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Afecto positivo

Es la sensación cálida que con tanta frecuencia acompaña a las experiencias placenteras
cotidianas. Es posible que sonriamos más, que silbemos al caminar, que tengamos fantasías sobre
recuerdos felices o que hablemos con más emoción, pero típicamente los sentimientos positivos
permanecen fuera de nuestra atención consciente.

Esta falta de conciencia del afecto positivo contrasta con las emociones positivas más intensas y
que captan la atención, como la alegría. El propósito de una emoción es atraer la atención y dirigir
la conducta de afrontamiento. El afecto positivo es más sutil. No afecta la atención ni el
comportamiento. En lugar de ello, el afecto positivo influye sutilmente en el flujo del
procesamiento de información.

CONDICIONES QUE NOS HACEN SENTIR BIEN

La gente tiene dificultad para explicar por qué se siente bien. Si se les presiona, es típico que las
personas digan que su vida en general está yendo bien. Por otro lado, los investigadores del
estado de ánimo han descubierto qué condiciones conducen a la gente a sentirse bien y la mayoría
de estas condiciones crean un afecto positivo de tal manera que los individuos no están
conscientes de la fuente causal de su buen estado de ánimo (Isen, 1987).

Una vez instigada por el suceso provocador (p. ej., recibir un pequeño obsequio), la sensación
cálida del estado de ánimo positivo continúa hasta por veinte minutos (Isen et al., 1976). Debido a
que disfrutamos sentirnos bien, las personas felices toman decisiones y actúan de tal modo que
pueden conservar esos estados de ánimo positivos durante más de veinte minutos (Forest, Clark,
Mills e Isen, 1979; Isen, Shalker, Clark y Karp, 1978). No obstante, es más frecuente que algún
suceso rival o una tarea interruptora distraigan nuestra atención del hecho que indujo el afecto; es
decir, perdemos nuestro estado de ánimo positivo al involucrarnos en sucesos neutros o aversivos
(p. ej., un trabajo aburrido, congestionamientos de tránsito, malas noticias, un riesgo que salió
mal).

BENEFICIOS DE SENTIRSE BIEN

En comparación con las personas que tienen un estado de ánimo neutro, los individuos expuestos
a condiciones que les permiten sentirse bien tienen mayor probabilidad de ayudar a otros (Isen y
Levin, 1972), actuar de manera sociable (es decir, iniciar conversaciones; Batson, Coke, Chard,
Smith y Taliaferro, 1979), expresar mayor agrado hacia los demás (Veitch y Griffith, 1976), ser más
generosos con otros (Isen, 1970) y consigo mismos (Mischel, Coates y Raskoff, 1968), asumir
riesgos (Isen y Patrick, 1983), actuar en forma más cooperativa y menos agresiva (Carnevale e Isen,
1986), resolver problemas de modo creativo (Isen et al., 1987), persistir ante una realimentación
de fracaso (Chen e Isen, 1992), tomar decisiones con mayor eficiencia (Isen y Means, 1983) y
mostrar mayor motivación intrínseca en actividades interesantes (Isen y Reeve, 2005).

El afecto positivo facilita nuestra disposición a ayudar a los demás (Isen y Levin, 1972).

El afecto positivo facilita la flexibilidad cognitiva (Isen et al., 1992) y la solución creativa de
problemas (Estrada, Isen y Young, 1994, 1997; Isen et al., 1987). Alice M. Isen y sus colaboradores
(1987) indujeron afecto positivo o neutro en grupos de estudiantes universitarios y después les
pidieron que resolvieran una de dos tareas de solución de problemas que requerían creatividad: la
tarea de la vela (Dunker, 1945) o la prueba de asociados remotos (RAT; Mednick, Mednick y
Mednick, 1964).

La explicación de cómo y por qué el afecto positivo facilita la creatividad, eficiencia en la toma de
decisiones, sociabilidad, conducta prosocial, persistencia y otras cosas por el estilo no es tan
sencilla como parecería a primera vista. Al ser un estado de ánimo en lugar de una emoción, el
afecto positivo influye en los procesos cognitivos, como los recuerdos, juicios y estrategias de
solución de problemas. En consecuencia, influye en los contenidos de la memoria de trabajo (a
corto plazo) al predisponer aquello en lo que piensa el individuo y qué recuerdos y expectativas
vienen a su mente (Isen, 1984, 1987, 2002). Cuando uno se siente bien, el afecto positivo sirve en
esencia como una señal de recuperación para traer a primer plano el material positivo almacenado
en la memoria (Isen et al., 1978; Laird, Wagener, Halal y Szegda, 1982; Nasby y Yando, 1982;
Teasdale y Fogarty, 1979).

Como resultado, la gente que se siente bien tiene fácil acceso a los pensamientos felices y a los
recuerdos positivos (en comparación con las personas cuyos sentimientos son neutros). Con los
pensamientos felices y recuerdos agradables en un lugar prominente de su mente, las personas
muestran un aumento en la creatividad, ayudan más a los demás, muestran persistencia ante el
fracaso, toman decisiones con más eficiencia, muestran una motivación intrínseca más elevada, y
así en forma sucesiva. Esto ayuda a explicar por qué los efectos a corto plazo del afecto positivo
ayudan a la gente a tener éxito en un amplio rango de áreas de sus vidas, incluyendo matrimonio,
amistad, ingresos, trabajo y salud (Lyubomirsky, King y Diener, 2005).

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