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NO ESTACIONARSE/ ¿Cómo no mirarte, corazón?

Fiel a un corazón

Tan obstinado, obsesionado

En su latir

Quise vivir, sin detenerme.

Vivir es avanzar y sentir. Vivir de amor es llenarse de todo. Todo importa, cada sonrisa y cada
momento. Es estar atento a los detalles, las pequeñeces y las generalidades. ¿Cómo no mirarte,
corazón? Si tan parecidos somos tú y yo. Quise comerme la vida y sentirla, en cada fibra de las
emociones, llenarme de tantas cosas hasta comprender lo que significa estar vacío.

Corazón, fuerte y obstinado. Es desahogarse, desparramarse en cada palabra y acción sin buscar ser
correspondido. Lo más importante siempre ha sido saber recibir, así aprendemos a dar; y para saber
recibir se debe arriesgar. Riesgo de partirse a la mitad y sufrir. Sí sufrir, para nunca estar en vela.

Siempre estar a punto de partir

Quemar las naves

Y para no ser deseado

Jamás volverme.

La retirada es imposible. Seguir sin importar las consecuencias. Avanzar pese a todo. El pasado
quedó atrás y siempre en desgaste continuo. Sin dudas. Pero ¿Porqué siempre te estás yendo? El
presente contempla un continuo caminar, avanzar, pero también saber mirar atrás; así tenemos la
certeza de saber si estamos viviendo o más bien vamos huyendo de algo. ¿Cómo no mirarte,
corazón? Si hace tantas lunas me descubrí pensando en dejar atrás a todos y a todo porque sentía
demasiado y todos sus corazones me dolían. Dolor de entenderlos, susurrando sus palabras
queriendo ser gritos para ser escuchados.

Te vi caminando de prisa un día, parecías ir de prisa sin voltear atrás. Te percibo llena de energía,
pero ¿Por qué estás tan cansada?
Vagabundeaba un aeropuerto

Nunca quise despedirme

Ni abrazarme a ningún cuento (o cuerpo)

Uno sabe a dónde ir. ¿Dónde está tu unidad? ¿Qué buscas? ¿Hace cuántas lunas dejaste de dormir?

¿Cómo no mirarte, corazón? Si reconozco esos pasos solitarios, llenos de energía y determinados.
¿Has mirado alrededor? En la falta de expresión nos reflejamos, en ese abrazo ausente y esos
cuerpos perdidos. Tus manos tibias y la entrega con la cual percibo toda tu energía.

Cuando algo te gusta lo das todo, pero a veces en ese todo “nada” se regresa, “nada” con minúscula
claro, porque sigues esperando “algo”, cuando fuera se encuentra todo. Nada, es quien ha tratado
de encontrarte una y otra vez, para reconocerte y hacerte mirar con otros ojos, sentir con otros
labios y vivir con otro cuerpo, Uno que falte al tuyo, al que crees tuyo. Deja de parecerte a ti misma,
para encontrarte en toda tú, aquella que desea ardiendo y le consume por dentro todo su cariño.

Y si reventé un par de lazos,

pude vivir

Aunque el corazón se quedará desierto.

Un corazón siempre permanece lleno. Lleno de todo ese agotamiento que parece fatigarlo, pero
en realidad le da fuerza e ímpetu. Los lazos se comprenden y se fortalecen. Uno debe saber de
dónde viene para averiguar hacia dónde quiere ir.

Estás en vela, alerta todo el tiempo, atenta sin dejarte descansar. Déjate ir, descansa, detente un
momento y mira, observa con el corazón lleno, desde las lágrimas, desde las risas que toda tú
siente tanto que te desbordas. ¿Cómo no mirarte, corazón? Si un sentir como el tuyo se nota a
distancia, si la mirada te delata, si el tacto te provoca. Deja ir la decisión de jamás despedirte por
miedo a quedarte y que aún así el corazón quede desierto.

Hice de mi cuerpo una trinchera

De mi voz una escalera

Del silencio mi enemigo

Quise ser siempre la que se fuera

Para no sentir dolor

Si un día me faltaba abrigo


¿Hace frío Brenda? Recuerdas cuando caminas bajo la lluvia; todo moja, todo toca. Es inevitable, la
vida es muerte y por eso es bella. El frío quema y por eso abriga.

Grita, canta. Uno quiere quedarse tanto en ti, deja que se instale. Deja que te duela.

¿Cómo no mirarte, corazón? Un día comencé a escucharte más detenidamente, comprendiendo esa
libertad y soltura tuya. Esa impaciencia. Todos los detalles que buscas. El poder platicar ya sea por
celular o en persona… Alguna vez escuché en buscar y pedir lo más detallado posible aquello que
queríamos, ésta dicen, es la mejor forma de encontrar. ¿Dónde queda la sorpresa? Cuando uno se
sorprende se encuentra abierto a las posibilidades, sale de tu orden específico, en verdad te tocan;
es como un chiste: al final la carcajada viene de lo inesperado y de la disposición a recibirlo.

Nada permanece, ni siquiera los ideales y es una fortuna que así suceda. Todos tenemos que fallar,
y saber cómo y qué te programaron para comenzar a elegir. Lacan dijo: todos somos o podemos ser
el deseo del otro. Ten una duda activa, duda y vuelve a dudar, mira tus pensamientos, cuestiónalos.
Yo tengo una pregunta para ti: ¿Tú quieres lo que otros tienen?

Quise tener tanto

Tanto tuve que de tanto

Siempre quise tener un poco más

Tenemos tanto antes de querer tanto, que si miráramos lo tanto que tenemos sería complicado
atraparnos. Tenemos todo en todo momento, pero nuestras faltas se van haciendo tan grandes y
constantes, y con el tiempo nos parecen imperceptibles. Y todo lo que logramos ver en los demás
nos pertenece porque de nada podemos hablar sin conocerlo. Practica el reflejo constante cada
vez que emitas una opinión y cada vez que notes algo en cualquier persona.

Con lo inevitable de lo incierto

Ya no supe distinguir

La sed de volar

Del miedo

Miedo a estacionarme en lo común

A sucumbir

A invertir el corazón en algo yerto

¿Qué es lo común (para ti, sabiendo que quizá esta definición tampoco te pertenezca)? ¿Qué es
sucumbir (para ti, sabiendo que quizá esta definición tampoco te pertenezca)? A veces demasiada
libertad esconde miedo. Siempre somos libres, ni siquiera tenemos que adoptar alguna postura,
fuimos libres y progresivamente nos introdujimos y nos introdujeron mucha información. La palabra
“libertad” como tal ni siquiera existe, es un constructo social lleno de varias características.

¿Cómo no mirarte, corazón? Si al tratar de entenderte quizá me esté entendiendo a mí. Si al pensar
y creerte en control, me sorprendo en el mismo. Tantas ganas de tocarte todo el tiempo y saber de
tus manos tibias, de tus abrazos largos y de tu cintura. Todavía me parece muy sorpendente mirarme
en tus ojos, ir conociendo más detalles, tuyos y de ambos. Acercarme de manera honesta y sana,
sin pretensión. Creo así empezó nuestra historia, un día donde nadie tenía nada por hacer y al final
hubo un encuentro. Todos nuestros encuentros me hacen ver los resultados del trabajo conmigo
mismo, al mirarte me doy cuenta lo mucho que me gusto y me quiero; puede parecer ególatra pero
en realidad me hace apreciar con los ojos más abiertos lo mejor y lo más difícil de mi mismo.

Hice del destino mi camino

Del amor un imposible

Del acierto un desatino

Hice de mi tiempo un imperdible

De la verdad lo indecible

Del olvido mi canción

Cuando mencioné que la canción me parecía a ti, supuse demasiado y la única verdad es: prefiero
conocerte, saber tu historia, tus pensamientos, tus dudas. Quiero un camino propio, muchas
posibilidades y decir mis pensamientos sin problemas. Sentirme cómodo contigo ante cualquier
tema. Sigo creyendo aquella frase: has una anticita, pregunta todo lo que puedas, aprende a querer
y a entregarte sin un resultado inmediato, sólo hazlo.

Esas trincheras en mi cuerpo, ese evitar sentir frío, esas ganas de equivocarme; evitando tener la
razón. Mirar, escuchar y esperar.

¿Cómo no mirarte, corazón? Quise escribirte, empecé queriendo mostrarte algo y justo hoy entendí
lo contrario. Reconozco muchas cosas tuyas sólo porque las compartimos pero eso tampoco
significa certeza. Ignoro todas tus razones, pero sé las mías y muchas surgieron de pensamientos
equivocados. Me pareces hermosa tanto en tu manera de pensar como en tu figura, y me gustaría
saber tu historia, quien eres hoy y si en esos pasos podemos acompañarnos de la manera que
decidamos.

Yo tampoco sé nada. Sólo lo descubierto día a día; afortunadamente comienzo a ver los días nuevos,
como trato de mirar a quien me encuentro cada vez que nos miramos.
Pero llegaste

Pero llegaste…

Y quise querer tanto

Que de tanto que te quise

Ya no quise, querer a nadie más.

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