Género Paz y Territorio

Viñeta etnográfica

Ontologías Relacionales.

EKKA

Es difícil cerrar los ojos y tratar de

imaginar que estoy en casa, el estruendo de los carros no se asemeja en nada a las olas del
mar, el cielo no es el mismo, las personas no son las mismas. Aquí no entienden mi ekka
(sueño).

El viaje es lo más tedioso de todo, la impaciencia nos gana y queremos estar frente al mar y
poder hablar con él sentirlo, entender las estrellas y por que las olas son cada vez más fuertes
o suaves y decir él “esta bravo o está sereno” algo pasó para que esté así; la akuaippa
(naturaleza) también nos habla, nos advierte porque la tierra y todo en ella siente. Pero no se
comunica con palabras, sino con hechos. “La mañana está apagada, el fuego no enciende
rápido, los tambores y flautas no suenan igual, la cosecha no va nada bien, hoy viene una
creciente, hace mucho que no llueve y el calor no cesa, los animales están tristes, hoy no han
pasado gaviotas y los pájaros no cantan igual” cosas que vistas desde nuestro lente
“occidental” no son explicaciones, son bobadas; pero los sabedores y los propios de la
comunidad lo ven como una señal de la naturaleza y de alguno de sus dioses, dónde hay un
mensaje que se debe acatar y obedecer. Cuando llueve es señal de felicidad y abundancia la
madre tierra se está nutriendo y así nos podrá sostener, se le retribuye cuidandola y
respetándola, es una relaciòn espiritual mutua ya que el hombre es un ser vivo como cualquier
otro.

No hay una sola manera de entender la naturaleza, hay muchas representaciones a través de
la cultura. Desde mis posturas aprecio mucho la de los wayuu su representación del mundo,
su resistencia en territorio y lucha constante por cuidar la Pachamama, para que el arijuna
(persona extraña) no la dañe, ya que solo ve en ella un objeto que le da lo que necesita para
sostenerse y no una relación donde ambos deben retribuirse; de allí a que se diga que la madre
está enojada y en cualquier momento se las cobrará, sin importar nada.
Desde niños en los clanes se nos enseña a través de la palabra toda nuestra historia, nos la
cuentan nuestras matriarcas a la luz del fuego en la madrugada y con garabatos en la sombra.
Nos enseñan a tejer, pero no solo en el sentido de un que hacer en obra material y
representativa de nuestra cultura, sino también como la mujer por excelencia es quien teje las
relaciones sociales en la práctica dentro de la ranchería. Se nos enseña a tocar los
instrumentos, la lengua, los dibujos en nuestras caras y que representan, las ceremonias y
rituales, el respeto hacia el otro, pero no solo el otro humano; sino a los animales, al agua, al
fuego, el cielo, las estrellas y a nuestros sueños. Es la manera que usan los dioses y espíritus
para comunicarse con nosotros y nos advierten o felicitan por algo. Nuestros ekkas (sueños)
se cuentan para interpretarlos en ayuda de los sabedores y se difunde en la palabra para todos,
el papel aquí no es quien guarda la historia y la memoria; aquí se lleva en la palabra y en cada
uno de los signos representativos de nuestra cultura y las costumbres dentro de ella, como
los entierros. Ambos están a cargo de las mujeres lo recogen, lo bañan y arreglan para su
sepultura. en este se organizan todos alrededor de la ranchería colgando los chinchorros y
adecuando el lugar para este suceso, que se puede prolongar por días semanas e incluso
meses. Este es un momento de reencuentro de los familiares, recordar las luchas y sucesos
pasados; se toma, se toca y danza para este momento, hay comida, se llora en compañía de
todos al fallecido. El segundo entierro se hace en una mucùra es el traslado de la casa al
cementerio familiar.

Bibliografía.

● Daniel R. Carlos c.. (2016). Los debates del giro ontológico en torno al naturalismo
moderno. Revistas UNIANDES, No 55, 193-204. Recuperado de:
https://revistas.uniandes.edu.co/doi/fulql/10.7440/res55.2016.13
● Donna Haraway. (1991). Ciencia, cyborgs y mujeres La reinvención de la naturaleza.
España: Ediciones Cátedra. S.A.
● Donna Haraway. (2017). MANIFIESTO DE LAS ESPECIES DE COMPAÑÍA:
Perros, gentes y otredad significativa. Còrdoba- Argentina: Vocabularia Ediciones.