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1-3-2018 DERECHO PENAL I

Examen Final Integrador Presencial


SUB EJE TEMATICO 1: GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. TEORÍAS DE LA LEY
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PENAL Y DEL DELITO.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El principio de legalidad adquirió la categoría de garantía limitadora de la ley penal.
Este principio reconoce su fuente en el art 18 de la CN en su primera parte cuando
establece: “que ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso…”, en consecuencia, se traduce en el
aforismo “nullum crimen, nulla poena, sine lege (no hay crimen y no hay pena sin una
ley previa), lo que consagra a la ley penal previa como la única fuente del derecho penal.
Pero este principio de legalidad también representa una garantía de seguridad jurídica
para el justiciable, ya que de ante mano va a conocer cuáles son los hechos que están
tipificados como delitos y sus respectivas penas.
Asimismo, esta ley reguladora del hecho delictivo y su sanción debe cumplimentar
determinados requisitos:
# exigencia de una ley previa: consagra el principio de irretroactividad de la penal más
severa, ya que es preciso que el sujeto pueda conocer en el momento en el que actúa si
va a incurrir en un delito y cuál es su pena.
Contrariamente, en beneficio del imputado, rige el principio de retroactividad y
ultraactividad de la ley penal más benigna.
#exigencia de una ley escrita: queda excluida la costumbre como toda fuente de delitos y
penas. Debe ser una ley emanada del poder legislativo en su condición de representante
del pueblo sea nacional, provincial o municipal.
#exigencia de una ley estricta: es decir, que de manera precisa indique que conductas
están tipificadas como delito y cuáles son sus respectivas penas y excluye la analogía
(consiste en aplicar a un hecho no contemplado en la ley, las normas sobre un hecho
similar, pero no idéntico) en perjuicio del imputado.
Del principio de legalidad se desprenden 4 GARANTIAS FUNDAMENTALES:
GARANTIA CRIMINAL: exige que el delito (=crimen) se halle determinado por la ley
(nullum crimen sine lege)
GARANTIA PENAL: exige que la pena que corresponde al delito se halle señalada por la
ley (nulla poena sine lege)
GARANTIA JUDICIAL O JURISDICCIONAL: exige que la existencia del delito y la
imposición de la pena se determinen por medio de una sentencia judicial y según el
procedimiento legalmente establecido.
GARANTIA DE EJECUCION: requiere que el cumplimiento de la pena se halle
determinada por una ley que la regule.
«Estas distintas garantías también deben exigirse respecto de la imposición de medidas
de seguridad.
PRINCIPIO DE RESERVA
El principio de reserva reconoce su fuente en el art 19 de la CN en su 2do párrafo,
cuando establece que “ningún habitante de la nación será obligado a hacer lo que no
manda la ley ni privado de lo que ella no prohíbe”.
Presupone que el ámbito de lo punible debe estar exhaustivamente determinado por la
ley, de modo que todo lo quede al margen de ese ámbito está reservado como esfera de
intimidad, por más inmorales o perjudiciales que resulten los hechos cometidos.
Se trata de una garantía individual que debe estar claramente trazada, lo que se logra
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mediante la enumeración taxativa por la ley de todos los hechos punibles y sus
respectivas penas, constituyendo un catálogo legal de delitos y penas absolutamente
circunscripto (numerus clausus).
Ej. Si yo decido no saludar a alguien porque es homosexual, está claro que mi conducta
puede resultar moralmente inadecuada, pero no es una conducta que este tipificada
como delito, por lo tanto, queda exenta de todo castigo penal y reservada a mi ámbito
privado.
PRINCIPIO DE LESIVIDAD
El principio de lesividad o lesión jurídica tiene su origen en ARISTOTELES y reconoce su
fuente en el art 19 de la CN en su 1er párrafo cuando establece “que las acciones
privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden, y a la moral
pública, ni perjudiquen a un 3°, están solo reservadas a Dios y exentas de las
autoridades de los magistrados”.
Configura la base de un derecho penal liberal y tiene como regla impedir que se prohíba
o castigue una acción humana si esta no perjudica los derechos individuales o sociales
de un tercero, la moral ni el orden público.
PRINCIPIO DEL NON BIS IN IDEM – (No dos veces por lo mismo)
Este principio adquiere rango de garantía constitucional a partir de la Convención
Americana de Derechos Humanos, así como por el Pacto de Derechos Civiles y Políticos
incorporados a la CN por el art 75 inc. 22.
Este principio prohíbe perseguir penalmente más de una vez por el mismo hecho.
El primer tratado citado prohíbe que el inculpado absuelto sea procesado de nuevo por
el mismo hecho mientras que el segundo tratado citado abarca la doble hipótesis del
condenado y del absuelto prohibiendo en ambos casos que se proceda a posterior
juzgamiento y sanción.
En este sentido la CSJN ha entendido que se vulneraria dicha garantía no sólo para el
caso de cosa juzgada, sino también para el supuesto de pretenderse un juzgamiento por
separado de presuntos delitos resultantes de un único hecho.
Procesalmente a los fines de la aplicación de esta garantía, se requiere la concurrencia
de una triple identidad: persona (sujeto), causa y objeto.
VALIDEZ TEMPORAL DE LA LEY PENAL
PRINCIPIO GENERAL: El principio general en cuanto a la validez temporal de la ley
penal en el sistema positivo argentino es el que nos dice que “rige la ley existente al
momento de la comisión del hecho delictivo”.
Este principio y su consecuente irretroactividad derivan del principio de legalidad.
Sin embargo, este principio general tiene excepciones de raigambre constitucional
fundadas en la aplicación de ley más benigna, esto es la retroactividad y la
ultraactividad.
PRINCIPIO DE RETROACTIVIDAD: que autoriza la aplicación de la ley a un hecho
ocurrido con anterioridad a su entrada en vigor, siempre que beneficie al acusado.
PRINCIPIO DE ULTRACTIVIDAD: que permite que la ley vigente al tiempo de la
comisión del delito o en el tiempo intermedio entre el delito y el fallo, posteriormente
sustituida por otra más gravosa, siga rigiendo para la regulación del hecho, aún
después de su derogación.
Estos principios se encuentran contemplados en el art 2 del CP.
TEORIA DEL DELITO.
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La teoría del delito representa un concepto analítico y estratificado que se construye
como un método de análisis de distintos niveles (acción, tipicidad, antijuricidad y
culpabilidad) cada uno de los cuales presupone el anterior.
Así, no tendría sentido interrogarnos si el autor de un determinado comportamiento es
culpable, si previamente no hemos establecido que se trata de un hecho típico y
antijuridico, puesto que, si del examen del hecho resulta que la conducta no es típica, ya
no tendría sentido plantearnos si es antijuridica y menos aún culpable.
Las categorías del hecho punible se encuentran conectadas en orden secuencial.
1) LA ACCION
Los rasgos distintivos del concepto de acción son
Exterioridad: ya que el derecho penal solo alcanza aquellas conductas humanas que
trascienden la esfera interna de la persona, ya que solo a través de ella se pueden
lesionar los bienes jurídicos que el derecho penal tutela (principio de acción-
exteriorización).
Sujetos de la acción: solo las personas físicas pueden ser sujetos activos del derecho
penal, porque solo a ellas se les puede atribuir un hecho delictivo.
Formas de conductas: la acción como tal puede asumir dos modalidades: acción en
sentido estricto, la cual implica una actividad de una persona que vulnera una norma
prohibitiva y por otro lado la omisión que se configura como una inactividad violatoria
de una norma preceptiva.
Dentro de las principales posturas en torno a la acción podemos mencionar:
CONCEPCION CAUSAL DE ACCION: esta concepción causal de acción es compartida
tanto por el positivismo jurídico como por el normativismo.
Para el positivismo jurídico acción es una conducta humana voluntaria que produce
un cambio en el mundo exterior y está compuesta por 2 elementos (la manifestación de
la voluntad y el resultado).
En tanto que para el normativismo jurídico acción es un concepto referido a un valor
y no un simple concepto natural, por lo tanto, se considera como toda conducta
valorizada de determinada manera.
CONCEPCION FINALISTA DE ACCION
Para el finalismo la acción humana es ejercicio de actividad final, es decir, que el sujeto
lleva su conducta comprensiva tanto de la acción como de la omisión, pero lo hace con
un fin determinado.
Por lo tanto, esta acción abarca 2 etapas:
- La 1era se da en el ámbito interno, es decir, en el pensamiento y comprende la
proposición del fin del autor, la selección mental de los medios para obtenerlo y la
consideración de los efectos concomitantes.
- La 2da etapa es aquella en la que el autor pone en movimiento, conforme a un
plan, los medios de acción escogidos con anterioridad en dirección a la producción
del resultado.
En cuanto a la FAZ NEGATIVA DE LA ACCION (causa de exclusión de la acción),
podemos decir que se trata de supuestos en donde por motivos externos e internos no
hay acción desde un punto de vista jurídico – penal y por lo tanto no hay delito.
Dentro de los factores externos tenemos por ej.:
-la fuerza física irresistible también conocida como vis absoluta, se trata de una fuerza
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de tal entidad que hace que el sujeto sea incapaz de dirigir sus movimientos.
En consecuencia, el sujeto no domina la acción, sino que es dominada por un tercero o
por una fuerza de la naturaleza.
Ej. Si yo estoy parado frente a una vidriera y viene un sujeto de atrás y me empuja y como
consecuencia rompo el vidrio no puede decirse que haya acción.
-uso de medios narcóticos e hipnóticos: el código penal establece que quedan
comprendidos dentro del concepto de violencia el uso de medios narcóticos e hipnóticos,
es decir, que los actos típicos realizados en dichos estados caen dentro de la causal de
falta de acción.
-movimientos reflejos e involuntarios: no constituyen acción ya que dichos movimientos
no son controlados o producidos por la voluntad del sujeto; estos pueden ser
espontáneos como el estornudo o los movimientos del epiléptico o provocados como los
producidos por cosquillas.
Dentro de los factores internos tenemos por ej.
-el estado de inconsciencia: Cuando la conciencia no existe porque esta transitoria o
permanentemente suprimida, no se puede hablar de voluntad. Entonces, “hay
inconsciencia cuando en el hecho no intervienen los centros altos del cerebro o cuando
lo hacen en forma altamente discontinua o incoherente”. Por ejemplo: el desmayo, el
estado de coma, el sujeto afectado de una crisis epiléptica, sonambulismo, etc.
2) EL TIPO PENAL.
El tipo penal es la descripción abstracta de la conducta prohibida por la norma que
efectúa el legislador, es decir, aquello en lo que el delito consiste; por el ejemplo, el
matar a otro.
El tipo penal no es el hecho punible, sino uno de sus elementos, es decir, que el tipo se
limita a la determinación conceptual de la figura formal del hecho punible.
De acuerdo con su contenido podemos distinguir dos conceptos de tipo: tipo garantía y
tipo sistémico.
El tipo garantía contiene todos los presupuestos que condicionan la aplicación de una
pena y deriva del principio de legalidad que asegura que solo el comportamiento
descripto previamente por la ley será sometido a castigo.
Por otra parte, el tipo sistémico es el que describe la conducta prohibida por la norma
que se obtiene mediante una delimitación de sus elementos (descripción abstracta del
comportamiento) respecto de los de la antijuricidad, por eso la falta de antijuricidad no
excluye la tipicidad, ya que la tipicidad es solo un indicio de la antijuricidad que cede
frente a una causa de justificación.
Este tipo sistémico a su vez cumple distintas funciones:
En primer lugar, se dice que cumple la función de ser indiciario de la antijuricidad, es
decir, que el tipo es un indicio de la antijuricidad que cede frente a una causa de
justificación.
En segundo lugar, se dice que es vinculante, es decir, no podemos prescindir del tipo, si
tenemos acción tenemos que pasar a analizar la tipicidad.
En tercer lugar, se dice que cumple una función didáctica porque precisamente los
hombres como destinatarios de la ley penal y en virtud del principio de legalidad deben
tener la posibilidad de conocer antes de realizar la conducta si está tipificada como delito
y cuál es su respectiva pena.
Y por último tenemos la función limitadora, es decir, que solo lo que se encuentre
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tipificado como delito, será objeto de sanción penal.
TIPO OBJETIVO Y TIPO SUBJETIVO
Tipo objetivo:
El tipo objetivo comprende el aspecto externo del comportamiento humano prohibido por
la norma.
Dentro de los tipos objetivos tenemos tipos de pura actividad y tipos de resultado.
Los tipos de pura actividad solo requieren un comportamiento del autor, sin exigir un
resultado separable de aquel. Ej.: violación de domicilio (el tipo consiste en entrar)
En los tipos de resultado no basta con la mera actividad del agente, sino que exige un
resultado y dicho resultado puede consistir en:
Una lesión del bien jurídico puede consistir en la puesta en peligro de un bien
jurídico, que no exige que la conducta haya ocasionado un daño a su objeto, pues es
suficiente que el bien jurídicamente protegido haya sido puesto en riesgo de sufrir la
lesión que se quiere evitar (ej. El aborto requiere la muerte del feto).
La imputación objetiva del resultado:
Para esta teoría la imputación requiere comprobar:
a) Si la acción ha creado un peligro jurídicamente desaprobado,
b) Si el resultado es producto del mismo peligro.
Por lo tanto, un resultado solo es objetivamente imputable cuando la acción causante -
de ese resultado-ha creado un riesgo jurídicamente desaprobado que se ha realizado en
un resultado típico.
Así, por ejemplo, conducir un automóvil constituye una conducta peligrosa, pero si el
autor produce lesiones corporales a otra sin infringir las normas de tránsito y
manteniéndose dentro del riesgo o peligro permitido, el resultado no le será
objetivamente imputable. Tampoco le sería objetivamente imputable un homicidio al
comerciante que vende un rifle a un cliente -aparentemente normal- que luego va y mata
a un tercero.
Tipo subjetivo:
Dentro del tipo subjetivo tenemos el tipo doloso y el tipo culposo.
- tipo doloso: el sujeto es plenamente consciente de que su actuar lesiona el bien
jurídico y quiere lesionarlo.
- tipo culposo: el sujeto no pretende lesionar el bien jurídico pero su conducta de
descuidada produce su afectación. Ej.: el conductor de un auto con la intención de llegar
a destino antes de cierta hora aumenta la velocidad por encima del límite permitido
causando la muerte del peatón que cruzaba la calle resultado que aquél no quería
alcanzar.
El dolo. Concepto, elementos y clases.
El dolo consiste en el conocimiento y la voluntad de realizar el tipo penal.
El autor debe saber que realiza el hecho, qué hecho realiza y las circunstancias que lo
rodean y además debe querer realizarlo.
A su vez está compuesto por dos elementos: (cognoscitivo y volitivo), la voluntad de
realizar el hecho y el conocimiento de su carácter ilícito.
Existen distintas clases de dolo:
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- Dolo directo: se da cuando la acción o el resultado típico constituyen el objetivo
perseguido por el sujeto. Ejemplo: quiere matar a otro y lo mata.
- Dolo indirecto: abarca los resultados no queridos directamente por el autor pero
que resultan de modo necesario e ineludible respecto de la conducta realizada.
Ejemplo: la actitud de quien coloca una bomba en un avión para cobrar el seguro
de vida constituido a su favor por uno de los pasajeros: la muerte de los demás
·pasajeros y la destrucción de la aeronave son consecuencias no buscadas por el
agente, pero ligadas de modo necesario e ineludible al efecto querido.
- Dolo eventual: quien realiza la conducta conoce que probablemente se produzca el
resultado típico y no deja de actuar por ello. Ejemplo: Una persona que a
consumido bastante alcohol sabe que si conduce el auto, para ir a su hogar y va
con exceso de velocidad, por una zona transitable por peatones, puede matar a
alguien y no deja de manejar aun sabiéndolo.
Tipos de omisión y tipos de comisión.

El tipo de acción – o de comisión – requieren de una actividad concreta del agente que
viola lo establecido por una norma; el agente realiza la conducta prohibida.
El tipo de omisión supone no realizar algo que el derecho esperaba que se hiciera.

La omisión puede ser:


-omisión propia: para que quede estructurada es necesario: 1)- el deber de obrar
del agente, 2)-la no realización de la acción ordenada y 3)-la capacidad para
realizar lo ordenado. Un ejemplo clásico es la omisión de auxilio ― se reprime al
que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez años o persona
herida omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin correr un
riesgo para su persona o no diere aviso inmediato a la autoridad.
-omisión impropia: en donde hay una inactividad, pero esa inactividad no
consiste en el delito propiamente dicho, sino que es el medio para cometerlo. Ej.:
abandonar a un incapaz a su suerte. Ejemplo: el supuesto de una madre que para
ocasionar la muerte del recién nacido (hijo), deja de amamantarlo).
3) ANTIJURICIDAD.
La antijuricidad es siempre la contradicción del hecho respecto del ordenamiento
jurídico en su totalidad.
El ordenamiento jurídico no sólo contiene normas prohibitivas, sino que también existen
permisos otorgados por el legislador para realizar un hecho típico, conocidas como
CAUSAS DE JUSTIFICACION, las cuales excluyen la antijuricidad.
ESTADO DE NECESIDAD: El estado de necesidad es una causa de justificación que
excluye la antijuricidad. Hay estado de necesidad cuando se causa un mal a un bien
ajeno para evitar un mal mayor inminente a un bien propio y que me ha sido extraño.
Los requisitos para que el estado de necesidad tenga lugar son:
- El mal que se causa debe ser de menor entidad del que se intenta evitar.
- Que el mal mayor sea inminente
- Que el autor no esté obligado a sopórtalo
- La imposibilidad de evitar ese mal mayor, que no sea provocando un mal menor a
un bien ajeno.
LEGITIMA DEFENSA: La legítima defensa es otra causa de justificación que excluye la
antijuricidad y se define como la acción y efecto de defender o defenderse como
consecuencia de una agresión ilegítima previa.
Hay 2 clases de legítima defensa: propia e impropia.
Existe legítima defensa propia cuando el que en defensa de su persona o de sus
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derechos empleando un medio racionalmente necesario para impedir o repeler una
agresión ilegitima y sin que medie provocación suficiente de su parte le ocasiona un
perjuicio a la persona o derechos del agresor.
Requisitos: a) agresión ilegítima; (Puede ser un hecho, palabras o advertencias, pero
siempre la amenaza debe provenir de un ser humano sino estaríamos ante el estado de
necesidad);
b) necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla;
c) falta de provocación suficiente por parte del que sé defiende.
Existe legítima defensa de un tercero (sean parientes o extraños), si el tercero es objeto
de una agresión ilegítima y el autor emplea un medio racionalmente necesario para
impedirla o repelerla, siempre que no haya provocación suficiente por parte del tercero
defensor.
Por otra parte, existe legítima defensa putativa cuando el sujeto cree erróneamente que
concurren los presupuestos de la legítima defensa:
4) LA CULPABILIDAD
La culpabilidad es la actitud anímica jurídicamente reprochable del autor, respecto de la
consumación de un hecho penalmente típico y antijurídico.
Cuando se habla de capacidad de culpabilidad se menciona la imputabilidad, que es la
capacidad para ser penalmente culpable.
Esa capacidad presupone madurez, salud mental y conciencia, en una medida que
habiliten al autor para comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones.
Nuestro código adopta el método mixto: biológico-psicológico
Presupuestos biológicos:
MADUREZ MENTAL: es el desenvolvimiento intelectual y volitivo suficiente para
comprender la criminalidad del acto ejecutado y dirigir las propias acciones.
El menor de 16 años es inimputable, solo son aplicables medidas educativas no penales
de tipo preventivo.
Menor de entre 16 y 18 años es considerado inimputable con relación a delitos de acción
privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos años, con
multa o con inhabilitación.
Mayor de 18 años: es considerado imputable.
SALUD MENTAL: El autor goza de salud mental cuando no se ve afectado por una
insuficiencia en sus facultades mentales (imbecilidad, debilidad mental, etc.) o una
Alteración morbosa de las facultades mentales (enfermedades de la mente que alteran o
transforman las facultades mentales ya desarrolladas por el sujeto).
Presupuestos psicológicos: Para que un sujeto pueda considerarse imputable, es
necesario que además de gozar de salud mental y de consciencia es necesario que pueda
comprender la criminalidad del acto, es decir, comprender que está cometiendo un
delito), sino que además se requiere que pueda dirigir sus acciones.
SUB EJE TEMÁTICO 2. FORMAS AMPLIADAS DE RESPONSABILIDAD
El ITER CRIMINIS: concepto
Se denomina “iter criminis” al camino o vía que recorre un sujeto para la realización de
un delito.
Una primera etapa no punible, que comprende tanto las fases internas del sujeto, tales
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como la ideación, deliberación o reflexión sobre la idea y decisión; como las fases
externas que no signifiquen una manifestación clara y directa de la voluntad criminal
(los llamados actos preparatorios del delito) disponiendo los medios elegidos para
disponer la finalidad como cuando se fabrica la ganzúa, se compra la escalera, se
confecciona la máscara, se acondiciona el arma que se va a utilizar en el delito a
cometer. Estos actos preparatorios si bien no son punibles como delitos suelen algunas
veces ser materia de infracciones contravencionales.
Una segunda etapa ya punible, es decir, en los que inequívocamente el autor demuestra
que se ha puesto en marcha la ejecución de su plan delictivo (los llamados actos de
tentativa).
También comprende los actos de consumación delictiva en los que ya concurren la
totalidad de las circunstancias y elementos del tipo tanto subjetivo (manifestación de la
voluntad criminal más allá de si se logra o no el resultado o de si logra poner
eficazmente en peligro el bien jurídico) como objetivo (solo admiten la actividad represiva
estatal cuando se ha producido un daño efectivo o aun antes, siempre que al menos
haya existido, por el accionar del autor, un peligro real e inminente de daño para el bien
jurídico), y el logro de la finalidad u objetivos que se propuso el autor.
LA TENTATIVA PUNIBLE
La tentativa es un instituto que debe ser estudiado a la luz del principio de lesividad.
Son punibles aquellas conductas que lesionan efectivamente un bien jurídico protegido
por el derecho penal.
Sin lugar a duda dentro de estas conductas punibles está la consumación, pero también
resultan punibles los actos de ejecución delictivos que no impliquen consumación pero
que ponen al bien jurídico protegido en un peligro real e inminente de daño.
(TENTATIVA)
LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS de la tentativa son tres:
1. Elemento subjetivo: Es decir, fin del autor de cometer un delito determinado.
2. Elemento objetivo: es decir, el comienzo de ejecución del delito que señala el
límite entre lo punible y lo que no lo es.
Ahora bien ¿cuándo hay comienzo de ejecución?
Se han desarrollado al respecto distintas teorías:
-teoría de la univocidad: hay comienzo de la ejecución con cualquier acto que
demuestra de manera unívoca la intención del agente de cometer el delito.
-teoría formal-objetiva: hay comienzo de ejecución cuando se comienza a ejecutar
la acción típica, ej., se comienza a matar disparando el arma o lanzando la
puñalada.
-teoría subjetiva-objetiva: amplía la anterior entendiendo que hay comienzo de
ejecución cuando no solo se comienza con la ejecución de la acción típica, sino
que los comportamientos del autor demuestran su finalidad de cometer el delito.
-teoría individual-objetiva: para determinar cuando existe comienzo de ejecución
se debe estar al plan concreto del autor valorado objetivamente de modo de
determinar desde cuando el bien jurídico es puesto en peligro.
3. Falta de consumación por circunstancias ajenas a la voluntad del autor. Es decir, la
interrupción involuntaria del proceso ejecutivo del delito antes de su consumación. ej. la
resistencia de la víctima, el disparo de una alarma, la impotencia, el error de cálculo.
LA PENA DE LA TENTATIVA: La falta de consumación del delito, y la consecuente
ausencia de resultado lesivo, determinan la reducción de la pena. (de un tercio a la
mitad)
Si la pena fuere de reclusión perpetua, la pena de la tentativa será reclusión de 15 a 20
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años.
Si la pena fuese de prisión perpetua, la de tentativa será prisión de 10 a 15 años.
Si el delito fuera imposible, la pena se disminuirá en la mitad y podrá reducírsela al
mínimo legal o eximirse de ella, según el grado de peligrosidad revelada por el
delincuente.
EL DESISTIMIENTO VOLUNTARIO: El autor de tentativa no estará sujeto a pena
cuando desistiere voluntariamente del delito.
La doctrina coincide que para que exista desistimiento voluntario, objetivamente, debe
existir un comienzo de ejecución con finalidad delictiva, ya que se desiste de la tentativa.
Puede desistir en cualquier momento anterior a la consumación. Y subjetivamente tal
desistimiento debe obedecer a la propia decisión del agente, no coactada u obligada, de
abandonar la idea de ejecutarlo pese a la posibilidad real de llevarlo a cabo.
No se considera desistimiento si se aplaza el plan delictivo para un futuro, porque solo
se desiste en este caso de la ocasión de cometerlo; tampoco es desistimiento si descubre
la imposibilidad de consumar el delito.
PARTICIPACION CRIMINAL.
Se han desarrollado dos grandes posturas respecto de la participación criminal:
-TESIS AMPLIA: La tesis amplia establece que hay participación criminal cuando hay
una concurrencia de varias personas en un hecho delictivo (típico, antijuridico y
culpable) de modo que para esta tesis amplia la participación criminal no solo
comprende al autor, coautor y autor mediato, sino que también a las dos modalidades
de complicidad (primaria y secundaria) y al instigador.
-TESIS RESTRINGIDA: la tesis restringida entiende que hay participación criminal
cuando se interviene o se hace un aporte en un hecho de otro. De modo que esta tesis
restringida reduce la participación criminal a la complicidad primaria, complicidad
secundaria y a la instigación.
Pero hay elementos comunes y característicos a la participación criminal:
En primer lugar, tiene que ver con un hecho común, se hace un aporte, se coopera, se
interviene en un hecho común a varias personas y es ese hecho común el generador de
responsabilidades. El hecho común puede ser un delito consumado o tentado. Se puede
participar en los delitos de acción o en los de omisión, en los delitos dolosos y en los
culposos también es posible la participación en los delitos preterintencionales.
En segundo lugar, ese hecho común debe exteriorizarse.
Y por último se requiere la convergencia intencional, es decir, la intención de estos
sujetos de participar en un hecho común.
Esta convergencia puede ser unilateral (una persona ayuda a otra) o bien puede ser
recíproca (las personas se ayudan recíprocamente entre sí).
EL AUTOR. CONCEPTO.
A partir del art. 45 C.P., destinado específicamente a conceptualizar la coautoría, se
puede inferir no sólo el concepto de autor, sino también la autoría mediata.
Autor directo es quien realiza el tipo ejecutando por sí mismo la acción típica; es el que
comete por sí mismo el hecho punible.
El rasgo general del autor directo es el dominio del hecho, es decir, dirigir la totalidad
del suceso a un fin determinado.
Entre las características especiales que en ocasiones la autoría exige demás del dominio
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del hecho se pueden enumerar:
Elementos subjetivos de la autoría: referencias anímicas del autor (su ánimo de lucro,
intención o tendencia).
Elementos objetivos de la autoría: Surgen cuando el tipo requiere ciertas circunstancias
de carácter objetivo en la persona del autor (ej.: profesión, determinadas vinculaciones
derivadas del cumplimiento de deberes, delitos de propia mano)
COAUTORIA. CONCEPTO
Existe coautoría cuando varias personas de común acuerdo toman parte en la fase
ejecutiva de la realización del tipo dominando el hecho entre todos (dominio funcional
del hecho).
En la coautoría rige el principio de imputación recíproca mediante el cual a cada uno de
ellos se le imputa la totalidad del hecho con independencia del aporte que cada uno ha
realizado.
Los requisitos de la coautoría pueden ser de carácter subjetivo o de carácter objetivo:
#subjetivo (decisión conjunta), es decir, requiere la existencia de un común acuerdo
entre los coautores para ejecutar el hecho.
#objetivo: condominio del hecho, es decir, que para coactuar se debe haber codecidido
hasta el último momento acerca de la realización del hecho típico, basada en la división
de trabajo o funciones entre los intervinientes.
-Aporte realizado en fase ejecutiva: es decir que el aporte se preste al momento de la
ejecución del hecho.
-Esencialidad del aporte, bien o función: es coautor quién ha ejercido una función, ha
hecho un aporte o contribuido con una cosa o actividad esencial y necesaria difícil de
reemplazar.
AUTORIA MEDIATA.CONCEPTO
En la autoría mediata un sujeto realiza el tipo utilizando a otro como instrumento que
será quien lo ejecutará.
Se trata de supuestos de dominio de la voluntad, es decir, que el suceso se lleva a cabo
como obra de la voluntad “del hombre de atrás” quien debe tener las características
especiales de la autoría.
La persona se convierte en un instrumento de esta clase cuando, por su incapacidad
delictiva, ignorancia o error no comprende la criminalidad del acto o si la comprende, se
encuentra dominada por fuerza física o moral.
PARTICIPACION EN SENTIDO RESTRINGIDO
La participación alcanza a los cómplices e instigadores, porque sus acciones contribuyen
a la realización del delito por el autor, pero no son acciones típicas en sí mismas, en el
sentido de que no realizan por sí solas la acción descripta en el tipo.
⎯ Comienzo de ejecución: ningún acto de participación es punible si el autor no ha
comenzado la ejecución del delito.
⎯ La pena del partícipe se fija en relación con la parte del proceso ejecutivo cumplida
por el autor.
⎯ Comenzar un acto de participación sin consumarlo -tentativa- no es punible.
FORMAS DE COMPLICIDAD.
Complicidad necesaria (o primaria) Según el art. 45 de nuestro Código Penal es
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cómplice primario el que presta al autor o autores un auxilio o cooperación sin los
cuales no habría podido cometerse el hecho.
Complicidad NO necesaria (o secundaria) Según el art 46 de nuestro Código penal es
cómplice secundario el que coopera de cualquier otro modo, al previsto para el cómplice
primario, a la ejecución del hecho o preste una ayuda posterior cumpliendo promesas
anteriores a éste.
En cuanto a la pena que le corresponderá podemos decir que:
Los autores, coautores, autor mediato, cómplices necesarios e instigadores les
corresponderá la pena establecida para el delito.
En cambio solo a los cómplices no necesarios o secundarios tendrán una pena menor (si
la pena establecida para el delito fuere divisible en razón de tiempo o cantidad, los
cómplices no necesarios serán reprimidos con la pena correspondiente al delito,
disminuida de un tercio a la mitad; si la pena establecida para el delito fuese de
reclusión perpetua, al cómplice secundario se le aplicará reclusión de 15 a 20 años, y
si fuere de prisión perpetua, la del cómplice secundario será prisión de 10 a 15años.
En cuanto a los CRITERIOS DE DISTINCIÓN en la actualidad, la doctrina se inclina por
la denominada teoría de los bienes escasos.
Si el partícipe coopera al delito con un objeto difícil de obtener, con uno del que el autor
material no dispone (bien escaso) es Cómplice necesario.
CONCURSO DE DELITOS.
La idea central sobre la que reposa la diferencia entre unidad y pluralidad delictiva es la
unidad o pluralidad de hechos.
Son manifestaciones de unidad delictiva el concurso ideal de delitos y el delito
continuado. En tanto que el concurso real configura una pluralidad delictiva.
CONCURSO IDEAL DE DELITOS. CONCEPTO Y PENALIDAD.
Existe concurso IDEAL de delitos cuando el autor comente un hecho que cae bajo más
de una sanción penal.
Sanción penal no significa pena, sino que se refiere al tipo delictivo y su pena respectiva.
Los dos componentes del concurso ideal son la realización de un hecho único y la
pluralidad de tipos delictivos en los que encuadra.
EJEMPLO: El pariente de una menor que la accede carnalmente, supuesto que el incesto
esté castigado, incurre por su conducta carnal en la sanción del estupro, pero por la
circunstancia de ser pariente de la víctima, también cae bajo la sanción del incesto.
Pena aplicable: principio de la absorción, unifica la pena en la pena mayor conminada
para el hecho por la ley.
La mayoría de la pena depende, en primer lugar, de su naturaleza.
a) Si las penas de los distintos tipos delictivos son de la misma naturaleza, por ej. dos
tipos penales reprimidos con prisión:
⎯ es mayor la pena cuyo máximo es mayor.

⎯ si los máximos son iguales, la mayoría de la pena se determina por el mínimo mayor.

⎯ Si los máximos y los mínimos son iguales, pena mayor es la que establece una pena
conjunta por ej., prisión e inhabilitación.
b) Si las penas son de distinta naturaleza, pena mayor será la de naturaleza más grave
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(reclusión, prisión multa e inhabilitación).
DELITO CONTINUADO CONCEPTO. REQUISITOS. CONSECUENCIAS JURÍDICAS.
El delito continuado es la concurrencia de varios hechos - cada uno de ellos delictuoso
en sí mismo - que, por su dependencia entre sí, están sometidos a una sola sanción
legal.
Elementos
1. pluralidad de hechos; Exige que la misma persona cometa dos o más hechos
discontinuos, incluso en tiempos y lugares distintos.
2. la dependencia de los hechos entre sí: los varios hechos deben concurrir o proseguir
en relación con una sola y misma delincuencia que no se ha agotado (homogeneidad
delictiva).
3. su sometimiento a una misma sanción legal: Esta es la condición que le confiere
unidad legal a los hechos que materialmente no son independientes. La totalidad de esos
hechos merezcan la misma calificación delictiva de que, en el caso de pluralidad de
ofendidos, la naturaleza de los bienes lesionados admita esa unificación delictiva.
Ejemplo: el ladrón que en una misma noche sustrae varios objetos del mismo negocio
penetrando una y otra vez al lugar; en tal caso, la consumación delictiva representa una
unidad material y subjetiva, pues el propósito del autor fue uno solo (sustraer las
mercaderías existentes en ese comercio), pero no pudiéndolo hacer de una sola vez
porque cuenta con un vehículo pequeño, lo hace en varios "viajes".
El delito continuado genera como principal consecuencia que los plurales hechos
dependientes son sancionados con una pena única.
No hay dificultad alguna cuando se trata de los mismos tipos delictivos en juego, pero la
cuestión puede 'complicarse en el caso de continuidad delictiva entre hechos tentados y
consumados, o entre hechos simples y agravados. En tales casos se impondría el
principio de absorción debiéndose aplicar la pena mayor.
CONCURSO REAL DE DELITOS. CONCEPTO.
Existe un concurso real (o material) de delitos cuando concurren varios hechos
independientes cometidos por una misma persona. Si los varios hechos independientes
se adecuan al mismo tipo penal estamos en presencia de un concurso real homogéneo;
de lo contrario, es heterogéneo.
El concurso real presupone: dos o más hechos; la independencia de esos hechos; su
concurrencia; su enjuiciamiento en un mismo proceso judicial.
Los hechos son independientes entre sí cuando no están vinculados, como partes, de
una misma empresa delictiva. De modo que, si suprimimos uno de ellos, el otro subsiste
porque es independiente de aquel.
Los hechos son concurrentes sí, no habiendo condena firme, son imputables al mismo
autor. El enjuiciamiento en un mismo proceso penal requiere que los delitos
independientes no hayan sido juzgados con anterioridad.
Penalidad.
La pena del concurso real varía, pero siempre rige el principio de la pena única.
a) Si se trata de hechos reprimidos con una misma especie de pena (ej. Todos
reprimidos con prisión).
El máximum surge de la suma aritmética de las penas máximas; sin embargo, este
máximo no puede exceder de 50 años de reclusión o prisión
El mínimo de la escala del concurso real es el mínimo mayor de las escalas penales de
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los tipos en juego, aunque pertenezca a un tipo cuyo máximo de pena sea inferior al de
los otros.
b) Si se trata de hechos reprimidos con distinta especie de pena (ej. Prisión y reclusión)
se aplicará la pena más grave, teniendo en cuenta los delitos de pena menor. La más
grave es la pena de reclusión. Hay que hacer aquí una conversión jurídica. Es decir,
convertir la pena a la más grave, ej., convertir la prisión a reclusión -tomando como base
el art., 24 teniendo en cuenta que 2 días de prisión equivalen a 1 de reclusión-.
Una vez que tenemos ambas escalas penales homogéneas-ambas reclusión- se aplica
como mínimo el mayor y como máximo la suma aritmética de las penas máximas.
La inhabilitación y la multa se aplicarán siempre
ACCION PUBLICA Y ACCION PRIVADA
LA ACCIÓN PÚBLICA: Por regla, la acción penal es pública y se ejerce de oficio (art., 71
CP). Excepcionalmente la acción penal es pública, pero de instancia privada, o es
privada.
El titular del ejercicio es el órgano del Estado (Ministerio Público o Fiscal), el cual debe
iniciar su ejercicio de oficio (principio de la oficialidad de la acción).
Una consecuencia del ejercicio de oficio de la acción pública es que su ejercicio está
regido por los principios de legalidad e indivisibilidad.
El principio de legalidad le exige al órgano público que inicie ese ejercicio si prima facie
resulta que se ha cometido un delito perseguible por acción pública, salvo que, debido a
la función pública del autor, ese ejercicio esté constitucionalmente supeditado a la
resolución de un antejuicio. Éste puede consistir en un procedimiento de desafuero, o de
juicio político o de enjuiciamiento ante un jury.
El ejercicio de la acción pública es indivisible, porque debe realizarse en contra de todos
los participantes en el delito y no sólo de algunos; y es irretractable.
ACCIÓN PÚBLICA DEPENDIENTE DE INSTANCIA PRIVADA: Es una acción pública
cuyo ejercicio corresponde al órgano público, pero no de oficio, sino que sólo
corresponde formar causa contra el imputado a instancia (esto es, denuncia o
acusación) del agraviado por el delito.
El ofendido en consecuencia no tiene el ejercicio de la acción penal, pero sí un derecho
preprocesal de provocar su ejercicio.
Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los siguientes delitos: •
Violación, estupro, rapto y abuso deshonesto, cuando no resultare la muerte de la
persona ofendida o lesiones gravísimas
• Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este inciso se
procederá de oficio cuando mediaren razones de seguridad pública o interés públicos;
• Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes;
ACCIÓN PRIVADA: Aquellas que en atención a la preponderancia del interés del
ofendido o agraviado por el delito en el castigo o impunidad del hecho, su ejercicio está
reservado a él o, siendo incapaz, a sus guardadores o representantes; o tratándose de
calumnias o injurias, a los sucesores de aquél; o, si la ofendida es una persona colectiva,
a sus autoridades representativas.
Son tales las emergentes de los delitos de: • calumnias e injurias, • violación de secretos,
salvo en los casos de concurrencia desleal e • incumplimiento de los deberes de
asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.
A pesar de que en los casos de delitos de acción privada se proceda por querella o
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denuncia, sólo la querella es procesalmente apta para hacerlo, pues la segunda no
significa ejercicio de la acción, ni liga al denunciante al procedimiento. El ofendido o
agraviado tiene el gobierno pleno de la acción.
Puede querellar a uno o a todos los culpables, o renunciar la acción, y después de la
condena, puede extinguir la pena por perdón.
SUB EJE TEMÁTICO 3
PENAS. Concepto.
Desde un punto de vista absolutamente formal, la pena constituye “un mal con el que
amenaza el derecho penal para el caso de que se realice una conducta considerada como
delito”.
Se alude a un mal, porque su aplicación se refiere a la restricción coercitiva de derechos
del autor del delito, como sucede con la libertad en las penas de prisión, el patrimonio
en las de multa, etc.
TEORÍAS ABSOLUTAS Y RETRIBUTIVAS (SOBRE EL FUNDAMENTO DEL FIN DE
LAS PENAS). CARACTERIZACIÓN Y ALCANCE.
Teorías absolutas o retributivas: Para esta corriente, la pena se orienta exclusivamente
hacia el pasado. Su fin se satisface con la respuesta al delito cometido, es decir, se
causa un mal (PENA) al autor de un delito, a los fines de compensar el mal causado por
él.
Ventaja: Así se garantiza el respeto de la dignidad del hombre, la pena es la retribución
del injusto cometido, respetando un fin en sí mismo.
Desventaja: El Estado no logra alcanzar la idea “metafísica” de justicia, ya que la pena se
limita a la retribución por el delito cometido, y no previene nuevos delitos.
Teorías relativas o preventivas: La pena se orienta hacia el futuro ya que su función no
se limita a ser una respuesta al delito cometido, sino que busca prevenir nuevos delitos
dirigiéndose a sus posibles autores para que no los cometan.
En este caso, la pena es un medio para prevenir futuros delitos.
Ahora bien, ese objetivo puede lograrse dirigiéndose a toda la comunidad para evitar que
surjan delincuentes de la sociedad como sostienen las concepciones de prevención
general; o sólo el autor del delito como refieren las concepciones de prevención especial.
INDIVIDUALIZACION DE LA PENA EN SUS DISTINTAS ETAPAS O FASES
Primera Etapa. Individualización legal.
El legislador, cuando crea una ley, define la conducta típica reprochable y las sanciones
que le corresponderán.
En esta fase, mediante la desaprobación legislativa de ciertas conductas, se busca
alcanzar dos finalidades preventivas:
- Prevención General: mediante la amenaza explícita de la sanción;
- Prevención Especial: de manera accesoria, al disponer la exención de pena, como
en el caso de la tentativa desistida, por entenderse que el sujeto sintió los efectos
de la prevención general.
Segunda Etapa: La Individualización Judicial.
Corresponde aquí al juez individualizar qué pena será la que se aplique al reo en el caso
concreto, tanto en su especie como en su cantidad.
Tercera Etapa: individualización Ejecutiva de la Pena.
En esta etapa, se ejecuta efectivamente la pena en la modalidad prevista en la sentencia.
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Judicialmente, está a cargo de un Juez de Ejecución Penal, quien tiene a su cargo el
control, autorización y toda resolución que sea de su competencia desde el día que el
condenado ingresa al instituto hasta su egreso definitivo.
Su principal función es garantizar al interno el cumplimiento de normas
constitucionales, tratados internacionales con jerarquía constitucional y en general, los
derechos no afectados por la condena o la ley.
CLASES DE PENA EN EL CÓDIGO PENAL ARGENTINO.
Por su naturaleza o el bien jurídico afectado.
a) Penas restrictivas de la libertad.
Consiste en una limitación de la libertad ambulatoria del condenado. Ej.: la prisión, la
reclusión y la expulsión del país.
b) Penas pecuniarias.
La pena recae sobre el patrimonio del condenado. Ej.: la multa y el decomiso.
c) Penas impeditivas o privativas.
Éstas importan la pérdida, la imposibilidad de ejercer o la suspensión del empleo, cargo,
derecho o profesión. Ej.: la rehabilitación.
d) Penas humillantes.
Afectan el honor del condenado, tal la retractación en las calumnias e injurias.
Según la forma en que se encuentran conminadas por la ley.
Hay casos en los que el legislador, procurando brindar mejores posibilidades de
individualización judicial, conmina varias penas en forma paralela para un mismo delito.
Atendiendo a este caso, las penas pueden clasificarse en:
a) Penas conjuntas.
En principio, las penas deben “imponerse acumulativamente”. Por lo general, en su
redacción legal aparecen unidas por la conjunción copulativa “y” (Arts. 143 – ley 14.626
– y 175 bis del Código Penal), pero a veces se emplean otras expresiones (Art. 260, 2°
parte, del Código Penal). Sin embargo, la acumulación también puede ser facultativa. Tal
es lo que sucede en los casos de inhabilitación especial del Art. 20 bis y de la multa del
Art. 22 bis del Código Penal.
b) Penas alternativas.
Son aquellas previstas simultáneamente en las que la aplicación de una excluye la de la
otra. Normalmente, se encuentran separadas con la conjunción disyuntiva “o” (v. gr.
Arts. 79, 94 y 142 del Código Penal).
Por su divisibilidad.
Este tipo de penas se divide en:
a) Penas indivisibles.
Se contemplan como “una magnitud única”, es decir, sin ninguna posibilidad de
graduación, como sucede con las penas perpetuas (v.gr. Art. 80 del Código Penal).
b) Penas indivisibles.
Son las que permiten al Juez “seleccionar la que considera adecuada entre distintas
magnitudes, observando los máximos y los mínimos fijados por la ley”. Tal es lo que
sucede con las penas privativas de la libertad temporales (v.gr. Art. 79 del Código Penal).
Por su duración.
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Este tipo de penas se divide en:
a) Penas perpetuas.
En principio, significa que se trata de una pena indivisible que se aplicará mientras viva
el condenado. Pueden tener ese carácter la reclusión, la prisión y la inhabilitación (v.gr.
Art. 80 del Código Penal). Sin embargo, en el Derecho Penal argentino, la reclusión y la
prisión perpetuas pueden cesar a los veinte años por libertad condicional (Art. 13 del
Código Penal) y la inhabilitación perpetua a los diez o cinco años, según se trate de
inhabilitación absoluta o especial (Art. 20 ter del Código Penal).
b) Penas temporales.
Son aquellas que “duran un cierto tiempo”. En nuestro ordenamiento, encontramos la
reclusión, la prisión y la inhabilitación (v.gr. Arts. 79, 162, 164, 172 del Código Penal).
Las penas temporales también son, por su naturaleza, divisibles. Aunque “el Código
Penal no establece en su Parte General cuál es el máximo y cuál es el mínimo de las
penas temporales” el examen de las distintas escalas previstas en la parte especial nos
permite afirmar que mientras “el mínimo legal de la reclusión y la prisión es de
veinticinco años, el mínimo legal de la prisión es de cuatro días” (Art. 96 del Código
Penal), y el de la reclusión, de quince días (Art. 93 del Código Penal).
Penas principales y accesorias.
Se pueden clasificar en:
a) Penas principales.
Son las que se aplican autónomamente, por sí solas. Es decir, sin depender de la
aplicación de otras penas (v.gr. son penas principales las privativas de libertad de los
Arts. 79, 162, 164, 172, etc.; las de inhabilitación de los Arts. 84 y 94, o las penas de
multas de los Arts. 110, 155, 156, todas del Código Penal). Se trata de la regla.
b) Penas accesorias.
Su aplicación está subordinada a la imposición de una pena principal. Es decir, son
inherentes a una pena principal y, por esta misma razón, suele entenderse que no es
necesaria su expresa imposición en la sentencia. Son sanciones de esta clase la
inhabilitación absoluta accesoria prevista en el Art. 12, 1° supuesto del Código Penal, el
decomiso, contemplado en el Art. 23 del Código Penal, y la pérdida de la carta de
ciudadanía y la expulsión del país (ley 12.331 de profilaxis antivenérea, Art. 17).
PENAS PRINCIPALES.
Enumeradas en orden de gravedad decreciente por el Art. 5 del Código Penal, son las
siguientes:
a) Penas privativas de libertad.
Ya se indicó que son aquellas sanciones en las que el mal impuesto al condenado
consiste en la restricción de su libertad ambulatoria. Como penas principales, la
legislación argentina contempla la prisión, la reclusión y la expulsión del país prevista
por el Art. 17 de la Ley N° 12.331.
b) Reclusión y prisión. (Código Penal y Ley 24.660).
La reclusión y la prisión constituyen las únicas penas de encarcelamiento vigentes.
“Esencialmente” consisten en la privación de la libertad ambulatoria del condenado
mediante su internación “en un establecimiento cerrado, en el cual debe permanecer
durante el tiempo que la sentencia determine”. Sin embargo, debe aclararse que dicho
concepto, bueno para definir el “núcleo” de la sanción, no caracteriza con toda exactitud
al régimen vigente que busca, precisamente, limitar el encierro progresivamente, en la
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medida de lo posible y de lo necesario.
Las diferencias entre ambas sanciones provienen de la antigua división entre crímenes y
delitos. Mientras la reclusión se aplicaba a los primeros (crímenes), y revestía carácter
infamante (“quitaba la fama, la reputación, privaba del honor”), la prisión se reservaba a
los delitos y se satisfacía con el encarcelamiento. Luego, la reclusión nació como una
pena más gravosa que la prisión.
Pero la forma de cumplimiento de ambas clases de sanción privativa de la libertad se
encuentra equiparada por la Ley de Ejecución penitenciaria (Ley N° 24.660). en ese
sentido, su Art. 8° prescribe que las únicas diferencias en la ejecución obedecerán al
tratamiento individualizado; y el Art. 57, que los penados se llamarían “internos”, sin
importar la clase de sanción que cumplan (la equiparación está vigente desde 1958,
antes de la ley N° 24.660, a través del derogado Decreto ley N° 412/58).
Sin embargo, aún subsisten algunos institutos, ajenos a la forma de cumplimiento del
encierro, que determinan que la reclusión siga siendo una pena más severa que la
prisión. Estas diferencias se advierten en:
a) Detención domiciliaria.
Contemplada en el Art. 10 del Código Penal. Este régimen más beneficioso, sólo resulta
aplicable para el condenado a pena de prisión que no exceda los seis meses y se trate de
“mujeres honestas” o de “personas mayores de sesenta años o valetudinarias”.
Pero no debe confundirse con la prisión domiciliaria prevista en los Arts. 33 y
concordantes de la Ley N° 24.660, en los que no se hace referencia entre condenados a
prisión o reclusión.
b) Libertad condicional.
Prevista en el Art. 13 del Código Penal. Para ejercer este derecho se exige, en caso de
condenas privativas de libertad de tres años o menos, que el penado haya cumplido un
año si la pena es de reclusión; mientras que, si es de prisión, sólo necesita cumplir un
encierro de ocho meses.
c) Condena de ejecución condicional.
Normado por el Art. 26 del Código Penal. Este beneficio puede ser otorgado
facultativamente por el Tribunal en los casos de primera condena a pena de prisión que
no exceda los tres años; no así para la pena de reclusión.
d) Cómputo de pena preventiva.
El Art. 24 del Código Penal establece que el tiempo durante el cual el condenado estuvo
encarcelado por prisión preventiva antes de la sentencia, debe computarse a los fines del
cumplimiento de la pena impuesta por la condena que lo declare culpable del delito.
Al precisar las equivalencias entre el encierro preventivo y el impuesto por la pena,
computa un día de prisión preventiva para considerar cumplido un día de prisión (1 x 1);
mientras que se requieren dos días de prisión preventiva para considerar un día de
reclusión (2 x 1). Esta diferencia se advierte, aunque con equivalencias distintas, en el
cómputo previsto por la ley N° 24.286; pero, desde el caso CSJN GRAMAJO, la reclusión
por tiempo indeterminado está derogada tácitamente (no por una ley); por lo tanto, la
pena se cumple 1 x 1.
Luego, en ambos casos, el condenado a prisión goza de un cómputo más beneficioso que
aquel al que se le ha impuesto una pena de reclusión.
REINCIDENCIA. CONCEPTO.
Habrá reincidencia siempre que quien hubiera cumplido, de forma total o parcial, una
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pena privativa de libertad cometiere un nuevo delito punible también con esa clase de
pena.
No dará lugar a reincidencia la pena cumplida por delitos políticos, los previstos
exclusivamente en el Código de Justicia Militar, los amnistiados o los cometidos por
menores de 18 años.
Efectos.
- El reincidente no tiene el beneficio de la libertad condicional;
- En el caso de quien tenga condena de cumplimiento condicional, quien reincida
perderá también el beneficio y deberá cumplir de manera efectiva la condena en
suspenso de la que gozaba;
- La reincidencia es una pauta que el Juez toma en cuenta a los fines de la
determinación de la pena.
CONDENA DE EJECUCIÓN CONDICIONAL.
Es la condena dictada a pena privativa de libertad de corta duración, suspendiendo en el
mismo pronunciamiento su efectiva ejecución, con un plazo en que el condenado deberá
observar ciertas conductas y abstenciones.
La finalidad perseguida es la redención del delincuente no habitual, otorgándole el
beneficio como estímulo para su esfuerzo de reinserción a la vida normal, bajo la
condición determinante de que no cometa otro delito durante el tiempo a prueba.
Pero, la ley no ha previsto únicamente un beneficio estimulante de la voluntad del
delincuente (basado en la buena fe), sino que lo acompaña con el apercibimiento de
ejecutar la pena impuesta en su totalidad, si en el lapso acordado, la conducta posterior
demuestra que no hubo arrepentimiento por el delito cometido. A esta amenaza, se
agrega que, en el caso de comisión de un nuevo delito dentro del plazo legal, sufrirá
íntegramente la pena que estaba suspendida, junto con la del último delito (ambos en
concurso real).
La falta de arrepentimiento se patentiza por la recaída en el delito, o por la inobservancia
de las reglas de conducta fijadas por la ley y por el Juez, conforme lo dispuesto por el
Art. 27 del Código Penal.
El Código dispone su procedencia para los casos de condena a pena de prisión (no
reclusión) que no exceda los tres años, haciendo referencia a la pena fijada en concreto y
no al máximo conminado en abstracto para cada delito, excluyendo las penas de multa e
inhabilitación.
- Requisitos.
El Tribunal está facultado, es decir que valorará el caso concreto y sus circunstancias,
luego de lo cual y de acuerdo con expresos fundamentos, puede conceder el beneficio u
ordenar que la pena sea de cumplimiento efectivo.
Para que el Juez suspender el cumplimiento de la pena impuesta, la ley exige como
requisito, que se trate de una primera condena a la especie de prisión no mayor de tres
años (aunque se trate de un concurso de delitos).
El significado de primera condena comprende: tanto una primera condena sufrida por el
sujeto, como en una segunda condena después de trascurrido el término legal de diez
años si ambos delitos fueron dolosos, u ocho años cuando uno de ellos fuera culposo.
En ambos casos, a partir de que la sentencia quede firme (Art. 27 del Código Penal).
- Condiciones.
Para la procedencia de la suspensión de la ejecución penal, el Juez deberá fundar, bajo
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pena de nulidad, su decisión. Los fundamentos consisten en la valoración que haga el
juzgador en la misma sentencia, de circunstancias subjetivas y objetivas, “que
demuestren la conveniencia de aplicar eficazmente la privación de la libertad” (Art. 26
del Código Penal).
Las circunstancias que deberá valorar el Juez son las relacionadas en el Art. 26 con
carácter meramente enunciativo. Son relativas al sujeto: su personalidad moral, actitud
posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir y, respecto al hecho, la
naturaleza de éste.
La apreciación que deberá realizar el Juez deberá estar apoyada por informaciones que
le permitan formar criterio. Estos auxilios al juzgador provienen de su propio
requerimiento o de lo que las partes (fiscal, imputado) puedan arrimar al proceso (Art.
26, párrafo 1, 3° enunciado).
- Revocación.
La suspensión de la ejecución de la pena será revocada si el condenado no cumple con
las condiciones impuestas. Tanto puede ser la comisión de un nuevo delito dentro del
término de cuatro años, como el incumplimiento persistente o reiterado de las reglas de
conducta que el reo debe observar cabalmente durante el tiempo ordenado (Art. 27 del
Código Penal).
Tales reglas de conducta (todas o algunas) podrán ser modificadas, en la misma
sentencia, de acuerdo con la conveniencia en el caso concreto.
El plazo de cumplimiento de las reglas de conducta, entre dos y cuatro años, puede
extenderse por su interrupción: si el condenado no cumple con alguna regla, el Tribunal
puede disponer que no se compute todo o parte del tiempo transcurrido, iniciándose
nuevamente el cómputo.
DERECHO PENAL PENITENCIARIO. LEY DE EJECUCION DE LA PENA PRIVATIVA
DE LA LIBERTAD.
El Derecho Penal Penitenciario es el conjunto de normas que determina los modos de
cumplimiento de la condena. Se refiere al contralor en la administración de la pena. La
sentencia penal de condena es sólo declarativa, no ejecutiva. Es este derecho el que
regula, como etapa final, la efectiva aplicación del derecho penal. Sus disposiciones
están contenidas en la ley de ejecución de pena privativa de libertad N° 24.660 y los
decretos reglamentarios 18/97, sobre disciplina de los internos; 1058/97, sobre
alternativas para situaciones especiales y prisión domiciliaria; y 1136/97, sobre
relaciones familiares y sociales de los internos.
- Derechos y deberes de los internos.
La denominación interno está establecida en el Art. 5 de la ley 24.660 para la persona
condenada o sujeta a medida de seguridad que se aloje en instituciones previstas en esta
ley.
En cuanto a los derechos de los internos, la citada ley establece genéricamente en el
Artículo 2: “El condenado podrá ejercer todos los derechos no afectados por la condena o
la ley y las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten…”.
En forma específica, podemos citar:
a) Bienestar psicofísico (Art. 58), asistencia médica (Art. 143); asistencia espiritual
(Art. 153);
b) Instalaciones sanitarias y elementos indispensables para su higiene (Art. 60);
c) Alojamiento individual o conjunto de internos cuidadosamente seleccionados (Art.
62);
d) Vestimenta digna, acorde al clima y a la estación (Art. 63);
e) Alimentación adecuada a sus necesidades, y sustentada con criterios higiénico-
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dietéticos (Art. 65);
f) Información de sus derechos (Art. 66);
g) Formular peticiones (Art. 67);
h) Trabajar (Art. 106);
i) Formación profesional (Art. 114);
j) Remuneración (Art. 120);
k) Educación (Art. 133);
l) Mantener relaciones familiares y sociales (Art. 158 y ss.);
m) Asistencia post penitenciaria (Art. 172).
En cuanto a las obligaciones, el mismo Art. 2° de la ley 24.660 establece genéricamente
que el interno debe cumplir “con todos los deberes que su situación le permita y con las
obligaciones que le su condición legal le impone”.
En forma específica, el Art. 79 dispone: “El interno está obligado a acatar las normas de
conducta para posibilitar una ordenada convivencia, en su propio beneficio y para
promover su reinserción social determinen esta ley y los reglamentos que se dicten”.
Tiene derecho-deber de trabajar (Art. 106). El trabajo del interno tiene caracteres,
finalidades, limitaciones y prohibiciones específicas (Art. 107).
PROGRESIVIDAD DEL SISTEMA PENITENCIARIO.
Sobre las características del régimen penitenciario, dispone el Art. 6° de la ley 24.660:
“El régimen penitenciario se basará en la progresividad, procurando limitar la
permanencia del condenado en establecimientos cerrados y promoviendo, en lo posible y
conforme a su evolución favorable, su incorporación a instituciones semi-abiertas o
abiertas, o a secciones separadas regidas por el principio de autodisciplina”.
Se consagra la conveniencia de un tránsito pausado, continuo, desde los
establecimientos cerrados a los abiertos; desde la máxima seguridad a la autodisciplina.
- Períodos.
El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se
caracterizará por su progresividad y constará de los siguientes períodos:
1) Periodo de observación.
Se realizan los estudios, diagnóstico y pronostico del condenado, según el Art. 13;
2) Periodo de tratamiento.
Éste podrá ser fraccionado en fases que importen al condenado una paulatina
atenuación de las restricciones inherentes a la pena, previstos por el Art. 14;
3) Periodo de prueba.
Este período comprende, de forma sucesiva: a) la incorporación del condenado a
establecimiento abierto o sección independiente de éste, que se base en el principio de la
autodisciplina; b) la posibilidad de obtener salidas transitorias del establecimiento; c) la
incorporación del interno al régimen de semilibertad, dispuestos en el Art. 15;
4) Periodo de libertad condicional.
El Juez de Ejecución, o Juez competente, podrá conceder la libertad condicional al
condenado que reúna los requisitos fijados por el Código Penal, previo los informes
fundados del organismo técnico-criminológico y del Consejo Correccional del
establecimiento. Esta facultad está prevista por el Art. 28.
- Libertad asistida: Requisitos y Condiciones.
La libertad asistida permitirá al condenado sin la accesoria del Art. 52 del Código Penal,
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el egreso anticipado y su reintegro al medio libre seis meses antes del agotamiento de la
pena temporal.
El Juez de Ejecución o Juez competente, a pedido del condenado y previo los informes
del organismo técnico-criminológico y del Consejo Correccional del establecimiento,
podrá disponer la incorporación del condenado al régimen de libertad asistida (Art. 54 de
la ley 24.660).
La jurisprudencia ha interpretado este instrumento en estos términos: “La concesión de
la libertad asistida constituye un beneficio del que puede gozar el interno, que exige una
especial valoración de las condiciones personales en que se encuentra, a los fines de
descartar la existencia de grave riesgo para el condenado o la sociedad. Las exigencias
para su concesión son mayores que las previstas para la libertad condicional, la que se
acuerda a quienes no son reincidentes y a los cuales sólo se les exige haber “observado
con regularidad los reglamentos carcelarios (Art. 13 del Código Penal)”.
“Se trata de una forma de ejecución rodeada de todas las garantías procesales, decidida
y controlada por la magistratura competente y sujeta a restricciones mucho más
rigurosas que las propias de la libertad condicional”.
“Es verdad que el beneficio pretende, con esta libertad anticipada antes del agotamiento
de la pena, evaluar cuál es el grado de reinserción logrado y a ello se dirigen las
condiciones que se imponen y la supervisión que se exige (Art. 55 de la ley 24.660). Pero
ello no importa su concesión en forma automática sin efectuar el pronóstico de
peligrosidad que prevé la ley: posibilidad de daño para sí o para la sociedad en base a los
informes criminológicos que se poseen”.
“La situación no es asimilable a la concesión de la libertad por agotamiento de la pena,
que no es precedido de ningún pronóstico, pues en ese caso se ha extinguido la facultad
del Estado para mantener al sujeto privado de su libertad, aun cuando no se hayan
alcanzado los objetivos perseguidos con la pena (Art. 1°, ley 24.660)”.
El condenado incorporado al régimen de libertad asistida deberá cumplir las siguientes
condiciones:
1. Presentarse, dentro del plazo fijado por el Juez de Ejecución o Juez competente, al
Patronato de presos y Liberados que le indique para su asistencia y para la
supervisión de las condiciones impuestas;
2. Cumplir las reglas de conducta que el Juez de Ejecución o Juez competente fije,
las cuales sin perjuicio de otras que fueren convenientes de acuerdo a las
circunstancias personales y ambientales del condenado, podrían ser: a)
Desempeñar un trabajo, oficio o profesión, o adquirir los conocimientos necesarios
para ello; b) Aceptar activamente el tratamiento que fuere menester; c) No
frecuentar determinadas personas o lugares, abstenerse de actividades o de
hábitos que, en el caso, se consideren inconvenientes para su adecuada
reinserción social. Salvo expresa indicación en contrario, siempre regirá la
obligación señalada en el inciso a) de este apartado.
3. Residir en el domicilio consignado en la resolución judicial, el que podrá ser
modificado previa autorización del Juez de Ejecución o Juez competente, para lo
cual éste deberá requerir opinión del patronato respectivo.
4. Reparar, en la medida de sus posibilidades, los daños causados por el delito, en
los plazos y condiciones que fije el Juez de ejecución o Juez competente. Estas
condiciones regirán a partir del día de egreso hasta el agotamiento de la condena
(Art. 55 de la ley 24.660).
- Periodo de libertad condicional: concepto; finalidad.
Es el periodo durante el cual el penado sale de su encierro, pero está sometido a una
serie de obligaciones. Es una característica del sistema progresivo y forma parte de la
pena.
Esto marca la diferencia entre la libertad condicional y la gracia, que establecía el
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antiguo Código (el de 1886), según la cual, el penado, después de cumplir los dos tercios
de la pena, podía pedir gracia del resto, y si ésta le era concedida, quedaba en libertad
pura y simple, y no en libertad condicional.
La libertad condicional es una suspensión condicional del encierro que se cumple como
pena (Art. 13 del Código Penal) o medida de seguridad (Art. 53), la cual, por
consiguiente, no es una ejecución de la pena o medida, sino precisamente lo contrario.
El liberado condicionalmente no ha cumplido su pena o medida, pero tampoco la está
cumpliendo en libertad. Sólo está sometido a un término de prueba destinado a decidir
si la sanción ha de declararse extinguida por el encierro sufrido (Arts. 16 y 53 del Código
Penal) o si el condenado la debe seguir cumpliendo (Arts. 13 y 63 del mismo cuerpo
legal). Pero la libertad condicional no modifica la condición de penado o de sometido a
medida de seguridad del que goza de ella, ni influye en el sistema de la pena o medida
más allá del ámbito de encierro y de lo relacionado con el cese de éste (Art. 12 del Código
Penal).
- Requisitos.
De acuerdo con expresa disposición del Art. 13 del Código Penal, autoridad competente
para otorgarla es la judicial, previo informe de la dirección del establecimiento
penitenciario sobre la conducta del interno.
La autoridad judicial competente es el Juez de la condena. En caso de unificación de
penas (Art. 58 del Código Penal), es el Juez que impuso la pena única.
Se trata en realidad del periodo de ejecución de la pena, la cual corresponde al Juez de
la causa, que en el caso es el de la ejecución de la sentencia. A ese Juez lo designa la
respectiva ley procesal (Art. 537 – actual Art. 515 – del Código Procesal Penal de
Córdoba).
La solicitud o instancia de libertad condicional es indispensable, porque el obtenerla es
un derecho del condenado. Por consiguiente, el trámite para su obtención no puede
iniciarse de oficio por la autoridad administrativa ni por el Tribunal. Deberá presentarse
por escrito firmado por el penado. El escrito debe cursarse al Tribunal por la dirección
del establecimiento o la autoridad que designe la ley y el reglamento pertinente. Así
queda autenticada la solicitud.
Dice el Art. 13: “El condenado a reclusión o prisión…”.
Esto significa que el beneficio sólo corresponde a los condenados, vale decir, a quienes
una sentencia firme les ha dado tal calidad.
En cuanto al tiempo que debe transcurrir para peticionarlo, se deben enumerar
situaciones diversas:
a) El condenado a reclusión o prisión perpetua deberá haber cumplido veinte años de
condena;
b) El condenado a reclusión o prisión por más de tres años, dos tercios de aquella;
c) El condenado a reclusión por tres años o menos, un año;
d) El condenado a prisión por tres años o menos, ocho meses;
e) Si hubiere correspondido la aplicación de la accesoria de reclusión por tiempo
indeterminado, 5 años de cumplimiento de ésta (Art. 5 del Código Penal).
“Las condenas a un año de reclusión u ocho meses de prisión no dan lugar a libertad
condicional. Para tales casos está la condena condicional; no existe, ni tendría razón de
existir, una libertad condicional basada en la observancia regular de los reglamentos
carcelarios por un término inferior a ocho meses”.
A los efectos del cómputo de la condena cumplida se cuenta, según lo dispuesto por el
Artículo 24 del Código Penal, el tiempo de prisión preventiva que haya sufrido el penado
a raíz del delito que motivó su condena, vale decir por cada dos días de prisión
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preventiva uno de reclusión y uno a uno para la pena de prisión. Eso significa que al
simple encierro preventivo se le asignan los efectos correctivos del régimen carcelario. De
allí que la observancia regular de los reglamentos carcelarios (buena conducta) sea un
requisito exigible desde el momento mismo de la detención y no solamente a partir de
que el condenado empieza a cumplir la pena. Aun no existiendo autoridad
administrativa competente, la buena conducta del detenido se comprueba por la
ausencia de sanciones disciplinarias. Existen sobre el particular diversidad de opiniones
(recordar el caso CSJN GRAMAJO).
Pero para que ese tiempo integre el cómputo del término a los fines de la libertad
condicional, la prisión preventiva tiene que haberse cumplido el local o establecimiento
sometido a una dirección administrativa que pueda informar sobre si el detenido
cumplió con el reglamento, pues de otra manera faltaría el antecedente administrativo
indispensable para resolver sobre la liberación.
El término de observancia de los reglamentos carcelarios comienza con la iniciación del
encierro, preventivo o definitivo, y termina al cumplirse el lapso establecido por el Art. 13
para el caso. El término no es prorrogable en contra ni a favor del penado. La solicitud
de libertad condicional no es, por tanto, reiterable, salvo que la denegatoria se haya
fundado en no haberse cumplido el término legal. El beneficio de la libertad condicional
no sólo supone un primer período determinado de prueba para concederla, sino también
un segundo igualmente determinado de prueba de la conducta del penado en libertad, el
cual se disminuye si se prorroga el momento de iniciación del encierro.
Dice el Art. 17 del Código Penal: “Ningún penado cuya libertad condicional haya sido
revocada podrá obtenerla nuevamente”.
A diferencia de la condición de reincidente del condenado (Art. 14), la revocación de la
libertad condicional obtenida por un preso no es un obstáculo permanente para la
obtención de la libertad condicional, sino que únicamente impide que el liberado cuya
libertad condicional fue revocada de acuerdo con Art. 15, párrafo 1, pueda recuperarla.
Cuando la reparación civil no se hubiere cumplido durante la condena, el Juez, en caso
de insolvencia, señalará la parte de los salarios del responsable que debe ser aplicada a
esas obligaciones, antes de proceder a concederle la libertad condicional (Art. 29 inc. 4
del Código Penal). Concuerda con la obligación que se impone al liberado de adoptar, en
el plazo que el auto de soltura determine, oficio, arte, industria o profesión, si no tuviere
medios propios de subsistencia (Art. 13 del Código Penal). El precepto supone una
condena a reparar, dictada en sede penal o civil. El incumplimiento de esta obligación no
produce la revocación de la libertad, ni el descuento del término de la condena de todo o
parte del período de libertad (Art. 15 del Código Penal). “Se trata de una obligación sin
sanción. Incluso carece de efectos especiales desde el punto de vista civil, porque a todos
los efectos procesales que le puedan asignar ya los posee la sentencia civil
condenatoria”.
- Condiciones.
Se encuentran enumeradas por el Art. 13 del Código Penal; y se pueden clasificar en
condiciones compromisorias y condiciones de inspección.
Las condiciones compromisorias son:
1. Residir en el lugar que determine el auto de soltura;
2. Observar las reglas de inspección que fije el mismo auto, especialmente la
obligación de abstenerse del consumo de bebidas alcohólicas y/o (por carácter
extensivo) sustancias estupefacientes;
3. Adoptar, en el tiempo que el auto determine, oficio, arte, industria o profesión, si
no tuviere medios propios de subsistencia;
4. No cometer nuevos delitos;
5. Someterse al cuidado del patronato, indicado por las autoridades competentes.
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Por reglas de inspección se entiende el efectivo sometimiento a los modos de vigilancia
impuestos, como el deber de presentarse ante el Tribunal cada treinta días, comunicar
todo cambio de domicilio (permanente o transitorio), etcétera.
La última parte de esta misma condición se trata de una regla que tiende a evitar la
influencia de un importante factor de desarreglo de conducta y de delincuencia en
nuestro país. Aunque la letra de la ley limita el compromiso a la no ingestión de bebidas
alcohólicas, la finalidad del precepto y la idéntica o más perniciosa influencia del uso de
estupefacientes demuestra que este uso está comprendido.
Estas condiciones regirán hasta el vencimiento de los términos de las penas temporales
y en las perpetuas hasta cinco años más, a contar desde el día de la libertad condicional.
Aquí parece haberse deslizado un error, pues ciertas penas temporales pueden tener un
término mayor de condicionalidad que las perpetuas: la pena de 25 años de prisión tiene
8 años y 4 meses de pruebas.
- Consideración y crítica del Art. 14 del Código Penal.
Dice el Art. 14 del Código Penal: “La libertad condicional no se concederá a los
reincidentes…”.
Esta disposición interpretada sistemáticamente en el conjunto de normas que establece
el ordenamiento represivo resulta incongruente con lo dispuesto en el Art. 53 del mismo
cuerpo legal, desde que coloca en situación de privilegio a los multireincidentes, es decir,
aquellos condenados a los cuales se les hubiere aplicado una medida de seguridad en
los términos del Art. 52 del mismo cuerpo legal, quienes sí gozan del beneficio de la
libertad condicional. En pocas palabras, en nuestro sistema penal el reincidente simple
no tiene derecho al beneficio de la libertad condicional mientras que el multireincidente
sí lo tiene.
- Revocación.
El Art. 15 del Código Penal establece: “La libertad condicional será revocada cuando el
penado cometiere un nuevo delito o violare la obligación de residencia. En estos casos no
se computará, en el término de la pena, el tiempo que haya durado la libertad”.
“La revocación deberá ser resuelta por el Juez a cargo de la ejecución de la pena, si se
debe a que el penado ha violado el deber de residencia, porque únicamente está en juego
un asunto de su incumbencia. Por el contrario, si la causa de la revocación fue la comisión
de un nuevo delito, es aplicable el Art. 58 del Código Penal. En principio, es competente el
Juez del nuevo delito, que lo deberá hacer en la pertinente sentencia condenatoria. Si ese
Juez no lo ha hecho, es competente el Juez que haya dictado la pena mayor”.
La violación de las condiciones establecidas por los incs. 2, 3 y 5 del Art. 13 carece de
efectos revocatorios respecto de la liberación, pero los puede tener si el Tribunal así lo
decide, sobre el cómputo de la condena. El Tribunal podrá disponer, mientras el
condenado no cumpla o en tanto interrumpa el cumplimiento de lo dispuesto en alguno
o todos los incisos, que no se compute en el término de la condena todo o parte del
tiempo que hubiere durado la libertad (Art. 15, 3° disposición del Código Penal). De esta
manera, el Juez puede ampliar el término de prueba del liberado, sin que éste descuente
al mismo tiempo la pena que le fue impuesta.
No obstante, a los fines de verificar el cumplimiento de cualquiera de las obligaciones
impuestas al liberado, es importante que el Tribunal (o Juez de Ejecución) mantengan
fluida comunicación acerca de las actividades que aquél desarrolla en libertad.
- Extinción de la pena.
Dice el Art. 16 del Código Penal: “Transcurrido el término de la condena, o el plazo de
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cinco años señalado en el Art. 13 sin que la libertad condicional haya sido revocada, la
pena quedará extinguida, lo mismo que la inhabilitación absoluta del Art. 12”.
“Esas extinciones pueden producirse más allá de esos términos si el Tribunal, debido al
incumplimiento de las condiciones establecidas por los incs. 2, 3 y 5 del Art. 13, han
extendido la duración de la libertad vigilada, no computando el término de la pena todo o
parte del tiempo de ese incumplimiento. En este caso, esa extinción se operará por el
vencimiento del nuevo plazo resultante del descuento ordenado por el Juez”.
- Alternativas para situaciones especiales.
a) Prisión domiciliaria.
Establece el Código Penal que la pena de prisión que no exceda de seis meses puede
hacerse cumplir por simple detención domiciliaria, cuando se trata de mujeres honestas
o de personas mayores de sesenta años o valetudinarias, esto es, enfermizo, delicado, de
salud quebrantada (Art. 10).
Concretamente, la ley 24.660, en su Art. 32, dispone: “El Juez de Ejecución o Juez
competente confiará la supervisión de la detención domiciliaria prevista en el Artículo 10
del Código Penal a un Patronato de Presos y Liberados o Servicio Social calificado, de no
existir aquel. En ningún caso estará a cargo de organismos judiciales o de seguridad”.
Si el condenado a prisión con beneficio de detención domiciliaria llegara a quebrantarlo,
le será revocado el beneficio y quedará sometido al régimen de prisión discontinua (Art.
35 inc. a).
MEDIDAS DE SEGURIDAD. Concepto.
Son los medios de que dispone el derecho penal moderno, distinto de las penas y que
cumplen una función de prevención especial.
Es otra forma de reacción penal dirigida a aquellos sujetos inimputables o en los cuales
la pena no ha cumplido el efecto esperado.
Sólo partiendo de la peligrosidad y de la defensa social, es posible la aplicación de ciertas
sanciones a los inimputables y a ciertos imputables peligrosos.
- Las medidas de seguridad en el derecho penal argentino.
En nuestro derecho penal positivo, existen tres clases de medidas de seguridad:
a) Educativas.
También llamadas tutelares; se aplican a los menores buscando completar su educación
y en ciertos casos propender a su reeducación.
Consisten en la internación de la persona en un establecimiento de corrección.
En este tipo de medidas, el cese está representado por el paso de la minoridad a la
mayoría de edad.
Para ordenar la cesación de una medida de seguridad o tutelar, el Tribunal deberá oír al
Ministerio Público, al interesado o, cuando éste sea incapaz, a quien ejercite su patria
potestad, tutela o curatela, lo mismo que en su caso, al Consejo Provincial de Protección
al Menor. Además, deberá requerirse el informe técnico oficial del establecimiento en que
la medida se cumpla y el dictamen, por lo menos, de dos peritos.
b) Curativas.
Son eminentemente terapéuticas, cuyo fin es la curación o mejoramiento de la salud
mental. Por ej., la internación en un nosocomio o un tratamiento ambulatorio.
Claramente, la medida se sostiene hasta que se comprueben la desaparición de las
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condiciones que lo hicieron peligroso, y si bien nada se dice sobre la forma de esa
comprobación, se deduce que ello debe verificarse por resolución judicial con audiencia
del Ministerio Público y previo dictamen de peritos como en el caso anterior.
c) Eliminatorias.
Se aplican a reincidentes y tienden a lograr un mejoramiento de la conducta del interno.
Se impone a delincuentes imputables y consiste en la reclusión por tiempo
indeterminado (o perpetua de los incorregibles) en un establecimiento especial nacional.
Presuponen el cumplimiento de la pena establecida en la última condena y el transcurso
de 5 años más con la especial consideración del grado de peligrosidad del condenado.

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