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PERFIL HEPÁTICO

Qué se mide con el perfil hepático


Los marcadores séricos que se buscan con la realización del perfil hepático pueden variar
de un laboratorio a otro, aunque en general contemplan la medición de una serie de
enzimas y proteínas que son clave en el metabolismo hepático:

Albúmina: el rango normal es de 3,4 a 5,4 g/dl.


Fosfatasa alcalina: los valores normales se sitúan en el intervalo de 44 a 147 UI/l, aunque
varía en función de la edad y el sexo.
Transaminasa alcalina (ALT): los valores normales son de 5-60 UI/l.
Aspartato de amnitransferasa (AST): el rango normal es de 10 a 34 UI/l.
Transminasa GGT: 5 a 80 UI/l.
Bilirrubina: los valores normales de los dos tipos son:
- Bilirrubina directa: 0-0,3 mg/dl.
- Bilirrubina indirecta: 0,3-1,9 mg/dl.
Tiempo de protrombina (TP): el índice internacional normalizado (IIT) establece los valores
normales en el rango de IIN de 0.8 - 1.1 seg.

Los médicos suelen solicitar la realización de un perfil hepático cuando la historia clínica del
paciente ofrece la sospecha de que existe una enfermedad hepática. Por lo general, la
confirmación del diagnóstico procede de los valores de bilirrubina, fosfatasa alcalina, GGT,
AST y ALT, pues, ya sea de forma aislada o en combinación pueden señalar anomalías
concretas y daño celular (colestasis). Si los valores son normales se descarta la existencia
de una patología.

Por otra parte, en el caso de que exista una enfermedad hepática el hepatograma también
ofrece información útil para establecer un pronóstico. El tiempo de protrombina, la bilirrubina
y la albúmina son los marcadores más significativos

PERFIL HEPÁTICO
Anatomía:

Es el más voluminoso y más grande órgano del cuerpo humano. Es también considerado
una glándula de secreción externa, tiene color rojizo parduzco, pesa 1.5 kg y mide en su
diámetro mayor, o transverso, 20 a 22,5 cm. En la faz lateral derecha, verticalmente, mide
cerca de 15 a 17 cm y su mayor diámetro dorso-ventral, 10 a 12,5 cm, está en el mismo
nivel que la extremidad craneal del riñón derecho. Se divide en dos lóbulos derecho e
izquierdo, separado por el ligamento falciforme y un tercer lóbulo más pequeño llamado
cuadrado.

El hígado es un órgano intra-torácico, situado detrás de las costillas y cartílagos costales,


separado de la cavidad pleural y de los pulmones por el Diafragma. El parénquima es un
tejido hepático está compuesto por células epiteliales o también llamados hepatocitos
dispuestos en láminas que se interconectan formando una estructura tridimensional.

El tejido del parénquima hepático está compuesto de lóbulos unidos por un tejido areolar
extremadamente fino en el cual se ramifican la vena porta, la arteria hepática, las venas
hepáticas, linfáticos y nervios, estando todo el conjunto revestido por una túnica fibrosa y
una serosa.

-fisiología:

Desempeña funciones vitales como la síntesis de proteínas plasmáticas, función


desintoxicante, almacena vitaminas, glucógeno, entre otros para el buen funcionamiento de
las defensas, etc. Además, es el responsable de eliminar de la sangre las sustancias que
pueden resultar nocivas para el organismo, transformándolas en otras.

El hígado desempeña múltiples funciones en el organismo como son:


· Producción de bilis: el hígado excreta la bilis hacia la vía biliar, y de allí al duodeno. La
bilis es necesaria para la digestión de los alimentos.

· Metabolismo de los carbohidratos: La gluconeogénesis es la formación de glucosa a


partir de ciertos aminoácidos, lactato y glicerol. La glucogenólisis es la fragmentación de
glucógeno para liberar glucosa en la sangre. La gluconeogénesis o glucogénesis es la
síntesis de glucógeno a partir de glucosa.

· Metabolismo de proteínas: Tras la alimentación, el hígado capta aminoácidos de la


circulación portal y a través de transaminación los recompone en proteínas estructurales y
plasmáticas (albúmina, haptoglobinas, transferrina, cerulo plasminas, alfa, beta y gamma
globulinas y lipoproteínas), enzimas, nucleótidos y el radical heme. En la desaminación,
con formación de ácidos grasos y carbohidratos, hay producción energética a través del
ciclo de Krebs o por neoglucogénesis.

-Pruebas de Laboratorio:

Las pruebas o exámenes comunes que se utilizan para evaluar el funcionamiento del
hígado son entre otras:
1. Albumina
2. Alfa-1 antitripsina
3. Fosfatasa alcalina (FA)
4. Alanina transaminasa (A
5. Aspartato aminotransferasa (AST)
6. Gamma-glutamil transpeptidasa (GGT)
7. Tiempo de protrombina
8. Bilirrubina en suero
9. Bilirrubina en orina

-Que Detectan:
1.- Detección de lesión hepática, aunque sea leve
2.- Diferenciar entre citolisis y colestasis y si es posible, establecer un diagnóstico
específico.
3.- Seguimiento de la enfermedad y evaluación del tratamiento
4.- Determinación de la gravedad y pronóstico

PARÁMETROS QUE VALORAN LA FUNCIÓN HEPÁTICA


Los parámetros analíticos que nos van a permitir evaluar la función del hígado son: los
niveles de albúmina en suero, la bilirrubina y el tiempo de protrombina.
Entre las funciones más importantes del hígado se incluyen el metabolismo y la eliminación
de bilirrubina. De este modo, la elevación de bilirrubina tiene valor pronóstico tanto en la
enfermedades hepáticas agudas como en hepatopatías crónicas.
La albúmina el la proteína sérica más importante sintetizada en el hígado. Tiene una vida
media de 20 días por lo que no suele disminuir en cuadros agudos. Por el contrario, en
hepatopatías crónicas avanzadas se produce hipoalbuminemia debido tanto a una
disminución en su síntesis, como a la hemodilución y malnutrición que se produce en estos
casos. Así, es uno de los parámetros analíticos junto con la bilirrubina y el tiempo de
protrombina que se emplean para el estadiaje de la cirrosis en la clasificación de Child-Pugh
y que permite establecer una aproximación pronóstica en estos pacientes.
Entre las funciones más importantes del hígado se incluyen el metabolismo y la eliminación
de bilirrubina. De este modo, la elevación de bilirrubina tiene valor pronóstico tanto en la
enfermedades hepáticas agudas como en hepatopatías crónicas.
La alteración del tiempo de protrombina (TP) en las enfermedades hepatobiliares puede ser
debido tanto a déficit de vitamina K, ya que al ser una vitamina liposoluble su absorción se
encuentra disminuida por la colestasis, como a déficit en su síntesis en situaciones de
insuficiencia hepática. Tienen una vida media corta por lo que el TP es un parámetro
fundamental con elevado valor pronóstico en la insuficiencia hepática aguda.

CONCLUSIÓN
No existen estudios prospectivos doble ciego que valoren la eficacia de los test de función
hepática, sólo existen unos pocos estudios no controlados y varias revisiones sobre el tema.
Las recomendaciones que encontramos en estos estudios suelen ser por tanto, de poca
calidad. El primer paso en la valoración de un paciente con alteración de las pruebas de
función hepática debe ser una historia clínica y una exploración física cuidadosa. La
presencia de signos y síntomas, la presencia de factores de riesgo o la historia de consumo
de tóxicos o de medicamentos es de vital
importancia.
La realización de pruebas diagnósticas no invasivas, parece indicada en la mayoría de los
pacientes con elevaciones persistentes de las transaminasas, aunque se encuentren
asintomáticos. La realización de serologías virales o de un perfil férrico sería adecuado para
pacientes con elevaciones de la ALT. Si estos son negativos habría que descartar otras
causas como enfermedad autoinmune o metabólica. La realización de una Ecografía
abdominal nos va a permitir visualizar de forma sencilla el parénquima hemático y el
sistema biliar, siendo de especial utilidad en pacientes con predominio colestásico. Si a
pesar de esto no se consigue clarificar el origen de la elevación de las pruebas de función
hepática, se deben realizar otras pruebas diagnósticas, serológicas o de imagen, pudiendo
recurrir en última instancia a la biopsia hepática para clarificar el origen de estas
alteraciones.

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