Está en la página 1de 10

La diabetes es una enfermedad crónica que se

origina porque el páncreas no sintetiza la


cantidad de insulina que el cuerpo humano
necesita, la elabora de una calidad inferior o no
es capaz de utilizarla con eficacia.

La insulina es una hormona producida por el


páncreas. Su principal función es el
mantenimiento de los valores adecuados de
glucosa en sangre. Permite que la glucosa entre
en el organismo y sea transportada al interior de
las células, en donde se transforma en energía
para que funcionen los músculos y los tejidos.
Además, ayuda a que las células almacenen la
glucosa hasta que su utilización sea necesaria.

En las personas con diabetes hay un exceso de


glucosa en sangre (hiperglucemia), ya que no se
distribuye de la forma adecuada. Noemí
González, secretaria de la Sociedad Española de
Diabetes (SED) y especialista en Endocrinología
y Nutrición del Hospital La Paz, de Madrid,
explica que la glucosa elevada puede ser
perjudicial "para todo el organismo, pero
principalmente para el corazón, el riñón y las
arterias, por lo que las personas que tienen
diabetes y no lo saben o no la tratan tienen más
riesgo de problemas renales, infartos, pérdida de
visión y amputaciones de miembros inferiores".

Signos y síntomas de la diabetes en la fase


inicial
Los 10 signos y síntomas tempranos más comunes de la diabetes son:

 Poliuria (orinar a toda hora).

 Polidipsia (excesiva sensación de sed).

 Cansancio y falta de energía.

 Pérdida de peso.

 Polifagia o hiperfagia (hambre frecuente).

 Visión borrosa.

 Cicatrización lenta.

 Infecciones frecuentes.

 Mal aliento.

 Cetoacidosis diabética.

Exceso de orina

El exceso de orina, llamado poliuria en medicina, es una de las primeras

señales de la diabetes.

En condiciones normales, no hay glucosa en la orina, pues toda la

glucosa que llega a los túbulos renales es reabsorbida de vuelta a la

sangre. Sin embargo, cuando hay hiperglucemia, generalmente con


valores superiores a 180 mg / dl, la cantidad de azúcar que llega a los

riñones es tan grande, que el mismo no es capaz de reabsorber todo,

permitiendo la pérdida de glucosa por la orina.

Como no podemos orinar azúcar puro, el riñón necesita diluir la glucosa

para poder eliminarla. Por lo tanto, cuanto mayor sea la glucemia

(concentración de glucosa en la sangre), más intensa será la glucosuria

(pérdida de glucosa en la orina) y mayor será el volumen de orina

producido a lo largo del día.

Sed excesiva

Como hemos visto, el paciente diabético orina en exceso. Con eso, él

acaba perdiendo más agua de lo que era supuesto, quedando

deshidratado. Como la sed es el principal mecanismo de defensa del

organismo contra la deshidratación, no es sorprendente que el hecho de

que los diabéticos necesiten beber más agua de lo normal (lee también:

¿Cuántos litros de agua debemos beber al día?).

El paciente diabético que no controla adecuadamente su glucemia sea

por mala adherencia al tratamiento o simplemente porque aún no ha

descubierto que tiene diabetes, acaba por entrar en un ciclo vicioso. El

exceso de glucosa aumenta la cantidad de agua perdida en la orina,

haciendo que el paciente orina con mucha frecuencia. La pérdida de agua

causa deshidratación, que a su vez desencadena una sed excesiva. El

paciente bebe mucha agua, pero como la glucosa continúa muy alta en la

sangre, se mantiene orinando a toda hora.

Cansancio
El cansancio crónico es otro síntoma común de la diabetes y ocurre por

dos factores:

1. Por la deshidratación, cuyo mecanismo fue explicado en el tópico

anterior.

2. Por la incapacidad de las células para recibir la glucosa

La glucosa es la principal fuente de energía de las células; es el

combustible de nuestro organismo. El que promueve la entrada de

glucosa de la sangre dentro de las células es la insulina, que en la

diabetes tipo 1 es inexistente y en la diabetes tipo 2 no funciona bien.

Por lo tanto, como las células reciben menos glucosa que lo necesario, el

organismo como un todo produce menos energía, lo que lleva a síntomas

como fatiga y sensación de falta de energía.

Pérdida de peso

La pérdida de peso es un síntoma muy común en la diabetes tipo 1.

También puede ocurrir en la diabetes tipo 2, pero no es tan frecuen te.

La insulina también es la hormona responsable del almacenamiento de

grasa y la síntesis de proteínas en el organismo. Como en la DM1 hay

ausencia de insulina, el paciente para almacenar grasa y producir

músculos. Además, como no hay glucosa para generar energía, las

células acaban teniendo que generarla a partir de la quiebra de proteínas

y de las existencias de grasa del cuerpo. Resumiendo, el cuerpo sin

insulina no genera músculos ni grasas y aún necesita consumir las

reservas existentes.
Como en la diabetes tipo 2 hay insulina circulando en la sangre, estos

efectos son menos evidentes. Además, en la DM2, la resistencia a la

acción de la insulina se va estableciendo lentamente y de forma

progresiva a lo largo de los años, conforme el paciente va engordando y

quedando más viejo. La diabetes tipo 1 no está relacionada con el

sobrepeso, es una enfermedad de origen inmunológico en la que la

producción de insulina cesa de modo relativamente abrupto.

En general, el paciente con DM1 es delgado y el paciente con DM2 tiene

sobrepeso u obesidad.

Hambre excesiva

Como las células no consiguen obtener suficiente glucosa para generar

energía, el cuerpo interpreta la situación como si el paciente estuviera en

ayuno. El organismo necesita energía y el único modo que conoce para

obtenerla es a través de la alimentación.

Una de las características del adelgazamiento de la diabetes tipo 1 es que

ocurre a pesar de que el paciente se alimenta con frecuencia. El paciente

come, pero la glucosa ingerida no es aprovechada y acaba siendo

eliminada por la orina. Como las células reciben menos glucosa que lo

necesario, el paciente rápidamente siente necesidad de comer de nuevo.

En fases más avanzadas de la enfermedad, este ciclo suele ser

interrumpido, y el paciente empieza a perder el apetito, lo que contribuye

aún más a la pérdida de peso.

El paciente diabético tipo 2, a su vez, no suele adelgazarse porque

produce insulina. Esta insulina tiene dificultad para poner la glucosa


dentro de la célula, pero todavía puede transformar el exceso de glucosa

en la sangre en las reservas de grasa. El paciente come, una pequeña

parte va a las células, otra sale en la orina y el resto se transforma en

grasa.

Visión borrosa

Un síntoma muy común de la diabetes es la visión borrosa. El exceso de

glucosa en la sangre causa una hinchazón del cristalino, la lente del ojo,

cambiando su forma y flexibilidad, disminuyendo la capacidad de enfoque,

lo que hace que la visión borrosa. La visión suele quedar turbia cuando la

glucosa es muy elevada, volviendo a la normalidad después del control de

la diabetes.

Esta alteración en los ojos no tiene nada que ver con la retinopatía

diabética, la complicación oftalmológica que puede surgir después de

años de diabetes.

Cicatrización deficiente

El exceso de glucosa en la sangre, cuando corre de modo crónico, causa

innumerables disturbios en el funcionamiento del organismo. La dificultad

para cicatrizar las heridas se produce por una disminución de la función

de las células responsables de la reparación de los tejidos, la disminución

de la proliferación celular y la dificultad de generar nuevos vasos

sanguíneos.

Con el paso del tiempo, la diabetes también causa lesión de los nervios,

haciendo que el paciente tenga menos sensibilidad en la piel,

principalmente en los miembros inferiores. Las lesiones en los pies


pueden surgir y agravarse sin que el paciente sienta mucho dolor o

molestia. Pequeñas heridas pueden tardar en cerrarse o incluso empeorar

con el tiempo, si el paciente no tiene cuidado con ellas.

Infecciones

La diabetes también provoca trastornos en el sistema inmunológico por

alterar el funcionamiento de las células de defensa. El diabético puede

ser considerado un paciente inmunosuprimido y presenta mayor riesgo de

desarrollar infecciones, en particular infección urinaria, infecciones de

piel, candidiasis y neumonía.

Mal Aliento

Como hay deficiencia de insulina, las células no reciben la cantidad

adecuada de glucosa y necesitan utilizar las existencias de grasa del

cuerpo como fuente de energía. La quiebra de las grasas genera tres

sustancias conocidas como cetonas o cuerpos cetónicos: β -

hidroxibutirato, acetoacetato y acetona.

Las cetonas se eliminan en la orina y los pulmones a través de la

respiración, por lo que el paciente puede desarrollar un aliento malo, con

un olor medio dulce y agrio. Este cuadro se llama hálito cetónico y puede

ocurrir también en personas sanas que hacen un ayuno prolongado o que

tienen una dieta con mucha restricción de carbohidratos.

El mal aliento en el paciente diabético también puede ser provocado por

infección de las encías o de los dientes, que son más comunes en los

diabéticos que en la población en general.


Si deseas conocer otras causas de la halitosis, lee: Mal Aliento – Causas

y Tratamiento.

Cetoacidosis diabética

La cetoacidosis diabética es una complicación de la diabetes tipo 1,

siendo a menudo la primera señal de la enfermedad.

Como se explicó en el tópico anterior, la falta de glu cosa en las células

lleva a la producción de los cuerpos cetónicos. El β-hidroxibutirato y el

acetoacetato son sustancias ácidas, que, cuando se generan en gran

cantidad, pueden causar acidificación de la sangre, un cuadro llamado

cetoacidosis.

En situaciones de ayuno prolongado, dietas restrictivas o incluso en la

DM2, la cantidad de cetoácidos producida no es lo suficientemente

grande para provocar acidosis grave. En la DM1, sin embargo, como hay

completa ausencia de insulina, la producción de cetoácidos es inmensa y

acidosis generada puede ser muy grave, haciendo que el pH de la sangre

caiga a niveles peligrosos, potencialmente mortales.

La cetoacidosis diabética es una emergencia médica y suele ocurrir

cuando los niveles de glucosa en sangre sobrepasan los 500 mg / dl.

Los signos y síntomas más comunes de la cetoacidosis son náuseas,

vómitos, dolor abdominal, confusión mental, postración y dificultad

respiratoria
Prevención de la diabetes mellitus

 En sujetos con elevado riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2 la implantación de


programas de pérdida de peso y planes de ejercicio físico pueden contribuir a la
disminución del riesgo.

 Las personas con obesidad o sobrepeso y sedentarias tienen un riesgo muy elevado de
desarrollar diabetes tipo 2.

Existen diferentes estudios clínicos que demuestran que una reducción moderada de
peso y un programa de ejercicio físico de tan sólo media hora diaria durante al menos
cinco días a la semana, experimentan una drástica reducción del riesgo de desarrollar
una diabetes.

Anuncios

Por qué es tan importante prevenir la diabetes y


detectarla lo antes posible?
La diabetes mellitus es una enfermedad que causa un aumento muy importante del
riesgo de padecer y morir de enfermedad cardiovascular.

La asociación es tan fuerte que hoy se recomienda tratar al paciente con diabetes como
si ya fuese seguro que sus arterias están dañadas.

Pero además la diabetes y, sobre todo, la diabetes mal controlada produce daños en
múltiples órganos y sistemas además de en los grandes y pequeños vasos sanguíneos del
organismo.

Así puede causar:

 Por alteración de los vasos sanguíneos: infarto de miocardio, falta de riego en las
extremidades, accidentes cerebrovasculares, etc.
 Daños en la retina de los ojos: retinopatía diabética.
 Daños en los riñones: nefropatía diabética.
 Daños en el sistema nervioso: neuropatía diabética.
 Diversos daños en la piel: dermopatía diabética.

Prevención de las complicaciones de la diabetes


Existen estudios que demuestran que el control óptimo de la diabetes permite prevenir o
retrasar la aparición de prácticamente todas las complicaciones.

Se ha demostrado que un buen control de la diabetes es crucial para prevenir la


presencia de complicaciones tanto a medio como a largo plazo

También podría gustarte