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Devociones marianas en el semiárido larense venezolano.

Luis Eduardo Cortés Riera.

Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña.

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Barquisimeto.

Venezuela.

RESUMEN-

El semiárido larense es culturalmente una referencia única en Venezuela.


Tiene un ethos específico, una identidad idiosincrática. En esta rica realidad
cultural hemos adelantado una categoría de comprensión: “el genio de los
pueblos del semiárido larense” para con ella comprender tan singular muestra
de creatividad de la cultura popular en lo religioso, folklórico, gastronómico,
artesanal, musical, literario. En ese rico escenario, inicio de la colonización
hispana y donde se fundaron tres ciudades irradiadoras de la cultura de habla
castellana y católica, El Tocuyo, Barquisimeto y Carora, hemos realizado un
estudio antropológico e histórico comparativo de tres devociones marianas
localizadas en tres poblados aborígenes: la Virgen de Altagracia de Quíbor, la
Virgen la Chiquinquirá de Aregue y la Virgen Divina Pastora de Santa Rosa-
Barquisimeto. Ellas tres le han dado al Estado Lara un sentido de comunidad
imaginada alrededor del arquetipo femenino protector. El estado Lara y el
semiárido larense viven bajo el amparo de la Virgen María, la Madre de Dios.
Trío de devociones marianas que constituyen un potente capital simbólico.

Palabras clave: semiárido del Estado Lara, Venezuela, cultura popular,


comunidad imaginada, marianismo, vírgenes de Altagracia, Chiquinquirá,
Divina Pastora. Capital simbólico.
El genio de los pueblos del semiárido venezolano.

Ha dicho Reinaldo Rojas que la historia del semiárido larense esta por
realizarse. El semiárido del occidente venezolano representa apenas un 5% del
territorio de Venezuela, pero tiene una inmensa significación en la cultura de
este país suramericano. Manifestaciones religiosas, folklore, artesanía, música
y literatura tienen en esta pequeña porción del territorio patrio, que comprende
los estados Lara y Falcón, unas características muy singulares que alcanzan
una dimensión nacional y universal. El sabio Francisco Tamayo llega a una
conclusión extraordinaria al referirse al proceso intenso de mestizaje que
ocurre en esta entidad federal: “En Lara nace lo nacional, lo venezolano. Ese
suelo privilegiado fue en la Colonia, es hoy en la República y será siempre la
inmanente matriz de Venezuela”. 1

Tomando en cuenta esta realidad tan extraordinaria nos hemos


propuesto hablar de una categoría de análisis: El genio de los pueblos del
semiárido larense venezolano. Con ella pretendemos comprender la manera en
que esta zona se ha convertido en baluarte de la cultura nacional.
Comencemos diciendo que la geografía ha marcado hondamente a sus
pobladores dándole un sentido de solidaridad y mutualismo necesario en la
búsqueda y consecución de recursos escasos: el agua y la vegetación
alimentaria. Luego será el rico pasado aborigen, pues fue poblada, entre otras,
por la etnia caquetía, la que estaba en trance de conformarse como Estado a la
llegada de los cristianos. En lo que Reinaldo Rojas llama Región
Barquisimeto 2, se dará inicio a la conquista y colonización de Venezuela: en
1545 se funda El Tocuyo, “Ciudad Madre de Venezuela”, en 1552 se funda
Barquisimeto, y finalmente Carora en 1569. Estas tres ciudades de blancos
conformaran lo que hemos llamado el “Triángulo colonial y barroco”, como
una arquitectura productora y difusora de cultura en habla castellana, católica
y barroca de la Contrarreforma que se extiende hasta nuestros días. Se ha
desarrollado acá una riquísima sensibilidad artística y musical, a tal punto que
no es osado decir que en el semiárido larense se ha manifestado un sentido
vasconceliano de la cultura, un estadio espiritual y estético que solo puede ser
alcanzado por la mentalidad iberoamericana. Lara es cumbre musical de
Venezuela,

El marianismo en el Estado Lara.

En este rico escenario se habrán de producir tres importantes


manifestaciones de la devoción mariana, que nos aporta el hermano Nectario
María 3, que en orden cronológico serán las siguientes: La virgen de
Altagracia en la localidad de Quíbor desde 1606, la virgen del Rosario de la
Chiquinquirá de Aregue en 1621, y finalmente la Divina Pastora en el poblado
de Santa Rosa en 1740. Lo primero que hemos de destacar que estas tres
devociones se manifiestan en tres poblados indígenas aledaños a las ciudades
de blancos ya mencionadas: los aborígenes ajaguas en Quíbor, Municipio
Jiménez, los ajaguas en Aregue, Municipio Torres y los gayones de Santa
Rosa, Municipio Iribarren. Ello pone en evidencia el carácter evangelizador de
estas tres devociones marianistas del Estado Lara. Son tres poblaciones que
han nacido al calor de la colonización hispana y que han sido atendidas por la
orden religiosa de los franciscanos. De modo pues que la virgen fue un
elemento clave para lograr la pacificación de estas etnias que se resistían a
vivir bajo la férula de los cristianos.

Estas tres advocaciones marianistas le darán sentido y contornos


específicos al semiárido larense, un sentido de pertenencia a una comunidad
imaginada, utilizando la expresión de Benedict Anderson 4. El larense se
siente protegido por el manto de la Divina Pastora, el jimenense por la virgen
de Altagracia, conocida popularmente como La Caimana, y los habitantes del
Municipio Torres, cuya capital es Carora “ciudad levítica de Venezuela”, por
la virgen india de la Chiquinquirá. La llamada cultura popular no tendría
sentido sin la existencia de este magnifico trío de manifestaciones marianas.
La Divina Pastora es de las tres devociones de fe mariana la que tiene mayor
poder y alcance en el imaginario larense y venezolano, como se verá más
adelante, y que en este sentido las devociones vecinas de las vírgenes de
Altagracia y de la Chiquinquirá actúan como contrapeso a la avasallante
presencia de la pastorcita de Santa Rosa-Barquisimeto.

De estas tres advocaciones una de ellas es claramente indígena, como se


desprende de su sonoro nombre aborigen: la Chiquinquirá, de Aregue, que es
una virgen que procede del vecino Reino de Nueva Granada, Colombia. Es en
consecuencia una virgen americana. La virgen de Altagracia, cuya advocación
procede de la isla de Santo Domingo, es la madre protectora y espiritual del
pueblo dominicano, en tanto que la Divina Pastora tiene su origen en Sevilla,
España. De este modo entramos en cuenta que una devoción viene de la
España del siglo XVIII: la Divina Pastora, otra del Nuevo Mundo americano,
de Borinquén, lugar donde en 1502 se instala la devoción altragraciana, y la
tercera, la Chiquinquirá, procedente del Reino de Nueva Granada. En 1586 un
lienzo deteriorado de la virgen comienza milagrosamente a renovarse. En la
actualidad es la Chiquinquirá Patrona de Colombia.

La devoción de la Virgen de Altagracia.

Estamos en presencia de tres devociones que son producto de otras tres


corrientes históricas. La primera cronológicamente hablando viene del lugar
de la conquista y colonización temprana del Nuevo Mundo, la isla de Santo
Domingo. Allí se instala el idioma castellano y el catolicismo a principios del
siglo XVI, antes del Concilio de Trento y cuando el Almirante Cristóbal
Colón aun vivía. Es en este sentido una devoción que se inicia con lo que
hemos dado en llamar “tiempo barroco.”

Un hondo sentido popular tiene esta devoción en la ciudad agrícola y


artesanal de Quíbor, cercana a Barquisimeto, pues su presencia se manifiesta
en la música, la artesanía y la literatura, mitos políticos, cuentos y leyendas,
así como en la construcción de vínculos sociales y afectivos desde hace 400
años, pues fue en 1605 cuando fue traído el sagrado lienzo de la virgen de
Altagracia a esta localidad. Ella es la identidad cultural del Municipio
Jiménez, la Madre Protectora del pueblo de Quíbor. Bajo su amparo se han
creado institutos educativos, casas comerciales, cofradías, clubes y
asociaciones, líneas de transporte, grupos folklóricos. Cada tercer viernes de
enero y desde hace 136 años esa intensa devoción altagraciana se expresa en
una multitudinaria procesión en donde se realizan matrimonios, bautizos,
confirmaciones colectivas, una serenata a la virgen, una singular “misa de las
camareras”, con la presencia masiva del pueblo y de las autoridades
eclesiásticas y civiles.

La virgen india de la Chiquinquirá de Aregue.

La Chiquinquirá es una virgen india, no solo por sus devocionarios, los


aborígenes de un poblado indígena, Aregue, sino que su representación al óleo
muestra en efecto a una virgen india. Es un hermoso lienzo pintado por un
pintor anónimo que seguramente se forma en la afamada Escuela Pictórica
barroca de El Tocuyo 5. Su rostro es ovalado y su color acusadamente
moreno le hacen aparecer, sin duda, como una mujer aborigen americana,
alejada del modelo griego o caucásico de mujer. Es una devoción binacional
colombo- venezolana, pues durante la Colonia se extendió a los actuales
estados Táchira, Barinas, Zulia, Lara y la capital, Caracas. En décadas pasadas
se ha producido una inmensa migración forzada de colombianos hacia
Venezuela, unos cinco millones de neogranadinos, que han reforzado de
manera impresionante esta devoción que viene de la época colonial. Este sería
un magnifico factor de carácter emocional y subjetivo a la hora de establecer
políticas de encuentros entre estos dos pueblos hermanos condenados a vivir
juntos.

Es justo aclarar que la devoción a la Chiquinquirá larense es anterior a


la del vecino Estado Zulia, limítrofe con Colombia, donde “La Chinita” es la
patrona de tan importante entidad federal venezolana: es el Estado de mayor
población del país y asiento de la enorme riqueza petrolera nacional. Para los
zulianos La Chinita es un verdadero culto que a veces llega hasta el delirio.
La Virgen Divina Pastora de Santa Rosa-Barquisimeto..

Epitome del marianismo en el semiárido occidental venezolano lo será


la devoción a la Divina Pastora, pues cada 14 de enero se producirá una
gigantesca procesión que convoca a más de tres millones de creyentes que
parten en la madrugada desde Santa Rosa, un pequeño poblado de extracción
indígena cercano a Barquisimeto, hasta llegar por la tarde hasta la catedral de
ésta importante ciudad capital del Estado Lara. Es la manifestación mariana
más significativa de Venezuela pues convoca a gentes venidas de cualquier
parte del país: los Andes, Oriente, Guayana, el Centro, Zulia. Sin ser la
patrona de Venezuela, arrastra tras de sí una gigantesca multitud que no logra
convocar siquiera la Virgen de Coromoto, cuyo santuario como patrona
nacional venezolana se ubica en el Estado vecino de Portuguesa.

Cada 14 de enero se produce esta sorprendente procesión que es una de


las más multitudinarias de América Latina. Tiene su inicio a mediados del
siglo XIX cuando una terrible peste de cólera azota la ciudad de Barquisimeto.
Un sacerdote, Macario Yépez, pide a la Divina Pastora ser la última víctima
de ese horroroso mal. En efecto, tras su muerte comienza a amainar la
epidemia. Este acto milagroso dio pábulo para que desde el año 1856 se
comience a realizar esta masiva manifestación de fe. El significado de este
multitudinario evento es verdaderamente prodigioso, pues lo larenses se
reúnen y entran en cuenta de su proporción numérica y emocional. Es un
pueblo que se forma una idea de sí mismo, que se mira a sí mismo en un solo
acto de visión. Sabe y tiene consciencia de que es en efecto una gigantesca
comunidad imaginada. Ninguna otra parte de Venezuela tiene tan
extraordinario privilegio. En este sentido la devoción a la Divina Pastora a
contribuido a darle un ethos y un carácter distintivo al Estado Lara, una
entidad federal que no es andina, ni llanera, ni central, ni zuliana. Lara y el
semiárido tienen una personalidad distintiva y especifica identificable en su
tipo humano de bien logrado y acabado mestizaje, su fonética particular, su
inmensa sensibilidad musical, su folklore del tamunangue, conforma una
provincia gastronómica, y por supuesto se siente amparado por el manto
protector de su pastorcita.
Las imágenes de las tres vírgenes larenses.

Cabe destacar el enorme


papel de las imágenes en este
proceso de aculturación, pues
debemos recordar con el mexicano
Octavio Paz que el catolicismo de
la Contrarreforma es una religión
de imágenes. En ese sentido
utilizaremos el método iconográfico
de Panofsky 7 para comprender el
sentido de estas tres imágenes. De
las tres devociones debemos
destacar que dos son óleos: el de la
virgen de Altagracia y el de la
virgen de Chiquinquirá. En cambio Virgen de Altagracia de Quíbor
la imagen de la Divina Pastora es una imagen de bulto. Las tres imágenes
muestran a la Madre de Dios: la de Altagracia aparece acompañada de San
José y un niño recién nacido. La Chiquinquirá aparece con dos personajes que
son dos santos varones: San Andrés y San Antonio. La Divina Pastora aparece
solitaria con su hijo entre sus brazos y varias ovejas que están a sus pies.
Destaca que en sus manos sostiene un báculo o cayado de pastor.

Recientemente se ha construido un
gigantesco monumento a la Divina
Pastora en la cima de una colina
cercana a Barquisimeto y el lugar se
ha constituido rápidamente en sitio
de peregrinación.

Lo inmensamente significativo del


monumento es que fue diseñado de
forma muy audaz siguiendo los
planteamientos estéticos del arte

Virgen de La Chiquinquirá de Aregue


cinético, arte que como sabemos es una creación venezolana. De este modo la
pastorcita ha sido representada en muy diversos estilos que van desde el
barroco, el cubismo, hasta llegar al arte cinetista. Este hecho constituye un
verdadero y extraordinario acontecimiento estético que tendrá maravillosas
consecuencias.

Son imágenes con poder, un poder


que impacta en lo hondo de la
psiquis y de la conciencia. Mujeres
icónicas son las Venus de
Willendorf y Lespugne, la Dama de
Elche, la Mona Lisa o el lienzo de
la virgen de Guadalupe. El
iconismo de ellas es el resultado del
Virgen Divina Pastora de Barquisimeto deseo de protección y de cobijo que
acompaña en su orfandad a todos
El poder icónico de las tres los seres humanos
imágenes es verdaderamente
evidente. Ellas tienen un poder de
convocatoria sumamente eficaz.
.

Convivencia de los arquetipos femenino y masculino en el Estado Lara.

El arquetipo jungiano de la mujer y de lo femenino reproductor de vida


está allí omnipresente. Aunque existe otra devoción muy extendida en el
semiárido larense, la de San Antonio de Padua, el santo de los negros y de los
pobres, que acompaña y a quien se le rinde culto con la manifestación
folklórica del tamunangue, la suite de danzas más completa de América
Latina. Es una danza negroide de tambores, con elementos hispanos como los
instrumentos de cuerdas, y también aborígenes como las maracas. En muchos
pueblos del Estado Lara se celebran fiestas patronales cada 13 de junio,
durante el solsticio de verano, en honor a este santo portugués. Creemos que
aun no existen estudios comparativos para comprender tan interesante
convivencia en la psiquis de los larenses de estas dos devociones tan
arraigadas. Una cohabitación de lo arquetipal masculino con lo femenino que
gravita en nuestro inconsciente colectivo, por lo que será de gran ayuda para
comprender tan singular proceso psíquico y emocional un estudio del
psiquismo profundo de los larenses haciendo uso de la psicología analítica del
suizo Carl Gustav Jung.10 .

Consideraciones finales.

La cultura del semiárido larense venezolano es eminentemente popular.


Es una cultura campesina y por consiguiente llana e igualitaria. La oralidad
que es su rasgo distintivo está presente ella de manera permanente. La
devoción mariana ha contribuido a darles sentido igualitarista al larense y al
venezolano, pues es una fe del pueblo sencillo y humilde. Lo femenino y
maternal suaviza las relaciones sociales, atenúa la conflictividad que está
siempre presente en los grupos humanos.

El filosofo ecuatoriano Bolívar Echeverría 11 se atreve a afirmar que el


marianismo en Latinoamérica está en vías de constituirse en un religión aparte
separada de Roma. El guadalupanismo es una muestra evidente de este
fenómeno que traería consecuencias sociales y políticas inmensas. Cuando el
venezolano Andrés Bello escribe su Gramática de la lengua castellana en
1847 lo hizo previniendo que el castellano sufriera la división que sucedió al
Latín luego de la caída del Imperio Romano que se convirtió en varias
lenguas. No sucedió así con la lengua de Cervantes que conserva su unidad.
Pero todo parece indicar que no será de tal manera con el otro elemento
esencial de toda cultura, la religión. El guadalupanismo es una religión que no
se atreve a decir su nombre… todavía.

REFERENCIAS.

l. Guía económica y social del Estado Lara, 1952.


2 Rojas Reinaldo. Historia social de la Región Barquisimeto en el tiempo
histórico colonial, 1530-1810. Caracas, 1995.

3 Nectario María. Venezuela mariana. 1930. Este religioso de la orden de La


Salle es el iniciador de los estudios del marianismo en Venezuela.

4 Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. 1983.

5 Boulton, Alfredo. Historia de la pintura en Venezuela.

6 Cortés Riera, Luis Eduardo. Iglesia católica, cofradías y mentalidad


religiosa en Carora, siglos XVI al XIX. 2003.

7 Agüero, Judith. La devoción de la Virgen de Altagracia de Quíbor,


Estado Lara, Venezuela. 2018.

8 Mendoza Torres, Julio Cesar. La devoción mariana de la Divina Pastora.


2018.

9 Panofsky., Erwin. Estudios sobre iconología.

10 Jung, Carl Gustav Jung. El hombre y sus símbolos

11 Echeverría, Bolívar. El ethos barroco en América Latina. En Modernidad


y Blanquitud. Mexico. Era, 2010.

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