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Hoy, en todas partes del mundo, hombres, mujeres y niños de todas las
religiones y lenguas, de todos los colores y credos, se unirán para abrazar los
derechos humanos que todos compartimos.
Los derechos humanos son lo que nos hace humanos. Son los principios que
nos permiten crear el santuario para la dignidad humana.
Los derechos humanos los requiere la razón y los exige la conciencia. Ellos
son nosotros y nosotros somos ellos. Los derechos humanos son derechos
que cualquier persona tiene en su condición de ser humano. Todos somos
seres humanos: todos merecemos derechos humanos. Lo uno no puede
existir sin lo otro.
¿Quién puede negar que todos buscamos vivir libres del miedo, la tortura y la
discriminación? ¿Quién puede negar que todos deseamos expresarnos
libremente y perseguir nuestros objetivos en la vida?
Si hay algo que nos ha enseñado la sangrienta historia de este siglo, es esto.
Los derechos humanos no son universales sólo porque sus raíces existan en
todas las culturas y tradiciones. Su universalidad moderna radica en el apoyo
que reciben de los 185 Estados Miembros de las Naciones Unidas. La
Declaración en sí fue el resultado de los debates celebrados por un grupo
singularmente representativo de intelectuales, la mayoría de ellos
procedentes de países no occidentales. Ellos aportaron a esta histórica
misión los recuerdos recientes de una guerra mundial y las antiguas
enseñanzas de paz universal. Los principios consagrados en la Declaración
Universal de Derechos Humanos tienen profundas raíces en la historia de la
humanidad. Pueden encontrarse en las enseñanzas de todas las grandes
tradiciones culturales y religiosas del mundo.
El iman Alí, cuarto califa después del profeta Mahoma, ordenó al gobernador
de Egipto que ejerciera su cargo con piedad y tolerancia hacia todos sus
súbditos:
"... que el más preciado de tus tesoros sea actuar con rectitud ... llena tu
corazón de piedad, amor y bondad hacia tus súbditos. No seas para ellos un
feroz animal, considerándoles como presas fáciles, pues ellos pertenecen a
dos clases: o son tus hermanos en la religión o tus iguales en la creación."
Saadi, el gran poeta persa del siglo XIII, también ofreció un emotivo tributo a
los valores de la tolerancia y la igualdad entre todos los pueblos y naciones:
"los hijos de Adán son parte unos de otros y en su creación provienen de una
misma sustancia. Cuando el mundo provoca dolor a un miembro, los otros no
encuentran reposo. Tú que eres indiferente a los sufrimientos de los demás
no mereces ser llamado hombre".
"Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales;
que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables entre los
cuales están la vida, la libertad y la consecución de la felicidad."
Por esta razón, cuando estoy en África hablo de los derechos humanos como
"Derechos Africanos", como derechos que deben encontrar su expresión en
el lenguaje de las personas a las que protegen. Esto es lo que me hace confiar
en que algún día estos derechos prevalecerán.
En todas las partes del mundo, las Naciones Unidas están dedicadas a
asegurar las condiciones básicas para la existencia humana: paz, desarrollo,
protección del medio ambiente, alimentación, vivienda adecuada, mejores
oportunidades.
Nos inspiran para que hagamos más para más gente. Nos animan a creer que
nuestra causa es justa y que su suerte será la medida del valor del hombre.
Esto incluye a todos los derechos humanos, desde los derechos civiles y
políticos hasta los sociales y económicos. El derecho al desarrollo es un
derecho universal e inalienable y es inseparable del resto de los derechos.
Incluso se podría decir que sigue siendo la medida del respeto de los demás
derechos humanos.
Mis queridos jóvenes amigos, aquí en esta sala y en todo el mundo: los
ideales de los derechos humanos son los ideales de la esperanza y la
humanidad. Su idealismo les inspira fe en nuestro futuro común y los alienta
a construir un futuro más justo y compasivo que el pasado.
Ustedes los jóvenes son los que tendrán que convertir estos derechos en
realidad, ahora y para siempre.