tomarse el vino de Oyotún, resultó que
tuvo que regresar a antiguas ocupaciones y otra vez en Chongoyape y otra vez borracho,
invirtiendo los papeles, cantaba así:
Ya no quiero soldado
La “guerra” me tiene loco,
El “sueldo” que gano es poco
Y el trabajo redoblando.
Como desgravio a los lectores, por no habré dado el nombre de ese sacristán poeta e
improvisador, vamos a transcribir la siguiente improvisación del célebre poeta chiclayano,
Cigalela, quien en el año 1888, con motivo de una de las tantas ediciones que de billetes se
han hecho en la República, dijo:
Los soles y las pesetas,
Bajando por escalera.
¿Quién despreció los billetes?
El famoso “Cigalela”.
Entre el bullicio de un patio, entre el descanso de una hora de estudio, en una noche
de rondín y canto por los internos, tal vez en un jueves, en pleno ejercicio físico, no se sabe;
lo es que, uno de esos momentos, en que muchos muchachos se encuentran juntos, y la
imaginación exacerbada por el contagio o por la emulación, se desborda, fue cuando se
fabricó el siguiente verso, cuya explicación se dará en seguida:
122
“ !Oh, si-con “Pasco me fuera,
Que hubiera vida pasara,
Comiendo pavo y gallina
Con esa buena cuchara!
Rosendo Pasco era avejentado, avejentado en el tamaño de su boca, esto es que sus
labios se encontraban dirigidos demasiado hacia adelante, que tenía prognatismo labial.
Queremos decir, en una palabra, la más sonora palabra para este caso que era “hocicón”. De
aquí que los muchachos sentían la necesidad de decírsele sin que se afectara; y buscando
una forma apropiada y decente se encontraron con que se lo podían decir en verso, y de ahí
el por que consignamos el verso anterior.
La paternidad de la improvisación es demás buscarla: no sería hallado.
Fueron de seguro, todos los alumnos internos los autores. Y mejor que sea así
porque de esta manera toca a todo el Colegio Nacional de San José ser el autor de un verso
más.
El Colegio Nacional de Lambayeque, cuando aún no lo había en Chiclayo, estaba
ubicada en lo que fue antes la Aduana, por el tiempo en que San José era puerto mayor y lo
dirigía don Ricardo Saavedra, que tuvo como profesores, entre otros, a Tapia, a Mago y a
Antonio Falconí.
Como un novísimo sistema de enseñanza se había conseguido, el profesor Falconí,
un carnero, que se las traía de toro de lidia, y que lo echaba al corral todas las tardes, para
que revolcara a los muchachos y para que estos aprendieran a librarse de los cuernos del
carnero temieron a los del matrimonio.
Bien sea que don Antonio Falconí no era muy feliz en su matrimonio, o que su
esposa no fuera ya muy feliz con él, o bien que el carnero tenía un cuerno más por
cualquier parte, lo cierto es que los muchachos-palanca que mueve al mundo con su
humorismo-constructores de la popularidad y derribádores de ídolos, sólo con sus gritos o
sus risas, le fabricaron al maestro el siguiente cuarteto, que por ser y aun poco “bejarano”,
no sabemos a ciencia cierta cual sería la intención precisa que tuviera en esa época:
Don Antonio Felconí
Y el carnero de tres cachos
Con que juegan los muchachos,
Todo es uno para mí.
El pueblo de San Salvador de Jayamca, con su leyenda de Sancarranco, que tuvo el
honor de verse elevado a la categoría de Distrito por obra y gracia de la ley de 2 de enero de
1857, debe figurar también en esta monografía poético-humorista, repentinista-vertiginosa;
y aún cuando la tradición oral no nos ofrece el nombre de muchos poetas, para que pasen a
la posteridad, puede ese pueblo dividirse hermanablemente los derechos a la gloria
contenida en esta página, entre sus habitantes, aunque le toca una parte infinitesimal a cada
uno.
123
No podemos presentar un lote mayor de poetas jayancanos, porque según la
tradición, los poderosos fusilaban a los poetas, método que se impone hoy en Lima y en
Colombia.
Así, en una tarde del año de 1884, el poeta jayacano Gregorio Molletero se
“cumananeaba” con el negro Timo, siendo el tema de los versos el asesinato de un amigo
de ambos. Tal era la sinceridad, la protesta y el dolor que ambos ponían la condenación,
con la cual fustigaron a los asesinos, que se hizo público esa misma noche el hecho, y a la
mañana siguiente, bien a la “amanecida”, unos Ubillis sacaron de su propia cama al poeta
Molletero y amarrándolo a un algarrobo de la plaza de Jayaca, lo fusilaron.
Desde entonces Jayanca, perdió su compás poético y no ha vuelto a producir ningún
repentista o “cumananero”.
Como única muestra tenemos los siguientes versos, improvisados, que ofrecemos a
la curiosidad de nuestros paisanos:
Ya lo ves lo que me pasa
Tarde la noche,
“puir” a tu casa;
Casi me caza
Tu perro mocho.
Tu perro mocho, mi alma,
Y nada derecho,
No como el gallinazo
De techo en techo.
De techo en techo, mi alma,
Y esa es mi estrella,
Y a la mujer que es mala,
Palo con ella.
Otras de las poesías que han sido improvisadas en Chiclayo, por autor desconocido
es la famosa “puerca raspada”, que después se convirtió en la “Polca raspada”.
La primera pareja que la bailó estuvo compuesta por dos mujeres revolucionarias: la
negra Nevado y la ñata Fidela, quienes en pleno combate se subieron al techo del fuerte
Maradiegua, casa N° 615 de la calle Siete de Enero en la actualidad y desde allí, haciendo
poco a Carabinas y cañones pedreros, bien levantada la pollera y con el empeine del pie
derecho golpeano ala pantorrilla de la pierna izquierda la canataban lo siguiente; fruto de la
improvisación de algún poeta desconocido nuestro:
La puerca raspada,
La niña casada
O tan casadera
Por ser hechicera.
124
Negra, negra, negra,
Sácate ese pique.
Mi amo, mi amo, mi amo,
Ya me lo saqué.
No me pegue Ud.
Mi……a…..amo;
Ya me lo saqué
mi…...a……amo.
Otro poeta anónimo y otra página para nuestra revista de hombres célebres y malos
poetas.
Diz que esta es una improvisación, pero a nosotros no es fácil engañarnos con
pasaditas de navaja mecha, estamos por calentarnos con la producción y sostener que es de
algún paisano que se ha pasado todas las lunas del año buscando consonantes.
Anda por las páginas de este libro una producción semejante, sobre los
mandamientos de la ley de Dios, y aunque a esa producción le faltaba un mandamiento,
como a cualquiera le puede faltar un tornillo o un dedo, no sabemos por qué nos está
picando la pulga de que ambos productos son de la misma fabricación.
En el jardín de Cupido
El primero es el de ver
Tu palabra seductora,
Y sólo de ti yo espero
Un escrito íronista
En un libro costumbrista.
El significado es,
Si le gusta el nativismo
Exactamente lo mismo
Le mienten a la “pezuña”,
Seguramente porque
Si es un libro folklorista
La palabra valeriana
En un libro de folklore.
Don Everado Soto, e mejor dicho don José Everando Soto había sido perito tasador,
por parte de don Juan Rondán, el sordo Rondán, de unos brillantes, en un juicio que
Rondán seguía con doña Vistoria Vela.
Soto ha sido poco amigo de cobranzas; sólo acercaba de que le debían cuando
estaba verdaderamente necesitado. De aquí explicando porque cuando estaba reunido con
Guillermo Fry, Alejandro Leguía, Juan Scaperlenda y Cristóbal Russine, que no eran muy
amigos del sordo Rondán, y aunque estos le apretaban, a don Evarardo, para la cobranza,
este se hacia el desentendido. Mas llegue un día en que tuvo verdadera necesidad de su
dinero y sin más preámbulos y recordando que Rondán era literato, después de sordo, le
mandó la siguiente versada- recibo:
Me permito molestar
De mi cuenta cancelar;
128
Llevando en riesgo la vida,
Espera contestación
El blando era dueño la puntería era mejor, porque casi inmediatamente don
Everardo tuvo su dinero.
Don Jose Francisco Cabrera, que vivía en Calupe, invitó a varios amigos de
Chiclayo a la fiesta de una imagen, patrona de la Hacienda. Entre otros se encontraban Jose
Everardo Soto, el ñato Meyer y el cura Campos.
Se agarran pico a pico el cura Campos don Everardo y ya se iban a agarrar, pico a
pico también en la pechuga, unos finísimos de gallos. Meyer, preocupado por ir a ver las
jugadas y con la esperanza de que acabara la discusión llenaba los vasos de vino a ambos
contrincantes, quienes con la discusión, el ají y el vino se enardecieron más.
No sabemos qué cosa gorda y honda le dijo el cura Campos a don Everardo, quien
por dar la respuesta inmediata y brusca volteé sobre el mantal una cepa de vino,
manchándole, puesto que el vino era tinte.
Con este don Everardo todo se achicó; pero acudió en su auxilio don José Francisco
Cabrera, quien le dijo:
Fue entonces que don Everardo levantado con la arenga, inspirado con la discusión
y candente con el vino, dijo:
129
Presagio de buen destino
Por regla general se reunían en la Plaza principal, a “tomar fresco sin vaso” y
recordar sus tiempos pasados, cuando eran jóvenes.
De este, claro está, han pasado muchos años, sobre algunos de ellos ha pasado la
muerte, pero no ha pasado la vida sobre don Everardo.
Puesto que cierta vez que paso por la casa de don Pedro le saludó, con la siguiente
versada, que se la dijo de pie y a todo carrera del lenguaje:
Y de esto ya no me acuerdo
Y tengo la satisfacción,
El no perder la ocasión
130
- Tú siempre con tus locuras, Everardo.
Se reunían en casa de don Agustín Cunee y Guía, en la calle Real, varios amigos de
la casa, especialmente invitados, por el dueño y por su esposa la señora Agueda Leguía.
Los más puntuales en asistencia eran don Germán Leguía y Martínez, don Manuel
Eustaquio Leguía y don Germán Leguía y Haro, que por lo que se ve tocante a los apellidos
no estaban invitados sino que se invitaban, puesto que todos eran de la misma harina.
Alternando con estos se encontraban, por regla general, las señoritas Cristina
Cuneo, y Manuela Baldrace y la señora Mariana de Sosa.
Cierto día que se encontraban en el mejor del cuchares, la señorita Cármen Leguía
Baca envió de obsequio, una fuente de dulce, que llegó a tiempo, justamente cuando
terminaban de saborear una lonja de caponete “Adobau”.
Los comensales, que habían repetido casi todos los platos, inclusive el caponete,
comenzaron a comentar y a discutir la composición del dulce obsequiado, cruzándose
apuestas, para ver quien acertaba. Fue entonces que uno de ellos, parece que don Germán,
seguramente más exaltado más poeta o más contento con el dulce, le envió a la obsequiante
en retribución el siguiente verso:
131
Sobre el dulce de esta noche
Te contesto a la ligera,
Diciéndote solamente
Allí se probaban los zapatos de satén, “satin” como se decía entonces, se ponían los
tacos aperillados, zapatos, zapatos con correítas y borlas y con cintas: se estauillaban y se le
ponía mediazuela. En todos estos trabajos intervenía el zapatero Pérez.
132
- Pérez no ama, pero comprende que lo más bello de la vida es el amor.
Dicen que doña María
Tiene un claro rompedor
Que de noche y que de día
Con ella aviva el fuego
Milagroso del amor.
Este verso, naturalmente, es un reclamo poético de algún catador de chicha, que no
quiere de-jar mal parada a la chichera ni a la “Bomba” que él lleva encima.
Pero como donde hay uno hay dos, no faltaba el “contrapunteador”, que bien podía
contestarlo, desde la chichería del frente:
No se apasione, compadre,
Mejor lo hace la Asunción,
Con esa chicha, ¡mi madre!
Cómo me habla el corazón.
Y si Ud. Quisiera “dir”
“dondella pa” convencerse,
Amárrese con un riel
“pa” que no vaya a……..caerse.
De esta manera la “cumanana” estaba producida, aunque los autores no supieron
cómo, cuándo ni porqué”.
Yo no pretendo jamás
Darle cabida al ultraje,
Puesto que visto y nada más.
Y si no es un antifaz
El que a mis vistas presentas
Mis pesadillas auyentas,
Volviendo a mi ser la caima,
Para disipar el alma
De congojas y tormentas.
De comsuelos y alegrías,
Era el año 1895 época en la cual el civilismo y el partido Demócrata se unieron, con
el nombre de Coalición, para derrocar al Gobierno que presidía el General Cáceres, y po lo
tanto al Partido Costitucional, del cual era jefe y fundador.
ASALDE DICE:
Los monteneros
136
Dejando aperos Los montoneros
De Cayaltí.
HERRERA RESPONDE:
Hay que recordar que era dueño de la hacienda Pucalá don Manuel María Izága,
connotado constitucional, que después fue Presidente del partido en Chiclayo y Senador po
r el Departamento; y era coopropietario de la hacienda Cyaltídon Antero Aspíllaga,
conocido y destacado civilista, quien llegó a ser también Senador por el Departamento y
candidato a la Presidencia de la República.
La puntería de los dos poetas estaba, por lo mismo, muy bien dirigido.
137
Para el que no tiene gozo
Y su silencio espacioso
Yo no “desello” fortuna,
Es la luna la corona
El siguiente “cumananeo” se realizó entre dos amigos, de los cuales uno quería que
el otro diera a vivir en la ciudad en que residía.
A tí por casualidad?.
Pero fue para “pio”, por que con el mismo ritmo, con la misma medida y con el
mismo número de versos, contestó el otro, exaltando las bellezas de la sierra, adonde quería
irse a defender a las vacas:
Y por mi recordación,
Mi anterior reencarnación
A don José Barba y adon Manuel María López Tovar, no teniendo que hacer, se les
ocurrió discutir, en verso, sobre el Génesis y el origen del hombre y de la creación.
Y desterrado salió
Yo te quiero averiguar
Y mi digas el lugar
Y de María encarnado
Murió y resucitó,
El delito cometido,
Llevada de la serpiente.
De Rey en su religión;
Si el yerro es universal,
Esto fue lo que le pasó a nuestro poeta del amor, el “negro ines”, porque un buen día
“cumananeando” con la poetisa Mercedes Vilehez se trompearon en verso, en la forma
siguiente:
144
Dice él:
A principios de tu amor
Tiernamente me apreciabas,
Un cariño superior.
Castillo responde:
Yo vivía en el error
Y a olvidar yo me obligo,
No me vuelvas a mirar
No me vuelvas a mirar.
Y no te olvides de mí;
Encubrir no lo supiste,
146
El doctor Juan de Dios Lora y Cordero, Marciano Viera, Martín Herrera, Carlos
Barandiarán y el doctor José Rivadeneyra se comían un pato con arroz donde la negra
Clotilde García, de la calle del Higerón, y en pleno “cuchareo” Lora propuso que cada uno
improvisara un verso, con cualquier motivo.
Se producen así:
Viera:
Lora:
Con anticuchos.
Herrera:
Y me embarcaba en un tren;
De veloz locomoción,
Y me iría, yo Martín,
A meterme en un rincón;
Y en el rincón escondido
147
Morir mudo, ciego y loco,
Barandiarán:
Rivadeneyra:
Se escapará de la vida,
Si el poderoso divino
Pero acaba de asomar la cabe a detrás de un faique el poeta Salvador Catillo, quien
ha oído oda y siguiendo el hilo de la improvisación continua así:
En el centro de tu pecho.
Q me sirvan de consuelo
Como ya en este tiempo ha podido tomar resuelto el poeta moreno, no deje que se le
vaya la inspiración y apunte así:
Es el único remedio,
Esa es ya mi salvación,
Descubriré mi memoria,
150
Que voy con mi Padre Eterno
Con este motivo Martín Herrera se fue a la imprenta de “El Martillo” y se puso a
conversar en verso, Con Victor E. García, sobre el duelo, en la forma siguiente:
M.H.-
V.G.-
El Marqués de Cabriñan.
M.H.-
V.G.-
O de vivir angustiado,
151
Me sople plomo un menguado
M.H.-
V.G-
M.H.-
V.G-
El tucumano don Luis Felipe Cáceres Tovar tuvo la feliz ocurrencia de dirigirse, en
el año de 1910 al oriente peruano, a cazar un poco de balata, a engordar una camada de
152
cocodrilos y a hacer una colca de caucho, dejando a retaguardia los hurones, las gallinas
ponedoras y el maíz, llevándose únicamente un rabo de toro, donde colgaba su peine.
Dese Iquitos, como para pasar esos malos ratos, se desahogaba escribiendo versos, y
en una oportunidad, cuando los zancudos no lo dejaron dormir, se acordó de su paisano y
amigo don Manuel Antonio Rodríguez y deseando desagraviarle le remitió las siguientes
quintillas, que desde el comienzo suena a “cumananas”:
La purísima verdad.
Es el gusto y la aflicción,
La simpatía, el placer,
153
Hoy principio a dirigir,
Te suplico, al terminar,
Y me podrás dispensar.
Pero yo no sé en verdad,
Corresponde en la ocasión,
Si en mi juici yo no cedo?.
Pues yo no sé murmurar.
Mi verso a versificar,
155
Entre las canteras más celebres de Chiclayo se tiene recuerdo las siguientes: a
“zamba Cruz”, quien tenía puesto en la Plaza del Mercado, donde vendía cucharas de palo,
unas de “rabo chico”, como para tomar “sopa de cholo” y otras de “rabo grande” como para
mover ollas de “quérredo”; sopladores, hechos de hojas de “ineya” de las ciénegas ollas de
barro, y además tendía sus “saberes” de cantara y tamboreadora; una hermana de Higinio
Piñarreta, llamada “la beata”, de lo cual no tenía ni el nombre, porque más que rezar sabía
cantar versos “coloraus”; una lavandera, a quien le decía “la chusca” y que vivía por donde
los Montesas; y por último, una zamba chichera, a quien le decían “la bandida”, que vivía
por las calle de la Verónnica, en cuya casa se exhibía, como muestra, una sierra; y dentro de
la casa se vivía al pléno golpe de manizuela de los pianitos ambulantes.
No se puede, no se puede
9
No se encuentra la siguiente parte del texto.
156
Dos poetas repentistas: Daniel Aldana y Manuel López Tovar, ambos naturales de
Túcume, tenían por costumbre que siempre que se encontraban en pleno o semi-pleno
estado alcohólico conversaban en verso.
-Ninguno; y si lo sepulta
Es en momentánea fosa,
La que le da al corazón
El candidato, sin mucho esfuerzo, y una vez frente al poeta pacorano dijo lo
siguiente:
157
Bendito sea el pacorano suelo,
Yo no le entiendo el lenguaje.
Como se ve, nada le importó al negro Inés mocharle, cercenarle el apellido a Izaga,
porque lo convirtió en Iza.
Don Carlos Delgado y Moreno, llegó a ser dueño o hacendado del fundado
Batangrande, el mas grande del Departamento de Lambayeque, como que lo ocupa casi en
la mitad.
Por intermedio de la Santa Madre Iglesia se casó con la señora Belica Delgado
Muro.
Este matrimonio no se hace célebre en esta obra, ni por su hacienda que alfin y al
cabo es valiosa; ni por sus apellidos, que no tienen nada del otro jueves; ni por su dinero,
que al fin se acaba; ni por el tiempo, que todo lo olvida, ni por su alcurnia, que solo dura
hasta la tumba. No merecen ser recordados e inmortalizados los cónyuges, por dos razones
primordiales: una, por sus relaciones con el padre Chuecas, el celebrado repentista limeño;
y otra por su afición al chiste poético.
En una de sus estadas en Lima, hizo la relación el matrimonio con el cura Chuecas,
Fray Mateo Chuecas y Espinoza, que nació el 20 de setiembre de 1788, ofreciéndole como
obsequio un “Parnaso Español”; y el cura que no era corto ni enofrecer ni en “versar”, no se
quedó atrás, y les ofreció, en repesalias, una gallina inglesa.
158
El cura cumplió lo prometido, y se supone que el matrimonio también, porque los
curas, aunque sean del cuño del padre Chuecas, sólo dan cuando reciben, y esto siempre
que se les obligue.
Parece que el viejo azaroso y largo turbó el sexo de la gallina, la cual, habiendo
salido tal de Lima, llegó convertido en gallo capón; y para no ser menos que ofrecer y
ofrecidos, quiso también poseer la nacionalidad de estos y en pleno viaja, sin
consentimiento de curias, alcaldes o síndico, se convirtió en gallo nacional.
Infeliz y desvalido
A Lambayeque he venido,
A Lambayeque he venido,
I espero de tu nobleza,
Le prepares a tu Chuecas
Si un adagio no dijera:
Es noble tu corazón,
Después de este torneo poético, salió el Sr. Delgado, en busca del cura y se lo llevó
a su casa, hospedándole en un departamento especial de su hacienda; y así pagó Delgado,
estocada por cornada, y el padre Chuecas consiguió “El Parnaso Español”, y también no
regalar la gallina ofrecida, y gracias solamente a su ingenio, que para algo sirve.
Aunque se molesten con nosotros los lectores tenemos necesidades de volver sobre
los “cumananeos”. Primero, porque así lo exigen los poetas y segundo, porque así lo dice la
tradición. Además de que esta forma de poetizar revela la rapidez de concepción de sus
autores.
El tema del asunto es bien simple: un amor desgraciado de uno de ellos, quien
después de ausentarse de la ciudad natal m regresa; pero aunque encuentra a sus amigos ya
no se encuentra a su primer amor; y entonces conversan los dos poetas ciegos, ciegos
corporalmente, pero con gran deslumbramiento de inteligencia y de visión interna.
Ya no la pienso querer,
Me ha de volver a ofender.
Pero Montehermoso que seguramente es mas viejo y con mas experiencia conoce
mejor el corazón de los hombres, y por esto le dice:
Ya llegará a acontecer,
Si la ingrata se arrepienta,
La volverás a querer.
A mí a pedirme perdón
Yo movido a compasión
A ofrecerme a mi su vida
Claramente un desengaño
Me le mostraré huraño
No volviéndola a querer.
Cuenta don Antonio Carrión, que allá por el año de 1892 siendo profesor y regente
del “Liceo Crolina”, que nada tiene que hacer con el notable centro de enseñanza que
fundara Don Bartolomé Herrera, el cual estaba ubicado en la calle Ormeño que dirigía el
doctor Daniel B. Checa, siendo profesor e inspector, a la vez, el doctor Manuel C.
Rodríguez era también alumno de aquel plantel el poeta Leonidas Yerovi…..
El poeta llegó al colegio entre los 60 a 70 muchachos con los cuales contribuyó el
Colegio Fran-Anglo-Peruano, que dirigía don Ernesto Rivera, cuyo local estaba situado en
la Plazuela de la Recoleta y cuando ambos centro s de enseñanza se fusionaron. Además de
los muchachos contribuyó el Colegio Fran-Anglo-Peruano, nombres les sobraba, aunque le
faltaran alumnos con un elemento indispensable en aquellos tiempo y tan escaso hoy, con
los calabozos de madera unipersonales, llamados “cajón de muerto”.
162
Una buena tarde, el regente Carrión, no se porque malacrianza metió al poeta
Yorovi en unos de esos calabozos, que tenía mucho de ataúd largo y bastante de cajón
estrecho y olvidándose del castigo lo sacó a la mañana siguiente, dejándolo a dormir,
aquella noche, en aquel sepulcro de pájaro.
José Eufemio Lora y Lora, el poeta chiclayano, conoció esta historia después de
muchos años e improvisó los siguientes versos alusivos al hecho:
Resultas resucitado,
No te llegas a comprender
163
He tenido con mi amigo,
Y no echarnos al olvido.
Yo se lo agradezco a Dios
Me tiene abatido,
Le digo mi sentimiento
Y si no encuentro consuelo,
Como tu lo manifiestas.
165
Parece que desde este momento la cosa se puso seria por ambos bandos, porque
cambiaron el trato y se convirtieron en “atiqueteros”, hablándose de Ud. Y disminuyendo la
vida inicial.
Y venturoso seré.
-Observando su conducta,
I si es de buen proceder,
La lengua se le adormezca
Verla el negro Inés, i lanzarle el siguiente cuarteto, lleno de intención, todo fue uno:
De buscarlo y no lo encuentro.
Y es perdida mi esperanza,
Quiero mi conformidad,
Ya mi podido no alcanza.
Ambos conversaban, vivían y pensaban en verse. Por lo mismo no tiene por qué
extrañarse que se enamoraran también en versos recostados sobre algún tronco de
algarrobo, que después tendía que convertirse en carbón, por el fuego del amor, y en
cenizas por la fuerza del olvido.
167
-Soy honrado demás
Tratándome de un falsario
Como tu lo manifiestas.
Parece que desde este momento la cosa se puso seria por ambos bandos, porque
cambiaron el trato y se convirtieron en “atiqueteros”, hablándose Ud. Y disminuyendo la
vida inicial.
Y venturoso seré.
168
-Observando su conducta,
I si es de buen proceder,
La lengua se le adormezca
Verla el negro Inés, i lanzarle el siguiente cuarteto, lleno de intención, todo fue uno:
De buscarlo y no lo encuentro.
169
Vístase el Cielo de luto,
Y es perdida mi esperanza,
Quiero mi conformidad,
Ya mi podido no alcanza.
Ambos conversaban, vivían y pensaban en verse. Por lo mismo no tiene por qué
extrañarse que se enamoraran también en versos recostados sobre algún tronco de
algarrobo, que después tendía que convertirse en carbón, por el fuego del amor, y en
cenizas por la fuerza del olvido.
170
Con gran amor por un rato.
Tratándome de un falsario
No eches a la baratura,
Ni tu honor ni tu decoro,
Es vivir “asujetada”
171
Como quiera que el negro Inés tenía la rara cualidad de saber hacerse el sordo
cuando no quería oír, le echa en cara al poeta y a la niña su desliz en este cuarteto.
Su cuerpo lo malbarata;
Sin embargo el abogado poeta, Camacho, sostiene sus primeras ideas y haciéndose
eco del consejo de su contrincante, le prueba que la muchacha tiene el traje roto solo por un
amor y no por maldad, y le ofrece en su nombre, que no estará con Gil i Mil, en la forma
siguiente:
Si alguno me solicita,
No le doi conversación
Porque me desacredita.
Comienza él:
172
Que no serte lisonjero.
No “amartirices” mi alma,
Ni hieras mi corazón
Y él replica:
Tu me pasionas un mal.
Pero Moreno se ha entusiasmado con el agua de una acequia regadora que pasa
cantando, de donde el poeta cosecha su “soca” y su “resoca” para decir así:
Yo seré tu regador.
Pero ella vehemente, sabe meterse en las fibras del varón, diciéndole:
Separando la mentira;
174
E de ha ausentado tu dueño?
Corazón, en tu tormento
I ella replica con toda la lógica que puede ofrecer la “Huaca Pintada” o el “Cerro de
la Raya”.
No te aflijas corazón,
175
Como el mio aguante tanto
I con el mismo tema la poetisa hace sus ejercicios físicos e el magín, diciendo:
Resuélvete corazón
No te aflijas corazón,
Azótame el corazón,
Y en cualquiera ocasión
Aquí se empuñan dos nativos una poesía olmanes, don Manuel Rojas Falla con don
Lázaro Naùrí, aunque una poesía se coherente con la idea de la otra Rojas Falla, a raíz de la
pérdida del monitor Huácar le dijo a su contrincante:
En manos de lo chilenos;
El se había comprometido
Con motivo de este deshago poético Napurí, quien seguramente era más ironista que
patriota, se preocupó muy poco de aquel desastre de nuestra marina y se concretó tomarle el
pelo a su contrincante con la siguiente respuesta:
177
Yo nunca tendré fortuna,
A él la edad y a lo maltrata,
Y “nadies” le quitará
José Everardo Soto lo escribió una mañana los iguientes versos a Martñin Herrera,
prestándole dinero:
Querido Martín:
Ba invadiendo mi casa,
En el deseo de mandarle algo más que lo que la negra le había comprado le ofreció a
éste doblar el vendaje si le compraba mayor cantidad; pero la lavandera rehusó llevar de
veinte centavos de jabón.
Tmó Herrera varios panes de jabón, cuyo valor ascendía a ochenta centavos, hizo un
paquete y dando al muchacho, que esperaba el también el siguiente verso.
Querido Everardo:
De la desgracia, se sube;
….. 10
10
el siguiente texto no se encuentra en el pdf.
179
Para ofrecerme su cama
Es de flores a manojos
Mas ni por esos. Paz tenía su mula sobre la máquina y salió andando “sobre de
ella”, hasta Lambayeque.
A los dos días de este justa poética, se encontró López Tovar con su paisano en
poesía, el “negro Inés”, como le llamó Manuel María Izaga, en un célebre verso
improvisado que en esta obra se registra y le refirió López Tovar la conversación y los dos
cuartetos cambiados entre él y Paz.
El negro “Benebacho”, uno de los apodos del “negro Inés”, se creyó con derecho
para intervenir en la lidia, apuntando un verso; y resumiendo lo dicho por los dos poetas,
sueltas los tres siguientes cuartetos el alma más común entre los poetas repentistas, junt con
la décima- en los cuales historiando la cuestión, dice:
180
Un montoncito de estrellas,
El poeta Manuel María López Tovar tenía, en Túcume, una mujercita con quien
estaba encamotado, hasta el extremo de calificarla como “su mujer de asiento”, con cierto
tono de orgullo, de respeto y de envidia, que es como decir la preferida, la selecta, la
favorita o la “más usada”, como dice en motupe. Pero “el camote” del poeta no
correspondía a estas preferencias, ya sea porque no le gustaba la poesía, ya porque fuera del
ojo alegre y no quisiera la monotonía de un solo querer, lo cierto es que la coqueta, sin
perjuicio de aparentarle cariño, al poeta del pueblo, tenía otros afectos subterráneos que el
poeta ignoraba.
Un buen día llegó a la campiña de Túcume una regular “repunta de agua” y López
Tovar, para aprovechar. La noche estaba muy oscura, ya ya en la toma regadora, en el
momento de “arrebetiar” el agua “para que corrrierea sola” y “llenar los cajones”, necesitó
de fósforos para encender el candil, porque los “bordes” se rompían y el riego iba a resultar
caro. Pero como quiera que ni López Tovar ni el peón que le acompañaba tenían ese
artículo y a él le precisaba aprovechar el agua, la oportunidad y la oscuridad, el lírida
regresó al pueblo, “por mal de sus culpas”, porque no dieron fósforos lo que encontró en su
casa, sino un reemplazo digno de él, ya que la “de asiento, olvidando la siatinción y la
preferencia y creyéndole seguro en la “chacra”, y entretenido con el riego había metido a la
morada del poeta a un motupano, a don josé María Ojeda, que hacía tiempo que la venía
chalariando sin poder sacarle, hasta entonces, “paso lleno”, ni trote, ni galópe, a aquella
potranca.
Para López Tovar, como para cualquiera, el encontrar fue terrible. La traidora se
refugió en la cocina, tal como hacen las gatas y el metupano no se inmutó. La víctima no
tenía mas armas a la mano que la poesía y en vez de embestirle con el machete, el
“calabozo” e “la horquet”, le disparó a su contendor, mirándole fijamente, el siguiente
cuarteto:
181
A lo que José Maria Ojeda, que no era manco en materia de improvisaciones, le
contestó rápidamente:
Si el ofendido se de honor
Y López Tovar, con todo filosofía, muy propia de los verdaderos y sinceros poetas,
sin acordarse de las ingratitudes de la “compañera” volvió a montar en su zaino tropezalón
y gacho, regresó a su “chacra” y aprovechando la tenue luz del día, que despuntaba por el
lado del cerro de “La Raya” comenzó a regar. Mientras que el contendor en amores y en
versos , Ojedam el guapo y triunfador, también filósofo, alzaba con la presa y se la llevaba
a pagar la luna de miel a la sombra de “los guayaquiles” del cerro Chalpón.
A don Manuel Casanova le decía “el Pato” y a don Manuel Lavalle le llamaban “el
Conejo”. A más de los dos se encontraban reunidos, en una huerta cercana a Ferreñafe,
varios amigos, comiéndose un arroz con pato, “en punto de parida”.
Después de los brindas de estilo se desafiaron a efectuar una partida d tiro al blanco,
porque estando en Ferreñafe hay que aprender a tirar, porque de lo contrario de lo pueden
tirar a uno.
Se formaron dos partidos. Uno lo encabeza “el Conejo” y el otro “el Pato”
apostándose otro pato, para el domingo siguiente. Habiendo vencido el partido del
“conejo”, el sábado en la tarde éste le mandó decir al genuino “pato” Casanova que fuera
para matarle, porque tenía que comérselo.
182
Pero parece que el “Conejo” no tenía orejas de tal y que más bien se gastaba buenas
pulgas poéticas, porque en un momento en que Casanova salía del comedor, sin poder
contener el resuello, ni el producto del pisco, le dice:
“Pato”:
Manuel;
Lavalle;
“Ceneje”.
Y no te comes un pato,
183
Y “el Pato” Casanova remate así:
Le ofrece tu madriguera?
Y así terminó, entre arroz con pato “enpunto de partida”, pisco y poseías un duelo
de muelas y de cebreros: el más curioso, entre un “pato” y un “ceneje”.
Que nuestro paisano, el teniente coronel don Eloy Gu. Ureta haya jugado, de
muchahco, a ala guerra, con soldaditos de plomo y que ya de grande haya repetido el plato
con plomo se verda, no tiene porque llamarnos la atención. Tampoco tendría porque
admirarnos si de chico se sentía oficial del Regimiento Torata y ya de grande se pensó
Napoleón y se creyó Anibal. Lo raro, lo del otro jueves, ya que tiene ocasión en su carrera,
espacio en sus entorchados eso sí de oficial diplomado de Estado Mayor en su cerebro para
hacerle marcar el paso a algún cuarteto y poner en solumna de compañía a uno que otro
pareado.
Otra cosa no podemos pensar al saber que cierta vez se empuñón, por los flancos,
con el hábil estratega de las improvisaciones Santaro semás, don Delfín Palma, y que entre
un poto de tiro indirecto y un chileno de retaguardería se hicieron flecos e hicieron flecos
también a nuestra poesía.
Mas, como nuestra misión no consiste en tomarle el pelo a nuestros poetas, nos
vamos en el dure trances de trasladar fiel y exactamente esa conversación un poco
apresurado, y por eso abre los fuegos, diciendo:
Mi compadre Ureta
Una gallareta.
Ureta, que esta esperando para reglar bien su tiro por alto, le hace el siguiente
impacto:
184
Mi compadre Palma,
Patillos y gallaretas
Con su rayo,
En medio de la cabeza.
Cuando los centinelas perdidos hicieron saber que el ejército de Palma se había
perdido de su casa cuatro días por estar persiguiendo a una borrachera perseguidora, su
enemigo le hace este movimiento envolvente: al Juez de Paz y poeta de Santa Rosa:
Y se termina el honor.
El corazón y la cabeza
185
Ambos extienden sus líneas,
Si vieras a tu carnero,
No lo habrías de conocer,
186
Le dirás que se prevenga,
Estos versos son una variante de un “cumaneo” que sostuvieron el ciego Zambrano
y el ciego Montehermoso.
Pasajero de arrozal,
A Valentina la arisca;
Y a la Juanita la dome.
Y al anochecer.
Al anochecer
Y algún alacrán.
Algún alacrán
Entre cualquiera
De tu par de hijas
De tu par de hijas
Un buen conocimiento
Para merendar.
188
Para merendar
No iré a tu pesada:
Tu no me darás
Te diera el Gobierno
Tu te quedarías
Mascando estarás
En tu perra vida,
Porque tu resuellas
Te vengo a buscar;
Pero no me vayas
Mañana a cercenear.
189
A cernear mañana
Quedas invitado:
Ya seré el torero,
Tú serás toreado.
Tú serás toreado
Ya no tengas ganas.
Ya no tengo ganas
De oir tu ladrico….
Ya tampoco aguanto
Rebuzno y bramido…..
A la Juanita la dome
Me la suerbo ya en “chilcano”
Te va a venir de repente,
E si te escarbas un diente.
Y si te escarbas un diente
No te olvides de morder,
Que te quisiera…….sorber.
Ni de tu traición me queja
Y orgulloso no recojo
Cuando tu la recogiste;
De la juventud pasada,
La de la hospitalidad!
¡Maldecida Juventud,
Ebria de sensualidad!
Nada de pesares;
Es tener un “terozón”.
En asuntos de mujeres;
En asuntos de polleras
De olvidar a la mujer.
Tu mujer, de un pesitón
Le deben de resolver
El cura, tu y mujer
Conocedor de arimañas,
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito,
Cantorcito de aparato;
194
Ahora quieres que me digas
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito, de acordeón.
Y a tu mujer de colchón.
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito de hojalata.
Si a tu mama le preguntas
Te contestaba colerada
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito, lagartija,
11
No se entiende que letra es .
196
Ahora quiero que me digas
Si me vendes a tu hija
Te la vendo , de seguro,
Cantorcito, cantorcito,
Cantorcito de verdad.
He tenido el “chilalá”.
A tu primera mujer.
Y si te tapas la boca
Se te ha parado al aliento….
Y “poetiza” nací,
Entonces ve y recibe
No se vaya a reventar.
198
Alla voy “ay” dentro” yo
A cantarle a la empanada,
Entre los versos rápidamente improvisadores, por nuestros poetas nativos tenemos
los siguientes:
Cantándote amaneciera.
199
Yo te he dicho que te queiro
Y me obligo al padecer
En la Villa de Jayanca
Le daba al Gobernador
Y en su llanto le decía:
Su cabeza ha cortado
Nada, absolutamente,
O Ministro de Romaña?.
El señor don Britaldo Orrego augura muchas cosas, entre otras la de ser poeta y por
añadidura improvisador, con algo de periodista. Con el fin de probarnos tales condiciones
nos ha relatado a manera de cuento el cuento siguiente.
Orrego que acaba de leer en “La Opinión Nacional”, el siguiente cuarteto que es una
sátira a propósito de cierto empréstito, que decía:
201
Señor, Alcalde, señor,
Esta página pertenece a Jayanca. A aquel pueblo cuyo último cacique, en 1504, fue
don Miguel Campousoli, dueño y propietario, por herencia ancestral de la hacienda “La
Viña” y “San Carranco”. Por allá, por aquella época en que el pueblo de Ferreñafe, el
veliedodo y movido pueblo de Santa Lucía de Ferreñafe se encontraba sujuzhado por la
encomendera del pueblo, la única encomendera de nuestro Departamento, doña Leonor de
Ayala y Chávez, quien les metió el resuello a los indios belicosos del pueblo y acostumbro
a sus servidores a recibir cada mañana, su ración de a_ote limpio en las posaderas sucias,
por allá por aquella perdida época en que el pueblo de Túcume, la primera encomienda del
Depto. Y tal vez del Perú, era la más extensa, pues comprendía Cayatí, Pátapo,
Batangrande y Sasape. Cuando su dueño, el capitán don Matías de Ripalda, representado
por don Juan José d Saavedra y Cavero, en la posesión de la hacienda de Sasape se hacía
inscribir lo siguiente: “Quedando incluidos todos los linderos en el pareje del deslinde,
como se expresó en el que se hizo al dicho pueblo, de Túcume viejo”.
Eran cumpleaños de una señorita Jimenez, alá por los estertores del año gracias de
nuestro señor de 1873 y para solemnizar la fiesta se mandó llamar al negro esclavo
Domingo Solís, quien estando enamorado de la muchacha se resistió a ir, pero al fin fue
obligado por las autoridades. Como se aseguraba que la madre de la muchcha, que había
sido de baticola floja y al decir de las malas leguas buenas corcobeadora, le había hecho sus
favores al negro, de donde resultaron hasta tres hijos cuya procedencia era el vientre sucio y
de donde resultó también un odio terrible al arpista e improvisados Domingo, y ésta, para
recordarle los buenos tiempos y para refrescarle un poco el “huaco” se sentó delante de la
madre, pellizcando el arpa y garraspeando un poco le envió ente manojo:
Teniéndola ya debajo.
No malgastes tu trabajo.
Luego se fijó en un santo Cristo, que estaba sobre una consola, todo de plata
maciza, y preguntándose y contestándose dijo:
202
¿Dime cruz bendita
Cuál es su destino?.
¡Viva el 24 de setiembre!. Frase esta que se viene repitiendo en todos los santos de
todas las niñas que tienen igual o semejante madre.
Se le saca la garganta
Correspondido matraca.
Pero parece que la señora estaba un poco respingona con el negro y por eso, el poeta
para terminar de asegurarle le improvisa esto:
Claro está que estas libertades le costaron al negro sus cincuenta azotes, a calzón
quitadom con freno y templado en la escalera.
Pero el negro bozal era porfiado, pues a los pocos días que lo llevaron a cantar y
tocar en otra fiesta, en la cual estaba la señora del cuento, sintió otra vez los azotes, el agua
con sal, con que le bañaron las heridas de las nalgas, y como buen jayancano, negro y
enamorado que había probado “pan blanco”, canta dirigiéndose a ella:
Y te podrás figurar
No te vayas a olvidar
Esta insolencia le valió al negro Domingo una onza de oro para que se callara. Y
desde entonces no se han producido más poetas improvisadores en Jayanca, fuera del negro
“Molletero”.
A Julia García, toos lo recuerdan. Era una zamba epiléptica, con la cabeza coronada
de flores, una “lapa” llena de salchicha en la cabeza y en la mano izquierda canasta vacía.
Recorría todas las calles de Chiclayo y se daba el honor de ser enamorada por
algunos jovencitos más que medio decentes, de la ciudad.
Parece conformidad con las premisa sentadas anteriormente, que las salchichas eran
despreciadas por nuestris paisanos, y que este artículo que ella vendía se encontraba
“varado”, no así, seguramente, la vendedora que se encontraría “valida”; términos estos
“ambos dos” que han sido reemplazados por los novísimos de la oferta y la demanda, de
conformidad con los dictados de la Economía Pública, que la Julia García dominaba.
En ese tiempo nadie pensó en hacer reclamo por los periódicos, que casi no los
habían, porque entonces Pablo Mil, ejerciendo uno de sus siete oficios-el de pregonero-
hacía las veces de diario; y de aquí la Julia García se hiciera su propio reclamo y el de las
salchichas de su comadre Vitalia, improvisando así por todas las callles de Chiclayo:
Eu te consuela
Con su vihuela.
Cómpreme la salchicha,
De mi comadre Vitalia,
Esta vez s ele ocurrió a la justicia, que por regla general es una cuidadora; a los
malvados, lo más sucio que hay; o a los calumniadores, lo peor de la tierra, “achacarle” el
robo al negrito Cabrejos, un peón de la Hda. Pomalca, que no había hecho sino recibir
latigazos del mayordomo lisuras del patrón, y quien ya en la cárcel, para vindicarse, hechó
mano al cerero y en la siguiente glosa dijo:
Sin embargo entre la colección de versos del poeta tucumano Agripino Aladana
Carbone hemos encontrado estos versos como de él.
No me ha de matar la pena,
Si mi Dios lo determina
Crueles indisposiciones,
Yo mismo me compadezco,
205
Al comparar esta escena,
Pero ya me he conformado;
No me ha de matar la pena.
La Omnipotencia divina
Si mi Dios lo determina.
A mi me haya convenido
Con un naipe español de a veinte centavos, año de 1880, una mesa sin tapete a lo
sumo reemplazándolo una jerga, dos o tres bancos de madera de sauce, una jarra de chicha
y un “mazo” de cigarros amarillos, para torcer, hemos formado la escena que nos va a
describir, en seguida, don Agripino Aldana y Carbonel, contándonos, en verso, lo que
quiere hacer con un briscan y cuales son sus intenciones para con la persona con quien
juega.
El briscan de tu belleza
El triunfo de tu fineza.
207
Para calmar mi dolor,
Ya conoce mi nobleza
El briscan de tu belleza.
Comencemos el partido,
Y si gustas alzaré,
Y si gano te daré
Mi corazón aflijido.
Yo ya quedé convencido,
El as de más interés
Barajando en tu presencia
Y el siete de resistencia,
Y la cuenta y obediencia
La carta de tu desden,
El triunfo de tu fineza.
Yo te pretendo querer
Y tu madre no me deja.
209
Sale tu perro ladrando
Si me pudiera comer
Procuraran deshacerme,
Yo te pretendo querer.
Al silencio de la noche,
Y la vieja estornudando,
Se rasca y va “dispertando”,
Y tu madre no me deja.
Estuviera en el recuerdo
Cuando Augusto F. León fue diputado por Lambayeque, todos los años hacía un
recorrido a los pueblos de la provincia que representaba.
Recordamos que al ingresar a Pacora, fue recibida la comitiva por las escuelas
formadas, arcos llenos de fruta, cohetes de arranque, bandas de músicos, etc, etc. Y en
fragor de la bulla entre las nubes de tierra un poeta dice de pronto:
Y toda la reunión!.
Si ya se acabó la fiesta,
211
Juana, mujer, anda presta,
Eliseo Delgado Aurich tuvo sus manías; pero en descargo, también construyó sus
poesías.
Como para darle trabajo a esta página y celebrar al beneficiado presentaremos una
muestra de cada uno de sus trabajos.
Cuando sus hermanas le pegaban o le reñían, Eliseo ponía en práctica una defensa y
una venganza. La primera consistía en posesionarse la puerta de calles, lejos de las
hermanas, huyendo de pellizcones, “cocachos” y azotes; y la segunda lo aprovechaba
sentándose en el umbral, y entre sollozos, suspiros y llantos, se ponía a proferir algunas
decenas de “ajos y mieles”, salpicados de sus respectivos “aderezos”, llevando una extricta
cuenta de todos los que iba lanzando. Supogase el “stock” que tendría almacenando,
cuando se daba ocasión de poder exportatrios de su interior, po todo un medio día. esta es la
manía.
La poesía va en seguida:
Si pudiese te mandase
Hay que suponer que el lírida se refería al corazón, pues esa poesía estaba escrita en
una postal y dirigida a Lia Rosa Silva, una infanta difunta.
212
La familia Barreto poseía entre otras curiosidades, las siguientes:
La Hacienda Sasape, algunas cosas antiguas y dos cosas nuevas, una cocinera,
llamada Salvadoray un “chulío” nombrado Julián.
Parece que los dueño de este aristocrático patrimonio, observaban fielmente dos
rivalidades capitales: la del amor y la de la “pécora”, a cual más enjundiosa, sudorosa y
mareante, las fuerzas estaban, pues, equilibradas, y de aquí que la victoria no se decidía por
ninguno de los dos frentes, si el frente pectoral o el frente pecoral.
A tu soberbia pezuña,
Pero si en pezuña perdía, en versos ganaba Julian, como lo vamos a probar sobre
este papel ¡, con la siguiente respuesta:
Te suplico Salvadora,
213
Que amarres muy bien tu “perra”,
Ya sabes, te desafío,
Y si aquello no remedias,
Tu “afectísimo” chulío.
Ahora que estamos medio valiente y medio aguerridos, con motivo de los cuatro
rastrojos rapados del frente del Nor-Oriente donde se han agarrado a “chopazos” los
cocodrilos con los poetas, por la ramada de Leticia, ahora si que cae muy bien un desfile
militar, en verso, con huestes de santos, fruto alucinado cerebro celestial del Inocente Vera
de López Tovar o tal vez de Agripino Aldano Carbonel, hermano legítimo en poesía, y en
antecesores, de Daniel Aldano y Carbonel, el notable improvisadores tucumano y maestro
de escuelas del mismo Distrito, donde nació y murió sin haber jamás del Departamento.
Un hermoso regimiento
En la gloria se ha formado,
Cristo va de coronel,
Y de sargento mayor
El satírico Francisco,
Un hermoso regimiento.
Y de capitán graduado
El lucero de Domingo:
En la gloria se ha formado.
Va de valiente soldado
Y oficial abanderado
Ángeles y serafines,
El angélico doctor.
La plaza del mercado lo veía llegar todas las mañanas oía pregonar reiteradamente
su carne de “capau”, a voz en cuello.
Eses tío Lambayecano tan humorista, alegre y mataperro fue muerto en unos
cañaverales cercanos a la ciudad, por Augusto Cava, a quien le decían Augusto Mendoza.
Una mañana que se despertó con el cerebro un poco amodorrado resolvió educar a
los niños de su región de Bremen, resultara todo un zoológico en plena armonía.
216
He tenido la buena idea de titularlo “Concierto”, dedicándoselo a los niños; de
donde resulta como se verá, que este señor hacer de los muchachos, que no pueden
aprender a sumar fracciones, unos simples animales.
Queda constancia de que le poeta Parraguez tiene trato continuó con los animales,
porque de otra manera no es posible explicarse que pueda hacerlos expresarse a todos
justos, y sobre todo con general maestría.
El plato casrañetea,
217
El ganso casero grazna
Y gime la tortolita;
Tomen nota los maestros de este nuevo sistema de enseñanza y que conste que esta
publicación la amparó el diario “EL PAIS” de Chiclayo.
Siendo pariente cercana de la familia Barandiaran calro está que don José Félix
Barandiaran y Costa, José Félix Barandiaran y Oliva, José Félix Barandiaran, y etc, etc,
disfrutaban del pegajoso fastidio de tener sus ropas, manos y caras constantemente
enmeladas, porque sus hijos e hijas no hacían otra cosa de mañana, de tarde y de noche que
comer caramelos de goma, confites y confitones.
De aquí se explica por qué en 1877, año en el cual debió llegar al máximo en la
producción y en Eenmelamiento, don José María Barandiaran lo “agarró” fuertemente con
sus hijos y con los caramelos de goma, hasta el extremo que les tomó el pelo a unos y a
otros, en los versos siguientes donde recorre a toda la familia.
218
Rosita la de la loma,
De la pereza el asiento
Margarita no es de broma,
219
Valentina, la carcoma,
El poeta se desploma
En un lugar de avenida,
220
O de asecho si queréis
Y mi todo el nombre es
De simpática niñita,
Mi prima es de inmensidad
Me asiste seguridad.
Un doméstico animal,
El evangelio relata.
221
vino tinto tomó también la palabra y muy hondo y lirondo despelgó, en guerrilla su
hirviente verborrea de la manera siguiente:
Y que conste que quienes han dado con su paradero han sido los pregoneros
públicos de Lambayeque y de Chiclayo, don José Tejada, alias “el negro Vaina”, en la
primera ciudad y don Pablo Mil, en la segunda.
El “negro Vaina” era un pregonero muy borracho y muy pierolista quien pregonaba
en todas las esquinas sus aficiones políticas y viciosas al grito de “Viva Pierola” y “Viva el
ron de las tripas”. Este paisano nuestro había sido cocinero de la barca peruana de vela
llamada “Clara”, que se dedicaba a conducir tabaco de Saña y de Jaen del Puerto de San
José a Chile, que enviaban en sendas “guañas” unos antiguos señores apellidados
“Delgados”, exdueños de Batan-grande, de la Viña y de la tina de San Judas-Tadeo y
quienes hacían sus transacciones solamente en ducados y pesos ensayados.
222
Esto sucedía en Lambayeque a las cinco de la mañana del día 22 de diciembre de
1874, año en el cual Lambayeque se distinguió enormemente, porque uno de sus hijos don
Juan Manuel Ytúrregui, tuvo el maldito tino de firmar como Ministro del perú el Londres,
el 16 de Marzo de 1874 con los señores Contesworth Powelt y Payoc y los señores John
Schnerder y Co., riquísimas firmas inglesas un insignificante contrato para que el Perú les
cediera 200,000 tonelada de guano, gasto que debían de aguantar las islas de Chincha.
En Chiclayo el hombre de los pregoneros ha sido don Pablo Mil o siete oficios, que
eran los siguientes: pregoneros y de la chica para citar a la comunidad ayudaba misa y
también o mal morir, echador de cohetes y aguador.
Don Pablo Mil se producía de la siguiente manera, cuando se trataba por ejemplo,
de un animal perdido: “una burra se ha perdido, ayer a eso de la oración. Tiene fierro en el
“lau” de montar. Va con un sillón y su cabestro arrastrando. El que la tuviera cuatro pesos
dan de “hallazco”. La “burra” es de don Pedro Chimpen”.
Solamente en esta serie de pregones pudimos dar con el paradero de don Leopoldo
Pacheco, a quien estamos buscando hacía algunos años. Pacheco fue célebre por haber
editado, repartido y leído un periódico que él tituló “El Cometa” y que llevaba muy bien
puesto su nombre, porque salía a que le diera el sol cuando le venía en gana; exactamente
como hacen hoy los cometas, que asustan a los muchachos y hacen rezar a las viejas.
223
Fue célebre además este tucumano por su relación fraternal don Manuel María
Lopez Tovavr, con el negro Inés Castillo, con Luis F. Cáceres, con Manuel Antonio
Rodríguez y otros poetas más del tucumano suelo.
Estaba ya en sazón o de cuchillo como decían josé Romero, el ñato Romero y don
Abelardo Gonzales, una zambita engreída y vivaracha de Tucume, llamada Agripina Tovar
que era devota de la Virgen del lugar, de aquella Virgen a quien los tucumanos la llaman
“la señora ingrata” porque vive en Ferreñafe y todos los años la van a sacar y a dejar a este
pueblo los tucumanos.
Y tocarte tu pechito,
Si permite tu belleza
Llamarme tu servidor.
224
Por … 12 mis amores,
No he burlar tu pureza:
Si tu amas, te lo juro,
En medio de mi aflicción.
12
No se entiende la palabra
225
La semblanza que sigue se refiere a Rodrigo Delgado, y como el sabe quien es la
autora, no vale la pena guardar el secreto; por eso la largamos con sus pelos y señales; es
Angélica León.
Es saleroso y simpático.
Consultor politiquero,
Es famoso besador,
226
Y n es gordo: es, pues Delgado.
“Don Carangarito” le decían en Lambyeque, aun sujeto chico, bigotudo, peón del
campo, quien caminaba descalzo, pero que no por esas dejaba de ser amado, porque nunca
falta una rota para un desconocido.
Tenía por compañera de su existencia a una mujer interesante, quien parece que lo
quería mucho….. cuando se encontraba en brazos de otro; y como esto sucedía más de lo
corriente, o no menos de siete veces a la semana, está probado que lo quería mucho su
mujer a “don Caranganito”.
La víctima llegó a conocer las extrañas aficiones de su conjunto por boca de los
muchachos, quienes se hicieron eco de esas infidelidades y le fabricaron su respectiva
versada, aunque existen opiniones que sostienen que las poesías fueron obra de un sastre
poeta, don Bernardo Céspedes.
Sea de ello lo que fuera, lo único real y evidente es que esos versos fueron fruto del
ingenio lambayecano; y tanto se cantaron a golpe de arpa, que el mismo “Caranganito” los
llegó a aprender y los entonaba también en todas las chicherías, a donde llegaba para que le
convidaran unos cuantos tragos”, al son del “checo” boca abajo y del cajón de kerosene, sin
tapa, cuando faltaba el arpista por estar con “flato”.
Nunca se ofendió “don Caranganito” por estos versos sino con su compalera, a
quien quería matar con un puñal, que apostaba carreras, en llo del tamaño, con su estatura,
por lo del chiquito; siendo. A pesar de esos el terror de los guapos.
“Don Caranganito”
¡anderajá!,
Mató a su mujer,
Con un puñalito
¡andarajá!
¡andarajá!
¡anderajá!
De mala mujer….!
Y aunque la recomendación que de esa juventud nos hace el poeta no sea nada
halagadora para ella, tenemos la obligación moral de darle a la publicidad a fin de que se
conozcan cuales son las características más saltantes de los jóvenes olmanos.
Dice así:
Y juegan constantemente.
Y lo sienten principal,
Lo “jalan” al garbanzal
228
Los mozos la van pasando.
De la sastrería se valen,
El negro “Tumbero” como buen descendiente de negro “bozal” era muy divertido,
“contmás” que el cañazo y el yonque habían hecho prodigios de malabarismo mental.
De aquí que no tengan por qué llamarnos la atención si creemos que se ponía en
plena calle de Grau, que se llamó antes Constitución y más antes se ponía Jimenez o de los
Jimenez, al son de un extentóreo ¡Viva Piérol!, a cantar lo siguiente.
Don Rómulo Temoche fue heredero del Cacicazgo de Lambayeque cuyo origen data
desde el año 1578, por emaparentamiento del cacique de Jayanca, don Francisco Payconsol,
en línea recta don Eugenio Victorio Temoche Farrochumbi Puiconsoli, quien llegó a ser
cacique de Lambayeque hacia el año 1772, reteniendo el de Jayanca.
Como descendiente de buen cacique don Rómulo Temoche conserva, aún en la edad
actual, cierta aversión por todo lo que oliera a castellano, y cuando no podía esgrimir la
masa o dispara la flecha contra alguno de sus enemigos tenía que contentarse con hacer
humorismo contra él, y cuando no podía apuntar con el “Minie”, con el fusil de chispa o
229
con la mosqueta se contentaba con usar la honda o en último extremo a disparar con
torromotes o callanazos.
Con esta pintura psicológica bien podrá colegiarse que nuestro cacique moderno
tenía írsele encima a todo blanco que encontrara, despierto o durmiendo encontró cierta vez
al “barón” Rojas, que ya era Secretario del Colegio Ncional de San José y Profesor de
Caligrafía, le puso en l apuerta del cuarto, la siguiente quintilla, escrita en un pedazo de
cartón; y como él también era profesor tuvo esperanza que no por es`´iritu de cuerpo no se
calentaría:
Se lo lleva la corriente,
Le cortamos un “cojón”
Y le saquemos un diente.
Acabamos de descubrir una valiosísima perla del oriente illimano, el poeta Luciano
Quiroz, quien como los simbolistas, se dá la pista de conversar con el Sol, de apostar a las
estrellas y de “tutear a las nubes; con la única diferencia, entre él y los simbolistas, de que
Quiroz versifica repentinamente.
Sale al campo a arar y a cruzar la chacra, para sembrar sus dos almudes de “maíz”, y
olvidándose de la yunta, del galan, de las “puntas”, de los yugos y de las conyuntas, le dice
al cielo, como si fuera su propia mula “gacha”;
Cierta tarde llegó a la Notería de don Tomás Orrego, en la calle de LaRifa, sin más
compañía que s perro inseparable, y solicitó una limosnita por amor de Dios”, sin esperar
que le respondieran el consabido “perdona hermano”, pues lo que le pidieron fue un verso,
a lo que él contestó que le dieran el pié que quisieran, acordándose entre los concurrentes,
darle la palabra perro..
Está demás decir que el ciego poeta se había dado cuenta de entre quienes estaba….
Don Delfín Palma se creía y se sentía descendiente de Don Ricardo Palma. Quizá
esta suposición le daba más seguridad para decir lo que pensaba, y para creer que lo que
decía, gustaba. De aquí el prestigio que el mismo se formó, el cual pugnaba por sostenerlo
entre propios y extraños.
232
cuando el seviche de corvina protestaba airada de tanto limón y el ají cerezo enferma el
escabeche; entonces es cuadno la producción poética de Palmase vuelve exuberante, se
torna fácil, se hace vehemente y nerviosa.
Fue en uno de esos momentos cuando, todos los concurrentes, queriendo saciar o
pagar lo picante del seviche, ahogándolo en chicha, y cuando uno miraba sólo su poto, el
poeta Delfín Palam, que estaba senyado frente a don Nicanor Silva, dice: “un momento”, y
con el poto en la mano, mirando a don Nicanor, proclama:
De don Nicanor!
“Ña guallamares”- ¡Vayan Uds. A averiguar el nombre y apellido! –fue uan persona
muy popular y conocido en la ciudad de Chiclayo y en sus mantuvo en todo sus auge y
apogeo su trastorno cerebral y su manía por las hierbas medicinales.
Se dedicó a recoger por las calles de la ciudad toda especie de hierbas, las cuales
pregonaba después como de gran efecto terapéutico, para sanar toda clase de enfermedads,
desde el “bicho”, el “chucaque” y el “tabardillo” hasta “el colico misere”, la “terciana” y el
“viento”.
-“Ña Guallamares,
¿lleva verbena?,
La bodega llena.
Y como somos lambayecanod no podemos permitir que ni siquiera en esto nos gana
Chiclayo, como que tenemos todavía, en la parte más alta del altar mayor nuestro Padre
Eterno, por eso le enfrentamos al pregón de “Ña Guallarmes” o de la Julia García, al de
nuestro muy amado y distinguido paisano don Daniel Marelo, quien vivía en la calle de la
233
Ladrillera, era padre de las “Pililas” y vendía molletes blancos y cemitas de dulce, en sus
capachos de cuero, sobre todo lo cual pregonaba su mercancía, al son de este grito:
El Chiclayano don Enrique Aguilar fue loco. En esto se encuentra de acuerdo todos
los que lo conocieron; pero en lo que sí estarán en perfecto desacuerdo será en sostener que
no fue poeta, y de reprobar lo contrario nos vamos a encargar nosotros, como que tenemos
las pruebas sobre la mesa y bajo la vista.
Enrique Aguilar reclamos lo volvía loco por que le regalara un afiche de los que
poseía, y Agustín, por salir de él, le dijo, que mientras no le hiciera un verso alusivo a los
jabones, no le haría el obsequio.
Al día siguiente que era Domingo, esperó que la tienda se llenara de las muchachas
más conocidas y distinguidas de Chiclayo, a eso de las doce “rompe y raja” y “derrota
batida”:
De jabones colosal
Y mientras que Aguilar salió con su codiciado afiche, a Agustín se salieron los
colores a la cara.
234
Don Juan Aldana Sánchez, que por el apellido huele a Túcume puro, es un poeta
moderno, a juzgar por la andanada de piedras consanantadas que le dispar a las niás
modernas, que son un irrisión con sus pinturas baratas y malas, cuando les “chorrea”, por la
car, el rímel, el kol y el lápiz para los labios el “Pompeya”, los polvos de arroz y el agua
oxigenada.
La mujer de honestidad,
Si le toca es la maldad
Natural es la huella
235
La chicha de mi comadre
En pleno segundo año de Instrucción Media del Colegio Nacional de San José
tuvieron un pleito dos alumnos: un muchacho apellidado Saavedra, gordo, petacón, natural
y sencillo, y Alfredo Guerrero y Luna, delgado, esbelto elegante y pretencioso.
Parece que no llegaron a las vías de hecho sino a las de derecho y torcido, lo que
prueba que ambos se respetaban.
Alfredo;
Guerrero;
Luna.
Tuvo oportunidad de efectuar sus correrías por la cosa Norte del Perú un genuino
representante de la Villa de Eten, apellidado Millones, quien llevaba muy ien puesto su
apellido, a estar por los millones de robos, asesinatos y raterías que cometió.
236
Esto de los Millones de la Villa de Eten es cosa cierta, sería sincera, publica voz,
opinión y fama, sin dicho alguno en contrario. El que no es Millones por el padre lo es por
la madre, y is no por el Juez, por la Cárcel, por las cabras o vacas de que se haya apropiado
o sino por lo que le “achequen”.
Bueno. Este Millones era uno de los Millones de la Villa de Eten quien comenzó a
“negociar” por la Provincia de Pacasmayo, hasta que llegó al pueblo de Chepén.
En efecto el pájaro fue guardando en la Cárcel de Chepen donde fue masacrado por
el pueblo, en el año de 1918.
Y mi montura también.
Sabido es que las monturas de las acémilas producen “mataduras” o heridas en los
lomos de los animales.
Por la mañana
Cortan la diana,
238
Con una copa de “guariflé”.
La vida es corta,
De San José.
Era exactamente el buen año de 1905, y a eso de las cinco de la tarde se dirigían
hacia la calle 28 de Julio, por allá por al lado del “Pozo de Cuneo” en Lambayeque que,
don Anaximandro Pita, don Ramón Tello, don Bernardino Olazábal, don Eugenio Zapata y
cuatro o seis muchachos más a tomar un poco de chicha “faltosa”, preparaba, bien por la
“Cona” o bien de la “Cata Montes”, que asentaba un buen piqueo, a veces de “raya”, de
“cachema”, de “guitarra” o de “vieja”, sin alusión personal alectora alguna.
Enuna de estas chicerías o cercana a ellas vivía un cholo llamada Anacleto Sipión,
de oficio borriquero y enamorado hasta los “tuétanos” de una zamba lavandera, llamada
Ysabel, que aunque ya le hacía torcidos a los cuarenta, conservaba vestigios de los viente; y
conservaba bien dos hijos, por más señas lo dos hermanos Quiñones, músicos de profesión.
Como Anacleto no sabía enamorar de otra manera, le cantaba los siguientes versos:
Contesta esto:
Y le terminó la quintilla.
Bromeando con varios amigos, entre quienes se encontraba Abraham Zevallos, don
José María Arbulú Buenaño, quiso decirle a este que tenía dos puestos, porque
efectivamente, era vigilante de las aguas y cuidador de la sal, y sintetizando ambas cosas en
una improvisación le dice:
De cuidador de la sal
Al otro partido del Dr. Chacaltana pertenecían los campos, y por lo mismo, los de
Navarrete eran sus enemigos.
Don José María Arbulú Buenaño, refiriéndose a ellos, dijo: “todos esos hombres son
malos, porque… lo voi a decir en verso”.
Don Abelardo Gonzáles figura también como poeta, gracias al siguiente dato que
nos ha sido proporcionado por una vieja de Chiclayo.
Se cuenta que asistiendo don Abelardo a cierto matrimonio – de los nombres de los
protagonistas o desgraciados no quiere acordarse la leyenda – al ver a la novia llena de
azahares y velos, relató a sus amigos más cercanos , el final de aquella con estas
improvisaciones:
Si la han desensillar
Parece que los lambayecanos han tenido cierta facilidad para ese difícil arte de
improvisar y especialmente se distinguen en los ecos u ovillejos, en el pié quebrado y en la
décima, metros muy boga en tiempos de Perricholi y de los Virreyes primitivos.
En los oídos de don Arturo Pastor Guillen los nombres de sus tres hijos le estaban
volviendo sordo y no queriendo quedarse ocn ellos adentro, resolvió enviárselos a su señora
en el siguiente eco, que improvisó en una banca de la plaza de Chancay:
A Ester;
Arturo,
¿y mi cariño no trunca?,
Rebeca.
241
La garganta tengo seca
Cierta tarde se encontró con la lengua ágil y el humor devuelto y se le ocurrió visitar
la casa de una distinguida familia lambayecana que veraneaa en el Puerto de Eten, donde
enocntró además de buena gente, mucha atención y más simpatía, por parte de una señorita
de singular belleza, que había recibido del seór Manuel Torres-sin O- como ofrenda de
distinción y de aprecio, una pareja de medias botellas de finísimo licor, etiquetado con
mistela de guindones y ciruelas; pero como don Arturo no, podía concebir que un regalo de
esa naturaleza no estuviera salpocado de su poco de sal y su “ñisquita de poesía, escribió
sobre la etiqueta, que debería ser amplia, el siguiente par de cuartetos, uno por botella, que
decían así:
En alcohol desinfectado,
Claro que esta bromita solivianto el ánimo del obsequiante, que como persona seria
no rsiste guaraguas literarias a nadie; más como no podía retirar el regalo, los versos
242
siguieron sus curso y han llegado hasta a ocupar esta página, que bien se lo merecen las
medias botellas y los casi medio versos.
Cuando don Miguel Baca se enteró, por el mismo dagnificado, de la pasada de que
había sido objeto, le dijo,por todo comentario, dándole esta otra receta:
Ya vemos que las pupilas del Dr. Dixon reluce; que se pasa la lengua por las
comisuras de los labios, saboreándose; que su mano acaricia su calva luciente, tonel de
poesías; que guiña el ojo derecho y cierra el izquierdo, porque…él también se la ha pagado:
se cree legítimo autor de esta letrilla y nosotros nos diremos que no por no dejar en
vergüenza, desmintiéndolo, a Arturo Pastor Guillén.
En 1930 llegó a Chiclayo José Antonio Lora como empresario de una orquesta
Típica, que no lo hacía del todo mal; y queriendo que también gozaran de las delicias del
violín y de la guitarra, los cocodrilos el Chira, le hizo el siguiente telegrama a Vicente
Rázuri:
Al día siguiente, Lora que esperaba un telegrama o una carta, de “lata” recibió en
verso en telegrama o en telegrama en verso, que decía lo siguiente:
Recibe saludos
LATA.
245
Lugar de la escena: el caserío de “Cascajal”, cercano a Olmos, Epoca: hace treinta
años.
Personajes: el Dr. Ramón Navarrete, el Dr. Luis Rojas, quien además de Olmano era
“curanrdero”, Manuel Pizarro, Carlos del Castillo y Pedro Falla Rodríguez.
Carlos Castillo “la agarró” con Pedro Falla y empezó a tomarle el pelo, esperando
este solamente un momento oportuno para tomarse el desquite, empleando el único medio
agresivo de que podía disponer, que era la poesía repentista.
Hay que tener presente como ancedente que Castillo estaba medio “enredado” con
una tal “Sunciona”Cervez, que vivía en Hualapulán, hacienda cercana a Olmos, y apenas
comenzó a rascar la guitarra”, Falla le “plantificó” a Castillo la siguiente improvisación, al
empuje del trago y al son del canto:
Quedándose en el camino,
Y a Castillo le convino
Quedarse en Hualapulán….
Una de las usanzas más comunes de las luchas políticas muestras es el insulto y la
calumnia. Cuando ya no hay razones de dar con el pensamiento, se recurre, como la mula, a
la patada. Menos mal que muchas veces el insulto y la diatriba se proferían en verso, como
para dorar la píldora, a fin de que la cucharada pareciera menos amarga, porque así se
deslizaba, seguramente, por el “galillo”, con un poco menos de dificultad.
Juan Manuel María Campos, se encontraba en lo mejor de sus luchas políticas con
el Dr. Juan de Dios Lora y Cordero, y después de haber agotado los razonamientos, los
ideales, los programas, los ofrecimientos, la crítica, etc; en diaria lucha, resolvió dar el
golpe de gracia, hundiendo la puntilla en el cuerpo de su agresor, y pensó que lo mejor sería
246
la poesía usando como intermedio su periódico “El Republicano”, en el cual publicó la
siguiente fábula:
Y el cordero la engulló
En el tragadero,
Y viva se la pasó.
En consorcio singular
Si la lora va hablar
Bufon el naturalista,
El martes de Carnaval, del año 1927, celebrando el final de la fiesta más bulliciosa y
más útil, bulliciosa porque no existe otra en la cual se meta más escándalo y útil, porque es
en su celebración cuando consiguen que los bañen algunos retractarlos, en ese martes,
después de haberse empolvado y bañado decidieron comerse un cabrito al horno, en una de
las huertas cercanas a Cnongoyape, varios maigas, descollando, entre ellos, el ingerniero
don Flavio D. Morenoy don B. Orrego.
En nuestra tierra las fiestas son la cosa más natural, pero el baño resulta lo más
extraño. Puede decirse que el baño es un acontecimiento y no una costumbre, lo quiere
decir, según un poeta cursi de Lambayeque.
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Que esta es la prueba feaciente
Opinión con la cual nos encontramos enteramente de acuerdo después del baño que
por afuera les habían dado las chinas trenzonas, decidieron ellos bañarse por dentro y
ahogaron al cabrito y sus penas con harto cañazo de Cayaltí, vino dulce de Jayanca, chicha
embotellada de Chiclayo, cerveza marca ‘’Pavo’’, yonque de Penachi y pisco de cualquier
cosa.
Fue en tal situación que Orrego decidió agasajar a Moreno con los preciosos afectos
de su volumen peotico y ensartó las siguientes décimas englosadas que dicen mucho de
Manuel María López Tovar y de Agripino Aldana Carbonel, habiendo tenido la osadia de
ponerles esta dedicatoria: A mi distinguido amigo el Ingerio Flavio D. Moreno, de la
Montaña El Mirador, campo de prisión’’ sin acordarse de que allí, también en Chongoyape
Arturo Schuth y Saco compuso la Chongoyapana, tan popular que hasta los fonógrafos de
cilindro se la saben. He aquí el tropezón de Orrego:
La justicia y la moral
A ninguna la encontré;
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El baldón y la mentira
En constante confusión,
Sacándole el corazón
Que es de co…….bardes.mansión
Yo conocí, pordioseros,
Se hicieron politiqueros;
Ha perdido su altivez,
Don José Pérez tuvo varios hijos: Ricardo, Germán, Manuel Bernardino, y
Peregrina.
Parece que los algarrobales de Pacora, del pueblo de San Pablo de Pacora,
entusiasmaron al viejo contemplando a su hija Peregrina, llena de alegría y de juventus; y
tanteando el cerebro y pulsando el lápiz, le construye los siguientes versos que improvisó,
es rama, sin corregir una sola palabra.
Fragante azucena,
Azucena hermosa,
Jazmín oloroso,
Clavel encendido,
Narciso escondido,
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Alhelí virtuoso.
De varios colores,
Eres ramillete
Eres mi contento,
Eres mi alegría,
Mi entretenimiento
Eres purpurina
Hija Peregrina,
Doña Agueda Carrasco, otra una poetisa oriunda de Olmos, lo que no fue
inconveniente para que tuviera relaciones llamadas ilícitas-como si fueran contra su
voluntad-con un ‘’extranjero’’, o como llaman en esos esos oueblos con un ‘’forastero’’,
natural de Supe, llamado Agustin Fonseca, quien se dedicó a la cría de chanchos,
fracasando en el negocio, la que no tiene nada de raro, puesto que no teniendo práctica en
ese sembrío-en Supe no se siembra chanchos-no comió ni siquiera patitas migadas.
Tan sonoro fue el fracazo que sufrió Fonseca que resolvió regresarse a su pueblo,
sin esperanza en el corazón y son dineros en el bolsillo.
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Para su deshago físico y moral solía cantar de noche especialmente, los siguientes
versos improvisados, que también expresan un dolor romántico:
El amor de forastero
La soledad del despoblado, aguza el estro de los poetas y fabrica poetas. Arica
resulta uno de estos ejemplares, pues al poco tiempo de esta vida solitaria, le envió a un
amigo suyo y protector estos versos:
Metido en el despoblado,
Es el ser agradecido
A mi antiguo protector
José Antonio Rentería, apodado ‘’el mono’’, por su gran semejanza con éste fue un
olmano que se dedicó a vender pan caliente por ciudad y tortas frías por la mañana,
trabajando noche día, para doña Trinidad Atoche, su tía por consaguinidad y su verdugo por
afinidad, de oficio o panadera y abusiva por vocación.
Cuando la víctima murió, la ‘’caballa loca’’, apodo con que era conocida, en el
pueblo de Olmos, la poetisa Manuela Falla, compuso repentinamente, los siguientes versos
‘’in memoriam’’:
Se acabó, ya el biscochero,
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Y tortas al carpintero.
Me lo sepa devolver,
Como la bulla arreciara, el Dr. Lora, sigilosamente, con ese siglo que tenía para
caminar y para pensar, siempre tan suyo, abordó el salón, cogiendo al ‘’mono’’ en
infraganti deli-to, quien no tuvo tiempo sino para borrar estampado. Con todo el Dr. Lora
pudo leer algunas de las palabras que se habían escrito, contentándose con decir: ‘’Muy
bien’’, retirándose con el mismo sigilo en el paso, en la mirada y en la palabra.
Cosa de media hora después don Manuel Balleto, que es como decir el verdugo de
los alumnos, se presentó al salón y llamó a Lapoint de parte del Director, y una vez
reunidos, alumno y maestro se entabló el siguiente diálogo:
-Dime Carlos ¡Tu has escrito esta serie de lisuras que encontré en la pizarra?.
-No es cierto.
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-Primero dijiste que sí y después que no, ¿te has arrepentido?.
-No es cierto y de esta palabra nadie lo sacaba. Pasó ¡al salón de penados, después
al calabozo y después al salón, donde volvió a entrevistarse con el Dr. Lora, quien por
querer mucho a Lapoint hasta lloró de pura impresión, por lo que el ‘’mono’’ le respondió:
Al día siguiente, dando clase de Aritmética el Dr. Lora sacó a la pizarra a César
Salazar, para que resolviera un problema de conjunta y como el alumno ni con junta ni solo
lo puso resolver, perdiendo de ésta manera la oportunidad de obtener, a fin de año, una
cartulina que dijera: Premio al mérito’’, a la izquierda y ‘’Honor al saber’’ a la derecha, el
maestro dictó el siguiente cuarteto:
Eran alumnos en esa época los siguientes: Ricardo A. Miranda, Daniel César Pinglo,
Eulogio Castillo, Manuel S. Navarrete, Adan Neira, Carlos L… 13cor, Manuel Wenceslao
Vidaurre y Sierra, Rosendo y Juan Francisco Cortez, Angel Gervasi, Angel Campodónico,
José Arturo Salazar, Angel Descalzi, José Santos Berrios, Elías y Carlos Cárpena, el
‘’chino’’ Díaz y algunos otros.
No sabemos si para Uds. Será una novedad, pero lo cierto es que Mo… 14pe, la tierra
de guapos-cuidado con Ferreñafe-ya tiene cinema, varios jueces de paz, cabos de la guardia
Civil y toman caré molido a máquina. Como se verá ha progresado.
También sus habitantes han progresado mucho en aquello de quedarse aptrás del
Dpto. como arriándolo, y de aquí que nos ‘’topemos’’ con muy buenos elementos.
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Por ejemplo, con don Zenobio Camacho, a quien hasta el nombre y el apellido lo
ayudan.
Con don Alfredo Sosa la cosa cambia de aspecto. Este señor se encontraba en el
despacho del Juez de Primer Instancia de Lambayeque, el Dr. Benjamín F.Burga y se
presentó una preja de litigantes quienes se agarraron al pleito de boca y de manos, no
habiendo podido intervenir don Alfredo, porque como decía él: Y ya no podía manejar el
bastón porque estaba la paloma en la mano’’ y en efecto tenía una magnífica cucula en
s… 18der, bien apretada. Como se había asustado decidió ‘’cobrar valor’’ con pisco y se
encontró con sus paisanos el negro Clemente doña Justa Irido y don Miguel Garrido,
quienes de puro borrachos no sabian quienes eran.
Ante la expectación de los paisanos ‘’ñor José le dice: Todas las noches la Manuela
me dice:
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‘’Ñor José, ‘’ñor José’’,
Duerme hijita,
Don José Aleman no era tonto, era maestro de Escuela en Olmos y cuando algún
muchacho, que ya había comprado en Lambayeque un bolero le preguntaba:
Maestro:
Don Rafael Irigoyen tiene el honor de ser el mejor herbolario de Motupe y de poseer
por mujer a doña Ignacia Gonzaga, célebre porque acostumbraba a la ‘’huaraca’’ define su
posición canicular con esta definición: ‘’Abraiguémonos, gocemos del frío, porque desde el
8 de diciembre se ‘’deshemhuaraca’’ el calor. Pero además de esto y de ser médico,
cirujano, partero, quiropedista, masajista, peluquero, saca muelas, sombrero, hormador,
músico y sastre resulta aficionado a hacer ruborizar a las musas, con la prueba siguiente:
La música y el canto
Quitan el llanto;
Alegran la cabeza
Enamoran al alma
Miente quien diga que doña Matea Chanamé no era chiclayana pero si dice verdad
quien diga que era bastante ebria y muy poco poetisa.
A los versos que siguen no se les puede asignar precio, porque se ha despreciado
tanto el centavo cuanto la chicha chiclayana:
Y ponerme a repartir.
Y se resbala el colchón,
La ñata y el narigón.
O se resbala el petate,
La leche y el chocolate.
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Hacia el año 1908 desempeñaba las altas funciones de salonero, cuidador y
encendedor del Palacio de Gobierno, el chiclayano, don Gonzalo Rivas.
Una tarde que se encaminaba al palacio, a tomar su guardia, encontró cerca una
estación de Desamparados a un par de ciegos que tocaban violín y cantaban a las mil
maravillas y se puso a escribir en verso, sus impresiones sobre lo que acababa de oir.
El doctos Germán Leguía y Martínez, que era Ministro de Estado, lo pille en ese
laboreo, y sin pedirle permiso-para eso era Ministro de Gobierno se quedó con la
producción, que se la llevó al Dr. Raez, Ministro de hacienda y al Jefe de la Casa Militar
comandante Alfajama, quienes dudaron con razón, de que una persona que pudiera hacer
esas consonancias estuviera de simple salonero.
Con el fin de zanjar la cuestión, el Dr. Raez propuso, un ensayo, y haciendo llamar a
Rivas, le manifestó que para poder creerle autor de esos versos, se sometiera a la prueba de
hacer otro, pero improvisados, a lo cual nuestro paisano Rivas, que tiene ‘’cuajo’’, como
buen chiclayano, aceptó sin vacilación.
El Dr. Raez le dijo que ese día cumplía años el Comandante Alfajama y que lo
saludara en verso.
Anciano venerable,
Improvisación anónima.
De la Casa Militar,
Si el destino me ha abrumado
No me abrumará el pensar.
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Julio Cabeza, hijo de Belisario Cabeza, se vino a Lima en el año de 1912, después
de terminar su instrucción media en el Colegio Nacional de San José, y se empleó en la
casa Crevani, en la sección de contabilidad, teniendo como jefe a un señor Forraro, quien se
distinguió por no distinguir para nada a nuestro paisano.
Rivas se compuso ‘’la moña’’, limpió los anteojos, carraspeó, contó el número de
ventanas que tenía la pieza, y aproximándose al cerebro le dice:
-No hay por qué preocuparse. Tu tienes que ser invitado a la casa de Ferraro, el día
de su cumpleaños; entonces te hago, un discurso y al final le endilgas un verso. Ya verás si
no te aumenta el sueldo.
El chiclayano Rivas, que tiene más ingenio que cabellos en la cabeza y más
canciones y versos en esta, que pensamientos doña ‘’Juana la cantora’’, preparó un pequeño
discurso, en el cual hablaba de la corrección, la honradez ‘’la inteligente labor desarrollada
‘’ el ‘’prestigioso jefe’’, terminando con un verso.
DonJulio Cabeza que al decir del Dr. Rivadeneyra, no tenía cabeza, se puso de pie,
y después de contribuir con su pequeña ración de perfumes, y de flores se compuso la
corbata, se pasó la mano por la frente, como para llamar a alguien, y digo en conclusión:
Y el verdadero tributo;
Tal como Rivas lo había profetizado, al siguiente día, Cabeza saboreó el aumento de
sueldo y el cambio de mejor colocación; lo que prueba que los versos tuyos o ajenos,
procura que no te falten-sirven algunos veces para ‘’parar la olla’’ y cocer mejor los
garbanzos.
260
Alejandro Ortega L. profesional aparador, quien hizo reclamo a sus trabajos con el
siguiente letrero: ‘’Aquí se hacen zapatos finos para niños sin taco’’, era también aficionada
a la crítica teatral. De aquí que no faltaba a las funciones que en el ‘’Teatro Dos de Mayo’’,
de Chiclayo diera la Compañía Nacional de Raquel Vargas Corbacho de Ego Aguirre, de la
cual formaba parte el barítono peruano Ernesto Paz, nace apenas 30 años; funciones en las
cuales se funcionaba a Verdi, en ‘’Traviata’’, y trompeaban en ‘’Carmen’’ a Bizet.
Sabido es que don Alejandro Ortega L. tuvo un buen taller de zapatería en Chiclayo,
que era preferido por la sociedad, en vista de la calidad de los zapatos que hacía.
Aumentando cada día su negocio, sin rival se le ocurrió por su mal dejar la zapatería.
Que conste que hemos hecho poesía casi sin sentirlo, y ya explicaremos por qué.
261
Cuando cambió la ‘’capellada’’ por las musas, y estas comenzaron a resentirse
mostrándosele medio esquivas, briosas y ‘’garañonas’’, se sucitó en Lima un serio
Altercado, entre el Dr. Glicerio Tassara, que dirigía ‘’La Idea Libre’’ y los Srs. Miró
Quesada, dueños de ‘’El Comercio’’ que culminó con la muerte de Luis Pazos Varela. Esto
sucedía el 3 de mayo de 1902.
Vente conmigo.
Vente a Chiclayo,
La mano dame.
Pero parece que ni el Dr. Tassara le dio mano, ni el Coronel Mavila tampoco, a
pesar del revuelo que entre los aficionados a la literatura y a las Odas- ¡no odas, hombre! –
metió esa escaramusa literaria de Ortega.
-Diga Ud, Ortega. Los españoles no nos llevan ‘’chico’’ en nada. En guerreros
tenemos al general Cáceres y a Bolognesi, que valen tanto como Martínez Campos; en
marinos tenemos a Grau, quien se sobra para Churruca; en poetas tenía hasta hace poco, a
Bretón de los Herreros; pero ahora se lo enfrentaremos a Ud., para que sea nuestro Bretón
de los zapateros, por aquello de ‘’la mano dame’’, que es de rechupeta’’ de cajón y de
guarapo.
Don José Tineo tuvo dos profesiones, claras y definidas, en su vida de Chiclayano,
de por el barrio de ‘’La Cruz de Chiclayo Chiquito’’: tuerto, herrero y chichero, suficientes
para hacer ganar la gloria a cualquiera.
262
esquina de Balta y Santa Catalina, con don José Castro Cuadra y don Juan Estela, y por el
cual, además del ojo tuerto le sacaron ‘’chocolate’’ de las ‘’ñatas’’ por un ‘’zozotroco’’ que
le arrecostaron ‘’en todo el ‘’come yuca’’.
Si en esa aventura salió con un ojo menos consiguió, en cambio, un verso más,
porque se puso a improvisar ‘’en seguidita’’, de ‘’la peleya’’ esta versada, y entre poco y
poto decía:
Tinero en su profesión,
Tineo en su conocer,
Es su chichita beber.
Tineo en su profesión,
TIneo en su conocer,
Que el beber.
Aquel jayancano llamado Gregorio Molletero, que fue fusilado una madrugada, por
unos Ubillus, nos ha dejado una curiosa improvisación sobre los Diez Mandamientos de la
Ley de Dios, que sin comentario alguno vamos a trascribir en seguida:
Mi corazón a mi dueño.
El segundo no jurar,
El no comer ni el beber
En lo público y secreto.
En el quinto no matar,
En el sexto arrepentirme
El octavo es de rogar
Y clamarle al Redentor
En el noveno esperar
De mi Dios la compasión;
El décimo no mentir,
Al supremo Tribunal.
265
Monsefú no ha podido permanecer indiferente ante los aprestos poéticos de los otros
pueblos del Depto. Tenía feria, tenía luz eléctrica, un busto a Diego Ferré, chicha arpas,
piajenos y trapiches y no iba a tener su versadas imposible. Eso fue lo que se dijo el pueblo
de Monsefú en pleno y empezó a repartir las voces por sus cuatro costados, citando a
alg´ñun digno hijo de su pueblo para que lo sacara del apuro, porque este pueblo por
hacerse notable no ve visiones. Se hizo notable cuando el plebiscito de Tacna y Arica en
una historia que queda referida en la sección prosa de nuestros flok-lore, se ha hecho
célebre en Lima o lo ha hecho célebre un tal Mechas, quien posee en la calle de Santa
María de Lima, una tienda de calzado con este sugestivo letrero: ‘’Calzado Monsefú, por
José Mechán’’ Allí bien cerca de jueces, escribanos, procuradores, agentes judiciales, papel
sellado, etc, como para no perder el compas de la tierra.
FELICITACION
A Ramoncito Mateo
Aspíllaga Larrañaga,
Lo colme de bendiciones
Y su corazón sereno
266
Tan grande es mi simpatía
Lo felicito en su día,
Venturas en su existencia,
De la brega y la labor,
De la Patria y Libertad;
Aceptando el sentimiento
De su amiguito Joaquín.
J. R. Llontop.
27 de octubre de 1932.
267
A cuantos hijos de la señora María Osores de Carbonel le habría echado palmota
Daniel Aldana, en la escuela de Illimo, de la cual era maestro, que la madre agradecida,
como para que siguiera repitiendo la palmeta y ella el verso le ofrece el siguiente, que tiene
una novedad, está dedicado así ‘’Para el Alcalde, señor Daniel Aldana’’, notable
descubrimiento que acabamos de hacer y que no demoramos en transmitir a los ojos de
nuestro lectores, para esperanza de todos los maestros de escuelas, quienes nunca llegaron a
Alcaldes y que con este procedente pueden aspirar a la silla principal del Concejo
Provincial de Chiclayo, donde hasta hace poco, estuvo sentado como si fuera en su montura
de cajón, un Alcalde que decía: ‘’Es indiferencia de los señores edificios para no asistir con
sus ausencia a las sesiones que nos está probando que no apetecen el Concejo, como si se
les ‘’juera’’ libre o como si pagaran pontazgo por decir aprobado o desaprobado’’. Y ni el
Secretario que escribió unas huellas de automovil en la Ruta de los disparates, ha podido
adiestrarlo y amaestrarlo…..
Si poetisa yo fuera
Y si lauros conquistara
Un tributo de tu clemencia.
Tu patriotismo me inspira
y te llama luchador.
268
Luchas porque la ignorancia
Y a su fragancia añadiera
El jazmín es gratitud,
269
Illimo puede dormir tranquila sobre sus laureles, porque esto sucedió en el año de
Nuestro señor de mil novecientos y cuatro y el peligro ha pasado ya para Illimo y para
Chiclayo.
Hay otra clase de crucez en los caminos, pero estas son de los muertos, mejor dicho
de los que han muerto asesinados, bien por bandoleros, por enemigos o, por ‘’la maquina’’,
porque las locomotoras de los ferrocarriles de Eten y Pimentel han matado más
‘’cristianos’’ y más bestias que muchas de nuestras revoluciones modernas que se han
hecho, no ha tiros y con sangre, sino con un par de telegramas y un voto de censura.
Nuestro pueblos, pues están plagados de cruces y era natural que los de carácter
religioso impusieran a algunos de nuestros poetas, quienes han hecho derroche gráfico para
hablarnos de ellos, sumentando nuestra colección folk-lórica.
Ostentan un gallo, corona, clavos, dados, esponja, lanza, escalera, martillo, tenaza,
etc. Es decir lo que puede tener todo, una casa.
Que airosamente me dé
Mi divino Redentor.
De mi Padre el Redentor,
Concentración de bondad;
Columna de un pagano
En esta festividad,
271
Que se celebra en Chiclayo
es recuerdo a la pasión;
a brindarte adoración.
El elenco de la Compañía estaba formado así: tenor absoluto, Dario Recalde, hijo;
galán joven, José Recalde; tenor cómico, Antonio Valdivieso; primera tiple cantante,
Antonia López; característica, Adela Pereyra de Recalde, tiple cómica, Amelia Recalde de
Valdivieso; director de Orquesta, Reynaldo La Rosa; flautista, Manuel Pizarrozo; y algunos
otros que no se recuerdan.
De tanto oír la flauta y de tanto sobarla, el maestro Pizarrozo había creado cólera
‘’entre sí’’ y se manejaba un genio de potranca chúcara y en celo. Parece que la que más se
equivocaba, en los ensayos, era la corista Dionisia , mujer de Pizarroso, y como esto
sucedía con frecuencia. El flauta la tenía entre la ceja y no dejaba de amenazarla con el
instrumento, que es bastante peligroso, tanto cuando está funda, como cuando está sin ella.
Una tarde en el cuarto del hotel estaban ensayando. Doña Dionisia, como de
costumbre, tuvo la buena idea de equivocarse, y el flauta le tiró la misma, con tanta furia,
que casi la traspasa y la ensarta. Hay flautas alevosas.
El otro día, en el teatro, estaba Pizarrozo con la flauta enfundada debajo del brazo;
la pobre Dionisia se equivocó, por culpa de La Rosa, y su marido le largó la flauta como la
tenía…...
Se encontraba presente en ese ensayo José Eufemio Lora y Lora, quien escribió in
continenti el siguiente epigrama:
El flautista pizarrozo,
Se la tiró a su mujer.
273
Por la vecina he sabido
Esta anécdota nos fue relata por Vicente Rázuri, asegurándonos haber sido testigo
de la escena; sin embargo, deja constancia de haber leído el mismo verso en un folleto
editado en Buenos Aires, en 1930; quedándo en duda la autenticidad de esa poesía, aunque
por lo que respecta a mi opinión es de Lora y Lora.
La ley de la antigüedad
La moderna lo ha perdido.
AL cielo yo vi volar
Saca tu pechito,
Dale de mamar.
En el jardín de la flores
274
Una violeta arranqué,
A gozar de la retreta.
Doña Guillermina,
19
No hay continuación del texto.
275
JOSE BARBA
¿y cómo no he de herrar yo
El delito cometido:
Llevada de la serpiente.
De Rey, en su religión,
276
Herró el sabio Salomón,
Mi zamba, la Isabelita.
No brinque a la candelada,
Pero parece que en ciertas, sobre todo en aquellas que le tocaba ir a lavar a la zamba
Isabel a un pozo, que estaba cercano a ‘’Los Cuatro Ojos’’, a la sombra de sauce llorón, de
278
esos que tanto abundan en el ‘’vao’’, en la ‘’Acequia de los Huabos’’, en ‘’La Carramuca’’
o en ‘’La Cantarilla’’, el poeta, para espantar a los fantasmas de los celos decía:
El sauce de la laguna
Porque es ‘’alcahuetería’’
Anacleta Sipión había adquirido sus conocimientos poéticos por afinidad, puesto
que su mujer, llamada Elisea, era hija de la Manonga Pio, quien a toda persona, con aspecto
decente, aunque fuera por fuera, le decía:
Caballero noble,
Arrecho y pobre.
A mi caña de pescar,
De pena se va a secar.
279
Otro que bien trabajaba, tanto sus zapatos como sus versos arreglando éstos y
remandando aquellos, era don Manuel Recoba, a quien las musas le soplaban al oído
solamente cuando pasaba la alezna y chirriaba la chaveta.
Entonces producía, y llamaba a sus hijos para que oyendo no se perdiera, y nietos
para que oyendo la tradición oral, lo que prueba que no sabía escribir.
Se expresaba así:
A prender a jinetear,
Y no me pudo tumbar.
Y cuatro la lagartija,
Mañana de mañanita
Prende mi corazón.
280
Tarde de la noche vengo
Prenda de mi corazón.
Don Ciriaco Osores, lambayecano del cogollo y del ‘’lau’’ de los Siancas, no se
quedaba atrás ni al anca de esto de improvisar sus versadas, siendo acompañado en el
tamboreo por don Juan Arana, alias ‘’el Senador, quienes se expresaban así:
Cantnado la peripipí,
En huevos de Morropón;
Ya la llevan a enterrar,
Así, así,
Así, asá,
281
Piripipí,
Piripapá.
Ahora ‘’dentro’’ yo. Así oímos que dice ‘’La Carramuca’’, toda ‘’La parrita’’, la
calle del Palmo, la del Callejón de la Luna, las Tres Cruces, la Ladrillera; por allá, la Tina,
fumando su gran tabaco de Jaén, nos apoya, mientras que los médanos aplauden, el Tiro al
Blanco, que era la antigua Alameda, se estira y ‘’La Tasca’’ canta; pero más allá aún, cerca
del ‘’Atajo’’ del río ruge. Es ese río de Lambayeque, el antiguo Fuquillanga, que le ha dado
más dolores de cabeza a su pueblo que las suegras impertinentes a los matrimonios, y que
ha tenido el honor de querer beberse a la benemérita ciudad con sus caciques, capullanas,
encomenderos, pachacas, corregidores, defensores naturales y procuradores, saliéndose en
siete ocasiones de madre como para remojar a su madre, en los años siguientes: 1791, 1723,
1871, 1878, 1866, 1828 y1891.
Los que siguen son versos de los viejos lambayecanos, quienes tanto sabían hacer
un buen cuarteto cuanto quebrantar un potro chúcaro o bien robarse a una chiclayana o
contener a todo el río Viejo, cuando venía repunto ‘’juerte’’, lo que sucedía, casi siempre en
los años terminados en 1 y 7, tal como sostenía la Astronomía y la Meteorología de
entonces, ciencias que consistían simplemente en mirar al cielo y ver si las nubes estaban
cargadas,; si estaban en forma de palmas o si lo estaban o forma de copos de algodón y oír
el croar de los sapos, contar el número de ‘’abuelitos’’ y el de cochinitos y fijarse en si les
caían o no las alas a las hormigas de humedad.
282
Aguardiente y vino,
Cerveza y cogñac;
Vamos a formar!.
Brisas de la mar;
Vamos a formar!
Meciéndose va
Cual se mece
La hamaca tendida
¡Don-do-ré!
El gavilán en el campo;
Así me la como yo
Zambita si no llorara,
Lástima que no siguiera improvisando para que nos contara las enemistades de
Mochumi, del pueblo de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Mochumí, que juró su
independencia el 2 de enero de 1875.
(Fin).
POESIAS POLITICO-SARCASTICAS
De Presidente Guillermo.
No quiero al de Cayartí.
El pueblo lo ha de matar.
Y te aplican sanguijuelas.
Y tu ejército y tu armada;
Estás esqueletizada
Y te aplican sanguijuelas.
El Coronel Balta
Se lleva la flor.
Porque lo merece
287
¡hora!
¡hora!
¡hora!
Si será la Conga
Ahora sí la Conga
¡hora!
Donde la Manonga
¡hora!
¡hora!.
288
Cornejo es un maniquí,
¡Valientes chiclayanos,
A los portales,
Si te falten ‘’sebas’’
Te sobran puñales.
Negro lambayecano
Sube a la torre
Y dile a Samocurcio
Sabido es que unas de las posesiones más fuertes que tuvieron, en Chiclayo, los
revolucionarios de Balta, fueron la antigua Iglesia, el Colegio Nacional de San José y la
casa de la calle ‘’7 de Enero’’, Nº 615, de propiedad de la familia Arbulú Maradiegue, la
cual se llamaba ‘’el fuerte Maradiegue’’.
Con motivo de los cañonazos, estos tres edificios quedaron muy mal parados,
especialmente la Iglesia, cuyas torres casi fueron deshechas; y relatando estos hechos el
poeta chiclayano José Manuel Soto.
289
Al pueblo heroico y valiente
Una vez que les hubo hecho este ofrecimiento cogió un lápiz y sobre una máquina
Singes de las que tenía en su oficina el agente de esta marca en Talara, el chiclayano José
Matallana, fue escribiendo la siguiente marinera, la cual, después, el mismo pueblo le puso
música, cantándola y bailándola:
Comadre Chavela,
Y al que no lo ‘’avive’’
Miéntele a su abuela.
De los comandantes
¿Cuál es el mejor?
290
Don Luis Sánchez Cerro
Se lleva la flor.
Porque lo merece
¡ora!
¡entra!
Derrotó al tirano
¡quiebra!
No se me caliente,
Le siguen la pista.
Un bonito entierro,
Porque lo merece,
Porque lo merece,
¡ora!
¡entra!
291
Derrocó al tirano,
¡quiebra!.
La primera vez que don Juan Manuel Itúrregui llegó a Lambayeque, de regreso de
Lima, adonde había ido para incorporarse al Congreso, como Diputado por su Provincia,
los partidarios alfombraron las calles, desde la estación hasta su casa, que era en la esquina
de las calles Real y Grau. Esta casa más que por su ubicación, era conocida porque en la
puerta de calle se encontraba casi todo el día, don Pedro Fauna, zonzo lambayecano,
vestido de etiqueta, con tarro, de unto y bastón.
Amaneció ‘’enmantecau’’,
Poco tiempo después del triunfo político de Don Juan Manuel Itúrregui, como
diputado por la Provincia de Lambayeque, recibió del poeta López Tovar, como único
saludo y felicitación, el siguiente par de versos en los cuales tan claramente define el poeta
sus sentimientos personales y políticos, diferenciándolos hábilmente entre los pligues de los
consonantes:
El pueblo lambayecano,
292
Mujeres y hombres por ley,
La voluntad en opiniones,
Cierto Gobierno obtuvo, hace muchos años, un empréstito por treinta millones de
pesos, que como todos los que hay y ha habido, en el Perú, los viene pagando el Pueblo
Soberano……. En aguantar. Con este motivo se resintió la musa económica de don
Antonio Asalde, quien por alguno de los vericuetos de este libro anda haciendo primores
con el verso, y sin pretender ni esperar una Administración de Aguas o una Comandancia
de Resguardo, dio su voto poético en contra, en la forma siguiente:
Los camaleones,
Treinta millones.
A Corpus Christi.
293
A ella nones,
De los ladrones.
El poeta representativo del alma popular de los ‘’pueblos del Norte de la Provincia
de Lambayeque’’, Manuel María López Tovar, no sólo tuvo aficiones de versificador, sino
también de revolucionario y de militar.
294
Así, a la vega de un río,
De víboras el silbido,
Espantoso y repugnante.
Sabido es que el año 1868, poco después del triunfo de Balta, éste organizó su
regimiento Escolta, solamente por chiclayanos y lambayecanos, habiéndole tocado ingresar
a este Regimiento a López Tovar, muy de su gusto por haber sido partidario decidido de
Balta, en contraposición con su padre, que por viejo sostenía el criterio dictatorial del
civilista Mariano Ignacio Prado.
Ya me viste amortajado,
El padre del poeta fue detenido por cuestiones políticas en Lambayeque y el poeta
para dar salida a su dolor le escribe, por todo comentario, las décimas siguientes:
Hospital de militares,
Abrumado de desdenes,
De rigores y pesares,
Hospital de Militares.
296
Gran Dios, autor de la vida,
Desamparada se encuentra
En el invierno perverso,
Ya la salud se me agota,
Yo de soldado y enfermo,
Y de lágrimas me baño
Manuel María López Tovar además de la firma en el acta y del voto en la mesa
creyó de su deber-un deber de paisanaje, por aquello de ‘’primero, paisano que Dios’’ –
contribuir también con su ingenio poético, común puntal de valor, al triunfo de su
candidato; y al efecto fabricó y disparó el siguiente petardo, contra el candidato del
Gobierno, que le sintetizaba así:
No saldrá de Diputado
298
Lo dice este pobre nardo
Es el signo de la muerte.
Si su destino es la muerte
Yo le voy profetizando
299
Mariano
Ignacio
Prado.
De aquí que se distinguieron ante el pueblo, y que uno de sus poetas, José Manuel
Soto, Director de ‘’El Republicano’’, compusiera el siguiente ‘’eco’’:
Medina.
Altuna
‘’Poña’’
Infiltrándole ponzoña,
300
A este pueblo generoso:
Sabido es que como jefe de las fuerzas del Gobierno que llegaron a Chiclayo, para
combatir la revolución encabezaba por el Coronel Balta, se hallaba el Coronel Pio Cornejo,
Ministro de la Guerra del General Prado.
EN esa revolución los chiclayanos no sólo dispararon balas e hirieron con puñales,
sino que también sacaron sangre, usando como arma el ingenio poético.
Mariano,
Pío,
Cornejo.
A pesar de su aparejo,
Pero así como a los jefes les toca las glorias y los sinsabores, a los oficiales les
debería tocar solamente lo último. De aquí que cinematográficamente lo vemos asesinado
así:
Cornejo.
301
¿Quién sudó por él las fuebres?
Febres,
Luna.
De la cólera perruna
Dávila;
Bernal
Arriaga.
En un asalto que dieron las tropas rebeldes a las posiciones de las del Gobierno, que
ocupaban lo que ahora es la huerta de Zamora y antes el molino de Solf, en la madrugada
del 18 de diciembre de 1867, se retiraron con el pesar de haber dejado prisionero, en poder
del enemigo al teniente Peredo, por haberles faltado ‘’sebas’’ o cartuchos, que se
302
fabricaban en el Colegio Nacional de San José, Cuartel General de los rebeldes, y que
dirigía el jefe de la maestranza don Juan Sierra.
Con este motivo se asperaron los ánimos y el poeta del pueblo, Juyupe, compuso
repentinamente el siguiente verso, en memoria del jefe fusilado:
Parece que en Túcume hizo algo más grave todavía, y como no, existiera jefe
alguno del mismo volumen militar que él, López Tovar resolvió tomar la ofensiva, con la
única arma poderosa de que disponía: el verso satírico, arrojándole los proyectiles que
siguen:
A ti agradarte pudiera,
303
Una lección verdadera
Y en la primera batalla
Raul,
Haya
De Latorre.
A don Rafael Larco Herrera tenía también que tocarle su rebanada poética. Por eso
el poeta de los ‘’ecos’’, hizo el siguiente para el exministro de la Junta Nacional de
Gobierno de 1931:
Larco
Herrera.
Y la gente novelera,
No respeta su palabra
En seguida le tocó su turno al Comandante Don Luis Miguel Sánchez Cerro, a quien
le dice lo que sigue:
Luis,
Miguel,
Sánchez Cerro.
Faltábale solamente obtener los honores poéticos, al candidato don Arturo J. Osores.
El poeta le dice:
305
El asunto es medio duro
Arturo,
Jota,
Osores.
Ese se vá a llevar:
En seguida le tocó su turno al Comandante Don Luis Miguel Sánchez Cerro, a quien
le dice lo que sigue:
Luis,
Miguel,
Sánchez Cerro.
306
Faltábale solamente obtener los honores poéticos, al candidato don Arturo J. Osores.
El poeta le dice:
Arturo,
Jota,
Osores.
Ese se va a llevar:
Mes de octubre de 1930, Quintana perdió los brios políticos, pero sanó, y al oírle
Martín Herrera quejarse porque no recibía cartas de su familia de Chiclayo, le hizo llegar
con los sellos estampillas del correo de esta ciudad un sobre dirigido a Antonio Quintana, y
donde esta punzante versada, que es una parodia de una poesía muy conocida:
Te desnucaron de un palo.
307
Mientras Quintana creía abrir una carta de su familia, se encontró con la versada
anterior, que aún cuando podría gustarle como verso, maldita la gracia que le hacía como
pasada política.
Tal sucede con los siguiente versos improvisados por un motupano en ocasión que
Manuel Chimba, un revolucionario de la época de Castilla asoló Motupe en calidad de
montonero, y poco tiempo después se nombró así mismo Teniente Gobernador del Pueblo,
habiendo asesinado a dos de sus moradores.
Agarrarlo en garlito.
Y lo quieren acusar
Sale bailando el pueblo de Pacora, tierra del negro Inés, y por obra y milagro de ésta
página, de don Francisco Paz, poeta repentista y muy dado y metido a gente, por aquello de
no haber fabricado versos humoristas, aunque sí los hacía cuando estaba de buen humor,
que aún cuando sea humorismo, siempre es humor, sobre todo en Pacora, donde sólo se
bañan para las ‘’crecientes’’ y cuando sus ‘’sanjones’’ se ponen de bote a bote.
Al saber su próxima llegada, al pueblo se preparó para recibirlo con arcos triunfales,
pozas, rascapiques y cohetes en soga, quitasueños, ‘’ruedas’’ y castillo de tres cuerpos con
paloma y todo.
Entre los pacoranos, el que más se preparó había sido don Francisco Paz, quien le
compuso un largo conceptuoso discurso, exaltando las cualidades cívicas y políticas del
paisano; agasajo que pensaba hacerle cuando llegara al pueblo.
Se que se le olvidó el discurso en la era de arroz, sea que se lo comieron los ratones-
al discurso-; sea que no le dio la gana, que es, entre todo, lo más provable. Lo cierto es que
cuando todos esperaban verle sacar el largo y enjundioso papel, bruscamente cambiade
309
frente y le fabrica repentinamente el siguiente cuarteto, que refundía todo el discurso;
diciéndole así, en tono diabólico:
Butifarras y melao,
Y le gusta el ‘’anizao’’,
la mejor autoridad,
A Billingursth ha de vivar
311
En el diario ‘’La Tarde’’ del 9 de enero de 1912, cuando don Arturo Aspillaga
pretendía la Presidencia de la República aparecieron los siguientes versos, que dicen mucho
del volumen político económico del candidato. Esos versos se titulaban un Albazo, y decían
así:
Despiértate, levátate,
Aunque se empeñe
No tengas miedo
Los albores
De albo marril.
Sal adorable,
Presidenciable,
Dicen y no sé si es cierto,
De que en su candidatura,
Y no es un fiel adherente,
Y es una disolución
-No se nada!
Va pasando prestamente
-No sé nada!.
Y repetir la canción.
-No sé nada!.
Estos de la oposición
Ya me están envinagrando,
En su maldita ambición,
Volver a la mamadera.
Y sueña en revolución
316
Y en formal su montonera,
Su febril candidatura.
Y el mundo se balencee,
Y viene desengañado.
Es no tener sentimientos
Ni tampoco corazón,
En aquella exhibición.
En un diario no es prudente
Padecen de comezón.
Y el irrisorio se pela
A meter chismografía.
lanzará su manifiesto.
Se encontraba decidido,
Y me precio de hablador.
Le pide a la autoridad,
Un grupo va proyectando
En su oficio de cultura
Y ruega a la prefectura
Al verse desengañadas,
20
No se puede leer la palabra completa en el PDF
321
Como es claro y bien se ve,
Se encuentran desconcertadas,
No da en el punto certero
Su ídolo verdadero
Él y el grupo se cayeron
Y lloran su desventura
Un Diputado ingresó
A un Congreso Nacional
Y en asuntos de la Vial
A todo un Departamento,
Se ha hecho de propiedad
Y agarrar de un derepente
Y es bastante peligroso
El no prevenirse en nada
Y más si le da un empacho
De tanta camaronada.
Y en mi negocio me lleno,
A toda la población,
Un banquete, si señor,
Lejos de la Capital,
Un conocido mamón
Recepcionaron un día
A Domingo Regional,
325
Viendo la cosa formal
Y conozco ya un señor,
Aspirante a Diputado,
El vecino de la esquina,
Lo arrojan a puntapiés,
De la vergüenza tardía?
Ni menos el retintín
Y si tienen ilusión
El conseguirlo en Cantón!
Quién lo creyera?,
A cada instante,
Al aire lanza.
La niña recaudadora,
Se precian de Cabreristas.
Y un asunto reclamando,
Ofreciéndoles marido
A un Santo consolador.
Lo apostrofan y amenazan,
Pretensiones concebidas
Al orgullo no te acojas,
La ilusiones perdidas.
Y confiarse no es razón
En cosas indefinidas,
El decreto malhadado,
Le suplica al vecindario
De inapreciables lomazos
El es negro, chocolate,
Juguetón desagravado.
Se multará al vecindario,
En pesetas o en centavos’’.
En decreto semi-bárbaro
Aquí la contribución
A Cáceres, mi señor,
La contribución sacaron
Si para su mantención
332
Solamente han recibido
Aquí la contribución.
contribución a un ser
Debiendo de progresar
De cobrar contribución,
Por lo que se podrá notar este poeta satírico resultó un buen avizor de nuestra
historia política, porque bien ricos por dentro y por fuera hemos tenido necesidad de prestar
para comprar agua y jabón con que lavarnos la cara y resulta que ahora no podemos pagar
ni eso, y nos hemos vuelto a ensuciar el cogote.
Vivanco y Castilla, Prado y Balta, estas han sido las dos más grandes pesadillas que
han soportado nuestros dos pueblos: Lambayeque y Chiclayo.
Tan influencia han tenido esos caudillos sobre nuestras gentes que hasta los
volvieron poetas.
Ahora toca demostrar su influencia a Vivanco y a Prado, dejando a los dos otros en
santa paz.
Don Carlos Jorge Monsalve llegó a sentir tan grande amor por Vivanco que resolvió
decírselo en verso, ya que también se lo había dicho con el fusil de chispa al hombre y con
la sevillana en la mano:
Manuel,
Vivanco.
De Presidente te espero.
Zoquetada chiclayana.
Ahora le toca ha Prado. Cuando el Gobierno del héroe del 2 de Mayo se alistó como
alférez de la Guardia Nacional-en ese tiempo cualquier hijo de vecino era militar-Don
Antonio Quiroz Silva, lambayecano hasta las tapas y por sus cuatro costados, quien además
de haber nacido en ‘’la benemérita’’ había nacido bastante feo, Parece que esto fue lo que
inspiró a algún decidido partidario del Coronel Balta, para endilgarle el siguiente cuarteto:
BERNARDO CESPEDES
El señor Don Luis Figuerola alias ‘’Landó’’, cuya señora esposa era doña
‘’Sunciona’’ Polo, alias ‘’La Paloma’’, quien se ha hecho célebre por haber sido la
mayordoma de la fiesta del Señor de Chocán; era íntima amiga y comadre espiritual de
doña Silvestre Luna mujer de don Lorenzo Sinsaz, quienes vivían y dieron su nombre a la
calle que hoy se llama el Callejón de la Luna y sacaban la procesión de San Sebastián vivo,
consistente en un cholito desnudo a quien acompañaba una cholita idem y que además
ofrecía el número de un devoto a carrera abierta, de su caballo, dejando papelitos en las
caras, a la voz de ‘’El Correo de San Sebastián’’. El había mandado remendar algunos
pantalones a Céspedes; lo que significa que no debía estar caliente con él; y mas bien lo que
andaba caliente por salir de la ‘’chirimoya’’ de Céspedes era el verso, que ya no aguantaba
más tanta falta de libertad.
Como ‘’Landó’’ se la daba de medio matón, o como se dice ahora, ‘’se la daba de
guapo’’, cierta tarde que pasó por la tienda de Céspedes, contoneándose, con un garrote en
la mano derecha, la izquierda en la cintura, la ceja de Atila y la frente de Gengiskan; el
sastre lo llamó, y abriéndole la puerta la décima siguiente, le dice con la boca, sin poder
resistirla más, ya que podía escapársele por el oído:
En el teatro de la guerra.
336
Todo él es ballandronada,
Guardando circunspección,
A la hora de la ejecución,
Parece que con la paliza que le diera el sastre –poeta don Bernardo Céspedes a su
amigo ‘’Landó’’, no rompieron palito, porque en los recuerdos de los viejos paisanos se
registra la siguiente improvisación posterior, fruto del repentinismo de Céspedes, cuando
Figuerola se quejaba de su pobreza y que no podía hacer lo que se le venía en gana:
La pobreza es confusión
Hechicera Rebequita,
337
Pronto tendré que marchar
Y desplegarte en guerrilla
Y todo porque según las malas lenguas, la tal ‘’Rebequita’’ solía decir así,
persignándose y entornando los ojos:
Cierta mañana que se dirigía a su tienda, el poeta Céspedes encontró a don Martín
Varillas en la puerta de su zapatería, de la calle de Chancay, y le improvisó este cuarteto:
Como quiera que la cuerda que se gastaba el sastre don Bernardo Céspedes es para
siete páginas de duración y ha hechado el ancla todavía sigámoslo en su persecución contra
don Alejandro Pérez Aguero.
Este señor Pérez Aguero caminaba con las piernas semi-entreabiertas casi casi así
como caminan los palomos y medio abriendo los brazos al andas. Todos estos detalles le
quedaron grabados a Céspedes en la retina, procediendo a retratarlo en la siguiente décima
plizada, en la cual hace alusión a la otra profesión de Pérez, además de sus aficiones a la
sastrería, que era la de tocador de clarinete requinto:
Fue este el motivo por el cual le mandó la segunda cambio sin cambiar la suerte, en
el siguiente eco que cortó y señaló con su tijera de sastre y su tiza de lo mismo:
No hacerte;
Yo de por sí me embarazo,
Caso,
Constituyéndome en sordo,
Bertoldo.
Goza de tu lozanía,
Porque es mi sabiduría
339
No creemos que Don Alejandro Pérez Aguero haya sido ningún zonzo en aquello de
hacer versos, y aunque el maestro don Bernardo Céspedes, con quien se agarraba a los
‘’chopazos’’, de pico a pico, tuviera mayor tonelaje ofensivo y más desplazamiento, no por
esto Pérez Aguero se dejaba pegar en el suelo, pues de cuando en cuando también esgrimía
su buen garrote.
Por el eco que sigue se podrá apreciar el grado de sus proyectiles contra Céspedes:
Bernardo;
Céspedes:
Sastre.
Furioso se puso con Ricardo Baca con la versada que le dirigió con Bernardo
Céspedes, en un papel, en el cual lo invitaba a leerlo y a dejarse hacer el amor, procediendo
a conseguirse un buen puñal para matar toros y a buscar por toda la ciudad a Céspedes sin
haber podido hallarlo, y no porque lo buscara mal, sino porque el otro se había escondido
bien.
Como quiera que después de una semana le pasara la calentura a Baca, el maestro
Céspedes volvió por las andadas; porque no hay gente más porfiada, fuera de los
vendedores de suerte y los aseguradores- los que nos amargan la vida –que los poetas,
‘’contimas’’ si son de la camada de los humoristas.
340
Dar posada al peregrino:
Obra de la humanidad.
Revestido de humildad
(Fin).
LA CHONGOYAPANA
Es dura tu alma,
A quien te ama.
Yo hace tiempo
Que te enamoro,
Chongoyapana.
Ni mis cantares,
Ni mis suspiros
341
Tu pecho ablandan.
Duro es tu pecho
Del Racarrume.
Esos desprecios
Mi alma consume.
Del Racarrume,
Nada me importa
Que no me quieras,
Chongoyapana,
Yo también tengo
Quien me idolatre:
Mi chiclayana.
342
A pesar del desastre estomacal, el poeta salva el momento difícil con su ingenio, e
increpando al rama le dice:
Muy en boga estuvo hace cosa de treinta años la zarzuela ‘’La Verbena de la
Paloma’’, y naturalmente, aquella parte cantada, que dice:
Don Arturo Schutt y Saco no pensaba lo mismo. Nada a meterse a la cama a las 12
de la noche, ni cosa parecida; y seguramente por estar endilgándole pareados a los ficus
bamboleantes de la Plaza de Armas, un señor Mayor de Guardias, que se manejaba muy
malas pulgas y muy buena pata de palo, nada menos que Toro Mazote, lo riño, porque de
otra manera no se explica la furia poética de Schutt, al parodiar esa canción con la jocosa
siguiente, que apuntaba contra esa autoridad policial:
Y desterrado salió
Yo te quiero averiguar
Y me digas el lugar
343
Es la razón que tenemos
De María encarnado.
Paredió y resucitó,
344
El poeta José Barba, para probar que podía desempeñarse tan bien en las cosas
celestiales como en las terrenales se dispuso a hacer pelear a la plata con el que aunque a
primera y a todas las vistas posibles parece que no tuvieran resentimiento alguno, la poesía
se encargará de encontrarle motivos bastantes para que se agarren a los golpes de la manera
siguiente:
Y el trigo la convenció.
Y animales, juntamente.
345
Y hombre por mi alcanzó
(Fin).
JOSE RIVADENEYRA
Bracamonte padecía del raro y curioso mal, que consistía en orinarse, sin el permiso
de los demás y sin el del mismo.
Don Bracamonte,
Con lisura,
Se moja la cama
Adán Neyra era enamorado de María Luisa La Torre, y cuando esta se casó con el
Dr. Juan de Dios Lora y Cordero, el Dr. Rivadeneyra, al verle llorar el amor ya perdido, le
dice:
347
(Fin).
FRANCISCO PAZ
Si el poeta pacorano don Francisco Paz era muy feliz improvisando versos, no lo era
tanto en su matrimonio. Parece que hay cierta disparidad geométrica entre amor y poesía,
por lo menos en lo que toca al poeta que ahora estudiamos.
La consorte de Paz ‘’lo ofendió’’ con un ‘’pión’’; y el poeta por toda venganza, lo
derrotó poéticamente en los versos siguientes, que improvisó al enterarse de las aficiones
extrañas de la señora Pascuala, que así se llamaba ‘’su mujer de asiento’’:
De traicionarme;
Un cariño superior.
El hermano del poeta Francisco Paz trabaja en la Puntilla y desde aquí le escribía a
Pacora, su suelo natal, con cierta regularidad.
348
En una de esas cartas el hermano se quejaba del destierro en que vivía, de los cerros
que tenía por compañeros y de todo lo que extrañaba a Pacora; y el poeta, para consolarlo,
no encontró cosa mejor que mandarle, para lenitivo de sus penas, los siguientes versos que
improvisó en mitad de la carta:
En la lejana puntilla
El sitio de la puntilla.
No me ha de comer un perro,
En castigo de mi ‘’ausencia’’.
‘’acompañaus’’ de relámpagos,
(Fin)
Agustín,
Esteban.
Monsalve.
Por esos días funcionaba en la plazuela Aguirre un carrousel que hacía un gran
negocio, aludiendo a todos estos hechos, Asalde dijo a varios amigos con quieren se
encontraba reunido:
Medallitas y rosarios.
Y si en el negocio aquel
Ganarán en el negocio
Un sobrino de don Agustín Asalde, ‘’el ciego de nacimiento’’ echó a perder a una
muchacha de Chiclayo, ocasionándole el natural perjuicio ya conocido, o como dicen en la
Villa de Eten, ‘’le acabó su inocencia’’, motivo por cual fue procesado.
Lo primero en que pensó ‘’el hechor’’ fue en buscar un letrado que le defendiera de
los peligros de ir al ‘’pulguero’’ y se acordó del doctor Bartolomé León, abogado
Ecuatoriano que hacia algún tiempo residía y ejercía su profesión en la capital del
departamento.
Era la época del conflicto con el Ecuador, o sea el año de 1910, y una vez que el
abogado hubo asegurado su contrato de ‘’Cuota litis’’, que consistía nada menos que en la
352
… 21cesión de la mitad de una casa que el conquistador había heredado, procedió a ejercitar
las actividades de su profesión, obteniendo, primero su libertad bajo fianza, y terminando,
después por conseguir la absolución del muchacho, quién lleno de satisfacción y medio
arrepentido, por el momento al salir del lodazal en que se había metido, sentió admiración
por su defensor; pero si se vió libre, no pudo ver libre, en cambio la otra mitad de la casa,
porque el abogado alzó con el santo y la limosna, o sea que ‘’el violín’’ se convirtió en
violón quedándose con toda la casa, la misma que, según nuestros recuerdos, estaba
ubicada en la calle de Santa Catalina.
Y casi lo despelleja
Si en el territorio peruano
Uno de los más bellos versos improvisados, fruto de nuestro poeta Antonio Asalde,
quién se decía a sí mismo y se firmaba ‘’El ciego de nacimiento’’ es el siguiente verso:
21
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353
Aurora no pudo ver.
-¿Yo? Aurora. Entonces fue que el poeta improvisó en cuarteto que queda impreso
más arriba que ustedes tendrán que volver a leer.
Martín,
Genaro,
Herrera.
Arroz a la melaneza’’;
Y chascarros a cantar.
354
También principia a imitar
Es un transformista, en fin,
En un banco de la Plaza
Y es mucha temeridad
No se reforme siguiera
El doctor Ugaz, que fue buen médico, hombre popular y luchador radical político de
enjudia y orador rápido y audaz, era persona querida, en Chiclayo, por toda clase de
elementos sociales.
Fue a visitar al enfermo, que ya estaba convaleciente y don Antonio Asalde, ‘’el
ciego de nacimiento’’ según su seudónimo, y mientras el doctor Ugaz conversaba de su
enfermedad, el ‘’ciego’’ que por lo que sigue no era tanto, le endilgó la siguiente décima:
355
La dulce satisfacción
Al saber tu gravedad
Es decirte la verdad.
(Fin).
Don Pedro Flavio Jibaja había comenzado a ofrecer medicamentos caseros, para el
mal en lo cual parece que lo ayudaba un señor chiclayano de apellido Moya, recetaws que
se las ofrecía todas a don Germán, seguramente con la idea de que las impusiera en su
circunscripción.
356
Con el fin de tomarle el pelo a los enfermos, a Jibaja, a Moya y a los bubones, el
humorista don Germán dibujó el asunto en la décima siguiente:
Se paseaba el ano de 1874 por sobre las vidas existentes en aquella época, y se
paseaba también en el Malecón de Pimentel del Dr. Germán Leguía y Martínez
acompañado de Mercedes Barandiarán, Margarita Barandiarán y Francisco Iturregui, quien
después fue esposo de aquella.
Por otro lado del mismo Malecón, se encontraba don Rafael Montenegro
acompañado de doña Manuela Blando; y el Dr. Germán Leguía y Martínez, contagiado por
la oscuridad de la noche o por la del lugar, o talvez con mayor seguridad, por lo que sabía o
sospechaba, improvisó el siguiente cuarteto:
357
Cierta vez en clase de castellano, le llamó a darle el paso, respondiendo por él uno
de los compañeros, que le dijo:
Esta contestación la aprovechó el maestro para hacer a sus alumnos una explicación
refiriéndose a que la palabra ‘’todo’’ o ‘’toda’’ no tenía diminutivo.
Muy bien repuso don Germán; entonces examine la siguiente oración, que
improvisó en seguida:
358
El poderío del Papa.
El vetusto monopolio,
Reconquistando su solio.
En las postrimerías del año de 1874 se casó don Roberto Paredes, con su sobrina
doña Carolina Paredes, quien tuvo fama de buena poetisa, mejor pintora y pianista superior.
Don Germán entusiasmado por el matrimonio y con las dotes artísticas de la novia,
le improvisó violentamente- así procedí al poeta en todos los siguientes versos, pocos
momentos antes de la boda:
Y al mirarte se detiene,
Corona de desposada;
359
Y concédame el destino
Tu venturoso camino
Formaban parte del Congreso Nacional, allá por el año de 1895, entre otros, Juan de
Dios Lora y cordero, Julio C. Castañeda, Miguel A. Rojas, Jorge Polar y Germán Leguía y
Martínez, héroe de esta página.
Además de ser políticos eran amigos, lo que no era incompatible en aquella época,
en que campeaba la hidalguía moral, la decencia personal y la honradez en la lucha.
No solo se reunían en la Cámara, sino también y tal vez con mayor asiduidad y
regularidad, en la calle de Mantas, en el establecimiento de un señor Serra, para saborear
las gotas amargas, que nunca se agotaban y que al decir del dueño y fabricante, ‘’no
contenían alcohol’’. En esto de tomar gotas solamente podrá hacerles la competencia
Nicolás Ciglievan, ‘’chinguango’’, quien encarga a todo amigo que regrese ‘’al Norte’’, en
avión, que le lleve una botella, eso si de a litro, llena de gotas amargas de las que vende la
Botica ‘’El Inca’’, vicio que aún no se le agota a Nicolás.
Parece que esos señores congresales además de hacer proyectos fabricaban versos,
lo que no debe extrañarnos, porque para ser político, en este país, se requiere ser un poco
iluso, dejarse engañar y calumniar; y ellos saciaban muy bien ambas profesiones, pues se
turnaban en la labor de discutir un cuarteto y de censurar un ovillejo.
Una tarde, después de saborear las gotas amargas y una vez que hubieron paladeado
unas cuantas lisuras políticas se dirigieron a comer al Estrasburgo, y fue allí donde nuestro
paisano don Germán quiso hacer la apología de las gotas, improvisando lo siguiente, que él
tituló, con muy buena gramática y mejor ironía ‘’Gotas’’.
22
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360
Moja, moja esa caña…..
Ve como brota
Hueca burbuja:
De desprende en el aire
Trémula flota…..
El iris en su terso
Cristal dibuja…..
Y revienta…..¿qué cae?
De esencia ignota,
Al eter bota:
Trémulas nacen;
Y deshacen…...
361
Y aquí tenemos al maestro, al político la humanista, al poeta, ante la página
impóluta y blanca de un álbum.
Los poroporos,
Grandes tesoros;
Los capulíes;
De la dorada alfombra
De los trigales
De los marizales,
De arena triste,
Vuelo tendiste,
362
Como un ángel que baja
De las alturas……
En la bandada suprema
Aquestas tierras,
En que la grita
De tremendas pasiones
Truena maldita?......
Perdona, si al pedirme
Dulces canciones,
breves renglones,
y que un murmullo
fuese un arrullo……
Arrullo de palomas……
De cuculíes……
Los capulíes
De tu comarca,
¡tu Cajamarca!.
363
Pero eso no le hace niña.
Eso no importa
Si es Villa-Corta……
Cuando en belleza
Su cortedad se toma
Pura grandeza……
Que te dedico,
No tendrán pico
Pero… ¡a la obra!...
Si yo quise a tu padre
de aquél cariño,
ha conservado siempre,
siempre extremoso……
te lo ofrezco sincero,
contento, ufano;
y si a tu padre quiero
como a un hermano,
amigo no me llames:
364
llámame tío!......
El Dr. Don Germán Leguía y Martínez es un hombre célebre –basta con que sea
lambayecano- no solo por sus obras, su carácter, por haber sido un gran educador y un buen
gramático, sino también por sus poesías y pos su labor política.
Una prueba de sus condiciones políticas vamos a dar con el detalle siguiente. A
fines de 1920, siendo el Ministro de Gobierno fueron detenidos en Lambayeque, por el
Prefecto don Moises Escurra y conducidos a Lima, bajo la custodia del Mayor de Guardias
con Leopoldo Vallejos los señores Juan J Aurich, Antonio Beingolea y Augusto F. León.
La historia política de los dos primeros no tiene la punta que tiene la del último. En una
entrevista que tuvo con el Ministro de Gobierno este le manifestó que le había detenido
porque se le acusaba de haber pretendido atentar obras del centenario, en 1920, pero que
como él no lo había creído, lo había hecho llamar para decírselo y conversar con él, al
respecto. Además, le manifestó que uno de los representantes por el Dpto. se lo había dicho
y que él casi tenía que creerlo.
Ante las protestas y la extrañeza del damnificado el Ministro vio la fácil manera de
resolver la cuestión proponiéndole que le pasara una carta ofreciendo, bajo su palabra de
honor, no inmiscuirse en política y declarando que no había tenido participación en ningún
complot de tal índole, a cuyos extremos se opuso el preso, manifestando que si se había
creído capaz de ese acto cómo se le exigía que lo negara en principio, ante cuya negativa, el
Ministro procediendo con criterio ampliamente político, le contestó: ‘’Bueno. Si Ud. No me
escribe esa carta, seré yo el que se la escriba a Ud.’’ Y en efecto don Augusto F. León
regresó al Puerto de Eten provisto del siguiente salvoconducto; que es casi un certificado de
beuna conducta: ‘’Habiendo comprometido su palabra de honor de abstenerse en todo
movimiento revolucionario, el señor Augusto León, se le concede SALVOCONDUCTO
para que pueda dirigirse al Dpto. de Lambayeque, lugar de su residencia. Lima, 25 de
noviembre de 1920’’.
No solo por estas salidas tan políticamente ingeniosas y humorísticas ha dejado eco
don Germán, sino también por los ecos en verso, de los cuales hizo profuso derroche, allá
por los años de 1896, poco después del triunfo de Piérola, en cuya revolución tuvo
destacada actuación, pues era secretario de Teodoro Seminario en su campaña del Norte del
Perú, que comprendió los departamentos de Piura, Cajamarca, Lambayeque.
Era Diputado por Bongará el Dr. Miguel A. Rojas y por Lambayeque el Dr. Germán
Leguía y Martínez, en el año de 1896 y habiéndose encontrado en la calle de San José el
último le preguntó al primero que donde estaba alojado para irlo a visitar, manifestándole el
Dr. Rojas que en el hotel Maury cuarto Nº 7 ‘’Muy bien le contestó don Germán te voy a
365
hacer una visita’’. En efecto al siguiente día se presentó de visita al cuarto citado no
habiendo encontrado al Dr. Rojas porque había sido cambiado momentáneamente al cuarto
Nº 5 por hacer un arreglo en los muebles del Dpto. Nº 7. Al cabo de dos días se volvieron a
encontrar y Leguía y Martínez le manifestó que había cumplido con irlo a visitar sin
encontrarlo, habiéndole explicado el Dr. Rojas el cambio de cuarto. ‘’Bueno, dijo el Dr.
Leguía y Martínez, mañana, te voy a ver al cuarto Nº 5 , donde estás’’. Pero resulta que ese
mismo día volvió el Dr. Rojas a su Dpto. Nº 7, de manera que cuando el Dr. Leguía y
Martínez se presentó en el Nº 5 tampoco le encontró. Ya en la Cámara de Diputados se le
acerca y le dice de improviso:
Entre los miembros del Parlamento, de 1895 a 1896, opositores de Piérola, con el
carácter de independientes se destacaban Germán Leguía y Martínez, diputado por
Lambayeque; Juan de Dios Lora y Cordero, Diputado por Chiclayo; Miguel a Rojas, Pedro
J. Rivadeneyra; Valerita Maldonado, Augusto Durand, Lucas Rodríguez, Ezequiel
Montoya, Julio Abel Raygada, Pedro de Osma, y un poco al principio, más poco al medio y
nada al fin, Mariano H. Cornejo.
De repente te desnucas,
Lucas
Rodríguez,
Contreras.
Era el día de la inauguración del Congreso del año de 1896 y habían salido juntos,
después de ese acto, los diputados Germán Leguía y Martínez, Julio Abel Raygada, Lucas
Rodríguez, Ezequiel Montoya y Miguel A. Rojas y al pretender ingresar, en la calle de
Bodegones, a tomar unas gotas, el Dr. Rojas se separó de sus compañeros, manifestándoles
que tenía necesidad de ir por su esposa –su contraparte como llamaban a sus señoras- para
que presenciaran el desfile habiéndose separado en la esquina de Bodegones y el Portal de
Botoneros, pero al abanzar se encontró cerca de la calle de Mantas con el cura Castro, quien
casi dictatorialmente lo obligó a entrar a Estrasburgo a tomarse una copa. Lo único que de
raro tenía el cura Castro era que usaba sotana, indumentaria muy parecida a las polleras de
las mujeres y que es donde reside la punta del verso. Los compañeros del Dr. Rojas también
anclaron en el Estrasburgo y grande fue su sorpresa cuando se encontraron, casi en la
primera mesa; a su compañero en amable compañía con el cura, cuando ellos lo hacían con
su contraparte, de manera que grande fue la sorpresa y la indignación humorista del poeta
de la camada, el Dr. Leguía y Martínez, quien se le fue de encima y le atacó de improviso,
con la siguiente ofensiva:
Yo de vergüenza me arrastro,
De contraparte de Castro.
Tampoco se escapó don Benjamín Luciano Lama del lazo poético de don Germán,
quien lo ató con el siguiente ovillejo:
Benjamín,
Luciano;
Lama.
367
Empeña, aprieta y exclama;
Don Bartolomé Ezequiel Montoya también cayó bajo las garras del ‘’tigre’’ o bajo
los efectos del eco poético del ‘’tigre’’, en la forma siguiente:
Bartolomé,
Ezequiel,
Montoya.
(Fin).
A ardiente temperatura
No se propasa en un duro:
Y es atento y moderado’’.
También don José María Cortez Arizola tiene sus merecimiento. Disque le gusta
jugar a la bolsa poética y que lleva una libreta-por mayor y menor- de los versos que ha
hecho mientras tuvo ‘’tienda’’ en Chiclayo.
Para que le salga el balance y no tenga saldo en contra le vamos a los paisanos
algunas de las producciones de José María, aunque se caliente y nos aviente dinamita
podrida.
370
De un buen día, en la mañana
Pagaría mi solazo,
Un régimen culinario
Y criadillas de gallo.
Me la pusieron de frente
Se le mostró indiferente.
La ley de compensación
Es caos o confusión.
De criolla pedantería.
Y sentimientos humanos.
373
Al saber que sois tan malos
En caso de Religión
Iban del Puerto de Eten a Chiclayo, Carlos A Williams, José Félix Barandiarán,
Augusto F. León, y José Mario Cortez Arizola, y entre todos comentaban la conversación
ya refería; cuando intempestivamente, Cortez Arizola le dice a León:
La desmedida ambición:
374
Manuel Torres, el ojón,
En Chiclayo es formó una sociedad comercial de tres personas que según los
principios inconmovibles de los viejos, tenía que resucitar mala, porque ‘’sociedad de tres,
del diablo es’’.
No sabemos cuales fueron los resultados comerciales del negocio; pero si podemos
saborear los resultados poéticos de uno de los socios, a tenor de la historia que sigue.
Componían la sociedad, Juan Canal, José M. Leguía, y José María Cortez Arizola, y
por lo que se ve, el negocio era amplio, ya que los socios tenían dinero, cuajo y empuje,
sólidas cualidades que se requieren para sacar floreciente cualquier empresa.
Aunque el negocio era de tres, solo lo componían dos elementos de trabajo: una
tienda de tejidos que la dirigía Leguía, y el Hotel América que lo administraba Vicente
Razuri; pero como no podía quedar coja la cosa, establecieron también un escritorio, que
situaron en la Plaza de Armas, en los bajos de la casa que ocupa el Club, actualmente.
Vicente:
Agasajar a un amigo.
375
Aunque a mi no me hacen mella
No me apunte la botella.
Don Carlitos Bazán, allá por los años en que fuera el terror de las zambitas solteras
ya ‘’usadas’’, se enamoriscó de una tal Galán, a la cual galanteaba el galán con todo
entusiasmo y dedicación, yéndose mañana, tarde, y noche por los barrios del Cercado,
donde ella vivía.
Parece, que cierta vez, de puro ‘’entrometido’’, y solo por que le dieran la uña,
habiéndose ido hasta la pezuña, se metió a la casa de la perseguida, y tuvo un serio
altercado con el dueño de esa preciosura.
José Marica Cortez Arizola ha recordado estos hechos en la forma poética siguiente,
especie de carta a ‘’Lata’’:
Dádola de enamorado,
A propósito del doble apellido de don Antonio Delgado y Delgado, quien llevaba
pues muy bien su apellido y del de don Victor Degadillo, que prácticamente no lo llevaba,
nuestro poeta nos informa lo siguiente:
Y no conteto agregaba
378
se tienda una cañería
(Fin).
Era el 8 de octubre del año 1900, fecha en la cual se celebró dignamente, en Pacora,
con la dignidad que podía ofrecer el pacorano suelo, el sacrificio de Grau y de sus
compañeros.
Como en Pcora hay también patriotas, quisieron hacer algo que recordadara al
Comandante del Huascar, y decidieron encomendar esa labor al negro Inés Castillo, para
que se viniera de “tender” con alguna de sus mayestáticas producciones.
Por la gran cantidad de versos de este repentista es posible ofrecer, podrá advertirse
que él nunca se hizo de rogar, y sin esperar la fecha clásica, y de antemano, inmediatamente
que el Alcalde del pueblo se lo solicitó, tomó un pedazo de papel y escribió lo que sigue, de
corrido, adelantándose por lo menos un mes, al 8 de octure:
El día 8 de octubre
Feneció el Contralmirante
379
Nadie en su valor lo cubre
El día 8 de octubre.
Feneció el Contralmirante.
Aprecias a la mujer
No le llegas a Malvertir”
Lo que le va a suceder.
Y es un asco en bostezar;
Ya no me sabes buscar
No me traigas a “dotores”
Y me queda la pensión
Así como Manuel María Lopez Tovar era el poeta de la política, de la polémica y de
la lucha y Daniel Aldana era el vate de las églogas del hogar y del trabajo, Inés Castillo, “el
negro Inés”, es el poeta del amor.
A través de éstas páginas y dentro de ellas, estos tres poetas los que representan el
alma pura “de los pueblos del norte” de la Provincia de Lambayeque, se perfilan y se
destacan definitivamente, cada uno en su peculiar actividad poética.
Sigue tu destino,
No te vayas a pereder,
382
Saqué mi amor al camino,
Y viva yo satisfecho.
Experiencia la compré,
Y hoy “la”deseo”vender”,
No podría asegurar si el verso anterior y el que sigue hayan sido inspirados por la
misma paisana, pero lo que sí estoy seguro es que el autor ha continuado explotando su
vena amorosa así:
Te mando mi corazón,
Mi verdadera aflicción,
383
Cuando me acuesto a dormir
No me alegra la función
Y ni el placer ni el reir.
Asolo tú as alegrías
Me es odiosa sumamente,
Es verdad, mi palomita,
Solamente la esperanza.
Tú fuiste de mi confiencia
Delicia de mi querer
De esperanzas sumergida,
Tu respuesta favorable
Se nos ha asegurado que lo que sigue fue lo último o uno de las últimas
producciones del poeta Inés Castillo, “Benebacho”.
Por lo que se leerá en seguida se notará que, si eso es cierto el poeta murió en su
ley: amando, sin enterrar pico jamás.
385
Que corre de losa en losa.
De su propio nacimiento,
A mi poder.
FIN
Piñarreta y Chocano han sido los dos poetas repentistas clásicos más populares y
psicológicamente interesantes que Chiclayo ha poseído, como joyas inestimables que le dan
fama y gloria en los anales de la poesía de vanguardia.
En esta antología del ingenio no pedía faltar Chocano, puesto que de Piñarrete ya
teníamos recopìlada alguna producción, y justo es que Chocano, consiga su sitio entre los
inmortales de la inmortal academia de los descentrados en “la unánime asamblea de locos y
poetas”, como dijo “Jelil”.
387
En 1900, al compás el siglo, Chiclayo consiguió alumbrarse con luz eléctrica,
gracias a Dios y a los esfuerzos desesperados de Pedro Puig; reemplazándose los antiguos
candiles de aceite de higuera, velas de cera, sebo, esperma y prafina; derrotando al
kerosene, las mechas, los tubos, las boquillas y las horquillas; echando a perder la gasolina
y las caperuzas matando súbitamente a los faroles, los encendedores y las escaleras; y
demoliendo al pabilo.
La muerte de tanto elemento útil, le sugirió al poeta esta lógica y sincera producción
de vanguardia:
A carrera abierta
La discusión, entre cholos sobre la luz eléctrica, comenzó sobre el bautizo de los
postes. Unos se llamaban “tileros” y otros “tilebarios”. Cuando los que regresaban del
pueblo al campo hablaban sobre el nuevo inventom como civilizados, los cholos
desconfiados no los creían; pero aquellos le probaban así:
-Han puesto un “tilero” pa arriba, lo han “trepau” una cínica (basinica o aislador),
una mamadora que cuelga (la lámpara), llena de tripas (filamentos y alambres).
-Velay con los “biringos” tan animales. Como lo van hacer caminar la candela
“puesas” tripas.
Y si esto no era bastante, la china reñía así a sus hijos, cuando se iban de agua junto
a un “tilero”:
-Candita.
-Mamita.
388
-Qué haces “ai” animal, a que te pegues. No ves que el “tilero” de la luz “eléctrica”
te lo va chamuscar todito.
Y aquí otra vez de nuestra tierra. No es posible que Chiclayo haya tenido luz
eléctrica desde el año 1900, y Lambayeque recién hace pocos años. Por eso queremos hacer
un recuerdo a los faroles de la benemérita en grados heroico y eminente.
Don Julio Montenegro se ocupaba en cobrar a las placeres sus derechos de sentada,
y por las tardes y por la noche hacía de reloj, corriendo por las calles, escalera al hombro,
fósforos en los bolsillos y tubos en las manos, con lo cual anulaba al vecindario del Niño
Dios del Hospital de Belén, conduciendo la imagen desde este lugar hasta la Iglesia, al son
de una tonada que más parecía de marcha militar que no de procesión y se distinguió por no
cambiar jamás de tono y por usarse solamente son este fin. Y si no lo diga don Enrique
Castro.
Escaleras arriba,
Escaleras abajo,
Abrirse, muchachos,
Que va a pasar
Matilde Araujo.
389
Como quiera que ella pasó y no mirara al enamorado, este se deshagó poéticamente,
diciendo:
Una escalera
El nombre
De Matilde Araujo.
Carmen León vivía en la Calle Siete de Enero N° 711, y como quiera que a pesar de
las rondas del poeta y de sus pretensiones y persecuciones, ella permanecía sorda a tales
requerimientos, resolvió el poeta tomar medidas drásticas y ejecutivas, haciendo que “se le
movieran las fibras a la hembra”, como dice un pariente político nuestro.
Tinta en sangre
390
Los árboles se cansan
Del extranjero.
(FIN).
El 17 de octubre
391
La desgracias de su suerte
Y su destino fatal,
Originando un pleito;
Juan
Lo llevaron a su posada,
Su familia lo abrazaba,
Pobrecito de Vidales,
A Lambayeque pasó,
El médico lo pulsó:
Le hicieron la operación
Ya no pudo resistir
¡pobrecito de Vidales
Pobrecita la mujer,
En el nombre de Jesús;
El pobrecito de Vidales,
En su tierra y en su lugar.
En noviembre veintiséis
En Pacora sucedió,
El destino lo llevó,
De esta muerte
En Chiclayo sucedió.
Y a comprarla no llegó;
El camión se volcó
En toda la carretera.
Al verse desemparado.
Lo vuelven a regresar
Al pobrecito Joaquín,
395
Lo traen para morir
En su tierra y en su lugar.
Lo acompañan a sentir
Al pobrecito Joaquín
En fin ya él se acabó
Y su familia lo llora;
En el pueblo de Pacora
Ya dejó de padecer;
Su cuerpo a la “sepoltura”
Y su cruz acoronada.
Señores, no desesperen
Y si en algo me equivocado
Ustedes despensarán.
Mataron a Montenegro,
Se dirigieron a la cárcel
Un grupo de malhechores.
Al molino lo llevaron,
Y llorando el pobrecito
Al caldero lo echaron.
398
En el pueblo chopenano
399
Antonio le dijo a su hermano:
Germán le respondió:
Se atrevieron al cuartel,
Preguntaron a Lorito:
En el pueblo de Mechumí”.
Clamándole a mi Dios
Pagaremos la desobediencia.
Pobrecito tucumanos,
En el pueblo chepenano.
El veintinueve de enero
De llevar a mi cuñada
Al pueblo de Chulucanas.
401
Le lloran, con hondo dolor,
Ya te vas a retirar”.
El padre le contestó:
Me llegó a saludar,
Ya mi voy a retirar”.
Pobricita la Angilata
De dolor la pobricita.
402
Tuvo muerte desastrosa,
Se ponía el sombrero
Y le llevaba la comida.
A la otra supiajeno,
403
Salieron juntos los tres
Carmen y Baltazar.
Lloraba de corazón.
404
En el cuaderno donde exponen sus deshagos poéticos Vicente Ruiz Carmen Suarez,
se registra, también, una sección romántica que vamos a transcribir:
Es de madre el día,
Mi madre de mi amor.
Yo lloro su quebranto,
Bendígales señor.
Y verles su existencia
De tu vejez amparo
Bendígalo señor.
Si tu desprecio me separara
Dime si no es dolor,
Si gozaremos de la vida,
En mí ya no habrá ilusión
Pa darte mi corazón.
Esperando tu respuesta.
Agradecida y amable,
(fin).
En nuestra historia sobre “La Yuca de Laba” hemos consignado uno de los
momentos de índole política más interesantes que ha vivido el Departamento, después de la
revolución de Balta.
408
Pero hubo un momento muy interesante también, cuando la candidatura de don José
Pardo a la Presidencia de la República, el año de 1903.
En esa época los huestes liberales y demócratas del Departamento, que estaban
formafas por la mayoría de la juventud de Chiclayo, se aprestaron al combate, y entre los
más entusiastas se encontraban José Eufemio Lora y Lora, quien si no tenía su revolver
Minie, su garrote de “mude” o su cuchilla marca “toro” en las manos, tenía, en cambio, en
la cabeza , su buen bagaje de poesía.
El siguiente personal:
Jimenez, el boticario,
Escondido en la barriga.
El deatrayente figura,
409
De quinina y aguarras,
Estarán en ocasión
Su sombrer y pantalón.
De Pardo, en la reunión
A toda la exhibición.
Cuando la exhibición se realizó creyendo los asistentes que harían el porvenir del
Perú, unos cholos Chongoyapanos establecieron en la calle de San Isidro su venta de
Yonque puro, colocando los dos siguientes letreros : “El porvenir del Perú”, “yonque
puro”; y este otro: “El mejor tónico para los pulmones: yonque de la hacienda
Chumbenique”.
Ellos, los ojos y un hermoso gato negro vivían en una casa, no muy nueva de la
Calle Balta, que estaba muy mal alumbrada.
410
“caro amor” “del, adorado tormento”, imprime el siguiente verso, que no es más que la
conclusión, porque a Eugenio Campodónico, de tanto pensar en el “Tesoro” del Perú se le
ha escapado de la cabeza, la cabeza de versos:
Contempló un rato,
Creyendo en lo anterior
Le largo un beso;
Carolina Silva, Fortunata Paredes y Julia Pastor visitaron Lima por primera vez,
muy muchachas, y cuando a pasear se le salió el ama, por efecto de la bulla, el tráfico y la
agitación.
Habiéndose tenido noticias del susto que experimentaron en la Capital, las viajeras,
los pueblos de Lambayeque, Chiclayo y Ellemu procedieron a efectuar remerías,
prosiciones, rogativas, y para hacer errogaciones, actas y telegramas, tratando de defender a
sus hijas predilectas, tan gordas eran las noticias y tan alarmantes se tornaban que Lia Rsa,
Rosalía, Juana de la Cruz, Francisca, o sea cuatro en uno.-, prima de dos de los viajeros y
hermana de la primera pensó pasar un rato con el susto que sus parientes habían sufrido.
Jelil, según cuentan quienes esta presenciaron esta escena, casi no pensó y llnó el
cuerpo de las negras con la letras negras de la siguiente, quintilla:
411
¿Creéis que son tres negros fieros
De espumoso chocolate.
En el Colegio “La Educación del Norte”, que dirigía el Dr. José Rivadeneyra, se
encontraban en calidad de alumnos, entre muchos otros Cristobal Ezcurra y José Eufemio
Lora y Lora, el autor de “Anunciación”.
Al salir de una clase, y o haber estado Escurra fastidiando a “Jelil”, le dice éste, de
pronto:
412
Escurrita de mi vida,
Todos los que hayan pasado por los claustros del Colegio Nacional de Sana José,
quienes hayan sido penados en sus columnas, quienes hayan conocido la oscuridad de sus
calabozos, sólo hasta el año 1918 y 1919, recordarán, de seguro, al maestro de caligrafía,
don Manuel Rojas Guevara, “el barón Rojas”, como se le llamaba cariñosamente.
“El barón Rojas”, aparte de tener muy buen genio y mejor letra, poseía una
magnífica nariz: grande robusta, rubicunda, suntuosa, sinuosa y enorme. Era su
característica.
Muchas veces antes de vérsele voltear por una de las columnas, ya se sabía que era
él como que la naríz servía de aviso.
Tal fue la impresión que éste aditamento facial producía en el ánimo de los
muchachos, que “Jelil”, el poeta José Eufemio Lora y Lora, llegó a sentir el llamado
urgente no se podía en el bronce, la magnificencia de esa nariz, inventaba al par de
cuartetos que siguen:
Oh, ineliz,
Encima de tu nariz.
Y en tu soberbio desliz.
Encima de tu nariz.
Con el fin de no quedarse atrás y seguir los ímpetus guerreros de Rusia y del Japón,
que se encontraban en guerra, en 1905, los poetas chiclayanos José Eufemio Lora y Lora, o
sea “Jelil” y Alfredo Valentín Carrión, o sea Fritz, se empañaron en desollar vivo a Roberto
Oscar Narvaez, un ecuatoriano que llegó a Chiclayo y se metió de periodista -costumbre
muy empleada por cierta clase de vivos.
413
Tenemos a la vista un folleto que contiene nada menos que cuarenta sobrenombres,
apodos o alias que le pusieron a su víctima, adornándolo con bellos sonetos, riquísimas
quintillas, ardientes cuartetos y toda la rima y el metro de la época, usando los más variados
y curiosos pseudónimos, como: Kuroki, Kuropatkine, Alexier, el Kaiser, Stoesel, en los
cuales les decían desde vela quebrada, catre de viento, media zurcida, mpamundi, raíz de
altea hasta melcocha, ron, papaseca, cachalague y otros más.
Parece que Narvaez no era zurdo tampoco y que desde “El Departamento” les
aventaba muy buenos izquierdazos a los de “La tarde”, culminando pelea con las dos
siguientes composiciones, de las cuales la primera parece de Jelil y la segunda de Carrión:
Muchachos babilónicos?
Melcocha y Genuflexiones.
Yo en Guayaquil nací,
De mi patria: el Ecuador
414
Y que hasta Cuenca bajé
Enamorada de mí.
Probablemente mañana.
La belleza de un Adonis
Acompañados de un juez
El embajador de Rusia
Lo examinaron contiento
Y de aquello se trato.
Y busca la exhibición;
Palabras de compasión
Witte.
Por el Micado
Komura.
El consejo
Rosen
Y el Ministro
Takanara
Jelil, el mejor poeta Chiclayano del siglo pasado, según nuestro leal saber y
entender, tuvo fama de mataperro y de ocurrido.
Se tiró un dedo
Se metió al ruedo;
Y en el piripi, cuando,
Le picó un grillo,
Pero Anaximandro Pitam nuestro paisaje nos ha sostenido, sin embargo, que él sabe
mucho de versos viejos de Lambayeque que él es muy lambayecano, desde que fastidiaba a
doña Petita Valladares, gritándole “loca” por todas las calles, a los cual ella contestaba
“sarnoso”, en lo que no le faltaba razón, porque en esa época a Pita tampoco le faltaba
razón, cogida en el Colegio de Cabrera, situado alla en Plaza de Armas, en la esquina que
hace con la calle de las Villamonte.
Dice que le ha oído cantar a la Altemara Siancas, mujer del sordo Gallo, lo
siguiente:
En su chorrillo,
En el pipiripí cuando
Le picó un grillo.
Y aquí que nosotros nos hemos que –dado perplejos, porque otra vez nos
encontramos en las luchas de los lambayecanos con los chiclayanos, y como ya estamos
cansados de pelear por otro mejor será que los mismos interesados se “trenzen” a los
“contrazuelazos”.
Y que no nos venga el paisano Pita con que solamente él es lambayecano. Nosotros
también tenemos nuestra prosa y si no veamos quien tiene mejor memoria. Va una apuesta
a que él no se acuerda de aquellos versos que nos hacía cantar el maestro Cabrera, el padre
y el hijo, aquél que tenía la locura del canto y este la del foot-ball. Recordamos que nos
hacía marchar y cantar así:
Iremos a la guerra
Aunque lo único que sabíamos era la puerta a eso de las cuatro de la tarde, para
irnos a bañar a “Los Cuatro Ojos” o irme a Tiro al Blanco a ver tirar a los viejos con su
mohoso Combe Pedbody o sino a entusiasmarnos con los nombre de nuestros héroes que en
aquél tiempo eran: los Montyoy, por locos; los Buendía, por plateros; los Joven, por
chalanes; los Olea por sastres; los Siancas, por galleros y cantores o a seguir al negro
“vaina” quien fue un gran pregonero, sin olvidarnos de comprarle un cartucho de “maní
cubierto” a la Chepita Viñé o un poco de mostaza ala señora Baldraca en un tercio de cañas
a “La Sirena”, o empanaditas de Santa Clara “al mono” Fernandez o los “tumba burros” de
Casiano, quien había heredado sus sabidurías de la Rosa Elena, mujer de Isásiga y ésta a su
vez de la señora Ignacia Predes, y ésta, a su vez, de la señora Petrona Zavaleta.
Desafiamos también al paisano Pita a que se acuerde de doña Emma Leguía mujer
de don Uladislao Iturregui, quien solía constante y reiteradamente: “san Pedro le dijo a San
Pablo y San Pablo le dijo a San Pedro” y ahí se quedaba sin decir, que se decían , todo con
el fin premeditado de esperar de que algún curioso preguntara: “Pero que le dijo?”, para que
le contestara una sola palabra, con aquella misma que el general francés, que después
inmortalizó Victor Hugo, en los miserables y que hoy se acostumbra mucho entre todas las
gentes de trabajo o de presidio.
(como se nos ha perdido “Jelil” vamos a llamar al negro “vaina” para que lo
pregone.
Manuelito Navarrete,
420
Manuelito de mi vida:
Y chúpatelo en seguida
José Eufemio Lora y Lora, esto es “jelil”, José Galvez y Ricardo Rivadeneyra-
historia relatada por el último-salían del Restaurante Franco Peruano, comedero de la gran
mayoría de los estudiantes de provincias y que estaba ubicado en la Plazuela del Teatro
Segura y exactamente junto al mismo.
Frente al Restaurante vivían una señorita de apellido Jojavicht, una mañana al salir,
estando las niñas en le balcón, Gálvez produjo una de sus improvisaciones, que no le supo
muy bien a “Jelil”, quien para “picar” a Gañvez y despicarse poéticamente del montín de
desdén que había hecho una de las muchas, dijo, en alto voz:
(Fin).
Y mi mente recorría,
Te llegue yo a comparar:
Representa al descifrar;
“Fiñico” fue el apodo de un célebre bandido y montonero ferreñafano, que tenía por
nombre el de Manuel García y de quien fue acérrimo enemigo, el poeta tucumano Manuel
López Tovar.
Los ferreñafos se metieron a la Iglesia antes del tiempo. Esto es a la fuerza, muchos
antes de su consagración, pues la Iglesia se comenzó a edificar en 1671 y se terminó en
1690, aunque la parroquia ya existía desde 1956, porque esos guapos obligaron a un cura
español, de apellido García, a decir misas de cuerpo presente desde mucho antes; y todo a
la fuerza.
423
Este mismo pueblo fue el que rechazó con “munición Villana”, a raíz de un juicio
entre dos caciques, el de Lambayeque y el de Ferreñafe, a las fuerzas del Virrey mandadas
por el subdelegado de Zaña.
En este fruncido pueblo de Santa Lucía de Ferreñafe fue conde se cometió uno de
los crímenes más repugnantes de nuestra historia criminal, siendo asesinado, poco después,
“el hechor”, en la cárcel de Lambayeque, junto con cinco compañeros más, el nueve de
noviembre del mismo año. Entre los que se evadieron, aprovechando de la confusión se
encontraban Carlos Vite y Hercilio Dávila, dejando el primero, como recuerdo de mi
estancia en la cárcel, escrito en la pared del calabozo, el siguiente cuarteto:
Con el corazónpartido.
Vite, como paisano de López Tovar, tucumano como él, encontró una ocasión para
versificar al huir del encierro.
De este enjundioso suelo era Fiñico. Por lo tanto no debe extrañarnos que el poeta
López Tovar lo haya fusilado en la glosa siguiente:
Feñico y la porquería
Luego en él e revocó
Busquen de arteria
En él la ruindad impía,
424
Varán claro como el día
Fiñico y la porquería.
Su infamia y su tiranía.
Todo en él es picardía
Es un diablo amanerado
Aquñi debería haber terminado el verso, pero parece que le sobró poesía y le falto
venganza, pues se registra la segunda de cambio que dice:
Bárbara temeridad
De a Feñico comparar
El excremento, en verdad,
Fiñico y la porquería.
426
Temeraria es la torpeza
De comparar a Fiñico
Su instinto no es temerario;
Viviendo en la porquería,
Desamparado de todos
Villareal había llegado a Túcume, su pueblo natal, después de haber llegado a sabio
en Lima, su pueblo natural, con ausencia de catorce años, y el poeta, repentinamente le
dice:
El signo de tu arrogancia,
El fuego de la centella,
A dominar el espacio,
Acuérdate en tu palacio
429
Sigue, sabio, globo adentro
De elemento en elemento
Es el triunfo de tu ensayo
De decirme la verad,
es modelo de lo decente,
Caballeroso y prudente,
Y de su instrucción superior.
Preceptor es su carrera
430
Que como sea constate
El ocio y la corrupción,
Un poeta meditado,
431
Los méritos de un poeta
Pero no queda allí la cosa, porque López Tovar se entusiasmó y a manera de lo que
poeta llamaba “Salutación” le envía las siguientes, octavas, que pueden considerarse, más
bien, como una consagración, sin necesidad de espaldarazo clásico ni de nombramiento de
ninguna especie:
Renacer el esplondor.
Te presento mi saludo,
De recuerdos y quebrantos
Su plácida vibración.
El númen encantador.
Podemos ofrecer de este último poeta, un pedido y una aceptación, en verso, para
ostentar el delicado titulo de compadre.
A ti he querido sacar,
433
Hoy que podemos gozar
De Paz y Constitución.
En tiempo de compadrazgo
De atención y cortesía.
Y en mi respuesta se explica
434
Y en lugar de llorar canto.
Llenos de calamidades.
Y sigamos Manuel María López Tovar, que es como seguir al alma poética popular
de lo “pueblos de abajo”, como dicen las viejas chancletonas de Lambayeque, como una
afrenta , a los que han nacido entre Mochumí y en Olmos.
Los versos que siguen son improvisaciones hechas unos, a golpe de arpa;
435
Le envió una carta de presentación al sastre Bernardo Céspedes, de Lambayeque,
que llevó su hermano Dionisio López Tovar, en la cual se leían solamente estas cuatro
líneas:
Céspedes, Lambayecano;
María Circuncisión,
Refréscate el corazón.
436
Lo que sigue fue improvisando cuando una sección de fuerzas chilenas pasó por
Tucume, en este verso rebosa una profunda mordacidad y una sátira sangrienta. Dice así:
Si mi razón no es bastante,
Triunfó la revolución
Aquí está la prueba que el poeta Manuel María López Tovar fue un fustigador
acérrimo de ladrones, de asesinos y de malos políticos.
Se trata, en este verso, del asesino de Isaac García por Germán Ugaz y otros:
Se lo echan en su talega;
Pensando en su “cubaleta”
Por ti encendido me vi
Me fusilaste de noche,
Ya desnudo me he quedado,
440
Y en tan miserable me engañas,
De todos aborrecido?.
Ya ha querido mi desgracia,
Me trates de atormentar.
Influencia, apoderados
Ni a nadie le muerte dí
Ya en todas
Y la vida le ha jugado
Y se empiezan a negar.
No le vale su honradez,
Describiendo su opinión
Y le forman un cuentón
No es posible pisotear
Y después se desunieron
Al alma y al corazón,
No es posible pisotear.
444
El alma y el corazón
De su voluntad infinita,
Y al corazón lo “atosiga”
Y no es dable se desdiga
El alma y el corazón
Es un mentiroso amante;
Envueltos en el pesar,
El morirnos de dolor
Y cruel mi separación
Y te llevo en mi memoria.
Y si vuelvo y no me muero
Yo me despido de vos
Me encomendarás a Dios,
Y cruel mi separación
Preparándose primero,
Te dejo mi corazón.
Acordándome de ti
Así me consolaré.
En mi pecho buscaré
La contra de mi victoria,
Y te llevo en mi memoria.
Pensabas acariciarme
No habría de separarme,
Desairado lo dejara
Yo le dijera, mi dueño
Si Cupido en su rigor
Papeles me remitiera,
Y si viniera la Luna,
Todas se me presentaran,
Primero me condenara.
Todas en su compañía
Y mejoraría mi suerte,
Preferiría la muerte
Si yo a tu amistad volviera.
449
Labra el agua sin ser dura
Un mármol endurecido,
Si mi amorosa pasión
No te venció en el instante.
En tu corazón me estime
Y no lo puedes dudar
450
Que soy quien puede ablandar
Un mármol endurecido.
Y colocará en vacío
Y te pegaré un silbido,
Y golpes al corazón
Es mi último tormento,
451
Adiós, paloma hechicera
Mi separación será
Mi pena y mi desconsuelo,
Separado de tu cielo.
Mi gloria se acabará
A mi triste situación?;
De mi mal te alegrarás.
La ingratitud pagarás
De tu frágil proceder,
Te servirá de escarmiento
452
Ya me voy a padecer.
El llanto se me derrama,
Y palpita el corazón,
Y la empiezo a emparejar,
454
Todo se va en suspirar,
De mi encanto y mi decor;
Aniquilan mi pasión,
Mi bien es el no saber
Si me llagas a querer
Y el saberlo me precisa;
Corresponderá a mi amor?,
Mi encanto y mi idolatría,
Ídolo de mi pasión,
En ti pongo el corazón,
Yo no sé cómo ensalsarte,
Mi duelo, tu perfección,
En ti no encuentro razón
Si me oyeras suspirar
Si supieras el amor
A remediar mi dolor,
Y te ama de corazón;
De mi tendrás compasión
Si me oyeras suspirar.
Si el diamante de tu pecho
Y quedará satisfecho
No me quites el derecho
Debes de considerar
458
Lo triste que debo estar
Si vieras mi paradero
Yo no olvidaré tu amor;
(FIN).
Juyupe le dedicó a Juan Patino, viejo chochoborracho y medio curandero este verso:
Se empeñó “Juyupe” con Conrado Perales para que soltaran a Ugaz, quien estaba
recluido en la Iglesia, en la sala llamada del de profundi.
Perales le dijo un día a “Juyupe”, que no lo fastidiara más que no haría nada, por
Ugaz y fue entonces que el poeta, dando un paso atrás, dijo:
Si el Comandante Lerzundi
460
Jos de Guevara, alias “Juyupe”, fue un repentista, de Chiclayo, que no tuvo
absolutamente nada de cultura o de instrucción. Era enteramente analfabeto.
La existencia de ese aparato no debí ser muy común en el tiempo a que nos estamos
refiriendo pues que ese aparato se prestaba o se alquilaba, para las atenciones terapéuticas
requeridas y supuestas.
“Juyupe” que había presenciado toda la escena, le dice a su mujer: “No vayas, esto
se llama:
Que como la célebre y bíblica higuera se secó de vergüenza, por no haber dado
frutos jamás.
En efecto hizo u…”San Patricio de madera, que tarde que “Juyupe” fue al taller y
vió la efigie, conociendo la historia, saludó al milagroso así:
Naranjo te conocí,
Histórico, majadero,
De Jesús omnipotente,
Y todo porque “Juype” había dicho en vulgar prosa: “si siendo naranjo no diste
flores ni naranjas, menos harás milagros haciéndote Santo” y como todo lo que pensaba o
hablaba “Juyupe”, tenía que decirlo en verso, lo trasmutó en esos dos cuartetos, que
después muchos poetas se lo han disputado.
Llegó a Chiclayo un pintor, no del todo malo, llamado Paez, cuya especialidad
parece que era la de pintar retratos al oleo, y recibió varios pedidos de distinguidas
personas, obtenienco un buen número de discípulos o candidatos al pincel.
Cierta vez que “Juyupe” ingresó al taller del pintor y encontró a uno de los
ayudantes dibujando una faja en uno de los retratos, compuso la siguiente décima,
repentinamente:
462
¡Muchacho cierra la caja!
El dibujo de la faja.
Da el sombrero de paja.
Y si el suelo te amortaja
Si la ociosidad es virtud,
Y trabajar es delito
Alabo la prontiud
Es de un talento exquisito
Entre los asistentes se encontraba el cabezón “Juyupe” o sea José de Guevara, quien
le dijo al padre, que se hallaba también allí:
463
Señor Manuel de Soto.
Un día pasando el poeta, por la Plaza de Armas, donde tenía su tienda un chiclayano
de apellido Lara, este le gritó: “Adiós” juyupe”, y el aludido deteniéndose en su camino, le
responde:
Y la razón se le tupe:
Yo no me llamo “Juyupe”,
Dice la tradición que “juyupe” quédose mirando al canónigo, y entre cerrando los
ojos, gesto muy suyo, le dijo:
464
Todos los que al templo van,
De la población cristiano,
Cierta vez, estando bailando una marinera, una zamba dienton y fen, contó esto:
Y frente relumbronsita.
Una tarde que “Juyupe” regresó a su casa, después de varios días de jarana, una
vecina le entregó la llave que su mujer le había entregado porque abandonó el hogar
cansada de sus ausencias.
465
Como he de despicar,
Y vom quien no quiere la coas, antes de poner el punto final, “Juyupe” el cabezón
“Juyupe, como le decían sus amigos cariñosamente, murió en Chiclayo, en el año de 1879.
(FIN).
En diferentes naciones.
Se ha propuesto el estudiar,
466
Tan sólo por conocer
Y archivar la ingratitud
Minerales a grandezas,
Se ha de clavar de profundo.
Todo lo ha de derribar,
Se ha de elevar de profundo.
La plata se va acabando
Si se trata de sembrar,
Adelanto en su trabajo,
Y hablan de su proceder.
La plata se va acabando.
En sustraerse lo ajeno,
Dime tú si no es verdad
Te haces la desentendida
Y me niegas en seguida
472
El amor que me tenías.
Ingrata desconocida,
Ya mi pecho conoció
A Toribio Casusol.
Pobrecito de Toribio
Su destino lo llevó
Su estrella lo alumbró
Él seguía su camino
Ha quedado en mi poder.
Yo he trabajado temprano
Y he caído de cabeza
El “ringlón” de su inocencia.
No lloren mi desventura
476
El poeta tucumano don Inocente Vera no tiene nada de Inocente, como se verá por
lo que a continuación transcribamos de él. Muy al contrario, parece agudo, resabioso, y
hasta mal intencionado, porque nos conversa de “unas”cosas victoriosas” y de una manera
de cumplir “años a consigo” que tiene mucho de ambos dos, de embotellar en una botella y
de encajonar en un cajón.
Con relación al apellido lo lleva muy bien puesto como que esVera y verá poesía en
todas partes, sin necesidad de “antiparras”.
No me puedo contener
De regocijo tentoso.
De bastante proporciones,
477
Para darte cien funciones
Dispensa la cortedad,
Correspondo tu cariño,
Yo te digo la verdad,
* 23
Mi crédito ha padecido.
Si no me pide perdón
De rodillas en la tierra
No tendrá ni salvación;
Me tomaron prisionero,
Declaración me tomaron
Yo dí pruebas y juzgaron
479
El poeta, don Inocente Vera no tenía nada de manco; en realidad se sobraba de
traba, porque era un gallo “rejugado”.
Por esto es que lo encontramos haciéndole décimas englosadas a una vieja beata,
decota del milagroso San Pedro San Pablo de Pacora, y que todavía usaba sus moños
postizos de pabilo amarillo, sin dejar de darle polvillo a las gallinas y yuyo a los chanchos.
Pero no se me paró.
En su amorosa pasión ;
Y que no olvidaría.
Pero no se me paró.
Y que no perseverara
Ni te podrás condenar,
Toda su fisonomía,
Don Inocente Vera se les fue encima, hace mucho tiempo, a los antiguos dueños de
la Hacienda de La Viña y Batangrande, allá por la época en que existían los montoneros de
los “colrados” y de los “azules”, cuando los constitucionales se unían a los civilistas y
después éstos se unían con los demócratas, contra aquellos y luego se volvían contra éstos;
es decir, cuando todo era una “chanfaina”, una merienda de negros o un “locro”.
De La Viña y Batangrande
484
Provecho a los que están llenos
A ocho magdalenos;
Inocente Vera no sólo resulta un poeta de fuse popular, sino también un ironista
punzante, un azotador de delitos y un defensor idealista de libertades y derechos.
En los versos que siguen, con motivo de la muerte de Gavino Casiano, se retrataba
el hondo dolor contenido y la fuerza de la emoción controlada, y se ofrece como muestra de
poetas sarcásticos.
La destrucción se trató
El dinero se juntó,
Desnaturalizado idioma,
Cabrejos y Barragán
Ferreñafano asesino,
La cabeza de Gavino
La destrucción se trató.
Inocente Vera no escarmienta. Por más que le damos palos, é, como buen porfiado
sigue haciendo versos.
El que sigue tiene forma de carta, porque dice “Dirigido a Pedro Santistéban”:
Santistéban tu apellido:
Gregoria Santamaría
Y Satanás la ganó
Y su madre la serpiente,
Casarse y envenenarse
Menudas son las preguntas que le hace el poeta Inocente Vera a su colega Daniel
Aldana, en los versos siguientes, aunque desgraciadamente, no podemos ofrecer la
respuesta de éste:
489
Supuesto que tienes letras
Yo te quiero preguntar,
Le dicen que no hay posada y dale a desensillar. Así le podremos decir nosotros a
don Inocente Vera y Paz, quien se atreve a dirigir una versada a la señora Fortunata Paredes
Vda. De Quiñones, sin asco de ninguna especie, poniéndole esta dedicatoria: “Dirigido a la
señora Fortunata Paredes”, versada que vamos a trascribir literalmente:
Domingo de Carnavales,
490
Día que salen los metales
A mi aldea se acercó
Un cariño en la mejía
Ágamele a su mamá,
En la ciudad de Chiclayo
491
En donde quiero aprender.
No estaría demás añadir que los versos son del poeta y la ortografía idem.
Sentimos mucho tener que manifestar el poco afecto y la ninguna consideración que
por este caballero sentía el poeta Inocente vera y Paz, haciéndonos de él un perfecto retrato
moral y físico, en los siguientes versos, que improvisó cuando le contaban las fanfarronadas
de Fernández:
De la mochumana esfera,
Valiente de veras es
493
Jamás como hombre corriera,
De la mochuna esfera.
Y “afusilarlos” ensaya.
Martín G. Herrera
Guillermo,
Victoria.
Si no es “otrita” tu historia,
495
Con naricita tan doga,,
Y su menón adarcito
Es terrible el docotrcito,
Si suelta la vesperina.
Y este contestó:
496
máximo de las funciones oficiales de la República, y de esta manera procedía fácil,
inmediata e impunemente.
No encontrarás un peruano
Y te brinde su cariño.
La idiosincrasia peruana
Es el cariño y nobleza.
De distancia no pequeño,
497
Apenas el señor Leguía asaltó el poder, así como lo han hecho todos los demás,
unos con elecciones y otros con revoluciones- cuestión de palabras- prometió con toda
seriedad y solemnidad auspiciar y verificar elecciones, tan libres, que no hubiera recuerdo
de él en la tradición histórica del Perú. Lo mismo, exactamente lo mismo, habían ofrecido
los otros.
Todo el Perú se preparó a asistir al nuevo sainete, y uno que otro vivo se colocó
entre el número de los candidatos.
El pueblo Soberano, siempre con mayúsculas, siempre sufrió las mayúsculas pólizas
y las minúsculas conveniencias, comenzó a ser enamorado por los pretendientes.
Viendo el poeta las angustias, las esperanzas y las desesperanzas del Pueblo
Soberano,
Se le ocurrió tomarles el pelo, tanto a los políticos, cuanto darle una lección al
pueblo, pero en verso, como para que quedara recuerdo de la cosa:
498
Mi consejo, aunque importuno,
La voluntad, yo no atajo;
El vadilejo, el serrucho.
Martín Herrera tenía una cría de gallinas, y sus compinches, Julio Laca, Ismael
Tagle, Miguel Barnuevo, Enrique Heysen, José Gonzáles y otros le robaron cuatro o cinco,
e invitando al dueño las mandaron preparar donde la familia de José Ortiz.
Herrera era enamorado de Rosa Ortiz, y en plena mesa, José Gonzáles, hizo que el
enamorado la besara, produciendo el natural desbande y cólera consiguiente.
499
Procurando una reconciliación, le pareció al enamorado, que lo más natural, para
llevarla a cabo, era dar pábulo a sus condiciones poéticas, y de hecho le escribió estos
versos, aludiendo al ósculo rompedor:
De pura casualidad.
Viendo que cierto hambrunal-que no comensal- juntaba cinco platos en uno solo,
como para consolarse de la poca comida, escribió lo siguiente en el período de ese puerto,
llamado “El Lego Predicador”:
Alcides;
Garces,
Moncayo.
Ya no te la des de gallo,
501
Alcides Garces Moncayo
Estando en la Plaza de Armas, junto con Martín Herrera, acordaron componer una
mazurka, a condición de que la letra la hiciera dedicándosela a Delgado Soto y éste la
música con dedicatoria a aquél.
A su vez Delgado Soto, debería arreglar música de Mazurka para la letra, cualquiera
que esto fuera. El siguiente fue el resultado:
La muchacha de quince,
Piensa en la moda,
Piensa en la moda;
Y ya a los veinte
Parecen fragua,
Largándole “agua”.
Ya Ud. Me entiende,
Ya Ud. Me entiende,
502
Sin que le metan fuego
Solita enciende
Solita enciende.
Ya a los cuarenta
Marchita un tanto
Si no ha criado perro
Ciste su santo
Ciste su santo.
La mujer de cincuenta,
Dice al vecino,
Dice al vecino,
Huele a tocino
Huele a tocino.
Y a los sesenta
Ya está completa,
Para….. consueta.
503
Al agraciado le faltaba poca cosa para ser completo y considerando, Martín Herrera,
que tal vez una versada humorista le serviría de complemento, le hizo el eco siguiente:
Manuel,
Ignacio,
Cornejo.
El cura párroco de Chiclayo, Don Cipriano Casimir y sus intereses, León Bon y
Dionisio, quisieron sacarse la campana de la Capilla del Cercado, que hizo fundir y colocar
Fray Antonio Costilla, tan conocido por su sotana raída, por la fiesta de la Virgen de la
Misericordia que celebraba y por su relación con don José Santos Lontoo, que celebraba la
fiesta del Señor de los siete viernes.
Tanto fue el encono que sintieron los vecinos del barrio del Cercado, que botaron a
pedradas alos tres intrusos del señor, quienes necesitaban la campana por que sabían que
tenía algunos gramos de Oro, que ellos aprovecharían para otros usos menos bullangueros
que los de repicar.
Como los curas franceses no quicieron perder algo de su prestigio hicieron circular
la especie de que el pueblo del Cercado, no había intervenido en la “pedriadura”, y que sólo
dos zonzos, Martín Caycay, y Norulo habían sido los autores de tal escándalo; pero como a
Martín Herrera no le gustaba las mentiras… en los curas, los desenmascaró, así:
Ni Martín Caycay
En esa apedriada
504
Estuvieron “hay”
Defenciendo el culto,
Es que Casimir,
Curita mañanero,
No quiere campanas
De cobre roñero.
Y desgreñada pera,
De supina borrachera.
Jugando gallitos
El tal Herrera era más gallo que el amigo Ugaz y Vilela y tenía un poco más de
malabarsmo poético y cuando supo que este señor era el autor de la versada resolvió darle
duro, más que a él, a su Estado Mayor, y entre otros versos disparados hicieron blanco los
que siguen: contra Francisco Lastres, José Domingo Quiñones y Juan C. Muro,
respectivamente:
Mi querido Pancho
Querido Quiñonez,
Jugando al “cullero”
Mi querido Muro,
Fumando un cigarro,
Pucho de mi puro.
506
¡Arza!, que te han visto
Vendiendo pollitos
Si pelear quisieras
Te saco el ombligo.
Mi querido viejo,
Hecho de pellejo.
Felipe Santiago Bocanegra, tenía las siguientes profesiones: tuerto por nacimiento,
liberal por convicción, carrocero por necesidad y acérrimo partidario del Dr. Lora y
Cordero, por gusto.
Lora fue diputado por Chiclayo, poco después Director de Gobierno y con este
motivo Bracamonte le escribió pidiéndole que le nombrara Mayor de Guardias de Chiclayo;
pero Lora, a quien le decían “el general Garibaldi”, le contestó, manifestándole que no era
competente para ese cargo.
Un conspicuo liberal,
Le escribió a su general
507
El general, con enojo,
Le contestó: “majadero,
Seguirás de carrocero,
En una carta de respuesta que le dirigió Martín Herrera a Emiliano Carnero, por
tomarle el pelo, la comenzó así:
Tu apelativo “Carnero”
Como yo de campanero.
Te bautizaron Carnero.
Era teniente gobernador de Lobitos, un señor Monterroso y Presidente del Club del
mismo Puerto un señor Barterelli. Cuando estabn ambos reunidos, en el Club, se presentó
Martín Herrera, y al darle su nombre el señor Monterroso, le ofreció una improvisación a su
sonoro nombre diciéndole:
Su producto es portentoso:
508
¿en terrenos de Lobitos
Color parduzco-mojino
Dando las doce del día pasó la señorita Ricardina Bocanegra, y le pidió al último de
los nombrados que escribieran algún verso en el álbum que llevaba en la mano; pero como
en ese momento estornudó ella, el poeta aprovechó de ese deshago para decirle:
509
Y acaba destornudar
La graciosa Ricardina,
Ya quisiera adivinar
De ponerse de masticar.
Le preguntaron en Piura a Martín Herrera que por qué la decían a Vicente Rázuri,
“Lata”, i paa explicarle, respondió así:
Cuando don Abelardo Gozales compró les Portales llamados de Descalzi, les puse
“Portales Orrego” recordando así el apellido de su esposa.
Con motivo del cambio de nombre, Martín Herrera fabricó estos cuartetos:
510
Un poderos labriego,
Yo sería de opinión
De ponerle al callejón
Don Pepe Arizola y Colina, era manco y quería casarse con Doña Pascuala
Chirinos, y aunque no había incompatibilidad entre ambos matrimoniales, Martín Herrera
le dijo al agraciado, estando con varios amigos conversando:
Roberto Oscar Narvaez llegó a Chiclayo con todas las ínfulas de ser notable
periodista.
Como distintivo inconfundible lucía una amplia cicatriz, producida por quemadura,
en el lado izquierdo de la cara.
Te quemó la planchadora.
511
Desplumado, mala hora,
Es una Chichería de “La Compuerta”, de una tal Anita, pintó Julio Torres un perro
encadenado u en actitud meditabunda.
Llegaron así, Antonio Baca y Martín Herrera, y el dibujante le pidió a este que
escribiera el siguiente cuarteto, que escribió en la pared, debajo de la pintura:
De aquí los siguientes versos, que tienen tanto fondo de ironía y tan poco gusto
religioso y literario:
Y te venero de hinojos.
Y es mi paciencia ya escasa;
512
Permíteme, Cruz que el fin
En el año de 1910 se le ocurrió a don Orestes Ferro, al cura Chumán al doctor Juan
de Dios Lora y Cordero, al Dr. Juan Francisco Vilches y algún otro que hizo de tesorero
levantarse en armas contra el gobierno primerizo de Leguía.
En sus andadas llegaron emponer algunos cupos a don Juan J. Aurich a don Genaro
Barragan y a un señor Zalasar y ocuparon la ciudad de Ferreñafe, de donde los votó el
capitñan Zarate con un par de ametralladoras.
Gallinita ciega,
¿qué se te ha perdido?
Que se me ha escondido.
Esta es un agujero
Gallinita ciega,
513
Dos Ismael Tagle, fuera de otras cualidades naturales, tenía la costumbre de no
haber nunca chicha; pero en cambio, si mucho pisco, y Martín Herrera tenía la vistud
contrario.
El ofendido creyó de su deber lavar su honor, ya que no con un palo, por lo menos
con un verso y , le escribió en el reverso de la carta anterior:
Yo no creo consecuente
Julio Torres se hizo célebre en Chiclayo por su aflicción a la bebida, a los gallos, a
la pinta y a desbarrar, a estas cuatro profesiones aunaba la de ser pintor… de cualquier
cosa. El mismo se fabricó y adornó su lápida, dibujando, en ella, por distintivo, no su
nombre o fecha de nacimiento, sino un gallo, unos daos unas copas y unas botellas. En
seguida, como complemento, le pidió a su amigo Martín G. Herrera que le escribiera algo,
en verso, para agregarle a la lápida. El solicitado explotando el vicio de verborrea y que
tenía Torres, compuso lo siguiente:
Torres era gran amigo y compadre del doctor Jorge Pazos Varela, a quien visitaba
constantemente y adormecía conversación interminable, tanto que una tarde Pazos Varela le
dio treinta soles, a condición de que no le hablara, durante un mes, sino para saludarlo.
Torres aguantó dos días y al tercero regresó donde su compadre, con los treinta soles,
diciéndole: -No puedo, compadre, sino hablo me muero; tome su rescate. Lo que viene a
probar que no andaba muy descaminado el poeta.
Daniel Aldana Carbonel, prueba, con los versos siguientes que podía dominar
fácilmente todos los ritmos, todos los metros y todas las escuelas y que nada había de difícil
para él, cuando quería hacer poesía a su manera, y salir prestamente de la dificultad.
Las improvisaciones siguientes fueron todas solicitadas; esto es, forman parte del
sistema virreinal del pie forzado, por que le indicaban el objeto y la índole del verso,
especialmente la segunda composición, en la cual tomó como obligación comenzar un
verso con el verso último del anterior.
515
Sin Dios, sin gloria y sin ti.
Si pintar pudiera,
el retrato hiciera
Hay en tu hermosura
Muero de dolor,
Cadenas de amor.
Cadenas de amor
Ellos me miraron
Luego me rindieron.
Luego me rindieron
A pedir perdón,
Y de mis martirios
Tu eres la ocasión.
Tu eres la ocasión
De mi padecer;
Y así no me amas
Ingrata mujer.
Ingrata mujer,
Escucha mi voz,
Y no seas cruel:
517
Ámame por Dios.
El populacho malvado,
Chismes y revoluciones.
Infames, me indispusieron.
Me ha picado el alacrán!.
518
Mamita no sé que tengo,
Bebida no la contengo,
Asco me dá la comida,
Me mueves a compasión
Si conociste tu mal,
Yo ya tengo mi chiquito,
Si conociste tu mal
El poeta pacorano Salvador Castillo, hijo del “negro Inés” Castillo, de quien heredó
el apellido y la improvisación le remitió a Daniel Aldana, un 30 de Agosto, creyendo que
era la fecha de su cumpleaños, una enorme yuca una docena de huevos, acompañado todo
de su correspodiente verso, el cual desgraciadamente, no hemos podido conseguir.
Com toda la tomadura de pelo era completa, Aldana descargó su “cacerina”, con los
siguientes versos de saludo y agradecimiento, que el autor titulaba “misiva Literaria”:
Si me ves en el vergel,
520
Que tiene otro Salvador,
De amistad, al Redentor.
Yo me llamo Saturnino,
Me para el destino;
Consuelos en mi camino..
A la virginal limeña
521
Le mandas al pobre Aldana
La virilidad temprana.
Y si bien no la merezco
El día anterior a esa fecha, Orlando Jiménez, quien vivía en la casa de Porras, le
había repartido su pequeña ración de leña a su mujer,
“la manca” Nicolasa, que fue criada por doña Magdalena Muro, la placer más
aristocrática, distinguida y limpia de Lambayeque.
522
José Manuel Porras era muy aficionado a los versos de José Fiasón, e l único
admirador tal vez del poeta romántico, los que se sabía de memoria, hecho que significa un
amor muy grande por un poeta muy pequeño; y a fin de hacer que alarde de Fiansón y de su
memoria, propuso que cada uno de los concurrentes arrojara un verso, respondiendo a esta
llamada solamente el mismo llamador, con la siguiente sugestiva poesía, alusiva a la
trompeadura del día anterior:
Jiménez, el motupano,
Y al hacerle comprender
Ya no lo volveré a hacer”.
Torvador de Lambayeque.
Que
Pero parece ni siquiera al llamado en verso fue capaz de responder este paisano y
después de decir y probar que no podía resolvió que todos se habían de retirar a dormir “la
mona” de pura marca lambayecana, que se habían endilgado.
523
Pero como los zumos tienen también sus porfiadas características, al siguiente día
muy temprano se acordaron de “la mona”; ésta se les volvió a subir a la cabeza y resovieron
que debería ser “compuesto el cuerpo” y “cortado en la mañana”, por un “espesado” ligero.
Los “zumos”, de acuerdo con sus dueños, se reunieron en casa de Noriega, la mujer
de Encarnación Saldaña, en la calle del palmo, frente a la casa de don Pedro Chicotero, y
allí volvieron a hacerle fuerza de pisco a Aldana, que no devela, para que improvisara y
pagara el verso que el día anterior no había podido producir.
La dormida había dejado “asentada” la chicha y el poeta del pueblo del cerro de “La
Raya” hizo salir disparada la siguiene octava, de pura improvisación, “cabeceada con el
puro de Ica y la chicha de cuatro amanecidas”:
El poeta Daniel Aldana no podía sustraerse, como buen aficionado a las musas, a
aquella influencia de orden general, y por esto es que lo encontramos ofreciendo la
siguiente “Ofrenda” a la señora Nicolasa Gonzáles:
524
El ave de la selva adora,
El pajarillo a la aurora
Mi esperanza, mi ilusión.
Es Nicolasa mi madre,
Y la cría si lo es.
Le brindo mi corazón:
Y toda la reunión.
525
Siendo maestro de escuela el poeta Daniel Aldana, no podía dejar de rendirle
homenaje poético a la Gramática jugando conlas consonantes, con los verbos y los
sustantivos, con lo que él llama, precisamente, “Gramática Poética”, en la forma siguiente:
De su atractiva figura
Locura.
Y dá su bendición santa
Y es indudable ventura,
Don Daniel Aldana y Carbonel, nombre que huele a Túcume puro, parece que
dedicó toda su vida a cultivar flores, echando en olvido el frejol y al gramalote.
Fue seguramente, cuando se abrió el primer botón de la primera rosa berta o del
primer clavel pimpollo, que se le ocurrió saludarlos con el efluvio oloroso y animado de sus
versos botando el agua y la palana de cuchara se puso a escribir, sobre los bordes, con
“manguitos chicos”, los dos siguientes quintetos de buenos días, que decía:
Si yo fuera mariposa
526
No busacar´´ia otra cosa
Hemos de suponer que esa mosca depuro miedo al aguijón de la alevosa abeja no
habrá tenido resuello, ni siquiera para contestarle, ni en prosa ni en verso, razón por la cual
nos vemos impedidos de ofrecer a los lectores la réplica de la obsequiada.
Higinio Piñarreta
La cometa es de mi mamá,
Se la regaló mi tía.
527
Y cuando veía o sabía que alguna paisana se había enredado con alguno de “ohi-fa-
ná”, o de “mau-ló”, la vapuleaba así:
Ha perdido el paladar,
El chiclayano don Higinio Peñarreta era émulo de don Pablo Mil, pues poseía las
siguientes profesiones: fletero, cargador, carpintero, mandadero, sargento primero,
licenciado y enamorado.
De la poesía y del amor era de las profesiones que hacía más uso, y por lo mismo
estaban más gastadas. De aquí que hiciera malos veros y fuera un enamorado en perfecta
desgracia. Como tal era constante, y a fin de que el elemento masculino no se olvidara que
era poeta, y el elemento femenino tuviera presente que siempre era “querendón”,
recordando su título, las aptitudes profesionales y sus prerrogativas personales por medio
del siguiente pregón esquinero:
Mi inspiración de poeta,
No me la podrán quitar:
Mi destino es el amar.
Está claro que con éste reclamo o aviso, los unos lo llamaban para reírse él y las
otras, para lo mismo también..
Pero no hay que asustarse. La única arma de que disponía Piñarreta, para gran
número de menesteres en su vida, era la de la poesía repentista y muchas veces, cuand le
faltaba un real en el bolsillo, le sobraba en cambio un cuarteto en la cabeza.
Si no ha apagado su vela,
Y su cariño es bizarro
Don Higinio Piñarreta salía a dar sus vueltas y revueltas por la ciudad, prefiriendo
de conformidad con su esto de gradación alcohólica, los lugares de … 24 fermentación o los
sitios de más embotellamiento.
De aquí se deduce que los barrios de Chiclayo, Chiqudoy Pataca del as Verónica
eran los preferidos, los cuales se sentían honrados con la presencia del poeta del pueblo.
Parece que existía una relación evidente entre los producciones poéticas de
Piñarreta, su estado de alcoholización y su dón de repentinista.
Así, por ejemplo, cierta vez que entró a una chichería del barrio de la Verónica, y un
cholo bien enchichado suspiro, por arriba, Piñarreta tomando como pie forzado el natural
desahogo gaseoso del paisano, le hilavanó el siguiente cuarteto:
24
No se logra entender la palabra en el pdf.
529
Suspiro porque mi reina,
(Fin)
Nos preciamos en sostener que nadie es capaz de ofrecer una joya de mayor valor ni
de más fuerza personal emotiva que lo que esta página contiene.
Se trata de los versos de José Mercedes Ramos Barreto, alias “el Señorote”.
La única obra poética del “señorote”, sus versos, se encuentran prensados en las
hojas de un propósito cuaderno de a medio con quince páginas, todas escritas a mano, de
puño y letra de su autor y fabricados en la Cárcel Pública de Chiclayo, fechados el 25 de
noviembre de 1913, diciendo, en calidad de prólogo, lo siguiente: “Carcel. Año 1913_
cuaderno hecho por Mercedes Ramos Barreto._ República Perú._ Chiclayo, constando la
obra de 124 cuartetos, numerosos correlativamente.
En esta única producción poética; “el señorote”, se muestra bajo dos aspectos
diametralmente opuestos. De los ciento veinticuatro versos bajo dos ponen la producción,
seticuatro cuartetos son el grito de un gran amor y los cincuenta restantes son la queja de un
inmenso de un gran amor y sus paternales, familiares de añoranza hogareña y de saudade
personal. Los otros son la protesta airada el grito estridente, el odio al enemigo, la
impotencia del preso. La fura de la desesperación. Los primeros son los versos del hogar;
los segundos son los versos de la cárcel. En aquellos se trata del hombre; en éstos se
caricaturiza la fiera. E los versos de familia, las dos manos extendidas, protegen y
530
bendicen; en los versos prisión, la idea hiere, el deseo maltrata la intención asecha y la
maldición se enrosca, y luego, por una reversión del complejo proclive, perdonan.
Por esto creemos que ningún otro documento ser de de un valor más fehaciente para
efectuar la autopsia moral de un hombre que éstos versos. Se requiere, para ello un
mecánico de la función cerebral, quien desarmando, pieza por pieza esa maquinaria
infernal; estudiando su funcionamiento nos dará su opinión técnica sobre la manera y forma
como trabajaron, recónditamente, sus engranajes.
Pero como nosotros no somos mecánicos del entendimiento, sino apenas sus
simples copistas o expositores, nos tenemos que contentar con ofrecer a las gentes curiosas
de nuesto teruño, que quieran mirar desde las ventanas del misterio las lobregueces
insondables del mal, una porción, un fragmento de la vida del “señorote”, la más curiosa tal
vez y seguramente la menos sospechada, para que sea estudiada en su modalidad
característica: el crimen.
Así como don Pedro Ruíz, el inventor, requiere una obra; Iturregui y Aguilar, el
prócer, una conferencia; Villareal, el sabio, un estudio; Lapoint, el humorista, una novela,
Ramos, “el señorote”, requiere una autopsia, una denudación, pero una hecha con la ayuda
de alienistas, de psicólogos, de patólogos, de criminalistas y de freudianos, con exclusión
absoluta de los historiadores, de los novelistas, de los expositores, de los periodistas o de
los críticos. Se trataría, en este caso, no de hacer conocer una obra, sino de diagnosticar el
mal de un enfermo.
Ramos ha sido el único hombre, tal vez, que llevaba una cuenta coriente con la
muerte, que consistía en una libreta donde anotaba el hombre, sexo, sitio, razón, motivo,
causa y antecedentes del asesinato,; bien se efectuara compadre o su amigo o porque
quisiera despertarlo.
531
En Ramos era indispensable el uso de la “huachuma” o palo santo, para desviar el
olfato o de los sabuesos en su persuasión y acostumbraba amarrar los pulgares de sus
víctimas, para que no lo señalaran y le quitaba los zapatos, para que sus almas no lo
persiguieran.
Si nuestros recuerdos brumosos del “señorote” nos hacen recordarle como un tipo
de leyenda y un personaje de mitología tal pensamos ahora con nuestros cerebros de los
quince años el estudio de su vida, salpicada de sangre y de muerte, nos llevaría muy lejos
de los linderos del fol-klore. Pero como no podemos evadirnos del personaje, i dejar de
situarle en nuestro medio y con nuestra idiosincrasia característica, debemos recordar que
“el señorote” representa la contraparte de Sambambé, el más célebre de los bandidos de
Chicalyo, y como las luchas entre lambayecanos y chiclayanos se ha hecho eterna, por l
Padre Eterno y la custodia, pensamo que “el señorote” pretendió quitarle a la tierra de Dn.
Leonardo Ortiz una parte de sus glorias, emulando, con sus hechos, o tal vez superándoloes,
a los que hizo Sambambé.
En el reverso de cada una de las carátulas del cuaderno aparecen dos cuartetos, que
nos parecen ser el premio a cada uno de sus cantos. Dos son introducción a los versos de la
prisión y los dos restantes son el introito a los versos del hogar.
Alegres de mi partida
Si me quieren sentirán.
532
De mi ausencia sentirás
Y si me has aborrecido
De mi tal te alegrarás.
A toditos desunidos.
Entonces preguntaré
De su ingrata desunión
De la cruel temeridad.
A Santiago y a Mercedes
Me a causado admiración
Y no acabo de comprender
534
Pobre mu¡i mujer querida
De su tierra separada
A tu tierra complacida.
Y debo respectar
No te debes aglijir
535
Cuando sepas que me he ido
A tu lado complacido.
O fuese casualidad
Es mala enfermedad
Está en contra de ti
N se vayan a despartar
De un salto desmedido.
Ya perdistes tu Corona
Tuhermanida Polonia.
No adquieras sufrimientos
De su feliz ceremonia.
No la vallas a abandonar
Y a mi negrito Eugenio
Yo te pregunto y me afano
La ingrata de la Micaela
A tomado su destino
Ni dejaré de quererlos
A su madre abandonada
Y a su padre aborrecido
539
Sólo mi Dios es testigo
De mi suerte desdichada.
Y bolver a mi destino.
Tu no te aflijas Antonia
Te suplico la prudencia
540
A ti y a tu hija Polonia.
No me eras sumergido
La ingratitud de Leguía.
Y darles a comprender
542
A los que usan de mala fe.
Y me pongo a pensár
Y llego a recordár
E trabajado temprano
Y e caído de cabeza
Y mi Compadre Espiritual
A todo clamo
Y de la maldad de un tirano.
Si no me muero ohiré
Y tú encontrarás la enmienda
Entonces me enlutaré
De un luto Colorado
No te ballas a confiar
No es sino un esclarecimiento
Dejándome incomunicado
Dejándome Victorioso.
De la muerte de Conrrado
Lo cual a él no le gustó.
545
Mi padre a nadie robó
Mi a asoltado el Camino
Y no se vean sumergidos.
546
Arrollador de ladrones
Yo le pregunto y me afano
Y le presenta agarantías
Ya se murió un testigo
547
Los que no se pueden vér
Dios me a de favorecer
Y la ánima de Conrrado
De tu nombra aterrada
A ti verdugo asecino.
Te pregunto Marcelino
548
Y al mismo tiempo te hablo
Y entonces preguntarán
De tu fortuna y tu camino.
Contentos en alegría
Me transtorna mi destino.
Gósar de un imprudencia
Mercedes te a de perdonar
Ramos es un caballero
Hablaremos al momento
Mucho me asombrado a mí
Ya me separas de Mochumí
Te daremos a comprender
De ser tu mataperrada.
Ni a peleado contigo
552
Ten precente Marcelino
Tranquilos en su trabajo
Ya quitaron el espantajo
El crimen de tu pensamiento.
El verdugo de tu nombre
553
Quien es más criminal que tí
Tu matastes a Dolores
En la plasa de Mochumí.
Si tu no te has acordado
Y te quedarás burlado
A ti verdugo conocido.
Que ya se va despedír
554
Ahora quedaras contento
Marcelino en tu tierra
Me acordaré de tu comportamiento.
Y perderás tú el tino.
Ya te hago precente
Lo que te va a suceder
De tu ruina Marcelino
555
Eres un hombre infernal
Ni en el infierno salvación
El Honorable Carmona
Mucho se a descuidado
556
Cuando caí pricionero
Lo tuve a la bufonada
(Fin).
Emilio Niño
En 1910, los comuneros de Motupe, o mejor dicho, los vecinos de ésta Villa, donde
se celebraba con santa devoción, tanta chicha y tanta bala, la Cruz del Cerro de Chalpón,
decidieron Alcalde a don Emiliano Niño.
Se dice que esta decisión lo tomaron después de buscar por todos los “rastrojos”,
todas las huertas al hombre más “leído” y “escribido” que hubiera nacido en sus
alrededores, pero que, al no hallarlo, se decidieron por el poeta Lambayecano.
Una comisión de los más connotados del pueblo, de esos que usan zapatos y camisa
todos los días, se le fueron encima. Primero le ofrecieron la Alcaldía; después en vista de la
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negativa, le rogaron la aceptara; y por último, le lloraron para que no les abandonara; pero
el poeta se negó reiteradamente.
En la motupana grey
No se respeta la ley,
Ni Códigos, ni Estatutos,
Vivía el poeta don Emiliano Niño en el Puerto de Eten, en el año de 1902, y entre
las personas que lo saludaron con motivo del año nuevo, con postal novedosa y
espectacular, se encontraba don José María Cortéz Arizola.
Habiendo pasado algunos días sin recibir respuesta a la felicitación, Cortéz Arizola
le reclamó a don Emiliano la respuesta, y éste, sin hacerse de rogar, toma un lápiz y un
pedaso de papel, escribiendo repentinamente esto:
El poeta Emiliano Niño, queriendo buscar un sitio más apacible y tranquilo para su
espíritu, resolvió vivir en Motupe, dedicándose al expendio de artículos de primero
necesidad.
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Algunos de sus viejos amigos iban a visitarlos periódicamente, y cierta vez que uno
de ellos, le dijo que porque se había decidido a poner una tienda, le respondió así:
Eran contertuluos del citado Hotel don Emiliano Niño, don Juan Manuel cortés, don
Perdo Murgaytio, don Toribio Ruíz, “el borrado”, don Victo Aspíllaga, cuando llegaba del
Cayaltí, don José Antonio Negrete, cuando arribaba de Rafán, el zarco Samamé y Ramón
Baca, cuando recalaban de Ucupe.
Una mañana en el vapor del sur, llegaron varios pasajeros, entre otros José Manuel
Duany, mocetón bien plantado y hasta buen mozo, quien sin preámulos se presentó al grupo
y comenzó a departir amigablemente con los que lo componían, en amena camadería,
haciendo infatigable consumo, a la cantina, del licor predilecto, el pisco, cuyas marcas
privilegiadas eran el Mencia, el Zárate, el monte Sierpe, etc, que vendía don Vicente
Campodónico.
Entre copas que van, que vienen y copas que se suceden, los contertulios fueron
“arrollándose”, hasta que se quedaron solos don Emiliano Niño y José Manuel Duany,
quienes almorzaron juntos, tornándose el encuentro en íntima amistad y habiendo
procedido la tertulia, durante la comida, que se prolongó hasta las dos de la madrugada,
hora en la cual Duany preguntó a don Emiliano:
Señor Rázuri:
Este Duany, portador de la presente,
Es un joven muy ardiente
Y aficionado al réclame:
Guíelo Ud. Para que ame
A cualquier joven mujer;
Más, si se quiere exeder
En paladear muchas frutas
Líbrelo Ud. De las… chutas,
Porque lo pueden…. Perder
Entre las improvisaciones más bellas del poeta Emiliano Niño, muchas de
las cuales se hallan escritas en postales, hemos podido obtener las siguientes:
Al traste se van los soles,
Ya no es solamente el pan,
También validos están
El arroz y los frejoles.
Yo cometeré un exceso
Por eso
Que te he dado tan mal trato,
Lo del pato,
Y que lo creas me admira
Es mentira.
Mi amor no es amor que jira
Como giran las veletas.
Reniego de los poetas:
Eso del pato es mentira.
Don José del Carmen de Luna era rematista de los arbitrios (servicios)
municipales de Motupe, lo quiere decir que era cobrador general del pueblo y por
tanto muchas veces tuvo que sacarle dinero a don Emiliano Niño, quien para
vengarse por aquellos desaguisados económicos le improvisó el siguiente esco u
ovillejo:
Por qué, cobrador, por qué
José
Conscientes que me desarmen
Del Carmen
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Y aniquilen mi fortuna
De Luna?.
Lentamente, una por una,
Y sin que negarlo puedas,
Te llevas, ¡ay! Mis monedas
José del Carmen de Luna.
(Fin).
Bajo el esfuerzo de tanta masticación todos o casi todos los presentes hablaron, y
como no era posible que nuestra “santa tierra” se quedara sin representación oral, uno de
nosotros arogándose ese derecho y a instancias de otro de los asistentes, Victor A
Csagrandí, improvisó los siguientes malos versos, a pesar de los hemos corregido a los
facinerosos después, pero ni por esas, porque “árbol que nace torcido, nunca su tronco
endereza”:
Yo no me puedo explicar
Es ya tiempo de acabar
En efecto, hizo que todos los barredores, alguaciles, y peones de la Baja Policía
procedieron a declararles guerra a los frondosos ficus, sin contar ocn que uno de los autores
de este libro, quien había casado la primera lagartija a la sombra de uno de ellos y que
había fumado el primer “sargento” bajo sus densas frondas, en una tarde de “vaca” en el
Colegio Nacional de San José, se armara de un pedazo de papel y de un lápiz y le
“arrecostara” el siguiente coto en contra, parodiando el soneto “Piedad de Jelil”:
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Y algún chiroque acompañó en su trino.
Pero ni por eso cesaron las hachas, hasta que no dejaron mal parados y peor echados
a todos los ficus, con gran protesta de los gusanos de cuerpo peludo y cabeza colorada,
fueron los únicos que nos acompañaron en la protesta…
Nosotros tenemos que ser guapos a la fuerza. Muchas veces de puro guapo hacemos
temblar al miedo y otras veces guapeamos al temor. Como somos gentes del Norte, de pelo
en pecho y de otras cosas; por que parece que a mayor calor valentía y mejor poesía. Sino
allí tenemos como ejemplos de exepción, en el Norte los mejicanos que tienen mucho de
valientes y más todavía de inteligentes y a los colombianos, que en la hora presente se nos
vienen encima hechos una furía, con soneto a la cazadora, oda al hombre y cotava real a la
fuenrala. Nosotros, para combatir con ellos, hemos resuelto proveernos d dos redondillas
Minie, un eco Malincher y cinco cuartetos de La Fouche. Y los venceremos, no hay duda.
Como hemos dicho que somos guapos, necesitamos probarlos y para ello, lo mejor
es meterle miedo al susto y temblar a la cobardía.
De aquí que hace tiempo se disparó la siguiente parodía con fusil ametralladora a
uno que no quería ser guapo, y que siempre del a tierra tenía que hacerse valiente a la
fuerza, de la manera siguiente:
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¡muérdelo!, le dije a mi perro “Omar”;
Y ojalá que Amado Nervo no nos procese por esta improcedente parodía, y que los
colombianos nos tengan compasión a la hora de la Corte Marcial de guerra.
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Desde cuando, de repente,
Y en cualquiera ocasión,
Se ha convertir la gente
En japonés o en sajón.
A reir y a masticar,
Y me encuentro resentido
A discursos y refranes.
Y aquí fué donde se calentó Federico de la Torre Ugarte sosteniendo que el último
pedazo era un plagio de una improvisación ajena, y si él no le faltaba razón a osotros nos
sobraba la viada, y sobre todo estando borrachos todo podía pasar, y pasó en efecto. Y
veamos quien dice lo contrario?...
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Dante Poggi, en la punta del muelle resultaba un coloso, con mayor razón si se le
veía a la disrtancia, con camisa de italiano pulpero, de aquellas que tienen borlas en lugar
de corbata y con sombrero de Manila, de esos que usaba don Virgilio Dali Orso.
Uno de nosotros lo vió así cierta tarde, en la cual el mar se había calentado y
quisemos perpetuar la magnificiencia musculosa de Poggi con la siguiente parodia de
“Caupolicán”, tal como lo vió a Rubén Darío:
En los años de 1921 y 1922, no teniendo que hacer, en la temporada, se nos ocurrió
meternos a periodistas y fabricamos el semanario “Balnearios”, el cual se encaraba de
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editar, en la imprenta “El departamento”, José del Carmen Bracamonte, y quien esa época
le gustó el oficio de escritor.
Este semanario tuvo algunas curiosas cualidades. Entre otras el de haber sido
escrito, corregido, destruido y pagado por nosotros mismos, lo cual nos costaba, a la seman,
nada menos de veinte soles. En el puerto de Eten nos la dábamos de escritores Jorge
Jiménez Mansalva o sea “el sordo Jiménez”, Pepe León, Julio Torres Solari, y algún otro de
menor calibre. De Pimentel se ocupaban Carlos Arbulú Miranda, Alfonso Russo, Nicanor
A. de la Fuente, el “gringo Gervassi”, es decir Julio Gervassi y cualquier otro guepo.
Demás está decirlo, pero Rubén Darío no nos mandó fusilar porque ya se había
muerto y no entendemos hasta ahora porque no nos “arrinconaron” una buena pateadura o
no nos “repartieron leña” o su sabor. Cosa de la suerte de nosotros los periodistas. Dicho
así, con énfasis, arqueando el pecho. Levantando la cabeza, abriendo bien los ojos y
peinándonos con el cabello para atrás, sin dejar, naturalmente, de llevar constantemente un
libro bajo el brazo, aunque nunca lo hayamos leído ni sepamos de que se trata y de hablar
en tal forma que procuremos hacer todo lo posible por no dejarnos entender. Esos son
nuestros literatos de a cuartillo y así son nuestros periodistas de mala hierba.
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Alla por los comienzos del año 1924, cuando el año comenzaba a gatear se nos
ocurrió a varios de nosotros tomarnos el pelo mutuamente, y encontramos la fácil manera
de hacerlo metiéndonos a espiritistas.
Recordamos haber jugeteado con los muertos, entre otros a los siguientes: Manuel
F. del Castillo Muro, quien no ingresaba al cuarto y desde su apellido – Castillo y Muro-
nos tomaba el pelo, nosotros que le tomábamos aventaba zapatos y nos daba zapatazos;
Ricardo de la Torre Ugarte, que se moría de frío y de miedo; Ruperto F. Morante, “el pelo-
Morante”, quien jugaba pares y nones con los médiums; dante de Poggi, quien se tressaba
a las tompadas con vivos y muertos; Julio Gervasi, el payaso “candela”, que nos aventaba
sartas de cohetes reventando; José Ignacio Tello Vélez, que cría en todo lo que le era
favorable; Luis García Romero que no cría en anda de lo que no fuera contrario, Julio
Ignacio Torres Solari, que echaba versos hasta por los borones; José León Barandiarán, que
no hablaba ni con vivos ni con muertos; Jorge León Barandiarán, que no hablaba a las mil
maravillas, porque hacía o se hacía el que hacía de médium; César A. Torres Ugarte, “el
Ojón” que representaba admirablemente su apellido; Carlos R. Arauco que no cría en nada,
pero que aceptaba todo; Arsenio Silva que se burlaba de los espíritus por su tamaño y
muchos otros más, que de puros vivos se iban a jugar con los muertos.
Una noche – estábamos trabajando con Amado Nervo y San Agustín, porque por
regla general todo espíritu se envuelve en la aureola de nombres sonoros, como para que les
crean – se metió en la pieza continua un gato, porque estaba lloviendo comenzó a invocar a
los espíritus con su maullar triste, largo monótono y lúgubre. Está demás decir que la
seción terminó, porque unos nos dedicamos a espantar gatos y otros a espantar el miedo.
No pretenden engañar,
Me desvelo, me entristezco,
No me quiere acariciar.
De mentira o de verdad,
La caricia de Morfeo
Y el encanto de soñar.
Meditar en el silencio,
Y la noche me parece
De mi insomnio nocturnal.
En esto somos tan lambayecanos, tan guapos que hasta nos peleamos con nosotros
mismos.
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Casi todos los que son de la familia,
O casi literata:
He de “meter la pata”.
Elegante y decente,
O persona demente.
De cumplir mi condena.
Y también un marido;
Tendrás tu merecido.
Te pide un consejo;
Un arpetado beso,
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I otra vez es un año de amargura,
I se ha dibido el fracaso
A que el papel no es sellado
Y también a que el acaso
No pus timbres al lado;
Además porque el malvado
Del diablo de Satanás,
Malo por siempre jamás
O por ser cada vez peor,
Le puso un signo menor
Donde estaba escrito más.
A la peruana nación
Le anunció con toda flema
Que terminó su problema
Sobre la alimentación.
Se ha resuelto la cuestión
Rápido, pronto, veloz,
Con pato, cabrito, arroz,
Con espesado y humita,
Que el hambre pronto nos quita,
Pues todo lo mandó Dios.
El “espesado” es pesado
Para quien lo debe hacer,
Puesto que debe tener
De caldo, carne y pescado.
Pero quien lo haya probado
Una vez y nada más
Su esfuerzo será demás,
Y quedará allí embrujado,
A su recuerdo pegado
Y para siempre jamás.
No es propaganda, señor,
Tampoco es palaganada,
Aquí Ud., no pierde nada
Y le hacemos un favor.
Se trata de lo mejor
-Lo dicho no es prosa vana –
Que hay en la tierra peruana
De un dorado arroz, con pato,
Que cubre relleno plato
Hecho aquí a la chiclayana.
Si se me deja pensar
Yo lo dejara al momento;
¿por qué es que debo de hablar
Habiendo tanto alimento?.
No he llegado a comprender
Nunca este insólito afán;
El discurso es a mi ver
Inútil con tan buen pan.
Es anhelo superior
El de pensar, no hay cuestión,
Pero creo que es mejor
Hacer fácil digestión.
Yo la palabra denigro
En tan bucólica fiesta.
Piensen que hay un gran peligro
Si la frase se indigesta.
La disyuntiva es fatal:
Reposo sana locura,
En cambio, el hambre es un mal
Que sólo el arroz lo cura.
Que el americano,
Que el “dollar” observa,
Sólo se alimente
Comiendo conserva
Me tiene tranquilo,
No me asustan moles,
Porque yo he comido
Mi arroz con frejoles.
¡Ah!, se me olvida
Si en esta ocasión
Te coge en la puerta
Un retortijón
Y por los dolores
Furioso reniegas,
No me eches la culpa:
Fue un amigo Vegas.
FIN
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