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"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"

Lectura: Salmos 25:1-18.


Texto a memorizar: Romanos 2:24.
"Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por
causa de vosotros".

INTRODUCCIÒN: si hay algo que a las personas no les gusta, es aceptar su culpa y
reconocer cuando hizo algo incorrecto. Somos los verdaderos culpables de que hoy en
dìa se hable tan equivocadamente del Dios amoroso y misericordioso por causa de la
mala conducta y la vida que la sociedad ve en nosotros; somos carta abierta al mundo
y ante todo debemos reflejar a los demás el perfil de un hijo de Dios, de un servidor
humilde y de un pecador arrepentido y no de un cristino o cretino, en lugar de un
Cristiano.

1. ¿DE QUIÈN ES LA CULPA?:

a. El primer culpable, es el que desde el principio fue pecador. Jn. 8:44.

b. Toda la humanidad es culpable por dejar entrar al pecado. Ro. 3:9-12.

c. El hombre con tal de no reconocer su falta, es capaz de culpar lo que sea por
librarse. Mt. 27:24-25.

2. ACEPTEMOS NUESTRA CULPA:

a. Si no aceptamos nuestra culpa, causamos mal testimonio del evangelio; somos


responsables de que otros no vengan a Cristo por el mal ejemplo que ven en nosotros.
Ro. 2:21-24.

b. Debemos entender que fallamos, pero que también corregimos. Job. 34:32; Jn.
8:10-11.

c. Si aceptamos nuestra culpa, reconocemos que somos pecadores y que necesitamos


arrepentirnos. Lc. 5:8-9; Mr. 2:17.

3. DIOS NO TIENE LA CULPA:

a. El hombre es quien causa los problemas y se empeña en ausentar a Dios de la vida.


Ro. 1:20-21,28-31.

b. Dios no tiene la culpa de tanta maldad; "la maldad es consecuencia de la ausencia


de Dios en el corazón del hombre". Mr. 7:21-23; Lc. 6:45.
CONCLUSIÒN: somos culpables, somos pecadores, pero cuando reconocemos y le
pedimos perdón a Dios, el acepta nuestro corazón arrepentido y nos convierte en hijos
suyos y aptos para la vida eterna. El arrepentimiento verdadero, es más que solo unas
simples palabras repetidas y escritas por un hombre, es más que darse golpes de
pecho, es más que dar limosnas y hacer obras de caridad; "rezando mil padre nuestro,
el asesino no revive a su muerto"; el arrepentimiento verdadero y genuino es con una
actitud de humillación a Dios y aceptando que sin Dios no somos nadie.

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