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Cuando se emplea el simbolismo el niño ya distingue con claridad entre la fantasía

y los hechos, entre los objetos internos y los externos, entre la creatividad primaria
y la percepción. Pero en mi opinión el término de objeto transicional deja lugar
para el proceso de adquisición de la capacidad para aceptar diferencias y
semejanzas. Creo que se puede usar una expresión que designe la raíz del
simbolismo en el tiempo, que describa el viaje del niño, desde lo subjetivo puro
hasta la objetividad; y me parece que el objeto transicional (trozo de frazada,
etcétera) es lo que vemos de ese viaje de progreso hacia la experiencia.

Por consiguiente, al ser humano le preocupa desde su nacimiento el problema de la


relación entre lo que se percibe en forma objetiva y lo que se concibe de modo
subjetivo, y en la solución de este problema no hay salud para el ser humano que
no fue iniciado lo bastante bien por la madre. La zona inmediata a que me refiero
es la que se ofrece al bebé entre la creatividad primaria y la percepción objetiva
basada en la prueba de la realidad. Los fenómenos transicionales representan las
primeras etapas del uso de la ilusión, sin las cuales no tiene sentido para el ser
humano la idea de una relación con un objeto que otros perciben como exterior a
ese ser.
La propia creatividad en la persona y la reformulación del hecho de que son
necesarias algunas condiciones para lograr éxito en esa búsqueda. Se vinculan con
lo que en general se denomina creatividad. En el juego, y solo en él, pueden el niño
o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona
solo cuando se muestra creador. (A ello se agrega el hecho de que únicamente en el
juego es posible la comunicación, exceptuada la directa, que pertenece a la
psicopatología o a una extrema inmadurez.)

Dentro de lo mismo se destaca la realidad en la cual esto pasa a ser un fin, para ver
dónde tiene un lugar la creatividad, es preciso separar, como ya lo señalé, la idea
de la creación, por un lado y las obras de arte por el otro. Lo cierto es que una
creación puede ser un cuadro, una casa, un jardín, un traje, un peinado una
sinfonía, una escultura; cualquier cosa, a partir de una comida preparada en casa.
Quizá sería mejor decir que estas cosas podrían ser creaciones. La creatividad que
me ocupa aquí es un universal. Corresponde a la condición-de estar vivo. Es de
suponer que tiene que ver con la característica de vivacidad de algunos animales
así como de los seres humanos, pero sin duda resulta notablemente menos
significativa en unos u otros, cuando tienen una escasa capacidad intelectual37 ,
que en el caso de los seres humanos que poseen una capacidad intelectual casi
cercana al promedio, media o elevada. La creatividad que estudiamos se refiere al
enfoque de la realidad exterior por el individuo. Si se da por supuesta una
capacidad cerebral razonable una inteligencia suficiente para permitir al individuo
convertirse en una persona que vive y participa en la vida de la comunidad, todo lo
que se produce es creativo, salvo en la medida en que el individuo está enfermo o
se encuentra frenado por factores ambientales en desarrollo que ahogan sus
procesos creadores.

En relación con la segunda de estas dos alternativas, quizá sea un error pensar en
la creatividad como algo que puede ser destruido por completo. Pero cuando se
oye hablar de individuos dominados en su hogar, o que se pasan la vida en campos
de concentración, o perseguidos durante toda su existencia por un cruel régimen
político, antes que nada se siente que solo unas pocas de las víctimas conservan su
espíritu creador Por supuesto, estas son las que sufren (véase Winnicott, 1968b).
Al principio parece que todos los demás que existen (no viven) en esas
comunidades patológicas han abandonado ya, hasta tal punto, sus esperanzas, que
no sufren, y han perdido las características que los hacen humanos, de modo que
ya ven el mundo con mirada creadora. Estas circunstancias se refieren a lo
negativo de la civilización. Es como contemplar la destrucción de la creatividad en
los individuos por factores ambientales que actúan en un periodo avanzado del
crecimiento personal (cf. Bettelheim, 1960).

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