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Pues bien, en casi todos los cursos, seminarios o talleres, surge una duda o
una pregunta recurrente: “¿Podemos enseñarles a buscar cualquier tipo de
olor?”. La respuesta es clara: si. Debemos partir de la gran capacidad olfativa
que tienen los perros, y de la manera que tienen de relacionarse con el mundo
que les rodea, que es mediante el olfato principalmente. Mientras que los
humanos empleamos principalmente la vista, los perros emplean
preferentemente el olfato.
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Otra pregunta también recurrente suele ser: “¿Si casi todas las cosas tienen
un olor característico, por qué entonces elegimos los aceites esenciales para
los juegos de olfato y no otras sustancias?”. Esta última pregunta puede tener
varias respuestas. La más importante es que siempre que jugamos con los
perros, debemos hacerlo de manera responsable y que no suponga ningún
riesgo para la salud ni la integridad física de nuestro compañero. Además los
aceites esenciales son baratos, muy fáciles de adquirir e inocuos para la
salud del perro. No son olores con los que el perro esté en contacto
habitualmente. Y por último, que si nuestra intención es participar en
competiciones de olfato, los reglamentos de dichas actividades regulan que
tipo de sustancias se emplearán y suelen ser aceites de este tipo. Otro factor
importante que debemos tener en cuenta a la hora de elegir la sustancia
olorosa es la facilidad de almacenaje y manipulación.