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Dialnet UnaNuevaEntonacion 6087277
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RESEÑAS / REVIEWS
así como una historia del arte y del pensamiento, todo, a través de la
ópera.
Los capítulos del libro se centran en diversas épocas y lugares que han
constituido un hito en la historia de la ópera. Si bien hay un recuento de
características formales de los diversos subgéneros, estilos y escuelas, tam-
bién hay un amplio espacio para cuestiones sociales y políticas. Por ello se
cuenta con detalle el progresivo control teatral y operístico impuesto en
Francia durante la Revolución y hasta el cénit del Imperio napoleónico.
Este libro evita las manidas listas de compositores y obras y en vez de ello
elabora breves y sustanciosas monografías de varias óperas, que funcionan
como una auténtica introducción a estas óperas y como una guía de su
audición.
Esta Historia de la ópera debería llamarse en realidad «nueva histo-
ria de la ópera» porque incorpora los resultados de investigaciones en
las últimas décadas que modifican los lugares comunes que numerosos
manuales repiten. El autor deja claro desde el inicio que son insosteni-
bles:
[…] los prejuicios y proyecciones del siglo XX: aseveraciones de la índole
«Gluck revolucionó la ópera» (cuando en el siglo XVIII no existe «la ópera»
como tal, sino como una multiplicidad de géneros y estilos con planteamientos
y propósitos enteramente diferentes, y como si entonces fuese siquiera conce-
bible que un único compositor pudiese tener un impacto a escala semejante)...
[que] «Rossini, Bellini y Donizetti suponen el apogeo del bel canto» (como si
no existiesen diferencias esenciales en el estilo vocal de cada uno de ellos como
para subsimirlos bajo un mismo concepto, que por lo demás casi nunca se de-
fine de manera concreta)… […] o que Wagner invento la «obra de arte total»,
la unión de todas las artes (una idea en sí tan trivial que resulta casi irrisorio
atribuírsela a un pensador como Wagner, que dedicó muchas más páginas a re-
flexionar sobre la ópera que a sus propias composiciones, y que no explica en
absoluto en qué sentido es Das Rheingold una «obra de arte total» y no lo es ya
cualquier ópera de Lully del siglo XVII) (p. 10)
Uno de los aspectos donde más se nota el cambio es que las historias de
la ópera privilegiaban el arco que va del clasicismo dieciochesco a la prime-
ra mitad del siglo XX. Lo que quedaba fuera de éste —la ópera renacentista
y barroca, la ópera contemporánea— eran capítulos breves, pinceladas,
mientras que el bel canto o la ópera verdiana y wagneriana eran considera-
dos medulares. Menéndez Torrellas desarrolla con similar amplitud y pro-
fundidad los diversos estadios históricos de la ópera, ya no hay un perío-
do, lugar o compositor que detente el centro absoluto. La ópera es un
vasto océano histórico con obras imprescindibles en cada uno de los mares
que lo componen, una hidra de cien cabezas; su tronco, una fuerza ince-
sante cuya historia es mucho más que unas pocas obras señeras. En otras
palabras, este libro no es una historia de «la» ópera sino una visión de la
ópera desde una perspectiva historiográfica estricta: crítica y múltiple. Por
ello, sistemáticamente el libro resalta cómo veían los contemporáneos las
obras y no solamente como se ven ahora. Nuestro gusto es uno más entre
muchos, y cambiará.
A pesar de su diversidad y erudición bien disimulada (el autor, doctor
en estética y filosofía, formado en Alemania, es un ensayista y traduc-
tor), este libro tiene un centro: la experiencia personal de un escuchante
apasionado de la ópera que, continuamente, la conecta con diversos as-
pectos de la realidad. Es decir, el libro es también el testimonio de una
dilatada y meditada convivencia con el género. Lo único de lamentar en
esta publicación es el menudo tamaño que la letra, que a veces hace can-
sada la lectura.
Por su parte, La ópera, voz, emoción y personaje de Laia Falcón se dis-
tingue, en primer lugar, por su carácter narrativo: es una especie de largo
cuento, o de novela breve, sobre ese género teatral y musical. En vez de
seguir un camino en el que se repase de manera sistemática los períodos o
las obras, la autora recurre a material diverso (lo mismo chispeantes anéc-
dotas que digresiones artísticas o que una interesante reflexión) con el fin
de mantener el interés del lector. La autora es una especie de Sherezade que
imbrica numerosos relatos en uno solo. Por ello no es de extrañar que este
libro sea asimismo un ejercicio de escritura con intenciones literarias y
ensayísticas, lo que a veces recarga la redacción, alguna vez hiperbólica,
pero siempre expresiva y clara.
La dispersión (o variedad) del libro ayuda a que el lector tenga una idea
de la amplia relación de la ópera con la historia del arte, pero sobre todo,
con la vida misma, con los dilemas personales, las alegrías y angustias co-
tidianas de cualquier persona. Esta obra se plantea como objetivo, y lo