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El niño y el adolescente en el proceso judicial.


GARANTIAS DEL ÑINO EN EL PROCESO

Tal vez sólo se trate de garantizar la palabra. Esa palabra que repara, que alivia, que
duele…pero que luego de ser dicha da un nuevo sentido, permitiendo que en una
familia se abra el verdadero espacio del ser Niño…del ser Adolescente….
Trabajamos para que se inaugure una palabra…la palabra escuchada…
Esa palabra mágica que puede hacer de un hombre…un padre.
Que convoca a una mujer al lugar de madre.
Es común que se diga: “hay que escuchar al niño”-Nosotros nos preguntamos… a qué
niño?

Al que habla a los 5 años de la cuota de alimentos?


Al “niño” que desde un lugar de objeto, a la manera de un medium, está poseído por el
espíritu materno? Al que repite textual el discurso del padre o que su ser todo está
hablado por una abuela materna?

O cuando Carlitos, le dice a su padre: Vengo obligado. Yo ya tengo otro papá. “No te
quiero porque vos tiraste a mi mamá por la escalera. Yo te vi”
Padre: Cuando tu mamá se cayó de la escalera, yo estaba en España y vos tenias dos
años.

A María de 7 años que dice: “no quiero venir más. Me siento presionada, angustiada
por tener que ver a mi papá”
Psicóloga.: Qué pasó María? La otra vez jugamos un montón y te reías.
María: “Mi mamá dice que escuchó que me reía pero que era una risa nerviosa. Si
jugué mucho fue por ansiedad”.
Clara terminología de una niña de 7 años.

A Juancito de 8 cuando dice:


“No quiero estar solo con mi papá porque me puso el pene en la boca”
Psicólogo: Cuándo fue eso?
Juancito: ahora, en febrero.
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Psic: No es que hace un año que no lo ves? Contame bien qué te acordas de eso.
Juancito: yo bien no me acuerdo, pero la abogada de mi mamá me dijo que te lo
cuente.

Niño sin niño…indefenso y asustado…con la inocencia amputada…


Diría el poeta.
Y nos preguntamos: Cómo ser hombre en una familia donde no hubo lugar para ser
niño?

Sí, el niño debe ser escuchado. Pero en sus tonos de voz, sus gestos, la mirada que
dirige al adulto que lo trae…El niño surge en el juego, en el que muestra sus conflictos,
penas, alegrías…temores.
Miedo al encuentro temido pero deseado…Miedo a no ser leal al otro progenitor?

Yo no quiero divertirme con mi papá!! Decía José de 9 años.


Psicólogo: Cómo es eso de que no te queres divertir?
José: No, no quiero,…pero él tiene la culpa, porque cuando salimos siempre me hace
reír.

Se trata de garantizar que en un proceso terapéutico de re vinculación, un niño, o un


adolescente concurra alegremente, sin angustia, sin ansiedad, sin dolor?...Ese menor,
que viene padeciendo la sensación de haber sido no querido por uno de los
progenitores, o que tiene de él la imagen de un monstruo que no quiso que naciera, o
que golpeó a su madre o a quien le han dicho que cuando él dormía lo manoseaba o
que si lo empieza a ver… no va a volver a estar más con su madre y hermanos…
puede concurrir alegremente a un encuentro???

El sufrimiento ya está instalado en él desde que presenció los hechos o desde que se los
contaron.
No estamos diciendo con esto que sea siempre la madre –o el progenitor conviviente-
quien le haya inculcado ese discurso intencionalmente, sino que él, el menor, se ha
identificado con lo que percibe que la familia querría.
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Por lo tanto lo único que podemos garantizar, es que emerja el niño y así pueda ser
escuchado.

Algunos efectos

Lo único que desea un niño –y también un adolescente y,… porque no un adulto -es ser
amado y valorizado por sus padres.
En algunos casos, se pasan los años buscando y esperando la valorización que los
padres no les dieron en la infancia…desde compitiendo con un compañero en la
secundaria por el amor del profesor…esperando ser el elegido ante los ojos de un jefe
en el trabajo…o queriendo que esa deuda afectiva la pague la pareja, exigiéndole un
reconocimiento que nunca va a colmar sus expectativas.
O tal vez,…demandándole al conyugue que sea padre de los hijos de ambos, tal como
hubiera deseado que fuera su padre con ella, y que no fue.

Pensemos en algunos de los efectos que en el psiquismo de un niño producirá el crecer


ante el aniquilamiento de una de las figuras parentales.
Cuando se hace desaparecer a un padre de la vida de un niño, inconscientemente, o
bien se lo idealiza o bien se lo trae a la escena de su vida identificándose con aspectos
negativos de este y hasta repitiendo en sus elecciones futuras ocupar el lugar que se le
ofreció en la infancia, padeciendo de ese rol que se le adjudicó.
Quien creció con la sensación de haber sido abandonado por uno de sus padres, en el
futuro se convertirá en alguien abandonico o generará situaciones en las cuales se haga
abandonar. Pero su vida girará alrededor de la palabra “abandono”.
El crecer con odio, inculcado por el progenitor conviviente hacia el otro, tendrá
consecuencias en su identidad sexual, en el modelo de pareja a elegir en el futuro, en
las demás relaciones intersubjetivas, y en el contexto social.
Es muy grato un niño obediente, pero eso tiene sus limitaciones…si el niño hace todo
cuanto le pide su madre, si ella decide todo lo que debe hacer “por su bien”, con quien
debe estar, lo que debe decir…si en el nombre de “educarlo” no le está permitido
elegir… va incorporando ese modelo…y el progenitor que le dio ese lugar, será el
mismo que luego se desespere porque en la escuela no se pueda defender de los
ataques de sus compañeros…se deje “llevar de las narices” por la noviecita…o elija
someterse en los vínculos que establezca.
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Quien abusó del niño?

No acordamos con los tratamientos de re vinculación en los casos de abuso sexual


infantil comprobado. –ya que esto sería negar el concepto de trauma y el sentido de
delito, que no es incumbencia del ámbito psi.
-Todos conocemos algunas de las consecuencias que en un adulto tiene el haber sido
abusado sexualmente en la infancia por su padre o familiar cercano y valorizado. Las
mismas van desde convertirse en un pedófilo, o hacerse abusar, o derivar en diferentes
desviaciones sexuales, hasta aquellas madres, que por haber padecido abuso, proyectan
esta vivencia en sus hijos, convencidas de que han padecido lo mismo.
Abundan los casos en los que observamos en adultos las consecuencias del abuso
sexual durante la infancia. Pero no existe casuística que de cuenta en la adultez de
casos de “falso abuso sexual” en la infancia.
Ante un alto porcentaje de denuncias falsas de abuso sexual infantil entre ex cónyuges,
con el agravante de hacerle relatar al niño con lujo de detalles sobre como aconteció la
escena no vivida, nos interrogamos acerca de las secuelas posibles en el futuro de estos
niños.
Nos preguntamos: Las consecuencias futuras que sufrirán estos niños de falso abuso,
serán similares a las del abuso sexual consumado?
Ese niño que describe los pormenores de un momento que no existió, ha sido
abusado…su madre lo ha violado en su inocencia.

No queda nada…nadita de nada.

Qué aconteció en aquellas mujeres para quienes el hombre elegido en su momento para
ser el padre de sus hijos, se convirtió en alguien odiado al punto tal de querer
aniquilarlo? Como si no hubiera existido, o alejarlo mediante una denuncia de falso
abuso sexual al hijo.
Las Medeas del siglo XI-No clavan un cuchillo en la carne de sus hijos, hoy asesinan
su subjetivad.
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Odio quiero más que indiferencia…

Hablamos de las mujeres porque son mayoría. En pocos casos la tenencia la obtiene el
hombre…El odio, la actitud justiciera, la venganza…se marcan con mucha fuerza.
Mantienen viva la imagen degradada de la mujer.
Generalmente hacemos citas de libros de nuestro metie para dar cuenta de lo que
expresamos, pero este escrito, que tiene que ver con nuestra clínica, hoy, en el 2013 y
en este país, vamos a pedir texto a la voz del hombre que cantó a su dolor…
El odio… “Rencor, mi viejo rencor, dejáme olvidar la cobarde traición”…o bien:
“Este odio maldito que llevo en las venas me amarga la vida como una condena…”
Sobre la humillación…Mía es la culpa por haber rodado a tus pies,
y es mi castigo condenar mi propia pasión, frente al reproche de mi orgullo lastimado,
que no se consuela de su humillación”.
Se evoca La verguenza…”Ella me hizo hacer pasar tal vergüenza con un compañero.
Y la vergüenza es la herencia mayor que el viejo me dejó”
Y se canta a La Venganza…“Mientras yo tenga voz en el pecho no quiero más nada,
Que clamar a los santos venganza, venganza clamar,
Ella debe rodar cual las piedras ruedan por las calles. Sin tener un rincón en su vida
para descansar”
Si bien el fenómeno inmigratorio del treinta trajo muchos hombres a trabajar, y en
número eran más que las mujeres, escuchamos en los tangos de esa época la queja del
hombre porque lo abandonó “la ingrata”.
Pero luego, cuando la mujer superó en número al hombre, en el imaginario social, esto
no parece haber cambiado. Es el hombre, de la música porteña, el que canta al
abandono de la mujer, a la que se fue, a la que lo dejo, a la que lo traicionó… Se siente
orgulloso de que sus hijos la rechacen. Es además apoyado por la sociedad que la
condena, que la juzga.
A veces ese hombre toma una posición femenina y se erige en la madre de los niños
cedidos por un Juez. A veces… ha sido él mismo el que al no soportar que ella lo
dejara, obstaculizó que vea a los hijos y les armó el relato del abandono de ellos
también.
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Cómo llegamos al dispositivo clínico Re-vinculación?

Es un notable fenómeno actual, en los padres de las nuevas generaciones, el haber


tomado contacto con sus derechos y deberes, luchando por tener una participación
activa en la crianza de sus hijos.
Antes de este movimiento, una pareja se separaba y era la familia la que se separaba. El
hombre se iba de la casa y dejaba a la mujer y a los hijos, como un todo, para
convertirse en el padre de los hijos de la nueva pareja. A la vez, si la primera esposa
“rehacía su vida”, se juntaba con otro hombre y era inimaginable volver a ver a su
primer marido, padre de sus hijos.
Es interesante pensar en esto de “re hacer su vida”, como si al separarse del marido “su
vida” hubiera quedado deshecha.
De este cambio en los roles del hombre y la mujer, podrá dar cuenta la sociología, pero
lo que aconteció en la escena social fue marcando diferencias en el espacio familiar.
También el cambio llegó de a poco a la justicia.

La Re-vinculación es una oportunidad.

El trabajo de vinculación es algo más que contribuir a un encuentro de un menor con


alguno de sus progenitores. Se trata de un dispositivo clínico que implica varios pasos
y la participación de un equipo de trabajo.
Que en este proceso participe un equipo, permite que aquellas hostilidades generadas
por los temas que se tocan en cada encuentro, no sean depositadas exclusivamente en
uno de los profesionales obstaculizando la tarea, y que además las fantasías de
alianzas y pactos con los que se maneja una familia, no sean al propio tiempo
proyectadas en la intervención del profesional tratante.

La Re vinculación es la posibilidad que se le da a un niño de comenzar a ser escuchado


por un adulto. Se desarrolla en un clima lúdico…y con la condición de que no se hable
en la sesión del otro progenitor ausente.
Pero tengamos en cuenta que es ella, la madre, quien debe habilitar ese vínculo. El re
vincularse con un padre no es sin el genuino permiso de la madre.

Se escucha: Ve que yo lo traigo, no? Es él el que no quiere entrar.


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Esto no pasa solamente porque lo traiga puntualmente al encuentro, sino por que
comience a aceptar que su hijo no es un pedazo de ella misma, no es su representante,
sino un sujeto con el derecho a sentir diferente.

El primer paso se trata de la evaluación de la problemática familiar-Este es un


momento privilegiado en el que los profesionales propician del establecimiento del
vínculo con todos y cada uno de los integrantes para que se genere una relación de
confianza que permita dar lugar al despliegue de la palabra en los componentes del
grupo.
En esta etapa se realizan entrevistas individuales a los progenitores, de ser posible, una
entrevista con ambos para comenzar a armar la historia familiar.
Luego se van haciendo recortes: Hijos con el padre, hijos con la madre, niños solos, y
se cierra con una reunión de la ex – pareja, para comenzar a hablar sobre lo observado
en los vínculos y hacer una primera propuesta de trabajo.
En todas estas entrevistas participa además de la psicóloga coordinadora una
profesional de niños o adolescentes que es quien luego va a hacer el tratamiento
propiamente dicho.
Habitualmente se cita al progenitor no conviviente 15 minutos antes del horario.
Ingresa luego el menor con quien lo traiga. Luego es el hijo quien se retira 10 minutos
antes para evitar en la salida discusiones entre los adultos en presencia del niño. Esto
nos permite a la vez trabajar con el padre sobre lo recientemente acontecido en la
sesión.
A veces se hace necesario que en el mismo equipo se comiencen a realizar con
diferentes profesionales la terapia de los menores. Esto permite que aún cuando todavía
no es el momento de sesiones de familia, sí lo sea de intercambio fluido entre los
psicólogos intervinientes.

El Segundo paso es el comienzo de las sesiones de vínculo. Ya la Psicóloga designada


de niños y/o adolescentes inicia las sesiones con el juego. Habitualmente luego de esta
propuesta el niño que ingresó temblando, sale riendo…pero el padre? En las previas
entrevistas individuales con el padre a re vincular, debemos trabajar para que acepte las
consignas.
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En algunos casos durante este proceso se trabaja en forma alternada con los menores y
cada progenitor.

El primer objetivo es que el niño se distienda, pierda el miedo a sentirse atacado,


cuestionado, interrogado…y que se pueda llevar de la sesión, esa partecita de padre
que juega, que sonríe…ese que tal vez conoció alguna vez…o ese aspecto de él que
nunca pudo tener, ya que siempre estaba peleando con su madre.

Ese padre es una mentira! Decía una madre.


Ahora se acuerda de que tiene un hijo?

Y nosotros pensamos… que importante para el hijo que pueda recomenzar a armar la
historia de su vida diciendo…Había una vez…hubo un día en que vino a mostrarme
que me quería…en que durante una hora estuvo solamente dedicado a mi, a jugar
conmigo…

Y se escuchó: Yo no voy a hacer nada para ayudarlo a él después de todo lo que me


hizo!
Aquí necesitamos que esa madre trabaje en una terapia para poder diferenciarse del
niño. Para empezar a separar su ser mujer…mujer lastimada, agredida, abandonada,
traicionada…de su ser madre, con la generosidad que ese lugar debería otorgarle,
pudiendo pensar en el derecho de su hijo a tener un padre.

En el Tercer paso se intentan encuentros con la ex – pareja tendientes a que luego de


darle un espacio, en el consultorio, a la hostilidad, esta no se despliegue en la escena
cotidiana y puedan comenzar a hablar de los hijos.

Una mamá que mantuvo al padre de sus hijos alejado durante varios años, por medio
de diversas denuncias, queriendo demostrar un cambio en su actitud, dijo a su hijo
Pedrito de 8 años en una sesión vincular:
Madre: Vos tenes que venir…te tenes que amigar con tu papá.
Pedrito: Y porqué no te amigás vos??

Esto es la Có parentalidad!!
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Lo podemos pensar como una oportunidad, como la posibilidad de que los padres
puedan comenzar a hablar de los hijos, y no de “ellos niños” en tanto a lo que
supuestamente sentirían en su lugar.
Y nos encontramos con que pareciera que no fue suficiente un divorcio, ni que esas dos
personas vivan en casas separadas o que cada uno haya formado otra pareja, para que
podamos afirmar que están genuinamente separados.
Sí lo están para la ley, para la sociedad, pero no para hacer un paréntesis en el
interjuego de pasiones, que a la hora de los entrecruzamientos, sostienen la misma
vigencia que en el momento de los hechos, más allá de que hayan pasado los años.
Esto no significa que se trate de ninguna intencionalidad de volver a estar juntos, sino
de una dificultad en separar algo. De lo que nos ocuparemos es de averiguar de qué se
trata ese algo más.
Qué les pasó? Que puntos de la historia familiar de cada uno engarzaron justo en la del
otro? Qué escenas no resueltas de esa historia han repetido en el espacio de su vínculo?
Sin entrar en complejas explicaciones teóricas, trataremos de describir algunos
observables que se dan en la pareja:
Es el campo propicio en el que se juegan las pasiones más arcaicas.
Un espacio donde cada uno intenta saldar las deudas afectivas que trae de su historia.
También es el lugar en el que se repiten las demandas de amor, las competencias, los
celos, las rivalidades, generando, a veces en forma de espejo una particular fascinación
en la pelea, que se les torna insoportable tanto como inevitable.
Es la fuente privilegiada de los malos entendidos.
Cuando la pareja esta en esa posición no puede escuchar otras voces, los hijos
desaparecen de ser centro de atención o son utilizados como botín de guerra, o
colocados en situaciones de riesgo y desprotección.
La ex pareja, como pilar que sostuvo la familia debe requerir una especial atención
como pasaje necesario en las dificultades vinculares.

En varias ocasiones atendimos ex parejas donde cada uno estaba haciendo terapia
individual, pero no podían dejar de hacerse denuncias, y tomar a los hijos como motivo
de la queja.
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Llegamos al cuarto paso cuando se produce, lo que nosotros llamamos, la implicación


subjetiva….
“Algo yo tengo que ver con esto que me pasó”…” Algo tengo que ver con las
dificultades que tienen mis hijos”… “Ellos no son mi representante. Tienen el derecho
a armar una historia distinta a la mía con él o la progenitora”
Estas últimas frases, que son tan simples y que las puede decir desde el comienzo
cualquier profesional observador del problema, es a lo que se arriba luego del proceso
que proponemos y sólo esto hace posible los verdaderos cambios en la actitud de los
adultos, permitiendo el alivio en los hijos.

Algunos obstáculos en la Co parentalidad

No siempre los obstáculos en una Co parentalidad los plantean los cónyuges...a veces
se oponen los letrados, o las ex suegras…o generalmente las actuales parejas de cada
uno. También algunas psicólogas de “Violencia de genero…o de violencia no
elaborada”

A veces escuchamos a algunos letrados: “Mi cliente dice que no quiere ir más, que le
hace mal. Qué él la agrede y no hablan de los hijos!!”

La Co parentalidad es una experiencia de no hace tantos años, y es posible que el


letrado lo piense desde el modelo de una Mediación. Es allí donde cada uno habla por
orden, cuando se le da lugar, responde sólo lo que se le pregunta y se evitan los
enfrentamientos.
Cuando dos personas que se han separado, ingresan juntas a un consultorio…nunca
comienzan a hablar de los hijos. Necesitan previamente… “amigarse”, como decía ese
niño de 8 años.
La Co parentalidad es un tratamiento, en el que en una primera etapa se da lugar a que
ambos se expresen libremente. Luego se los va acotando tratando de que hablen de la
historia de la familia que una vez armaron.
Se indaga en la novela familiar de cada uno, para entender algo sobre esa unión.
Luego, cuando rápidamente aparecen los malos entendidos, se los ayuda a escucharse
en sus explicaciones.
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Muy de a poco comenzarán a hablar de los hijos, y posteriormente a hacer acuerdos


mínimos dando lugar a que el otro participe en las decisiones.

En una entrevista con una niña de 8 años, donde se le contaba sobre la re vinculación
que iba a hacer con su padre, la psicóloga le dijo:
Psico: El jueves vos vas a venir acá a jugar conmigo y tu papá, pero el martes vienen
tus padres con otra psicóloga.
Laurita: Juntos???, van a venir juntos mi mamá y mi papá?
Psico: Sí van a tener una entrevista los dos juntos.
Laurita: Uy!! (Riéndose)Va a explotar el edificio!!!

Además de ciertos temores, es notable la alegría, y fundamentalmente el alivio que


siente un niño al saber que sus padres, que hace años que no se hablaban, van a venir
juntos. Es como empezar a sentir que van a dejarlo fuera del lugar de intermediario, o
de presionarlo a tomar partido.
Mucho mayor es la sorpresa cuando en una re vinculación se hace entrar a ambos, para
que por un ratito cuenten, delante del niño, hablen sobre como era él de bebé, en la
época en que los padres estaban bien el uno con el otro y felices de su llegada.
Es muy importante que los progenitores puedan comprender que, esto tan
desagradable para ellos, como la co parentalidad, es la mejor manera de que le den a
su hijo el lugar que sólo ellos pueden facilitar,…que nuevamente…hagan nacer al
niño.
Tenemos muchos casos en los que las letradas toman partido apasionadamente. Ya no
se trata de defender los derechos de un o una cliente, a veces parecen ser ellas mismas
las que padecieron el conflicto, lo que nos hace pensar que algo de esto mismo
transitaron en su historia personal y no pueden tomar distancia. Hemos presenciado en
audiencias letrados de ambas partes que no se saludan, que se insultan, hasta llegan a
las manos.

En el caso de las actuales parejas de cada uno, es importante citarlas por separado e
intentar explicarles de que se trata, que puedan tener en claro que no es una terapia de
pareja, que el niño por volver a ver a su padre no va a dejar de quererlo a él, y que él
va a tener que ayudar mucho en todo este proceso.
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El papá de sangre…

“No, no quiero ver a mi papá de sangre!”Decía un niño de 4 años.


Preguntado: Por que lloras?
“No, no lo quiero ver. Me da mucho miedo, me asusta! me da miedo todo rojo, con
sangre”
El papá de sangre y el de corazón, a los 4 años? Un niño sólo tiene un padre, ausente,
presente, agresivo, distante, afectuoso, dulce…pero sólo un padre, y todo lo demás es
confusión. El marido actual de la madre, puede ser alguien que brinde un modelo
distinto de padre y eso sea sano para el niño. Es más, que lo registre como alguien que
lo quiere como si fuera su hijo, y a quien él lo puede querer, pero que claramente es un
“como si”.

Abuelita…que boca tan grande tienes…

A veces es -para besarte mejor-, pero otras es… para devorar tu infancia.
Abriendo la boca grande para decir cosas como estas:
Extrañas a tu papá? Si él no quería que nacieras!
O bien…no te das cuenta que no te quiere, que ahora tiene otra familia?...
o sino: Cuando tenías dos años te quiso ahogar en una pelopincho!...
Otra “Abuelita” decía: No ves que no le importa si tenes zapatillas, y te las tiene que
comprar tu mama?...otra:
“Cuando lo veas venir decile: Andá a dormir que estás borracho!...
También hemos escuchado: Que lloras por tu mamá, no ves que se fue con el otro y
ahora solo tiene ojos para su nueva hijita!
A veces pensamos que la abuelita de los cuentos, es puro cuento…Y peor cuando se
convierten en ex suegras…Están las otras, las que dejan el lugar de abuelitas y son las
“ex suegras”. Otro de los obstáculos importantes.
Pensemos que a ellas, los hijos les han llevado, en general, las quejas de todo lo que
padecieron con la pareja. Que el ex le pegó, que la insultó, que no le pasa plata…o que
ella le fue infiel con el amigo, que no le quería cocinar cuando llegaba tarde de
trabajar, que no atendía bien a los chicos.
Estas madres, que también tienen su historia, mientras el padre de los niños estuvo
ausente, cuidaba a los nietos cuando la hija trabajaba, se encargaba de llevarlos de acá
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para allá, y hasta de tomar decisiones por su hija. Luego de tener el nido vacío, había
llenado su vida después de la separación de la hija. A veces descalificando a esa hija
ante los niños y siendo ella la que marcaba lo que se debía hacer y lo que no.
Generalmente, cuando luego de una separación, una mujer vuelve con sus hijos a la
casa materna, regresivamente se coloca en el lugar de “hija” y deja vacante el lugar de
madre. No hay dos amas de casa en una misma cocina. Así como no hay dos padres,
tampoco hay dos madres, y una se debe correr.
La aparición del padre, viene a cambiar todo su esquema de vida.

Abuela Juana: Me siento usada. Siempre me ocupé de todo y ahora viene, este, a decir
lo que hay que hacer con los chicos?

Otra abuela traía a una niña de 9 años a la sesión de re vinculación con el padre. Antes
de ingresar le decía a la psicóloga: No se siente bien, le duele la cabeza…o hoy está
con ganas de vomitar…o está con diarrea, es que no quiere ver a ese tipo después de
todo lo que nos hizo. Mírela, está casi por llorar!
Obviamente la disposición con la que ingresaba la niña no era la mejor y costaba
mucho que se pudiera distender en la sesión.
Estas abuelas, no solo obstaculizan la re vinculación, sino que a su hija, le mantienen
vivo el recuerdo de todo cuanto el ex le hizo.
Es frecuente escuchar: No la trajimos porque estaba con fiebre. Tengo el certificado
médico… o bien, tenía mi otro nene enfermo y por eso no vino…o me sentía mal, mi
hija estaba trabajando…etc. etc.
Qué modelo se le está dando a un niño, cuando la madre transgrede la ley? Cuándo una
abuela miente y lo convoca a sostener esa mentira?

Pero que las hay…las hay…

Decía una colega de Violencia: “No hay que juntarlos! No hay que juntar a mi
paciente con él! Él es un violento.”

Y se escucha: El hombre violento es...la mujer golpeada es...los hijos de los hombres
golpeadores son...Pareciera que es pensado más como una nueva forma de identidad,
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que más dice del ser que del padecer. Entendemos que la “violencia” no es la causa
sino la consecuencia de…
Si de Ser se trata nosotros hablamos de estructura neurótica, psicótica o Perversa.
Teniendo en cuenta que es poco frecuente que el perverso acuda a la consulta más de
dos veces, en los tratamientos estamos ante casos de neurosis, en los que
generalmente, si ha habido violencia física se trata de episodios.
En nuestra práctica vemos que no es suficiente la exclusión del “victimario”, el envío
de la “víctima” a un Albergue, a un hogar etc.
Digo, es necesario, pero no es suficiente.
Ni en mis 30 años de Hospital, ni en Escrabel, ni en el consultorio, he presenciado
escena alguna de violencia física en la sesión.

No nos ofertamos como equipo de violencia, pero tomamos las derivaciones que así
llegan caratuladas, intentando que alguien deje de ser un caso para ser un paciente.
Pensamos que la violencia estalla cuando se produce la irrupción abrupta de aquello
que quedó excluido del discurso.
Aquello que no encuentra su expresión mediante la palabra, surge en diferentes formas
de presentación, que no se limitan exclusivamente al golpe, o maltrato físico.
Nuestro trabajo consiste en darle espacio a la circulación de esa palabra no dicha.
Ya nos hemos referido a la Co parentalidad, sabemos que genera angustia, pero hay
que trabajar con los Grandes por la Salud de los Chicos.

Yo lo hago, lo vendo y …lo compro?

También en la re vinculación encontramos obstáculos de algunas colegas.


“Re vinculación? Por ahora no. La atiendo desde hace 3 años. Pero al padre ni lo
nombra. Cuándo ella me lo pida yo los voy a citar juntos”. Decía la psicóloga de una
niña de 10 años.
En primer lugar, hay muchas maneras de hablar de la ausencia del padre, en una
niña…en el juego… en los cuentos…en los síntomas. Si en tres años, nunca trabajó el
tema del abandono, algo no se escuchó allí. También hay muchas formas diferentes de
pedir. La psicóloga de individual, aunque no pertenezca a la misma institución, tiene
que armar equipo con quien hace la re vinculación. Es importante que sean dos
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profesionales. Por un lado para preservar la intimidad de la niña en su individual,


luego, para que en ese espacio, en una primera etapa, vuelque las cuestiones de las que
aún no puede hablar en el tratamiento de vínculo. A veces no se entiende que nuestro
trabajo es para sumar. No competir sino compartir…compartir objetivos, seguimiento,
estrategias de trabajo. …y fundamentalmente pensando en un tratamiento que va a ser
saludable para los menores.

“Aun no está preparada mi paciente para ver al padre?” decía una colega de una niña
de 9 años.

Qué significa estar preparada? Estaba preparada para cuando dejó de verlo?, cuando
escucho comentarios respecto a su ausencia? Cuando en el colegio festejaban el día del
padre?
Hay profesionales psi. que también piensan la co parentalidad a la luz de la terapia de
pareja, les cuesta incorporar las diferencias y saber que trabajar con una familia
judicializada tiene sus particularidades. Lo judicial tiene ese plus extra de querellante,
de demandante....Y en la re vinculación, se corre el riesgo de que la profesional psi. del
niño se identifique también, con el discurso materno.
Conocemos casos en los que una madre ha llevado a un niño a terapia individual, y la
psicóloga nunca ha citado al padre.
Hay mamás que con la idea del abuso, buscan intencionalmente una” especialista ” en
la materia, esperando que lo encuentre…que encuentre el abuso en algún rincón de la
cabeza del niño. Y a veces nos tropezamos con colegas que lo afirman, o que todo
gráfico del niño, es significado como abuso.

Socorro…un paciente Adolescente!

Parafraseando el título de un libro, pero no sin las dificultades propias de tan compleja
etapa de la vida.
Mucho se ha hablado de la adolescencia, pero aún con cierto conocimiento racional de
las dificultades que transita un joven, en ese paso de la infancia a la adultez, sigue
siendo estigmatizado en el imaginario social, y ofreciendo muchos obstáculos a los
padres, el aceptar las particularidades de esta etapa.
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Ya Arminda Aberastury y Mauricio Knobel hablaron sobre la adolescencia como la


“etapa de la vida durante la cual el individuo busca establecer su identidad adulta,
apoyándose en las primeras relaciones objetales parentales internalizadas y verifican-
do la realidad que el medio social le ofrece mediante el uso de los elementos biofísicos
en desarrollo a su disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de la
personalidad en un plano genital, lo que solo es posible, si se hace el duelo por la
identidad infantil”
Se refieren a los tres duelos que el adolescente debe realizar:
“Por el cuerpo infantil perdido, Por el rol e identidad infantiles, y por los padres de la
infancia.
Igualmente, -nos dicen estos autores- los padres deberán aceptar la perdida de su hijo
“niño” y todo lo que esto implica, las libertades que le deberá dar y la conciencia de
su propia edad, ya que al tener un hijo adolescente se darán cuenta que su misma
juventud ya se ha extinguido y que sus responsabilidades ahora son otras, enfrentase a
la vejez, será uno de los asuntos mas grandes que deberá tramitar el padre de un
adolescente”
Aquí no diría, la vejez, sino la impotencia, la frustración, lo no hecho…porque hay
padres de adolescentes, jóvenes, y el crecimiento de sus hijos los coloca ante la
imposibilidad de vivir situaciones que los jóvenes se permiten.
También esta etapa de confusión, es sentida por ambas partes. Los padres pasan de
exigirles como a adultos, a tratar de darle órdenes como a niños. No hay algo tan
contraproducente como intentar una “pulseada” con un adolescente.

Cuando una madre grita: “Si no me haces caso…Entonces te vas a la casa de tu


padre”
El joven responde: Bueno. Chau!

“No te dejo salir con tus amigos! No vas a ir a jugar la competencia de futbol!
El joven responde: “Bueno... Qué dan en la tele?”

O les discuten de igual a igual, o los descalifican, o les quieren dar órdenes. Órdenes
que sólo generan desorden, ya que el joven, tomando ese desafío, o bien las deja caer
en el vacío o “redobla la apuesta”. Comenzando los gritos, los insultos mutuos, y una
escalada imparable.
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Las madres: o compiten con las hijas, o las quieren convertir en aliadas, amigas,
también de igual a igual. Hasta llegar, en algunos casos, a contarles intimidades de su
padre.

Esta “Caída de los dioses”, tan necesaria para que un joven pueda ir hacia su
independencia, se observa en la clínica de familia, de muy diversas maneras, pero todas
marcadas por la omnipotencia, y la hostilidad exacerbadas.

En una sesión de vínculo una joven de 13 años decía llorando a su madre:

“Siempre estás trabajando, o te estás ocupando de mi hermanita. Nunca me escuchas,


nunca estás tiempo conmigo sola”

Madre: “Tu padre. Hablas como él. Ves?, Siempre estás de su lado”.

Es evidente que esta mamá no puede escuchar a su hija, sino que está tomada por la
pelea con su ex marido.

Un Joven de 16 años, ante la re vinculación, manifestaba: “No la quiero ver, ella nos
dejó. Qué quiere ahora?”

Psicóloga: Quiere verlos.

“No a mi. Ella después que nos dejó, un día vino y se llevó a mis hermanos menores,
pero a mi me dejó con mi papá. Yo no le importo”

Lo que no quiere este joven es verla, así,…ver a esa mamá del desamor, del rechazo,
de la incomprensión.

María de 14 años, asistía a las sesiones de re vinculación con su padre. Al comienzo


sin dirigirle la palabra. Luego contándole sus cosas, hablándole del colegio, de sus
amigas, las salidas, riéndose con él y hasta haciéndolo aliado de su gusto por un
compañero…pero no quería salir con el padre. Se negaba a un régimen de visitas, ni
siquiera aceptaba que la acompañara a la casa.
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Este era un atípico caso en el que se prolongaba la re vinculación. La joven no quería


dar el siguiente paso. Luego comprendimos que en la sesión, se sentía escuchada, que
era ella sola, la única, y no quería dejar ese lugar.

-“No necesito tratamiento, porque mi padre cumplió con los dos roles madre y padre,
por lo tanto no me falta nada, no tengo ningún problema". Decía un joven de 15 años,
que convivía con su padre y se resistía a ver a la madre.

No es tarea fácil, en el adolescente, cuando se identificó a una de las versiones


parentales, y desde allí se sostuvo, que pueda poner a trabajar sus dificultades y dar
lugar a otra posible versión.

“Ahora? Porqué ahora quiere verme? Que espere como yo esperé que
aparezca.”Decía un joven de 16 años. “Tal vez más adelante lo quiera ver”.
Los adolescentes toman “la posta” imponiendo sus tiempos y reclamos.

“Te vi en el facebook. Te escriben pibas de mi edad. Te fuiste con esa…y ahora te


escribís con jovencitas” Decía a su padre Carina de 17 años. Ocupando el rol de mujer
despechada y plenamente identificada con su madre.

También hay adolescentes, varones o mujeres que representando el clima agresivo en


el que se formaron, con la peleas de sus padres, insultan o gritan a su progenitor, tal
como lo padecieron en su infancia y lo naturalizaron.

Aún ante estos obstáculos que nos plantea la clínica, seguimos apostando a la re
vinculación, con Adolescentes.

Con mi ex suegra?

Preguntaba un padre azorado: “Usted quiere que venga yo con mi suegra?...digo, con
mi ex suegra??”
Si bien son los menos, hemos trabajado la coparentalidad, en algunos casos que por
fallecimiento o ausencia de uno de los conyugues se ha propuesto, a un abuelo y su
nuera, que impide el contacto con los niños, o una abuela que tiene la tenencia y su ex
yerno.
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Si es difícil que se restablezca un dialogo entre ex cónyuges, más complejo resulta en


estos casos en los que todos están, además, atravesados por un duelo. Por una parte, en
los abuelos, el duelo por el hijo ausente, que cuando ha muerto, se ve en los nietos la
continuidad de esa vida perdida. Y por otro, la culpa por la muerte de aquel o aquella,
a quien una vez se amó, que luego se rechazó, se peleó y que ahora no está más que en
el recuerdo. A esta escena se suma la situación de lo niños, a los que se les potencia el
abandono por el dolor del padre fallecido y el otro, a quien que cada vez sienten más
alejado. Cuando están con un progenitor y se les niega el acceso a los abuelos, se
quedan sin esos referentes de una parte de la vida de su padre, que necesitarían
reconstruir, y recuperar en los relatos de los mayores.
En los casos que hemos atendido, cuando la tenencia la tiene la abuela materna,
observamos en la Coparentalidad con el ex yerno, que se compenetra del discurso de su
hija, redobla la queja y los reproches, desde el lugar de mujer despechada o
abandonada y no desde su rol de abuela.

Ley y familia en escena

La judicialización de los casos hace pensar en familias en las algo de la dinámica


interna falló en su operatoria, en esa misma necesidad de apelar a la ley jurídica se
muestra que hay un grupo en estado de orfandad, que la función de los roles
determinados ha dejado de tener su efecto ordenador y protector.
Las familias que llegan por “judiciales” generalmente repiten la escena de acusación y
defensa. Escena parecida a la que llevaron a los tribunales. Hacen una mostración.
Piden que determinemos quién tiene la razón y que juzguemos la situación,
convencidos de que esto será informado al juez.
En otras, nos ignoran tanto como a los hijos presentes, tomándonos como público y
comienzan a repetir la pelea como si estuvieran en su casa; están quienes esperan en
silencio a que se les pregunte e intentan ocultarlas verdaderas dificultades,
perseguidos por “el informe”. También nos encontramos con quienes esperan ¡el
informe! para que les devuelvan a los hijos o para volver a verlos, o para que los dejen
volver al hogar del que fueron excluidos.
Aún bajo esta forma compulsiva de demanda, nuestro primer paso consiste en pensar,
que de lo que se trata, es de trabajar para que allí se constituya un paciente. Esto es
únicamente en transferencia. Por eso el momento privilegiado es el de la entrevista de
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admisión. Momento inicial de apertura donde se pone en juego la primera operación.


Es cuando debe habilitarse la palabra para todos y cada uno de los integrantes del
grupo. Más allá de que puedan contar lo que sienten o piensan sobre la dificultad en
cuestión, lo importante es que hagan uso del derecho a hablar y ser escuchados.

En lo que confluyen los relatos, de una familia en consulta, es en el particular


corrimiento de las figuras de una madre, un padre, un hijo.

Entrecruzamiento psicológico-jurídico-

Esto, no sólo tuvo que ver con abordar familias judicializadas, sino, con comenzar a
interactuar con una nueva disciplina. Jueces, abogados…y los “informes”. No sólo
tenían otras expectativas sobre los tratamientos, sino que manejaban otros tiempos,
distintas lecturas sobre la problemática, y un lenguaje diferente.
Antes de ir buscando puntos de intersección, tuvimos que comprender las diferencias
entre el discurso psicoanalítico y el jurídico…
Si bien, desde la Red de Familia y Pareja, hemos realizado productivas Jornadas, tales
como las “Segundas jornadas de Legalidad y Jurisprudencia en Salud Mental”, donde
asistieron Jueces, Abogados, Asistentes Sociales etc., hace falta más encuentros para
poder seguir delimitando posiciones…y debatir sobre preguntas tales como :
“Leyó el expediente?”, “Cuánto calcula que va a durar el tratamiento?”, “Puso todo
lo que pasó en el Informe?”, “Lo que está escrito es lo único que vale” …
No es pertinente explayarnos aquí sobre estas cuestiones, pero sí dejarlas señaladas,
como temas a trabajar.
A favor de las familias y los tratamientos psicológicos, hay Juzgados en los que se
convoca y escucha a los profesionales, y se da tiempo a la evolución de nuestra labor.
También se van sumando los verdaderos abogados de Familia, los que pueden dialogar
con el letrado de la otra parte, aceptar las dificultades de su cliente, los que, lejos de
querer ganarle al otro, pueden pensar en el beneficio de todo el grupo familiar, y con
los que podemos trabajar sobre cada caso, como un equipo. Ayudan a que prosigan los
tratamientos y a veces, luego de observar los desacuerdos en una mediación, envían a
tratamiento psicológico para evitar el juicio.
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Si bien, ha sido… y en muchos casos, aún es, un arduo trabajo de ambas partes
encontrar los puntos de intersección. Entendemos que la forma en que esto sea posible
es, por sobre todo, respetando la especificidad de cada disciplina.
Trabajar con derivaciones de juzgados es poder delimitar, conocer y aceptar las
diferencias entre ambos discursos, entre ambos lenguajes.

CV

*Lic. en Psicología: Universidad del Salvador.

*2006- Fundadora y Directora de Escrabel Salud Mental Integral- Área Asistencial,


Área Docente y Área de Acompañamiento Psico-terapéutico y
Discapacidad.
*Coordinadora del equipo de “Grupo, Familia y Pareja” del Servicio de Salud Mental
del Hospital Ramos Mejía.
*Integrante de la comisión organizadora de las 1º y 2º “Jornadas de Legalidad y
Jurisprudencia en Salud Mental”

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