Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(I)
ÓRGANO OFICIAL DE LA SOCIEDAD CASTELLANA DE CARDIOLOGÍA • 2.ª ÉPOCA: Vol. V • NÚMERO 3 • 2003
2.ª ÉPOCA • VOLUMEN V • Número 3 • 2003
EDITOR JEFE
Dr. Luis Jesús Jiménez Borreguero
Dirección postal
Sociedad Castellana de Cardiología
Avda. de Menéndez Pelayo, 67
28009 Madrid
www.castellanacardio.es
2.ª ÉPOCA • VOLUMEN V • Número 3 • 2003
Presidente
Dr. Francisco Martí Bernal
Vicepresidente 1.°
Dr. Fernando Arribas Ynsaurriaga
Vicepresidente 2.°
Dr. José Moreu Burgos
Tesorero
Dr. José Luis Álvarez Cuesta
Secretario
Dr. Carlos Almería Valera
Editor Jefe
Dr. Luis Jesús Jiménez Borreguero
Vocales
Dra. Araceli Boraita Pérez
Dr. Antonio J. Criado Millán
Dra. Rosario Piedra Ozcariz
Dr. Luis Sosa Martín
Dr. Javier Balaguer Recena
Dr. Emilio Barroso Muñoz
Dr. Javier Enjuto Olabera
Dr. Emilio Marín Aráez
Coordinación Editorial
AULA MÉDICA EDICIONES (Grupo Aula Médica, S.L.) 2003
MADRID: C. I. Venecia 2 - Alfa III. Planta 5.ª. Oficina 160. Isabel Colbrand, 10. 28050 Madrid. Teléf. 91 358 86 57 - Fax: 91 358 90 67
www.grupoaulamedica.com
ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA DE LA HTA ESENCIAL Introducción. Etiología de la hipertensión arterial esencial. Interacción genética-ambiente.
C. Maicas Bellido, E. Lázaro Fernández, J. Alcalá López, P. Historia familiar de hipertensión arterial. Papel de la genética en la hipertensión arterial. Factores
Hernández Simón y L. Rodríguez Padial etiológicos. Patogenia de la hipertensión arterial esencial. Factores determinantes de la
hipertensión arterial esencial: gasto cardíaco y resistencias periféricas. Sistemas reguladores de la
presion arterial. Cambios estructurales en el sistema vascular. ............................................................... 141
ENDOTELIO, HIPERTENSIÓN ARTERIAL Y El endotelio vascular. Endotelio e hipertensión vascular. Endotelio y aterosclerosis. ................... 161
ATEROSCLEROSIS
S. Llorens y E. Nava
SÍNDROME METABÓLICO E HIPERTENSIÓN ARTERIAL Introducción. Definición. Etiología. FIsiopatología. Resistencia a la insulina e hipertensión
C. Graupner, L. Rodríguez Padial y A. García de Castro arterial. Mecanismos por los que la resistencia a la insulina puede inducir HTA. Resistencia a la
insulina y metabolismo lipídico. Obesidad e hipertensión. Mecanismos de la HTA en la obesidad ... 167
DIAGNÓSTICO DE LA HTA. CRITERIOS DE SOSPECHA Y Resistencia a la insulina sin obesidad. Repercusión cardíaca del síndrome metabólico.
DIAGNÓSTICO DE LA HTA SECUNDARIA Diagnóstico. Tratamiento del síndrome metabólico. Tratamiento farmacológico. Tratamiento de
V. Bertomeu Martínez y Pedro Morillas Blasco la obesidad. Fármacos antihipertensivos. Tratamiento antihipertensivo en paciente con diabetes
tipo 2. Elección del tratamiento antihipertensivo. Sensibilidad a la insulina. Hipertensión y
obesidad. Hipertensión y dislipemia. Tratamiento antidiabético. .............................................................. 177
Monocardio N.º 3 • 2003 • Vol. V • 127
Introducción
L. Rodríguez Padial
Servicio de Cardiología. Hospital Virgen de la Salud. Toledo.
La hipertensión arterial, uno de los principales fac- en todo momento en la forma adecuada. Ante un
tores de riesgo cardiovascular, es especialmente re- problema tan importante, todos los esfuerzos son ne-
levante en nuestro país, por la elevada prevalencia y cesarios y deben ser bienvenidos.
el escaso control alcanzado en la actualidad. La Sociedad Castellana de Cardiología me ha en-
Está claramente establecido que el adecuado cargado la realización de una monografía sobre hi-
control de las cifras de presión arterial supondría un pertensión arterial, con la intención de mejorar la in-
impacto importante en la prevención cardiovascular, formación y la formación de los cardiólogos en esta
tanto primaria como secundaria. No obstante, son importante patología. Mi objetivo ha sido ofrecer una
numerosos los pacientes hipertensos, con o sin car- revisión actualizada y global de la hipertensión arte-
diopatía, que, a pesar de acudir al sistema sanitario rial, con especial énfasis en la afectación cardíaca
para recibir tratamiento, no están adecuadamente de la misma, dada la audiencia mayoritaria de la re-
controlados. Otros muchos, además, desconocen vista. Como puede verse en el listado de autores, he
que tienen elevadas las cifras de presión arterial. contado para ello con importantes expertos en cada
La labor que nos corresponde realizar a los médi- uno de los temas tratados, a los cuales agradezco
cos es enorme y fundamental. Detección, diagnósti- su interés y la calidad de los trabajos realizados.
co, tratamiento y control son las herramientas esen- Tanto la Sociedad Castellana de Cardiología como
ciales para esta batalla; batalla en la que los cardió- yo, y, estoy seguro, todos los autores, nos sentiremos
logos deberíamos jugar un papel relevante, y en la muy satisfechos con que esta monografía sea útil a
que, por motivos diversos no siempre ajenos a nues- los lectores y se traduzca en un mejor control de la
tra propia responsabilidad, no hemos sabido estar presión arterial de nuestros pacientes.
127
Monocardio N.º 3 • 2003 • Vol. V • 128-140
128
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS DE LA HTA
* Ajustada por edad. IMC calculado como peso en Kg. dividido por altura en metros al cuadrado.
Tomado de: Wolf-Maier K, Cooper RS, Banegas JR, Giampaoli S, Hense H-W, Joffres M y cols. Hypertension prevalence and blood pressure
levels in 6 european countries, Canada, and the Unites States. JAMA 2003; 289: 2363-9.
120
100
80
60
40
20
0
Ávila
Soria
Burgos
Segovia
Madrid
Huesca
León
Navarra
Las Palmas
Zamora
Palencia
Cáceres
Toledo
Álava
La Rioja
A Coruña
Lugo
Asturias
Orense
Vizcaya
Cádiz
Granada
Córdoba
Baleares
C. Real
Valencia
Cuenca
Castellón
Almería
Jaén
Sevilla
Valladolid
Salamanca
Barcelona
Teruel
Cantabria
Tarragona
Zaragoza
Girona
Lleida
Guipúzcoa
S.C. Tenerife
Albacete
Pontevedra
Badajoz
Alicante
Huelva
Málaga
Murcia
Fuente: Elaboración propia a partir del Instituto de Salud Carlos III. Centro Nacional de Epidemiología. http://193.146.50.130/cardiov/cardiovasculares.htm
Figura 2.—Mortalidad provincial por enfermedad cerebrovascular por sexo. Hombres. España, 2000. Tasas ajustadas por edad (po-
blación estándar europea) por 100.000.
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Soria
Burgos
León
Ávila
Teruel
Toledo
Álava
Cádiz
Jaén
Murcia
Sevilla
Segovia
Madrid
Huesca
Navarra
Las Palmas
Palencia
Zamora
Cáceres
Barcelona
La Rioja
A Coruña
Lugo
Tarragona
Zaragoza
Girona
Orense
Vizcaya
Córdoba
Valladolid
Salamanca
Cantabria
Lleida
Guipúzcoa
Asturias
Baleares
C. Real
Valencia
Cuenca
Castellón
Almería
S.C. Tenerife
Albacete
Pontevedra
Granada
Badajoz
Alicante
Huelva
Málaga
Fuente: Elaboración propia a partir del Instituto de Salud Carlos III. Centro Nacional de Epidemiología. http://193.146.50.130/cardiov/cardiovasculares.htm
Figura 3.—Mortalidad por enfermedad cerebrovascular por sexo. Mujeres. España 2000. Tasas anuales ajustadas por edad (población
estándar europea) por 100.000.
140
120
100
80
60
40
20
0
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Tasa aj. hombres Tasa aj. mujeres
Figura 5.—Mortalidad por en-
fermedad isquémica del co-
razón por sexo. España
1980-2000. Tasas anuales
Fuente: Elaboración propia a partir del Instituto de Salud Carlos III. Centro Nacional de Epidemiología. ajustadas por edad (pobla-
http://193.146.50.130/cardiov/cardiovasculares.htm ción estándar europea) por
100.000.
5
4,5
4
3,5
3
2,5
2
1,5
1
0,5
0
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
sarrollados están alrededor de 70 y 50 mmHg res- urinaria de sodio en 24 horas (como una medida del
pectivamente. En general, la presión sistólica tiende consumo de sal) 32. Una posterior actualización de
a aumentar progresivamente desde la niñez, adoles- los datos mostró una relación más fuerte entre el so-
cencia y edad adulta hasta alcanzar un valor alre- dio y la presión arterial que la originalmente infor-
dedor de 140 mmHg en la séptima u octava déca- mada 33.
da. La diastólica también tiende a aumentar con la Numerosos estudios clínicos han demostrado una
edad pero con una tasa de crecimiento menor que reducción significativa en la presión arterial tras una
la sistólica, e incluso tiende a estabilizarse después reducción en la ingesta de sodio, especialmente en
de la quinta década. Esto no ocurre así en todas las los pacientes hipertensos. Los resultados de los me-
poblaciones, lo cual indica que el aumento de la pre- ta-análisis de los ensayos clínicos son consistentes
sión arterial con la edad no es una necesidad bioló- y muestran reducciones del orden de 3,7/0,9 mmHg
gica. Otro aspecto interesante es que las personas por 100 mmol de reducción en la ingesta de sodio
procedentes de países subdesarrollados adquieren diaria en sujetos hipertensos y 1/0,1 mmHg en su-
una predisposición a aumentar la presión arterial con jetos normotensos 34. Sin embargo existen enormes
la edad cuando adoptan el estilo de vida occidental. variaciones entre individuos en el efecto de la sal
Los cambios en la dieta parecen jugar un importan- sobre la presión arterial, lo cual ha llevado a la no-
te papel 28, 29. ción de que existen sujetos «sensibles» e «insensi-
bles», hecho que puede estar relacionado con va-
riaciones genéticas 35 para lo cual han sido
Sexo estudiados algunos genes candidatos como la alfa-
adducina y variantes del gen del angiotensinóge-
En la primera niñez parece no haber diferencias en no 36.
los niveles tensionales entre sexos, pero a partir de El sodio en la dieta habitualmente se ingiere en for-
la adolescencia los hombres tienden a un nivel más ma de cloruro de sodio. Hay algunas evidencias de
alto que las mujeres. Esta diferencia se hace más que la presión arterial no aumenta de la misma for-
evidente en la juventud y la mediana edad. Un poco ma si el sodio se ingiere en forma de citrato, fosfato
más tarde (hacia los 50-60 años) este patrón se in- o bicarbonato. Por tanto el desarrollo de hipertensión
vierte. Este cambio refleja al menos parcialmente la inducida por sodio, depende de que la ingesta sea
muerte prematura de los hombres con presión arte- en forma de cloruro de sodio.
rial más alta. Aunque los hombres hipertensos tienen
más eventos cardiovasculares que las mujeres hi-
pertensas a cualquier edad, el riesgo atribuible por- Potasio
centual, es decir, la proporción de eventos que es
debida a la hipertensión es similar o más alta en las Muchos de los beneficios de reducir la ingesta de
mujeres. La incidencia de nuevos casos de hiper- sodio pueden ser debidos al aumento recíproco de
tensión es comparable entre hombres y mujeres en la ingesta de potasio que acompaña a las dietas
todos los grupos de edad 30. pobres en sodio. Existe una débil relación inversa
entre presión arterial e ingesta de potasio. En pro-
medio, un incremento en la ingesta diaria de pota-
Factores dietéticos sio de 80 mmol/día disminuye la presión sistólica en
5,9 mmHg y la diastólica en 3,4 mmHg37. Este au-
Los datos acumulados a partir de estudios epide- mento de la ingesta de potasio requiere suplemen-
miológicos, estudios de intervención y experimenta- tos por vía oral y es probablemente utilizable solo en
ción animal, proporcionan evidencia de la influencia personas con evidentes depleciones de potasio. El
de varios factores dietéticos sobre la presión arte- estudio Intersalt 32 muestra una relación inversa en-
rial 31. tre presión arterial e ingesta de potasio (disminución
de 2,7 mmHg en la presión arterial sistólica por un
aumento de 60 mmol/día en la excreción de pota-
Sodio sio) y una relación directa entre la presión arterial y
el cociente sodio/potasio urinario. El análisis con-
El consumo de sal (cloruro de sodio) es uno de los junto de los estudios controlados sobre suplemen-
aspectos más estudiados. Se ha estimado que más tación con potasio muestran una una reducción me-
de la mitad de la población hipertensa es sensible a dia de la presión sistólica de -0,8 mmHg y de -0,7
la sal. En el estudio Intersalt, el más amplio llevado mmHg en la presión diastólica en sujetos normo-
a cabo con más de 10.000 sujetos participantes, se tensos. En los sujetos hipertensos esta reducción es
observó una significativa, aunque pequeña, correla- mayor, -5,1 mmHg para la sistólica y -3,0 mmHg pa-
ción positiva entre la presión arterial y la excreción ra la diastólica.
También el tipo de fibra específico puede ser otra yos controlados han puesto de manifiesto esta re-
variable importante que influencie el efecto de la fi- ducción. Se han observado disminuciones de 0,5 a
bra en la reducción de la presión arterial. Hay un 1 mmHg por cada Kg. de pérdida de peso 60. Estos
interesante hallazgo en el sentido de observar una efectos se han observado tanto si la intervención ha
asociación inversa entre la presión arterial y la fibra sido con fármacos como si ha sido con medidas no
procedente de las frutas, pero no de la procedente farmacológicas. Un ensayo aleatorizado y controla-
de los cereales o las verduras, lo cual sugeriría la do con una intervención basada en dieta, ejercicio o
posibilidad de que en las frutas existieran otros una combinación de ambos o grupo control 61, mos-
componentes que pudieran disminuir la presión ar- tró una reducción de peso acompañada de reduc-
terial 52-54. ción en la presión arterial significativamente mayor
en los grupos de intervención a los 6 meses. La re-
ducción de presión arterial sistólica fue superior en
Peso e hipertensión los sujetos del grupo de dieta y ejercicio. Pérdidas
de peso relativamente pequeñas, del orden del 5 o
La hipertensión es una de las enfermedades que el 10% del peso inicial pueden producir una dismi-
se asocia con la obesidad. El exceso de peso y el nución de la presión arterial y una reducción en el
aumento de peso promueven hipertensión y la pér- riesgo de desarrollar hipertensión. Esto tiene una
dida de peso reduce la presión arterial 55. gran importancia para la prevención y el tratamiento
El riesgo de hipertensión aumenta progresivamen- de la hipertensión.
te al aumentar el peso corporal o el Índice de Masa Existen datos que apoyan la hipótesis de que hay
Corporal (IMC). Esta asociación ha sido observada una relación entre el bajo peso al nacer y la hiper-
de forma consistente en numerosos estudios inclu- tensión. Algunos estudios muestran que los niños
yendo el Intersalt, estudio transversal realizado en 52 con bajo peso al nacer tienen presiones arteriales
poblaciones diferentes de todo el mundo 56. En el es- más altas al llegar a adultos 62. Sin embargo no to-
tudio Framingham 57, 70% de la hipertensión en los dos los estudios son coincidentes.
hombres y 61% en las mujeres, es atribuible a la
obesidad. En el Nurses’ Health Study 58, estudio en
el que fueron seguidas durante 16 años 82.473 mu- Ejercicio físico e hipertensión
jeres, se observó que el riesgo relativo (RR) de hi-
pertensión aumentó sustancialmente cuando au- Los estudios epidemiológicos sugieren que el esti-
mentaba el IMC. Un aumento de 1 kg/m2 en el IMC lo de vida sedentario aumenta el riesgo de hiperten-
se asoció con un 12% de aumento en el riesgo de sión mientras que el ejercicio físico ocupacional o de
hipertensión. Comparado con un IMC menor de 20 tiempo libre se asocia con niveles más bajos de pre-
kg/m2, el RR de hipertensión aumentó a 2,55 (IC sión arterial 63, 64. Estudios transversales y estudios
95%, 2,33-2,79) para un IMC de 25 y a 6,31 (IC 95%, longitudinales en grandes muestras de población su-
5,8-6,87) para un IMC mayor de 31. No está com- gieren que el riesgo relativo de desarrollar hiperten-
pletamente claro si hay un «umbral» por debajo del sión en hombres que tienen un estilo de vida física-
cual no exista relación entre IMC y presión arterial. mente activo se reduce aproximadamente entre un
Esta correlación se ha observado incluso en pobla- 35% y un 70% comparado con los sujetos sedenta-
ciones muy delgadas. Sin embargo en un amplio es- rios 65. Similares beneficios se han observado para las
tudio 59 se ha observado un umbral a los 21 Kg/m2 mujeres, pero la asociación no está tan clara.
para las mujeres, pero no para los hombres. Existen numerosos estudios de intervención para
El aumento de peso es un fuerte predictor de au- examinar la efectividad del ejercicio físico regular en
mento en la presión arterial. En el estudio Framingham 57 el descenso de la presión arterial en pacientes con
se observó un aumento medio de 4,5 mmHg por ca- hipertensión ligera o moderada. La conclusión ge-
da 5 kg. (10 libras) de aumento de peso. En el Nurses’ neral es que el ejercicio físico regular puede reducir
Health Study 58 el riesgo de hipertensión se multipli- la presión arterial en pacientes con hipertensión
caba por 5 en las mujeres que habían aumentado 25 esencial aproximadamente 8 a 10 mmHg para la pre-
Kg. a partir de los 18 años. Incluso pequeños au- sión sistólica y 7 a 8 mmHg para la diastólica, y no
mentos de peso se asocian con riesgos aumentados: parece haber diferencias entre hombres y mujeres
las mujeres que aumentaron 2,1-4,9 kg. después de en la respuesta al ejercicio. Las reducciones en la
los 18 años tenían un 29% más de riesgo, y las que presión arterial asociadas al ejercicio parecen ser in-
aumentaron entre 5 y 9,9 Kg tuvieron un 74% de au- dependientes del los cambios en el peso corporal o
mento de riesgo. composición corporal. Recientes resultados sugie-
De la misma forma, la pérdida de peso en las per- ren que ejercicios de baja o moderada intensidad
sonas obesas o con sobrepeso reduce la presión ar- (35% a 79% de la máxima frecuencia cardíaca para
terial y la incidencia de hipertensión. Amplios ensa- la edad, o 30% a 74% del máximo consumo de oxí-
geno) pueden ser más efectivos para bajar la pre- da 27. Sin embargo, no es posible en la actualidad
sión arterial que los ejercicios de mayor intensi- identificar qué niños tendrán hipertensión esencial
dad 66, 67. Un meta-análisis de 29 estudios concluye cuando lleguen a adultos. Existen tablas de percen-
además que hacer ejercicio más de tres veces por tiles de presión arterial para niños y adolescentes es-
semana no tiene ningún beneficio adicional sobre la pañoles obtenidas a partir de datos agregados de
reducción de la presión arterial 67. varios estudios poblacionales 75.
Esta conclusión de que los ejercicios de intensi- Los factores que se asocian a la hipertensión en
dad baja o moderada reducen la presión arterial tie- los adultos parecen también estar asociados con
ne un interés especial para los pacientes hiperten- elevados niveles de presión arterial en niños y ado-
sos, ya que este tipo de ejercicios tienen un bajo lescentes. Se ha documentado una relación directa
riesgo de complicaciones cardíacas 68 y traumas entre el peso y la presión arterial a edad tan tem-
músculo-esqueléticos y pueden ser aconsejados a prana como a los 5 años 76 siendo esta relación más
un mayor número de pacientes. Además los pacien- marcada en la segunda década. La talla se relacio-
tes también se sienten más inclinados a participar y na de forma independiente con la presión arterial a
mantener a largo plazo un programa de ejercicios le- todas las edades 77. El sexo y la raza no parecen te-
ves o moderados. Estos factores, unidos al bajo cos- ner el mismo impacto en los niños que en los adul-
te, a la ausencia de efectos secundarios farmacoló- tos. Respecto a la raza, no se encuentran diferencias
gicos y a la presencia adicional de otros beneficios significativas en la presión arterial en las compara-
cardiovasculares asociados con el ejercicio conce- ciones entre blancos, negros, hispanos y asiáticos
den un especial interés a estos programas para me- hasta la adolescencia. Incluso entonces las diferen-
jorar el control de la hipertensión. Además el au- cias son pequeñas y varían entre los diversos estu-
mento de la actividad física aumenta la calidad de dios epidemiológicos. Los estándares de referencia
vida y tiene efectos positivos sobre el bienestar ge- para la presión arterial en los niños no distinguen en-
neral de los pacientes hipertensos 69. tre grupos étnicos o raciales porque las diferencias
no son clínicamente relevantes. En cuanto al sexo, la
presión arterial es ligeramente más alta en los chicos
LA HIPERTENSIÓN EN LOS NIÑOS que en las chicas durante la primera década de la
vida. Esta diferencia comienza a ampliarse hacia la
La medición de la tensión arterial está establecida pubertad y la presión arterial es significativamente
como un firme componente de la rutina del examen más alta en los hombres jóvenes hacia el final de la
médico pediátrico 70. No es bien conocida la historia adolescencia 78. Estas diferencias no parecen estar
natural de la presión arterial en los niños y las defi- relacionadas con cambios debidos al desarrollo en
niciones y valores de referencia están en continua re- las concentraciones de hormonas folículo-estimulan-
visión. La presión arterial en los niños es considera- tes o luteinizantes 79.
blemente más baja que en los adultos, pero casi Un aspecto importante es la influencia familiar en
siempre aumenta gradualmente en las dos primeras la presión arterial. Los niños con familias con hiper-
décadas de la vida. La presión arterial sistólica pro- tensión tienden a tener presiones arteriales más al-
medio en los recién nacidos a término de un día de tas que los niños de familias normotensas 80. Existen
edad es de 70 mmHg y sube a 85 mmHg al mes de correlaciones significativas en las presiones arteria-
edad 71. En los niños prematuros, la presión arterial les y los factores de riesgo entre los padres y sus hi-
es considerablemente más baja y se relaciona más jos 81, 82, que han sido observadas en época tan tem-
estrechamente con el peso que con la edad 72. Existe prana como en los recién nacidos 71. La correlación
una relación inversa significativa entre el peso al na- en la presión arterial entre los padres y los hijos
cer y el riesgo de hipertensión en la edad adulta 73. adoptados es significativamente menor que entre los
En la etapa preescolar la presión arterial comienza a padres y sus hijos biológicos 80. Los gemelos de ni-
seguir un patrón: los niños que están en un determi- ños con presión arterial elevada tienen la presión sig-
nado percentil de presión arterial, tienden a mante- nificativamente más alta que los gemelos de niños
nerlo a lo largo de su período de crecimiento con co- con presión baja. Hay una mayor correlación en las
rrelaciones que van desde 0,3 a 0,66 para la presión presiones arteriales entre las madres y sus hijos, que
sistólica y 0,12 a 0,57 para la diastólica, hasta la eta- entre los padres y sus hijos 80, 83, lo cual sugiere una
pa de la adolescencia 74. Este patrón continúa des- influencia prenatal directa.
de la adolescencia hasta la edad adulta, lo cual apo- Los estudios en familiares y los estudios longitudi-
ya la hipótesis de que la hipertensión esencial nales indican que hay una relación entre las influen-
comienza en la niñez 70 y que los niveles tensionales cias genéticas y ambientales en la presión arterial
en los percentiles más elevados en los niños pueden durante la niñez y el desarrollo de la hipertensión ar-
ayudar a identificar una mayor probabilidad de de- terial. Hay una relación entre la presión arterial y el
sarrollar hipertensión en épocas más tardías de la vi- tamaño cardíaco, incluso considerando que la pre-
sión arterial alta en los niños es significativamente 66,2%, que la prevalencia a los 70-79 años es sus-
más baja que los niveles considerados como hiper- tancialmente más alta (71,7%) que a los 60-69 años
tensión en los adultos. El tamaño del ventrículo iz- (64,4%), circunstancia que se repite en ambos se-
quierdo se relaciona de forma directa con la presión xos, y que la prevalencia difiere significativamente
arterial en niños normotensos 84, 85, y aumenta a según el nivel educativo, de forma que es más ele-
medida que aumentan los percentiles de presión vada cuanto menor es el nivel de educación. En las
arterial, sugiriendo un efecto continuo más que un personas de 60 y más años hipertensas, solo el
efecto umbral. Por otro lado hay una correlación sig- 65% conocen su hipertensión, de éstos el 85,1% se
nificativa entre la presión arterial y los niveles de in- encuentran en tratamiento y de éstos solo el 29,5%
sulina en ayunas, en los escolares y adolescentes 86. están controlados. La prevalencia de hipertensión
Los altos niveles de insulina se asocian en escolares sistólica aislada en hipertensos no tratados es de
obesos con sensibilidad al sodio y reactividad vas- 71,6%, siendo el subtipo de hipertensión más fre-
cular aumentada, siendo reversibles con la pérdida cuente en ellos. La proporción de sujetos con pre-
de peso. sión de pulso >= 65 mmHg es de 43,4%.
LA HIPERTENSIÓN EN EL ANCIANO
En España existen pocos estudios de prevalencia Tabla III Prevalencia de hipertensión en España
de hipertensión que hayan incluido a personas ma- por sexo, edad y nivel educativo, en
yores de 75 años. La información disponible es va- personas de 60 y más años
riable e inconsistente debido al escaso poder esta-
dístico de los estudios, a la diversidad de métodos Hipertensión
empleados 87 y a las diferentes clasificaciones de la Grupo de población Número (%) Intervalo de
hipertensión utilizadas. confianza al 95%
La hipertensión es el factor de riesgo cardiovas-
cular más prevalente en los ancianos de ambos se- Total, 60 y más años 2636 (68,3) 66,8-70,8
xos. La hipertensión sistólica aislada (HSA) es la 60-69 años 1093 (64,4)* 62,0-66,8
forma de hipertensión más frecuente en ancianos 88. 70-79 años 1014 (71,7) 69,4-74,0
Datos de estudio Framingham han determinado 80+ años 529 (70,8) 67,6-74,4
que esta forma de hipertensión tiene valor pronós-
tico para detectar personas con alto riesgo de de- Hombres, 60 y más años 1107 (66,2)** 63,6-68,6
sarrollar enfermedad cerebrovascular en mayores
60-69 años 506 (63,0) 59,0-66,9
de 65 años 89.
En España hay varios estudios que han aborda- 70-79 años 430 (69,6) 65,9-73,6
do la hipertensión en el anciano. El estudio ECEHA 80+ años 171 (68,1) 61,6-74,0
(Estudio Cooperativo Español sobre Hipertensión
en el Anciano) 90 realizado en sujetos mayores de 65 Mujeres, 60 y más años 1530 (70,0) 68,2-71,8
años en centros de día y residencias de ancianos, 60-69 años 567 (65,7) 62,7-68,6
proporciona una prevalencia (>= 140/ >= 90 o tra- 70-79 años 584 (73,5) 70,6-76,2
tamiento farmacológico hipotensor) del 70,9% 80+ años 359 (72,2) 68,0-76,2
(hombres 74,6% y mujeres 66,2%), no encontrán-
dose diferencias significativas entre los distintos es- Educación
tratos de edad. El estudio EPICARDIAN 91 realizado
< Primaria 1357 (70,2)*** 68,2-72,2
sobre una muestra de 3.960 sujetos mayores de 65
años de 3 áreas (dos rurales y una urbana), mues- Primaria 862 (67,2) 64,4-69,7
tra una prevalencia de 67,7% (según criterios del Secundaria 211 (63,6) 58,0-68,6
JNC V). Un estudio más reciente 92 sobre una mues- Universidad 87 (61,3) 52,9-69,2
tra de 4.009 sujetos de 60 y más años, representa-
tiva de la población española, proporciona una pre- Hipertensión: sistólica/diastólica = 140/ = 90 mmHg o tratamiento
valencia de hipertensión arterial (>= 140/ >= 90 o farmacológico. * P < 0,05 tendencia para la edad, ** P < 0,05 hom-
tratamiento farmacológico hipotensor) de 68,3% bres versus mujeres, *** P < 0,05 tendencia para la educación.
con cifras medias de presión sistólica y diastólica Tomado de: Banegas JR, Rodríguez-Artalejo F, Ruilope LM,
de 143/79 mmHg. En la tabla III se ofrecen resulta- Graciano A, Luque M, De la Cruz-Troca JJ y cols. Hypertensión
dos más detallados, resaltando que la prevalencia magnitude and management in the elderly population of Spain. J
de hipertensión arterial es significativamente supe- Hypertens 2002; 20: 2157-64.
rior en las mujeres (70%) que en los hombres
BIBLIOGRAFÍA 19. Keil U, Kuulasma K, for the WHO MONICA Project: WHO MO-
NICA project: risk factors. Int J Epidemiol 1989; 18 (Supl. I):
1. Kaplan N: Hipertensión arterial. 5ª ed. Buenos Aires: Médica S46-S55.
Hispanoamericana, 1991. 20. Wolf-Maier K, Cooper RS, Banegas JR, Giampaoli S, Hense
2. Banegas JR, Rodríguez Artalejo F, De la Cruz Troca JJ, H-W, Joffres M y cols.: Hypertension prevalence and blood
Guallar-Castillon P, Del Rey Calero J: Blood pressure in Spain: pressure levels in 6 european countries, Canada, and the
distribution, awareness, control and benefits of a reduction in Unites States. JAMA 2003; 289: 2363-9.
average pressure. Hypertension 1998; 32: 998-1002. 21. Balaguer I: Cardiología preventiva. Barcelona: Doyma, 1990.
3. Joint National Committee on Detection, Evaluation, and 22. MacMahon S y cols.: Blood pressure, stroke and coronary he-
Treatment of High Blood Pressure: The Sixth Report of the art disease. Part 1. Prolonged differences on blood pressure:
Joint National Committee on Detection, Evaluation, and prospective observation studies corrected for the regresión
Treatment of High Blood Pressure (JNC-VI). Arch Intern Med dilution bias. Lancet 1990; 335: 765-74.
1997; 157: 2413-46. 23. Ministerio de Sanidad y Consumo: Control de la Hipertensión
4. Gutiérrez Fuentes JA, Gómez-Jerique J, Gómez de la Cámara A, arterial en España, 1996. Madrid: IDEPSA, 1996.
Rubio MA, García Hernández A, Arístegui I: Dieta y riesgo car- 24. Banegas JR, Rodríguez-Artalejo F, De la Cruz Troca JJ, De Andrés
diovascular en España (DRECE II). Descripción de la evolución Manzano B, Del Rey Calero J: Mortalidad relacionada con la hi-
del perfil cardiovascular. Med Clin (Barc) 2000; 115: 726-9. pertensión arterial en España. Med Clin (Barc) 1999; 112: 489-94.
5. Grupo colaborativo andaluz de estudios sobre factores de 25. Uemura K, Pisa Z: Trends in cardiovascular disase mortality
riesgo vascular: estudio epidemiológico andaluz sobre facto- in industrialised Countries since 1950. World Health Stat Q
res de riesgo vascular. Estudio Al Andalus 90. Sevilla: Junta 1998; 41: 155-68.
de Andalucía, 1993. 26. Burt VL, Cutler JA, Higgins M, Horan MJ, Labarthe D, Whelton
6. Martínez González MA, Bueno Cavanillas A, Fernández P y cols.: Trends in the prevalence, awareness, treatment, and
García MA, García Martín M, Delgado Rodríguez M, Gálvez control of hypertension in the adult US population: data from
Vargas R: Prevalencia de factores de riesgo cardiovascular the health examination surveys, 1960 to 1991. Hypertension
en población laboral. Med Clin (Barc) 1995; 105: 321-6. 1995; 26: 60-9.
7. Rodríguez Pérez JC, Calonge Ramírez S, Bichara Antanios G. 27. Whelton PK: Epidemiology of hypertension. Lancet 1994; 344:
Prevalencia de los factores de riesgo de cardiopatía isquémi- 101-6.
ca en la isla de Lanzarote. Med Clin (Barc) 1993; 101: 45-50. 28. Carvalho JJM, Baruzzi RG, Howard PF y cols.: Blood pressu-
8. Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales: Factores de ries- re in four remote populations in the INTERSALT Study.
go cardiovasculares en la región de Murcia 1992. Murcia: Hypertension 1989; 14: 238-46.
Región de Murcia. Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales, 29. He J, Klag MJ, Whelton PK, Chen J-Y, Mo J-P, Qian M-C:
1995. Migration, blood pressure pattern, and hypertension: the Yi
9. Plans P, Pardell H, Salleras Ll: Epidemiology of cardiovascu- Migrant Study. Am J Epidemiol 1991; 134: 1085-101.
lar disease risk factors in Catalonia (Spain). Eur J Epidemiol 30. Hayes S, Taler S: Hypertension in women: current understan-
1993; 9: 381-9. ding of gender differences. Mayo Clin Proc 1998; 73: 157-65.
10. Segura A, Ríus G: Factores de riesgo cardiovascular en una 31. Nurminen M-L, Korpela R, Vapaatalo H: Dietary factors in the
población rural de Castilla-La Mancha. Rev Esp Cardiol 1999; patogenesis and treatment of hypertension. Ann Med 1998;
52: 577-88. 30: 143-150.
11. Puras A, Sanchis C, Artigao LM, Divison JA: Prevalence, awa- 32. Intersalt: an international study of electrolyte excretion and
reness, treatment, and control of hypertension in a Spanish blood pressure. Results for 24 hour urinary sodium and po-
population. Eur J Epidemiol 1998; 14: 31-6. tassium excretion. Intersalt Cooperative Research Group.
12. Banegas JR, Villar F, Pérez de Andrés C, Jiménez R, Gil E, BMJ 1988; 297: 319-29.
Muñiz J y cols.: Estudio epidemiológico de los factores de 33. Elliott P, Stamler J, Nichols R y cols.: Intersalt revisited: further
riesgo cardiovascular en la población española de 35 a 64 analyses of 24 hour sodium excretion and blood pressure wit-
años. Rev San Hig Púb 1993; 67: 419-45. hin anda cross populations. Intersalt Cooperative Research
13. Subirats i Bayego E, Vila i Ballester L, Vila i Subirana T, Group. BMJ 1996; 312: 1249-53.
Vallescar i Pinana R: Prevalencia de factores de riesgo car- 34. Midgley JP, Matthew AG, Greenwood CMT, Logan AG: Effect
diovascular en una población rural del norte de Cataluña: La of reduced dietary sodium on pressure: a meta-analysis of
Cerdaña. An Med Interna 1997; 14: 220-5. randomized controlled trials. JAMA 1996; 275: 1590-7.
14. Navarro Rodríguez MC, Laínez Sevillano P, Ribas Barba L, 35. Alderman MH: Salt, blood pressure and health: a cautionary
Serra Majem L: Valores antropométricos y factores de riesgo tale. Int J Epidemiol 2002; 31: 311-5.
cardiovascular en las Islas Canarias (1997-98). Arch Latinoam 36. Weinberger MH: Minerals and hypertension: facts and fiction.
Nutr 2000; 50 (1 Supl. 1): 34-42. Curr Opin Nephrol Hypertens 1999; 8: 225-9.
15. Grima Serrano A, Alegría Ezquerra E, Jover Estelles P: 37. Whelton PK, He J, Cutter JA y cols.: Effects of oral potassium
Prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular clásicos on blood pressure. JAMA 1997; 277: 1624-32.
en una población laboral mediterránea de 4.996 varones. Rev 38. Cappuchio FP, Elliott P, Allender PS y cols.: Epidemiologic asso-
Esp Cardiol 1999; 52 (11): 910-8. ciation between dietary calcium intake and blood pressure: a me-
16. Martínez V, Salcedo F, Franquelo R, Jarabo Y, Muelas F, García ta-analysis of published data. Am J Epidemiol 1995; 142: 935-45.
P, Cebrián C: Factores de riesgo cardiovascular en escolares 39. Bucher HC, Cook RJ, Guyatt GH y cols.: Effect of dietary cal-
de la ciudad de Cuenca. Aten Primaria 1996; 17 (9): 549-54. cium supplementation on blood pressure. A meta-analysis of
17. Masiá R, Pena A, Marrugat J, Sala J, Vila J, Pavesi M, Covas randomised controlled trials. JAMA 1996; 275: 1016-22.
M, Aubó C, Elosua R and the REGICOR Investigators: J 40. Brown MJ, Haydock S: Pathoaetiology, epidemiology and
Epidemiol Community Health 1998; 52: 707-15. diagnosis of hypertension. Drugs 2000; 59 (Supl. 2): 1-12.
18. Chobanian AV, Bakris GL, Black HR, Cushman WC, Green LA, 41. Ueshima H, Mikawa K, Baba S y cols.: Effect of reduced al-
Izzo JL y cols.: The Seventh Report of the Joint National cohol consumption on blood pressure in untreated men.
Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Hypertension 1993; 21: 248-52.
Treatment of High Blood Pressure. The JNC 7 Report. JAMA 42. Potter JF, Beevers DG: Pressor effect of alcohol in hyperten-
2003; 289: 2560-72. sion. Lancet 1984; 1: 119-22.
43. Puddey IB, Beilin LJ, Vandongen R, Rouse IL, Rogers P: ronary heart disease, hypertension and diabetes in middle-
Evidence for a direct effect of alcohol consumption on blood aged men and women. Int J Epidemiol 1997; 26: 739-47.
pressure in normotensive men: a randomized controlled trial. 66. Rogers MW, Probst MM, Gruber JJ, Berger R, Boone JB:
Hypertension 1985; 7: 707-13. Differential effects of exercise training intensity on blood pres-
44. Maheswaran R, Gill JS, Davies P, Beevers DG: High blood sure and cardiovascular responses to stress in borderline hy-
pressure due to alcohol: a rapidly reversible effect. pertensive humans. J Hypertens 1996; 14: 1375-99.
Hypertension 1991; 17: 787-92. 67. Halbert JA, Silagy CA, Finucane P, Withers RT, Hamdorf PA,
45. Mead LA, Wang N-Y, Klag MJ: A prospective study of coffee Andrews GR: The effectiveness of exercise training in lowe-
intake and hypertension: the Johns Hopkins Precursor study. ring blood pressure: a meta-analysis of randomized controlled
J Hypertens 1996; 14: S210. trials of 4 weeks of longer. J Hum Hypertens 1997; 11: 641-9.
46. Stamler J, Caggiula AW, Gandits GA: Relationship of body 68. Friedewald VE Jr, Spence DW: Sudden cardiac death asso-
mass and alcohol, nutrient, fibre, and caffeine intakes to blo- ciated with exercise: the risk-benefit issue. Am J Cardiol 1990;
od pressure in the special intervention and usual care groups 66: 183-8.
in the Multiple Risk Factor Intervention Trial. Am J Clin Nutr 69. Grimm RH, Grandits GA, Cutler JA, Stewart AL, McDonald RH,
1997; 65 Supl.: 338S-65. Svendsen K y cols.: Relationships of quality-of-life measures to
47. McDonald TM, Sharpe K, Fowler G y cols.: Caffeine restric- long-term lifestyle and drug treatment in the treatment of mild
tion: effect on mild hypertension. BMJ 1991; 303: 1235-1237. hypertension study. Arch Intern Med 1997; 157: 638-48.
48. Eggertsen R, Andreasson A, Hedner T, Karlberg BE, Hansson 70. Sinaiko AR: Hypertension in children. New Eng J Med 1996;
L: Effect of coffee on ambulatory blood pressure in patiens 335(26): 1968-73.
with treated hypertension. J Intern Med 1993; 233: 351-5. 71. Zinner SH, Rosner B, Oh W, Kass EH: Significance of blood
49. Pincomb GA, Wilson MF, Sung BH, Passey RB, Lovallo WR: pressure in infancy: familial aggregationand predictive effect
Effects of caffeine on pressor regulation during rest and exercise on later blood pressure. Hypertension 1985; 7: 411-6.
in men at risk for hypertension. Am Heart J 1991; 122: 1107-15. 72. Levine RS, Hennekens CH, Jesse MJ: Blood pressure in pros-
50. Margetts BM, Beilin LJ, Armstrong BK y cols.: Vegetarian diet pective population based cohort of newbornand infant twins.
in mild hypertension: effects of fat and fibre. Am J Clin Nutr BMJ 1994; 308: 298-302.
1998; 48: 801-5. 73. Law CM, Barker DJ: Fetal influences on blood pressure. J
51. Witteman JCM, Willett WC, Stampfer MJ y cols.: A prospecti- Hypertens 1994; 12: 1329-32.
ve study of nutritional factors and hypertension among US wo- 74. Prineas RJ, Gillum RF, Gómez Marín O: The determinants of
men. Circulation 1989; 80: 1320-7. blood pressure levels in children: the Minneapolis Children’s
52. Ascherio A, Rimm EB, Giovannucci EL y cols.: A prospective Blood Pressure Study. En: Loggie JMH, Horan MJ, Gruskin
study of nutritional factors and hypertension among US men. AB, Hohn AR, Dumbar JB, Havlik RJ, eds. NHLBI workshop
Circulation 1992; 86: 1475-84. on juvenile hypertension. New York: Biomedical Information
53. Lardinois CK: Nutritional factors and hypertension. Arch Fam Service, 1984: 21-35.
Med 1995; 4: 707-13. 75. Gabriel R, Labarthe D, Forthofer R, Fernández Cruz A:
54. Ascherio A, Stampfer MJ, Colditz GA, Willett WC, McKinlay J: National standards of blood pressure for children and ado-
Nutrient intakes and blood pressure in normotensive males. lescents in spain: international comparisons. Int J Epidemiol
Int J Epidemiol 1991; 90: 886-91. 1992; 21: 478-87.
55. Huang Z, Reddy A: Weigth change, ideal weigth and hyper- 76. Gutin B, Basch C, Shea S y cols.: Blood pressure, fitness, and
tension. Curr Opin Nephrol Hypertens 1999; 8: 343-6. fatness in 5- and 6-year-old children. JAMA 1990; 264: 1126-
56. Dyer AR, Elliott P, Shipley M, Stamler R, Stamler J: Body mass 7.
index and associations of sodium and potassium with blood 77. Rosner B, Prineas RJ, Loggie JMH, daniels SR: Blood pres-
pressure in Intersalt. Hypertension 1994; 23: 729-36. sure nomograms for children and adolescents, by heigth, sex,
57. Kannel WB, Garrison RJ, Dannenberg AL: Secular blood pres- and age, in the United States. J Pediatr 1993; 123: 871-86.
sure trends in normotensive persons: the Framingham study. 78. Task Force on Blood Pressure Control in Children: Report of
Am Heart J 1993; 125: 1154-8. the Second task Force on Blood Pressure Control in Children
58. Huang Z, Willett WC, Manson JE, Rosner B, Stampfer MJ, – 1987. Pediatrics 1987; 79: 1-25.
Speizer FE, Colditz GA: Body weigth, weigth change, and risk 79. Londe S, Johanson A, Kronemer NS, Goldring D: Blood pres-
for hypertension in women. Ann Intern Med 1998; 12: 81-7. sure and puberty. J Pediatr 1975; 87: 896-900.
59. Kaufman JS, Asuzu MC, Mufunda J, Forrester T, Wilks R, Luke 80. Munger RG, Prineas RJ, Gómez Marín O: Persistent elevation
A y cols.: Relationship between blood pressure and body mass of blood pressure among children with a family history of hy-
index in lean populations. Hypertension 1997; 30: 1511-6. pertension: the Minneapolis Children’s Blood Pressure Study.
60. Stevens V, Corrigan S, Obarzanek E, Bernauer E, Cook NR, J Hypertens 1988; 6: 647-53.
Herbert P y cols.: Weigth loss intervention in phase I of the 81. Lauer RM, Burns TL, Clarke WR, Mahoney RT: Childhood pre-
trials of hypertension prevention. Arch Intern Med 1993; 153: dictors of future blood pressure. Hypertension 1991; 18: Supl.
849-58. I: I-74-I-81.
61. Wing RR, Venditti E, Jakicic JM, Polley BA, Lang W: Lifestyle 82. Burns TL, Moll PP, Lauer RM: Increased familial cardiovas-
intervention in overweight individuals with a family history of cular mortality in obese schoolchildren: the Muscatine
diabetes. Diabetes Care 1998; 21: 350-9. Ponderosity Family Study. Pediatrics 1992; 89: 262-8.
62. Law CM, Shiell AW: Is blood pressure inversely related to birth 83. Brandâo AP, Brandâo AA, Araújo EM, Oliveira RC: Familial ag-
weigth? The strength of evidence from a systematic review of gregation of arterial blood pressure and possible genetic in-
the literature. J Hypertens 1996; 14: 935-41. fluence. Hypertension 1992: 19: Supl. II: II-214-II-217.
63. World Hypertension League: Physical exercise in the mana- 84. Trieber FA, McCaffrey F, Pflieger K, Raunikar RA, Strong WR,
gement of hypertension: a consensus statement by the world Davis H: Determinants of left ventricular mass in normotensi-
hypertension league. J Hypertens 1991; 9: 238-87. ve children. Am J Hypertens 1993; 6: 505-13.
64. Kokkinos PF, Papademetriou V: Exercise and hypertension. 85. Burke GL, Arcilla RA, Culpepper WS, Webber LS, Chiang YK,
Coronary Artery Disease 2000; 11: 99-102. Berenson GS: Blood pressure and echocardiographic mea-
65. Haapanen N, Miilunpalo S, Vuori I, Oja P, Pasanen M: sures in children: the Bogalusa Heart Study. Circulation 1987;
Association of leisure time physical activity with the risk of co- 75: 106-14.
86. Taittonen L, Uhari M, Nuutinen M, Turtinen J, Pokka T, pertensión en el anciano en España. Sociedad Española de
Akerblom HK: Insulin and blood pressure among healthy chil- Geriatría y Gerontología. Liga Española para la Lucha contra
dren: cardiovascular risk in young Finns. Am J Hypertens la HTA. Sociedad Española de Cardiología. Sociedad
1996; 9: 193-9. Española de Medicina Familiar y Comunitaria. 1996 Pharma
87. Sáez T, Suárez C, Blanco F, Gabriel R: Epidemiología de las Consult Services S.A. EDIPHARMA.
enfermedades cardiovasculares en la población anciana es- 91. Gabriel R, Vega S, López J, Muñiz F, Bermejo F, Suárez C:
pañola. Rev Esp Cardiol 1998; 51: 864-73. Prevalence, awareness, treatment and control of hipertensión
88. McFate Smith W: Epidemiology and risk of systolic hyperten- in the elderly population of Spain: the EPICARDIAN Study, a
sion. Cardiol Elderly 1993; 1: 268-72. multicenter population-based study. J Hypertens 1997; 15
89. Bikkina M, Levy D, Evans JC, Larson MG, Benjamin EJ, Wolf (Supl. 4): 590.
PA y cols.: Left ventricular mass and risk of stroke in a elderly 92. Banegas JR, Rodríguez-Artalejo F, Ruilope LM, Graciano A,
cohort. The Framingham Heart Study. JAMA 1994 272: 33-6. Luque M, De la Cruz-Troca JJ y cols.: Hypertensión magnitu-
90. ECEHA. Estudio Cooperativo Español sobre la Hipertensión de and management in the elderly population of Spain. J
en el Anciano. 1ª fase. Prevalencia y características de la hi- Hypertens 2002; 20: 2157-64.
Etiología y fisiopatología
de la hipertensión arterial esencial
C. Maicas Bellido, E. Lázaro Fernández, J. Alcalá López,
P. Hernández Simón y L. Rodríguez Padial
Servicio de Cardiología. Hospital Virgen de la Salud. Toledo.
141
C. MAICAS BELLIDO y cols.
Múltiples
genes (4-10)
Fenotipo: PA a
100 é t ic
en
Distribución de la población
g
Fenotipos intermedios ad
– Sistema nervioso autónomo ilid
– Sistema nervioso simpático tib
c ep
– Factores endoteliales us o
S d m
– Hormonas vasopresoras/vasodepresoras a su ol
– Volumen líquido corporal
50
e sid n
co oh
– Excreción de sodio Ob + a lc
d
a de
– Sistema renal Kalikreina-kinasa
e s id d o
– Reactividad vascular a
– Contractilidad cardíaca O b le v
e
– Función renal
– Estructura del sistema cardiovascular 0
60 140 220
Factores PAS (mmHg)
ambientales
Modificado de: Carretero OA, Oparil S. Essential Hypertension. Circulation, 2000; 101: 329-35.
Hay muchos genes que pueden participar en el Hiperaldosteronismo que responde a los glu-
desarrollo de hipertensión. La mayoría de ellos están cocorticoides (GRA)
involucrados, directa o indirectamente, en la reab- Autosómica dominante. Reside en el cromosoma
sorción renal de sodio. 8. Es una quimera resultado de la fusión de secuen-
cias del nucleótido de la región promotora-regulado-
Síndromes mendelianos monogénicos: ra de la 11-beta hidroxilasa, controlada por la hor-
Sólo 1-2% de los casos de HTA se deben a lesio- mona adrenocórtico trófica, y la porción estructural
nes monogénicas. Reúnen las características de la del gen de aldosteron-sintetasa 4.
herencia de tipo mendeliano: se hereda la causa, el La secreción de aldosterona es regulada por la hor-
impacto ambiental es escaso y se producen por mu- mona adrenocorticotrófica. El tratamiento con glucocor-
taciones específicas de un solo gen. ticoides disminuye la PA y da el nombre al cuadro.
Estas mutaciones tienen como resultado exce-
siva retención renal de sodio, bien por defectos Síndrome de Liddle’s
primarios en los sistemas de transporte en la ne- Autosómica dominante. Reside en el cromosoma
frona distal, bien por estimulación de la actividad 16. Consiste en mutaciones en el canal epitelial del
del receptor de mineralocorticoides. Se dividen sodio sensible a amiloride (subunidades beta o gam-
en: ma de los canales del sodio), que conducen a in-
cremento de su actividad 5. Genéticamente es un sín-
– Síndromes por sobreproducción de mineralcor- drome heterogéneo. Consiste en la eliminación de 45
ticoides. a 75 aminoácidos del terminal citoplásmico carboxil
– Síndromes por incremento de la actividad mine- de la beta o gamma subunidades del canal. A dife-
ralocorticoide. rencia del aldosteronismo primario en el síndrome de
Liddle’s, la aldosterona está suprimida.
El fenotipo de estos síndromes es una hipertensión Es posible que algunos pacientes considerados sal-
arterial severa desde el nacimiento, aumento de la sensibles tengan en realidad un síndrome de Liddle’s.
reabsorción renal de sal, expansión de volumen,
sensibilidad a la sal, supresión de la actividad de re- Exceso aparente de mineralocorticoides
nina plasmática, elevación de aldosterona o supre- Autosómica recesiva. Consiste en la mutación en
sión de aldosterona, alcalosis metabólica e hipopo- la isoforma renal-específica 11 beta-hidroxiesteroide
tasemia variable. Se produce muerte prematura por deshidrogenasa 6. Este gen puede ser un locus para
accidente cerebrovascular (ACV). la hipertensión esencial sensible a la sal.
Normalmente esta enzima convierte el cortisol al Genes del Sistema Renina Angiotensina Aldosterona:
metabolito inactivo cortisona. En la nefrona distal el
cortisol y la aldosterona tienen una afinidad similar – Variantes del gen del angiotensinógeno, que
por el receptor mineralcorticoide. La deficiencia en- interactúa con la sensibilidad al sodio de la die-
zimática favorece que los receptores de la nefrona ta: polimorfismo M235T del gen del angiotensi-
sean ocupados y activados por el cortisol, causan- nógeno 8. Los sujetos con alelo T (genotipo TT)
do el fenotipo habitual de hipertensión en estos sín- presentan valores elevados de angiotensinóge-
dromes, con aldosterona baja, y más importante, una no en plasma y se ha asociado a HTA. La aso-
forma sal-sensible de hipertensión. Se ha denomina- ciación es menos consistente con las repercu-
do hipertensión juvenil monogénica. siones vasculares, cardíacas y renales de la
HTA.
Hipertensión autosómica dominante con braqui- – Polimorfismos de inserción (I)/deleción(D) del
dactilia gen de la enzima convertidora de angiotensina
Es el único de estos síndromes monogénicos que (ECA). La deleción de una parte del gen que co-
no actúa a través de la retención renal de sodio. difica la enzima (genotipo DD) aumenta su acti-
Se trata de un síndrome familiar con braquidactilia vidad. Aunque existen discrepancias sobre su
autosómica dominante y baja estatura, localizado en asociación a HTA, sí se ha observado una aso-
el cromosoma 12p, y que puede incluir un defecto ciación más constante con las repercusiones
neurovascular 7. vasculares, renales 9 y cardíacas de la misma.
– Gen de la aldosteron-sintetasa: se encuentran
Genes candidatos (con fuerte evidencia de rela- mutaciones en los paciente hipertensos con re-
ción con la HTA) nina más baja 10. También es responsable de
Frente a la herencia mendeliana de los síndromes mo- una forma monogénica de hipertensión con ba-
nogénicos, la herencia de la mayor parte de los pa- jos niveles de renina. Se ha asociado a hiper-
cientes con hipertensión esencial es la denominada he- trofia ventricular izquierda y fibrosis miocárdica.
rencia de rasgos complejos, en la que se hereda la – Gen del receptor tipo I de la Angiotensina II.
predisposición, existe un importante impacto ambiental
y son polimorfismos de genes comunes, interviniendo Gen de la Kalicreina (enzima que transforma el
habitualmente varios genes. Están involucrados muchos quininógeno en bradicinina): variación en el gen que
cromosomas, entre los que se encuentran el 17 y el Y. origina disminución del 50% del nivel de Kalicreina
con disminución consecuente de bradicinina.
Anomalías del transporte celular:
Volemia Constricción
venosa
PA = GC x RP
DETERMINANTES Hipertensión = Aumento del GC y/o Aumento de la RP
Autorregulación
Modificado de: «Hipertensión clínica». Norman M. Kaplan. Hipertensión primaria: patogenia. p. 63. Edición en español.
Copyright 2003. Waverly Hispánica S.A./S.L. Cuarta edición.
Una evidencia a favor de un efecto inductor de hi- El consumo excesivo de alcohol se relaciona con
pertensión de la hiperinsulinemia, es el descenso de un aumento de la PA, así como con arritmias car-
la PA por el uso de fármacos como las glitazonas, díacas, miocardiopatía dilatada y ACV hemorrági-
que aumentan la sensibilidad a la insulina y reducen cos 17-18. La mortalidad por ACV hemorrágico au-
sus niveles. menta en caso de consumo excesivo de alcohol 19.
Existe un mecanismo que podría explicar la rela- Existen estudios que sugieren que el consumo mo-
ción entre la resistencia a la insulina y la hipertensión derado de alcohol protege de la enfermedad coro-
arterial, una asociación que habitualmente también naria y de ACV isquémicos. Se ha descrito que en
se acompaña de un grado mayor o menor de obesi- las personas con consumo moderado de alcohol,
dad, que es el sedentarismo. Se ha demostrado que existe una reducción significativa de las moléculas
el ejercicio físico regular mejora todas las alteracio- de adhesión endotelial en comparación con los
nes metabólicas y hemostásicas que sufren los pa- bebedores importantes o con los abstemios, contri-
cientes con resistencia a la insulina. Además, tiende buyendo en la protección contra la aterosclerosis 20.
a revertir la composición corporal anormal y la dis- También se ha observado que el consumo modera-
tribución de la grasa que presentan estos enfermos. do de alcohol tiene efecto sobre los lípidos, princi-
palmente elevando los niveles de lipoproteínas de al-
Diabetes mellitus: ta densidad (HDL) y en menor grado, disminuyendo
La DM y la HTA se asocian con una frecuencia ele- los niveles de las lipoproteínas de baja densidad
vada. Los pacientes con DM tipo I, presentan HTA (LDL)27. La mortalidad por enfermedad cardiovascu-
cuando desarrollan nefropatía diabética, no siendo más lar es menor en personas que ingieren alcohol mo-
frecuente la hipertensión en pacientes sin diabetes, deradamente (< 2 copas/día) 21.
que en aquellos con diabetes sin nefropatía. Por el con-
trario, en los individuos con DM tipo II, la mayoría de los
cuales son obesos, la hipertensión es más frecuente Ingesta de sal
que en pacientes obesos no diabéticos (fig. 2).
Cuando la DM se acompaña de HTA las compli- El aporte excesivo de Na induce hipertensión por
caciones tales como el ACV, enfermedad vascular aumento del volumen sanguíneo y de la precarga, lo
periférica, insuficiencia cardíaca y eventos corona- cual eleva el gasto cardíaco. También puede au-
rios aumentan, en relación a los pacientes no diabé- mentar la PA mediante otros mecanismos.
ticos. La DM aumenta el riesgo de enfermedad car- La asociación positiva entre aporte de sal e hiper-
diovascular prematura. tensión arterial está avalada por datos epidemiológi-
cos como la ausencia de HTA en individuos primiti-
vos que no ingieren sodio 22, la aparición de
Alcohol hipertensión en determinados individuos que adop-
tan un estilo de vida moderno que incluye mayor
En las pasadas dos décadas, los estudios epide- aporte de sodio y estudios comparativos entre dife-
miológicos han establecido una relación entre el rentes países como el estudio INTERSALT.
consumo de alcohol y la HTA, en ambos sexos y pa- En el estudio INTERSALT 23 realizado en 52 centros
ra todos los tipos de bebidas alcohólicas 13. Estudios de diversos países, se relacionó la excreción de so-
randomizados muestran que la reducción del con- dio ajustada por el peso corporal con la pendiente
sumo de alcohol disminuye los niveles de PA en pa- de los niveles de PA diastólica con la edad. En los
cientes hipertensos en tratamiento farmacológico países con mayor consumo de sodio la pendiente es
como en aquellos que no reciben tratamiento 14. El mayor, indicando la relación entre ambos paráme-
consumo excesivo de alcohol debe ser considerado tros, ingesta de sal y PA diastólica.
como un posible factor de riesgo para la HTA. Se han Encontramos también estudios experimentales
descrito varios posibles mecanismos por los que el en animales y humanos a favor de la participación
alcohol media su efecto en la PA: del exceso de Na en la aparición de HTA como el
incremento de la PA en chimpancés genéticamen-
– Aumento de los niveles de renina-angiotensina te predispuestos con el aumento progresivo de Na
y/o de cortisol. en la dieta y la disminución de la PA observada
– Efecto directo sobre el tono vascular periférico, después de 6 meses y a los quince años en niños
probablemente a través de interacciones con el a los que se redujo el aporte de Na durante los 6
transporte del calcio. primeros meses de vida respecto a aquellos con
– Alteración de la sensibilidad a la insulina 15. aporte normal 24.
– Estimulación del Sistema Nervioso Central 16. Los datos de intervención no han demostrado de
– Depleción de magnesio que podría provocar va- forma consistente una reducción de la PA cuando la
soespasmo e HTA. ingesta diaria de Na se reduce. Sin embargo, se tra-
ta de estudios de reducción en la dieta sólo a corto – Defecto en la excreción renal de Na: Vasocons-
plazo, mientras que en las observaciones epidemio- tricción renal y mayores índices de reabsorción
lógicas la exposición ocurre a lo largo de la vida. En proximal de Na.
el ensayo DASH de restricción de Na y aumento de – Aumento de la actividad del intercambiador de
potasio (K) se observó un pequeño efecto de la res- Na e hidrogeniones en el túbulo proximal.
tricción de sal independiente de los cambios en la – Mayor nivel de actividad del SNS y mayor reac-
ingesta calórica y de potasio. tividad presora que la normal.
Sensibilidad a la sal: Dentro de un mismo nivel de – Disfunción endotelial por disminución de la res-
ingesta de Na existen pacientes (sensibles a la sal) puesta del óxido nítrico (ON) a cargas de Na.
en los que ésta determina de forma marcada los va-
lores de PA (se eleva con dietas con elevada canti- La sensibilidad a la sal en normotensos se asocia
dad de sal y disminuye con la restricción de sal), con un aumento del riesgo para el desarrollo de hi-
mientras que en otros no. Esto puede establecerse pertensión, eventos cardiovasculares y muerte.
observando los cambios de PA que se producen al
modificar de forma significativa la ingesta de Na
(dieta hiposódica y luego dieta con sobrecarga de Edad y sexo
sal) o mediante un protocolo experimental (sobre-
carga salina endovenosa seguida de dieta hiposódi- La prevalencia de HTA en el varón aumenta pro-
ca y furosemida). gresivamente hasta la década de los 70 en que se
Se define la sensibilidad a la sal 25 como la dis- mantiene o aún se reduce ligeramente. En mujeres
minución de la PA media de 10 mmHg o más en re- el incremento mayor se produce en la década de los
lación con el nivel obtenido después de la infusión 50, aumentando progresivamente hasta la década
de 2 l de solución salina fisiológica durante 4 horas de los 80.
comparándola con el nivel obtenido a la mañana si- La prevalencia es muy elevada para ambos sexos
guiente de la administración de una dieta con 10 en la década de los 70 y 80 debido especialmente
mmol de Na durante un día, en el que se adminis- el componente sistólico.
traron, además, tres dosis orales de furosemida. Con
este criterio, 51% de hipertensos y 26% de normo-
tensos eran sensibles al Na. Sedentarismo
La distribución de la respuesta a la manipulación
sigue una curva de distribución normal (acampana- Varios estudios han demostrado que el ejercicio
da), con pacientes en ambos extremos de la curva. regular y la actividad física se asocian con niveles
En los hipertensos existe un desplazamiento de la menores de PA y menor prevalencia de HTA. El ejer-
curva hacia la derecha, hacia un incremento de los cicio físico previene y reestablece las alteraciones en
valores de PA, indicando la presencia de un porcen- la vasodilatación dependiente del endotelio que apa-
taje mayor de sal-sensibles. recen con la edad 26. Además del efecto sobre la PA,
Tanto para normotensos como para hipertensos el ejercicio influye favorablemente sobre determina-
el aumento de la edad desplaza la curva hacia la dos factores que se relacionan con la cardiopatía is-
derecha, pero con mayor incremento relacionado quémica como son la reducción del colesterol y tri-
con la edad en el caso de los hipertensos, indi- glicéridos, de la agregación plaquetaria y del peso;
cando que la elevación de la presión arterial con aumenta las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y
la edad puede ser un reflejo de la sensibilidad a la tolerancia a la glucosa.
la sal.
Son predictores clínicos de sensibilidad a la sal:
obesidad, edad avanzada, raza negra, niveles bajos Estrés
de renina plasmática, actividad incrementada del
Sistema Nervioso Simpático (SNS) y presencia de El estrés es un estimulante evidente del sistema
enfermedades concomitantes tales como la insulín- nervioso simpático. Los individuos hipertensos y los
resistencia/DM y la insuficiencia renal y la microal- que probablemente presentarán hipertensión sufren
buminuria, patrón no dipper (ausencia del descenso mayor estrés o responden a él de una manera dife-
nocturno de la PA). rente.
Variantes en los genes que codifican la alfa-addu- Existen estudios que avalan que las personas ex-
cina (modula la reabsorción de sodio en el túbulo puestas al estrés psicógeno pueden desarrollar hi-
proximal) y el angiotensinógeno se han asociado con pertensión más frecuentemente que quienes no lo
incremento de la PA y la sensibilidad a la sal. sufren. Incluso en individuos jóvenes sanos se ha
Se han propuesto diferentes mecanismos de sen- demostrado disfunción endotelial transitoria después
sibilidad al Na: de experimentar estrés mental 27.
Además la exposición al estrés no sólo puede au- branas celulares. Sus niveles están regulados
mentar la PA por sí sola, sino que también puede ge- por la vitamina D, la hormona paratiroidea, la
nerar un aumento del consumo de alcohol y de lípidos. calcitonina y las hormonas sexuales, controlan-
La vía final común para muchos de estos factores es el do su absorción y secreción, así como su meta-
sistema nervioso simpático (SNS), que participa en las bolismo óseo. Existen varios estudios que han
primeras etapas del desarrollo de la hipertensión esen- documentado reducciones significativas de la
cial y en los efectos hipertensivos de la sal, la obesidad, PA con los suplementos de Ca en la ingesta 31,
el sedentarismo, y posiblemente también, el estrés. sin embargo, es difícil desglosar los efectos rea-
Existe un mecanismo por el que el estrés inter- les del Ca, o de otros nutrientes estrechamente
mitente se puede traducir en hipertensión sostenida. relacionados con el mismo. Podría suceder, que
La adrenalina secretada en la médula suprarrenal in- determinados subgrupos de población (emba-
duce cambios mucho más importantes y prolonga- razadas 32, bajo consumo de Ca), sean particu-
dos de la PA que la relativamente breve respuesta larmente sensibles a los efectos del Ca, que-
de huida. Estimula los nervios simpáticos y además dando esta cuestión aún sin respuesta.
actúa sobre el receptor beta 2 presináptico, para fa- – Magnesio (Mg): La deficiencia de Mg es rara,
cilitar la liberación de más noradrenalina (NA). siendo más frecuente en pacientes con enfer-
Además puede haber una alteración en la recapta- medades gastrointestinales, renales, en alcohó-
ción neuronal de NA en individuos con hipertensión licos o aquellos con tratamientos que inhiban la
esencial que dejaría expuestas las células vulnera- reabsorción de Mg (tiacidas). Se ha observado
bles a niveles más elevados de NA. una relación inversa entre el aporte dietético de
Mg y la PA en grandes estudios prospectivos; sin
embargo las concentraciones séricas e intrace-
Ingesta baja de potasio lulares de Mg suelen ser normales en individuos
con HTA. Las alteraciones del metabolismo del
Un bajo contenido de K en la dieta puede ser un fac- Mg se han relacionado con múltiples enferme-
tor de riesgo para el desarrollo de HTA y de acciden- dades, incluyendo cardiopatías, sin embargo su
tes cerebrovasculares 28. Los mecanismos por los que relación con la PA es aún controvertida.
podría estar relacionado con ambos procesos son in-
ciertos. Los efectos beneficiosos del K pueden ser de-
bidos a la disminución de la respuesta vascular a otros Tabaquismo
vasoconstrictores (probablemente mediado por favo-
recer la liberación de ON por el endotelio). También El tabaco puede elevar, de forma transitoria, la PA
parece existir una relación del K con los cambios en la en aproximadamente 5-10 mmHg 33-34. El uso cróni-
excreción de Na: la retención de Na inducida por ba- co del tabaco no se ha asociado con un incremento
jos niveles de K en la dieta, contribuye a elevar la PA de la incidencia de HTA. Los fumadores habituales,
en 5-7 mmHg en pacientes con HTA 29. Los suplemen- generalmente, tiene niveles más bajos de PA que los
tos de K tienden a disminuir la PA en pacientes hiper- no fumadores 35, que puede estar relacionado con el
tensos así como en normotensos. Se ha puesto de ma- menor peso del fumador, así como por el efecto va-
nifiesto en ensayos clínicos que el aumento de la sodilatador de los metabolitos de la nicotina 36.
ingesta de K puede reducir de forma considerable la El tabaco se debe evitar en la población en gene-
necesidad de tratamiento farmacológico antihiperten- ral, y en hipertensos en particular, ya que aumenta
sivo 30. El K posiblemente desempeña un papel en la marcadamente el riesgo de enfermedad coronaria y
prevención de la HTA, pero es improbable que sea tan parece estar relacionado con la progresión hacia in-
importante como otros factores, tales como la activi- suficiencia renal 37-38.
dad física, la restricción de sodio, la moderación en el
consumo de alcohol y la reducción de peso.
PATOGENIA DE LA HIPERTENSIÓN
ARTERIAL ESENCIAL
Otros aspectos nutricionales
La presión arterial es el producto del gasto cardía-
Pueden afectar a la PA y participar en la alta pre- co y la resistencia vascular periférica. Cada uno de
valencia de la HTA: ellos depende de diferentes factores como son la vo-
lemia, la contractilidad miocárdica y la frecuencia
– Calcio (Ca): El Ca participa en numerosas fun- cardíaca para el gasto cardíaco. La vasoconstricción
ciones orgánicas, incluyendo la conducción de funcional y/o estructural de las arterias de mediano
los impulsos nerviosos, la contracción muscular, calibre (arterias de resistencia) determinan el incre-
la coagulación y la permeabilidad de las mem- mento de las resistencias periféricas (fig. 3).
Angiotensina II Bradicinina
Norepinefrina Oxido nítrico
Epinefrina Péptido atrial natriurético
Vasopresina (ADH) Prostaglandinas
Endotelina Prostaciclinas
Eicosanoides: tromboxano A2
Neuropéptido Y
Aldosterona/mineralcorticoides Hemorragia
Vasopresina Pérdida de sal y agua
Aumento del volumen intravascular Disminución del volumen intravascular
Aumento de la actividad del S. N. Simpático
Modificado de Hypertension Secrets. Pathofisiology of essential (primary) hypertension. Janice G. Douglas, M.D., and Kaine C. Onwuzulike. 2002 by
Hanley e Belfus, Inc.
ANGIOTENSIÓGENO
↓ PA
t-PA Renina ↓ Na túbulo
↑ nerviosa renal
Bradicinina
哬
AI Natriuresis
O. Nítrico
Quimasa ECA Bradicinina Vasodilatación
Inactiva
AII
Hipertensión esencial
ial
insensible a la sal
sensib ión esenc
sal
le a la
Y
Disminución congénita del número de nefronas o
EXCRECIÓN
tens
DE SODIO
del área de filtración por glomérulo, limitando así la
capacidad para excretar Na, con aumento de la PA
Hiper
(x normal) 2
que a su vez causa esclerosis glomerular adquirida
que, a su vez, agrava la hipertensión sistémica. Son
subgrupos poblacionales con mayor susceptibilidad
75 100 125 150
a la aparición de HTA esencial 51.
Los individuos de raza negra, mujeres y ancianos
PA (mmHg)
pueden presentar riñones de menor tamaño o con
Modificado de «Hipertensión clínica». Norman M. Kaplan. menor cantidad de nefronas.
Hipertensión primaria: Patogenia. p. 73. Edición en español:
Copyright 2003 Waverly Hispánica S.A./S.L. 4. Bajo peso al nacer (Orígenes fetales o hipóte-
sis de Barker)
La PA en la vida adulta se encuentra inversamen-
Figura 7.—Curva presión-natriuresis. te relacionada con el peso al nacer: a menor peso
del neonato, más altos resultan la PA y el riesgo de
enfermedad coronaria, diabetes tipo II, dislipemia, y
Puede existir una desviación de toda la curva hacia enfermedad renal crónica. La PA sistólica es más ba-
la derecha o disminución de la pendiente, según el ti- ja cuantos más kilogramos pese el niño al nacer.
po de alteración renal que, a su vez, es reflejada por El mecanismo más probable es el de la oligone-
la diferente sensibilidad al Na. Una desviación hacia fropatía congénita: menor número de nefronas como
la derecha (no sensible al Na) obedece a vasocons- consecuencia del retraso del crecimiento intrauteri-
tricción de las arteriolas aferentes, como ocurre en la no. La nefrogénesis se produce fundamentalmente
hipertensión renovascular e HTA esencial. Un aplana- en las 6-8 últimas semanas de gestación y el núme-
miento de la pendiente (sensible al Na) se debe a dis- ro de nefronas no puede reponerse tras el naci-
minución de ultrafiltración glomerular o al aumento de miento.
la reabsorción tubular de Na, como ocurre en hiper-
tensión en individuos de raza negra, glomerulonefritis,
hiperaldosteronismo primario y diabetes. Alteraciones de la membrana celular
Existen diversos factores que actúan como meca-
nismos de reajuste de la relación presión-natriuresis: Se han descrito alteraciones en las propiedades fí-
el SRAA (el más importante), la actividad del SNS, el sicas de la membrana celular y de los sistemas de
factor natriurético auricular, los metabolitos del ácido transporte en la patogénesis de la HTA.
araquidónico y el ON intrarrenal.
El SRAA presenta en la hipertensión una actividad Transporte iónico a través de las membranas:
inapropiadamente anormal, no se inhibe por el au- – Na intracelular: La mayoría de las determinacio-
mento de presión en el aparato yuxtaglomerular. Esto nes de Na intracelular han encontrado concen-
conduce a la disminución de la capacidad de la ex- traciones más elevadas en células de individuos
creción renal de sodio y desplaza la curva hacia la hipertensos en relación con las concentraciones
derecha. El principal lugar de acción de la AII es la halladas en pacientes normotensos.
reabsorción tubular de sodio, por un efecto directo – Intercambio Sodio-Hidrógeno (Na-H): El co-
sobre el transporte de membrana 49. El bloqueo del transporte Na-H intercambia H intracelulares por
SRA desplazará de nuevo la curva hacia la normali- Na extracelular, resultando fundamental para la
dad: la excreción renal de sodio se eleva con nive- regulación del pH y de la volemia. El aumento
les más bajos de PA, manteniendo así el balance de de la actividad de este intercambiador podría
sodio sin expansión de la volemia. estar implicado en la patogenia de la HTA, es-
Existe también la posibilidad de un defecto here- timulando el tono vascular y el crecimiento de
ditario de la excreción renal de sodio. células musculares lisas, y probablemente, au-
2. Renina y heterogeneidad de las nefronas mente la absorción de Na a nivel renal.
Esta hipótesis se basa en la existencia de una sub- – Cotransporte Sodio-Litio (Li): Para simplificar las
población de nefronas isquémicas por vasoconstric- determinaciones, el H intracelular ha sido reem-
plazado por litio (Li), pudiendo calcular así el in- endotelio. Existen dos tipos de fuerza que actúan so-
tercambio Na como cotransporte Na-Li. Este co- bre las células endoteliales, que están magnificadas en
transporte se encuentra elevado en muchos pa- la HTA. La fuerza circunferencial depende de la presión
cientes con HTA y en pacientes con nefropatía de la sangre en el interior del vaso, del radio del mis-
diabética. Se ha observado que es el parámetro mo y del grosor de la pared; la fuerza tangencial de-
más frecuente y persistentemente anormal de pende del radio del vaso, de la viscosidad sanguínea
transporte de Na en pacientes hipertensos 52. y de la velocidad del flujo. A mayor elevación de la PA,
mayor es la magnitud de dichas fuerzas y la capacidad
Alteración de la membrana celular: de deformar las células. Se han descrito modificacio-
Se ha descrito que las membranas celulares de los nes en la expresión génica de las células endoteliales,
pacientes hipertensos presentan alteraciones en la debidas a estas condiciones hemodinámicas 53.
composición de los lípidos, que determina un au- Principales sustancias vasoactivas derivadas del
mento de la viscosidad y una menor fluidez de la endotelio que actúan como mecanismos de regula-
membrana que pueden ser responsables de varia- ción de la PA:
ciones de la permeabilidad a determinados iones.
1. Oxido nítrico
– Transporte y fijación de Ca: Se ha encontrado en El óxido nítrico (ON) es un vasodilatador producido
pacientes hipertensos un mayor contenido de por el endotelio en respuesta a hormonas vasocons-
Ca en las membranas celulares, comparado trictoras, siendo fundamental su contribución en el
con individuos con PA normal. mantenimiento de la PA 54. Es el principal vasodilatador
– Canales iónicos: La función de estos canales es endógeno. Su síntesis está controlada por la enzima
importante en la regulación del tono vascular. endotelial ON sintetasa. Su vida media intravascular es
Sin embargo, aparte de su participación en al- de 2 milisegundos aproximadamente. Además de sus
gunas formas monogénicas de HTA, existe es- propiedades vasodilatadoras, el ON inhibe la adhe-
casa evidencia a favor de que la disfunción de sividad y agregación plaquetaria, la adherencia y
los canales iónicos influya en la HTA. quimiotaxis de los monocitos y la proliferación de las
células musculares lisas vasculares, procesos impli-
cados en la aterogénesis 55. Son conocidas funcio-
El endotelio vascular nes del ON a nivel inmunológico, neural y su partici-
pación en otros mecanismos homeostáticos 56.
El endotelio es considerado un verdadero órgano Se ha observado que, en condiciones basales, la pro-
de regulación vascular, implicado en procesos vaso- ducción de ON es menor en pacientes hipertensos 57.
activos, metabólicos e inmunes, a través de la sínte- Los descendientes de individuos hipertensos tienen una
sis y liberación de numerosos agentes (fig. 8). menor respuesta vasodilatadora a la acetilcolina (que
Las células endoteliales son sensibles a cambios en actúa mediante la liberación de ON) pero no al nitro-
las condiciones físicas y químicas del ambiente que les prusiato (que es ON independiente) 58-59. Se ha obser-
rodea. La HTA provoca un estrés hemodinámico que vado que la sobreexpresión del gen de la óxido nítrico
puede provocar cambios en la función y estructura del sintetasa produce significativa hipotensión en ratones 60.
ENDOTELIO
Modificado de: Alteraciones del endotelio en la hipertensión arterial. V. Lahera. Nefrología 2003; Vol. XXIII. Figura 8.—Funciones y facto-
Supl. 4: p. 4. res derivados del endotelio
vascular.
La vasodilatación producida por la insulina parece es- vez, tiene un efecto vasoconstrictor por acción del
tar mediada por la liberación de ON 61, por tanto, la li- sistema nervioso simpático, promueve la angiogéne-
beración alterada de ON podría contribuir a la aso- sis y parece favorecer la agregación plaquetaria. El
ciación entre resistencia a la insulina y la hipertensión 62. efecto global sobre la PA depende del balance so-
bre estas acciones (fig. 9).
2. Ión superóxido Existen muy pocos casos de deficiencia de lepti-
Se ha estudiado el papel del anión superóxido na, pero estos pacientes presentan niveles bajos o
(O2-) en relación con la disfunción endotelial. El ON normales de PA, a pesar de obesidad importante.
puede eliminarse por medio del O2-, formando pe- Todo ello sugiere que la leptina puede contribuir en
roxinitrilo, reduciendo así la biodisponibilidad del el mantenimiento de la PA.
ON. Las circunstancias que provocan un aumento
del O2- pueden ser negativas por varias razones, en 2. Péptidos vasoactivos
primer lugar, por eliminar los efectos beneficiosos A. Péptidos natriuréticos:
del ON y por otro, por los efectos nocivos del pero- – Péptido auricular natriurético (PAN): El PAN se
xinitrilo. Varios estudios han demostrado que el O2- sintetiza en los miocitos auriculares en respues-
puede actuar como vasoconstrictor 63. ta a la distensión auricular. Produce vasodilata-
ción arterial, natriuresis, inhibición del sistema
3. Endotelina Renina-Angiotensina-Aldosterona, del SNS y de
Las endotelinas (tres en mamíferos 64) tienen un am- la endotelina, aumenta la permeabilidad capilar
plio rango de acciones biológicas. La endotelina-1 es la e inhibe la proliferación de células musculares
isoforma predominante derivada del endotelio y su prin- lisas.
cipal acción a nivel vascular es la vasoconstricción y la – Péptido natriurético cerebral (BNP): Se sintetiza
proliferación celular, acciones que ejerce a través de la en las células auriculares y en el sistema ner-
activación de receptores A en las células musculares li- vioso central. Tiene efectos biológicos semejan-
sas. Existen receptores B de la endotelina, localizados tes al PAN. El BNP circula en concentraciones
predominantemente en las células endoteliales, que menores que el PAN; pero se ha demostrado
producen vasodilatación, ya que estimulan la liberación que los niveles plasmáticos están elevados en
de ON y prostaciclina 65. Además de los efectos de con- la HTA de larga evolución y en la insuficiencia
tracción del músculo liso, la endotelina estimula la libe- cardíaca (IC) pudiendo, incluso, ser mayores los
ración de péptido auricular natriurético en el corazón y niveles de BNP.
la liberación de aldosterona en la corteza suprarrenal. – Péptido natriurético tipo C (CNP): Es producido por
Los niveles elevados de endotelina parecen elevar células endoteliales. A diferencia de los previos no
la presión arterial, como ocurre en pacientes que pre- se sintetiza en el corazón. Produce vasodilatación
sentan tumores secretores de endotelina 66. Los nive- arterial y venosa e inhibición de la endotelina, sin
les plasmáticos de endotelina son habitualmente nor- inhibir el sistema renina-angiotensina-aldosterona.
males en pacientes hipertensos, sin embargo, se ha El CNP se encuentra presente en el plasma, pero
postulado la posibilidad de que exista en estos pa- no se ha identificado su papel en las enfermeda-
cientes una sensibilidad aumentada a la misma 67. des cardiovasculares. Existen en la literatura, es-
La contribución de la endotelina en la patogénesis tudios de variantes del gen que codifica el CNP en
de la hipertensión es aún incierta.
Existen otras sustancias vasoconstrictoras, tales como
el tromboxano A2 y la prostaglandina H2, que probable-
mente pueden tener un papel en la génesis de la HTA 68. LEPTINA Aumento de la actividad del SNS VASOCONSTRICCIÓN
población japonesa que se ha asociado con ma- potente venoconstrictor, siendo, a nivel cardía-
yor presencia de HTA 70. co, cronotrópico e inotrópico positivo.
– Vasopresina: Conocida también como horma-
B. Bradicininas: na antidiurética, se libera en la hipófisis poste-
El sistema Kalikreína-bradicinina, identificado ha- rior en respuesta a la reducción de volumen
ce tiempo, ha suscitado un gran interés en la actua- sanguíneo, disminución de la PA o al aumento
lidad con la aparición de los fármacos inhibidores de de la osmolaridad del plasma. Es uno de los
la enzima convertidora de angiotensina II. Sus com- péptidos presores más potentes. Tiene efecto
ponentes, especialmente la kalikreína, está presente vasoconstrictor sobre la piel, riñones y lechos
en corazón, arterias y venas. La disminución de la esplácnico y coronario, mientras que produce
actividad del sistema puede tener un papel impor- vasodilatación en el músculo esquelético (fig.
tante en la génesis de la HTA (fig. 5). Se ha obser- 5). No está claro el papel de la vasopresina en
vado que la excreción urinaria baja de kalikreína, en la regulación de la PA ni en la génesis de la
niños, es un marcador asociado con antecedentes HTA, pero si es cierto que los niveles plasmá-
familiares de HTA esencial. Esta excreción disminui- ticos de hormana antidiurética están significa-
da también se ha puesto de manifiesto en individuos tivamente elevados en casi el 30% de los va-
de raza negra. rones hipertensos 19.
tencia por lo que pequeños cambios tienen una re- humanos que el tratamiento con un IECA reduce más
percusión importante. la relación entre la capa media y la luz que un beta-
En los pacientes hipertensos la relación del espe- bloqueante, a pesar de que tengan similar eficacia
sor de la media con el diámetro interno es del 26 al antihipertensiva.
62% mayor que en los individuos normotensos por el Lineas futuras de investigación de los mecanismos
fenómeno de remodelado, en el que disminuye la luz del remodelado eutrófico son la apoptosis y las me-
del vaso. Ante el mismo nivel de contracción del va- taloproteinasas de la matriz.
so el aumento en las resistencias es muy superior en Este tipo de remodelado no se ha encontrado en
la arteria remodelada. modelos de HTA secundaria.
Existen dos tipos de remodelado 73, 74 (fig. 10):
1.2. Remodelado hipertrófico: Es el que presentan
1.1. Remodelado eutrófico de los vasos de resis- las grandes arterias, ocurre precozmente, con es-
tencia de menor calibre: Ocurre en las etapas inicia- trecha simetría entre la hipertrofia vascular y la car-
les de la hipertensión por migración y reordena- díaca. Se debe a división y crecimiento celular.
miento celular. Disminuye el diámetro de la luz sin Disminuye el diámetro de la luz asociado a un incre-
cambios en la masa de pared en el vaso, aumen- mento en la masa de la pared del vaso.
tando la relación entre el radio y la luz vascular. Se han estudiado los mecanismos de hipertrofia
Además de ser una respuesta adaptativa al au- vascular a nivel cerebral en la hipertensión arterial
mento de la PA, hay indicios sobre otros mecanismos crónica: los fundamentales son la elevación de la PA,
inductores del remodelado, como la AII a dosis sub- la estimulación de los nervios simpáticos, la endote-
presoras en ratas (aún en ausencia de aumento de lina-1 (ET-1) y la deficiencia de ON; además pueden
PA) y los factores genéticos, que tienen una contri- intervenir la angiotensina II, factores genéticos y el
bución importante. También se ha demostrado en estrés oxidativo (O2–).
2.1. Cambios estructurales: Además del remode- Cambios en los grandes vasos, de
lado se produce la denominada rarefacción 76. La ra- capacitancia, en la hipertensión 77
refacción consiste en la pérdida de hasta el 50% de
los vasos de la microvasculatura. Puede deberse En la hipertensión se produce un aumento de la ri-
tanto a factores hemodinámicos como a la acción o gidez (arteriosclerosis) y reducción de la elasticidad
depleción de factores tróficos o de crecimiento lo- de estos vasos por cambios en las unidades con-
cales tales como AII, insulina, factor de crecimiento tráctil-elásticas de la media de la pared del vaso,
de los fibroblastos, factor de crecimiento derivado con aumento de colágeno y disminución de elastina,
de las plaquetas y otros, sin olvidar cambios dege- de forma difusa.
nerativos en los capilares, tales como la atrofia de las La rigidez de las arterias centrales y la presión sis-
celulas musculares lisas a través de la apoptosis y tólica son determinantes mayores del riesgo cardio-
atenuación del endotelio. vascular en pacientes mayores de 50 años, mientras
Aumento
presión
sistólica
Onda anterógrada
Onda de retorno
Onda resultante
Figura 11.—Efecto de la
Modificado de: «Hypertension Primer». Third Edition. Aging, Hypertension, and Arterial Stiffness Stanley edad sobre la presión sistóli-
S. Franklin; Josep L. Izzo, Jr. p. 173. 2003. American Heart Association. Lippincott Williams and Wilkins. ca.
el incremento de la resistencia vascular sistémica y 9. Redon J, Chaves FJ, Liao Y y cols.: Influence of the I/D poly-
la presión diastólica predominan en pacientes jóve- morphism of the angiotensin-converting enzime gene on the
outcome of microalbuminuria in essential hypertension.
nes. Hypertension 2000; 35: 490-5.
Entre los factores estructurales que amplifican la 10. Tamaki S, Iwai N, Tsujita Y, Kinoshita M: Genetic polymorphism
elevación de los valores de PA está el regreso pre- of CYP11B2 gene and hypertension in Japanese. Hypertension
coz de la onda de retorno en los vasos de capaci- 1999; 33: 266-70.
tancia (fig. 11). 11. Cusi D, Barlassina C, Azzani T y cols.: Polymorphisms of al-
fa-adducin and salt sensitivity in patients with essential hy-
La onda del pulso depende del flujo anterógrado, pertensión. Lancet 1997; 349: 1338-9.
eyección del ventrículo izquierdo y de la onda de re- 12. Blair D, Habicht JP, Sims EA, Sims EA, Sylweester D, Abraham
torno, producida cuando la sangre llega a los terri- S: Evidence for an increased risk for hypertension with cen-
torios periféricos, choca contra resistencias y regre- trally located body fat and the effect of race and sex on this
sa. En condiciones normales la llegada de la onda risk. Am J Epidemiol 1984; 119: 526-40.
13. Rayo Llerena I, Marín Huera E: Vino y corazón. Rev Esp
de retorno a la raíz aórtica ocurre en diástole tem- Cardiol 1999: 52(4): 228-85.
prana por lo cual aumenta la presión diastólica y me- 14. Bellin LJ, Puddey IB, Burke V: Alcohol and hipertensión. Kill
jora el llenado coronario. or cure? J Hum Hypertens 1996; 10 Supl. 2: S1-S5.
Con la disminución de la elasticidad de la aorta 15. Kielch S, Willeit I Poewe W, Egger G, Oberhollenzer F, Myggeo
aumenta la velocidad de tránsito de la onda del pul- M, Bonoro E: Insulin sensitivity and regular alcohol consump-
so produciéndose el retorno de forma precoz, al- tion. BJM 1996; 313: 1040-4.
16. Randin D, Vollenweider P, Tappy L, Jequier E, Nicod P,
canzando la onda en el momento del ascenso, du- Scherrer U: Suppression of alcohol-induced hypertension by
rante la sístole tardía. La consecuencia es el dexamethasone. N Eng J Med 1992; 332: 1733-7.
aumento de la PA sistólica y en la presión del pulso 17. Beilin LJ: Alcohol and hipertensión. Clin Exp Pharmacol
y mayor tensión sobre las paredes, lo cual aumenta Physiol 1995; 22(3): 185-8.
aún más la PA, cerrando un círculo vicioso, la post- 18. Beilin LJ, Puddey IB: Alcohol, hypertension and cardiovascu-
lar disease. Implications for management. Clin Exp Hypertens
carga ventricular y promueve la hipertrofia ventricu- 1993; 15(6): 1157-70.
lar izquierda. 19. Wannamethee SG, Shaper AG: Patterns of alcohol intake and
Como la rigidez arterial y la amplificación de la on- risk of stroke in middle-aged British men. Stroke 1996; 27:
da del pulso aumentan con la edad hay un cambio 1033-9.
gradual desde presión diastólica a sistólica y even- 20. Sacanella E, Badía E, Nicolás JM, Fernández-Solá J, Antúnez
E, Urbano-Marquez A y cols.: Differential effects of moderade
tualmente a presión de pulso como predictores de or heavy alcohol consumption on circulating adhesión mole-
riesgo cardiovascular 78. cule levels. Thromb Haemost 2002; 88(1): 52-5.
21. Golberg IJ, Mosca L, Piano MR, Fisher EA: Wine and your he-
art. Circulation 2001; 103: 472-5.
22. Denton D: Can hypertension be prevented?J Hum Hypertens
1997; 11: 563-9.
BIBLIOGRAFÍA 23. INTERSALT: Co-operative Research Group. Sodium, potas-
sium, body mass, alcohol and blood pressure: the INTERSALT
1. Carretero OA, Oparil S: Essential Hypertension. Part I: study. J Hypertens 1988; 6 (Supl. 4): S584-6.
Definition and Etiology. Circulation 2000; 101: 329-35. 24. Geleijnse JM, Hofman A, Witternan JCM y cols.: Long-term ef-
2. Law CM, Shiell Aw: Is blood pressure inversely related to birth fects of neonatal sodium restriccion on blood pressure.
weight? The strength of evidence from a systematic review of Hypertension 1997; 29: 913-7.
the literature. J Hipertens 1996; 14 (8): 935-41. 25. Weinberger MH, Miller JZ, Luft FC y cols.: Definitions and cha-
3. Hunt SC, Williams RR, Barlow GK: A comparison of positive racteristics of sodium sensitivity and blood pressure resisten-
family history definitions for defining risk of future disease. J ce. Hypertension 1986; 8 (Supl. II): II127-34.
Chron Dis 1986; 39: 809-21. 26. DeSouza 2000.
4. Lifton RP: Genetic determinants of human hypertension. Proc 27. Ghiadoni L, Donald AE, Cropley M y cols.: Mental stress in-
Natl Acad Sci USA 1995; 92: 8545-51. duces transient endothelial dysfunction in humans. Circulation
5. Findling JW, Raff H, Hansson JH, Lifton RP: Liddle’s syndro- 2000; 102: 2473-8.
me: prospective genetic screening and suppressed aldoste- 28. Green DM, Ropper AH, Kronmal RA y cols.: Serum potassium
rone secretion in an extended kindred. J Clin Endocrinol level and dietary potassium intake as risk factors for stroke.
Metab 1997; 82: 1071-4. Neurology 2002; 59: 314.
6. Mune T, Rogerson FM, Nikkila H, Agarwal AK, White PC: 29. Krishna GG, Kapoor SC: Potasium depletion exacerbates es-
Human hypertension caused by mutations in the kidney isozy- sential hypertension. Ann Intern Med 1991; 115: 77.
me of 11 beta-hydroxiesteroid dehydrogenase. Nat Genet 30. Siani A, Strazzullo P, Giacco A y cols.: Increasing the dietary
1995; 10: 394-9. potassium intake reduces the need for antihypertensive me-
7. Luft FC: Molecular genetics of human hypertension. J dication. Ann Intern Med 1991; 115: 753.
Hypertens 1998; 16: 1871-8 31. Allender PS, Cutler JA, Follmann D, Cappuccio FP, Pryer J,
8. Inoue I, Nakajima T, Williams CS, Quackenbush J, Puryear R, Elliot P: Dietary calcium and blood presure: a meta-analysis
Powers M, Cheng T, Ludwig EH, Sharma AM, Hata A, of randomized clinical trials. Ann Intern Med 1996; 124: 825-
Jeunemaitre X, Lalouel JM: A nucleotide sustitution in the pro- 31.
moter of human angiotensinogen is associated with essential 32. Levine RJ, Hauth JC, Curet LB, Sibai BM, Catalano PM, Morris
hypertension and affects basal transcription in vitro. J Clin CD y cols.: Trial of calcium to prevent preeclampsia. N Eng J
Invest 1997; 99: 1786-97. Med 1997; 337: 69-76.
33. Freestone S, Ramsay LE: Effect of coffee and cigarette smo- 59. Linder L, Kiowski W, Buhler FR, Luscher TF: Indirect eviden-
king on the blood pressure of untreated and diuretic-treated ce for release of endothelium-derived relaxing factor in human
hypertensive patients. Am J Med 1982; 73: 348-53. forearm circulation in vivo. Blunded response in hypertension.
34. Lecerof H, Bornmyr S, Lilja B, De Pedis G, Hulthern UL: Acute Circulation 1990; 81: 1762-7.
effects of doxzosin and atenolol on smoking-induced perip- 60. Ohashi Y, Kawashima S, Hirata K Yamashita T, Ishida T, Inoue
heral vasoconstriction in hypertensive habitual smokers. J N y cols.: Hypotension and reduced nitric oxide-elicited va-
Hypertens 1990; 8 Supl.: S29-33. sorelaxation in transgenic mice overexpressing endotelial ni-
35. Mikkelsen KL, Wiinberg N, Hoegholm A, Christensen HR, tric oxide synthase. J Clin Invest 1998; 102: 2061-71.
Bang LE, Nielsen PE y cols.: Smoking related to 24-h ambu- 61. Zeng G, Ovon MJ: Insulin-stimulated production of nitric oxi-
latory blood pressure and heart rate. A study in 352 normo- de in inhibited by wortmannin. Direct measurement in vascu-
tensive Danish subjects. Am J Hypertens 1997; 10: 483-91. lar endothelial cells. J Clin Invest 1996; 98: 894.
36. Benowitz NL, Sharp DS: Inverse relation between serum coti- 62. Steinberg HO, Chaker H, Leaming R, Jonson A, Brechtel G,
nine concentration and blood pressure in cigarette smokers. Baron AD. Obesity/insulin resistence is associated with endo-
Cir culation 1989; 80: 1309-12. telial dysfunction. Implications for the syndrome of insulin re-
37. Kannel WB, Higgins M: Smoking and hypertension as predic- sistance. J Clin Invest 1996; 97: 2601-10.
tors of cardiovascular risk in population studies. J Hypertens 63. Cosentino F, Sill JC, Katusic ZS: Role of superoxide anions in
1990; 8 (Supl. 5): S3-8. the mediation of endothelium dependent contractions.
38. Orth SR: Smoking and the kindey. J Am Soc Nephrol 2002; Hypertension 1994; 34: 539-45.
13: 1663-72. 64. Schiffrin EL: Endothelin En: Hypertension Primer. Third Edition.
39. Kaplan NM. «Hipertensión Clínica». Hipertension primaria: Dallas: Lippincott Williams and Wilkins; 2003: 33-6.
Patogenia. p. 56-135. Edición en español: Copyrigyt 2003 65. Fujise K, Stacy L, Beck P, Yeh ET, Chuang A, Brock TA,
Waverly Hispánica S.A/S.L. Willerson JT: Differencial effects of endothelin receptor activa-
40. Cowley AW Jr: Long-term control of arterial blood pressure. tion on cyclic flow variations in rat mesenteric arteries.
Phisiol Rev 1992; 72: 231-300. Circulation 1997; 96: 3641-6.
41. Izzo JL Jr, Taylor AA: The simpathetic nervous system and ba- 66. Yokokawa K, Tahara H, Khono M, Murakawa K, Yasunari K,
rorreflexes in hypertension and hypotension. Curr Hypertens Nakagawa K y cols.: Hypertension associated with endothe-
Rep 1999; 3: 254-63. lin-secreting malignant hemangioendothelioma. Ann Intern
42. Rumantir MS, Jennings GL, Lambert GW y cols.: «The adre- Med 1991; 114: 213-5.
naline hyphotesis» of hypertension revisited. J Hypertens 67. Haynes WG, Hand MF, Johnstone HA, Padfield PL, Webb DJ:
2000a; 18: 717-23. Direct and sympathetically mediated venoconstriction in es-
43. Laragh JH: The anormal plasma renin levels in essential hy- sential hypertension. Enhanced responses to endothelin-1. J
pertension. Am J Hypertens 2001a; 14: 191. Clin Invest 1994; 94: 1359-64.
44. Sealey JE, Blumendfeld JD, Bell GM y cols.: Of de renal ba- 68. Ungvari Z, Koller A: Endothelin and prostaglandin H2/throm-
sis for essential hypertension. J Hipertens 1988; 6: 763-77. boxane A2 enhance myogenic constriction in hypertension by
45. Julius S: Interaction between renin and the autonomic nervous increasing ca 2+ sensitivity of arteriolar smooth muscle.
system in hypertension. Am Heart J 1988a; 116: 611-16. Hypertension 2000; 36: 856-61.
46. Williams GH, Fisher ND, Hunt SC y cols.: Effects of gender 69. Lembo G, Vecchione C, Fratta K, Marino G, Trimarco V,
and genotype on the phenotipic expression of nonmodulating d’Amanti G y cols.: Leptin induces direct vasodilation through
essential hypertension. Kidney Int 2000; 57: 1404-7. distinct endotelial mechanisms. Diabetes 2000; 49: 293-7.
47. Guyton AC: Kidneys and fluids in pressure regulation. 70. Ono K, Mannami T, Baba S, Tomoike H, Suga S, Iwai N: A sin-
Hypertension 1992; 19 (Supl. I): 12-8. gle-nucleotide polymorphism in C-type natriuretic peptide ge-
48. Hall JE, Brands MW, Shek EW: Central role of the kidney and ne may be associated with hipertensión. Hypertens Res 2002;
abnormal fluid volume control in hypertension. J Hum 25(5): 727-30.
Hypertens 1996; 10: 633-9. 71. Cowley AW, Michaldiewica M: Vasopressin and Neuropeptide
49. Hall JE, Brands MW, Henegar JR: Angiotensin II and long-term ar- Y. En: Hypertension Primer. Third Edition, Dallas: Lippincott
terial pressure regulation. J Am Soc Nephrol 1999; 10: S258-65. Williams and Wilkins; 2003: 37-9.
50. Sealey JE, Blumenfeld JD, Bell GM y cols.: On the renal ba- 72. Michel MC, Rascher W. Neuropeptide Y: a posible role in
sis for essential hypertension. J Hypertens 1988; 6: 763-77. Hypertension. J Hypertens 1995; 13: 385-95.
51. Brenner BM, Anderson S: The interrelationships among filtra- 73. Mulvany MJ: Vascular remodeling of resistance vessels.
tion surface area, blood pressure, and chronic renal disease. Cardiovasc Res 1999; 41: 9-13.
J Cardiovasc Pharmacol 1992; 19: (Supl. 6): S1-7. 74. Baumbach GL. Mechanism of Vascular remodeling. Hypertension
52. Tunner ST, Sing CF: Erythrocyte sodium transport and the proba- Primer. Third Edition. The essentials of high blood pressure. Izzo
bility of having hypertension. J Hypertension 1998; 14(7): 829-37. JL Jr, Black HR. American Heart Association. Lippincot Williams
53. Topper JN, Gimbrone MA Jr. Blood flow and vascular gene ex- and Wilkins. 2003: 180-3.
pression: fluid shear stress as a modulator of endothelial phe- 75. Greene AS. Microvascular Regulation and Dysregulation.
notype. Mol Med Today 1999; 5: 40-6. Hypertension Primer. Third Edition. The essentials of high blo-
54. Cardillo C, Panza JA: Impaired endotelial regulation of vas- od pressure. Izzo JL, Jr, and Black HR. American Heart
cular tone in patients with systemic arterial hypertension. Vasc Association. Lippincot Williams and Wilkins. 2003: 183-5.
Med 1998; 3(2): 138-44. 76. Antonios TFT, Singer DRJ, Markandu ND y cols.: Rarefaction of
55. Cosentino F, Lüscher TF: Effects of blood pressure and gluco- skin capillaries in borderline essential hypertension suggests
se on endothelial function. Curr Hypertens Rep 2001; 3: 79-88. an early structural abnormality. Hyperensión 1999; 34: 655-8.
56. Moncada S, Higgs EA: Molecular mechanism and therapeutic 77. Franklin SS, Izzo JL. Aging, Hypertension and Arterial
strategies related to nitric oxide. FASEB J 1995; 9: 1319-30. Stiffness. Hypertension Primer. Third Edition. The essentials of
57. Forte P, Copland M, Smith LM, Milne E, Sutherland J, high blood pressure. Izzo JL, Jr, and Black HR. American Heart
Benjamin N: Lancet 1997; 349: 837-42. Association. Lippincott Williams and Wilkins. 2003: 170-5.
58. Taddei S, Virdis A, Mattei P, Ghiadoni L, Sudano I, Salvetti A: 78. Franklin SS, Gustin WG, Wong ND y cols.: Hemodynamic pat-
Defective L-arginine-nitric oxide pathway in offspring of essen- terns of age-related changes en blood pressure: the
tial hipertensión patients. Circulation 1996; 94: 1298-1303. Framingham Heart Study. Circulation 1997; 96: 308-15.
161
S. LLORENS y E. NAVA
VASOS: Vasodilatación.
DDAH CORAZÓN: Control de la contractilidad
ADMA cGMP y consumo de O2.
RIÑÓN: Inhibición del transporte de
L-Citrulina GC sodio y natriuresis.
GTP
L-Arginina NO
NO sintasas NO
Figura 1.—Vía de la L-arginina-NO en el sistema cardiovascular. En condiciones normales, el NO sigue la ruta del cGMP, el cual cau-
sa los efectos fisiológicos sobre vasos, corazón y riñón. Para ello, el NO actúa sobre su «receptor», la guanilato ciclasa (GC). Este
enzima convierte el GTP en cGMP. En ciertas situaciones patológicas, como la hipertensión y la aterosclerosis, el NO reacciona con
radicales superóxido (O2-), derivando a peroxinitrito, que es un radical reactivo de nitrógeno tremendamente dañido para el tejido, es-
pecialmente al nitrar los rediduos tirosina de las proteínas. En presencia de antioxidantes, como los tioles (p.ej.: glutation), el peroxi-
nitrito puede reconvertirse a NO y volver a la ruta fisiológica. En la hipertensión (HT), la nitración ocurre en los tejidos a los que afec-
ta esta enfermedad. En la aterosclerosis (AS), la nitrotirosina aparece en las propias placas de ateroma. La fuente de O 2- en la
hipertensión y la aterosclerosis puede ser la ciclooxigenasa (COX), la lipoxigenasa (LOX), la xantina oxidasa (XO) o la NAD (P)H oxi-
dasa. Incluso, la propia NO sintasa, puede generar O2- y así desviar la ruta desde el principio. Esto ocurre cuando aumentan los ni-
veles de LDL o bajan los de tetrahidrobiopterina (BH4) o L-arginina. La dimetilarginina asimétrica (ADMA), tiene acción inhibidora so-
bre la NO sintasa. La dimetilarginina dimetilaminohidrolasa (DDAH) cataliza la transformación de ADMA en L-citrulina. En esta figura
los enzimas aparecen rodeados de un rectángulo para distinguirlos. Las flechas continuas indican la existencia de una transforma-
ción química, ya sea enzimática o no enzimática. Las flechas discontinuas indican activación (+) o inhibición (-). Las flechas gruesas
blancas indican efectos obtenidos por una acción.
existe una menor capacidad de las células endotelia- la actividad y la expresión de la isoforma endotelial
les para generar NO. Es el caso de la hipertensión sal- (eNOS) está incrementada en el corazón de las ra-
sensible 9. Sin embargo, el modelo animal más asimi- tas SHR 11, 12. La isoforma neuronal está regulada al
lable a la hipertensión esencial humana es la rata alza en arterias de resistencia 13, en la corteza 14 y
espontáneamente hipertensa, en inglés (SHR). Es por medula renales hipertensas 15. Es de particular inte-
ello que en este capítulo nos centraremos en este mo- rés la isoforma neuronal (nNOS) en la médula renal
delo particular de hipertensión. Finalmente comenta- ya que esta parte del riñón juega un papel muy im-
remos los avances más recientes sobre el NO en la portante en el control a largo plazo de la presión san-
hipertensión humana. Para abordar este análisis estu- guínea y la nNOS tiene mucho que ver en este con-
diaremos todos los pasos de la vía del NO (fig. 1) que trol 16. Por último, se ha observado que la isoforma
están alterados en el humano o en modelos de expe- inducible puede estar presente en la pared aórtica
rimentación animal. Esta sistemática la seguiremos de las SHR 17. En definitiva, va a haber más NO dis-
también en el caso de la aterosclerosis. ponible y, por tanto, se podría pensar que en la hi-
Empezando el estudio de la vía del NO por el prin- pertensión la función endotelial debería ser buena
cipio, es decir, por el sustrato de la NO sintasa, la L- (las relajaciones dependientes del endotelio debe-
arginina, (fig. 1), hay que destacar que en algunas rían ser más pronunciadas). Además, los niveles de
enfermedades cardiovasculares está comprometida cGMP deberían estar incrementados, ya que la sín-
su disponibilidad. Aunque se ha sugerido muchas tesis de NO lo está (fig. 1). Ésto, sin embargo, no
veces que esto ocurre en la hipertensión, nadie lo ha ocurre 11. Entonces, ¿qué es lo que está pasando?
demostrado hasta el momento 10. Respecto a posi- Parece ser que las células endoteliales de las ratas
bles alteraciones de los enzimas, hay que decir que hipertensas producen más O2- a partir de la xantina
oxidasa 18, NAD(P)H oxidasa 19 e incluso de la pro- da, contradiciendo los estudios funcionales en vasos
pia eNOS (fig. 1) 20. El grupo de Bouloumié y cols. que indican mayor relajación 32. Desde entonces se
ha demostrado que la presión sanguínea elevada han llevado a cabo numerosos estudios encamina-
deteriora las relajaciones dependientes del endote- dos a dilucidar cómo la aterosclerosis y la hiper-
lio, pero al mismo tiempo produce un incremento de colesterolemia afectan a la vía de síntesis y acción
la expresión de la eNOS, una producción aumenta- del NO en sus diferentes pasos. Estos trabajos, que
da de anión superóxido (O2-), así como de nitración resumiremos a continuación, han aclarado muchas
de la tirosina 21. El peroxinitrito producto de la reac- de estas dudas que se plantearon en un principio
ción de NO y O2- nitra los residuos de tirosina de las acerca de la contradicción entre los estudios analíti-
proteinas dañando al tejido. Esta nitración se ha de- cos y funcionales.
tectado también en aorta 22, y en corteza 23 y medu- La aterosclerosis altera la vía del NO desde el mis-
la renales 15 de la rata SHR. Por lo tanto, en la hi- mo comienzo de su vía de síntesis, a nivel de su sus-
pertensión genética se producen niveles elevados trato, la L-arginina. De hecho, todos los estudios
de NO, pero también de O2-. La combinación de coinciden en que la administración de L-arginina
ambos da lugar a un radical mucho más dañino que exógena a individuos hipercolesterolémicos o ate-
ataca al endotelio disminuyendo su función. roscleróticos mejora las relajaciones dependientes
El estudio de la hipertensión humana es más difícil del endotelio 33, 34. Por tanto, la disponibilidad de la
que en animales de experimentación. Las medidas L-arginina estaría disminuida. Desde el punto de vis-
de flujo sanguíneo en el antebrazo mediante pletis- ta químico esta afirmación es absurda puesto que la
mografía han mostrado que las relajaciones depen- Km de la NO sintasa para la L-arginina es 3 µM mien-
dientes del endotelio 24 y las respuestas vasculares a tras que la concentración real de L-arginina en plas-
inhibidores de la síntesis de NO están dañadas 25. ma es mucho mayor (80 µM). Es decir, la disponibi-
Esto sugiere que la liberación de NO, estimulada y lidad supera con creces la concentración de sustrato
basal, respectivamente, son deficientes. Además, los requerida por el enzima. Esta contradicción es la lla-
niveles plasmáticos de 15N-nitrato en pacientes trata- mada paradoja de la L-arginina. Se han postulado
dos con 15N-L-arginina son más bajos de lo normal 26 muchas teorías para explicar esta paradoja 35, como
y el inhibidor endógeno de la NO sintasa, dimetilar- por ejemplo alteración del transporte transmembra-
ginina asimétrica (ADMA), está elevado 27. Sin em- nal del aminoácido, exceso del inhibidor endógeno
bargo, la administración de L-arginina no sirve para de la NOS, ADMA, o menor producción de O2- tras
restablecer las respuestas dependientes del endote- administración de L-arginina.
lio sugiriendo que, a diferencia de lo que veremos Siguiendo el recorrido de la vía del NO en la ate-
que ocurre en la aterosclerosis, la disponibilidad de rosclerosis (fig. 1), se sabe que las LDL oxidadas,
L-arginina es adecuada 28. Finalmente, cabe destacar disminuyen la cantidad de NOS endotelial (eNOS) en
que el tratamiento con el antioxidante vitamina C me- células endoteliales de aorta 36. De hecho, las placas
jora las relajaciones dependientes del endotelio 29. En ateroscleróticas expresan menos eNOS, pero la NOS
conjunto, todos estos hallazgos sugieren que en la hi- inducible (iNOS) se expresa en las células inflama-
pertensión esencial humana, la actividad de la NO torias periféricas 37. Sorprendentemente, la isoforma
sintasa está disminuida y la producción de radicales neuronal (nNOS), que normalmente sólo se ve en te-
libres aumentada. jido nervioso, llega a ser expresada en macrófagos
y otras células 37. Por lo tanto, aunque la eNOS esté
disminuida, en conjunto hay una mayor expresión de
ENDOTELIO Y ATEROSCLEROSIS la NOS en vasos con lesiones ateroscleróticas, y es-
to podría explicar que en estas lesiones se produz-
La aterosclerosis es una de las principales causas ca más NO.
de morbi-mortalidad en nuestro medio. Los vasos La L-arginina puede ser el sustrato para la forma-
sanguíneos ateroscleróticos presentan cambios fun- ción de inhibidores no deseados de la NOS, como la
cionales tales como vasoconstricción aumentada, ADMA (fig. 1). Es posible que en la aterosclerosis
migración y proliferación de las células del músculo tenga lugar un exceso de producción de ADMA que
liso vascular, así como una adhesión incrementada podría explicar la paradoja de la L-arginina. De he-
de plaquetas y monocitos 30. Debido a que el NO es- cho, las LDL oxidadas causan un incremento de los
tá involucrado en todos estos procesos 31, el interés niveles de ADMA y la hipercolesterolemia reduce la
por el estudio de las alteraciones de su vía de sínte- actividad de la dimetilarginina dimetilaminohidrolasa
sis siempre ha sido de primera magnitud. Una serie (DDAH), el enzima que protege al organismo de es-
de experimentos realizados a principios de los años te indeseado inhibidor catalizando la transformación
noventa en conejos hipercolesterolémicos revelaron de ADMA en L-citrulina (fig. 1) 38.
que la producción de NO en la aorta aterosclerótica, Es bien conocido que la aterosclerosis está aso-
más que dañada, estaba marcadamente aumenta- ciada a un aumento de la formación de O2-39. Por
tanto es posible que, aunque haya una mayor gene- (fig. 1). Esta última tiene lugar tras la formación exa-
ración de NO, éste no sea suficientemente activo al gerada del dañino peroxinitrito al reaccionar el NO y
ser degradado por el O2-. Esta hipótesis está apo- el O2-39. Este peroxinitrito nitra muchas proteínas, en
yada por el hecho de que el tratamiento de conejos particular los residuos de tirosina. La nitrotirosina es
hipercolesterolémicos con el enzima superóxido dis- la «huella» que deja el NO cuando daña los tejidos
mutasa, mejora las relajaciones dependientes del y es visible también en el vaso aterosclerótico 46.
endotelio 40. Aunque la fuente del O2- endotelial pa- El NO puede ser una diana terapéutica en la ate-
rece ser la xantina oxidasa 41, resulta muy curioso rosclerosis. Por ejemplo, el efecto beneficioso de
que la propia NO sintasa endotelial, en circunstan- las estatinas no se explica sólo sobre la base de la
cias especiales, puede por sí misma generar O2-. reducción de los niveles de colesterol en plasma.
Estas circunstancias se dan específicamente en la Las estatinas incrementan la expresión de la NO
aterosclerosis y son: a) bajo suplemento de L-argini- sintasa endotelial (eNOS) incluso cuando se admi-
na a los enzimas 42, b) bajos niveles de tetrahidro- nistran a dosis no hipocolesterolemiantes 47. De he-
biopterina (BH4, un cofactor de la NO sintasa) 43 y ni- cho, las estatinas estimulan la liberación de NO
veles altos de LDL nativas y oxidadas 44. De hecho la desde el endotelio 48 y previenen la acción inhibi-
administración de L-arginina 33, 34 o de BH4 45, (fig. 2) dora que ejercen las LDL oxidadas sobre la expre-
es capaz de devolver las respuestas vasculares a ni- sión de la eNOS 36.
veles cercanos a la normalidad. Por lo tanto, en la En resumen, tanto en la aterosclerosis como en la
aterosclerosis hay una liberación incrementada de hipertensión, la vía L-arginina-NO-cGMP está muy
NO acompañada paralelamente por un exceso de afectada. Las NO sintasas endotelial y neuronal es-
radicales O2-, los cuales a su vez inactivan al NO. tán reguladas al alza. Sin embargo, la NO sintasa es
Una vez sintetizado, el NO puede seguir dos ca- muy sensible a ciertas condiciones del medio en el
minos: o bien enlaza con la guanilato ciclasa (GC) y que se encuentra, que pueden hacer que sintetice
lleva a cabo sus efectos fisiológicos vía cGMP, o bien O2- en lugar de NO. Estas condiciones se dan en la
sigue una ruta patológica de nitración de proteínas aterosclerosis: deficiencia del sustrato (L-arginina) o
1,2 1,2
antebrazo contralateral
1,0 1,0
0,8 0,8
0,6 0,6
0 7,5 15 30 0 7,5 15 30
Figura 2.—Efectos de la administración del cofactor de la NO sintasa, tetrahidrobiopterina (BH4) sobre la liberación de NO. Esta libe-
ración se mide analizando los efectos vasoconstrictores del flujo antebraquial producidos por un inhibidor de la síntesis de NO, el L-
NMMA (nitromonometil L-arginina). La BH4 no alteró los efectos del inhibidor en individuos sanos, pero aumentó significativamente los
efectos de éste en pacientes jóvenes con antecedentes familiares de hipercolesterolemia. Esto sugiere que la presencia de este co-
factor estaría comprometida en la aterosclerosis. Modificado de la ref. 45.
del cofactor (BH4) de la NO sintasa y niveles altos 19. Zalba G, Beaumont FJ, San José G, Fortuno A, Fortuno MA,
de LDL. Por lo tanto, O2- y el producto derivado de Díez J: Is the balance between nitric oxide and superoxide al-
tered in spontaneously hypertensive rats with endothelial dys-
su reacción con NO, peroxinitrito, juegan un papel function? Nephrol Dial Transplant 2001; 16: 2-5.
muy relevante en la disfunción endotelial que carac- 20. Kerr S, Brosnan MJ, McIntyre M, Reid JL, Dominiczak AF,
teriza a estas enfermedades. Hamilton CA: Superoxide anion production is increased in a
model of genetic hypertension: role of the endothelium.
Hypertension 1999; 33: 1353-8.
BIBLIOGRAFÍA 21. Bouloumié A, Bauersachs J, Linz W, Schölkens BA, Wiemer
G, Fleming I, Busse R: Endothelial dysfunction coincides with
1. Lamas S, Marsden PA, Li GK, Tempst P, Michel T: Endothelial an enhanced nitric oxide synthase expression and superoxi-
nitric oxide synthase: molecular cloning and characterization de anion production. Hypertension 1997; 30: 934-41.
of a distinct constitutive enzyme isoform. Proc Natl Acad Sci 22. Ma XL, Gao F, Nelson AH, López BL, Christopher TA, Yue TL,
USA 1992; 89: 6348-52. Barone FC: Oxidative inactivation of nitric oxide and endothe-
2. Kelly RA, Balligand JL, Smith TW: Nitric oxide and cardiac lial dysfunction in stroke-prone spontaneous hypertensive
function. Circ Res 1996; 79: 363-80. rats. J Pharmacol Exp Ther 2001; 298: 879-85.
3. Ayajiki K, Okamura T, Noda K, Toda N: Functional study on ni- 23. Welch WJ, Tojo A, Wilcox CS: Roles of NO and oxygen radi-
troxidergic nerve in isolated dog pulmonary arteries and cals in tubuloglomerular feedback in SHR. Am J Physiol Renal
veins. Jpn J Pharmacol 2002; 89: 197-200. Physiol 2000; 278: F769-76.
4. Xu KY, Huso DL, Dawson TM, Bredt DS, Becker LC: Nitric oxi- 24. Linder L, Kiowski W, Buhler FR, Luscher TF: Indirect eviden-
de synthase in cardiac sarcoplasmic reticulum. Proc Natl ce for release of endothelium-derived relaxing factor in human
Acad Sci USA 1999; 96: 657-62. forearm circulation in vivo. Blunted response in essential hy-
5. Nava E, Palmer RM, Moncada S: Inhibition of nitric oxide synt- pertension. Circulation 1990; 81: 1762-7.
hesis in septic shock: how much is beneficial? Lancet 1991; 25. Calver A, Collier J, Vallance P. Forearm blood flow responses
338: 1555-7. to a nitric oxide synthase inhibitor in patients with treated es-
6. Cohen ML, Berkowitz BA: Decreased vascular relaxation in sential hypertension. Cardiovasc Res 1994; 28: 1720-5.
hypertension. J Pharmacol Exp Ther 1976; 196: 396-406. 26. Forte P, Copland M, Smith LM, Milne E, Sutherland J,
7. Konishi M, Su C: Role of endothelium in dilator responses of Benjamin N. Basal nitric oxide synthesis in essential hyper-
spontaneously hypertensive rat arteries. Hypertension 1983; tension. Lancet 1997; 349: 837-42.
5: 881-6. 27. Surdacki A, Nowicki M, Sandmann J, Tsikas D, Boeger RH,
8. Luscher TF: The endothelium. Target and promoter of hyper- Bode-Boeger SM, Kruszelnicka-Kwiatkowska O, Kokot F,
tension? Hypertension 1990; 15: 482-485. Dubiel JS, Froelich JC: Reduced urinary excretion of nitric
9. Rees D, Ben-Ishay D, Moncada S: Nitric oxide and the re- oxide metabolites and increased plasma levels of asymme-
gulation of blood pressure in the hypertension-prone and hy- tric dimethylarginine in men with essential hypertension. J
pertension-resistant Sabra rat. Hypertension 1996; 28: 367- Cardiovasc Pharmacol 1999; 33: 652-8.
71. 28. Panza JA, Casino PR, Badar DM, Quyyumi AA: Effect of in-
10. Tabrizchi R, Triggle CR: Actions of L- and D-arginine and NG- creased availability of endothelium-derived nitric oxide pre-
monomethyl-L-arginine on the blood pressure of pithed nor- cursor on endothelium-dependent vascular relaxation in nor-
motensive and spontaneously hypertensive rats. Clin Exp mal subjects and in patients with essential hypertension.
Hypertens A 1992; 14: 527-46. Circulation 1993; 87: 1475-81.
11. Nava E, Farré AL, Moreno C y cols.: Alterations to the nitric 29. Taddei S, Virdis A, Ghiadoni L, Salvetti G, Bernini G, Magagna
oxide pathway in the spontaneously hypertensive rat. J A, Salvetti A: Age-related reduction of NO availability and oxi-
Hypertens 1998; 16: 609-15. dative stress in humans. Hypertension 2001; 38: 274-9.
12. Nava E, Noll G, Luscher TF: Increased activity of constitutive 30. Woolf N: Pathology of atherosclerosis. Br Med Bull 1990; 46:
nitric oxide synthase in cardiac endothelium in spontaneous 960-85.
hypertension. Circulation 1995; 91: 2310-3. 31. Rosselli M, Keller PJ, Dubey RK: Role of nitric oxide in the bio-
13. Briones AM, Alonso MJ, Marín J, Balfagón G, Salaices M: logy, physiology and pathophysiology of reproduction. Hum
Influence of hypertension on nitric oxide synthase expression Reprod Update 1998; 4: 3-24.
and vascular effects of lipopolysaccharide in rat mesenteric 32. Minor RL Jr, Myers PR, Guerra R Jr, Bates JN, Harrison DG:
arteries. Br J Pharmacol 2000; 131: 185-94. Diet-induced atherosclerosis increases the release of nitrogen
14. Welch WJ, Tojo A, Lee JU, Kang DG, Schnackenberg CG, oxides from rabbit aorta. J Clin Invest 1990; 86: 2109-16.
Wilcox CS: Nitric oxide synthase in the JGA of the SHR: ex- 33. Drexler H, Zeiher AM, Meinzer K, Just H: Correction of endot-
pression and role in tubuloglomerular feedback. Am J Physiol helial dysfunction in coronary microcirculation of hypercho-
1999; 277: F130-8. lesterolaemic patients by L-arginine. Lancet 1991; 338: 1546-
15. Nava E, Salazar FJ, Bentura ML, Murillo RM, Fernández AP, 50.
Serrano J, Rodrigo J. En: The Biology of Nitric Oxide Part 7. 34. Girerd XJ, Hirsch AT, Cooke JP, Dzau VJ, Creager MA: L-ar-
London, Portland Press 2000; 68. ginine augments endothelium-dependent vasodilation in cho-
16. Mattson DL, Bellehumeur TG: Neural nitric oxide synthase lesterol-fed rabbits. Circ Res 1990; 67: 1301-8.
in the renal medulla and blood pressure regulation. 35. Böger RH, Bode-Böger SM: The clinical pharmacology of L-
Hypertension 1996; 28: 297-303. Arginine. Annu Rev Pharmacol Toxicol 2001; 41: 79-99.
17. Chou TC, Yen MH, Li CY, Ding YA: Alterations of nitric oxide 36. Hernández-Perera O, Pérez-Sala D, Navarro-Antolín J,
synthase expression with aging and hypertension in rats. Sánchez R, Hernández G, Díaz C, Lamas S: Effects of the 3-
Hypertension 1998; 31: 643-8. hydroxy-3-methylglutaryl-CoA reductase inhibitors, atorvasta-
18. Suzuki H, DeLano FA, Parks DA, Jamshidi N, Granger DN, tin and simvastatin, on the expression of endothelin-1 and en-
Ishii H, Suematsu M, Zweifach BW, Schmid-Schonbein GW: dothelial nitric oxide synthase in vascular endothelial cells. J
Xanthine oxidase activity associated with arterial blood pres- Clin Invest 1998; 101: 2711-19.
sure in spontaneously hypertensive rats. Proc Natl Acad Sci 37. Wilcox JN, Subramanian RR, Sundell CL, Tracey WR, Pollock
USA 1998; 95: 4754-9. JS, Harrison DG, Marsden PA: Expression of multiple isoforms
of nitric oxide synthase in normal and atherosclerotic vessels. neration by recombinant endothelial nitric oxide synthase.
Arterioscler Thromb Vasc Biol 1997; 17: 2479-88. Biochem Biophys Res Commun 1997; 237: 340-4.
38. Ito A, Tsao PS, Adimoolam S, Kimoto M, Ogawa T, Cooke JP: 44. Vergnani L, Hatrik S, Ricci F, Passaro A, Manzoli N, Zuliani G,
Novel mechanism for endothelial dysfunction: dysregulation of Brovkovych V, Fellin R, Malinski T. Effect of native and oxidi-
dimethylarginine dimethylaminohydrolase. Circulation 1999; zed low-density lipoprotein on endothelial nitric oxide and su-
99: 3092-5. peroxide production - key role of L-arginine availability.
39. White CR, Brock TA, Chang LY, Crapo J, Briscoe P, Ku D, Circulation 2000; 101: 1261-6.
Bradley WA, Gianturco SH, Gore J, Freeman BA, Tarpey MM: 45. Stroes E, Kastelein J, Cosentino F, Erkelens W, Wever R,
Superoxide and Peroxynitrite in Atherosclerosis. Proc Natl Koomans H, Luscher, Rabelink T: Tetrahydrobiopterin restores
Acad Sci USA 1994; 91: 1044-8. endothelial function in hypercholesterolemia. J Clin Invest
40. Mugge A, Elwell JH, Peterson TE, Hofmeyer TG, Heistad DD, 1997; 99: 41-6.
Harrison DG: Chronic treatment with polyethylene-glycolated 46. Beckman JS, Ye YZ, Anderson PG, Chen J, Accavitti MA,
superoxide dismutase partially restores endothelium-depen- Tarpey MM, White CR: Extensive Nitration of Protein Tyrosines
dent vascular relaxations in cholesterol-fed rabbits. Circ Res in Human Atherosclerosis Detected by Immunohistochemistry.
1991; 69: 1293-300. Biol Chem Hoppe Seyler 1994; 375: 81-8.
41. Ohara Y, Peterson TE, Harrison DG: Hypercholesterolemia in- 47. Endres M, Laufs U, Huang Z, Nakamura T, Huang P,
creases endothelial superoxide anion production. J Clin Invest Moskowitz MA, Liao JK: Stroke protection by 3-hydroxy-3-
1993; 91: 2546-51. methylglutaryl (HMG)-CoA reductase inhibitors mediated by
42. Xia Y, Dawson VL, Dawson TM, Snyder SH, Zweier JL: Nitric endothelial nitric oxide synthase. Proc Natl Acad Sci USA
oxide synthase generates superoxide and nitric oxide in argi- 1998; 95: 8880-5.
nine-depleted cells leading to peroxynitrite-mediated cellular 48. Dobrucki LW, Kalinowski L, Dobrucki IT, Malinski T: Statin-sti-
injury. Proc Natl Acad Sci USA 1996; 93: 6770-4. mulated nitric oxide release from endothelium. Med Sci Monit
43. Wever RMF, Vandam T, Vanrijn HJM, Degroot F, Rabelink TJ: 2001; 7: 622-7.
Tetrahydrobiopterin regulates superoxide and nitric oxide ge-
– Es uno de los desórdenes más serios y de más Reaven denominó Síndrome X a la asociación de
rápido crecimiento en el mundo desarrollado en HTA, intolerancia a la glucosa, hipertrigliceridemia, y
los últimos años. disminución del colesterol HDL y sugirió que la re-
– El alto grado de asociación de estos factores de sistencia a la insulina y la hiperinsulinemia reactiva
riesgo en los individuos con SM hace difícil sepa- serían las bases etiopatogénicas del mismo 7.
rar la contribución individual de cada uno de ellos Posteriormente, otros autores añadieron a este sín-
en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. drome la obesidad troncular, el aumento de los áci-
– Parece contribuir de igual manera que el taba- dos grasos libres (AGL) en la vena porta proceden-
quismo en el desarrollo de enfermedad cardio- tes del rápido metabolismo de los triglicéridos (TG)
vascular precoz. de la grasa abdominal, el aumento del cortisol y la
– La insulino resistencia del SM es una de las hiperactividad simpática 2. Hoy en día se incluyen
causas subyacentes de la diabetes tipo II. además la hiperuricemia y las alteraciones del me-
tabolismo de las purinas como parte de este impor-
Los pacientes con el SM tienen un riesgo elevado tante complejo metabólico 8.
de padecer enfermedad arterial coronaria, como se De ahí el gran número de denominaciones aplica-
ha demostrado recientemente 4. En este estudio se das a este trastorno: SM cardiovascular, de Reaven,
siguieron 4.209 pacientes sin enfermedad coronaria metabólico angiopático, obesidad e hipertensión, de
durante más de 11 años, y se observó que aquellos relación cintura-cadera, familiar dislipémico-hiper-
que tenían SM (8,8 u 14,3%, según se utilizaran las tensivo, de resistencia a la insulina 2.
definiciones del ATPIII o de la OMS), tenían mayor Arnensen propuso el término de SM cardiovascu-
mortalidad coronaria (RR 2,6-4,2) y mortalidad total lar que definió a partir de cinco criterios diagnósti-
(RR 2,6-1,9) que los que no lo padecían. Se estimó cos, de los cuales al menos dos de ellos eran de
que el SM era responsable del 18% de la varianza obligado cumplimiento 9.
en el riesgo cardiovascular. En otro estudio realiza-
do en Finlandia 5, en el que se siguieron 970 hombres – Resistencia a la insulina con hiperinsulinismo y
durante 22 años, también se ha observado que la hi- disminución de la tolerancia a la glucosa.
perinsulinemia incrementa el riesgo de morbi-morta- – Dislipemia: Hipertrigliceridemia (TG > 150 mg /dl)
lidad cardiovascular, con un RR de 1,3 a 2,3, con un y disminución de HDL-c (menor de 40 mg/dl en
peso que disminuye con la edad. varones y de 50 mg/dl en mujeres).
167
C. GRAUPNER y cols.
– Trombogenicidad: Actividad aumentada del fac- perinsulinemia que en sujetos con niveles normales
tor VII de la coagulación y del principal inhibidor de insulina. Así, solamente el 10% de los normoten-
del factor activador del plasminógeno (PAI-1). sos presentan concentraciones de insulina plasmáti-
– HTA con hiperactividad simpática: > 135/85 mmHg. ca superior a 80 mU por mililitro tras una sobrecar-
– Obesidad troncular con aumento de AGL en ve- ga oral de 75 g de glucosa frente al 45% de los
na porta: índice de masa corporal > 40 en va- pacientes hipertensos 8.
rones y de 35 en mujeres. La relación entre la HTA y la resistencia a la in-
sulina se demuestra por la observación de que el
Recientemente, el ATP III ha propuesto una defini- empeoramiento de la resistencia a la insulina debi-
ción basada exclusivamente en datos clínicos 1, que da tanto al aumento de peso como al sedentarismo
se comenta posteriormente. está asociado con un incremento de la incidencia
de HTA. Igualmente, las medidas encaminadas a
disminuir la resistencia a la insulina; como la pérdi-
ETIOLOGÍA da de peso o el ejercicio disminuyen los niveles de
presión arterial. Es mas, algunas sustancias que
Las causas del SM son sobrepeso/obesidad, inac- mejoran la resistencia a la insulina como las glita-
tividad física y factores genéticos. Está estrecha- zonas, han demostrado en algunos individuos dis-
mente relacionado con la resistencia insulínica, en minuir las cifras de presión arterial, independiente-
la cual existe un estado de reducción de la sensi- mente de la pérdida de peso o el aumento del
bilidad a la acción de la insulina de sus principales ejercicio físico.
células diana; esto disminuye el efecto fisiológico En la HTA se ha descrito una marcada disminución
de ésta y da lugar a una peor utilización de la glu- en la sensibilidad a la insulina así como un estado
cosa, que trata de compensarse con un aumento de hiperinsulinemia tanto en ayunas como tras la so-
de la síntesis de insulina1, 2. brecarga oral de glucosa.
Algunos individuos están genéticamente predis- La confirmación de esta resistencia a la insulina
puestos a la insulinorresistencia. En estas personas en la HTA la aportó Ferrannini 2 en 1987 al com-
el exceso de grasa y la inactividad física dan lugar probar mediante la técnica de clamp euglucémico
a la insulinorresistencia y al SM 1. que en los hipertensos no tratados, con sobrecar-
En el SM concurren una alteración del metabolis- ga oral de glucosa normal, disminuía el empleo de
mo de la glucosa y la insulina, sobrepeso, distribu- la glucosa en relación con los normotensos y era
ción abdominal de la grasa, dislipemia moderada e la vía oxidativa prácticamente la única utilizada.
hipertensión, estando estrechamente asociada al Como la producción hepática de glucosa fue igual
desarrollo de diabetes tipo II y enfermedad cardio- en ambos grupos y se inhibió de igual forma du-
vascular. rante el clamp por la insulina, es fácil deducir que
existía una resistencia periférica probablemente
en el músculo esquelético. Por lo tanto, la insuli-
FISIOPATOLOGÍA norresistencia de la HTA, a diferencia de lo que
ocurre en la diabetes tipo II y obesos, tiene lugar
Resistencia a la insulina e hipertensión fundamentalmente en el músculo esquelético y so-
arterial lo afecta a la vía no oxidativa del metabolismo in-
tracelular de la glucosa debido a la disregulación
La explicación de cómo se asocian varios de los de la glucógeno-sintetasa que depende de la in-
factores que contribuyen a la definición del SM vie- sulina.
ne dado por los receptores nucleares activados pro- Los hipertensos con hipertrofia ventricular izquier-
liferadores de peroxisoma (PPAR-γ) 10, que modulan da por ecocardiograma muestran una concentración
la transcripción de los genes de respuesta a la insu- de insulina plasmática en ayunas significativamente
lina. superior a la de los hipertensos sin hipertrofia 8.
La resistencia insulínica es un importante factor
para el desarrollo de la enfermedad cardiovascular.
Es definida como la incapacidad del organismo pa- Mecanismos por los que la Resistencia a
ra conseguir unos niveles normales de glucemia en la Insulina puede inducir hipertensión
respuesta a la insulina, que se observa en hígado, arterial
grasa, endotelio y células del músculo esquelético,
siendo este último el más importante cuantitativa- La resistencia insulínica y la hiperinsulinemia pue-
mente. den provocar HTA por diferentes vías y entre las más
Estudios prospectivos han demostrado que la HTA importantes destacaría la alteración de la vasodila-
se desarrolla más frecuentemente en sujetos con hi- tación dependiente del endotelio.
pacientes obesos se observa poco o ningún au- Parece sencillo explicar porqué la obesidad tipo
mento del flujo sanguíneo en respuesta a la in- androide provoca hiperinsulinemia pero no resulta
sulina, quizá debido a la sensibilidad presora a tan obvia para explicar la insulinorresistencia de al-
la noradrenalina. gunos hipertensos no obesos pudiendo involucrar
– Efectos renales: La insulina aumenta la reab- uno a más de los siguientes aspectos de acción de
sorción renal de sodio. Los individuos obesos la insulina 13: 1) el aporte de insulina puede estar
tienden a presentar tasas de filtrado glomeru- disminuido por reducción del flujo sanguíneo; ade-
lar y flujo plasmático renal mayores, que se co- más la acción vasodilatadora de la insulina que nor-
rrelacionan con los niveles de insulina en ayu- malmente aumenta el flujo sanguíneo a nivel mus-
nas. cular esta disminuida en pacientes hipertensos; 2)
– Alteraciones en la vasodilatación: En la HTA el transporte de insulina puede estar disminuido por
asociada a la obesidad también interviene la al- alteraciones en las membranas celulares, y 3) la ac-
teración en la capacidad de la insulina para di- ción de la insulina puede estar alterada en el mús-
latar la vasculatura periférica. En la HTA la re- culo esquelético por varias razones, entre ellas por
ducción de la vasodilatación mediada por el predominio de fibras musculares blancas sobre
insulina está asociada a una disminución en la las rojas (más resistentes a los efectos de la insuli-
producción de ON endotelial. na).
– Leptina: Se ha postulado la participación de la
leptina (hormona producida en los adipocitos)
que se encuentra elevada en hipertensos, par- REPERCUSIÓN CARDÍACA DEL SÍNDROME
ticularmente en los que presentan resistencia METABÓLICO
a la insulina. Con el aumento de peso se ob-
servó tanto hiperinsulinemia como hiperlepti- Es suficientemente conocido que la HTA se asocia
nemia y se pensó que ambas eran secunda- a una mayor incidencia de cardiopatía isquémica, in-
rias a la activación del SNS (sistema nervioso suficiencia cardíaca y arritmias. Este trastorno pre-
simpático). Recientemente existe una teoría dispone a todas las manifestaciones clínicas de la
que sostiene que un aumento primario del enfermedad coronaria, aumenta su severidad y en-
SNS sería responsable tanto de la HTA como sombrece el pronóstico.
del aumento de peso, este último por una re- La repercusión cardíaca del SM se deduce de la
gulación negativa de los receptores B-adre- suma de cada uno de sus componentes 2.
nérgicos, que normalmente aumentan el gas-
to energético 14. – El riesgo relativo de cardiopatía isquémica se re-
laciona directamente con los valores de presión
arterial.
Resistencia a la Insulina sin obesidad – La mayor incidencia de muerte coronaria o epi-
sodios isquémicos en diabéticos tipo 2 se re-
En pacientes hipertensos no obesos también se laciona con el aumento de los TG y de las
ha observado la asociación entre resistencia a la in- VLDL, pero sobre todo con menores niveles de
sulina y HTA, denominándose «personas metabóli- HDL
camente obesas, con peso corporal normal». – La intolerancia a la glucosa y la diabetes se re-
Si bien se ha visto que la hiperinsulinemia prece- lacionan directamente con mayor incidencia de
de a la HTA en individuos no obesos, la mayoría de muerte súbita.
las veces esta asociación se encuentra en aquellos
pacientes que padecen otras manifestaciones del De todo ello se deduce que es necesario conse-
SM, particularmente la dislipemia. guir una protección cardiovascular global, mediante
Si se asume que la resistencia insulínica pronosti- el control de todos los factores de riesgo para mejo-
ca y acompaña a la hipertensión en algunos indivi- rar el pronóstico de estos pacientes.
duos no obesos, la mayoría de las asociaciones po-
sitivas se han hallado en individuos de raza blanca,
no encontrándose dicha asociación en otros grupos DIAGNÓSTICO
étnicos. Esto significa muy probablemente que par-
ticipan mecanismos genéticos y quizá factores am- No existen criterios bien definidos para el diag-
bientales que contrarrestan la influencia de la insuli- nóstico del SM. No obstante, en la práctica clínica
na. En conjunto, los datos avalan un papel de la muchos pacientes son fácilmente reconocidos por
hiperinsulinemia y la resistencia insulínica, pero es sus múltiples factores de riesgo 15 (tabla I). La mayo-
una participación fuertemente influenciada por fac- ría de los pacientes con SM tienen obesidad o so-
tores ambientales. brepeso. Los ensayos clínicos han demostrado una
minuir el riesgo cardiovascular de estos pacien- De segunda elección se consideran los diuréti-
tes 21. cos. En el estudio UKPDS se demostró que un be-
tabloqueante como el atenolol era tan eficaz como
el captopril por lo que debería administrarse de
primera elección en caso de enfermedad corona-
Fármacos antihipertensivos
ria, a pesar de su ligera tendencia a alterar la glu-
cemia y a provocar aumento de peso 13. También se
Cuando la modificación del estilo de vida no con-
pueden administrar calcioantagonistas con seguri-
sigue un adecuado control de la presión arterial, es
dad.
necesario iniciar tratamiento farmacológico. En las
El objetivo terapéutico en los pacientes hiperten-
recomendaciones más recientes, el tratamiento de
sos con SM no está claramente definido, aunque
primera elección para la HTA no complicada inclu-
puede asumirse el mismo que para los pacientes
ye un diurético 22. Extrapolando datos desde la dia-
con diabetes mellitus (< 130/80 mmHg). En general,
betes mellitus tipo 2, podría decirse que cualquiera
son necesarios tres o cuatro antihipertensivos para
de los fármacos antihipertensivos que sean efecti-
lograr el control adecuado de la presión arterial (<
vos y bien tolerados, generalmente en asociación,
130/80) en casi todos los pacientes diabéticos hi-
pueden ser eficaces 23. La protección puede ser ma-
pertensos 22-26.
yor con la inclusión de un bloqueante del sistema
renina-angitoensina-aldosterona. La aspirina a bajas
dosis debería asociarse a los pacientes con el ma-
Sensibilidad a la insulina
yor riesgo cardiovascular o con patología cardio-
vascular asociada.
En el momento actual, no está claramente esta-
blecido que la disminución de la resistencia a la in-
sulina reporte beneficios adicionales a la reducción
Tratamiento antihipertensivo en paciente de las cifras de presión arterial en el paciente hi-
con diabetes tipo 2 pertenso. No obstante, se consiguen mejoras con-
siderables en la sensibilidad a la insulina y toleran-
Dado que la hipertensión es un factor determi- cia a la glucosa cuando se administran IECAS y
nante de los eventos cardiovasculares en los pa- ARA II. El estudio HOPE 27 realizado con ramipril se
cientes con diabetes tipo 2, se debe intentar un con- observó una disminución del riesgo de desarrollar
trol estrecho de la presión arterial. De hecho de diabetes tipo 2, e igualmente se ha observado en
acuerdo con UKPDS los beneficios de un control es- el estudio LIFE 28 que compara losartán con beta-
tricto de la presión arterial pueden ser mayores que bloqueantes.
el control intensivo de las cifras de glucemia 24, 25. La Un importante número de estudios han sugerido
elección del tratamiento en estos pacientes con que determinados agentes antihipertensivos como
obesidad, hipertensión y diabetes ha de tener en las tiazidas y los betabloqueantes pueden empeorar
cuenta los efectos sobre el peso, las alteraciones la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insuli-
metabólicas y las complicaciones de la diabetes y na. Por otra parte los calcioantagonistas no parecen
la hipertensión. afectar a la sensibilidad a la insulina 29.
En general se consideran de primera elección los
IECAS y ARA II, en particular si existe microalbumi-
nuria. Sin embargo pueden provocar tres problemas, Hipertensión y obesidad
con mayor frecuencia en diabéticos hipertensos que
entre no diabéticos: Los hipertensos obesos muestran menor respues-
ta a los antihipertensivos.
– Hipoglucemia. Por otra parte la pérdida de peso consigue disminuir
– Hipercaliemia, si existe hipoaldosteronismo hi- la cantidad de medicación necesaria para controlar la
porreninémico. presión arterial Si existe enfermedad coronaria está cla-
– Insuficiencia renal en caso de no reconocerse ramente indicada la administración de betabloqueantes
una estenosis bilateral de la arteria renal. o calcioantagonistas, según la situación clínica.
interfieren en los beneficios globales en términos de 11. Anderson EA, Mark AL: Cardiovascular and sympathetic ac-
morbi-mortalidad cardiovascular, como ocurre con tions of insulin. Cardiovascular Risck factors 1993; 3: 159-
63.
los tratamientos con betabloqueantes o diuréticos, 12. Lind L, Lithel H: Decreased peripheral blood flow in the pato-
por ejemplo. Además el tratamiento de la dislipemia génesis of the metabolic síndrome comprising hypertension,
con estatinas puede tener un efecto antihipertensivo hyperlipidemia and hiperinsulinemia. Am Heart J 1993; 125:
independiente 30. Los calcioantagonistas, IECAs y 1494-7.
ARA II no afectan al perfil lipídico, mientras que los 13. Norman M. Kaplan: Kaplan’s Clinical hypertensión, Eighth
Edition 2002. Lippincott Williams and Wilkins. Edición Espa-
alfabloqueantes tienden a mejorarlo. ñol: Waverly Hispánica S.A/S.L.
14. Julius S, Krause L, Schorkn y cols.: Hyperkinetic bordeline hy-
pertension in Tecumseh, Michigan. J Hypertension 1991; 9:
Tratamiento antidiabético 77-8.
15. Lakka HM, Laaksonen DE, Lakka TA, Niskanen LK, Kumpu-
salo E, Tuomilehto J, Salonen JT: The Metabolic Síndrome and
La metformina y la acarbosa han demostrado me- Total and cardiovascular Disease Mortality in Middle-aged
jorar la tolerancia a la glucosa gracias al aumento de men. JAMA 2002; 288(21): 4.
la sensibilidad a la insulina, y han demostrado redu- 16. Alberti KG, Zimmet PZ: Definition, diagnosis and classification
cir la presión arterial 31, 32. Las glitazonas, actúan so- of diabetes mellitus and its complications. Part 1: diagnosis
bre el núcleo del problema de la resistencia a la in- and classification of diabetes mellitus provisional report of a
sulina, al aumentar la utilización de la glucosa WHO consultation. Diabet Med 1998; 15(7): 539-53.
17. Pereira MA, Jacobs DR Jr, Van Horn L, Slattery ML, Kartashov
actuando sobre el músculo y el hígado, donde in- AI, Ludwig DS: Dairy consumption, obesity, and the insulin re-
crementan la utilización y disminuyen la producción sistance syndrome in young adults: the CARDIA Study. JAMA
de glucosa 33. Estudios en marcha nos indicarán el 2002; 287(16): 2081-9.
papel que estos fármacos pueden jugar en el con- 18. Appel LJ, Moore TJ, Obarzanek E y cols.: A clinical trial of the
trol del SM y en la reducción del riesgo cardiovas- effects of dietary patterns in blood pressure. DASH Collabo-
rative Research Group. N Engl J Med 1997; 336: 1117-24.
cular en estos pacientes. 19. L Facchini F, Chen YD, Reaven GM: ight-to-moderate alcohol
intake is associated with enhanced insulin sensitivity. Diabe-
tes Care 1994; 17(2): 115-9.
20. Clinical guidelines on the identification, evaluation and treat-
BIBLIOGRAFÍA ment of overweight and obesity in adults. The evidence report.
NIH publication, No. 98-4083 September 1998 National insti-
1. National Heart Lung and Blood Institute. Third report of the Ex- tutes of Health: National Heart, Lung; and Blood institute in co-
pert panel on detection; evaluation and treatment of high Blo- operation with The National Institute of diabetes and digesti-
od cholesterol in Adults ( adult Treatment Panel III). Bethesda ve and Kidney diseases.
Md: National Cholesterol Education Program (NECP), National 21. Reaven G, Segal K, Hauptman J, Boldrin M, Lucas C: Effect
Institutes of Health; 2001. of orlistat-assisted weight loss in decreasing coronary heart
2. González Maqueda I, Martín Jadraque L: Repercusión cardía- disease risk in patients with syndrome X. Am J Cardiol 2001;
ca del Síndrome Metabólico. Actualización y recomendacio- 87(7): 827-31.
nes del Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial. SEC. 22. The Seventh Report of The Joint National Committee on Pre-
Mosby-Doyma Libros S.A. vention, detection, Evaluation and Treatment of High Blood
3. Denke MA: Metabolic Syndrome. Current Atherosclerosis Re- Pressure (JNC 7). JAMA 2003; 289: 2560-72.
port 2002; 4: 444-7. 23. European Society of Hypertension y European Society of Car-
4. Lakka HM, Laaksonen DE, Lakka TA, Niskanen LK, Kumpu- diology. Directrices para el ttratamiento de la hipetensión.
salo E, Tuomilehto J, Salonen JT. The metabolic syndrome and Edidiones MT; Madrid, 2003.
total and cardiovascular disease mortality in middle-aged 24. Mongensen CE: Combined high blood pressure and glucose
men. JAMA 2002; 288(21): 2709-16. in type 2 diabetes: double jeopardy: british trial shows clear
5. Pyorala M, Miettinen H, Laakso M, Pyorala K: Hyperinsuline- effects of treatment, especially blood presure reduction BMJ
mia predicts coronary heart disease risk in healthy middle- 1998; 317: 693-4.
aged men: the 22-year follow-up results of the Helsinki Poli- 25. Maria Teresa Zanella, Osvaldo Colman, Jr Artur beltrame Ri-
cemen Study. Circulation 1998; 98(5): 398-404. beiro. Treatment Of Obesity Hipertensión and Diabetes Sín-
6. Ford ES, Giles WH, Dietz W: Prevalence of the metabolic syn- drome. Hypertension 2001; 38: 705.
drome among US adults: findings from the third National He- 26. Bakris GL, Williams M, Dwrokin L y cols.: Preservin renal func-
alth and Nutrition Examination Survey. JAMA 2002; 287(3): tion inadults with hipertensión and diabetes. Am J kidney Dis
356-9. 2000; 36: 685-693.
7. Reaven GM: Role of insulin resistance in human disease. Dia- 27. Herat Outcomes Prevention Evaluation Study (HOPE). Can J
betes 1988; 37: 1595-607. Cardiol 1996; 12: 127-37. N Engl J Med 342: 145-60.
8. González Maqueda I, De Lombera Romero F, Sánchez Re- 28. Losartan Intervention For Endpoint reduction in hipertensión.
calde A y cols.: Diabetes Mellitus e Hipertensión para Car- Am J Hipertensión 1997; 10: 705-13. Hipertensión 1998; 32:
diólogos, Monografías de la Sección de Hipertensión de la 989-97.
Sociedad Española de Cardiología. 2: 37-75. 29. Lind L, Pollare T, Berne C, Lithell H: Long-term metabolic ef-
9. Arnesen H: The metabolic Cadiovascular Syndrome. J Car- fects of antihypertensive drugs. Am Heart J 1994; 128(6 Pt 1):
diovas Pharmacol 1992; 20(Supl.): S1-4. 1177-83.
10. Hsueh WA, Law RE: PPARgamma and atherosclerosis: effects 30. Borghi C, Gaddi A, Ambrosioni E y cols.: Improved blood
on cell growth and movement. Arterioscler Thrrom Vasc Biol pressure in hypertensive patients treated with statins (resu-
2001; 21: 1891-5. men). J Am Coll Cardiol 2001; 37: 233.
31. Giugliano D, De Rosa N, Di Maro G, Marfella R, Acampora 32. Nolan JJ, Ludvik B, Beerdsen P, Joyce M, Olefsky J: Improvement
R, Buoninconti R, D’Onofrio F: Metformin improves gluco- in glucose tolerance and insulin resistance in obese subjects tre-
se, lipid metabolism, and reduces blood pressure in hy- ated with troglitazone. N Engl J Med 1994; 331(18): 1188-93.
pertensive, obese women. Diabetes Care 1993;16(10): 1387- 33. Cabezas-Cerrato J: Síndrome metabólico e hipertensión arterial:
90. una relación difícil. Cardiovascular Risk Factors 2003; 2: 96-103.
177
V. BERTOMEU MARTÍNEZ y P. MORILLAS BLASCO
diente a 120/80 mmHg en la consulta, como va- – El inflado se hará rápido hasta que desaparez-
lores de PA óptima 10. Los medidores de pre- ca el pulso. Posteriormente se procederá al des-
sión digitales no se recomiendan por ser muy inflado a un ritmo aproximado de 3 mmHg/s.
inexactos. – La PAS corresponde a la aparición del primer
c) Monitorización ambulatoria de la PA (MAPA). sonido auscultado sobre la arteria humeral (fa-
Consiste en la grabación de los valores de PA, se I de Korotkoff). La PAD corresponde a la de-
tanto sistólica como diastólica, a lo largo de 24 saparición del sonido (fase V de Korotkoff).
horas, con lecturas cada 15 ó 30 minutos, – Deben promediarse dos o más lecturas separa-
mientras el paciente realiza sus actividades das por 2 minutos. Si las dos primeras lecturas
habituales normales 11. Este método permite difieren más de 5 mmHg, deben obtenerse y
conocer el comportamiento circadiano de la promediarse lecturas adicionales.
PA. Así los valores normales de la PA registra- – En la 1ª visita, se realizará la medición en am-
dos mediante este procedimiento durante el bos brazos. Los controles se realizarán en el
día son inferiores a los obtenidos en el hospi- brazo de mayor nivel.
tal, considerando como valores normales – El diagnóstico de HTA se basará en el promedio
<135-85 mmHg, y descienden entre un 10% y de dos o más lecturas realizadas en dos o más
un 20% en la mayoría de los individuos duran- visitas 14.
te el período de descanso y el sueño 12.
En el caso de la AMPA y del MAPA, también se re-
Tanto el AMPA como el MAPA constituyen métodos cogen diversas normas metodológicas 15 cuyo co-
complementarios a la medición tradicional y no se mentario excede los objetivos del presente capítulo.
debe de plantear su utilización como un método
diagnóstico generalizado. Sus indicaciones serán
comentadas en otro capítulo. Clasificación de la HTA
1 Siempre que no estén tomando fármacos antihipertensivos ni presenten una enfermedad aguda. En los casos en que la PAS y PAD caigan en
categorías distintas, se le clasificará en el grado más alto.
2 El valor óptimo de la PA en relación con el riesgo cardiovascular es de menos de 120-80 mmHg. No obstante, la existencia de cifras marca-
damente bajas de la PA hace pertinente una valoración de su significado clínico.
3 Tomando como base el promedio de dos o más lecturas realizadas en dos o más visitas después de la valoración inicial.
causas secundarias de la hipertensión, valorar el gra- (ingesta de alcohol y grasas, cafeína, consumo
do de afectación orgánica y determinar la posible de regaliz), tabaquismo, cocaína, y actividad fí-
existencia de otros factores de riesgo cardiovascular sica habitual; historia de la medicación antihi-
concomitantes a la HTA. En la medida de lo posible pertensiva prescrita previamente con sus re-
debe evitarse el uso de fármacos antihipertensivos sultados y efectos adversos, así como otros
en esta primera fase, excepto en casos de HTA gra- tratamientos farmacológicos concomitantes que
ve o patología cardiovascular previa. El estudio sis- pueden influir sobre la HTA (AINE, vasoconstric-
temático puede ser dividido en 3 apartados: 1) es- tores nasales, anticonceptivos, etc.). Finalmente
tudio inicial, 2) pruebas opcionales y 3) pruebas es aconsejable recoger factores psicosociales y
especiales 1, 14. ambientales que pueden influir sobre el control
de la tensión arterial.
Estudio inicial. Representa el protocolo básico – Exploración física completa, que comprenda
que debe ser aplicado a todo paciente hipertenso dos o más determinaciones de la PA separadas
en el momento del diagnóstico. Incluye los siguien- aproximadamente 2 minutos, tanto en decúbito
tes apartados: supino como sentado y después de permane-
cer de pie como mínimo durante 2 minutos, da-
– Anamnesis exhaustiva 20 donde se recoja la du- tos morfométricos (peso, talla, perímetro de
ración conocida y cifras de PA; sintomatología cintura y cálculo del Índice de masa corporal
cardiovascular (palpitaciones, dolor precordial, mediante la fórmula de Quetelet [IMC: peso
disnea de esfuerzo, claudicación intermitente), (kg)/talla (m) 2]), exploración del cuello (soplos
neurológica (cefalea, vértigos, ictus) y renal (có- carotídeos, tamaño de la glándula tiroides), aus-
licos, hematuria, infecciones); antecedentes pa- cultación cardiopulmonar, exploración abdomi-
tológicos, haciendo referencia a la presencia de nal (soplos, visceromegalias, masas), palpación
diabetes, dislipemia, hiperuricemia, nefropatía y y auscultación de pulsos periféricos (carótidas,
enfermedades cardiovasculares; historia fami- aorta abdominal y extremidades) y exploración
liar de HTA, cardiopatía isquémica precoz, dia- neurológica básica. El examen se completará
betes, dislipemia, accidente cerebrovascular o con la realización de una exploración del fondo
nefropatía; síntomas que sugieran causas se- de ojo en busca de retinopatía hipertensiva (fig.
cundarias de HTA; hábitos del paciente: dieta 1). Habitualmente se utiliza la clasificación de
tratamiento farmacológico 27. A pesar de que la rectamente responsable de la elevación de las cifras
relación entre masa ventricular izquierda y ries- tensionales y potencialmente curable, que se deno-
go cardiovascular es continua, se utiliza como mina HTA secundaria. No está justificado la realiza-
umbral de hipertrofia ventricular el valor de 125 ción indiscriminada de pruebas más sofisticadas en
g/m2 para el hombre y 110 g/m2 para la mujer 17. busca de HTA secundaria dada su baja frecuencia.
Este estudio permite además determinar el ta- Estas pruebas se reservarán para aquellos casos en
maño de la aurícula izquierda y aorta ascen- los que, basándose en el estudio general realizado,
dente, así como obtener parámetros de función exista una razonable sospecha de etiología secun-
sistólica y diastólica del ventrículo izquierdo. daria. Las circunstancias más habituales que deben
– MAPA para el estudio del comportamiento cir- hacernos sospechar un origen secundario son 1:
cadiano de la TA, sospecha de HTA de «bata
blanca» y valoración del tratamiento farmacoló- – Edad de comienzo < 20 ó > 50 años.
gico. Su disponibilidad es reducida. – Nivel de PA > 180/110 mmHg.
– Comienzo brusco de la HTA.
Pruebas especiales. Se realizan en aquellos pa- – Lesiones de órganos:
cientes con alta sospecha de etiología secundaria o – • Fondo de ojo grado II o mayor.
con enfermedades concomitantes. Entre ellas en- – • Creatinina sérica > 1,5 mg/dl.
contramos: – • Cardiomegalia o HVI determinada por ECG.
– Características indicativas de causas secunda-
– Determinaciones analíticas especiales: niveles rias:
de renina ante sospecha de HTA vasculorrenal – • Hipocaliemia no provocada (hiperaldostero-
y catecolaminas en orina de 24 horas cuando se nismo).
sospecha un feocromocitoma. – • Soplo abdominal (HTA vasculorrenal).
– Ecografía-doppler de arterias renales o reno- – • Palpación de riñones aumentados de tamaño
grama isotópico ante la sospecha de HTA vas- (poliquistosis renal).
culorrenal. – • Elevaciones transitorias e importantes de la
– TAC o resonancia magnética nuclear para loca- TA, con taquicardia, sudoración, temblor (feo-
lización de determinados tumores. cromocitoma).
– Consulta oftalmológica (sospecha de vasculo- – • Ausencia o disminución de pulsos femorales
patía retiniana, HTA en pacientes diabéticos). (coartación aórtica).
– Prueba de esfuerzo (diagnóstico de isquemia – • Obesidad troncular, estrías, hirsutismo
miocárdica, estudio de la respuesta tensional (Sindrome de Cushing).
y/o valoración de la eficacia terapéutica). – Antecedentes familiares de enfermedad renal.
– Polisomnografía (sospecha o antecedentes de – Escasa respuesta a un tratamiento correcta-
apnea del sueño). mente indicado y cumplimentado o empeora-
– Estudio isotópico para detección de células cro- miento brusco de PA controlada previamente.
mafines (sospecha de feocromocitoma).
La mayoría de los casos de HTA secundaria co-
El coste de las exploraciones debe ser considera- rresponden a enfermedades renales, parenquimato-
do en el contexto de las necesidades de cada pa- sas o de origen vascular (4% del total de los casos
ciente y la disponibilidad de recursos en cada área de HTA), mientras que el resto de formas son muy
o sistema sanitario concretos. En nuestra opinión la poco frecuentes y, en conjunto, son responsables del
realización de una historia clínica y exploración físi- 1% de los casos de HTA 28. En la tabla III se mues-
ca cuidadosas, acompañada de exploraciones com- tra una guía global para el estudio de las causas se-
plementarias básicas, pero bien dirigidas, es habi- cundarias de HTA.
tualmente capaz de discriminar a aquellos pacientes Se comentan a continuación las causas más fre-
con datos que hagan sospechar la existencia de una cuentes de HTA secundaria.
HTA secundaria y en los que estarían indicados otras
pruebas más específicas. A) HTA vasculorrenal. Es aquella situación produ-
cida por la hipoperfusión renal secundaria a una es-
tenosis de la arteria renal principal o de sus ramas 29.
DIAGNÓSTICO ETIOLÓGICO Su prevalencia es menor del 1% en la población hi-
pertensa no seleccionada, si bien representa una de
En el 90-95% de los casos, la etiología de la HTA las causas más comunes de HTA secundaria. Puede
es desconocida, por lo que se le ha denominado ser de origen aterosclerótico y afectar al tercio pro-
HTA esencial o primaria, con una fuerte influencia he- ximal, siendo más frecuente en varones > 50 años,
reditaria 27. En el 5-10% restante, existe una causa di- o debida a displasia fibromuscular que afecta a los
2/3 distales y es más frecuente en mujeres < 35 pérdida o deterioro del parénquima renal, sin que
años 30. Puede ser bilateral en un 20-25% de los ca- exista una relación directa entre ésta y el grado de
sos. Son criterios de alta sospecha la presencia de HTA: glomerulonefritis, nefropatía diabética, riñón
un soplo abdominal, HTA grave con insuficiencia re- poliquístico, nefropatía por reflujo, etc. 32. Así la en-
nal de reciente comienzo no filiada (especialmente si fermedad renal crónica es la causa identificable
ha sido inducida por tratamiento con IECA) o bien más común de HTA, afectando al 2-5% de todos los
progresiva, la presencia de asimetría renal de más hipertensos.
de 1,5 cm de longitud o bien una HTA resistente (no Se sospecha al palpar una masa abdominal en
controlada con 3 fármacos, incluido un diurético), caso de riñón poliquístico o al comprobar la eleva-
especialmente en pacientes fumadores o con enfer- ción de la creatinina con una anemia normocítica y
medad cardiovascular. El eco-doppler de las arterias normocroma o una proteinuria superior a 3,5 g/24
renales es un método incruento que permite obtener horas o de 1-3 g/24 horas junto con alteraciones en
criterios morfológicos y funcionales de ambos riño- el sedimento urinario (micro o macrohematuria, ci-
nes y sus resultados no se van a ver afectados por lindros, etc.) 33. La ecografía nos ayudará a deter-
la medicación que toma el paciente. minar el tamaño renal y definir la zona cortical y me-
La mejor prueba de despistaje del origen vascu- dular. En ocasiones puede estar indicada la
lorrenal de la HTA es el test del captopril consisten- realización de una biopsia renal. El tratamiento es-
te en la determinación de la actividad de la renina tará condicionado por las características individua-
plasmática basal y tras el fármaco con renografía les de cada paciente.
isotópica (90% de sensibilidad y 95% de especifici-
dad, si la función renal es normal) 31. El diagnóstico C) Hiperaldosteronismo primario. Es el resultado
de confirmación anatómico se realiza con la arterio- de una excesiva producción de aldosterona de for-
grafía renal o DIVAS. La angiorresonancia magnéti- ma parcial o totalmente independientemente del sis-
ca 3-D con gadolinio podría convertirse en el proce- tema renina-angiotensina, ya sea por un adenoma
dimiento diagnóstico de elección en el futuro 17. El suprarrenal (60-65% de los casos) o por una hiper-
tratamiento de elección es la angioplastia percutá- plasia suprarrenal bilateral (30-40%) 34. En los últimos
nea con o sin implantación de stent, siendo la ciru- años algunos trabajos ponen de manifiesto un au-
gia una alternativa. mento significativo en su diagnóstico, estimándose
que afecta al 10% de los pacientes hipertensos 35.
B) Enfermedad renal parenquimatosa. Agrupa El 22% de los pacientes con hiperaldosteronismo
una serie de entidades en las que las alteraciones primario presenta una hipopotasemia que, a veces,
renales son causa y no consecuencia de la HTA. En se manifiesta al administrar diuréticos o al ingerir un
estos casos la HTA se produce cuando existe una exceso de sal. Otras situaciones que deben hacer-
presencia de muescas subcostales debidas al au- 4. Barrios V, Soria F, Placer L y cols.: Guías de práctica clínica
mento de flujo y consiguiente dilatación de las arterias de la Sociedad Española de Cardiología en hipertensión ar-
terial. Rev Esp Cardiol 2000; 53: 66-90.
intercostales. El diagnóstico se realiza habitualmente 5. Pickering TG, James GD, Boddie C, Harsfield GA, Blank S,
mediante el ecocardiograma bidimensional y doppler, Laragh JH: How common is white coat hypertension? JAMA
el cual nos permitirá identificar la HVI y el aumento de 1988; 259: 225-8.
gradiente de presión en aorta torácica, a través de la 6. American Society of Hypertension: Recommendations for rou-
coartación. El diagnóstico definitivo se realiza me- tine blood pressure measurement by indirect cuff sphygoma-
nometry. Am J Hypertens 1992; 5: 207-9.
diante RMN o arteriografía (fig. 3). El tratamiento es la 7. Hill MN, Grim CM: How to take a precise blood pressure me-
corrección quirúrgica, si bien en determinadas cir- asurement. Am J Nurs 1991; 91: 38-42
cunstancias la angioplastia con balón puede ser una 8. Prisant LM, Alpert BS, Robbins CB y cols.: American National
alternativa. Standar for nonautomated sphygmomanometes. Summary re-
port. Am J Hypertens 1995; 8: 210-3.
G) HTA por fármacos o drogas. Es relativamente 9. Pickering T, for an American Society of Hypertension ad hoc pa-
frecuente que determinados fármacos contribuyan a nel: recommendations for the use of home (self) and ambulatory
agravar una HTA leve o previamente controlada o a blood pressure monitoring. Am J Hypertens 1995; 9: 1-11.
10. Weisser B, Mengden T, Dusing R, Vetter H, Vetter W: Normal va-
aumentar la resistencia al tratamiento farmacológico. lues of blood pressure self-measurement in view of the 1999
Representa una situación fácil de diagnosticar al ser World Health Organization-International Society of Hypertension
suficiente una correcta anamnesis sobre la ingestión guidelines. Am J Hypertens 2000; 13: 940-3.
de fármacos y/o sustancias tóxicas. Estos fármacos 11. Di Rienzo M, Grassi G, Pedotti A, Macia G: Continous vs inter-
pueden afectar a las cifras de PA mediante diversos mittend blood pressure measurements in stimating 24 hours
mecanismos de acción, que en ocasiones pueden average blood pressure. Hypertension 1983; 5: 264-6.
12. Schettini C, Bianchi M, Nieto F, Sandoya E, Senra H:
ser mixtos 45: a) Por expansión de volumen (glu- Ambulatory blood pressure: normality and comparison with ot-
cocorticoides, anabolizantes hormonales, ácido glici- her measurements. Hypertension Working Group. Hypertension
rrínico –que es el componente activo del extracto de 1999; 34: 818-25.
regaliz– o los anticonceptivos orales); b) Por hiperac- 13. Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la
tividad adrenérgica, como en el caso de la fenilefri- Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA): Guías de
la Sociedad Española de Hipertensión para el tratamiento de
na, la pseudoefedrina u la oximetazolina (incluidos en la hipertensión 2002. Hipertensión 2002; 19 (Supl. 3): 9-16.
gotas oftálmicas, inhaladores para uso nasal o anti- 14. The Seventh Report of the Joint National Committee on
gripales), antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la Prevention, Detection, Evaluation, and treatment of High
monoaminoxidasa y diversos neurolépticos que esti- Blood Pressure. JAMA 2003; 289: 2560-72.
mulan indirectamente el sistema adrenérgico, y c) Por 15. Coca A, Sierra A: Diagnóstico del síndrome hipertensivo. En:
Coca A, Sierra A, eds. Decisiones clínicas y terapéuticas en
interferencia del sistema vasoconstrictor-vasodilata- el paciente hipertenso. 3ª ed. Barcelona: JIMS, 2002: 19-58.
dor, como los AINE que, entre otras acciones, inhiben 16. Vasan R, Larson M, Leip E y cols.: Impact of high-normal blo-
la síntesis de prostaglandinas vasodilatadoras, o la od pressure on the risk of cardiovascular disease. N Engl J
ciclosporina por su nefrotoxicidad directa y la pro- Med 2001; 345: 1291-7.
ducción de vasoconstricción. 17. 2003 European Society of Hypertension-European Society of
Cardiology guidelines for the management of arterial hyper-
H) Otras causas 28. Además de las causas anterior- tension. J Hypertens 2003; 21: 1011-53.
mente comentadas, existen otras situaciones patoló- 18. Ohkudo T, Imai Y, Tsuji I y cols.: Home blood pressure mea-
surement has a stronger predictive power for mortality than
gicas que pueden asociarse a un incremento en las dose screening blood pressure measurement: a population-
cifras de tensión arterial: alteraciones tiroideas (tanto based observation in Ohasama, Japan. J Hypertens 1998; 16:
hipotiroidismo como hipertiroidismo), acromegalia, hi- 971-5.
perparatiroidismo, síndrome de apnea obstructiva del 19. Mancia G, Di Rienzo M, Parati G: Ambulatory blood pressure
sueño, trastornos neurológicos (tumores cerebrales, monitoring use in hypertension research and clinical practice.
traumatismo craneal severo) y causas psicógenas. Hypertension 1993; 21: 510-24.
20. Sierra A, Coca A: Evaluación clínica y diagnóstico diferencial
del paciente hipertenso. En: Coca A, Sierra A, eds. Decisiones
clínicas y terapéuticas en el paciente hipertenso. 3ª ed.
BIBLIOGRAFÍA Barcelona: JIMS 2002: 59-80.
21. Keith NM, Wagener HP, Barker NW: Some different types of
1. The sixth report of the Joint National Committee on prevention, essential hypertension: their course and prognosis. Am J Med
detection, evaluation and treatment of high blood pressure Sci 1939; 197: 332-43.
(JNC VI). Arch Intern Med 1997; 157: 2413-46. 22. Dodson PM, Lip GYH, Eames SM, Gibson JM, Beevers DG:
2. Guidelines Subcommittee WHO: 1999 World Health Organization- Hypertensive retinopathy: a review of existing classification
International Society of Hypertension. Guidelines for the systems and a suggestion for a simplified grading system. J
Management of Hypertension. J Hypertens 1999; 17: 151-83. Hum Hypertens 1996; 10: 93-8.
3. Banegas JR, Rodríguez-Artalejo F, De la Cruz Troca JL, 23. Parving HH: Hypertension and diabetes: the scope of the pro-
Guallar-Castillón P, Del Rey Calero J: Blood pressure in blem. Blood Press Suppl 2001; Supl. 2: 25-31.
Spain. Distribution, awareness, control and benefits of a re- 24. Jones CA, Francis ME, Eberhardt MS y cols.: Microalbuminuria
duction in average pressure. Hypertension 1998; 32: 998- in the US population: Third National Health and Nutrition
1002. Examination Survey. Am J Kidney Dis 2002; 39: 445-59.
25. Schillaci G, Verdecchia P, Borgioni C y cols.: Improved elec- 36. Weinberger MH, Fineberg NS: The diagnosis of primary al-
trocardiographic diagnosis of left ventricular hypertrophy. Am dosteronism and separation of two major subtypes. Arch
J Cardiol 1994; 74: 714-9. Intern Med 1993; 153: 2125-9.
26. Verdecchia P, Schillaci G, Reboldi GP y cols.: Relation bet- 37. Martínez FS: Cuándo sospechar un hiperaldosteronismo primario.
ween serum uric acid and risk of cardiovascular disease in En: Coca A, Sierra A, eds. Decisiones clínicas y terapéuticas en
essential hypertension. Hypertension 2000; 36: 1072-8. el paciente hipertenso. 3ª ed. Barcelona: JIMS 2002: 147-54.
27. De Simone, Verdecchia P, Pede S, Gorini M, Maggioni AP: 38. Pacack K, Linehan WM, Eisenhofer G, Walther MM, Goldstein
Prognosis of inappropriate left ventricular mass in hyperten- DS: Recent advances of pheochromocytoma. Ann Intern Med
sion: the MAVI Study. Hypertension 2002; 40 (4): 470-6. 2001; 134: 315-29.
28. Kaplan NM: Hypertension in the population at large. En: 39. Pomares FJ, Cañas R, Rodríguez JM y cols.: Differences bet-
Kaplan NM, editor. Clinical Hypertension. 8th ed. Baltimore: ween sporadic and multiple endocrine neoplasia type 2ª phe-
Williams & Wilkins; 2002; 1-24. ochromocytoma. Clinical Endocrinology 1998; 48: 195-200.
29. McLaughlin K, Jardine AG, Moss JG: Renal artery stenosis. 40. Pacak K, Linehan WM, Eisenhofer G y cols.: Recent advan-
BMJ 2000; 36: 646-61. ces in genetics, diagnosis, localization and treatment of phe-
30. Safian RD, Textor SC: Renal-artery stenosis. N Engl J Med ochromocytoma. Ann Inter Med 2001; 134: 315-29.
2001; 344: 431-42. 41. Invitti C, Giraldi FP, De Martin M y cols.: Diagnosis and ma-
31. Wilcox CS: Ischemic nephropathy: non-invasive testing. nagement of Cushing’s syndrome: results of an Italian multi-
Semin Nephrol 1996; 16: 43-52. center study. J Clin Endocrinol Metab 1999; 84: 440-8.
32. Kaplan NM: Renal parenchymal hypertension. En: Kaplan NM, 42. Newell-Price J, Trainer P, Besser M y cols.: The diagnosis and
editor. Clinical Hypertension. 8th ed. Baltimore: Williams & differential diagnosis of Cushing’s syndrome and pseudocus-
Wilkins; 2002; 350-80. hing states. Endocrine Rev 1998; 19: 647-72.
33. Remuzzi G, Bertani T: Pathophysiology of progressive neph- 43. Baño A: Lesiones obstructivas del corazón izquierdo. En: Baño
ropaties. N Eng J Med 1998; 339: 1448-56. A, ed. Cardiopatías congénitas. Madrid: 3M Farmacéutica
34. Pérez AJ, Casal M, Courel MA, Andrade MA: Hiperaldoste- 1996: 29-38.
ronismo primario: aspectos diagnósticos y terapéuticos. 44. Jenkins NP, Ward C: Coarctation of the aorta: natural history
Hipertensión 2002; 19 (2): 70-9. and outcome after surgical treatment. QJM 1999; 92: 365-71.
35. Stowasser M: Primary aldosteronism: revial of a syndrome. J 45. Lozano JV: Hipertensión arterial por ingestión de sustancias
Hypertens 2000; 18: 363-6. exógenas. Hipertensión 2001; 18 (1): 25-9.