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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CÁTEDRA DE PSIQUIATRIA

TEMAS:

 TRASTORNO DELIRANTE PERSISTENTE (F22)

 TRASTORNO DE IDEAS DELIRANTES INDUCIDAS (F24)

ESTUDIANTES:

 Lama Asinc Evelyn Melissa


 Guamán Castro Rubén Andrés

DOCENTE:

Dr. José Santillán

Grupo 19 – Séptimo semestre


Trastorno de ideas delirantes persistentes

Introducción

El trastorno delirante se caracteriza por la presencia de delirios bien sistematizados

que se acompañan de afectividad apropiada para el delirio que ocurre en presencia de una

personalidad bien preservada. Los delirios habrán durado al menos un mes; por lo general el

comportamiento no es extraño o caprichoso aparte del delirio o sus ramificaciones; están

ausentes los síntomas de fase activa que pueden ocurrir en la esquizofrenia (p. ej., habla

desorganizada, síntomas negativos); y la enfermedad no se debe a un trastorno del estado de

ánimo, no es inducida por sustancias, ni se debe a una afección médica. (Barreira, 2018)

La característica central del trastorno delirante es la presencia de un delirio en

ausencia de comportamiento extraño o caprichoso. La persona puede estar indemne, aparte

del impacto inmediato del delirio. Si hay alucinaciones, no son prominentes y se relacionan

con el tema del delirio. Se la conoce además como una variedad de trastornos en los cuales la

característica clínica única o más destacada la constituyen las ideas delirantes consolidadas

durante bastante tiempo, que no pueden ser clasificadas como orgánicas, esquizofrénicas o

afectivas. Se trata probablemente de un grupo heterogéneo, cuyas relaciones con la

esquizofrenia no son claras. Por otra parte, la importancia relativa en su génesis de los

factores genéticos, de los rasgos de la personalidad y las circunstancias vitales no es clara y

es probablemente diversa. Se considera una enfermedad psicòtica con algunas similitudes

superficiales con la esquizofrenia de la que, de cualquier forma, difiere bastante. Sin

embargo, aunque muchos aspectos normales de la personalidad se hallan preservados, la vida

del individuo se ve progresivamente afectada por la intensidad y la intrusividad de las

creencias delirantes. Puede haber alucinaciones, pero no suelen ser prominentes. Se trata de
un trastorno crónico, que en muchos casos durará toda la vida, con la injustificada reputación

de ser intratable. (Barreira, 2018).

Clasificación:

F22

Trastornos de ideas delirantes persistentes

F22.0 Trastorno de ideas delirantes.

F22.8 Otros trastornos de ideas delirantes persistentes.

F22.9 Trastorno de ideas delirantes persistentes sin especificación.

F22.0

Trastorno de ideas delirantes.


Según el CIE-10 son un grupo de trastornos caracterizado por la aparición de un único

tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas entre sí que normalmente son

muy persistentes, y que incluso pueden durar hasta el final de la vida del individuo. El

contenido del tema o conjunto de ideas delirantes es muy variable. A menudo es de

persecución, hipocondriaco o de grandeza, pero también puede referirse a temas de litigio o

de celos o poner de manifiesto la convicción de que una parte del propio cuerpo está

deformada o de que otros piensan que se despide mal olor o que se es homosexual. Lo más

característico es que no se presente otra psicopatología, pero pueden aparecer de modo

intermitente síntomas depresivos y, en algunos casos, alucinaciones olfatorias y táctiles. Las

voces alucinatorias, los síntomas esquizofrénicos tales como las ideas delirantes de ser

controlado, el embotamiento afectivo y la presencia de una enfermedad cerebral son

incompatibles con este diagnóstico. Sin embargo, alucinaciones auditivas ocasionales o


transitorias, no típicamente esquizofrénicas y que no constituyen una parte principal del

cuadro clínico, no excluyen el diagnóstico en enfermos ancianos.

Suele comenzar hacia la edad media o avanzada de la vida, pero algunas veces,

especialmente en casos de creencias sobre deformaciones del cuerpo, surge en el inicio de la

madurez. El contenido de las ideas delirantes y el momento en el que aparecen y suele poder

tener relación con algunas situaciones biográficas significativas, por ejemplo, ideas delirantes

de persecución en personas que pertenecen a minorías sociales. Fuera del comportamiento

directamente relacionado con el tema de las ideas o sistema delirante, son normales la

afectividad, el lenguaje y el resto de la conducta.

F22.8

Otros trastornos de ideas delirantes persistentes.

Según el CIE-10 es una categoría residual para los trastornos de ideas delirantes

persistentes que no reúnen las pautas de un trastorno de ideas delirantes (F22.0). Deben

codificarse aquí los trastornos en los cuales el tema o conjunto de ideas delirantes se

acompañen de voces alucinatorias o de síntomas esquizofrénicos en grado insuficiente como

para satisfacer las pautas de esquizofrenia (F20.-). Los trastornos delirantes que han durado

por lo menos más de tres meses pero menos de seis, deben, no obstante, ser codificados, al

menos transitoriamente de acuerdo con F23

F22.9

Trastorno delirante persistente sin especificación

Cuadro Clínico

La principal característica esencial del trastorno delirante es la presencia de una o más

ideas delirantes que deben persistir durante, al menos, un mes (criterio A). Si el sujeto ha
presentado alguna vez el cuadro clínico que cumpla el criterio A para la esquizofrenia, no

debe diagnosticarse de trastorno delirante (criterio B). Suelen ser más importantes las

alucinaciones táctiles y olfatorias que las visuales y/o auditivas. La actividad psicosocial no

está significativamente alterada, excepto por consecuencia directa de las ideas delirantes

(criterio C). El criterio D para diagnosticar de trastorno delirante es que si se presentan

episodios afectivos simultáneos, su duración debe ser relativamente breve, en comparación

con la duración total del trastorno delirante. Dichas ideas delirantes no deben ser causadas

por el efecto de ninguna sustancia o enfermedad médica (criterio E). ( Kapsambelis, 2013).

Aunque la consideración de la extrañeza de las ideas delirantes es muy importante

para poder distinguir este trastorno del esquizofrénico, es especialmente difícil determinar el

concepto de rareza, debido a las diferentes culturas. Las ideas delirantes son calificadas como

extrañas si son claramente improbables y si no derivan de la vida cotidiana; sin embargo, las

ideas delirantes no extrañas se caracterizan y refieren a situaciones que son susceptibles que

se den en la vida real, como por ejemplo, ser engañado por el cónyuge. ( Kapsambelis, 2013).

A muchos pacientes con trastorno delirante la enfermedad les aísla profundamente y

les coloca como extraños ante el resto de la sociedad, lo que a menudo genera suspicacia,

abatimiento, ansiedad y agitación. Parece que se establece un círculo vicioso en el que la idea

delirante induce malestar e hiperactivación fisiológica, lo que a su vez refuerza la

consolidación de la idea delirante y disminuye progresivamente el contacto con la realidad. (

Kapsambelis, 2013).
Epidemiología

El trastorno delirante es raro, y tiene prevalencia aproximada de 0.2% en la población

general; el tipo persecutorio es el más común. Prevalencia de 24-30/100.000 habitantes

(0,03%). 4% de los ingresos hospitalarios. Edad de comienzo: 34 a 45 años. Razón entre

sexos: femenino > masculino. Se le considera un trastorno de la madurez y la vejez. El

trastorno delirante tiene relación familiar significativa con esquizofrenia y trastorno de

personalidad esquizotípica. Aunque se piensa que en la mayoría de los casos es crónico, las

personas con trastorno delirante suelen tener empleo y valerse por sí mismas. (Guixot, 2015)

Diagnóstico

Según Guixot: “Las personas con trastorno delirante tienden a aislarse socialmente y

tener suspicacia crónica. Las que tienen delirios persecutorio o celoso a veces se tornan

furiosas y hostiles; estas emociones pueden llevar a explosiones violentas. Pueden hablar en

exceso y con abundancia de detalles, en particular cuando exponen sus delirios” (Guixot,

2015)

Kapsambelis menciona que: La patología “es de comienzo insidioso y progresivo, con

alternancia de períodos de mayor y menor actividad delirante, pero sin perder esa actividad

en ningún momento. Surge a partir de interpretaciones del sujeto. Se basa en unos

fundamentos erróneos y no se modifica con la argumentación lógica. Es incorregible,

irrebatible e influenciable.” ( Kapsambelis, 2013)

“Desde el punto de vista de su estructura, es bien sistematizado, goza de coherencia

interna, está bien organizado y es de apariencia lógica y verosímil. En cuanto al contenido, se


desarrolla en torno a un tema uniforme (generalmente una sola idea en número), con una

tonalidad afectiva de la idea en función del contenido del delirio. No hay deterioro de las

capacidades ejecutivas y el afecto. El humor es congruente con el delirio.Resulta en

ocasiones contagioso por lo que puede extenderse o transmitirse a otra persona (folie à deux)

o incluso grupos de personas. Esta inducción a terceras personas suele deberse a la

verosimilitud de las ideas delirantes y a los elaborados y convincentes razonamientos de los

pacientes paranoicos.” ( Kapsambelis, 2013).

Pruebas de laboratorio/imágenes: Diagnósticas no existen. Imagenología permite

confirmar alteraciones estructurales en regiones anatómicamente susceptibles. ( Kapsambelis,

2013).

Pruebas psicológicas:

Las pruebas proyectivas revelan preocupación con contenido paranoide o de grandeza

y problemas de inferioridad, incapacidad y ansiedad. ( Kapsambelis, 2013).

Senín en su informe incluye “El Working Group de trastornos psicóticos para la CIE-

11 de la OMS, previsto para 2015, recomienda que las categorías de la CIE-10, F22 (trastorno

delirante persistente), F24 (trastorno delirante inducido) y F23.3 (otro trastorno psicótico

agudo predominantemente delirante) se reúnan en una nueva y única categoría diagnóstica

llamada «trastorno delirante» con el fin de simplificar el sistema de clasificación” ( Senín

2016).
Fuente: Vallejo (2015)

Criterios diagnósticos según DSM-5 para trastorno delirante:

A. Presencia de uno o más delirios con duración de un mes o más.

B. El criterio A para esquizofrenia nunca se ha cumplido.

Nota: las alucinaciones, si las hay, no son prominentes y se relacionan con el tema del delirio

(p. ej., la sensación de estar infestado por insectos relacionada con delirios de infestación).

C. Aparte del impacto del o los delirios o sus ramificaciones, el funcionamiento no está muy

deteriorado, y el comportamiento no es del todo caprichoso o extraño.

D. Si han ocurrido episodios maníacos o de depresión mayor, han sido breves respecto a la

duración de los periodos delirantes.

E. La alteración no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia u otra afección

médica y no se explica mejor por otro trastorno mental, como trastorno dismórfico corporal o

trastorno obsesivo-compulsivo.

Especificar si:

Tipo erotomaníaco: este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio es que

otra persona está enamorada del individuo.


Tipo de grandeza: este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio es la

convicción de tener algún gran talento o percepción no reconocidos o haber hecho algún

descubrimiento importante.

Tipo celoso: este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio del individuo es

que su cónyuge o amante es infiel.

Tipo persecutorio: este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio implica la

creencia del individuo de que es objeto de conspiración, engaño, espionaje, persecución,

envenenamiento o suministro de droga, perjuicio doloso, acoso u obstrucción del logro de

objetivos a largo plazo.

Tipo somático: este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio implica

funciones o sensaciones corporales.

Tipo mixto: este subtipo se aplica cuando no predomina un tema delirante.

Tipo no especificado: este subtipo se aplica cuando la creencia dominante del delirio

no puede determinarse con claridad o no se describe en los tipos específicos (p. ej., delirios

de referencia sin un componente persecutorio o de grandeza prominente).

Especificar si:

Con contenido bizarro: los delirios se consideran bizarros si son irreales,

incomprensibles y no derivados de experiencias de vida ordinarias (p. ej., un individuo cree

que un extraño le retiró los órganos internos y los sustituyó por los de alguien más sin dejar

heridas ni cicatrices).

Especificar si:

Los siguientes especificadores de evolución sólo se usan después de un año de duración del

trastorno:
Primer episodio, al presente en episodio agudo: Primera manifestación del

trastorno que satisface los criterios diagnósticos de síntomas y tiempo definitorios. Un

episodio agudo es un periodo de tiempo en el cual se satisfacen los criterios de síntomas.

Primer episodio, al presente en remisión parcial: la remisión parcial es un periodo

en el que se mantiene una mejoría después de un episodio previo y en el cual los criterios

definitorios del trastorno sólo se cumplen de forma parcial.

Primer episodio, en la actualidad en remisión completa: la remisión completa es

un periodo después de un episodio previo durante el cual no hay síntomas específicos del

trastorno.

Múltiples episodios, actualmente en episodio agudo.

Múltiples episodios, actualmente en remisión parcial.

Múltiples episodios, actualmente en remisión completa.

Continuo: durante la mayor parte de la evolución de la enfermedad permanecen

síntomas que cumplen los criterios diagnósticos de síntoma del trastorno, con periodos con

síntomas subumbrales muy breves respecto a la evolución global.

No especificado

Especificar gravedad actual:

La gravedad se determina mediante una valoración cuantitativa de los principales

síntomas de psicosis, incluidos delirios, alucinaciones, habla desorganizada, comportamiento

psicomotor anómalo y síntomas negativos. Cada uno de estos síntomas puede cuantificarse

por su gravedad actual (más grave en los últimos siete días) en una escala de cinco puntos

que va de 0 (no presente) a 4 (presente y grave).


Diagnóstico diferencial

El principal diagnóstico diferencial implica distinguir el trastorno delirante de

trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia, trastorno de personalidad paranoide y trastorno

dismórfico corporal. (Román, 2015)

La principal distinción respecto de los trastornos del estado de ánimo psicóticos

consiste en que en el trastorno delirante falta un síndrome depresivo o maníaco, o el trastorno

se produce después de los síntomas psicóticos o es breve respecto a éstos. A diferencia de los

pacientes con esquizofrenia, los que tienen trastorno delirante no presentan habla

desorganizada, síntomas negativos ni conducta catatónica. Si hay alucinaciones, no son

notables. Por ejemplo, puede haber alucinaciones táctiles y olfativas cuando se relacionan con

el tema del delirio (Calderón,2016)

Por lo general la personalidad del paciente con trastorno delirante está preservada. Las

personas con trastorno de personalidad paranoide suelen ser suspicaces e hipervigilantes, pero

no sufren delirios. En el trastorno dismórfico corporal, los pacientes pueden tener creencias

delirantes acerca de su aspecto (es decir, que una parte corporal está deforme o desfigurada),

pero esto no satisface los criterios para trastorno delirante porque su creencia somática no

implica funciones o sensaciones corporales ( Mármol, 2015)


Fuente: Vallejo (2015)

Tratamiento

Dado que el trastorno delirante es poco común, las recomendaciones terapéuticas se

basan en la observación clínica y no en investigación cuidadosa.La experiencia clínica

sugiere que a menudo la respuesta a los antipsicóticos es escasa; pueden ayudar a aliviar

agitación y ansiedad, pero el delirio central permanece intacto. ( Báez, 2014)

Puede usarse cualquiera de los antipsicóticos, por ejemplo uno de los antipsicóticos

ordinarios de alta potencia (p. ej., haloperidol, 5 a 10 mg/día) o un antipsicótico de segunda

generación (p. ej., risperidona, 2 a 6 mg/día). Se ha informado de manera específi ca que la

paranoia monohipocondriaca (es decir, trastorno delirante, subtipo somático) reacciona al

antipsicótico pimozida (4 a 8 mg/día) ( Kapsambelis, 2013).

Se ha informado que los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (p. ej.,

fluoxetina, paroxetina) son útiles para reducir las creencias delirantes en algunos pacientes.El
médico debe esforzarse por establecer una relación de confianza con el paciente, tras lo cual

debe poner en duda con cuidado sus creencias mostrándole cómo interfieren con su vida. (

González,2014)

Debe asegurarse al sujeto que la relación médico-paciente es de naturaleza

confidencial. Son necesarios tacto y habilidad para convencer al paciente de que acepte el

tratamiento, y el médico no debe juzgar ni coludirse en las creencias delirantes. No se

recomienda la terapia de grupo, porque los pacientes con trastorno delirante a menudo son

suspicaces y tienden a interpretar de forma errónea las situaciones que pueden surgir en el

transcurso de la terapia. ( González,2014)

Fuente: Vallejo (2015)


Trastorno de ideas delirantes inducidas

Introducción

En 1877, en Francia, Lasègue y Falret1 bajo la hipótesis de que la transmisión de un

trastorno psiquiátrico era posible cuando un individuo dominaba a otro, ambos habían

convivido estrechamente aislados y las ideas se mantenían dentro de unos límites de

posibilidad, acuñan el término Folie à deux que por definición es una enfermedad que se padece

a dúo, teniendo estas dos personas una relación de parentesco. Posteriormente se han citado

numerosas formas de llamarla: “insana comunicada”, “psicosis simbiótica”, “trastorno

psicótico compartido”, “trastorno paranoide compartido”.

Es una condición psiquiátrica caracterizada por la presencia de síntomas psicóticos

similares, normalmente ideas delirantes, en dos o más individuos. Los dos componentes del

dúo tienden a mantener una relación asimétrica, a aislarse del entorno desarrollando una

interdependencia enfermiza, de tal manera que forman una pareja fuertemente cohesionada que

comparten un conjunto de creencias paranoides.

Los individuos incluidos en el trastorno son miembros de una misma familia o sujetos

que comparten una relación cercana. Normalmente sólo uno de los individuos sufre un

auténtico trastorno psicótico, llamado caso primario, y es el que induce en el otro la aparición

de síntomas similares.
Definición

También denominado trastorno psicótico compartido, trastorno paranoide compartido,

folie á deux y double insanity, se caracteriza por la transferencia de ideas delirantes de una

persona a otra. Ambas personas están estrechamente relacionadas durante un tiempo y

normalmente conviven en un aislamiento social relativo. En su forma más frecuente, el

individuo que tiene primero la idea delirante (el caso primario) es el enfermo crónico y por

regla general es el miembro influyente de la relación estrecha con una persona más

sugestionable (el caso secundario), que también desarrolla la idea delirante. La persona del

caso secundario con frecuencia es menos inteligente, más ingenua, más pasiva o con menos

autoestima que la persona del caso primario. Generalmente estas dos personas tienen una

relación personal estrecha y un nivel de aislamiento social significativo, como, por ejemplo,

esposa-esposa, hermanos, hijos-padres, si se separa la pareja, la persona secundaria puede

abandonar la idea delirante, aunque este resultado no se observa de manera uniforme. La

aparición de la idea delirante se atribuye a la fuerte influencia del miembro dominante.

(Benjamin J. Sadock, 2009)

DSM-IV renombró el trastorno psicótico inducido de la categoría DSM-III-R,

llamándolo trastorno psicótico compartido. Este cambio refleja el intento de evitar el término

paranoico e identificar la condición sin referencia a ninguna causa o mecanismo presunto. El

objetivo es definir los límites entre esta condición y otras más comunes, como otros trastornos

psicóticos, trastornos del estado de ánimo con características psicóticas, trastornos psicóticos

inducidos por sustancias y trastornos psicóticos debido a una afección médica general.
Epidemiología

Se trata de una condición psiquiátrica descrita como rara que podría ser más común que

lo previamente conocido. Realmente las cifras de incidencia y prevalencia son inciertas debido

al pobre reconocimiento clínico de esta patología (debemos tener en cuenta que son pacientes

que consultan muy poco).

Hay estudios que muestran que el trastorno psicótico compartido se encuentra con

mayor frecuencia en mujeres en todos los rangos de edad. Sin embargo, no se confirma un

incremento de susceptibilidad en las mujeres y las revisiones más recientes no muestran

diferencias en la distribución del trastorno respecto al sexo y edad.

En la mayoría de los casos este trastorno incluye a sólo dos individuos. Aunque se han

reportado grupos más grandes en la literatura y se ha documentado el caso de una familia de

doce individuos con un trastorno psicótico compartido. La gran mayoría de casos los polos

involucrados comparten lazos de sangre o una relación cercana. Las diadas más frecuentes

suelen ser: madre-hijo, padre-hijo, hermana-hermana, esposa-esposo e incluso amigos muy

íntimos.

La herencia parece jugar un papel relevante en su etiología; evidencias indirectas como

el antecedente familiar de psicosis en 35% a 60% de los casos y el diagnóstico frecuente de

esquizofrenia en los casos primarios de folie a deux apuntan a apoyar dicha hipótesis. Los

estudios muestran que las ideas delirantes y los síntomas psicóticos son raramente transmitidos

a una persona sana; sin embargo, la persona que asume el rol pasivo dentro de la díada podría
presentar una predisposición genética a la psicosis sin expresión sintomática y como resultado

desarrollar este trastorno. (Maria Herrera Giménez, 2016)

Aunque es más común que ocurra en relaciones de sólo dos personas, el trastorno

psicótico compartido puede ocurrir también entre un mayor número de personas. En un

principio, el segundo individuo es saludable, pero tiene una relación tan pasiva o dependiente

con el individuo principal que la imposición del sistema delirante no es más que una cuestión

de tiempo. La mayoría de las veces, este trastorno se produce en una familia nuclear. De hecho,

más del 95% de los casos ocurren en personas de una misma familia. Los individuos con este

trastorno rara vez buscan tratamiento y si lo reciben por lo general es cuando la persona

diagnosticada recibe el suyo.

Clasificación

Se han propuesto varias clasificaciones de trastorno psicótico compartido para describir

cómo la idea delirante se mantiene por más de una persona.

 Folie imposée, en el que una persona dominante (conocida como 'primario', 'inductor' o

'principal') crea inicialmente una idea delirante durante un episodio psicótico y lo impone

a otra persona o personas (conocida como 'secundario'). Se supone que el secundario no

habría delirado si no hubiera interactuado con el inductor. Si los individuos son ingresados

en el hospital de manera separada, las ideas delirantes de la persona inducida usualmente

desaparecen sin necesidad de medicación.

 Folie simultanée, en el que dos personas, que independientemente sufren de psicosis,

influencian el contenido de las ideas delirantes de cada uno de ellos, de forma que se

convierten en idénticas o muy similares.


 Folie communiquée, o la transferencia de delirios de una persona a otra, pero solo después

de un período largo de resistencia por parte del individuo no psicótico. (Carolina Rodríguez

Torres, 2012)

 Folie induite, Los nuevos delirios son adoptados por un individuo con psicosis que está

bajo la influencia de otro individuo con psicosis

Cuadro clínico

Como en todas las entidades poco frecuentes, para realizar un tratamiento y abordaje

adecuados, el primer paso lo constituye la identificación del cuadro clínico y su situación.

Puede ser difícil reconocer una psicosis si las creencias son confirmadas aparentemente por un

familiar. En la evaluación del cuadro y la situación, hay que tener en cuenta los factores clínicos

y sociales que subyacen, ya que son importantes en la configuración de un entorno que conduce

a compartir el delirio.

Para el desarrollo de este curioso fenómeno clínico vemos como la sugestionabilidad

desempeña un papel importante en esta patología, en cuanto es una respuesta acrítica y de

sumisión a una idea o influencia. El abuso de drogas, el envejecimiento y el aislamiento social

pueden ser, también, factores contribuyentes para este trastorno

Este trastorno se va desarrollando de una manera paulatina: primero un individuo

delirante auténtico va armando y calculando poco a poco sus convecciones, una historia

pausible junto a la persona allegada, sumisa con él por una regla de autoridad legítima

socialmente reconocida. Luego una persona débil con mayor sugestionabilidad y dependencia,

o menor inteligencia, carácter o actividad, va adquiriendo aquellas creencias delirantes como


algo real y normal. El iniciador y el receptor tienen muchos elementos en común, han vivido

estrechamente unidos en el mismo ambiente durante un largo periodo, relativamente aislados

del mundo exterior, comparten muchas experiencias vitales, necesidades y esperanzas

comunes, siendo lo más significativo la profunda relación emocional. Los datos sugieren que

la asociación estrecha es lo que más contribuye a su desarrollo.

La etiología de los síntomas delirantes del individuo es difícil de evaluar en la práctica

clínica y a menudo permanecen desconocidos. Básicamente, en un estudio realizado por

Appelbaum, Robbins y Roth (1999), el 29% de los pacientes psiquiátricos con hospitalización

aguda fueron calificados como definitivamente o posiblemente delirantes. Los tipos más

comunes fueron persecutorios (78.4% de pacientes con delirio), control corporal / mental

(59.5%), grandioso (43%), transmisión de pensamiento (35.1%), religioso (28.4%), culpa

(9.8%) y somático (9.1%) ideas delirantes. De acuerdo con la literatura, las personas afectadas

con mayor frecuencia comparten ilusiones de persecución, prejuicios, grandiosidad y delirios

religiosos. El contenido sexual también puede estar presente en pensamientos delirantes: el

28% de los pacientes psiquiátricos con delirios informaron algún tipo de delirio sexual

(Rudden, Sweeney, Frances y Gilmore, 1983). Sin embargo, que yo sepa, ningún SPD con

delirios sexuales predominantes en parejas no consanguíneas se ha descrito hasta ahora. (Lew-

Starowicz, 2012)

Criterios diagnósticos

a) Dos o más personas comparten el mismo tema o sistema de ideas delirantes y se apoyan

mutuamente en sus creencias.


b) Ambas comparten una relación extraordinariamente estrecha, del tipo descrito más

arriba.

c) Hay evidencia temporal y circunstancial de que las ideas delirantes están inducidas en

la persona pasiva (dominada) de la pareja por el contacto con la persona activa

(dominante). (CIE - 10)

Diagnostico diferencial

Según el criterio C del Manual Diagnostico de Trastornos Mentales: “la idea

delirante no se explica mejor la presencia de otro trastorno psicótico como por ejemplo la

esquizofrenia ni de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debido a

los efectos fisiológicos directos de unas sustancias por ejemplo anfetamina o una enfermedad

médica como por ejemplo tumor cerebral”. (DSM-V)

Por lo tanto, se establece un diagnostico diferencial con:

 Otro trastorno psicótico (Normalmente este trastorno se diagnostica como una

esquizofrenia, y aunque comparten cierta sintomatología, no son lo mismo)

 Efectos fisiológicos directos de una sustancia

 Enfermedad médica (Tumor cerebral)


Siempre se deben tener en cuenta los trastornos facticios, simulación, trastornos

psicóticos secundarios a enfermedad médica general, demencias y psicosis secundaria a

sustancias psicoactivas.

Tratamiento

Para el tratamiento de esta locura compartida existen varias maneras, una de ellas es la

separación de la pareja o grupo que recibe las condiciones del inductor de las ideas delirantes.

Por lo general esto suele ser suficiente para que el o los sujetos pierda las ideas patológicas y

recupere la cordura, volviendo a vivir en la realidad.

En ocasiones los resultados terapéuticos dependen en gran medida de la respuesta del

inductor psicótico, en el caso de que la separación no pueda realizarse en forma total y se siga

manteniendo de alguna manera la influencia de uno sobre el otro.

Es fundamental que el receptor o persona secundaria reciba tratamiento

psicoterapéutico, con el fin de aceptar que el otro esta mentalmente enfermo y que hay otras

formas de permanecer juntos sin necesidad de compartir la locura y por consiguiente de la

relación. (Maria Herrera Giménez, 2016)


Si está indicada la hospitalización, se les asignara a unidades diferentes y no

mantendrán ningún contacto. En general, el mas sano de los dos abandonará la creencia

delirante (en ocasiones esto ocurrirá sin ninguna otra intervención terapéutica), y el más

enfermo de los dos mantendrá la falsa creencia

El tratamiento farmacológico también es necesario para actuar de manera directa

sobre los síntomas psicóticos. Por tanto, es necesario administrar antipsicóticos para estabilizar

al paciente con delirios. El tratamiento consiste en separar a los integrantes de la díada

psicótica, dar tratamiento formal al polo primario y esperar la mejoría en el polo secundario

con el simple cese de la interacción. Esto tiene un valor tanto diagnóstico como terapéutico. En

segunda instancia, se decide qué intervención utilizar en el polo primario. Generalmente se

requiere la instauración de tratamiento antipsicótico, así como intervenciones terapéuticas de

apoyo, cognoscitivas y psicoeducación. Algunos investigadores sostienen la posible eficacia

de combinar ISRS o antagonistas de receptores opiáceos, no obstante, estos estudios carecen

de pruebas metodológicamente adecuadas. En la mayoría de los casos, como en nuestros

pacientes, la adherencia al tratamiento es pobre, lo cual se convierte en un reto para el clínico

que se enfrenta a tan fascinante patología.

Pronóstico

Si el individuo secundario y la fuente se separan, el pronóstico es bueno. Sin embargo,

la separación por sí sola puede no tener éxito. El individuo sometido puede requerir medicación

antipsicótica incluso después del tratamiento, ya que, como se ha comentado anteriormente,

este trastorno psicótico compartido se encuentra principalmente en las familias y los miembros

tienden a reunirse después del tratamiento. Si la dinámica familiar vuelve a modos de pre-
tratamiento, podría producirse una recaída por lo que se recomienda un seguimiento posterior

al tratamiento, de un año. En un esfuerzo por evitar que estas recaídas se produzcan, la familia

debería acudir a terapia para restablecerse y conseguir apoyo social para modificar la dinámica

familiar. (Márquez, 2015)


BIBLIOGRAFIA

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