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Cuerpo y salud en la modernidad:


origen del surgimiento de la educación física
Docente en Educación Física, ISEF Santa Fe (Argentina)
Cursando la Maestría en Educación Física. Universidad de Salamanca
(Argentina)
Guillermo Galantini

Introducción

De cierta manera, cuando Tomas Kuhn1 se plantea el papel de la historia en el


contexto de la ciencia moderna, lo hace con la finalidad de producir un cierto
desencantamiento acerca de la visión de ella. Es decir, no verla como un "depósito
de anécdotas o cronologías". Entre esas ideas, y para comprender la Educación
Física, una de las dimensiones posibles está en el entendimiento de ese abundante
campo de transformaciones que podríamos denominar como: el imaginario social de
la ciencia y en su sentido más amplio. Desde el lugar de la Educación Física, se hace
inevitable producir una mirada crítica hacia las representaciones que, a lo largo de
la historia han ido constituyendo, de forma persuasiva y pedagógica una manera de
aprehender la profesión y de inscribirla en el imaginario social. En ese lugar; los
ejercicios, la gimnasia, los deportes, la higiene, la salud, la recreación, etc. han ido
modelando un concepto referencial de Educación Física; pero un concepto que no
tuvo más probabilidades que el de ajustarse al ideal que lo produjo. Así, la Educación
Física -al menos para el caso argentino- alcanza su institucionalización como
asignatura del sistema escolar a fines del siglo XIX de la mano de los métodos
gimnásticos; solo a mediados del siglo XX las prácticas deportivas se introducen en
nuestra profesión, y; aunque remozadamente, los educadores físicos son vistos como
agentes de salud. No se puede disimular que, el dispositivo subjetivador y generador
de esas representaciones ha venido desarrollando, en esta práctica, un creciente
proceso por acumulación. Esto, en cierta forma, se explica por el gradual
incremento que han sufrido las teorías, los métodos y las prácticas corporales como
contribuciones a ese espacio mayor que es la Educación Física. Esos conceptos,
añadidos solos o en combinación, convirtieron a la disciplina (sí vale el término en el
estado de lo que es la crisis de las disciplinas actuales) en registradora y
reproductora de los mismos; y cuando daba cuenta de algo, lo hacía con relación a
los obstáculos que impedían aquella acumulación. Lo que equivale a decir que hemos
sido mal conducidos en muchos aspectos.

Sin embargo, en los últimos años muchos estudiosos han venido demostrando lo
difícil que es explicar la educación física por medio de las funciones que se han
acumulado en torno a ella. Una de las categorías que empieza a ofrecer un fuerte
desarrollo, y con derivaciones muy significativas para el campo de la educación física,
es la noción de Corporeidad. En este sentido es importante recordar cómo durante el
Medioevo las vehiculizaciones del ejercicio del poder feudal y clerical tenían una
inscripción material y geográfica, que no era sino el cuerpo de los individuos. Sobre
él, nos recuerda Foucault,2 "... se producían los suplicios, los descuartizamientos, las
2
amputaciones, las simbologías de las marcas en el rostro o los hombros, la
exposición vivo o muerto." Todo conformaba un mecanismo donde el cuerpo era el
blanco mayor de la represión. Lo que vamos a ir viendo en los albores del Siglo XVII,
es el nacimiento de la recta disciplina, que Foucault, M. 3 diera en llamar "el arte del
buen encauzamiento de la conducta" . Es un poder disciplinario que "encauza las
multitudes móviles y confusas". En el desarrollo de esta arquitectura de poder, el
encauzamiento será sinónimo de: "militares obedientes=imperativo político;
prevención de libertinaje y homosexualidad=imperativo moral y, educar cuerpos
vigorosos=imperativo de salud." 4

Sujeto a esa realidad; el cuerpo será campo de estudio de la biología, pero sin
lugar a dudas el cuerpo está también inmerso en un campo político. Foucault, M 5 en:
Vigilar y Castigar señala:

"Las relaciones de poder operan sobre él (cuerpo) una presa inmediata;


lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos
trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. Este
cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones
complejas y recíprocas a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo
en una buena parte está imbuido de relaciones de poder y de
dominación como fuerza de producción... El cuerpo sólo se convierte en
fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido".

En este contexto del siglo XVIII, y de acuerdo con Martín Nicolás, 6 empieza a
formar parte del ambiente el concepto de:

"...crianza física, o propiamente en el campo de la historia de la


pedagogía y la salud, la educación física".

Sin embargo no podemos desconocer que el imperativo educativo había sido una
fuerte apuesta del humanismo renacentista ya desde el siglo XV. 7 Esto está
claramente evidenciado en el estudio crítico que Eduardo Alvarez Palacios hace de
Cristóbal Méndez y su obra "Libro del ejercicio Corporal". Allí, Palacios afirma que,

"El ideal educativo del Renacimiento se refleja claramente en los


escritos de contenido político-social, en los que se ensayan nuevos
modelos de comunidad y formas nuevas de comportamiento
ciudadano" 8

Esto es principalmente importante, toda vez que también ésa es la época por
donde empieza a prefigurarse una cierta actitud frente al ejercicio corporal. Actitud
que, como muy bien resalta Alvarez Palacios comienza a perfilarse con un desarrollo
muy definido desde:

"... la filosofía y, especialmente, la medicina; hasta el punto que el


ejercicio corporal formará parte importante del saber médico, junto con
la higiene... dando lugar a la gimnasia galénica". 9
3
Sencillamente, lo que vengo a proponer es una breve mirada acerca del
nacimiento de la noción de salud infantil como origen de la educación física durante
el período de la Ilustración Europea. Donde también la categoría corporal surgirá
de manera forzosa en la articulación y tratamiento de la salud del niño.
La intención que abriga esta mirada, es la de contribuir al florecimiento de dudas y
dificultades sobre el proceso de acumulación que se ha venido gestando en la
educación física. Proceso este que, lejos de proporcionar elementos para auxiliar a
una práctica democrática y no-custodial, ha servido más bien para naturalizar y
momificar ciertas creencias que, en torno al cuerpo y la salud, el discurso científico
dominante sostuvo en occidente. Sin embargo, quiero resaltar una dificultad en este
tipo de estudios que dista lejos de ser una limitación: Es el que trata acerca de los
aparatos ideológicos del Estado10 y principalmente de los procesos de Hegemonía,
que para Ray Williams11 representan:

"... todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la


totalidad de la vida: nuestros sentidos y dosis de energía, las
percepciones definidas que tenemos de nosotros mismos y de nuestro
mundo... que comprende las relaciones de dominación y subordinación,
según sus configuraciones asumidas como conciencia práctica, como
una saturación efectiva del proceso de la vida en su totalidad; no
solamente de la actividad política y económica, ni de la actividad social
manifiesta, sino de toda la esencia de las identidades y de las
relaciones vividas a una profundidad tal que las presiones y límites de
lo que puede ser considerado en última instancia un sistema cultural,
político y económico nos dan la impresión a la mayoría de nosotros de
ser las presiones y los límites de la simple experiencia y el sentido
común."

Ahora bien, quiero señalar que para Nicos Poulantzas 12, la "ideología dominante se
encarna en los aparatos del Estado que desempeñan el papel de elaborar, inculcar y
reproducir esa ideología." Esos aparatos pueden estar en la esfera del Estado o
simplemente pertenecer al carácter privado. Así, la Iglesia, el sistema escolar, los
medios de comunicación, el aparato cultural, constituyen, para este autor, los
aparatos ideológicos del Estado, a través del cual se instaura la ideología de las
clases dominantes.
Una vez aceptada estas relaciones inevitables que se producen en toda sociedad,
quiero, no obstante subrayar la fuerte dificultad en el sentido de relacionar esos
aspectos con la materia que nos ocupa para este seminario: De cierta manera somos
llevados a confundir las categorías de Hegemonía con Ideología, por este camino nos
abocamos al análisis de documentos, de discursos políticos, de leyes y desde ellos
podemos definir los lineamientos centrales de la Ideología de la clase dominante. No
obstante hay que señalar que no se puede estudiar la Hegemonía de lo pasado,
por cuanto ella tiene que ver con las experiencias de la gente, no se puede saber qué
estaba pasando por la cabeza de ellas en ese momento. No se puede reconstruir
porque es un proceso vivo. Sin embargo, eso no impide que intentemos estudiar la
conciencia a partir del concepto de Hegemonía. Lo histórico, en cuanto al
movimiento, no podría ser explicado sin esto. Acá la vital importancia de estos
conceptos para el tema que nos ocupa, ya que es precisamente el momento de
4
transición del Feudalismo al Capitalismo en el cual la Hegemonía se irá
constituyendo, reproduciendo y reconstruyendo y; buena parte de los intelectuales
como Voltaire, Rousseau, Locke comenzarán a desarrollar esa nueva visión del
mundo que estaba ya instalada a nivel del Estado. Para José Tamarit: 13

"Toda la doctrina pedagógica-cultural de la Revolución Francesa se


fundamente en el ideario Iluminista, el mundo occidental entero habrá
de recoger la propuesta. Pero la "propuesta" contiene elementos que
convienen tener en cuenta en función de lo que ha de seguir más
adelante."

Ese encomillado que da cuenta de ciertas sospechas en las afirmaciones de


Tamarit, J. es el que nos motiva ingresar a un conjunto de interpretaciones acerca
del cuerpo y la salud como determinantes de la función de educación física desde el
siglo XVII y XVIII.
Si nos planteáramos sospechas que relacionen: la matriz naciente de la
educación física con las ideas de salud reinante; la concepción de cuerpo
infantil y femenino con las nociones de moral y educación de la época; los
dispositivos corporales y su relación con el origen de los Estados y, la
organización social inicial que es el Capitalismo como proceso de
acumulación Hegemónica en dicha época, entre otros, estaremos discutiendo
-al menos embrionariamente- el nivel de insuficiencia que representan ciertas
directrices metodológicas que, por sí mismas han venido conformando el campo de la
Educación Física. Estaríamos también, poniendo en duda y abriendo el debate hacia
las dificultades que representa el concebir la problemática de las prácticas corporales
como un mero proceso de acumulación y repetición de saberes. Estaremos, quizás,
pensando una refundación para las funciones de la educación física en esta
modernidad/posmodernidad.
Un grupo de imágenes nuevas que impliquen valores refundacionales para la
educación física, no pueden encontrar condiciones sin antes resignificar el proceso
sociocultural, económico y político que se estableciera durante los siglos XVII y XVIII
y de cuyo tiempo y espacio dan cuenta dos autores principalísimos en la educación
de los infantes: John Locke y Jean Rousseau. El primero organiza su idea educativa
luego de dividir y ajustar -según Martín Nicolás- 14 la constitución corporal y espiritual
del hombre, velando por los cuidados del cuerpo sano:

"Locke, distribuye la crianza física en función de los fines propuestos:


fortalecer el cuerpo para resistir la fatiga, crear destrezas corporales y
hábitos de endurecimiento corporal, así como, conservar el cuerpo
fuerte y vigoroso para obedecer al espíritu."

La corporeidad (en Locke, la debemos ver como sensaciones) juega un papel


importante, si bien es un papel pasivo en el conocimiento ya que no organiza la
información.
En cambio, el planteamiento de Rousseau -Siguiendo a Martín Nicolás- 15 es
distinto:
5
"Para él será la práctica la que organice los datos sensoriales,
convirtiéndose por lo tanto la acción motriz en un elemento esencial en
el aprendizaje perceptivo - si el niño no estuviera en continuo
movimiento sus diferentes sentidos nunca se integrarían ni constituirían
una realidad -."

El desarrollo inicial de las sociedades capitalistas y el floreciente auge del


conocimiento científico devenido de las Ciencias Naturales y Biológicas, no hacen
dudar que los primeros esfuerzos en justificar la Educación Física y sus definiciones
acerca de las funciones a cumplir en aquellas sociedades, estuvieron fuertemente
ligadas al pensamiento del médico, educador y político inglés: John Locke.

John Locke y el adiestramiento de las facultades del hombre.


El empirismo crítico encuentra en John Locke a uno de los representantes más
característicos de la cultura Iluminista inglesa. Estudió medicina, ocupó algunos
cargos políticos, y fue autor de obras que van desde la filosofía hasta la educación, y
también hasta la teorización política. Ha sido el pensador más fuerte de la nueva
monarquía liberal inglesa. Educar, según Locke, "...es preparar al hombre para que
cumpla con los deberes de la vida asociada"16 y agrega: la personalidad es el fin de
la educación, guía y disciplina de las facultades". Entonces el fin se vuelve en "Cómo
debemos emplear nuestras facultades". Según Sciacca, Locke expresa las exigencias
de la burguesía inglesa de la época. Y agrega que:

"Él trata de preparar al futuro ciudadano del nuevo estado, al


gentleman, gobernante y hombre de negocios, consciente de la propia
independencia individual, y al mismo tiempo libremente dispuesto a
subordinarla a las leyes."

No niega la existencia corpórea, pero aún así, se ve impedido de ofrecer una


noción de corporeidad en tanto unidad, ya que para este autor: "la mente es el
substratum de las ideas simples que tenemos en el exterior" 17 y el cuerpo "El
substratum de las operaciones que experimentamos dentro de nosotros mismos". 18
Con estas aseveraciones, la dimensión cuerpo mente se ve ostensiblemente separada
y distanciada. No obstante, y a pesar de ello, Locke intenta encontrar la materialidad
de esas sustancias - hecho que por otra parte no logra- y entonces afirma: "No por
carecer de la noción de sustancia espiritual podemos concluir su no existencia; y por
la misma razón, no podemos negar la existencia del cuerpo". 19 Sin dudas que el
mecanismo pedagógico diseñado por Locke y que expresara los intereses de la
burguesía inglesa de la época no va a salirse de esas disposiciones "naturales", al
contrario, para Locke:20

"La educación debe salvaguardar las disposiciones naturales y, por otra


parte, disciplinarlas, domarlas con el freno de la disciplina. Deben ser
domadas la obstinación y la rebelión incluso con la violencia, porque
quien de joven no ha sido habituado con la violencia a subordinar la
propia voluntad respecto a la razón de los demás, difícilmente aceptará
someterse a la propia razón, cuando esté en edad de hacer uso de
ella".
6
Y agrega:

"De este modo, la disciplina impide que se formen en nosotros malos


hábitos y facilita la formación de los buenos; los pequeños, que carecen
todavía de raciocinio para guiarse por sí solos, son los que la
necesitan"21

Como vemos, el mecanismo de coacción, que tan bien nos señalara Elías, N. en su
obra El proceso de la civilización, 22 encontrará en la educación y en el dominio de los
cuerpos infantiles una forma condicionante para determinar el comportamiento
humano. En este proceso, la inclusión de los ejercicios físicos bajo la forma de
educación física no ha contribuido sino a aquel proceso de acumulación que
señaláramos anteriormente y que de algún modo facilitó la construcción de dominio y
custodio de los cuerpos. A esto lo podemos entender bajo la forma de gimnasia,
deportes o, más recientemente, calidad de vida.
Sin duda que el mérito que podemos atribuirle a Locke es el de haber contribuido
a la desarticulación de un tipo de educación cortesano (producto de ello, sus
permanentes exilios). Sin embargo la matriz legitimante de la Educación Física, de
cierta manera, se apoyó en su perspectiva pedagógica de "preparar el éxito social y
profesional", es decir el tratamiento de los cuerpos en su dimensión física
disciplinaria. Martín Nicolás23 señala que una de las primeras preocupaciones por la
salud corporal del niño, -al menos en España- podemos ubicarla en Lorenzo Hervás y
Panduro (1735-1809), y agrega que:

"Gran parte de las orientaciones pedagógicas de Hervás y Panduro


están basadas en Locke, aunque también sigue a otros pedagogos de
la época".

Es probable entonces, que la concepción racionalista del pensador inglés haya sido
sumamente significativa a la hora de referir el desarrollo de la educación física y de
un cierto tipo de cuidado del cuerpo. Pero es más probable aún, que esos
condicionantes tenían que ver con el proceso de Hegemonía en gestación, tal como
lo explicara anteriormente y como lo trataré más adelante.
Es inevitable, a esta altura, pensar que cierta analogía con lo que aquí denomino
Hegemonía, ya tenía pensado Rousseau, J. ya que fuera un fuerte sospechoso de
cómo se va configurando la experiencia humana desde la propia niñez. En su obra
Emilio24, este autor da cuenta de sus diferencias con una aproximación al cuidado del
niño por la única vía de la razón, y nos dice:

"Razonar con los niños era la gran máxima de Locke; ésta es la que
está más en boga hoy; Sin embargo, su éxito no me parece muy propio
para concederle crédito... yo no considero nada más necio que esos
niños con quienes tanto se ha razonado... Esto es comenzar por el fin,
es querer hacer el instrumento de la obra. "

El influjo del pensamiento educativo vivamente caracterizado por el Iluminismo


racional y universalista, del cual Locke era un sabio exponente, sin dudas que alcanza
una responsabilidad de primer orden al momento de escindir el cuerpo de la mente,
7
con esto nos situamos en los albores de un proceso que nos llevará por el camino del
disciplinamiento y la diferenciación, donde todo lo que tienda a oponerse activamente
será llamado de "irracional". En efecto, José Tamarit 25 señala que:

"...los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo respecto del


momento en que comienza la represión sistemática de las
manifestaciones populares, de la cultura popular, por parte de la
cultura oficial. Unos lo sitúan en el siglo XVI y otros recién en el
siguiente, pero todos coinciden en señalar que se advierte un esfuerzo
de represión sistemática (de la cultura popular) que se desarrolla en los
siglos XVII y XVIII. Este proceso se inicia con el distanciamiento entre
cultura de elite y cultura popular (...) pues anteriormente cultura de
elite y cultura popular se mezclaban, las fronteras culturales no eran
tan nítidas, y los nobles participaban de las creencias religiosas, de las
supersticiones y de los juegos; las autoridades poseían una actitud de
tolerancia para con las prácticas corporales".

Sin lugar a dudas que empiezan a cobrar sentido todos los discursos de la época
que alrededor de la salud, el cuidado de los niños, los ejercicios y la crianza física no
significarán sino una representación social y como tal una necesaria inscripción
política. De esto no es ajeno el nacimiento de los Estados Capitalistas que, como
unidad política, tendrán un:

"papel principal en la organización, representando y organizando el


interés político a largo plazo" 26

En ese momento, la Hegemonía como concepto teórico, aún no existía, tampoco el


de Socialización tal cual alude la sociología clásica del orden y cuyos más fuertes
inspiradores han sido Durkheim y Weber. Ambas categorías explican las conductas y
las representaciones de la gente, pero dicen cosas diferentes.

Las Producciones de Hegemonía en torno al Cuerpo


Es importante destacar que estamos en la época del Estado Absolutista que,
además de garantizar la transición, establece las bases territoriales para el mercado
capitalista el cual, en cierta manera precisará de un poder que organice la circulación
de cosas y personas. Para Torres Rivas, E. 27

"El concepto moderno de nación es el de una comunidad política, cuya


unidad se encuentra en la existencia dinámica de un mercado interior".

Según Foucault, M.28 La constitución de los modos fundamentales de las ciencias y


las técnicas pueden ubicarse, en el plano de la biología, en las obras de Cuvier. Para
éste - según Foucault-

"El órgano empieza a trastocar su análisis de la estructura por el de la


función y esta nueva referencia hace surgir relaciones de coexistencia"
8
a tal punto que Cuvier afirma:

"Todos los órganos de un mismo animal forman un sistema único,


cuyas partes se sostienen, accionan y reaccionan entre sí; si hay
modificaciones en una parte, hay otras análogas en las demás partes".
29

No debiera sorprender que entre la construcción temporal de la estructura política


y social por un lado; y la organización del estudio de los seres vivos por el otro, se
encuentre tan amplias similitudes y analogías. Referencia a estos hechos hace Nicos
Poulantzas30 cuando afirma que:

"El cuerpo no es una simple naturalidad biológica sino una institución


política"

Y agrega que:

"Uno de los aspectos esenciales del poder, la condición de su


instauración y mantenimiento, es siempre la coerción de los cuerpos,
pero también la amenaza sobre los cuerpos, la amenaza mortífera"

En este sentido, lo que me propongo es señalar y resaltar la fuerte connivencia


entre lo corporal y lo político, y pensarlo tal como lo definiera Bajtin, M31 en el
alcance de "un efecto ideológico del lenguaje" donde "el cuerpo se convierte en un
signo del discurso y de los intercambios comunicativos". En términos ideológicos -
dice Mc Laren, P- 32

"El cuerpo aloja diversas gramáticas y normas sociales, no en el sentido


durkheimiano de reglas de conductas aceptadas, sino como sitios
discursivos que son luchas por el significado en el sentido de Gramsci y
Freire".

Con esto quiero significar en primer lugar una cierta complicidad de la historia
concebida en términos de acumulación y de linealidad, que aspiró a encuadrar el
cuerpo bajo la neutralidad política y la ignorancia del conflicto social; cuestiones
ambas de suma importancia a la hora de comprender la relación estrecha entre:
crianza, cuidado del cuerpo y educación física; hechos que en un tiempo fueron muy
bien distinguidos por Vicente Pedraz33 cuando asevera que:

"El imaginario corporal es, el conjunto de las imágenes sociales del


cuerpo humano sobre las que, en definitiva, se construyen los modelos
de comportamiento y sensibilidad corporal".

Refiriéndose ya a las condiciones Medievales de vida de los individuos, Pedraz, V.,


considera
9
"Difícil pensar cualquier categoría social, cualquier objeto cultural o
material y, mucho más aún, organizar la actividad práctica dispensando
del cuerpo".

De ahí que:

"Buena parte del imaginario teológico político, ético y, en general


filosófico giraba en torno a las manifestaciones corporales".

Ya señalamos anteriormente acerca de la existencia de Aparatos Ideológicos del


Estado, para Nicos Poulantzas:34

"Los Aparatos del Estado consagran y reproducen la hegemonía


estableciendo un juego (variable) de compromisos provisionales entre
el bloque en el poder y algunas clases dominadas"

Resulta más esclarecedor aún la cita que Ray Williams hiciera en relación con la
Hegemonía y que fuera citada en la página tres de este trabajo. Esas afirmaciones
son interpretadas por José Tamarit35 como:

"Un proceso que recorre toda la vida; un proceso que se inicia con
nuestro advenimiento al mundo; un mundo que se nos presenta como
el único posible, tanto en el plano de lo material (el mundo de las
"cosas" y de las personas) como el de las representaciones (que lo
explican y lo legitiman)".

El mismo autor36 cita a Paoli, A., quien entiende a la Hegemonía como:

"Un sistema político-cultural de clase, que tiende a cohesionar cada vez


más orgánicamente a determinado contingente humano (...) y afirma:
sólo puede existir y desarrollarse en tanto existe un aparato de
hegemonía bien organizado, que genera un conjunto institucional y un
proceso de transformaciones culturales adecuadas a sus necesidades
sociales".

Con estas definiciones pretendo habilitar el imaginario que, la educación física, el


tratamiento de los cuerpos de los individuos y en especial de los niños, se constituye
en un campo de lucha ideológica. Lugar desde el cual - a través de los centros de
poder- se prefiguran las diferentes experiencias de vida de los sujetos. También
quiero advertir, el distanciamiento entre el llamado proceso de "socialización", por el
cual los individuos deberán adaptarse a su medio social y que constituye buena parte
del discurso de la sociología del orden encarnada en Durkheim y Parsons, y lo que
aquí llamamos de Hegemonía. Por último, y sin ser reiterativo, es con estas
categorías de análisis, interpretaciones y conceptualizaciones que buscaré dirigir la
mirada hacia los cuidados del cuerpo infantil bajo el período de la Ilustración.
El cuerpo ha sido, desde la Ilustración, el nivel de anclaje para la configuración de
un proceso hegemónico que importa relaciones de dominación y subordinación. Las
funciones que fueron esperadas y atribuidas a él, en buena medida han sido
10
responsabilidad histórica de la Educación Física como centro de poder ideológico, y
donde como en el caso de Poulantzas, N.37 entendemos al poder como la

"capacidad de una clase social en realizar sus intereses objetivos


específicos"

Sin dudas que la "titularidad de esa clase" aseguró su continuidad ligada al mismo
aparato del Estado aunque su capacidad para sufrir desplazamientos puede ser
observada más cuando específicamente vinculado al campo educativo del que al de
la salud. En éste parecen observarse un conjunto de pautas y condiciones que
aseguran una mayor continuidad que impiden los desplazamientos de titularidad. En
tal caso, lo que pretendo ahora analizar son las condiciones de construcción 38 social
de la salud en el traspaso del medioevo a la modernidad y con especial referencia al
cuerpo y cuidado de los niños. La obra de Josefa Amar y Borbón, escrita alrededor de
1790, donde educación y política parecen encontrarse en un discurso dirigido a un
público amplio y cerrado39 contribuirá al estudio de las posiciones hegemónicas que
relacionen y definan las categorías ante dichas y con especial énfasis en el género
femenino.
Un modo para iniciar aquel camino de re-fundación que indicara inicialmente, es
admitiendo un modo de lenguaje que dé cuenta e interrogue al mundo construido.
Señala Mc Laren, P40 que:

"El lenguaje de la teoría educacional oficial con frecuencia se convierte


en un sistema opresivo totalizador, precisamente a causa de su
incapacidad de interrogar su propia producción discursiva de lo real y
de las relaciones sociales que él mismo construye y sostiene, relaciones
que con frecuencia niegan más que posibilitan una vida sin explotación
ni sufrimiento humano".

Un buen ejercicio, para verificar y comprender la génesis del surgimiento de la


Educación Física, es interpretar los primeros cuidados del niño en la época.
Las sospechas, cuando menos para abrir la reflexión, acerca de qué funciones ha
venido sosteniendo esta práctica pedagógica y hacia donde estuvieron/están
orientadas las mismas, podrán beneficiar la movilización intelectual de quienes
ocupan el campo y contribuir, ahora sí al sentido amplio del término salud. ¿Qué
vínculos de socialización? ¿Qué preferencias de comunicación? ¿Qué actuaciones de
motricidad? ¿Qué visión de infancia y adolescencia? ¿Qué implica la relación
subjetividad-corporeidad...? Estas y otras preguntas exigirán visualizar qué postura
social asumimos los profesores de educación física para salir de la trampa custodial,
meritocrática y adiestrante que este sistema social nos hace devolver al microcosmo
de la clase diaria.

Lo Infantil y lo Femenino: dos cuerpos para cuidar


Antes que nada debemos recordar que en pleno Medioevo, la figura infantil no
tenía una fuerte individualización. En lo que hace a su perspectiva iconográfica,
Philippe Aries41 nos comenta que:
11
"las criaturas son representadas como adultos en miniatura" y el mismo
autor nos señala que: "Es por vueltas del siglo XVI que comienzan a
aparecer vestigios de un sentimiento especial con relación al niño,
como son los mimos y la conciencia de inocencia infantil".

De acuerdo con un estudio reciente de Andrea Bau 42, por vueltas del año 1500
recién aparece un texto vinculado a la Pediatría que es el de Damián Carbón (libro
del arte de las comadres o madrinas y del regimiento de la preñadas y paridas y de
los niños). Según esta autora, las otras obras de la época -y por ella investigadas-
dan cuenta del carácter general de los problemas infantiles, su lactancia y salud. No
obstante, y por esa misma época, Eduardo Álvarez Palacio 43 en su estudio sobre
Cristóbal Méndez, resalta que es un período donde aparecen obras como: El vergel
de sanidad, de Luis Lobera de Ávila (1542); El aviso de Sanidad, de Francisco Nuñez
de Coria (1569); La conservación de la salud del cuerpo y del alma, de Blas Alvarez
de Miraval (1597); y por supuesto el de Cristóbal Méndez donde se ofrecen
recomendaciones de cómo realizar los ejercicios corporales.
Es importante señalar que buena parte de los esfuerzos médicos del
Renacimiento, y como consecuencia de ello su impacto social en torno al
asentamiento de las bases para la salud poblacional, fue inspirada:

"dentro de la corriente del galenismo humanista que se nutre de


Hipocrates, Platón, Aristóteles y sobre todo Galeno. Este retorno a las
fuentes clásicas va a suponer -al menos en España.- un reencuentro
con la gimnasia medica de los antiguos" 44

Conviene recordar que para el pensamiento Hipocrático, y que según los autores
señalados tuviera tanta influencia en la España Medieval, no surge sino como
respuesta opuesta a las concepciones que ya, un siglo antes de Socrates, planteara
en Grecia, Alcmeón de Crotona45. Este indicó cuatro elementos capaces de producir
reacciones químicas en el organismo humano, y que estaban relacionados a la
naturaleza universal. Esos cuatro elementos humanos eran: lo frío, lo caliente, lo
seco y lo húmedo, que se asociaban a la tierra, al agua, al aire y al fuego
conformando así una visión de unidad entre hombre y naturaleza. Estos elementos se
conjugan en lo que los griegos llamaron dynámeis. Que no eran más que los
posicionamiento de la Escuela Jonia - con sus elementos de la Naturaleza- y los de
Alcmeón de Crotona - con sus elementos humanos -. Un siglo después, los médicos
de la Escuela de Cos, de la cual Hipocrates era su máximo exponente, lo que hacen
son proponer la sustitución de la teoría de los elementos por la de humores. Ahí
comienza un proceso de diferenciación y distanciamiento del hombre con su
naturaleza. Los fenómenos comenzarán a ser explicados -y desde luego durante el
periodo medieval en que son recuperadas estas ideas- por argumentos que le darán
prioridad a la instrumentación técnica y utilitaria de lo corporal. Sin dudas que el
proceso de creación de los Estados como forma de administración social irá en
sintonía a las relaciones de verdad que se vayan constituyendo. Me parece
sumamente esclarecedor la cita que hace José Tamarit 46 sobre Michelle Foucault en
el sentido que este afirma:
12
"La existencia, a lo largo de la historia y en todas las sociedades, de lo
que denomina regímenes de verdad, es decir, reglas de juego
impuestas mediante variados mecanismos que permiten otorgar a
determinados discursos el indiscutido carácter de científicos, así como
negarles a otros dicha condición (...) para comprender el problema del
conocimiento no debemos situarnos frente a él como filósofos, sino
como políticos"

Una de las contribuciones que se pretende con este trabajo es resaltar cómo esos
"regímenes de verdad" alcanzan una "titularidad de clase" específica y
definida.
Para continuar no podemos dejar de mencionar que aun persisten ciertas virtudes
nobiliarias, donde los rasgos corporales materializan las virtudes del alma
rescatándose en el cuerpo la fuerza y la destreza.
Estas habilidades, sin duda no se expresan en los cuerpos de las mujeres y de los
niños, de ahí que los preceptos de "regímenes de verdad" impartidos desde los
intereses hegemónicos del Estado naciente en los siglos XVII y XVIII buscaren anclar
-de diferentes maneras- sobre los cuerpos de ambos.
Los fenómenos que van a interesar en esta época se relacionan
fundamentalmente a los problemas de la crianza familiar y, como señala Martín
Nicolás 47, estas se ubican en el plano de la alimentación, el vestido, el calzado, el
descanso, el baño y las actividades al aire libre en cuanto a preocupaciones de la
educación física. Las tareas iniciales de la disciplina están orientadas a condensar
mucho de los hábitos virtuosos y del orden a través de una permanente
racionalización y ajuste sobre los aspectos somáticos.
Pero sin dudas que el cuidado del cuerpo infantil también tendrá un
direccionamiento disciplinar. Así lo resalta John Locke 48, para quien, como sabemos

"La educación del cuerpo se refleja en el plano del endurecimiento


físico, el cual permitiría afrontar a la persona las vicisitudes
climatológicas y laborales de la vida cotidiana".

La importancia del ejercicio físico está en directa relación con la salud, y son los
preceptos higiénicos los que van a introducirse en favor de aquellos ideales que, en
modo alguno gozan de neutralidad, sino que como muy bien resalta Alvarez Palacios
49

"En esas obras (del siglo XVI) se ofrecen preceptos de higiene ligados,
casi siempre, a normas dietéticas y formas de ejercitación corporal para
un mejor mantenimiento físico".

Lo que resulta atractivo para la línea que pretendo resaltar en este trabajo es que:

"...la higiene era considerada una perspectiva individual, lo que


equivalía a que sus destinatarios fueran exclusivamente los
privilegiados que integraban los grupos dominantes de la sociedad" 50
13
Estaba presente, sin dudas, los preceptos ya elaborados en tiempos medievales y
que se denominaran regimina sanitatis que, habiendo sido elaborado por:

"médicos cortesanos van dirigidos a sus señores y protectores, en


definitiva a los miembros de la clase dirigentes y de la nobleza y ". 51

En los infantes esto va tomando un matiz que se establece desde el mismo


momento del nacimiento. Uno de los cuidados que presta mayor atención es el del
cordón umbilical del recién nacido.
De esta forma se utilizan:

"Secreciones humanas -la saliva- Sustancias animales como la ceniza


del caracol; Sustancias vegetales como el sangre draconis, procedente
de distintas especies y también sustancias oleosas como el aceite" 52.

Otro cuidado que se observa en el cuerpo del recién nacido es la "salazón del
mismo", que consiste en aplicarle sal sobre todo el cuerpo, con excepción de boca y
nariz, y a modo de prevenirlo contra el frío, el calor y las infecciones de la piel 53. Otra
actividad que aparece vivamente representada y que es practicada al recién nacido
por la partera, son los "enderezamientos de los miembros torcidos de la criatura" 54.
En estas prácticas se diagrama claramente el sentido ideológico que va asumiendo el
concepto de salud, ya que "el neonato es considerado como algo fluido y blando
cuyas distorsiones corporales deben ser corregidas" 55. Bartolomé el Inglés compara
el cuerpo del bebe con la cera y, Damián Carbón con una pasta 56. Queda
evidenciado que este cuerpo recién nacido no alcanza a inscribirse -en el imaginario
de la época- como un cuerpo verdaderamente humano. Al simbolizarlo desde esa
perspectiva, es lógico que el dispositivo para su tratamiento estará más encaminado
para producir sobre él los aspectos esperados para un adulto. Además de la cuestión
higiénica ya resaltada, aquí se plantea una clara alusión estética, que atañe más a
una perspectiva de diferenciación y distanciamiento "con lo otros" (los estamentos
mas bajo de la sociedad) que a una implicancia de salud real. Damián Carbón 57 dice:

"Pues es menester que mire los brazos (la partera) piernas y pies
porque no estén disformes como vemos: los pies tuertos: y otras cosas
feas".

Perseguido y condenado en distintos países y por diferentes órdenes hay un


hombre que en la Ilustración brillará por sus propuestas reformistas y transgresoras
a los hábitos y costumbres epocales; me refiero a Jean Jacques Rousseau. Él tenía
otras ideas acerca del cuidado de los niños y en particular al tratar la cuestión de la
vestimenta, en su obra Emilio 58 afirma:

"Toda nuestra sabiduría consiste en prejuicios serviles; todos nuestros


usos no son sino sujeción, tortura y violencia. El hombre civil nace vive
y muere en la esclavitud: a su nacimiento se le cose en una mantilla; a
su muerte se le clava en un féretro; en tanto que él conserva la figura
humana está encadenado por nuestras instituciones".
14
Su crítica va más allá cuando dice:

"Se le enmantilla, se le acuesta con la cabeza inmóvil y las piernas


alargadas pendientes los brazos a los lados del cuerpo; él queda
rodeado de telas y vendas de toda clase, que no le permiten cambiar
de posición".

Cuando en tiempos contemporáneos vemos las clases de educación física que se


desarrollan en campos, patios y gimnasios y que en cierta forma ofrecen una
geografía de prolijidad, orden e instrucción; no podemos más que convencernos que
las ideas de Rousseau seguramente no han sido las que incentivaran un mandato de
domesticación y control tan fuerte como el que se dio en nuestra disciplina. Es
posible que las ideas que germinan en la génesis del tratamiento de los ejercicios
físicos de la Ilustración - y que hasta el momento se observan con nitidez- hayan
estado más impregnadas por mecanismos de coacción (desde luego que la
vestimenta en cierta forma actúa así) que por mecanismos emancipatorios.

Un indicador notable de lo que representan estas huellas discursivas en la


Argentina contemporánea son las afirmaciones que hacen Padial, G y Giberti, H 59 y
donde comienzan preguntándose:

"¿ Qué deportes aconsejamos practicar a un adolescente? : "para poder


contestarla debemos tener en cuenta diversos factores. Primero su
condición física. Desde este punto de vista podemos clasificar a los
adolescentes en: Normales, Subnormales y Supernormales".

Pero los autores, y ante tan extraña clasificación no se quedan ahí, también
ofrecen sus explicaciones:

"El adolescente Normal (y presten atención) sería aquel que no tiene


graves problemas posturales, su capacidad funcional es satisfactoria y
sus grupos musculares y medidas antropométricas están de acuerdo
con su edad fisiológica".

Para los Subnormales el argumento que justifica tal clasificación está en indicar
que son aquellos

"...adolescentes que presentan problemas posturales serios (cifosis,


lordosis o escoliosis pronunciadas) funcionales (asma, cardiopatías,
obesidad) o musculares, y debe ser orientado hacia actividades físicas
adaptadas con la guía de profesionales especializados. Una vez
compensado el problema puede ser orientado tomando en cuenta las
pautas para adolescentes normales".

Para la categoría de Supernormales las situaciones que resaltan son:

"Aquel- adolescente- cuya postura es normal, pero su capacidad


funcional y muscular son mucho mayores que las del joven normal y
15
agrega a ello mentalidad ganadora, habilidad específica y seguridad
personal".

Sería pertinente aclarar lo que anunciaba Rousseau, J.: 60

"Por miedo a que los cuerpos no se deformen mediante movimientos


libres, se apresura a deformarlos poniéndoles bajo presión... los
primeros dones que reciben de vosotros son cadenas; los primeros
tratos que perciben son tormentos"

Para la época, también la vestimenta es un rasgo que caracteriza la dinámica de


control y cuidado del cuerpo, toda vez que se solicitaba colocar fajas que además de
cubrir los pañales dejan al niño con una similitud al de una momia. Es que la función
del fajado tenía que ver con la necesidad de

"mantener la estabilidad del cuerpo, todavía blando y tierno, para evitar


dislocaciones y deformaciones" 61

También las actividades lúdicas y alegres van a constituir un aspecto fundamental


en la crianza del recién nacido y sus primeros años de vida.

"Debe educarse al niño para ser mesuradamente alegre. El regocijo va


ligado a la salud del pequeño". 62

El período de la lactancia no está fuera de las preocupaciones epocales y


encontramos dos aspectos que se distinguen claramente en estos procedimientos,
por un lado se justifica como un hecho alimenticio y por el otro se lo hace como un
momento de relación entre madre-hijo, un vínculo de afecto y cariño. Sin embargo
era muy bien conocido que el amamantamiento no era un acto muy difundido entre
las mujeres de las clases aristocráticas y que esto las llevaba a contratar "amas de
leche". Es probable que:

entre las mujeres de clases altas

- comenta Bau, A.M.- 63

El factor estético y el considerar la lactancia como una cosa vergonzosa


haya pesado para no efectuar dicha actividad;

Y agrega:

"La práctica, pues, probablemente contradijera los dictados de los


tratados moralizantes, religiosos y sanitarios".

De todos modos esto abría una importante contradicción ya que, en el momento


de elegir la nodriza se esperaba que ella "desde el punto de vista físico, debía ser
una mujer sana corporal y mentalmente" ya que se creía que la leche
16
"es vehículo de rasgos morales, positivos y negativos, así como
enfermedades, la nodriza debía reunir condiciones física y psíquicas
especiales".

Ahora bien, si la nodriza debía reunir esas condiciones, es de suponer que también
la madre lo podía tener, entonces ¿porqué hacer con que amamante otra mujer?
¿Estaría presente en estos aspectos lo que Elías, N.64 señala como génesis de la
transformación de los comportamientos? Y que consiste, entre otras cosas, en la
paulatina extensión de los sentimientos de pudor y vergüenza y entonces "aumenta
considerablemente la distancia entre adultos y niños".
En este punto es bueno recordar, como lo señala Bau, A.M 65y es que:

"... entre el campesinado y los sectores ciudadanos de menores


recursos es la propia madre la que cría al niño"

Por eso creo que el rasgo de negación al amamantamiento por parte de las clases
más altas, se dirige más por un proceso de constricción de los comportamientos, que
por una actitud que dé vueltas en torno a la salud. Lo que sin duda había era una
fuerte necesidad de diferenciarse de las relaciones sociales que tenían las personas
que no eran de la Corte precisamente porque aquellas tenían una estructura y
carácter que éstas debían soslayar.
Lo que puede evidenciarse con claridad en relación con estos primeros cuidados
del niño es la participación directa de la mujer. La Comadre será quien asistirá a la
madre y prodigará los primeros cuidados al bebe, y por otra parte el Ama es quien se
encarga de su alimentación y crianza durante la niñez. Estos hechos muestran cómo
la categoría mujer - siguiendo a Le Goff -66 no está caracterizada por distinciones
profesionales sino por su cuerpo, por su sexo, por sus relaciones con determinados
grupos. Y marca en cierta forma, el tratamiento marginal que la categoría corporal
adquiere en la época, adscribiéndola de su condición de primer orden como medida y
razón de ser no tan solo de la historia sino de las relaciones sociales. Pero lo que
llama la atención es que las prescripciones iniciales de salud están dirigidas a
manifestaciones de primer orden que, como vimos acerca del cuidado de los niños,
indicarían una forma de tratamiento material y concreto de las situaciones. Esta
lógica interna de las características del término salud se manifiestan de manera
ambigua y contradictoria, ya que por un lado reconoce el aislamiento y la reducción
haciendo hincapié en la materialización concreta, pero por el otro significa el refuerzo
de la constitución de una lógica social externa que en sus términos relacionales no
incluye a la categoría corporal como significante primario.
Estas afectaciones acerca del cuerpo y cuidado de los niños, y que aquí fueron
destacadas como un breve nudo en la telaraña del DEBER; muestran similares
condiciones germinales al tratarse del cuerpo de la mujer. Estas condiciones se
presentan marcadamente presente, por ejemplo en una obra singular de Josefa Amar
y Borbón como es el Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres.
Ya en el mismo Exordio de la editora, la obra manifiesta códigos valorativos de
una ciencia positivista con lo cual se introduce un discurso que acentúa más las
acciones del DEBER que las del DERECHO. Donde las recomendaciones tendrán un
lugar de difusión claramente establecido desde las relaciones de poder hegemónicas
de las clases dominantes de la época. En ese lugar se señala que: "La regla de oro
17
de cualquier investigación es la asepsia científica" . Sin embargo la historia nos
67

enseña que bajo una aparente esterilización de las acciones, se esconde la presencia
de intereses particulares. A partir de ello, resulta sumamente esclarecedor el pasaje
de la editora al anunciar que, Josefa Amar era representante de una:

"Modernidad (...) subrayada por la atención que presta a la salud como


soporte de la educación moral y a los avances médicos y que contrasta
con su visión estática de la sociedad, consecuencia del temor que le
produce el desorden y de los perjuicios estamentales que limitan su
visión del futuro". 68

Sin dudas que esto marca el perfil liberal burgués de Doña Josefa Amar quien, al
interesarse por los problemas de la salud, no estaba sino abriendo una huella de
asociación con aquel sector de clase que fundara las relaciones clasificatorias para
constituir el marco conceptual y explicativo, de lo que se pudiera entender como
salud y enfermedad.
La singularidad de su pensamiento empieza por notarse en la consideración de
que:

"Las dos partes esenciales que comprende la perfecta educación, son la


física y la moral: la primera, por la relación que tiene con la robustez
del cuerpo y sus funciones, que es de tanta importancia para el curso
de la vida; y la segunda porque se dirige a ordenar el entendimiento y
las costumbres, que es el único medio de adquirir una constante y
verdadera felicidad". 69

De lo que podemos dar cuenta es de un binomio que acompañará de distintas


maneras el inicio de la modernidad: Cuerpo y Orden. Quienes, revestidos y
direccionados por una instrucción física - de un lado- y por una normatividad ética-
política -del otro- y a la cual llaman moral; constituyeron la cara institucional de un
proceso de hegemonización y legitimación social de los intereses dominantes.
Puede verse esto en el modo de conceptualizar la salud, donde aparecen
valorizaciones diferentes para el hombre como para la mujer. Si bien se reconoce la
necesidad de la salud en ambos, es preciso notar cómo, esas afectaciones remiten a
posicionamiento y funciones diferentes en el orden social:

"La salud es conveniente a ambos sexos: porque si los hombres deben


ocuparse en varios destinos que requieren fuerza y agilidad, del mismo
modo hay bastante mujeres que están precisadas a trabajar
corporalmente para ganar su vida, y cuando esta razón no hubiera,
bastaría la que tienen todas las señoras y no señoras, como es la de
parir y criar hijos robustos". 70

Y nostálgica de la educación griega (Espartana), se lamenta que la educación en


España esté:

"Tan lejos de fomentar una fortaleza varonil en las mujeres..." 71


18
Josefa Amar se preocupa de manera minuciosa con el cuidado de la mujer
embarazada, y entiende que esas atenciones debieran comenzar antes mismo del
nacimiento. Pero el particular afán se concentra en la posibilidad que: "defectos y
achaques" padeciera el recién nacido, afirmando que eso: "pudiera ser de mucha
gravedad para el curso de la vida". Y además agrega que: "La naturaleza hace pocas
cosas imperfectas", y seguidamente dice que la historia da cuenta de muchos
hombres "...defectuosos, unos cojos, otros tullidos, aquellos mancos y éstos
tuertos..." Con lo cual se ofrece un recorte de la sensibilidad corporal hartamente
diferenciado y que en cierta manera explica el origen de la Ortopedia como disciplina
médica en estos tiempos. ¿Son estas manifestaciones de Josefa Amar, a las que
Foucault llamara como "humildes modalidades, procedimientos menores", tendientes
"al buen encauzamiento de las conductas". 72
El discurso de Josefa Amar, se esfuerza también por resaltar que el cuidado de los
niños una vez nacidos debiera ser efectuados por la madre propia. Lo cierto es que
estamos en un tiempo donde es muy común la presencia de nodrizas, amas de
leche, madrinas 73 ya que según Andrea Bau74 "la nobleza y la clase alta europea
recurren frecuentemente a la contratación de amas de leche" . Hecho que estaba más
dificultado para las mujeres campesinas y del artesanado urbano, que bajo ningún
punto de vista podían desatender sus tareas domésticas ni sus oficios habituales. No
obstante, es probable que en la preocupación de Josefa Amar, haya influido más la
proliferación de un modo "mercenario" en el amamantamiento del recién nacido y
que por lo tanto había que corregir, del que una efectiva descripción técnica de
bienestar. En rigor de verdad, García Herrero, citado por Andrea Bau 75, subraya que
en la "sociedad zaragozana del siglo XV" existía un comportamiento bastante
extendido y con motivaciones económicas para contratar a una nodriza. Esto, dice el
autor: "probablemente estaría contradiciendo los dictados de los tratados
moralizantes, religiosos y sanitarios". Es también factible que dos siglos después esto
continuase, y que haya sido Josefa Amar una de las preocupadas en dar corrección a
ello.
Sin embargo en el caso de que no exista posibilidad alguna de que la madre sea
su propia alimentadora, los niños podrían ser cuidados por una ama de leche. Es
significativo cómo Josefa Amar en su capítulo cuatro, y acerca de esta posibilidad,
señala diferentes conceptos que hacen especialistas de su época en torno a la calidad
de la leche cuanto de la elección de la nodriza. Pero es mucho más notorio cómo ella
ubica sus opiniones personales, más ligadas a determinantes ideológicos y de
mentalidad para ir modelando una conformidad en cuanto a la actuación,
representación y autopercepción de estas amas de leche. Al efecto señala:

"Lo más necesario es que las amas sean limpias y cuidadosas de los
niños, para lo cual sería muy del caso que se practicase lo que aconseja
Mr. Le Roy, y es que, ya que no sea posible obligar a todas las madres
a que críen sus propios hijos, se debía vigilar con gran cuidado la
conducta de las amas, en particular de las que se llevan los niños a sus
casas, sin permitirles dejarlos solos en ellas (...) ¿Qué será si la ama se
mantiene de ir desde un lugar a otro a vender ciertos géneros, y se
deja entre tanto abandonada la criatura? Así los médicos como los
curas de las aldeas debían estar encargados de velar sobre esta
materia con autoridad suficiente para premiar y dar certificados a las
19
que desempeñasen bien su oficio y, por el contrario para privar a las
que fuesen negligentes."

Es evidente que a la hora de imaginar la sociedad, los principios funcionalistas y


de clase adquirían una elaborada exposición, lo cual con el tiempo se haría "natural"
y a favor de vehiculizar una ordenada armonía de la realidad social. Desde luego que
esta armonía iba a favor de la defensa de su posición. En el pasaje antedicho de
Josefa Amar, puede verse cómo se articula la idea del "correcto funcionamiento
de las cosas" tanto con más fuerza sea la apelación a la sanción y a la culpa, y en
contra de ella la distinción y evidencia de un "certificado" que garantiza la
imposibilidad de desajustes.
Con relación al vestido de las niñas, Josefa Amar muestra una prudencia y mesura
en cuanto al señalamiento de cómo deben ellas vestir, y trata de no prescribir
fórmula alguna ya que, según dice:

"Depende del gusto de la gente, y principalmente de la moda...". 76

Sin embargo, aprovecha la ocasión para dejar marcada las diferencias sociales en
el vestir de las niñas, sosteniendo que deberán llevar:

"vestidos decentes conforme a su clase, pero de aquellos géneros que


se pueden lavar..." 77

Refiriéndose a la educación moral, deja manifiesto con claridad la importancia del


ejemplo a la hora de persuadir y direccionar algún comportamiento. Tal es así que la
moralidad del ejemplo se extiende por la armonía familiar entre padres y madre, el
orden de los hijos, los criados y todos los que han de tratar con los niños. Esto, sin
dudas es materializar por la visibilidad exterior un cierto orden de procederes que,
anclados en disposiciones instruccionistas alcanzan a subjetivizar una moral del
Deber por sobre la ética del Derecho.
Este instrumento metodológico era también aplicado a la hora de identificar la
necesidad de la "obediencia y respeto a los padres" 78. En este capítulo queda claro
que la comunicación con el niño de dos o tres años es solo de forma unilateral, es
decir de un emisor (que en el caso sería la persona adulta) y un receptor (el niño). A
éste le que da solo obedecer. Se esfuerza por marcar las diferencias que pudieran
existir en los modos de educación del padre y de la madre, indicando que éstas se
inclinan más por las "blanduras" y los padres marcan la "dureza de condición". El
cuidado, la vigilancia y la dominación son las marcas indelebles que irán prefigurando
la sensibilidad corporal de los infantes, en una suerte de comprensión simbólica de lo
que es el respeto para Josefa Amar y Borbón. En ese sentido, la autora no tiene
reparos en señalar que, aquellas que no sean dóciles y obedientes, y:

"...fueren tercas y desaplicadas, o manifestaren otros vicios más


perjudiciales, necesitan ser tratadas con una constante seriedad, para
que adquieran el debido temor, y empiecen desde temprano a sujetar
sus pasiones". 79
20
Es harto repetitivo que, en la evidente construcción que hace Josefa Amar sobre el
comportamiento de los niños, por el armado de la antítesis bueno-malo, interviene
algo más que una mera y aparente calificación neutra; por el contrario, obedecen a
claros criterios de clase y en función de tales pretenden extenderse hacia las demás
capas sociales con el fin de crear un "sentido común" en términos hegemónicos.
Si las intenciones eran de mostrar una practica naturalizada con tendencia natural;
la autora no lo logra. Ya que entendemos que toda práctica social no existe
independiente de una ideología y de criterios de clase en y a través de las cuales se
define.
Menos contradictorio aún, (en el sentido de la crítica que vengo exponiendo)
resultan una serie de justificaciones que Josefa Amar propone cuando se refiere a
"las prendas necesarias a las mujeres" en el Capítulo XI de su obra. Ahí dice:

"La moderación es prenda muy recomendable, y casi compañera de la


modestia. Esta moderación se ha de guardar en todo, en los vestidos,
en las diversiones, en los gastos; en una palabra, en cuanto forma de
conducta de una señorita: porque de poco servirá moderar sus deseos
en los adornos, si por otra parte se entregan con exceso al juego y a
otras diversiones, que arruinan igualmente y hacen perder el tiempo,
olvidando los cuidados más esenciales". 80

Vemos cómo un argumento que se explica en valoraciones y normas de acción,


para alcanzar alguna pretensión de verdad utiliza - aunque enmascaradamente- el
artilugio de la proposición visible que son el "vestido" o las "prendas". Así se ejerce la
coacción por el argumento que, en el caso observado, no lleva la explicación ha
menester de convertirse en una fuerza generadora de consenso y, con lo cual
desempeñarse como una afirmación de validez.
El trato y el uso de la urbanidad, parece alcanzar niveles casi medievales en
cuanto a las precisiones para "conservar el decoro" y la "verdadera virtud". En ese
sentido la autora afirma:

"No se pueden dar reglas fijas en este particular, porque depende en


gran parte de las circunstancias, del tiempo y hasta de los países: pero
hay ciertos principios generales que convienen a todos, como son el
comer con limpieza, y guardar las demás reglas que convienen a la
mesa; el tratar a las gentes con atención, distinguiendo con mayor
respeto a las que son superiores. (...) el saber presentarse en las
concurrencias con las formalidades debidas. (...) faltar a ellas se tiene
por un delito grave contra la buena educación". 81

En este pasaje es útil recordar a Norbert Elías,82 en cuanto él procura demostrar que
ciertas costumbres, gestos y funciones que muchas veces se presentan como
naturales, "son enteramente modeladas por el contexto histórico y social" . En ese
sentido Elías hace referencia, por ejemplo al uso de los cubiertos y donde el "tenedor
en el siglo XVI aún era un objeto de lujo" y la incorporación de éstos en el mundo
cortés es vista con la necesidad de franquear un muro entre las relaciones afectivas
21
de los comensales, levantar una persiana de diferenciación y distanciamiento; toda
vez que las costumbres de los hombres medievales son las de comer del mismo plato
y tomar con las manos los alimentos. Este distanciamiento se inscribe en la necesidad
de una "economía afectiva" que se orienta en función de relaciones y actitudes de las
clases altas; y que no es otro el lugar que por el cual describe Elías, se han
incorporado los hábitos civilizadores en occidente. Este proceso de configuración de
la sensibilidad corporal, encuentra en Josefa Amar y Borbón un fuerte exponente y
representante de la época. Sus esfuerzos en marcar las "pautas sociales" permitidas
que, sobre presión externa, se irán inscribiendo en el cuerpo de los individuos la
ubican como responsable de aquel proceso de auto-coacción - en el sentido que Elías
lo define -, por el cual los individuos van reproduciendo modos, hábitos y costumbres
sin que por ello lo perciban. Tal como define Vicente Pedraz 83 - aunque para las
determinaciones que se dieran en la Edad Media- La honra era posible de ser
inscripta a través del cuerpo y se constituía en un valor de la moralidad medieval; tan
es así que se la considera como:

"Un lugar común que servía para calificar y clasificar y por lo tanto,
para pensar la jerarquía:"

El campo simbólico que abre el discurso práctico de Josefa Amar y Borbón


privilegia una representación del cuerpo - y en el caso observado, la apariencia-
como orden de la honra.
Cuando de las preocupaciones por "Cómo gobernar las madres a las hijas", Josefa
Amar, enfatiza el rol de los padres en cuanto al tratamiento de las "pasiones" de sus
hijas y reserva el lugar de mayor exposición de "estas" para tropezar en las redes de
los halagos varoniles, y señala:

"El combate suele ser muy desigual: el hombre tiene su parte de


astucia, el descaro y la experiencia de otros lances semejantes, y una
pobre muchacha que empieza entonces a conocer el mundo cree que
es verdad todo lo que oye, o porque se lo dice un sujeto respetable por
sus canas o sus empleos o porque lo dice otro que tiene prendas
sobresalientes para hacerse lugar. Si después se encuentra burlada,
como sucede a muchas, ¿no será esto un efecto de su total ignorancia?
Por tanto, sería bueno supiese de ante mano que no hay enjuague más
parecido a la verdad que el de la mentira, porque estudia en remedarlo
perfectamente, y que así como la política y civilidad han adoptado
varias frases que nada significan, y que nadie las cree, porque se dicen
a todos, del mismo modo en las lisonjas y alabanzas que se usan con
las mujeres es menester gran precaución para distinguir las verdaderas
de las falsas."

El marcado distanciamiento de lo femenino y masculino que se expone en la


primera parte de lo resaltado, no indica más que el universo posible y deseable que
se ha ido estableciendo en cuanto a las pautas sociales de uno y otro. El lugar de la
sospecha y la desconfianza, para el masculino; y el lugar de la ingenuidad y pureza
para la mujer. Ya estas claves estuvieron presentes, según Pedraz, :MV, 84 en el
discurso eclesiástico y de la nobleza laica como hegemónico durante la Edad Media.
22
No causa menos extrañeza, la indicación a lo "político y civil", como el lugar de lo
tenebroso y sombrío; hecho que según la autora se concatena con las alabanzas
excesivas de los hombres a que pudieran ser expuestas las mujeres y de quienes
habría que tomar cierto recaudo. Sin dudas que este es un discurso que, en la
aparente plausibilidad de ser dirigido a todas las clases sociales, tiene una directa
vinculación con modos y hábitos para la clase alta.
Enlazado con estas maneras de "gobernar a las hijas", se hallan las prescripciones
para el Estado de las mismas. Josefa Amar da cuenta que para el contexto social en
el cual vivía, Las mujeres "sólo tienen derecho a dos estados... el de monjas o el de
casadas" 85. Además de advertir la importancia de elegir entre ambos estados y las
circunstancias de que esas posibilidades no traigan disgustos a futuro y entonces
aseguren el acierto de la elección; Josefa Amar deja un lugar importante para
considerar "la edad en que deben casar las mujeres" 86.
A tales efectos se esfuerza en referenciar los dichos de Jenofonte, Septalio,
Aristóteles, Platón, Licurgo y Marcial; todos ellos favorables a una superioridad
masculina en la hora de casarse. Continúa luego, marcando la necesidad de que
exista un conocimiento previo entre ambos contrayentes, aunque tampoco descarta
el hecho de que algunos matrimonios puedan ser felices sin que haya mediado
tratamiento alguno con anterioridad87. De lo que la autora no da cuente en estos
párrafos del Capítulo XIII, es de la posibilidad en que la vida de soltera contribuya o
sea una forma más de la vida social de las mujeres, por el contrario. Ese estado es
"un cero" y "comúnmente sirve de embarazo en su misma casa" 88. Aunque la autora
de cuenta de que esos códigos son los que pertenecen al contexto social; por sus
ausencias -en el sentido de las recomendaciones para ellas- queda enclavada en el
modo reproductivista de esa cultura. Se manifiesta este modo al final del capítulo
cuando, luego de sus extensas colocaciones en torno a la armonía y paz del
matrimonio, termina señalando que todo esto "servirá para portarse en todo con
moderación y cordura..." . Sin dudas que como vimos anteriormente con Elías, N. a
medida que avanza el proceso civilizatorio, la vida social se va sometiendo a la
regulación y estas pautas van encontrando en la represión de los impulsos, un modo
para que la Ilustración inscriba su discurso sobre el cuerpo de las mujeres. En el caso
que estoy analizando, ya el matrimonio alcanza a convertirse - por fin- en una
Institución Social y donde comienza a insinuarse un mutuo control y disciplinamiento
de los afectos y de los instintos impulsivos, tanto de hombres como de mujeres.
Josefa Amar, por su discurso, es representativa de la Institucionalización del
Matrimonio, hecho que en la sociedad occidental aparece entre los siglos XVII y
XVIII.
Las continuas referencias a Jenofonte89 (Militar griego que considera el trabajo
manual como un estigma social y degeneración física que daña al alma, sin tiempo
para cultivar la amistad y la ciudadanía) dan cuenta del espíritu virtuoso y cuasi
aristocrático que animaba a Josefa Amar, estas ligaciones la llevan a tomar para sí las
explicaciones que Jenofonte "por boca de Isomaco" 90 dice con relación a la mujer:

"...cuanto más vieja fueres, tanto más honrada serás; porque a decir
verdad, las cosas excelentes y buenas, no tanto se deben preciar y
estimar por la hermosura y parecer, como por la virtud" 91
23
Las advertencias que irían suponiendo una auténtica legitimación del amor nuclear
en el seno de la familia, van condicionando un tipo de relaciones social donde la
privatización y los modos de comportamientos instintivos se van configurando, desde
el lado de las mujeres en expresiones tales como:

"el gobierno de la casa es una circunstancia tan recomendable a una


señorita que piense en casarse" 92

En cuanto a la educación:

"Sería sumamente ventajoso que no se separasen - las mujeres- de su


madre hasta tomar estado". 93

Implicando todo esto, una relación de diferencia con los hombres, quienes por su
propia constitución física deben representar un papel distinto en el mundo.

Conclusiones
Indudablemente que el entorno ideológico y cultural de los siglos XVII y XVIII han
sido determinantes en la configuración del imaginario mental de lo infantil y de lo
femenino. Es también inevitable reconocer que dichos procesos de configuración han
sido posibles de ser inscriptos por medio de la representación corporal y de salud que
han derivado en un tipo de tratamiento en la crianza de los niños y de la educación
física de las mujeres. Con relación a ello, ciertos aspectos merecen ser destacados a
modo de conclusión sin que por ello pensemos en un debate consumado:

 La educación física en las mujeres y la crianza física en los niños evidencian


ser un enlace significativo a la hora de transmitir las nociones morales y
educativas de la época; inscriptas estas, en las demandas de los intereses
objetivos de las clases dominantes.
 El discurso dominante que envuelve las determinaciones para el cuidado y
tratamiento de niños y mujeres, se inscribe en lo que Jurgen Habermas 94
definiera como "discurso práctico", que consiste en que "a través de los
mandatos y valorizaciones se exigen o prohiben acciones con una pretensión
de rectitud". Este discurso se inspira desde las situaciones de poder tal como
describiera Poulantzas en la página 10 de este trabajo.

 El origen de los Estados y la instalación de sus aparatos ideológicos inician un


proceso de acumulación Hegemónica en donde el término salud será utilizado
no solo desde una perspectiva de la medicalidad sino como herramienta para
moralizar e inculcar hábitos y costumbres en la extensión de las clases
sociales.

 El conocimiento alrededor del Cuerpo tanto de los niños como de las mujeres
es utilizado por las clases más altas como dominio para inscribir su "régimen
de verdad" tal como lo definiera Foucault, M. y que fuera resaltado en este
trabajo.
24
Estas reflexiones finales podrán contribuir no tanto a explicar las crisis disciplinaria
sino más bien a incentivar repensar nuestra práctica desde la perspectiva crítica con
un claro interés emancipador. Algunos podrán adquirir una mirada más
institucionalizada y dirigida al poder y otros a la preparación de un movimiento social
no para gerenciar la sociedad sino para pensarla desde otro lugar, desde el contra-
poder.
Una responsabilidad enorme le cabe a la escuela y en ésta a la educación física.

Notas

1. Kuhn, T. La estructura de las revoluciones científicas. Ed. Fondo de cultura


económica. México, 1982
2. Foucault, M. Vigilar y Castigar. Ed. Siglo XXI

3. Ibídem

4. Ibídem

5. Ibídem pág. 32-33

6. Martín Nicolás, J.C. Dos antecedentes de la cultura física: Locke y Rousseau y


el origen del concepto educación física. Módulo I Seminario IV Master en
educación Física Univ. Salamanca 2000

7. Esto está claramente evidenciado en el estudio crítico que Eduardo Alvarez


Palacios hace de Cristóbal Méndez y su obra "Libro del ejercicio Corporal"
Ediciones Lancia, España, 1996

8. Ibídem p:37

9. Ibídem, p: 69

10. Nicos Poulantzas: Estado, Poder y socialismo. Editorial siglo XXI. España 1980

11. Ray Williams: Marxismo y Literatura. Ed. Península, España, 1980. P:131

12. Nicos Poulantzas (Estado, poder y socialismo) op. cit. p:27-28

13. José Tamarit: Educar al Soberano: Crítica al iluminismo pedagógico de ayer y


de hoy. Miño y Dávila editores. Buenos aires, 1994 p:90

14. Martín Nicolás, J.C. (Dos antecedentes de la cultura física: Locke y Rousseau y
el origen del concepto educación física) op. cit p:4

15. Ibídem p: 7

16. Sciacca, M. F. El problema de la educación. Ed. Casal I Vall. Andorra, 1962


25
17. Locke, J. Ensayo sobre el entendimiento humano. Ed. Folio, J.A. 1999

18. Ibídem

19. Ibídem

20. Sciacca, M.F. El problema de la Educación. op. cit

21. Ibídem

22. Elías, N. El proceso de la civilización. Ed. Fondo de cultura económica. Bs. As.
1993

23. Martín Nicolás, J. C. Sobre la aparición del concepto educación física en


fuentes nacionales en la segunda mitad del siglo XVIII. Módulo I seminario V
Master en educación física Univ. de Salamanca 2000

24. Rousseau, Jean Jacques Emilio. Ed. EDAF, Madrid 1985 p:96

25. Tamarit, J. Educar al soberano op cit p:92

26. Poulantzas, N. estado poder y socialismo. Op. cit p:152

27. Torres Carlos Alberto: Las secretas aventuras del orden. Estado y Educación.
Ed. Miño y Dávila Buenos Aires, 1996

28. Foucault Michel:. Las palabras y las cosas.

29. Foucault, M. Las palabras y las cosas. Op. cit

30. Poulantzas, N. Estado Poder y Socialismo. p:28 op. cit

31. En MC Laren, Peter Pedagogía identidad y poder. Ed. Homo Sapiens. Santa Fe,
Arg. 1999 p:125.

32. MC Laren P. Pedagogía, identidad y poder. p: 126 op. cit.

33. Pedraz, Miguel Vicente: EL imaginario Corporal del libro de los Estados.
Seminario del Cuerpo en el Medioevo, Univ. Salamanca Máster en Educación
Física. 1999-2001,

34. Nicos Poulantzas Estado Poder y socialismo. p:169 op. cit

35. Tamarit. J. op. cit p: 25

36. Tamarit, J. Op. cit p: 46 y 47

37. Poulantzas, N. Op. cit.


26
38. Al hablar de construcción me refiero al entendimiento de que los hechos no
hablan por sí solos sino que lo hacen en la medida que les preguntamos.

39. Josefa Amar y Borbón: Discurso sobre la educación física y moral de las
mujeres. Ediciones Cátedra.

40. Mc. Laren, P. Pedagogía, identidad y poder. Ed. Homo Sapiens, 1998.

41. En: González de Fauve, M.E. (coordinadora) Medicina y Sociedad: Curar y


sanar en la España de los siglos XIII al XVI. Instituto de Historia de España,
1996.

42. Ibídem

43. Méndez Cristóbal. Libro del ejercicio corporal. Ed. Lancia, 1996

44. Ibídem, p: 70

45. Ibídem op cit. p:82

46. Tamarit, J. Estado, hegemonía y educación. Módulo complementario 2.


Carrera de Investigación Educativa Univ. Comahue, CETERA 2000

47. Martín Nicolás, J. C. Sobre la aparición del concepto educación física en


fuentes nacionales en la segunda mitad del siglo XVIII. Módulo I seminario V
Master en educación física Univ. de Salamanca 2000

48. En Martín Nicolás, op cit.

49. Alvarez Palacio, E. La educación física en el Renacimiento español. IV


Simposium de Historia de la Educación Física. Univ. Salamanca, España 1996-
97

50. Ibídem

51. Ibídem

52. González de Fauve, M.E. (coordinadora) Medicina y Sociedad: Curar y sanar en


la España de los siglos XIII al XVI. Instituto de Historia de España, 1996

53. Ibídem

54. Ibídem

55. Ibídem

56. Ibídem
27
57. Ibídem

58. Rousseau, J. Emilio. Ed. EDAF S.A. 1985, España

59. Padial, G.; Giberti, H. Educación física y deportes. Indicaciones y


contraindicaciones. En Soc. Arg. de Pediatría, 1990 (Atención integral de
adolescentes y jóvenes).

60. Rousseau, J.J. op. cit.

61. González de Fauve, M.E. op. cit.

62. ibídem

63. En González de Fauve, M.E. op. cit.

64. Elías, N. El proceso de la civilización. Fondo de cultura económica, 1993.

65. En González Fauve op. cit

66. Le Goff. J. El hombre medieval. Ed. Alianza 1990.

67. Josefa Amar y Borbón, op cit p:9

68. Ibídem, p:81

69. Ibídem, p:75

70. Ibídem, p:80

71. Ibídem, p:81

72. Foucault, M. Vigilar y Castigar. Ed. Siglo XXI, 1989. P: 175

73. Piñeyrua A. En: Medicina y sociedad: curar y sanar en la España de los siglos
XIII al XVI. 2º ed. Bs. As.

74. González Fauve. Op. cit p:183

75. Ibídem, p:184

76. Josefa Amar: op. cit. p: 126-127

77. Ibídem, p:127

78. Ibídem, p: 141

79. Ibídem, p:144


28
80. Ibídem, p: 214

81. Ibídem, p: 215-216

82. Heinich, N. Norbert Elías. Historia y cultura en occidente. Ed. Nueva visión,
1999 Bs. As. p:13

83. Pedraz, M.V. Lo corporal en el Medioevo. 3º Seminario de la Maestría en


Educación Física. Univ. Salamanca, España curso 1999-2001

84. Pedraz, M.V. op. Cit.

85. Josefa Amar. Op. Cit p:225

86. Ibídem, p: 230

87. Ibídem, p: 232

88. Ibídem, p: 225-226

89. José Lasso de la Vega Ideales de vida humana en la antigua Grecia. Revista
Hellmantica enero-abril 1979, p:45

90. Josefa Amar op. cit. p:237

91. Ibídem, p:238

92. Ibídem, p: 246

93. Ibídem, p: 244

94. Habermas, J. Teoría de la acción comunicativa. Editorial Cátedra 3ª edición,


1997. P:142

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