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Técnicas de oralidad: Nattan Nisimblat 2014

Técnicas de oralidad
Nattan Nisimblat1

Introducción

En el año 2008, consciente de la necesidad de agilizar los procedimientos en la


Jurisdicción Civil y de Familia, el Consejo Superior de la Judicatura expidió los
acuerdos PSAA08-4642 de marzo 10 y PSAA08-4712, PSAA08-4712, PSAA08-
4713, PSAA08-4714, PSAA08-4715, PSAA08-4716, PSAA08-4717, PSAA08-4718
y PSAA08-4727, de marzo 27, por medio de los cuales se implementó el Plan Piloto
de la Oralidad, a fin de dar aplicación inmediata y sin necesidad de reforma legal, a
lo previsto en los ya mencionados arts. 109, 432 y 439 del Código de Procedimiento
Civil.

Por medio del Acuerdo PSAA08-4717 se estableció el Protocolo de Salas de


Audiencias en el Régimen de Familia, Civil y Agrario, en cuyo art. 12 se determinó
que, para efectos del registro pormenorizado de todos los eventos esenciales de la
actuación procesal y la referencia exacta de los lugares donde estos eventos fueron
grabados, el secretario del juez que preside la audiencia deberá: 1) utilizar los
formatos de acta de registro que le sean suministrados; 2) realizar el registro
utilizando el hardware y el software dispuestos para tal fin; 3) obtener el nombre
completo de cada interviniente y asegurarse de que esté escrito en forma correcta; 4)
anotar los hechos relevantes y su ubicación numérica en el momento en que ocurren,
tales como: exhibición y descripción de las pruebas recaudadas; 5) anotar
cuidadosamente cualquier interrupción en el procedimiento debido a una orden del
juez o a sucesos extraordinarios que imposibilitan la grabación.

Asimismo se determinó que el juez o el secretario, al comenzar la audiencia pública,


deberán hacer una presentación del sistema de grabación, haciendo todas las
observaciones relacionadas con las condiciones técnicas necesarias para un
adecuado uso del equipo, especialmente la referencia a situaciones tales como el
señalamiento de objetos o personas en las cuales debe hacerse una explicación
verbal, las intervenciones para que la persona que habla se desplace sin alejar su voz
de cualquier micrófono, los hábitos o costumbres como mantener las manos delante
de la boca mientras se está hablando y los ruidos producidos por el movimiento de
expedientes, documentos o libros frente al micrófono.
1
El autor es abogado de la Universidad de los Andes; magíster en Derecho; especialista en Derecho
Probatorio y en Derecho Procesal; negociador de las universidades de Harvard, MIT y TUFTS; conciliador en
Derecho; miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, del Instituto Colombiano de Derecho
Procesal y del Centro Colombiano de Derecho Procesal Constitucional; autor de derecho procesal, derecho
probatorio, derecho procesal constitucional y derecho comercial; catedrático universitario; líder del Grupo de
Investigación en Derecho Procesal y Probatorio; par académico del Ministerio de Educación Nacional; juez
de la República.
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Dichos procedimientos fueron incorporados al proceso civil en los procesos que, de


acuerdo con las normas vigentes para la época, determinaban el trámite verbal o
verbal sumario, donde expresamente el legislador había autorizado al juez para
utilizar el sistema de grabación electrónica o magnetofónica, dejando constancia
escrita únicamente respecto de las personas que intervienen como partes,
apoderados, testigos y auxiliares de la justicia, de los documentos que se hubieren
presentado, del auto que en su caso haya suspendido la audiencia y ordenado
reanudarla, y del texto íntegro de la sentencia, si ella hubiere sido proferida
verbalmente (parágrafo 7.º del art. 432).

A los efectos de su implementación, el Consejo modificó las reglas de reparto y


asignación de procesos, adjudicándoles a los juzgados pilotos de la oralidad aquellas
demandas para cuyo trámite estuviere previsto el proceso verbal o el verbal sumario,
o bien pudiese adecuar los trámites procedimentales a las reglas de oralidad en otros
asuntos no regulados por tales normas.

En el año 2010 el Congreso expidió la Ley 1395, por la cual se adoptaron algunas
medidas de descongestión judicial, dentro de las cuales se destacó, en primer lugar,
la incorporación del sistema de grabación electrónica o magnetofónica en
audiencias, sin la posibilidad de realizar transcripciones2 (art. 25, que reformó el art.
432 del C. P. C.),3 como sí lo preveían originalmente los arts. 432 y 439, lo cual
supuso la implementación en los procesos civiles del modelo mixto de expediente
creado por las leyes 906 de 2004 y 1149 de 2007: parte físico y parte electrónico.

En segundo lugar, se introdujeron reformas profundas al régimen probatorio en


materia de documentos y memoriales, presumiéndolos auténticos en todos los casos
(salvo los poderes, los que impliquen disposición del derecho en litigio y en aquellos
en cuyo original hubieren intervenido terceros —art. 11—), lo cual facilitó el envío,
recepción e incorporación de memoriales y pruebas por medios electrónicos.

En tercer lugar, se modificó el régimen general de la prueba pericial, la cual,


conforme a lo previsto en el art. 25, debe ser controvertida en audiencia pública,
conforme a las reglas de oralidad previstas para los procesos verbales y verbales
sumarios; luego, su memoria y posterior reproducción tan solo podrá realizarse por
medios electrónicos.

2
ROJAS, Miguel Enrique (2010). Apuntes sobre la ley de descongestión. Bogotá, Colombia: Doctrina y
Ley, p. 87.
3
De acuerdo con el art. 44 de la Ley 1395 de 2010, el art. 25 solo entrará en vigencia a partir de enero de
2011, gradualmente, en la medida en que el Consejo Superior de la Judicatura implemente los planes y
obtenga los recursos para la aplicación de la norma en todo el territorio nacional. Debe tenerse en cuenta,
igualmente, que la Ley 1564 de 2012 derogó esta norma a partir de su entrada en vigencia, esto es, a partir de
enero de 2014.
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En cuarto lugar, la ley suprimió, en el caso de los procesos declarativos (verbales y


verbales sumarios), la posibilidad de decretar y practicar la inspección judicial, si en
su lugar se puede aportar una videograbación (art. 25), la cual también, para todos
los efectos, se considerará como un documento electrónico que goza de plena
autenticidad si fue creado por este medio y si es aportado por quien lo elaboró o en
su estado original.4

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que todas las reformas anteriores solo entraron
en vigencia a partir de enero de 2011 en algunos distritos judiciales del país,
conforme lo estableció de manera gradual el Consejo Superior de la Judicatura, en
aplicación a lo dispuesto en la norma de transición contenida en el art. 44 de la ley, 5
a cuyo tenor se expidieron los acuerdos 8700, 8701 y 8702 del 28 de septiembre de
2011, en los cuales se determinó que la reforma introducida por el art. 25 regiría a
partir del 1 de octubre de 2011 en los distritos judiciales de Manizales, Florencia y
Montería y se previó que en los demás distritos judiciales iniciaría a partir del 1 de
febrero de 2012, hasta el 1 de abril de 2013, hasta completar todo el territorio
nacional.

Ahora, por razón de la expedición de la Ley 1564 de 2012 (Código General del
Proceso), a partir de su entrada en vigencia, en los términos del num. 6 del art. 627,6
quedarán derogados los arts. 1.o a 39, 41, 42, 44, 113, 116, 117, 120 y 121 de la Ley
1395 de 2010, que establecieron todas las reformas a que se hizo referencia, lo cual,
en los términos del citado numeral, se previó a partir del 1 de enero de 2014, fecha
establecida para su plena entrada en vigor, de acuerdo con el plan gradual que
adopte el Consejo Superior de la Judicatura.

4
Como se dijo, la reproducción solo tiene valor en la medida en que, en la producción del original,
hubiesen intervenido las mismas partes que actúan en el proceso donde se aduce la grabación (art. 252, C. P.
C.).
5
Art. 44, parágrafo. “Las modificaciones a los arts. 366, 396, 397, 397, 432, 433, 434 y 439, la
derogatoria de los arts. 398, 399, 401, 405 y del capítulo I: Disposiciones generales, del título XXII: Proceso
abreviado, de la sección I: Los procesos declarativos, del libro III: Los procesos del Código de Procedimiento
Civil y la modificación al art. 38 de la Ley 640 de 2001, entrarán en vigencia a partir del 1 de enero de 2011
en forma gradual, a medida que se disponga de los recursos físicos necesarios, según lo determine el Consejo
Superior de la Judicatura, en un plazo máximo de tres años. Los procesos ordinarios y abreviados en los que
hubiere sido admitida la demanda antes de que entren en vigencia dichas disposiciones, seguirán el trámite
previsto por la ley que regía cuando se promovieron”.
6
Dispone el num. 6: “Los demás artículos de la presente ley entrarán en vigencia a partir del primero (1º)
de enero de dos mil catorce (2014), en forma gradual, en la medida en que se hayan ejecutado los programas
de formación de funcionarios y empleados y se disponga de la infraestructura física y tecnológica, del número
de despachos judiciales requeridos al día, y de los demás elementos necesarios para el funcionamiento del
proceso oral y por audiencias, según lo determine el Consejo Superior de la Judicatura, y en un plazo máximo
de tres (3) años, al final del cual esta ley entrará en vigencia en todos los distritos judiciales del país”.
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El Código General del Proceso contempla un modelo de proceso bajo el esquema


del “juicio”, que reemplaza al antiguo sistema de “proceso”, el cual, si bien se rige
por los principios de eventualidad y preclusión, con marcadas etapas procesales,
adopta el sistema de la oralidad, bajo los principios de concentración e inmediación,
lo que supone una redefinición de los estándares tradicionales utilizados en la
preparación y sustanciación de los juicios.

Ello, como explicó Carnelutti, exige preguntarse nuevamente ¿cómo se hace un


proceso?, a partir del caso, las partes, los abogados, el juez, sus auxiliares y los
terceros, quienes, reunidos ahora en un mismo recinto, formarán la decisión y
lograrán la resolución del conflicto.

El juez

Determina el artículo 3º del CGP que las actuaciones se cumplirán en forma oral,
pública y en audiencias, salvo las que expresamente se autorice realizar por escrito o
estén amparadas por reserva. El artículo 6 ordena que el juez deberá practicar
personalmente todas las pruebas y las demás actuaciones judiciales que le
correspondan y programará, de acuerdo con el artículo 5º, las audiencias y
diligencias de manera que el objeto de cada una de ellas se cumpla sin solución de
continuidad.

Adicionalmente, el artículo 4º prevé que el juez debe hacer uso de los poderes que
este código le otorga para lograr la igualdad real de las partes, lo que denota un juez
definitivamente activo, promotor, conciliador, impulsor, director, reflexivo, además
de dirigente, paciente y diligente, lo que encuentra desarrollo en el artículo 42.

El juez promotor se comunica con las partes, promueve fórmulas para el buen
desempeño de la litis e insta a lograr acuerdos respecto de sus pretensiones y de su
desempeño procesal; es conciliador, en la medida en que deberá proponer soluciones
definitivas y pacíficas al conflicto, de modo que se evite la sentencia; es impulsor,
evitando la parálisis del proceso; es reflexivo, aplicando las normas en favor de la
justicia, acatando siempre la Constitución; es dirigente, ya que promueve procesos
actitudinales en las partes, las conduce y las orienta y crea espacios para el diálogo,
el respeto y la colaboración; es paciente, entiende las especiales condiciones en que
se dispensa justicia y conoce a las partes y a sus apoderados, evitando situaciones
que impliquen el sacrificio de las garantías procesales y fundamentales; es diligente,
porque está preparado para aprovechar cualquier oportunidad para desatar el litigio,
sin menoscabo de los derechos de las partes.

En el nuevo modelo, el juez es persona que, además de impartir justicia, refleja en


las partes, auxiliares y abogados respeto, credibilidad, honestidad y probidad, y
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aprovecha las herramientas que el Código le provee para dispensar justicia en el


menor tiempo y con el menor desgaste posible.

Pondrá especial empeño en observar sus deberes, los que se encuentran consagrados
en el artículo 42:

1. Dirigir el proceso, velar por su rápida solución, presidir las


audiencias, adoptar las medidas conducentes para impedir la
paralización y dilación del proceso y procurar la mayor economía
procesal.
2. Hacer efectiva la igualdad de las partes en el proceso, usando los
poderes que este código le otorga.
3. Prevenir, remediar, sancionar o denunciar por los medios que este
código consagra, los actos contrarios a la dignidad de la justicia,
lealtad, probidad y buena fe que deben observarse en el proceso, lo
mismo que toda tentativa de fraude procesal.
4. Emplear los poderes que este código le concede en materia de
pruebas de oficio para verificar los hechos alegados por las partes.
5. Adoptar las medidas autorizadas en este código para sanear los
vicios de procedimiento o precaverlos, integrar el litisconsorcio
necesario e interpretar la demanda de manera que permita decidir el
fondo del asunto. Esta interpretación debe respetar el derecho de
contradicción y el principio de congruencia.
6. Decidir aunque no haya ley exactamente aplicable al caso
controvertido, o aquella sea oscura o incompleta, para lo cual aplicará
las leyes que regulen situaciones o materias semejantes, y en su
defecto la doctrina constitucional, la jurisprudencia, la costumbre y los
principios generales del derecho sustancial y procesal.
7. Motivar la sentencia y las demás providencias, salvo los autos de
mero trámite.
La sustentación de las providencias deberá también tener en cuenta lo
previsto en el artículo 7 sobre doctrina probable.
8. Dictar las providencias dentro de los términos legales, fijar las
audiencias y diligencias en la oportunidad legal y asistir a ellas.
9. Guardar reserva sobre las decisiones que deban dictarse en los
procesos. El mismo deber rige para los empleados judiciales.
10. Presidir el reparto de los asuntos cuando corresponda.
11. Verificar con el secretario las cuestiones relativas al proceso y
abstenerse de solicitarle por auto informe sobre hechos que consten en
el expediente.
12. Realizar el control de legalidad de la actuación procesal una vez
agotada cada etapa del proceso.
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3. Usar la toga en las audiencias.


14. Usar el Plan de Justicia Digital cuando se encuentre implementado
en su despacho judicial.
15. Los demás que se consagren en la ley.

El juez deberá conocer y aplicar sus poderes de ordenación y de instrucción,


consignados taxativamente en el artículo 43, siendo éstos:

1. Resolver los procesos en equidad si versan sobre derechos


disponibles, las partes lo solicitan y son capaces, o la ley lo autoriza.
2. Rechazar cualquier solicitud que sea notoriamente improcedente o
que implique una dilación manifiesta.
3. Ordenar a las partes aclaraciones y explicaciones en torno a las
posiciones y peticiones que presenten.
4. Exigir a las autoridades o a los particulares la información que, no
obstante haber sido solicitada por el interesado, no le haya sido
suministrada, siempre que sea relevante para los fines del proceso. El
juez también hará uso de este poder para identificar y ubicar los bienes
del ejecutado.
5. Ratificar, por el medio más expedito posible, la autenticidad y
veracidad de las excusas que presenten las partes o sus apoderados o
terceros para justificar su inasistencia a audiencias o diligencias. En
caso de encontrar inconsistencias o irregularidades, además de
rechazar la excusa y aplicar las consecuencias legales que
correspondan dentro del proceso o actuación, el juez compulsará
copias para las investigaciones penales o disciplinarias a que haya
lugar.

Además, por la especial condición en que se encuentra como director de la


audiencia, podrá hacer uso de sus potestades disciplinarias y correccionales, las
cuales se encuentran listadas en el artículo 44:

1. Sancionar con arresto inconmutable hasta por cinco (5) días a


quienes le falten al debido respeto en el ejercicio de sus funciones o
por razón de ellas.
2. Sancionar con arresto inconmutable hasta por quince (15) días a
quien impida u obstaculice la realización de cualquier audiencia o
diligencia.
3. Sancionar con multas hasta por diez (10) salarios mínimos legales
mensuales vigentes (smlmv) a sus empleados, a los demás empleados
públicos y a los particulares que sin justa causa incumplan las órdenes
que les imparta en ejercicio de sus funciones o demoren su ejecución.
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4. Sancionar con multas hasta por diez (10) salarios mínimos legales
mensuales vigentes (smlmv) a los empleadores o representantes
legales que impidan la comparecencia al despacho judicial de sus
trabajadores o representados para rendir declaración o atender
cualquier otra citación que les haga.
5. Expulsar de las audiencias y diligencias a quienes perturben su
curso.
6. Ordenar que se devuelvan los escritos irrespetuosos contra los
funcionarios, las partes o terceros.
7. Los demás que se consagren en la ley.

En la audiencia

El juez es el conductor del proceso y sobre todo, de la audiencia; por ello deberá
asumir con altura, responsabilidad y sobre todo mesura, su encargo.

A continuación se presentan algunas herramientas que pueden ser tenidas en cuenta


al momento de conducir una audiencia o una diligencia, sin perjuicio de las
directrices que emita el Consejo Superior de la Judicatura para la realización de las
audiencias7:

Conozca las tecnologías de la información y la comunicación. El Código General


del Proceso incorporó un robusto plan de justicia digital (art. 103), siendo deber del
juez hacer uso de tal herramienta donde se encuentre implementado. Además,
ordena que aún en aquellos despachos en que no se hubiere dispuesto el plan se
graben todas las audiencias en medios de audio, audiovisuales o en cualquiera otro
que ofrezca seguridad para el registro de lo actuado y prohíbe la sustitución de las
intervenciones orales por escritos (art. 107, núm. 6), determinando que solo podrá
constar en actas la integridad de la audiencia cuando se presenten fallas en los
medios de grabación o cuando se trate de audiencias o diligencias que deban
practicarse por fuera del despacho judicial, situación ésta última en la que también
podrá hacerse uso de las herramientas tecnológicas para adelantar con éxito la
audiencia o diligencia por fuera del despacho.

Recuerde así mismo, por lo anterior, que respecto de las constancias que se deban
dejar sobre lo ocurrido en audiencia sólo será necesario consignar en el acta lo
necesario para determinar la fecha y la hora en que inició, se suspendió o terminó,
los intervinientes, los documentos recibidos y la parte resolutiva de las providencias
(art. 107 núm. 6), todo lo demás constará en el audio o en el video, razón por la cual
se deberán limitar todas aquellas intervenciones tendientes a dejar expresa

7
El Consejo Superior de la Judicatura expidió el Acuerdo PSAA08-4717 de marzo 27 de 2008, por el cual
estableció el protocolo de salas de audiencias en el régimen de Familia,
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constancia de hechos ocurridos durante la audiencia, salvo que tales hechos no


hubieren quedado consignados en la grabación.

La ley previó adicionalmente la posibilidad de que las partes y demás intervinientes


puedan participar en la audiencia a través de videoconferencia, teleconferencia o por
cualquier otro medio técnico, siempre que por causa justificada el juez lo autorice
(art. 107, parágrafo primero), lo que exige un mayor compromiso, tanto del juez
como de los intervinientes para el correcto y mesurado uso de estos mecanismos.

Cierto es que aunque el Consejo Superior de la Judicatura deberá proveer de lo


necesario para que tanto las salas de audiencias como los equipos de grabación y
reproducción ofrezcan el mayor grado de confiabilidad y accesibilidad, es
recomendable que tanto el juez como los demás integrantes del despacho conozcan y
se familiaricen con el manejo de tales instrumentos.

El uso de tecnologías involucra un mayor conocimiento de las ventajas del internet.


Los códigos procesales modernos (Ley 1437 de 2011, Ley 1564 de 2012, Ley 1563
de 2012) asignan pleno valor probatorio a la información publicada en las páginas
web; así mismo, la Rama Judicial cuenta con un sistema de documentación e
información judicial a través del cual se publican constantemente las decisiones que
profieren las cortes, los tribunales y algunos juzgados, lo que impone que tanto el
juez como las partes utilicen al máximo las bases de datos que proveen información
veraz y confiable a efectos de mejorar la calidad de los juicios.

Tenga en cuenta que si bien el uso de teléfonos celulares durante las audiencias
puede distraer al juez y a las partes, gran parte de los usuarios de telefonía móvil
accede a la internet a través de estos equipos, por lo que deberá concertar
previamente con ellas si su uso estará restringido para tal fin y el modo en que
deberá usarse durante la audiencia.

Ponga especial énfasis en su capacitación y la de los demás oficiales del despacho.


La Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla y las demás unidades del Consejo Superior
de la Judicatura ofrecen constantemente cursos de actualización o de capacitación en
nuevas tecnologías y manejo de herramientas para la administración del despacho
judicial. No escatime esfuerzos en este sentido.

Conozca el procedimiento y especialmente el régimen probatorio. Los artículos


372, 373 y 392 del CGP determinan que las pruebas se recaudarán en la audiencia
inicial y de instrucción. Otras normas determinan que aún en la diligencia de
inspección se podrán recaudar todas las demás pruebas del proceso, tal como ocurre
en el proceso de pertenencia y el de deslinde y amojonamiento, situaciones en las
que el juez deberá resolver todos los asuntos probatorios relativos al proceso, lo que
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le impone la carga de conocer todos y cada uno de los aspectos relativos a la prueba
judicial, desde su petición, decreto, práctica y aún valoración, pues será en la misma
audiencia en que deba procederse a la asignación del mérito de convicción que cada
prueba ofrece, tanto de manera individual como en conjunto, para verificar los
hechos alegados por las partes y así fundar la decisión final del proceso.

Sea breve en sus providencias. El CGP, aunque establece que los procesos se
adelantarán por audiencias, gran parte de su sustanciación se produce mediante autos
y aún sentencias que pueden o deben proferirse por escrito, tal como sucede con el
auto admisorio de la demanda, el mandamiento de pago, la sentencia anticipada,
etc., los que tendrán incidencia más adelante, posiblemente, en la realización de
audiencias. Un escrito breve y conciso colabora en la realización de una futura
diligencia judicial.

Prepare la audiencia. El sistema oral impone el conocimiento profundo del


procedimiento, del proceso, de las alegaciones de las partes, del reconocimiento de
los apoderados y de sus poderdantes y de la anticipación a sus intereses y sus
necesidades. El éxito de la audiencia estribará en la preparación, de la que puede
obtener, según lo determina el artículo 372, réditos inmediatos, ya que de no requerir
pruebas adicionales podrá, previo a escuchar los alegatos de las partes, dictar
sentencia desde la audiencia inicial.

Establezca y controle tiempos. El Código prevé tiempos para cada intervención


(art. 107, núm. 3: recursos, alegatos, testimonios); sin embargo, es recomendable
establecer ciertas reglas a efectos de maximizar los beneficios de la audiencia o la
diligencia, de modo que tanto el juez como los demás intervinientes preparen sus
intervenciones con suficiente antelación; con ello se evitan dilaciones injustificadas
y así se materializa el principio de la concentración (art. 107, núm. 2).

A pesar de que el código ordena que las audiencias deberán iniciarse en el primer
minuto de la hora señalada (art. 107, núm. 1, inc. 3), ello no impide que el juez, al
inicio de la audiencia, pueda concertar con las partes el tiempo que tomarán en sus
alegatos e interrogatorios e instará a los testigos y los peritos a fin de que limiten sus
intervenciones al tiempo acordado. Tenga en cuenta lo previsto en el artículo 106 del
CGP, según el cual las actuaciones, audiencias y diligencias judiciales se
adelantarán en días y horas hábiles, sin perjuicio de los casos en que la ley o el juez
dispongan realizarlos en horas inhábiles. Las audiencias y diligencias iniciadas en
hora hábil podrán continuarse en horas inhábiles sin necesidad de habilitación
expresa.

Tenga presente que en el modelo de “juicio” planteado por el Código el juez deberá
prever toda suspensión o interrupción de la audiencia si de las peticiones o pruebas
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obrantes en el proceso aparece manifiesta tal circunstancia, como cuando se ha


solicitado y justificado la práctica de una inspección judicial, o cuando deban
recibirse varios testimonios o hubieren sido citados varios peritos, o deban
practicarse pruebas para fundar una tacha de falsedad material. A esto la doctrina lo
denomina “plan de caso”.

Recuerde que, a efectos de lograr la mayor eficiencia en el tiempo empeñado para la


audiencia, el juez deberá determinar previamente la complejidad del asunto que ha
sido sometido a su resolución; para ello utilizará enfoques diferenciales, de acuerdo
con la naturaleza del proceso que se está adelantando. Así, si se trata de un proceso
ejecutivo en el que se han propuesto pocas o una sola excepción, el juez podrá
prever que la sentencia se dicte desde la audiencia inicial, pero en cambio, si se
tratare de un proceso declarativo verbal, como el de declaratoria de responsabilidad
contractual o extracontractual con intervención de peritos, planeará las audiencias y
las desarrollará íntegramente conforme lo ordena el artículo 373 del CGP. A este
tipo de planeaciones se les denomina “dirección diferencial” y “dirección
dinámica”.8

Use la toga. Además de constituir un deber (art. 42 num. 13), se ha demostrado que
el uso de atuendos apropiados en salas de audiencias o aún en recintos no adecuados
para la oralidad impone en las partes y los demás intervinientes un código de
conducta y un mayor compromiso a la estricta sujeción a las instrucciones que
imparta el juez durante la audiencia.

Haga contacto visual. El contacto con los ojos promueve la convicción, la seriedad
y la importancia de lo que tiene que decir. El lenguaje corporal de los que le están
escuchando le ayudará a comprobar su comprensión, su interés, su compromiso y su
posible disposición a obedecer sus instrucciones y a acatar sus decisiones.

La experiencia confirma que los testigos son menos creíbles cuando desvían la
mirada cuando el abogado o el juez les cuestionan, situaciones igualmente
atribuibles al juez y a las partes.

Obtenga la atención de los intervinientes. Al momento de iniciar la audiencia,


solicite a los presentes ponerse de pie, mire a los participantes y espere. Finalmente,
un silencio descenderá en la sala. Ahora usted tiene su atención. Este es el momento
de empezar. Su presencia y el silencio, además de su aspecto, actuarán como una
batuta.

8
Consejo Superior de la Judicatura, Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, “Juez director del proceso
civil”, 2011.
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Sea fluido. La fluidez proviene del conocimiento. Se es fluido cuando se sabe de lo


que se está hablando, de allí la importancia de la preparación. Así que, aunque puede
variar ligeramente el tono de su voz (si habla demasiado alto se toma como un signo
de nerviosismo), para evitar la monotonía debe mantener su fluidez.

Hable despacio. Permita que sus interlocutores tengan el tiempo suficiente para
comprender su discurso y tomar una decisión, bien sea para guardar silencio o para
adoptar una determinada conducta procesal. Los estudios demuestran que las
personas con autoridad hablan despacio porque están acostumbradas a ser
escuchadas y ser obedecidas.

Hable claro. La oralidad, como se explicó en líneas anteriores, supone el uso de


tecnologías de la información y la comunicación, lo que incluye el uso de
micrófonos, amplificadores de voz, grabadoras o videograbadoras, comunicaciones
en línea y hasta videoconferencias, todo lo cual exige modular su tono de voz de
modo que todos entiendan cada una de sus expresiones, motivaciones y decisiones,
tanto en tiempo real como a posterioridad para efectos de resolver un recurso
ordinario o aún extraordinario.

Tenga en cuenta que en los procesos de mínima cuantía y en ciertas diligencias, las
partes podrán intervenir sin necesidad de contratar abogados, lo que exige del juez
observar un lenguaje claro, moderado y comprensible para quienes asisten a la
audiencia.

Haga pausas. Después de haber expuesto una idea, hacer una pausa y barrer la
habitación con los ojos tiene varias ventajas: da énfasis a lo que se acaba de decir; da
la oportunidad de ver si sus interlocutores todavía están con usted y tomando interés
en su mensaje; invita a las preguntas; y le da la oportunidad de construir lo que va a
decir a continuación.

Resuelva inmediatamente. No difiera la resolución de las peticiones y de los


recursos para audiencias posteriores. El código limita la suspensión de la audiencia a
casos en que no sea posible continuarla, bien por imposibilidad de tiempo, ya sea
por necesidad de practicar una prueba sin la cual no puede el juez adelantar la
instrucción. Recuerde las amplísimas potestades oficiosas que la ley le defiere para
el decreto y práctica de pruebas y sobre todo recuerde que una audiencia aplazada le
generará mayores costos en el futuro, pues deberá procurar tiempo y espacio para
continuarla si no previó con anticipación su suspensión por razón de la necesidad de
resolver recursos o peticiones complejas. El juez de la oralidad es un juez que sortea
obstáculos.
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Constancias. Respecto del medio de grabación es necesario, a efectos dejar


consignado lo ocurrido en audiencia, determinar si se trata de audio o video, ya que
según sea el caso el medio elegido o disponible permitirá dejar memoria de algunos
aspectos relativos a la espontaneidad del declarante, así como de lo ocurrido durante
el interrogatorio, todo lo cual determinará tanto el comportamiento de todos los
asistentes a la audiencia o diligencia, como las preguntas y respuestas que se
realicen.

Así, si la audiencia o la diligencia se registran por sistema de videograbación, tanto


el juez como las partes y los testigos podrán recurrir a lenguaje no verbal, señas,
gestos, movimientos, tanto al formular las preguntas como al contestarlas. Una señal
realizada por el juez y un simple movimiento de cabeza pueden ser suficientes para
tener por resuelto un punto del interrogatorio. Por el contrario, el sistema de
grabación de audio no permite el uso de lenguajes no hablados y por ello, se deberá
poner especial empeño en que las preguntas se formulen íntegramente orales y las
respuestas se otorguen por el mismo medio. En caso de que las partes o los demás
intervinientes acudan a lenguaje no verbal el juez deberá dejar expresa constancia de
lo ocurrido, siempre que sea relevante para efectos de lo que se está debatiendo.

La sentencia. Salvo los casos expresamente establecidos en el código, la sentencia


deberá dictarse oralmente. Por ello, tanto la motivación como la decisión harán parte
de un solo argumento. En tal virtud, el juez deberá evitar la lectura de extensos
apartes de la ley, de la doctrina o la jurisprudencia y la citación de lo dicho por las
partes, salvo que sea estrictamente necesario para fundar su decisión.

La sentencia es el producto del debate procesal y aunque en algunos casos es posible


realizar la labor de adjudicación con base en casos análogos, es deber de cada juez
dictar su fallo de acuerdo con su propia convicción; por ello, es recomendable omitir
ciertos aspectos de relatoría procesal que en las sentencias tradicionales escritas se
mencionarían, tales como la mención de las partes, el recuento de las pretensiones y
las excepciones (salvo que sea absolutamente necesario para efectos de garantizar el
principio de congruencia), la satisfacción de los presupuestos procesales y las
menciones generales acerca de la forma como debe ser aplicada la ley, salvo que el
juez deba interpretar una ley nueva o dar una aplicación distinta de la que las cortes
de unificación hubieren dado con anteridad, pues así lo indica expresamente el
artículo 7 del CGP.

La sentencia entonces, debe reducirse a la valoración probatoria, a la determinación


de los hechos probados, a la regla jurídica aplicable y a la decisión, todo lo cual
deberá realizarse de manera oral.

Los abogados
Técnicas de oralidad: Nattan Nisimblat 2014

El abogado, en aquellos procesos en que el derecho de postulación se reserve para el


profesional del derecho, asume un rol fundamental en la realización de los juicios,
ya que es promotor de la acción e impulsor de las actuaciones.

El abogado moderno es aquél que se postula frente al juez en audiencia y dispone


del tiempo y de la preparación suficiente para cada caso. Por ello, su
comportamiento y su perfil profesional deberán adecuarse a las nuevas condiciones
que el modelo de enjuiciamiento propuesto por el código impone.

Perfil del abogado. El derecho, como profesión, se ejerce en varios ámbitos. De


acuerdo con el artículo 19 de la Ley 1123 de 2007, son actividades del abogado las
de asesorar, patrocinar y asistir a las personas naturales o jurídicas, tanto de derecho
privado como de derecho público, en la ordenación y desenvolvimiento de sus
relaciones jurídicas.

Asesorar, según el diccionario de la lengua española, es dar consejo o dictamen;


patrocinar, de acuerdo con la misma obra, significa defender, proteger, amparar o
favorecer, lo que en el ámbito de las relaciones procesales significa apoderar en
juicio; asistir, conforme al citado diccionario, tiene varias acepciones, dentro de las
cuales se encuentran “acompañar a alguien en un acto público”, “servir o atender a
alguien, especialmente de un modo eventual o desempeñando tareas específicas”,
“socorrer, favorecer, ayudar”. De acuerdo con estas definiciones, tres son las
posibles actividades que puede realizar un abogado dentro de su misión, pero solo
una de ellas le impondrá asistir a juicio y es la de patrocinar.

El patrocinio, como misión que cumple el abogado en ejercicio de su profesión,


consiste en la representación (abogacía) que se realiza ante el juez en el juicio y
durante las audiencias (postulación), luego es necesario que el abogado defina, si sus
competencias, actitudes y aptitudes son las requeridas para este modelo de
enjuiciamiento, es decir, el modelo oral, concentrado y por audiencias.

En los países anglosajones el abogado se educa dentro del marco de la oralidad,


asiste a concursos de oratoria, participa en modelos de juicios y se prepara para la
postulación de alegatos frente a jurados de conciencia. En Colombia, si bien el
artículo 116 de la Constitución permitió este modelo de enjuiciamiento, lo cierto es
que el Código General del Proceso no adoptó el modelo de jurados, por lo que el
juicio se desempeña ante un solo juez o un cuerpo colegiado de jueces, bien sea en
los tribunales o en la Corte Suprema de Justicia. En nuestro sistema tradicional de
derecho procesal, es decir, el modelo escrito, el abogado no ha sido formado para la
oralidad en los procesos civiles y si bien desde hace algunos años con la
implementación del modelo oral y de corte adversarial de la Ley 906 de 2004 se
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introdujeron algunos módulos en las escuelas de derecho sobre técnicas de juicio


oral, lo cierto es que por la especificidad y la cientificidad del proceso penal, poco es
lo que se ha logrado en transversalizar este conocimiento hacia las demás áreas del
derecho procesal y en concreto el procesal civil.

Por ello, el abogado deberá reconocerse a sí mismo como aquél que ha adquirido las
competencias necesarias para la oralidad o aquél que realizará su misión en otros
ámbitos del ejercicio profesional – igualmente importantes y aún necesarios-, como
lo son la asesoría o el patrocinio.

Constitución de firmas, asociaciones o bufetes. Es común, en países con modelos


de enjuiciamiento como el que propone el Código General del Proceso, que el
abogado no ejerza su profesión de manera individual, ya que las exigencias del
juicio le demandarán trabajo en equipo, estudio, investigación y sobre todo,
asistencia permanente a los tribunales.

Por ello, tanto la Ley 1123 de 2007 (art. 19 inc. 2) como el CGP (art. 75 inc. 2)
instaron la creación de asociaciones de abogados, y aunque en los procesos no se
permite la intervención de más de un apoderado (art. 75 inc. 4) es importante contar
con un sólido equipo de trabajo para el correcto desenvolvimiento en la actividad
profesional de postulación en juicio, esto es, en la misión de patrocinar.

No existe ley alguna que determine cómo debe funcionar o constituirse una
asociación de abogados; por ello, cada una de ellas podrá determinar libremente su
régimen legal, estatutos, representantes, objeto social (que deberá por supuesto ser la
prestación de servicios jurídicos, pues así lo dispone el artículo 75 del CGP) y en
general, funcionamiento.

Algunos bufetes tienen un origen familiar, otros personal, derivado del éxito de su
fundador como ex funcionario judicial o prestante abogado en una determinada área;
sin embargo, estos son aspectos relevantes en la medida en que la sociedad lo exija o
lo reconozca, como en el caso de las asociaciones de árbitros o de especialistas en
determinadas áreas.

Un bufete se compone de dos elementos esenciales: el primero, el talento humano en


el área jurídica, del que derivará el éxito en las gestiones legales; el segundo, el
talento administrativo, del que devendrá la sostenibilidad económica y fiscal de la
firma. Usualmente quien cumple las labores administrativas no realiza gestiones
legales y aún se prefiere que desconozca tales áreas, pues es verdad incontrovertida
que en las escuelas de derecho no se enseñan (y ciertamente no se aprenden)
fundamentos de administración de empresas o de economía, luego se recomienda
desligar tales actividades.
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Honorarios. Determina el numeral 8º del artículo 28 del Código Disciplinario del


Abogado, que éste deberá fijar sus honorarios con criterio equitativo, justificado y
proporcional frente al servicio prestado o de acuerdo a las normas que se dicten para
el efecto.

Esta previsión incluye, dentro del marco del proceso que propone el Código
General, determinar con anticipación lo que será la justa remuneración por el
servicio prestado y por prestar, lo que incluye la calidad, la duración y el esfuerzo
del profesional, quien ahora, bajo este régimen de juicio, dedicará más tiempo a la
atención de sus audiencias y diligencias, a la preparación, al estudio y a la
investigación.

El abogado que litiga bajo este modelo deberá conocer las normas probatorias que
determinan que el juicio deberá prepararse y anticiparse desde mucho antes de
presentar la demanda. Tal es el caso del artículo 173 que determina que el juez se
abstendrá de ordenar la práctica de las pruebas que, directamente o por medio de
derecho de petición, hubiera podido conseguir la parte que las solicite, así como la
regulación sobre dictamen pericial que impone a la parte que quiera valerse de uno
presentarlo con su demanda, su contestación o el incidente que se proponga; reglas
como la del juramento estimatorio que impone a la parte justificar sus pretensiones
de tipo patrimonial cuando se pidan indemnizaciones, frutos, mejoras o
compensaciones, lo que supone una estimación razonada como requisito
contemplado en los artículos 82 y 206 del CGP, y aquélla que determina que no se
podrá decretar inspección judicial si lo que se pretende probar puede ser demostrado
por medio de una videograbación, fotografías u otros documentos o por medio de
dictamen pericial (art. 236), indican que corresponde al profesional del derecho
realizar un estudio mucho más detallado de la prosperidad fáctica de su acción, pues
en el nuevo modelo muchas son las normas que prevendrán al juez de decretar
pruebas que debió la parte aportar con su escrito de demanda o contestación.

Todo lo anterior supone que el abogado deberá informar al cliente con suficiente
antelación cuáles serán los costos del proceso, lo que incluye la consecución de
pruebas por la vía del derecho de petición, la realización de dictámenes periciales, la
toma de fotografías, videos, muestras, etc., la estimación razonada de los perjuicios,
de los frutos, compensaciones o mejoras, y en general, toda actividad que incluya la
aplicación de conocimientos que escapen a la formación jurídica del profesional del
derecho.

Escritos para la oralidad. La cultura de la oralidad inicia por la escritura. La


brevedad, la precisión y la concreción son atributos de un buen escrito, sobre todo si
va a fundar un proceso oral por audiencias. Uno de los aspectos fundamentales para
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el éxito de la oralidad consiste en la presentación de escritos breves que serán


posteriormente leídos durante el juicio o antes de su realización. Al preparar un
escrito, el abogado deberá tener en cuenta cuál es la función que cumplirá dicho
documento en el juicio, bien para fundar la acción, bien para resistir la pretensión.
Lo propio ocurre con la presentación de documentos, actividad en la cual debe
existir mesura y ponderación, virtudes que redundarán en provecho de todos los
sujetos procesales al momento de preparar la audiencia y desempeñarse en ella.

En un sistema oral, los escritos por excelencia contienen pretensiones, solicitudes de


pruebas y excepciones, salvo que la ley permita o prevea que las decisiones finales
se adopten por escrito, como la resolución de recursos o la sentencia anticipada,
casos en los cuales se recomiendan los alegatos por escrito.

En la audiencia. Tal como se expuso para el caso de los jueces, si bien éstos deben
usar la toga, los abogados (antes también llamados togados), deberán observar
códigos de conducta y de ética que los lleven a reflejar en el juez y en las partes la
necesaria credibilidad y honorabilidad para el buen desempeño de su misión.

El Código no establece la posibilidad de formular alegatos de apertura, luego tales


actos se reservarán para los escritos de demanda y contestación, los cuales, como se
indicó, deberán ser concisos, breves y precisos, a efectos de facilitar la actividad en
juicio. Por lo tanto, el abogado deberá reservar sus alegatos para el momento
procesal oportuno, evitando emitir juicios de valor frente a cada una de las pruebas
que se practiquen durante el proceso.

La preparación de los testigos y peritos es fundamental, ya que si bien no se permite


la elaboración de libretos a efectos de que el testigo o el perito los memoricen, sí es
deber del abogado preparar al testigo y al perito a efectos de que éstos tengan una
visión integral de lo que será el interrogatorio conforme a las reglas que establece el
Código.

El interrogatorio. El proceso oral es, por naturaleza, fluido, continuo y célere. Los
interrogatorios deberán formularse en consonancia con la clase de prueba de que se
trate, bien sea un testimonio, interrogatorio de parte o el interrogatorio al perito,
pues en cada uno de ellos distintos son los objetivos que se persiguen y por lo tanto
distintos serán los métodos de interrogación, de acuerdo con las preguntas que se
permiten o se prohíben.

Durante el interrogatorio es recomendable no formular preguntas que usualmente


harían parte de un proceso escritural, como tampoco es necesario solicitar
constancias acerca de cuándo se formula la pregunta o de que se ha dado una
respuesta (“preguntado”, “contestó”).
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Ejemplo de ello es la usual pregunta introductoria en el interrogatorio de parte diga


cómo es cierto, sí o no, la cual contiene una pregunta modal “cómo”, y una asertiva
“es cierto”, a lo que se le agrega una afirmación y una negación “sí o no”, lo que
torna la pregunta en anfibológica.

Los alegatos. El CGP prohíbe expresamente la sustitución de alegatos orales por escritos,
lo que implica que tampoco deberán presentarse alegatos escritos pero leídos en audiencia.
Tenga en cuenta que el código no establece norma alguna que permita la suspensión de la
audiencia para la preparación de los alegatos; sin embargo, tampoco existe prohibición
expresa a efectos de decretar un receso antes de su formulación, derecho que deberá ser
ejercido ante el juez, quien determinará la necesidad de la medida, justificada siempre en la
garantía del derecho de defensa y contradicción, fundantes ambos del debido proceso.

Son éstos derechos y no otros, los que fungen como ascendientes de los alegatos de
conclusión, luego es importante recordar que, frente al primero de ellos, el alegato cumple
la labor de defensa, de resistencia y de oposición y frente al segundo, cumple la
indispensable labor de contradicción difusa de todas las pruebas recaudadas en el proceso y
de ofrecimiento al juez de la mejor teoría resultante del caso que ha sido ante él debatido.

Por ello, el alegato debe ser, breve, preciso, conciso, lineal, histórico, cronológico y
propositivo. Un buen alegato no se caracteriza por su extensión sino por su calidad. Es
deber del abogado brindar certeza al juez y en ello estriba la importancia de este
mecanismo de defensa.

Conclusión

Sea que se trate del juez, del abogado, de la parte que interviene, del testigo o del perito,
cada uno deberá asumir el papel que la ley le asigna dentro del juicio. De la conjunción de
los requisitos de aptitud y de actitud dependerá el éxito del proceso oral, que supone un
cambio profundo en la cultura legal, el desecho de las viejas tradiciones, la formación para
el litigio, la apertura a la recepción de teorías desde otras latitudes y el desarrollo de la
misión, tanto del juez como del abogado, que no es otra que la recta y leal impartición de
justicia.

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