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La Catedral de Lima - Damian Bayon PDF
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San Francisco 4 o Santo Domingo son más interesantes que la propia cate- D. José Antonio Manso de Velasco era un militar de carrera.
dral en su volumetría exterior; que la Merced o San Agustín lo resultan por Tomó parte en las guerras de Sucesión al lado del primer borbón español,
sus fachadas; que, en fin, San Pedro —la iglesia de los jesuitas— las vence Felipe V. En 1735 fue nombrado presidente de la audiencia de Chile, país en el
a todas por la magnificencia de su interior que conserva intactos sus retablos. que emprendió grandes trabajos, muy beneficiosos para la lejana colonia. A
Sin embargo, la catedral llena de defectos va a servirme para estudiar los causa de su buena gestión, diez años más tarde era promovido al cargo de
avatares de una forma que se quiere conservar a toda costa. Y de paso para virrey del Perú y hacía su entrada en Lima justamente un año antes de los
estudiar un procedimiento constructivo que se ha sabido adaptar a las ven- catastróficos sucesos. Ya veremos, más adelante, cómo Superunda ejerció
tajas y servidumbres de un clima y de un suelo tan particulares como los con mano firme sus funciones. En agradecimiento de las cuales la Corona
de la región de Lima. le confirió ese título, con nombre simbólico, en 1748. Dos años más tarde,
en 1750, debió enfrentar una revuelta que se había producido muy lejos de
Lima, en los confines orientales del virreinato: en las misiones jesuíticas sobre
la margen izquierda del río Uruguay.
Para estudiar este episodio del terremoto de 1746 debemos
comenzar por ocuparnos de una vida impar: la del famoso conde de Superun- Fue muy buen administrador, el primero que hizo cumplir las
da, nombre que parece extraño a oídos españoles hasta el momento en que ordenanzas de 1741 relativas a las estadísticas en las colonias. Se elevó contra
comprendemos que es inventado por la unión de los vocablos latinos super- los abusos y, al mismo tiempo, se dedicó a aumentar las contribuciones, insti-
unda, lo que sirve para recordar su activa participación en el afán de recons- tuyendo el monopolio del tabaco que había sido de venta libre en el Perú
truir Lima. y Chile hasta ese momento. Sustituido más tarde, en 1761, por D. Manuel
rk..2195.~211~11y,~11~2.1,~21.,1~~-,-,---7~~10 Fig. 30. Planta antigua de la Ø\'t CYZAILM.MI ALA MRTI w awdow .• rL.A. N L M 1,1711,”4..,,,,ImM cm Lm l.", 111Z,/M1,11..
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Amat, el gobierno de Superunda resultó el más largo de la historia colonial, dado, según la costumbre española de la época, de establecer la catedral al
puesto que iba a durar dieciséis años. Vuelto a España, murió seis años más mismo tiempo que la traza urbana. La iglesia "oficial" se iba a encontrar,
tarde, en 1767. de entrada en la Plaza de Armas, centro y razón de la nueva villa. Una gran
parcela de terreno cerca del Rimac, el río que justificaba la fundación, fue
Después de la vida del hombre providencial, veamos ahora elegida por Pizarro en esa oportunidad. La eligió de manera que resultara
concretamente el relato de los hechos. Los conservamos gracias a dos tipos perpendicular a la sede del poder civil, disposición que pese a todos los cam-
de documentos. En Sevilla pude manejar la carpeta que comprende el informe bios habidos se perpetúa aún hoy en nuestros días.
y toda la correspondencia cambiada entre Superunda y la Corona En los
Una primera construcción que imaginamos muy modesta fue
Archivos Históricos Nacionales de Madrid encontré, por otra parte, una Indi-
levantada en ese lugar. Seis años apenas más tarde este esbozo de templo
vidual y verdadera relación... etc., en que figuran todos los detalles, pero
era elevado ya a la categoría de catedral. Algo después, en 1551 se realizó
donde ya es difícil saber hasta qué punto la historia no empieza a ser nove-
otra obra un tanto más apropiada a la alta función a la que se la destinaba.
lada según la costumbre de la época. No podemos pretender —dos siglos
El nuevo edificio, siempre aún muy humilde, consistía en una sola nave cu-
después de la catástrofe— contar en detalle todo ese horror que, para colmo
bierta por un simple techo en madera a dos aguas, un coro elevado a los
de males, tuvo lugar de noche. No es eso lo que interesa esta vez. Ya mos-
pies de la iglesia y un ábside abovedado en ladrillo. Era cuatro veces más
traré más adelante cómo el virrey, en su informe, llegó muy bien a dar el tono
larga que ancha puesto que sabemos tenía 260 pies en un sentido y sola-
y el clima de lo que pudieron ser esas horas nocturnas en que los muros se -,
mente 55 en el otro.
desplomaban, los incendios se prendían solos, el pánico y la desesperación
se instalaban en la ciudad destruida. El arzobispo Loaysa y el capítulo decidieron en 1564 lanzarse
a la construcción de una nueva fábrica y para ello nombraron maestro de
Prácticamente todos los grandes edificios se derrumbaron. obras a un cierto Alonso Beltrán, encargado de trazar nuevos planos. El
Como siempre en esas ocasiones, el fuego acababa de consumir lo que el Cabildo no quiso pagar esos trabajos y hubo que esperar la intervención del
temblor había respetado. Algunas horas apenas más tarde los cadáveres
virrey D. Francisco de Toledo que supo contentar a todo el mundo. Entre
empezaban a heder, las ratas a salir de los sótanos y el peligro de la peste 1569 y 1574, Fray Jerónimo de Loaysa pudo finalmente colocar la piedra
se cernía como otra tragedia superpuesta a las que la habían precedido. El
fundamental de un monumento que prometía ya ser a gran escala. Había
virrey fue el hombre del momento: no huyó, para ir a instalarse en pleno que ponerse al diapasón de las órdenes religiosas, que estaban a la sazón
campo como era la costumbre. Sino que permaneció en la ciudad dando levantando conventos y ciertas iglesias muy considerables. Los dominicos y
órdenes, rodeado de algunos de sus bravos y decididos subalternos. Nos
mercedarios habían comenzado a partir de 1540; los franciscanos desde 1555
asombra aún hoy la rapidez y el señorío con los cuales Superunda se hizo estaban ocupados en llenar una gigantesca parcela de terreno que —como
dueño de la situación5. en Quito— les había sido atribuída en suerte. Venían después los agustinos
que se instalaron ya en 1574.
Se planteaba entonces el problema de la reconstrucción. Por
empezar, hubo notables en la Junta que quisieron simplemente mudarse y La nueva catedral iba a tener una planta libre sobre tres de
abandonar la ciudad 6. Es lo que se había hecho en multitud de casos: movi- sus cuatro lados. Se la construía en piedra, la cual tratándose de una región
miento fatal empero para Lima que hubiera perdido su prestigio. Hay que desprovista de ella debía venir desde Panamá... Se levantaron algunos pilares
pensar que Lima representaba en ese momento una de las ciudades más del ábside pero el obrador no progresaba aunque el tiempo no dejara de
importantes y hermosas de todo el imperio español. Quererla cambiar de pasar. Hubo que interrumpir los trabajos por falta de fondos; se había visto
emplazamiento para instalarla en otro sitio, no volver a hacerla a la altura de demasiado grande y las autoridades comprendieron que habría que confor-
su antiguo prestigio, era condenarla forzosamente a declinar. Es lo que feliz- marse con algo más modesto. Fue entonces cuando el virrey de turno, D.
mente Superunda no quiso hacer. Martín Enríquez de Almansa, invitó al gran arquitecto Francisco Becerra 7 a
que viniera a ocuparse él mismo en persona del proyecto de esa nueva cate-
dral de Lima. Becerra dejó la ciudad de Quito, donde se había instalado, para
ir a vivir a Lima y trabajar allí. Debió llegar hacia 1582 y se puso en seguida
Después del hombre y las circunstancias abordemos ahora, manos a la obra. La muerte de su protector al año siguiente no cambió para
por fin, la historia misma de la catedral de Lima que he querido tomar hoy nada su posición y un poco más tarde, en 1584, la Audiencia lo nombró
como ejemplo que me va a servir para desarrollar varios temas fundamentales. "maestro", no solamente de la catedral sino también de las obras del palacio
Francisco Pizarro, el fundador de la ciudad en 1535, había tenido buen cui- de los virreyes y de la fortaleza del Callao (figs. 32 y 33).
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Las cosas se prolongaron una vez más. Hubo que demoler lo rra. Se inspira principalmente en la andaluza catedral de Jaén: un rectángulo
ya existente y volver a empezar. Sólo la llegada de otro gobernador, D. Luis de ábside cuadrangular dividido en tres naves de misma altura —iglesia-sa-
de Velasco, en 1596, dio impulso definitivo a la obra. El en persona explica8 lón— con una fila de capillas laterales a ambos lados. En Lima, los tramos son
cómo pidió al arquitecto que redujera un tanto su proyecto inicial. Finalmente nueve: el primero es más corto que los siguientes y sirve de base a las torres
después de algunos años de mucha labor, en 1604, se pudo inaugurar la parte que desbordan del rectángulo básico. Los otros tramos son iguales entre sí a
posterior del templo. Un poco más tarde moría Becerra, pero su idea iba a ser excepción del que corresponde al crucero, del que lo precede y del que cierra
proseguida hasta llegar a una forma bastante parecida a la que aún hoy toda- la composición.
vía podemos ver.
La elevación nunca pretendió ser tan esbelta como las cate-
Estudiemos ahora esa planta definitiva de la catedral de Lima, drales "verticales" españoles, Granada, Jaén, Málaga, que constituyen ver-
que es prácticamente la misma de la del Cuzco, también de la mano de Bece- daderas obras maestras. Pero la prueba de que Lima se inspira de esta glo-
Fig. 32. Fachada de la cate- ra a causa de los terremotos. Fig. 33. Centro de la fachada damente movido. Es siempre el
dral, Lima (foto D. Bayón). La Sólo la parte central en piedra de la catedral, Lima (foto D. tema de una puerta —casi un
catedral tal como se la ve hoy es del siglo XVII, el resto es Bayón). Se conservan dibujos arco de triunfo estrecho— bien
desde la Plaza de Armas, mo- obra de mampostería de imita- de Martínez de Arrona en los compuesta de acuerdo a los
dernizada pero siempre conser- ción realizada en quihcha a que se puede comprobar las cánones. De ninguna manera
vando su antigua fuente de mediados del siglo XVIII. Los diferencias que fueron introdu- se la puede asimilar a la facha-
bronce. El edificio —como es remates de las torres son muy cidas más tarde en esta fa-, da-retablo cuya estructura mis-
costumbre en Sudamérica— se posteriores y de algún modo chada. Se trata en realidad de ma es siempre mucho más es-
expande libremente en anchura contradicen la voluntad serena una portada perfectamente cultórica que arquitectónica.
(amplitud de las parcelas atri- de la gran masa de tendencia compuesta con elementos clá-
buidas en el momento de la horizontal, de carácter "pianis- sicos o manieristas "a placas".
fundación), hecho que com- ta" (sin cuerpos de edificación Sólo la ruptura ascendente de
pensa en cierto modo lo poco que avancen) y a dominante algunas molduras curvas pres-
que se atreve a crecer en altu- cúbica. ta al conjunto un carácter tími-
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riosa prosapia de catedrales renacientes andaluzas, la podríamos encontrar Hasta aquí la información. Habría sin embargo que establecer
en los pilares muy espaciados entre sí, hechos para ofrecer una circulación una polémica con dos especialistas que tratan del tema. Se trata de Marco
particularmente cómoda. Estos pilares son, en realidad, cruciformes en planta. Dorta y de Wethey. El primero dice 9 : "He aquí, pues, cómo a principios del
Sobre un núcleo en forma de paralelepípedo, cuatro pilastras jónicas vienen a siglo XVII se vuelve al gótico en Lima, buscando en la flexibilidad de sus
aplicarse al núcleo, el todo coronado por una especie de "segundo capitel", estructuras constructivas una defensa contra los temblores de tierra". Habría
constituido por un pequeño entablamento abreviado que da vuelta al pilar. que agregar un matiz quizás importante: al gótico como sistema constructivo
A partir de este falso capitel —que confiere esbeltez al pilar— nacen los arcos de bóvedas nervadas. Nada más. En todo caso, no al gótico como "estilo" o
fajones que, a su vez, establecen la cuadrícula necesaria sobre la que vienen sentimiento general de la forma. Es quizá el siglo XIX el que nos ha acostum-
a apoyarse las nervaduras de las bóvedas (fig. 34). brado a la idea del "estilo" como algo abstracto. Los góticos no sabían que
construían "en gótico" como el personaje de Moliere no sabía que hablaba
Ahora bien, es justamente a nivel de las bóvedas que hubo en prosa... Me parece que hay que insistir en el hecho de que a principios
en Lima durante siglos muchos cambios. En efecto, las primeras —las de del siglo XVII en Lima se vuelve a la bóveda nervada por razones de fuerza
Becerra— eran bóvedas de arista, lisas sin molduras ni decoración alguna. mayor y sólo como expediente constructivo útil. Eso es todo.
Un temblor de tierra en 1609 hizo sufrir mucho a esta cubierta y, después de
cinco años de consultas, el Consejo de Indias ordenó al virrey zanjar por sí La reflexión de Wethey no cae en esa trampa estilística, pero
mismo la cuestión. A fines de 1614 éste decidió pues envíar tres funcionarios él también lamenta a su manera el uso de la bóveda nervada en un monu-
que, a su vez, convocaron a ciertos expertos para aprobar o rechazar las mento de "otro estilo". En su libro ya clásico dice textualmente l °: "La adop-
reformas que proponía Juan Martínez de Arrona, maestro de obras de la ción de la bóveda gótica en 1613 fue un procedimiento constructivo y no una
catedral. Lo apoyaron por último en su idea de demoler las bóvedas de arista cuestión de preferencia estilística, puesto que desde hacía mucho el gótico
para hacerlas nervadas aprovechando la ocasión para rebajar la altura de esas había pasado de moda en beneficio de la bóveda renaciente de cañón corrido.
bóvedas sobre el sueio. Desgraciadamente —continúa— nadie pensó en sugerir un artesonado de
paneles de madera de tipo renacimiento ni siquiera uno mudéjar, siendo
ambos empleados abundantemente en Lima en el siglo XVI y a principios del
XVII. Del punto de vista estético tal solución habría sido altamente satisfac-
toria para la catedral y para Lima en general".
Fig. 34. Interior de la catedral,
Lima (foto D. Bayón). El as-
pecto original proviene de los Hasta aquí Wethey. Me asombra un tanto ver al historiador
arcos rebajados, las bóvedas norteamericano poner mala cara ante una bóveda nervada y predicar en cam-
sobreelevadas (de tipo llamado bio la adopción de un artesonado renaciente o mudéjar. Si se busca una
angevino) y la retícula de ner- ideal pureza "clásica" para una catedral compuesta en orden jónico, me pa-
vaduras floreciendo en abanico
por encima de los pilares cruci- rece que los artesonados renacientes o mudéjares estarán tan fuera de lugar
formes. Los diminutos capite- como una bóveda nervada. Además, del punto de vista puramente cons-
les jónicos de las pilastras son tructivo, una vez adoptada la estructura de los pilares vinculados entre sí por
aportes recientes y no cambian
en nada el aspecto severo y los arcos fajones no veo cómo se puede cubrir ese espacio con un techo a
proporcionado del conjunto. El casetones o en carpintería de madera tratada a lo árabe, sin compartimentar
barroquismo, como casi siem- demasiado el espacio.
pre en las catedrales hispano-
americanas, hay que buscarlo
en algunos retablos laterales. Creo encontrar otra buena razón al partido adoptado. En los
casos prenrios —muy frecuentes en América del Sur— no se trata de ejercer
a priori una voluntad de forma sino sobre todo de contentarse con las posi-
bilidades de los materiales y la mano de obra local en un momento dado.
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Fundación de Lima habla de los pantanos que se encuentran en la zona del
difíciles un procedimiento que había resultado ampliamente satisfactorio en los
Callao donde crecen los juncos y carrizos "de que están hechas las esteras
siglos precedentes.
que cubren las humildes casas"; y más adelante explica que las casas, en
general, son de adobe "recubiertas de esteras trenzadas con carrizos..."
La historia de esas famosas bóvedas no para ahí. Destruidas
Vemos que había una verdadera tradición de la quincha. La originalidad de
una vez más en el temblor de 1677 fueron reconstruidas "hecho de cruceria
Vasconcelos consitió quizá en emplearla en construcciones "nobles". Si no
con media bara de reliebe el serchon muy bien obrado de cedro incorruptible
fue el inventor, resultó al menos su divulgador en la arquitectura a gran pro-
y iesso canteado significando ser silleria de piedra" 11 , lo que parecería demos- grama.
trar que las anteriores habían sido de ladrillo. Anticipando vemos que este pro-
cedimiento "ligero" fue el mismo empleado un siglo más tarde en ocasión del
sismo de 1746 que nos ocupa en este capítulo. Vemos ahora el resto del sistema. Hemos conservado algunas
de las instrucciones para la reconstrucción de la catedral en 1704. En las partes
concernientes a las torres se puede leer lo siguiente 15 : "...se an de encadenar
todas las quatro fases, con dose vigas las ocho de a quinse baras de madera
Hénos aquí casi el término de estas adaptaciones sucesivas fuerte pesada y casi yncorructible, como lo es el amarillo o moral, que estas
que venimos estudiando. Antes de justificarlas globalmente debemos ahora an de asentarse, a los estremos de los muros y quatro en medio que podran
hablar de la quincha. Se llama así en el Perú una especie de aglomerado, ser de roble y a todas se les pondran sus mordasas o Ilaues de la mesma
verdadero trenzado de juncos y barro seco, que puede servir de tabique o de madera de amarillo, o moral, que quedaran embeuidas en el grueso del muro
techumbre a condición de encontrarse en una región como la limeña en que que es arto, y superabundante, esto de la parte esterior y ynterior pues puede
jamás llueve. No digo que el clima sea seco, entiéndaseme bien, el clima de algún mouimiento ser de ynopinado ynpulso que allando solo de la parte
Lima no es seco, si vamos al caso. Lo curioso es que no llueve nunca 12 y que esterior resistencia recurra a la parte desámparada. Sobre estas vigas se pa-
eso viene ocurriendo desde siempre, lo cual no quiere decir que la atmósfera raran pies derechos de dicha madera de alto y grueso que pidiere la pro-
sea seca, por el contrario. Nueve o diez meses al año el cielo de Lima resulta porción que es necesaria para el adorno de la cornixa y banco o basa, de
bajo y cubierto. Se vive, por así decir, "al interior de una nube" y ya sabemos otro cuerpo que se a de formar para colocar las campanas que le faltan a
que una nube es por definición húmeda. El fenómeno extraño es que esa la torre y están en ser por no auer lugar y acompañar las maderas con ladrillo
humedad no se condensa en lluvia sino en una especie de rocío, agua en sus- y cal para que queden sujetas asimismo se an de asentar otras ocho soleras
pensión que los peruanos llaman la garúa. Ahora bien, es precisamente ese para formar el terser y vltimo de madera en la forma que se dispusiese o
elevado grado de humedad el que permite a los techos de quincha, ligeros y redondo o quadrado, o ochauado pues la arquitectura produse de diuersas
al mismo tiempo porosos, el hecho de poder resistir a lo largo de los años. formas para la hermosura y adorno de los templos rematando (roto) media
La sequedad total acabaría por destruirlos: si esas tenues "telas de araña" naranxa con su lin (roto) o en capitel, quedando todo con sus cornijas y
pueden precisamente perdurar, es gracias a la falta de lluvia pero, también, a demas molduraje que pide este cuerpo que quedando en vltima perfecsion
la notable humedad del ambiente. tendra de costo treinta mil pesos".
dral de Lima es, pues, ejemplar y por ese motivo, principalmente, lo elegí.
Su historia se presenta, en efecto, como la titubeante búsqueda de un equi-
librio entre varios términos: el geológico, climatérico, económico..., pero tam-
bién el "representativo". Se tardó siglo y medio en cqmprender que, prácti-
camente, en Lima y su región no se podía construir con los típicos procedi-
mientos europeos. Valía más encontrar un compromiso entre la utilización
tradicional de la madera, el ladrillo, y esa novedad que podía implicar el
empleo de la quincha local..
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E. Marco Dorta, op.cit., tomo I, pág. 684, cita las palabras del P. Cobo, op. cit., pág. 307: "...los edificios de canterías son
virrey: "Vi la (catedral) que estaba comenzada —escribía el Virrey en 1598— ...y pocos, por la mucha falta que hay de materiales, porque no se halla en todo este
pareciéndome que la traza de la nueva y lo que estaba hecho iba encaminado a valle cantería buena de donde cortar piedra para labrar, y a esta causa la que se
mucho gasto, demasiada grandeza y poca seguridad para los terremotos... lo hice gasta es por la mayor parte traida por mar de Panamá, distante quinientas leguas,
reformar todo y reducir a una medianía convenible, de suerte que la costa sea me- de Arica que dista doscientas, y de otras tierras remotas... De los demás materiales
nos y la obra más segura y se acabe en breve tiempo, y en el poco que ha que para edificar, fuera de la madera que también se trae de lejos, hay abundancia
se aprieta en ella va pareciendo y luce bien lo que se gasta". en este contorno, porque los adobes y ladrillos se hacen dentro de la ciudad, en
sus arrabales, y vale el millar de adobes a 26 pesos y a 18 el de ladrillo. Para cal
E. Marco Dorta, op.cit., tomo I, pág. 687. hay mineras de buena piedra, y en gran abundancia, un cuarto de legua; arena hay
harta en las orillas del río: vale la fanega de cal ocho reales. Tamoién para cimien-
tos y obra de mampostería hay copia de piedra tosca de rocas y lajas en las sierras
Harold E. Wethey, Colonial Architecture and Sculpture in vecinas. La madera se trae toda por la mar, la mayor parte de la ciudad de Guaya-
Peru, Cambridge, Mass., 1949, pág. 72 sqq. quil, más de doscientas leguas de aquí; es casi toda de roble; del reino de Chile se
trae también alguna, que dista de esta ciudad quinientas leguas, y antes que se
Inscripción que figura sobre un plano antiguo de la catedral, perdiera la ciudad de Valdivia se traía muchísima, y andaba muy barata (...) Asi-
citado por D. Angulo Iníguez, Planos de monumentos arquitectónicos de América mismo se trae de Tierra Firme y de la Nueva España madera de cedro, de granadillo
y Filipinas existentes en el Archivo de Indias, tomo I, pág. 91. y de otros géneros preciosos para labrar puertas, balcones, sillas, mesas y otras
cosas de este jaez".
R.V. Bernabé Cobo, Fundación de Lima, 1639 (ed. mod.
Madrid, 1956) pág. 301: "Por beneficio de estas acequias que cruzan y fertilizan Héctor Velarde, Arquitectura peruana, México, 1946, pág. 107
la campiña está a todos tiempos verde, amena y deleitosa ofreciendo a la vista una sqq.
fresca y florida primavera; y como todas las heredades tienen sus casas de campo
adonde se suelen irse a recrear los vecinos de Lima (sin recelo de que las lluvias
les agüen sus fiestas y placeres por no llover jamás), hermosean grandemente el
valle". Fr. Diego de Córdoba Salinas, Teatro de la iglesia metropolitana de la Ciu-
dad de los Reyes, 1650 led.mod., Lima, 1958), pág. 4: "Es tal el temple de la
Ciudad de Lima, tal la serenidad del ayre, la tranquilidad y amenidad del sitio, que
apenas tiene igual en todo el mundo: porque está fundada a las faldas y raíces de
unos montes y cerros que la cercan en forma de medialuna; y junto de las aguas
y playas del mar del sur y puerto del callao: donde ni con el demasiado calor del
sol se abrasa en el verano, ni con los elados fríos se entorpece ni tiembla en el
ibierno porque la bañan muy agradables, templados y saludables ayres. No está
expuesta a las largas y abundantes aguas plubiales que la embaracen, no la espan-
tan los truenos ni la yenden los rayos ni tempestades, porque siempre goza de un
cielo tranquilo y sereno, donde también se halla aquella calidad de Egipto, que
ponderó la Escritura, que no se riega con las aguas y plubias del cielo, sino que
es conducida por canales y acueductos...".
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