Está en la página 1de 6

Relatoría de la exposición ‘el sueño de libertad de un déspota latinoamericano’,

realizada el 25 de octubre de 2019 por Vanessa Bedoya

Por Juan Camilo Restrepo Narváez

Vanessa comienza su exposición del texto de Carlos Marx, Bolívar y Ponte, aclarando que
realizó la redacción del texto antes de leer La carroza de Bolívar, novela de Evelio Rosero.
Dicha aclaración la hizo por causa de la crítica al caraqueño que les sirve como motivo
principal a ambas obras. Antes de realizar la lectura del texto que le sirve de fundamento
para su exposición, Vanessa comenzó haciendo algunas aclaraciones. En primer lugar, que
se esmeró en estudiar algunos elementos de Marx, al cual en general aceptó desconocer. Y
en segundo lugar, señaló algunas cosas que le llamó la atención de sus compañeras en sus
exposiciones: de Camila, la posibilidad de juzgar al ‘héroe’; y de Carolina, la idea de que el
héroe es necesario para la fundación del espíritu de la comunidad. Dicho esto, comenzó la
exposición de su texto, el cual podemos resumir en diez ideas principales:

1. Marx escribe con ‘saña’ y prejuicios negativos contra Bolívar.


2. Enaltece la ayuda europea a la independencia latinoamericana.
3. Las tres ideas centrales de Marx, según la autora de la exposición: el lado malvado
de Bolívar, la mitificación de su figura y el atraso de Latinoamérica.
4. El texto de Marx fue escrito con un ‘partisan style’, apresuradamente y sin las
referencias adecuadas, debido al corto lapso entre la muerte de Bolívar y la escritura
del texto.
5. Vanessa señala que la imagen desacertada de Bolívar, a veces héroe, a veces
villano, se debió en parte a los relatos de las personas que lo rodeaban.
6. La adobada retórica de Bolívar pudo ser causa de su fama; y la necesidad de
mantener viva la independencia, la razón de sus huídas del campo de batalla.
7. Según Marx, si Bolívar hubiese usado sus tropas europeas de mejor manera, hubiera
ganado más rápido y menos cruentamente.
8. Según Vanessa, citando a Fabregat, Marx despreciaba a Bolívar porque su posición
aristocrática le impedían identificarlo con la lucha de clases que el prusiano
propugnaba.
9. El estado de cosas, continúa Marx, no cambió mucho del régimen imperial al
republicano.
10. Como conclusión, la visión de Marx es eurocéntrica y desproporcionada, y no le
hace justicia a las circunstancias de Bolívar.

Terminada la lectura del texto, el profesor indicó que se podían hacer preguntas y
observaciones. Vanessa, antes de continuar, dijo que quería también tratar el tema de
‘pan y circo’, de cómo Bolívar prometió bienes para ganar adeptos, pero que era
necesario para crear el ‘símbolo de la esperanza’. Ya que en la última cita de Fabregat,
en el texto de Vanessa, hace mención de que Marx despreciaba a Bolívar por ser un
campesino, cualitativamente hablando, Camilo pregunta: ¿por qué es esto, si Marx
identifica la causa justa con el lado campesino de la lucha de clases medieval inglesa en
el Capital? Vanessa responde que no ve la razón de ese disgusto, ya que al fin y al cabo
en la gesta de Bolívar hubo efectivamente lucha de clases.

Gustavo interviene y señala la contradicción evidente de Fabregat: ¿al final, se critica a


Bolívar por ser aristócrata o por ser campesino? Juan Pablo levanta la mano y, con
brillo en sus ojos, lanza un conato de solución: ‘Marx dice que lo que importa no es la
clase, sino la consciencia de clase’. Camilo señala, en seguida, que según se ve en el
Capital Marx defiende a la aristocracia en contra de la burguesía incipiente, siendo esta
última el verdadero antagonista de la historia dialéctica, y en esto se fundamenta la
filosofía del alemán. Gustavo responde que Marx no era filósofo, sino economista, y
que tal como dijo Girardot, los marxistas no entendieron a Marx. El profesor César le
da la razón y señala que los marxistas no han leído directamente a Marx sino a otros
autores derivados, y que esto constituye el principio de un reduccionismo. El mismo
texto de Marx es, así mismo, reduccionista, y tan reduccionista como este es Fabregat,
solo que del otro lado. Marx tiene una visión equivocada: piensa que el soldado europeo
en América era ilustrado y demócrata, pero en realidad solamente era un mercenario.
Camilo, a continuación, en la misma vía del discurso del profesor, señala que Bolívar,
en efecto, tal como escribió José Rafael Sañudo, prometió a los mercenarios que podían
pillar las ciudades y tomar lo que encontraran como botín, además de que ya había
repartido parte del tesoro nacional de Venezuela como pago de esos servicios. El
profesor César volvió a tomar la palabra, y manifestó que esa exaltación injusta de la
contribución europea estaba en sintonía con la velación de los indígenas y los negros,
así como de su ayuda y de sus muertos en la gesta. Camilo sostiene, luego de esto, la
necesidad de que la historia y la literatura realicen también un encomio del derrotado,
tal como lo hizo Sañudo. Gustavo, a continuación, señaló un aspecto del texto de
Vanessa: su manifiesta apología de Bolívar, aunque el texto de Marx era todo lo
contrario. Ante esto, el profesor señala que Vanessa se encontró en el texto afectada por
la lectura de Fabregat, y nos aconsejó no tener lecturas previas a la lectura dada para
analizar, pues esto era contraproducente. Gustavo complementó dicha afirmación
declarando que las citas de Fabregat en el texto de nuestra compañera servían como
argumento de autoridad, la clásica falacia magister dixit.

El profesor señaló, entonces, que era la primera vez que ponía el texto de Marx para que
fuera expuesto, pues siempre había sido lectura complementaria del curso, pero no sabía
exactamente qué elemento resaltaría el expositor. Critica de Vanessa que tomó en el
texto más de Fabregat que de Marx. Así mismo, realizó una crítica material: que las
citas largas tenían errores de formato, probablemente porque fueron copiadas de
internet, no queriendo decir con esto, sin embargo, que fuera un plagio.

Gustavo señala, además, que en el segundo párrafo de la segunda página del texto de
Vanessa se promete explicar la razón de la inquina de Bolívar contra Marx, pero que
esto no se verifica luego en el escrito. Así mismo, la segunda cita de esa página la
encuentra incoherente con la escritura allí corriente. En la misma página le suena
también ambigua la proposición ‘ejército privado’ (como ‘propiedad privada’ o como
‘privado de sus sentidos, desmayado’).

Alejandro interviene en esta parte para señalar que el texto está un poco sesgado, como
ya se había dicho, pero que reconoce que es difícil hablar de Bolívar sin caer en
extremismos. Bolívar era un hombre poderoso, pero humano, falible y con muchas
tentaciones, y esto hace que la tarea de juzgarlo sea trabajosa. Se le suele ponderar fuera
de sus circunstancias, particularmente aquella que atañe a la capacidad de
corruptibilidad del poder. Es difícil, señala el licenciado, encontrar una persona
poderosa que no tenga ya un grado de corrupción. No podemos, así, pedir perfección al
general Bolívar.

El profesor señala, a continuación, varias cosas. Comienza diciendo que ese tipo de
defectos corresponden a los elementos característicos de la guerra. Así mismo, que
siempre que la historia se escribe, lo hace atendiendo la corrección política. No es, así,
tarea del investigador el defender o el atacar, sino la búsqueda de la objetividad. Es
difícil analizar la condición humana, siempre tan variable. En Bolívar es de destacar su
fuerte admiración por Napoleón, que llegado al límite de la ambición se hizo coronar
emperador, justo después de una revolución anti-monárquica. Este hecho fue conocido
por el mundo, en los albores de la globalización, y el impacto que causó fue tremendo.
El evento de la carroza en Caracas fue un hecho bochornoso y ridículo, pero
corresponde a cómo el imaginario popular es impactado por los actos de los hombres
poderosos. De igual manera, la guerra sale bastante cara, y que esto explica en parte el
populismo de Bolívar. Eso sí, lo explica, pero no lo justifica. Termina esta intervención
reafirmando la idea por varios esbozada: el poder, en efecto, corrompe.

Camilo prosigue diciendo que ha recordado cuál pueda ser la causa probable del encono
de Marx contra Bolívar: ya que la revolución americana se inspiró en la revolución
francesa y sus principios, y esta segunda fue esencialmente una revolución burguesa,
era natural que Marx las despreciara a ambas como una sola cosa. Alejandro señala que
el Acta de Independencia del 20 de julio de 1810 ratifica esta idea.

El profesor César manifiesta que nos han vendido la idea de que los pastusos son tontos
y malvados, que eran ‘godos’ y traidores, pero que hay que ver las circunstancias: los
pastusos siempre fueron bien tratados por el gobierno imperial, que construía escuelas,
hospitales y plazas fuertes, mientras que los republicanos llegaron a destruirlo todo con
su revolución. La burguesía maltrató al pueblo pastuso, mientras que el Rey de España
fue generalmente benévolo. Camilo refuerza esta idea, diciendo que el imperio cuidaba
bien la Nueva Granada. Conmina al final el profesor a Vanessa para que rehaga el texto,
procurando darle un tono más personal.

Gustavo, acto seguido, hace una nueva observación sobre el texto de Marx: que el tono
ácido de Marx parecía dar a entender que no le gustó mucho ver que una nación
latinoamericana se sacara el yugo de una nación europea. Dicho de forma popular: se le
salió el eurocentrismo. El profesor, tras este comentario, procede a recalcar dos
aspectos a considerar para juzgar este texto de Marx: 1) muy poco le interesaba
Latinoamérica a Marx. Su formación al respecto era precaria; y la bibliografía, exigua,
pues había pasado muy poco tiempo entre los hechos y el texto; 2) se trataba de un
ensayo por encargo, y que como fue solicitado con urgencia terminó siendo hecho
apresuradamente.

Camilo señaló, volviendo al tema del encono de Marx contra Bolívar, que debe ser
tomado en cuenta el prejuicio de Hegel contra Latinoamérica, según el cual ella no se
había realizado como Autoconsciencia y que, a diferencia de los Estados Unidos de
América, nunca conocería ni aprehendería su destino. Así mismo, piensa el licenciado
en filosofía, con respecto a la veracidad de la imagen negativa de Bolívar en el texto de
Marx, que debe corresponder a la realidad, ya que no hubo tiempo suficiente para una
tergiversación de los hechos históricos. Después de esto, Alejandro toma la palabra y
manifiesta que hay una diferencia entre historia y novela, y es que esta última puede
darse el lujo de ser ambigua, pues su tema principal es la condición humana, haciendo
alusión a las palabras de Kundera que se habían discutido antes con ocasión de la
exposición de Carolina, una semana antes: que la novela cuenta, en el fondo, la vida del
autor. Nunca debemos olvidar, pues, que la literatura es subjetiva.

El profesor César volvió a tomar la palabra y señaló que son tantas las mentiras sobre
las cuales se levantó nuestra nación que muchas veces resulta mejor explorar la historia,
no desde la historiografía canónica, sino desde la literatura, aún así cuando en esta no
impórtela verdad, sino que baste la verosimilitud. Dicho esto, el silencio impera, así que
interpela a la concurrencia si alguien quisiera hacer otro comentario. Así, Daisy
interviene preguntando por la alusión al ‘sinsajo’ en la página 2 del ensayo, pero dice
no encontrar la relación de esa palabra con el resto del texto, aún cuando supone que se
deba a la película Los Juegos del hambre (pues Vanessa había advertido, al principio de
la exposición, que había querido también citar películas en su escrito). Vanessa
responde señalando que lo que quería decir era que Bolívar no se hizo solo, sino que fue
producto de las personas que lo rodeaban, y que en dicha circunstancia le tocó ser el
sinsajo. El profesor César corrigió esto, diciendo que cuando se citaban indirectamente
obras que no son conocidas universalmente (como lo es, por ejemplo, el Quijote), debía
hacerse explícitamente y en pie de página. Con este comentario terminó la exposición y,
con ella, la sesión.

También podría gustarte