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Universidad Yacambú
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Derecho Mercantil Especial (TJM-1143)
Sección: ED01D0V // Lapso Académico:2019-1

Nombres y Apellidos: Daniela Armas


Expediente Nº CJP-162-00347
Sección: ED01DOV
Profesor: Abg. Esp. Lorena Collantes
Fecha de Entrega: 09/07/2019

Evaluación de Corte II
(Ponderación 25% /valor 20 Pts.)

ENSAYO CRÍTICO

Título: Consideraciones sobre el arbitraje comercial en Venezuela, y su independencia y


autonomía de los tribunales ordinarios.

Desarrollo del Tema:

Podemos definir al arbitraje como un proceso mediante el cual, dos o más personas que
se encuentran en un conflicto, acuerdan voluntariamente someter a una o más personas expertas
e imparciales llamados árbitros, la solución de una controversia mediante una decisión definitiva
que tiene carácter de cosa juzgada llamada Laudo Arbitral, que es vinculante, por lo tanto las
partes involucradas en el conflicto están obligadas a cumplir. En Venezuela, el arbitraje fue
incorporado a la Constitución en 1999 y, así mismo, entró en vigencia la Ley de Arbitraje
Comercial en 1998.

A pesar que desde que el arbitraje entró en vigencia ha tenido muchos altibajos en cuanto
a su aceptación por los tribunales ordinarios, en la actualidad ya es totalmente aceptado y
recomendado. Incluso fue confirmado y ratificado por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia como medio alternativo a la resolución de conflictos en reiteradas ocasiones,
lo que hace que este criterio sea vinculante para todos los tribunales de la República.

En cuanto a la independencia del Arbitraje de los tribunales ordinarios, el artículo 5 de la


Ley de Arbitraje comercial establece que el acuerdo de arbitraje es exclusivo y excluyente e de la
jurisdicción ordinaria y que, en virtud de dicho acuerdo, las partes se obligan a someter sus
controversias a la decisión de los árbitros, por lo tanto, ambas partes renuncian a hacer valer sus
pretensiones ante los jueces ordinarios. Queriendo decir esto que el arbitraje se desprende
totalmente de la jurisdicción ordinaria.

Sin embargo, la Ley de Arbitraje establece que el Juez ordinario es competente para
conocer y decidir sobre recursos de nulidad contra los Laudos Arbitrales, que puede ejercerse en
determinadas circunstancias, ante un Juzgado Superior de la localidad donde se produjo el Laudo.
Esto significa que este recurso de nulidad es excepcional, no es una apelación y solo puede darse
en algunos casos específicos, establecidos en el artículo 44 de la Ley de Arbitraje Comercial.
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Básicamente, el objetivo de este recurso de nulidad es asegurarse de que el procedimiento


arbitral realizado por los árbitros y por lo tanto, los laudos arbitrales que resulten de estos, se
hayan llevado a cabo cumpliendo con los requisitos de la Ley, con las respectivas garantías a las
partes, y que la materia sobre la cual se realiza el arbitraje no sea competencia reservada
exclusivamente para la jurisdicción ordinaria, y que pueda resolverse mediante arbitraje. Lo que
significa que los tribunales ordinarios no pueden objetar sobre el contenido de las decisiones de
los árbitros.

También podría considerarse una "excepción" al carácter exclusivo y excluyente que la


Ley le confiere al arbitraje, el hecho de que puedan interponerse recursos de amparo
constitucional contra laudos arbitrales, siempre y cuando estos contengan lesiones a los derechos
constitucionales. Esto tiene mucho sentido ya que es menester del Estado velar por el respeto a
los derechos que la Constitución confiere a los ciudadanos, además de que la Constitución se
sobrepone a todas las demás leyes. Cabe acotar que estos recursos no se refieren al fondo de la
controversia.

Ahora bien, contrario a todo lo establecido anteriormente y lo que la Ley establece en


cuanto a la exclusividad del Arbitraje, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia emitió dos
fallos en los cuales estableció el criterio de que es posible recurrir en casación, ante la Sala Civil
del Tribunal Supremo de Justicia, las decisiones de los jueces superiores que resuelven el recurso
de nulidad, apoyando ese criterio en dos argumentos.

El primer argumento al que se hizo referencia anteriormente, es que e la Ley de Arbitraje


Comercial no prohíbe que contra la decisión que resuelve el recurso de nulidad se pueda intentar
el recurso de apelación o el de casación, si fuere el caso. Este argumento es sumamente criticado
ya que al establecer la Ley que el arbitraje es "exclusivo y excluyente de la jurisdicción ordinaria,
se da a entender que no está permitido cualquier recurso que deba interponerse por la vía ordinaria,
aparte del recurso de nulidad, que se encuentra estipulado por dicha Ley.

El segundo argumento establece que la sentencia que resuelve la solicitud de nulidades una
sentencia que pone fin a un juicio especial contencioso, lo que haría posible entonces el recurso
de casación de conformidad con lo establecido en el ordinal 4° del artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil que establece que contra las sentencias que conozcan en apelación contra
laudos arbitrales, dependiendo de la cuantía,puede proponerse recurso de casación.

Este argumento también es criticado por el hecho de que no es la decisión que resuelve el recurso
de nulidad la que pone fin al juicio, que como ya se ha establecido anteriormente, no está
relacionada al fondo de la controversia, sino que es la decisión tomada por los árbitros (laudo
arbitral) la que pone fin al juicio, ya que estos son quienes están en la competencia de resolver el
conflicto entre las partes. Además de que ese supuesto del artículo 312 del CPC solo procede si
las partes de la controversia acordaron que la decisión de los árbitros será apelable ante los
tribunales ordinarios.

En conclusión, desde que el arbitraje comercial entró en vigencia en Venezuela, tuvo muchos
altibajos en cuanto a su aceptación por los tribunales ordinarios, pero al pasar los años, fue
rectificando y perfeccionándose y hoy en día es la herramienta más recomendable para la
resolución de conflictos, ya que funciona de una manera eficiente y rápida, en contraste con el
procedimiento ordinario que suele ser lento y cada vez se encuentra más entorpecido. Su
independencia a los tribunales ordinarios, y el hecho de que los árbitros suelen ser expertos en la
materia controvertida hacen del arbitraje el sistema más recomendado por los abogados de
empresas para la resolución de conflictos.

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