Está en la página 1de 10

PARTICULARIDADES SOBRE EL MANEJO DE RESTOS HUMANOS (ÓSEOS, CARBONIZADOS, MUTILADOS,

MOMIFICADOS ETC.)

LABORATORIO DE ANTROPOLOGIA FORENSE INMLCF


TEL. 3334750 EXT. 321 Y 104

El hallazgo de restos humanos

Se han desarrollado multitud de técnicas y procedimientos estandarizados para la investigación de la muerte. El


único problema es que estas técnicas no se ajustan a las necesidades reales en un momento específico, máxime
cuando se trata de restos que a primera vista parecen no ofrecer mucha información valiosa.

Este tipo de casos presenta características especiales: todos los marcadores que individualizan externamente a un
individuo se han perdido casi completamente, como los rasgos faciales, color del cabello, color de ojos, huellas
digitales, inclusive piezas dentales. En la actualidad los casos más difíciles de ser estudiados son los que implican la
carbonización casi total de la víctima, de quien quedan algunos fragmentos óseos apenas reconocibles.

Muchos factores complican la investigación. Algunos son controlables, otros no. Es imposible controlar factores
como la destrucción postmortem previa al hallazgo, pro acción del tiempo, la fauna y la flora, los agentes físicos y
climáticos e incluso la acción del victimario. También se sufre de otras pérdidas, como los objetos personales y las
prendas. La identificación puede ser muy difícil, mas no imposible.

Algo que sí se puede controlar, no importa el estado en que se encuentre la víctima o lo que quede de ella, y el
elemento que permite resolver la identidad y la causa de muerte es cómo se conduce la investigación.

Saber quien es, cómo murió es difícil de explicar en estos casos, por esta razón es necesario a pedir un poco de
ayuda.

Estos son los pasos a seguir al momento del hallazgo

 Asegurar el perímetro del sitio


 Hacerlo a la luz del día, ni pensarlo a oscuras o en malas condiciones de visibilidad.
 Toma de fotografías y diagramas del sitio. Todas ellas deben ser de conjunto y de detalle.
 Elaborar un plan de actividades y delegar funciones específicas
 Realizar una prospección del área circundante para cerciorarse de que no hay mas cuerpos en el lugar.
 Recuperar y registrar los objetos encontrados superficialmente, posiblemente asociados al hallazgo.
 Fotografía en conjunto y de detalle del cuerpo encontrado antes de cualquier tipo de manipulación.
 Al remover los huesos o las partes corporales, estas deben estar catalogadas con un número de registro
sencillo. Deben estar marcadas y embaladas individualmente.
 Si el cuerpo se encontraba cubierto de suelo, este debe ser tamizado con un cernidor. El suelo que se deposita
debajo del cuerpo también debe ser tamizado.
 Detectar marcadores de actividad animal en el sitio. Revisar hoyos, rastros e incluso nidos de aves.
 Este hallazgo implica un homicidio hasta que se demuestre lo contrario.

Técnicas de recuperación

Cada caso tiene sus características particulares y progresa en diferentes etapas. Por lo tanto tiene sus propios
procedimientos y despliega diversos niveles de dificultad. En cada uno de estos pasos, la cadena de custodia debe
permanecer intacta.

El primer paso es el descubrimiento de los restos humanos; a diferencia de los demás pasos, en él esta involucrado
el público ya que son los particulares o los transeúntes los que se topan accidentalmente con unos restos humanos.

Cuando se inicia la recuperación, comienza la preservación de la evidencia por parte del personal especializado y
entrenado para esta tarea. Luego este material es llevado al Laboratorio donde se procederá a la tercera etapa, el
análisis.

En algún momento toda esta información de investigación confluirá en un solo reporte de caso. De una manera
sintetizada, esta es la interpretación formal de los datos recopilados constituyen una explicación lógica de la
reconstrucción de los hechos.
La recuperación adecuada y completa de las evidencias y de los restos humanos son una etapa crítica para la
resolución del caso. De lo contrario, si esta etapa es mal desarrollada problemas posteriores y aún más complejos
pueden surgir. Lo mejor que se puede hacer es recurrir a un antropólogo forense con experiencia y este profesional
se encargará de proveer el equipo y coordinar el manejo de la escena durante la recuperación de los restos. El
investigador proveerá del material y el personal para asegurar la zona, de la comunicación con personal médico,
judicial y forense y además se encargará de las relaciones públicas y con la prensa para proveer información sin
perturbar el trabajo. Esta persona estará capacitada para tomar las decisiones determinantes y se asegurará que
cada persona haga el trabajo indicado durante la investigación.

La recuperación puede truncarse en tres aspectos. Primero, cuando una persona denuncia o cree saber dónde se
encuentran unos restos humanos. Si la información es confiable, el trabajo del antropólogo forense es localizar el
sitio exacto donde reposan estos restos. Segundo, alguien puede llevar el material a su laboratorio y no tiene idea
que puede ser; el primer paso es determinar si los huesos son realmente humanos y cerciorarse que puede ser un
caso eminentemente forense. Tercero, es que una cantidad no determinada de restos óseos sea llevada a su
laboratorio. El trabajo va a ser mucho más difícil pues hay que establecer cuantos individuos hay y muchas veces se
desconoce el contexto original del hallazgo. La tarea aquí es tratar de reconstruir las circunstancias del hallazgo y en
lo posible determinar cómo llegaron esos restos ahí.

Durante el levantamiento de restos humanos deben tenerse en cuenta todas las precauciones de la cadena de
custodia. De nuevo, es muy importante acordonar y proteger el lugar, restringir el acceso a personal utilizado,
efectuar una exploración del sitio con el fin de recuperar muestras y evidencias. Todas las actividades y
procedimientos en el terreno deben ser documentados en una manera clara y coherente, de lo contrario tendremos
un montón de papeles y datos sin sentido.

Cuando se recibe el reporte del hallazgo de unos restos, debe documentarse precisa y completamente la fecha, la
hora, lugar exacto y el tipo de hallazgo. De acuerdo a las características del caso se tomarán las decisiones
referentes a personal, logística y preparativos para realizar la diligencia efectiva y rápidamente.

Teórica e idealmente la autoridad debe ser la primera, y en lo posible, la única en llegar primero al lugar de los
hechos. La autoridad garantizará, una vez haya llegado al sitio, la integridad de las evidencias y evitará su deterioro,
pérdida o manipulación indebida de los restos.

Cuando se sospecha de un posible enterramiento

Detectar restos humanos es una tarea difícil. El hallazgo precede a la recuperación y algunas veces se prestan las
condiciones para hacerlo, otras veces no. Dependiendo a la precisión de la localización del sitio, diferentes son las
técnicas a utilizar. Generalmente el investigador tratará de recuperar la mayor cantidad posible de datos concretos
por medio de cualquier fuente para localizar el sitio; mayor cantidad de información obtenida, más eficiente será la
búsqueda.

No obstante el tiempo pasa, y muchas veces la información puede variar e incluso distorsionarse, mas aún cuando la
información procede de informantes o testigos. En estas circunstancias entonces es el medio y el terreno quien
provee las pistas sobre el sitio donde posiblemente se encuentra el cuerpo. Es el arqueólogo experimentado quien
puede interpretar este tipo de perturbaciones en el suelo, determinar sus cambios naturales y artificiales así como los
cambios en la vegetación circundante e incluso la actividad de insectos.

Los arqueólogos prácticamente leen el suelo para determinar que tipo de cambios físicos o culturales han ocurrido en
él. Cuando el suelo es removido, la estratigrafía natural es alterada, aún cuando éste es regresado a su lugar
original, no importa cuanto tiempo haya pasado. Si es posible encontrar entierros que datan de miles de años, en los
casos forenses este tipo de cambios para un ojo entrenado son mas que notorios.

La actividad vegetal en suelos perturbados puede ser útil para la localización de entierros. Cuando el suelo es
perturbado se presenta una sucesión de plantas que empiezan a crecer casi inmediatamente; este tipo de plantas se
llama “plantas voluntarias”. Es bueno asesorarse de un botánico para identificar los tipos de plantas voluntarias a
nivel local asociadas con tierra removida; con un registro de este tipo puede convertirse en una herramienta útil para
la localización de entierros clandestinos.

La actividad animal puede también proporcionar pistas para la localización de restos humanos, ya sea su
localización superficial o bajo tierra. Cuando están a la intemperie es usual encontrar actividad carroñera por
animales salvajes o domésticos. Aún esqueletizados, los restos pueden ser atacados por roedores de diferentes

2
tamaños e incluso las aves pueden remover algunas partes del cuerpo. Conociendo las actividades de dichos
animales se pueden recuperar restos y evidencias que a primera vista no son detectables; por ejemplo, partes del
cabello pueden ser utilizadas para la construcción de nidos y los huesos pequeños pueden ser usados en la
construcción de montículos por parte de los pequeños roedores. Los grandes carnívoros pueden causar gran daño
al esqueleto, especialmente huesos largos y pelvis, es decir, estructuras ricas en cartílago y médula ósea. Por lo
tanto es tarea del investigador efectuar un recorrido en las zonas aledañas al hallazgo procurando explorar hoyos
sospechosos, nidos, arbustos y aún árboles ya que en estos sitios los animales que perturban los restos humanos
suelen llevar partes corporales y aún objetos pequeños.

Cuando una persona, ya sea un particular o un investigador se presenta con un resto humano, cualquiera que sea la
parte del esqueleto, la tarea aquí es determinar dónde está el resto del cuerpo o del esqueleto. El informante a veces
lo llevará al sitio donde recuperó el hueso o por lo menos le dará una idea del área de donde fue recuperado. De no
determinar el lugar original de recuperación, es necesario realizar una exploración mas profunda del área donde se
encontraron los restos.

La ayuda de un antropólogo en el sitio del hallazgo es fundamental en este tipo de casos, pues él contribuye a tomar
las decisiones correctas en el campo además de identificar los objetos que se encuentran en él. Disponer del
personal entrenado y con experiencia a menudo ahorra tiempo y recursos, además de revelar aún mas detalles
sobre las circunstancias que rodearon a la disposición de los restos.

Otra situación que se presenta en algunas ocasiones es que el particular o el investigador se presenta con una
colección completa de restos y a veces se expone un conjunto de información que describe el máximo detalle posible
sobre los restos. El antropólogo puede decir mucho acerca de las características biológicas del (o los) individuo (s).
Sin embargo, al estar despojados de su contexto original de hallazgo y más aún cuando éste esta mal documentado
hacen que los esfuerzos por reconstruir las circunstancias sean poco informativos para el investigador.

El tipo de hallazgo también puede orientar a los investigadores a determinar si el caso es de tipo forense o no. A
veces son llevados a análisis de restos humanos provenientes de cementerios u osarios, pero otras veces los restos
pueden ser encontrados en circunstancias inusuales. Los restos hallados por particulares sin ningún entrenamiento
especial merecen particular atención; por lo general este tipo de casos son difíciles porque presentan algún grado de
daño y las muestras óseas no son recuperadas en su totalidad.

Generalmente el antropólogo puede ayudar a resolver preguntas como las características biológicas generales,
algunos interrogantes sobre el contexto y proporcionar alguna orientación sobre el tiempo de muerte. Esta última
estimación sin embargo es una de las etapas más difícil de resolver pues incluye muchos factores. Aún es más
difícil cuando el antropólogo forense no está presente en el lugar de los hechos; en estos casos es necesario que el
se comunique con el responsable de la investigación para procurarse toda la documentación y detalles posibles
sobre la recuperación de los restos. Estaba el cuerpo en la superficie o enterrado? Que tipo de suelos o material
cubría el cadáver? Estaba expuesto directamente a la luz del sol o estaba a la sombra? Los restos conservaban su
lugar original o estaban dispersos? Para resolver estos problemas son necesarios los restos, las evidencias
recuperadas y documentación como fotografías, videos, esquemas, notas etc.

Todos los casos forenses necesitan documentación detallada tanto en la escena como en el laboratorio. Durante la
recuperación de unos restos humanos un antropólogo forense puede recuperar información de una manera
sistemática y rápida para luego interpretar el caso de la manera mas precisa posible.

Recuperación sistemática de los restos humanos

No hay detalle que sobre en la cadena de eventos para la identificación de restos humanos. Todos los detalles
registrados en el terreno proveen de datos para el subsecuente análisis e interpretación. Sin esta información, la
reconstrucción de los eventos no es posible.

Un antropólogo forense con entrenamiento en arqueología puede ayudar en este tipo de casos. El objetivo es la
recuperación adecuada de los restos y el registro de la relación de los hallazgos, los objetos personales, evidencias
físicas y biológicas, las condiciones fisico-climáticas, es decir todos los datos que permitan una explicar el porqué los
restos reposan en ese lugar.

Tan sólo recuperar los restos no es suficiente. Es la correlación entre los restos y el contexto la que puede responder
algunas preguntas sobre un evento y un tipo de comportamiento. Básicamente hay que responder preguntas como:
Que sucedió aquí? Cómo pudo suceder? Algunos datos son de tipo físico y natural y otros son de tipo cultural; su

3
registro y documentación son claves para la interpretación del caso. De lo contrario los datos mal recuperados y su
inadecuada interpretación pueden dificultar e incluso obstaculizar la investigación.

Los casos más comunes donde el antropólogo forense interviene son los que tienen que ver con entierros
clandestinos. Generalmente en estos sitios se detectan perturbaciones de suelo, crecimiento de vegetación
voluntaria (plantas aisladas), depresiones en el nivel del suelo y tierra removida. Si se ha comprobado que existe la
presencia de restos humanos en ese sitio, es absolutamente necesario registrar los hallazgos y fotografiar el sitio
antes de efectuar todo tipo de actividad que altere el contexto original.

Para ahorrar tiempo es necesario acordonar y asegurar el área en primer lugar dejando un mínimo de 2 metros a
cada lado de la fosa. Antes de proceder a la excavación, las fotografías de la superficie ya deben estar tomadas, así
como la toma de las medidas para establecer las dimensiones iniciales. Luego todo tipo de vegetación, hojas secas
y raíces deben ser limpiadas del área a excavar.

Si la tumba clandestina es reciente, las alteraciones del terreno serán mas que notorias y sus características serán
muy diferentes a las del suelo circundante (por su color y compactación). Cuando la fosa está claramente definida
por estas perturbaciones, es casi seguro que los restos se encuentren abajo. La peor manera de realizar la
excavación es utilizando pica y pala; esto hará difícil el rescate e incluso puede dañar los restos. De presentarse
este caso, el método mas recomendable es diseñar un rectángulo adyacente a uno de los bordes de la fosa. Por
medio de él es posible visualizar que partes del terreno no están perturbadas y permite mas comodidad para quienes
van a trabajar en la excavación.

Una vez terminado este rectángulo, es necesario identificar los dos extremos de la fosa y excavar dos rectángulos
pequeños adyacentes a estos bordes. Este procedimiento permite identificar donde se localizan los pies y la cabeza
del cuerpo. Este procedimiento evita riesgos innecesarios al cuerpo y permite su recuperación de una manera
rápida y eficiente.

La parte final implica construir un gran rectángulo uniendo los tres rectángulos iniciales. El espacio creado permite
una fácil documentación gráfica de los elementos que se encuentran en la fosa y proporciona a los trabajadores un
amplia área.

Cuando se sospecha que los restos se hallan dispersos en un área más grande de terreno y no se conocen las
ubicaciones exactas de los restos existen otros métodos de excavación. El mas conocido es el sistema de
cuadrícula, método mediante el cual se traza un sistema de ejes y paralelas formando un plano cartesiano, dividiendo
el área en sectores específicos de trabajo. Estos sectores permiten agilizar el trabajo en áreas cruciales, la
documentación y el registro minucioso de todos los hallazgos.

Entre mas complicado sea el caso, mas necesaria la participación de un antropólogo forense. El puede determinar
cuales han sido los cambios naturales del esqueleto y cuales los artificiales.

La recuperación puede dificultarse por multitud de factores: condiciones fisico-climáticas, la disposición de los restos,
el número de individuos, el grado de descomposición o deterioro de los cuerpos, la perturbación del terreno e incluso
los intentos de destruir los restos por parte del victimario.

Un paso muy importante durante la excavación es el cernido de la tierra extraída. Aunque parezca insignificante el
suelo alrededor del cuerpo, este puede esconder pistas ocultas como fragmentos de hueso, piezas dentales,
fragmentos de objetos personales e incluso de documentos. Si se utiliza métodos como la cuadrícula, cada sector
debe ser cernido aparte e incluso cada nivel de profundidad excavado debe ser revisado.

En resumen, los pasos básicos a seguir durante la recuperación eficiente de restos humanos son:

 Haber diseñado un plan logístico que incluya personal, herramientas y materiales


 Asesorarse de especialistas que sean capaces de interpretar los cambios del terreno que indiquen la presencia
de restos humanos en un área determinada.
 Interpretación de la actividad animal asociada con la presencia de restos humanos inhumados.
 Disponer del personal y técnicas adecuadas para rescatar restos humanos sin dañarlos.

4
Elaboración del reporte de excavación

Todos los especialistas forenses entienden acerca de la importancia de los registros claros, concisos y confiables. El
antropólogo forense no es la excepción. Si se va a elaborar un reporte sobre los procedimientos efectuados durante
el rescate de los restos, debe existir un acuerdo entre las partes que intervinieron en el proceso para recopilar toda
la información recolectada, incluyendo las fotografías y los mapas.

Este reporte debe llevar un número de registro e incluir el nombre del investigador a cargo. Es recomendable llevar
un solo número de registro para su fácil localización; aunque suene esto obvio, es un problema común encontrar
confusiones en números debido a que varias oficinas de investigación e incluso los mismos antropólogos forenses
utilizan su propio sistema de registro.

Debe existir un listado de las personas que participan y sus funciones sobre la investigación (por ejemplo quienes
intervinieron sobre la excavación, quienes tamizaron el suelo removido, quienes tomaron las muestras, quienes
tomaron las fotos). También debe existir una relación sobre los procedimientos utilizados durante la recuperación de
los restos y su embalaje.

El personal encargado de la documentación gráfica debe preparar un informe completo sobre sus actividades, el
inventario completo de los diagramas y las fotos tomadas durante la recuperación. Por lo menos debe existir un
diagrama donde se señale la ubicación exacta de los restos, localización exacta de cada hallazgo. Todos los objetos
y hallazgos deben ser registrados de acuerdo a su ubicación exacta.

Un completo álbum fotográfico debe ser elaborado para complementar los datos escritos y gráficos. Estas fotos
deben ser tomadas en diferentes planos y posiciones; son necesarias tanto las fotos del contexto general como del
contexto mismo. También deben registrar cada paso de la recuperación para mostrar la relación de los restos y los
objetos a medida que estos se van descubriendo. Las fotos de detalle, en especial de todos aquellos aspectos que
resulten inusuales son muy importantes (por ejemplo, manchas en el suelo, signos de perturbación, vegetación
arrancada, evidencias de actividad animal, daños postmortem etc.). Las imágenes proporcionan la verificación de
piezas fundamentales para la investigación y garantizan la cadena de custodia.

Este álbum fotográfico va por duplicado en el informe. Sin embargo si existe disponibilidad de mas herramientas
como el vídeo o la fotografía digital, mucho mejor. Esta actividad también debe estar a cargo de un grupo específico
de colaboradores (preferentemente fotógrafos profesionales).

Recomendaciones

 Planee previamente que equipo y que personal utilizará durante la recuperación.


 Asesórese de ayuda experta en caso de que los restos no puedan ser localizados fácilmente
 Ayúdese de un antropólogo forense para recuperar los restos rápida y efectivamente
 Las técnicas de excavación previenen los daños sobre los restos y la evidencia
 Revise y discuta la información y documentación disponible sobre el caso, preferiblemente antes de redactar el
informe final.

Un ejemplo

Para el 9 octubre de 1.996, la Fiscalía General de la Nación ordenó la exhumación del cuerpo ubicado en el
Cementerio Jardines del Recuerdo de la ciudad de Bogotá. La diligencia ordenada tiene como objeto obtener la
plena identificación del occiso, probablemente Jairo Pérez, fallecido el 10 de agosto de 1.991; se solicitó la
colaboración de personal del Instituto de Medicina Legal para proceder a la exhumación e identificación de los restos
(un médico patólogo, un odontólogo, un fotógrafo y un genetista).

Inicialmente se dispone tan solo la toma de piezas óseas a fin de ser enviadas para efectuar un estudio genético
cotejando las muestras que habrían de tomarse al padre del occiso. Otros parámetros concernientes a la
identificación fueron solicitados así: comparación de la carta dental antemortem (de acuerdo a las cartas elaboradas
durante su permanencia en el Ejército) y postmortem (practicada al cráneo recuperado), determinación de la estatura
del individuo, análisis de posibles heridas producidas por proyectil de arma de fuego, determinar las causas por las
cuales existe pérdidas óseas y dentales en el cráneo de la víctima. Por último se contempla la posibilidad de
detectar residuos de explosivos en el cuerpo del occiso.

Una vez ubicada la tumba donde se encontraba el cuerpo de la víctima, las autoridades procedieron a la excavación
y exhumación del cuerpo. Por tratarse de una tumba individual y registrada en un cementerio, las autoridades no

5
procedieron a emplear técnicas especiales para el rescate sistemático de los restos. Mediante el uso de una
retroexcavadora se remueve el suelo y finalmente el féretro es hallado, en este caso un cajón de madera bastante
deteriorado. En su interior se encuentran los restos humanos correspondientes a un solo individuo, envueltos en
varias bolsas plásticas, notándose la ausencia de macizo facial y maxilar superior en el cráneo.

El esqueleto totaliza 118 piezas distribuidas en cráneo, cintura escapular y pélvica, columna vertebral, huesos largos
de miembros inferiores y superiores, la mayoría de los arcos costales y huesos de manos y pies. En esta etapa fue
posible establecer uno de los primeras etapas de la identificación: si el cuerpo exhumado corresponde al que fue
hallado en 1.991. Se determina por parte de las autoridades que participan durante la exhumación trasladar los
restos al Laboratorio de Antropología Forense para continuar los estudios.

Que puede hacer un antropólogo forense

Este tipo de trabajo debe ser ejecutado preferentemente por un antropólogo forense. No todos los antropólogos
físicos estudian restos humanos ni todos los arqueólogos tienen experiencia con restos humanos.

Los restos humanos pueden darnos alguna información. Pero realmente es la interpretación de los datos
recuperados en el terreno como los obtenidos en el Laboratorio pueden darnos una posible y confiable respuesta a
nuestros interrogantes. Entre mas datos se dispongan, mas posibilidades de interpretación.

El antropólogo forense se especializa en la recuperación e identificación de restos humanos. Tiene conocimiento de


osteología, técnicas de recuperación y análisis de restos humanos.

El antropólogo físico estudia a los seres humanos como seres biológicos. Se interesa por muy diversos temas como
morfología ósea en material moderno o arqueológico, comportamiento de humanos y primates, adaptaciones físicas
y culturales, patologías y patrones de dietas. No todos los antropólogos físicos estudian huesos.

El arqueólogo estudia los vestigios de culturas ya desaparecidas y a partir de estos hallazgos trata de interpretar la
vida de su gente. Algunos de ellos están entrenados en antropología física, otros no.

Estos tres especialistas son esencialmente antropólogos, como los etnolingüistas, y los antropólogos culturales.

Los antropólogos forenses pueden ayudar a localizar, recuperar y analizar restos humanos en estado avanzado de
deterioro de una manera rápida y eficiente. Los antropólogos forenses pueden determinar las características
biológicas del sujeto. La precisión de las observaciones y la buena interpretación de los datos dependen del nivel de
entrenamiento y la experiencia del antropólogo. Este es llamado en casos que van desde una perturbación mínima
del cuerpo hasta los casos donde el reconocimiento tradicional es poco útil.

El objetivo principal del antropólogo forense es establecer la identidad de la víctima y reconstruir los eventos que
rodearon su muerte. Mientras más perturbación y pocas pautas de identificación existan, más probable la
participación del antropólogo. Aunque el antropólogo puede asistir a fases de la investigación como la localización y
el hallazgo, lo más común es que sea solicitado para la última etapa, es decir el análisis del material óseo.

Además de definir las características biológicas básicas como son el sexo, la edad, el ancestro racial y la estatura, el
antropólogo forense puede contribuir a determinar los rasgos individualizantes de la víctima, tales como los patrones
dentales, evidencias de trauma antiguo o reciente, interpretación de patologías o de tratamientos quirúrgicos. El
antropólogo forense puede determinar que es normal o anormal en un esqueleto y contribuye a discriminar que es de
importancia forense o no.

Tan importantes como los rasgos biológicos son las circunstancias en las cuales se realizó el hallazgo, ya que a partir
de ellas puede lograr recuperarse incluso datos de cómo transcurrieron los eventos desde el deceso de la víctima
hasta la recuperación de los restos. Es decir el antropólogo forense puede aportar datos que orienten hacia la causa,
manera y tiempo de muerte.

Aunque se trate de situaciones muy difíciles de abordar, estas deben recibir todo el cuidado y detalle posibles. Un
patólogo puede asesorarse de un radiólogo, un odontólogo y un antropólogo para un estudio completo de los restos.

6
Estableciendo las reglas de juego

Cuando se estudia un caso de este tipo debe estar bien claro que es lo que se espera del antropólogo forense y que
es lo que él espera de las autoridades que están llevando a cabo el caso. Dentro de la discusión debe incluirse la
provisión logística, acceso a la información, pago de gastos y honorarios, entrega de resultados entre otros. Estos
asuntos deben aclararse antes de llevar a cabo cualquier actividad.

No existen reglas ni muy estrictas ni muy ligeras en lo que tiene que ver con el trabajo de recuperación de restos
humanos. Es importante dejar en claro que siempre debe haber tiempo disponible para que exista una
retroalimentación del caso entre los diferentes investigadores. Sin embargo el antropólogo no debe conocer aspectos
puntuales sobre la identidad de la persona, aún si él tiene muy buenos indicios para reconocerlo. Dando esta
información prematuramente puede sesgar el punto de vista del investigador y los resultados del análisis. No
obstante información relacionada con el contexto del hallazgo, como la posición y ubicación de los restos, su
integridad, las condiciones climáticas etc. es muy importante, mas aún cuando el antropólogo no ha participado del
rescate de los restos. Cualquier dato, foto, dibujo o descripción que registre el hallazgo y la recuperación deben
estar disponibles. Los objetos asociados al hallazgo también deben estar al alcance del antropólogo forense.

Si bien se quieren evitar confusiones y falta de coordinación en los resultados de la investigación, mantener en
reserva algunos detalles puede disminuir la posibilidad de sesgar los resultados de la investigación.

Se ha hablado que deben tenerse unas condiciones básicas de trabajo y este aspecto debe ser discutido antes de
realizar cualquier labor. Por ejemplo, el antropólogo forense debe disponer de un equipo y herramientas básicas
mínimas:

 Palas cortas
 Cernidor con malla fina y resistente
 Papel milimetrado para diagramas y mapas
 Plomadas
 Niveles (ajustables a cordel)
 Cordeles (pita preferiblemente) en cantidades suficientes
 Brújula
 Banderines en grupos de diferentes colores
 Cintas métricas (metros y decámetros)
 Lápices, esferos y marcadores de diferentes colores y con tinta indeleble
 Brochas de diferentes tamaños
 Palustres
 Reglas de carpintería (plegables)
 Escarapelas adhesivas
 Bolsas de papel de diferentes tamaños
 Frascos plásticos para toma de muestras
 Cámaras fotográficas de 35 mm (con rollos de color y blanco y negro), con lentes de acercamiento y equipo de
flash
 Baldes plásticos
 Cajas de cartón grandes para embalaje de material óseo
 En lo posible grabadoras de mano y video-cámaras

El oficial o la autoridad a cargo de la investigación y de la escena debe garantizar la seguridad del sitio, manejo de la
evidencia y las relaciones públicas. En los sitios donde han ocurrido desastres masivos esta es una condición de
absoluta importancia.

La toma de fotografías es un aspecto importante dentro de la documentación del caso. Es muy importante registrar
todas las observaciones que permitan soportar las conclusiones que se hagan sobre características biológicas,
trauma, cambios postmortem, entre otros. Esto provee de un registro a largo plazo que permite al antropólogo
referenciar de una manera precisa sobre el caso que ha estudiado, sino que también puede servir como material de
investigación y didáctico para entrenar futuros investigadores.

Especímenes y muestras óseas también pueden ser de utilidad. Algunos indicadores biológicos no pueden ser
precisados a simple vista, por lo tanto las muestras óseas originales pueden ser valiosas para determinar residuos
metálicos por disparo o explosivos, tipificación sanguínea o cotejo genético. La toma de estas muestras debe estar
acorde con las prácticas científicas vigentes y la ley, y debe existir un documento escrito que permita estos
procedimientos.

7
Reuniendo la información

Volvamos al caso de Jairo Pérez. Se realizó un estudio radiológico y fotográfico previo al análisis de los restos
humanos con el fin de documentar la evidencia para efectos de cadena de custodia de los restos. Se reservaron
muestras óseas como rodetes de huesos largos (en este caso fémur) para eventuales estudios genéticos. El cotejo
odontológico no ofrece mayor información ya que se recuperaron muy pocas piezas dentales y no había historias
clínicas dentales disponibles.

En el Laboratorio la identificación preliminar de los restos indicaban que se trataba de un individuo adulto joven de
sexo masculino aproximadamente 25 a 29 años de edad, estatura probable de 1,78 a 1,82 cm. No fue posible
establecer una aproximación al ancestro racial mediante análisis morfológico o el empleo de funciones discriminantes
ya que gran parte del macizo facial y craneal se encuentra ausente.

Para un examen mas detallado con el propósito de detectar signos patológicos, traumáticos y/o anormalidades
esqueléticas se procedió a una limpieza manual de los restos, debido a la presencia de abundantes masas de cal
adheridas a los huesos.

Los hallazgos posteriores determinaron la presencia de varias alteraciones de carácter traumático especialmente en
cráneo. En primer lugar se destaca la pérdida de gran parte del macizo facial, donde se evidencian líneas de fractura
regulares y definidas compatibles a trauma perimortem. Asociados a estas fracturas se lograron detectar dos orificios
localizados en región parietal izquierda y derecha, muy cerca a la sutura occipital, presentando craterización interna,
compatible a las características observadas en los orificios de entrada producidas por proyectil de arma de fuego. Es
de anotar que en el primer análisis forense solamente se observó un solo orificio de entrada.

Dadas las características de estos orificios y su ubicación, la posible trayectoria de los proyectiles es posterior
anterior, causando probablemente la destrucción y posterior pérdida de los huesos faciales del cráneo.

En otras partes del esqueleto se encontraron signos traumáticos perimortem (es decir en circunstancias cercanas al
deceso); el manubrio del esternón presentó marcas muy definidas y delineadas casi reproduciendo un patrón,
características solamente posibles mientras el hueso se encuentra aún flexible y protegido por tejido blando. La
observación de la morfología, textura y coloración de estos bordes de fractura sugieren que el hueso no se
encontraba totalmente seco.

Al nivel de tercer arco costal de lado derecho, segundo y tercero de lado izquierdo se detectaron lesiones traumáticas
de tipo perimortem; la configuración de las fracturas indica que existía presencia de tejido blando alrededor del
hueso. Desdichadamente no logró detectarse signo alguno de hemorragia u otra respuesta vital.

Se realizó una exploración macroscópica y radiológica para detectar la presencia de esquirlas metálicas en los
diferentes huesos, arrojando resultados negativos.
Es posible que estos residuos se hayan perdido por el prolongado tiempo en que el cuerpo estuvo en contacto con el
agua y la gran cantidad de cal aplicada al cuerpo durante la inhumación.

La presencia de inserciones musculares prominentes, especialmente en huesos largos y cintura escapular, sugieren
que este individuo presentaba gran robusticidad, características compatibles con individuos sometidos a actividades
de gran esfuerzo físico. A nivel óseo no se observaron rasgos discretos como patologías o traumas antiguos que
permitieran establecer una individualización.

Con toda esta información reunida, se procedió a reunir mas información sobre el caso. Por medio de una consulta
rápida con el Fiscal a cargo del caso, logró establecer que ya disponía de una descripción del sujeto cuando
desapareció.
Los datos anatómicos generales fueron también obtenidos por información facilitada por los familiares y documentos
del Ejército. La descripción del señor Pérez corresponde a la de un individuo masculino de características
caucásicas, con una estatura de 1,74 m, nacido el 18 de junio de 1.962 (la edad al momento de la desaparición es de
29 años). No existían registros sobre posibles enfermedades o accidentes sufridos en vida por parte del señor Pérez;
aunque se menciona la existencia de una carta dental, no fue posible hacer un cotejo fehaciente sobre las pocas
piezas óseas que aún quedaban en la mandíbula.

8
La dificultad en la consecución de información sobre el desaparecido se agudizó con la ubicación de posibles
familiares, especialmente con el padre, ya que existía estricta reserva sobre su identidad y paradero debido a las
constantes amenazas recibidas a causa de la investigación.

Dadas las condiciones anteriormente descritas, el cruce de información sobre las características físicas pueden dar
algunas pautas para establecer las posibilidades en la identificación, la información recuperada en el esqueleto
proporciona la probabilidad para individualizar esta persona, pero realmente no es una información lo
suficientemente consistente aún para afirmar que los restos corresponden a la identidad de Jairo Pérez. Aunque la
descripción física básica es compatible y ofrece una alta probabilidad, existe aún un margen de incertidumbre
considerable y no fue posible hasta ese momento establecer una conclusión definitiva.

La toma de muestras óseas del esqueleto fueron enviadas a estudio genético y ser comparadas con muestras
sanguíneas del padre. Los resultados indicaban que existía un 99.98% de probabilidad de los restos correspondían
a Jairo Pérez.

Cerrando el caso

Cada investigación de la muerte propone 3 interrogantes: ¿Quién es esta persona? ¿Cuándo murió? ¿Cuál fue la
causa probable de su muerte? Algunas veces las respuestas surgen claramente, pero aún en los más aparentes
casos el análisis debe ser cuidadoso y una sola persona difícilmente lo puede resolver.

Los casos de muertes sucedidas en circunstancias extrañas requieren profunda investigación, especialmente desde
el punto de vista de la patología. Un patólogo forense, especialista en detectar signos de trauma por violencia, es la
persona mas indicada para proporcionar las respuestas cuando se investigan casos donde se sospecha de actividad
criminal.

Generalmente la identificación puede establecerse cuando logran encontrarse documentos de identidad u objetos
personales. A veces la descomposición no ha afectado las huellas dactilares y es posible una identificación más
rápida.

La determinación del tiempo de muerte es mucho más complicada. La única cosa cierta para asumir es que la
muerte ocurrió entre el momento en que la persona fue vista viva por última vez y el momento en que el cuerpo fue
descubierto. Las condiciones del cuerpo ayudan al patólogo a determinar con mas precisión este período.

La determinación de la causa de muerte depende exclusivamente del análisis de la autopsia forense. Las muertes
ocurridas en circunstancias poco claras deben ser consideradas como homicidios hasta que no se pruebe lo
contrario.

Cuando los cuerpos se encuentran en avanzado estado de descomposición, las circunstancias se complican
dramáticamente. Con la ausencia del tejido blando los rasgos se pierden y aún si los documentos o prendas están
presentas, se necesita una confirmación de la identidad por medios mas especializados.

Un odontólogo forense puede elaborar una carta dental de las piezas de la víctima así como la toma de placas de
rayos X. Si existen documentos antemortem clínicos del desaparecido es posible hacer un cotejo confiable de los
datos.

El patólogo forense puede hacer muy poco cuando el tejido blando y los órganos se han ido. Lo único que queda es
el esqueleto o partes de él y debe apoyarse con el antropólogo forense. Este especialista es la persona as indicada
para interpretar restos humanos.

Existen dos formas de recuperarlos: reclutando un grupo de personas escogidas al azar y recuperar los restos lo más
rápido posible. Para luego enviar los restos y las evidencias al Laboratorio mas cercano. Probablemente el
antropólogo forense logrará reconstruir algo del perfil biológico de la víctima, pero le será muy difícil precisar
estimaciones como tiempo de muerte y características individualizantes. La recuperación incompleta de información
y de evidencias limitará mucho los alcances del estudio y finalmente evidenciará las deficiencias de la investigación.

La otra forma es conseguir en lo posible la ayuda de personal especializado en la recuperación de restos humanos.
Un antropólogo forense podría acompañarlo a usted al sitio para detectar y recuperar los restos. A pesar de que hay
muy pocos todavía en el país, es posible conseguir por lo menos la asesoría de uno de ellos; la ayuda ofrecida
consistirá en una rápida detección y recuperación de los mismos y en lograr la reconstrucción de las circunstancias
que rodearon a la muerte y abandono del cuerpo de la víctima.

9
El caso de Jairo Pérez reúne las características de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer en un caso de
restos humanos. Aunque se tr ataba inicialmente de un caso de exhumación, hubo que reconstruir el caso cuatro
años atrás y recuperar toda la información concerniente al hallazgo y análisis del cuerpo cuando fue recuperado.
Gracias a la documentación gráfica y escrita se logró recuperar información que permitió precisar el tiempo de
muerte y los hallazgos iniciales que reforzaban la posibilidad de que esta persona fue torturada antes de ser
asesinada.

El reporte antropológico será útil en la medida que logre recuperarse el máximo de información tanto en el terreno
como en el Laboratorio. Saber el sexo, la edad, la estatura y el ancestro racial no quiere decir que usted ya tenga
identificada a la víctima. Es necesario individualizarla con la detección de rasgos discretos como patologías y
traumas antemortem, objetos personales, tratamientos médicos quirúrgicos y patológicos, condiciones físicas y
nutricionales.

El tiempo de muerte a menudo es imposible de identificar en restos humanos esqueletizados. Esta estimación
generalmente se apoya en hallazgos y detalles revelados en el medio ambiente, especialmente lo relacionado con la
actividad animal y vegetal alrededor de los restos; los servicios de un entomólogo y de un botánico serán requeridos
con seguridad.

La causa de muerte exclusivamente de los hallazgos encontrados en el tejido óseo y ocasionalmente las trazas de
tejido o de fluidos corporales aún presentes. Son muchos los casos donde la causa de muerte queda indeterminada
a partir de los restos óseos.

Recuerde:

 El análisis de restos humanos requiere de personal especializado. No trate de encargarse exclusivamente del
trabajo.
 Asegúrese de desarrollar por completo la inspección.
 No mueva el cuerpo o los restos antes de completar la inspección.
 Un antropólogo forense acreditado es la mejor garantía para estudiar los restos.
 Si es posible consultar con otros especialistas, hágalo.
 Tenga su lista de contactos ya preparado para abordar futuros casos.
 Establezca las condiciones de trabajo antes de comenzar cualquier actividad
 Disponga de materiales y equipos necesarios para este tipo de casos.
 Documente por escrito y gráficamente cada etapa de la investigación.
 Mantenga registro de todo. Algún día su testimonio será evaluado y la memoria no siempre es confiable.

10

También podría gustarte