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NULIDAD

En el Capítulo VI hubimos de estudiar los defectos de los actos procesales y allí


pusimos de manifiesto que la nulidad de los mismos puede declararse de las
siguientes maneras:

a) De oficio por el juez o tribunal, por medio de enmienda del procedimiento,


regulada en el art. 67 de la LOJ.

b) A solicitud de parte y por sistemas complementarios:

1) Por los remedios y recursos establecidos en el CPCYM, es decir, revocatoria,


reposición (remedios), apelación y casación (recursos).

Por un medio especial que es la llamada nulidad en el CPCYM. Este es el que


debemos estudiar-ahora.

CONCEPTO
El fenómeno de la nulidad no es específico de una rama del Ordenamiento
jurídico, pues puede encontrarse tanto en el Derecho público (nulidad de la ley, del
reglamento o del acto administrativo) como en el Derecho privado (nulidad de un
negocio). En todos estos casos la nulidad está vinculada al incumplimiento de los
requisitos que condicionan la eficacia jurídica de cualquiera de las figuras
jurídicas.

En el Derecho procesal el, cumplimiento de los requisitos de los actos procesales


adquiere especial importancia para el desarrollo del proceso, dado la sumisión de
éste al principio de legalidad. Si el proceso es el medio a través del que se cumple
una función del Estado y por el que los ciudadanos pueden impetrar la tutela
judicial del mismo, la nulidad de los actos procesales adquiere especial
importancia, estando condicionada por principios específicos que se derivan de la
naturaleza de la función que desarrollan los órganos jurisdiccionales.

Acto nulo es aquél que no cumple alguno de los requisitos esenciales que la ley
procesal exige para su constitución, por lo que no produce los efectos que debió
producir o, al menos, sólo los produce provisionalmente. Se trata, por tanto, de
una sanción que la ley determina para el acto procesal que ha incumplido algún
presupuesto o requisito considerado esencial, sanción que consiste en la no
producción de los efectos jurídicos que son propios de ese acto.

En El CPCYM la nulidad se declara, entre otras posibilidades, por medio de lo que


se considera un medio de impugnación, lo que ha dado lugar a que en la práctica
se le haya considerado un recurso, y lo peor es que por Medio del mismo se
persigne no sólo declarar el incumplimiento, de los requisitos formales del acto
(que es lo adecuado), sino también la falta de adecuación del contenido del acto a
la norma material.

Naturaleza jurídica
El art. 615 dice que la nulidad se interpondrá ante el tribunal que haya dictado la
resolución o infringido el procedimiento, y con ellos nos está dando la
característica esencial de los remedios: conoce de la misma el órgano
jurisdiccional que dictó la resolución que se impugna o que tramita el
procedimiento. Estamos, pues, ante un remedio y no ante un recurso, a pesar de
lo que se viene sosteniendo en la práctica judicial.

Ese remedio cabe de modo subsidiario al de los otros medios de impugnación, y


por eso:
1) El art. 613 dice que la nulidad cabe cuando no sean procedentes los recursos
de apelación o de casación.

2) El art. 617, párrafo 2. °, añade que la nulidad de las sentencias o de los autos
sujetos a apelación o a recurso de casación, sólo puede hacerse valer dentro de
los límites y según las reglas propias de estos medios de impugnación.

Hasta aquí la naturaleza del remedio de la nulidad está relativamente clara. La


situación se complica cuando se advierte que el CPCYM parte de una distinción
de tipos de nulidad que no se corresponde con la verdadera nulidad de actos
procesales. En efecto, el Código distingue entre:

a) Nulidad por violación de ley, se entiende material


Esta pretendida nulidad es la que se dice que se origina en las resoluciones
judiciales cuando en ellas se ha producido una infracción de la ley material, y hay
que advertir de inmediato que en este caso no estamos ante un defecto propio del
acto procesal ni ante una nulidad en sentido estricto, sino ante un error en la
aplicación del Derecho material.

Como hemos señalado, la nulidad de los actos procesales se produce cuando en


ellos no se observan los requisitos procesales (generales o específicos) que
vienen impuestos por una norma de naturaleza procesal;

Entonces cuando estamos ante un vicio capaz de impedir que el acto produzca los
efectos que le son propios. La situación es muy distinta cuando lo que se trata es
de que en una resolución judicial se ha aplicado erróneamente una norma
material, es decir, una norma con la que debe, decidirse sobre la estimación o
desestimación de la pretensión interpuesta por el actor o sobre la estimación o
desestimación de una excepción perentoria opuesta por el demandado; entonces
no debe hablarse de validad de la resolución.

Lo más adecuado será explicar ésa diferencia acudiendo a unos ejemplos:

1) Si el emplazamiento del demandado (el del art. 111) no se ha efectuado de


modo personal (como exige el art. 67), estamos ante un efecto de un acto procesal
(de la notificación) que ha de impedir que el acto produzca los efectos que le son
propios. Ese defecto es tan importante que debe producir la nulidad de la
notificación. Esta es claramente una infracción de norma procesal o de
procedimiento.

2) Cuando el demandado se apersona en el juicio, presentado el escrito de


contestación de la demanda, y el juez no admite la contestación de la demanda
argumentando que ha transcurrido el plazo de nueve días, y lo hace así a pesar de
que el actor no había acusado aún la rebeldía, en la resolución se ha incurrido en
una vulneración de norma procesal (el art. 113) capaz de generar también la
nulidad de esa resolución. Estamos otra vez ante una infracción de norma
procesal o de procedimiento.

3) Por el contrario, si ante la alegación por el demandado de la excepción


perentoria de pago, aduciendo que el mismo se hizo al mandatario o
representante legal del acreedor (art. 1384 del Código Civil), el juez dicta
sentencia desestimando esa excepción y argumentando que el pago se tiene que
hacer personalmente al acreedor, se ha producido la vulneración de una norma
material, con lo que se ha incurrido en error en la sentencia, pero entonces se está
ante una infracción de la ley material, infracción que no supone un defecto
procesal en el acto de la sentencia y que no genera la nulidad de la misma, pues
contra ella pueda interponerse recurso de apelación y, después, de casación.

La nulidad de un acto procesal se produce por defectos procesales, por


infracciones de la norma procesal, por incumplimiento de los requisitos procesales
del acto. El acto procesal de la resolución judicial no es nulo si en ella se viola, o
se aplica indebidamente o se interpreta erróneamente una norma material; esa
resolución será recurrible por errores in iudicando (en el juicio), pero no por vicios
in procedendo.

Se podría decir que una cosa es el vicio en la tramitación del proceso, el defecto
procesal en un acto procesal o resolución judicial, que no toma en cuenta la
"justicia" del contenido del mismo, y otra cosa es el error en la decisión del
proceso, la "injusticia" que sobre el tema de fondo se cometa.

Esta distinción no ha sido comprendida en el CPCYM y ello tiene consecuencias


muy graves, especialmente con referencia a la nulidad de resoluciones judiciales y
al recurso de apelación, pues:

1) Primero se dice, en el art. 602, cuándo es procedente él recurso de apelación,


con lo que quedan muchas resoluciones excluidas del mismo.

2) Después se dice, en el art. 613, que procede el remedio nulidad contra las
resoluciones cuando no sea procedente el recurso de apelación.

3) Se sigue diciendo, en el art. 615, que contra el auto que resuelve el remedio de
la nulidad cabe apelación.
4) Se acaba expresando, en el art. 617, párrafo 3. °, que si el tribunal de apelación
declara la nulidad de la sentencia, resolverá también sobre el fondo del litigio.

Por este extraño camino resulta que contra algunas resoluciones cabe apelación y
contra otras resoluciones no, pero que si la parte interpone el remedio de la
nulidad contra la resolución que no es directamente recurrible en apelación, el
tribunal superior posteriormente puede terminar resolviendo también sobre el
fondo del litigio por la apelación interpuesta contra el auto que resuelve la primera
instancia de la nulidad. Como dice Aguirre Godoy "el absurdo es evidente".

Nulidad por infracción de procedimiento


Esta nulidad es la verdadera científicamente hablando, pues atiende a la
existencia de un vicio en un acto procesal (que puede ser o no una resolución),
consistente en la infracción de una norma procesal, que ha de impedir que el acto
produzca los efectos procesales que le son propios. Cuando se solicita la nulidad
lo que se está pidiendo es que el tribunal, al declarar que el acto se realizó con
infracción de una norma procesal, reponga las actuaciones al momento y acto en
que se produjo esta infracción.

La diferencia entré esta nulidad verdadera y la anterior se percibe con claridad


cuando se atiende al fin que se persigue con el remedio:

1. En la llamada nulidad por violación de ley (material), la parte impugnante


persigue que el mismo tribunal dicte otra resolución en la que modifique la
impugnada.

2. En la verdadera nulidad, la infracción de procedimiento, la parte pretende que el


mismo tribunal declare la nulidad de un acto procesal, retrotrayendo las
actuaciones al momento de la infracción procesal.
Sólo cuando se advierte la confusión en que ha incurrido el CPCYM. Se pueden
comprender el remedio de nulidad y toda su regulación.

Consecuencias de la confusión
La señalada confusión ha originado en la práctica forense, un uso desmedido y
abusivo que hacen los litigantes de este remedio procesal, al grado que resulta
raro el proceso, de la naturaleza Ve fuere, en el que no se interponga por los
menos Una nulidad. A ello contribuyen en gran medida los jueces y por variadas
razones:

1) Porque acceden a darle trámite a cualquier nulidad que se les proponga, lo que
obviamente incide en el trámite normal del proceso.

2) Por no leer, y a veces por no comprender, la resolución que firman, lo que


origina que la parte interesada en entorpecer el desarrollo procedimental, no vacile
en hacer valer la nulidad.

3) Por la timidez de los juzgadores en aplicar los apremios que les faculta la LOJ a
los litigantes que interponen recurso o incidentes frívolos o improcedentes, aunque
la multa resulte ridícula, pues puede incluso sancionarlos con la separación de la
dirección del proceso.

4) Porque han perdido el norte respecto de las costas de las actuaciones nulas,
que son a cargo de los funcionarios o empleados públicos, en forma solidaria, si
les fueren imputables, y la norma expresamente prevé que en la resolución que
declare la nulidad se haga el pronunciamiento sobre costas y se ordene a la
secretaria la formación del proyecto de liquidación del caso (art. 618). Como es
lógico, no hay juez o empleado que vaya a formar una liquidación de esta
naturaleza. Lo que no dice la norma es a favor de quién se hará la liquidación de
costas.

A lo anterior hay que añadir que, por la defectuosa regulación de este remedio
procesal, al no hacer distinción entre los dos supuestos que establece (violación
de ley material e infracción de procedimiento), los litigantes lo hagan valer sin
advertir de su diferencia. No falta alguna ocasión en que los tribunales han
pretendido realizar la distinción entre ambos supuestos.

El remedio de nulidad, desde la confusión advertida, tiene una compleja regulación


que se manifiesta en lo siguiente:

Procedencia
a) La determinación de contra qué cabe el remedio se hace en el Código
atendiendo a dos reglas, una positiva., y otra negativa:

De modo positivo, el remedio de nulidad cabe contra las resoluciones y contra el


procedimiento en que se infrinja la ley, siempre que no sean procedentes los
recursos de apelación o de casación (art. 613). Además debe tenerse en cuenta
que la nulidad (art. 615; párrafo 2. °) cabe:

1) Por actos o procedimientos realizados antes de la sentencia, debiendo


entonces interponerse antes del señalamiento del día para la vista, pues si es
después lo procedente es recurrir contra la sentencia.

2) Por actos o procedimientos realizados después de dictada la sentencia.

2.a) De modo negativo, la nulidad no puede ser solicitada (art. 614):


1) Por la parte que realizó el acto, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo
afectaba.

2) Por la parte que haya determinado la existencia del vicio.

3) Por la parte que ha consentido el acto procesal, incluso tácitamente, y existe


consentimiento tácito por el hecho de no interponer la nulidad dentro de los tres
días siguientes a tener conocimiento de la infracción, conocimiento que se
presumirá inmediato en la parte cuando la infracción se hubiere producida en una
audiencia o diligencia y a partir de la notificación en los demás casos.

Estamos en este segundo caso ante una norma con doble contenido pues más
que establecer casos de improcedencia de la nulidad, la que hace es determinar
quién está legitimado para interponer el remedio. La manera de determinar la
legitimación lleva a entender, en sentido contrario, que puede interponer el
remedio la parte que no se encuentre en alguna de esas situaciones, incluso
aquella de la que no pueda considerarse que sufre algún gravamen.

b) Tramitación
El remedio debe interponerse dentro del plazo de tres días siguientes a la última
notificación: En realidad el art. 614 del CPCYM dice que el acto procesal se
entiende consentido tácitamente por el hecho de no interponer la nulidad dentro de
los tres días siguientes de conocida la infracción y que ese conocimiento se
presume desde la notificación, pero se ha aplicado aquí la regla general de que los
plazos deben computarse a partir del día siguiente al de la última notificación [art.
45, 3) de la LOJ].

Para el trámite el art. 615 del CPCYM se remite a lo dispuesto para los incidentes,
añadiendo que contra el auto que decida este incidente cabe apelación ante la
Sala respectiva o, en su caso (es decir, cuando la Sala conozca en primera
instancia, lo que sucede sólo en casos de responsabilidad civil de los jueces, art.
247), ante la Corte Suprema.

Cuando se pida la nulidad de una resolución dictada por la Sala o del


procedimiento de la misma, se tratará de autos originarios de la misma y, entonces
y como hemos visto antes, cabrá reposición, y contra el auto qué resuelva este
remedio no se da recurso alguno (art. 146, párrafo 3. °, de la LOJ).

Decisión
Si el remedio de nulidad es desestimado no hay problema alguno, pues la
resolución o el procedimiento se convierte en firme. Los problemas atienden al
supuesto de que la nulidad sea estimada, pues entonces debe distinguirse:

I. °) Nulidad por vicio de procedimiento Cuando la nulidad sea declarada, en el


auto que debe dictarse, las actuaciones se repondrán desde que se incurrió en
nulidad (art. 616). Este es el supuesto verdadero de nulidad, y la consecuencia es
la lógica de hacer volver atrás el procedimiento.

2. º) Nulidad por violación de ley (material)


Si la nulidad es' declarada el tribunal dictará la resolución que corresponda. Dado
que esta nulidad no es realmente tal, no hay retroacción

De las actuaciones, y por el art. 617 sigue diciendo que esta nulidad no afecta a
los demás actos del proceso; además si la nulidad se refiere a una parte de la
resolución, no afecta a las demás partes y la resolución sigue produciendo sus
efectos.

Estamos aquí ante la mejor demostración de que la pretendida nulidad por


violación de ley (material) no es una verdadera nulidad. Por si faltara algo, el
párrafo 4.° del art. 617, cuando dispone que sí la nulidad de la sentencia se
produjera por falta de fina del juez, no cabe que el tribunal superior, al conocer del
recurso de apelación contra el auto que decide sobre el remedio de nulidad,
resuelva también el tema de fondo del litigio, está demostrando lo que decimos.
Adviértase que:

1) Si el defecto de la sentencia es formal o procesal (carece de firma del juez), la


nulidad declarada exige devolver las actuaciones al juez para que dicte otra
sentencia (que será la misma, pero con la firma).

2) Si la sentencia incurre en error sobre el fondo (violación de ley material), el


tribunal al conocer de esa apelación pasa a resolver el fondo del litigio.

El auto debe pronunciarse, además, sobre las costas de las actuaciones nulas, y
el art. 618 dice que esas costas serán a cargo de los funcionarios o empleados
públicos, en forma solidaria, si les fueren imputables, debiendo ordenarse al
secretario que proceda a la formulación del proyecto de liquidación del caso. Con
una norma dé este contenido no cabe extrañeza de que:

1) Los jueces sean reacios a declarar la nulidad de sus propias actuaciones.

2) Se muestren más partidarios de acudir a la enmienda del procedimiento, en la


que no asumen las costas.

CAPITULO XXI
LA APELACION

El recurso de apelación: Doble Instancia;


Apelación y Nulidad. La regulación del recurso:
Procedencia (resoluciones recurribles); Interposición del recurso; Admisión;
Tramitación; Alegaciones y nuevas pruebas, Ocurso de hecho.

El recurso de apelación
En el capítulo anterior dejamos establecida la distinción entre remedios y recursos
y, dentro de éstos, entre recursos ordinario y extraordinario, Y hay que empezar
ahora diciendo que la apelación es el modelo tópico de lo que es un recurso
ordinario.

Es un recurso porque la competencia (funcional) para conocer del mismo ha de


atribuirse a un tribunal distinto y superior al que dictó la resolución que se recurre,
y es ordinario porque todo lo decidido en la Primera instancia puede llevarse, por
medio de la impugnación, al conocimiento del órgano competente para la
segunda, sin que existan motivos limitados fijados en la ley.

Doble instancia Partiendo de que el art. 211 de la Constitución dispone que en


ningún proceso habrá más de dos instancias, suele hablarse de primera instancia
y de segunda instancia y también decirse que la segunda instancia es el recurso
de apelación. Todas estas palabras requieren de explicación, primero, porque han
de entenderse en su sentido técnico y, luego, porque no siempre se utilizan con
corrección científica.
OCURSO DE HECHO
La admisión del recurso de apelación queda en manos del Juzgado de Primera Instancia que
dictó la resolución contra la que se interpone el recurso, por lo que es posible que ese
Juzgado no admita un recurso a pesar de que el mismo es admisible. Si esta decisión no es
controlable por el tribunal superior resultaría que el Juzgado podría suprimir todas las
apelaciones contra todas sus resoluciones. Para evitar este riesgo aparece el que en
Guatemala se llama ocurso de hecho, aunque en la mayoría de los países iberoamericanos
se denomina recursos de queja.

Con uno u otro nombre se trata de un verdadero recurso, si bien el mismo es instrumental,
es el sentido de que él está al servicio de la admisión de un recurso de apelación. El ocurso
de hecho persigue que se admita el recurso de apelación que el Juzgado de Primera
Instancia declaró inadmisible. A este efecto.

1. Dictada resolución por el Juzgado denegando la admisión del recurso de apelación,


la parte acudirá a la Sala, dentro del plazo de tres días.

Manual de Derecho Procesal Civil Guatemalteco

De notificada la denegatoria, presentando escrito (de que cumplir los requisitos de una
primera solicitud, art. 61) en el que pedirá que se le conceda el recurso (art. 611, párrafo 1.)

Llama la atención en esta dispersión que la parte no tenga que presentar, junto con su
memorial, copia alguna ni de la resolución apelada, ni del escrito interponiendo el recurso
de apelación, ni del auto denegándole el recurso (aparte de las respectivas notificaciones)

2. La Sala remitirá original del ocurso al Juzgado d Primera instancia, para que el juez
informe, en el plazo de veinticuatro horas. A la vista del informe la sala resolverá el
ocurso dentro de otras veinticuatro horas, si bien puede pedir los autos originales
cuando lo estime indispensable (art. 612, párrafo 1.)
La sala puede, pues, decidir bien teniendo en cuenta el escrito de la parte y el informe del
Juez, bien reclamando que se le reemitan los autos originales. Esta petición de los autos
originales demorará, inevitablemente, la decisión en el ocurso; y esa demora es
consecuencia de no haberse previsto la presentación de las copias a que nos hemos referido
inmediatamente antes.

3. Por medio de auto la Sala decidirá si es o no apelable la resolución contra la que se


interpuso el recurso de apelación que fue denegado por el Juez.
Dado el carácter instrumental del ocurso, su única finalidad es pronunciarse sobre la
admisibilidad del recurso de apelación, sin entrar a considerar el fondo de la cuestión
decidida en la resolución apelada.

4. Si la Sala decide que el recurso de apelación estuvo bien denegado en su admisión,


declarará sin lugar el ocurso, ordenando se archiven las diligencias respectivas e
imponiendo al recurrente una multa de veinticinco quetzales.

5. Cuando la Sala decida que el recurso de apelación debió admitirse para su trámite
revocará el auto de inadmisión del Juzgado de Primera instancia y, a partir de ahí
existen dos posibilidades de tramitación.
i. Si ya tiene los autos originales los pidió para decidir el ocurso, continuará la
tramitación del recurso de apelación, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 606.
ii. Si no tiene los autos Originales los pedirá al Juzgado, y continuará la
tramitación normal de la apelación.
A pesar, pues de l, de la regulación del ocurso de hecho en los arts. 611 y 612, es decir,
dentro del Título III, el dedicado al recurso de apelación, se trata de un recurso en sí mismo,
aun cuando sea instrumental por esta al servicio de la admisibilidad de la apelación.

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