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La importancia de la enseñanza de la
Historia para el futuro de los estudiantes.
Cuando hablamos de investigación histórica nos vienen a la mente varios conceptos
como el pasado, la historia y una serie de imágenes y nociones sobre lo que,
supuestamente, ha sucedido tiempo atrás.
Dicha percepción lineal, rígida, objetiva y monolítica de la historia que, a menudo, se confunde
con el pasado es la introducción para este artículo. Y decimos esto ya que el pasado no se
entiende en singular, sino en plural. La enseñanza de la historia en la actualidad forma parte
de la enseñanza de "un pasado" específico: la historia-nación.
Se trata de un asunto que nos remonta al siglo XIX y principios del XX. Para empezar a
desgranar esta problemática de la historia escolar debemos señalar tres ejes fundamentales:
¿Entre quiénes exactamente se produjo esta simbiosis más allá de los conceptos abstractos de
"historia" y "educación"?
Pero, al mismo tiempo, la nación necesita de una historia, es decir, de un relato para construir
una identidad nacional que sirva como verdadero pegamento social y cultural en
prospectiva.
¿El resultado? La construcción de los relatos nacionales o historias generales de la nación que
hoy en día conocemos como historias de países (de España, de Chile, de México, de Francia, de
Marruecos, de China, de Japón y un largo etc.).
Pero ¿qué pasa con nuestro segundo eje, el de la educación? A esto se responde con una
pregunta: ¿cómo hizo el Estado, y sigue haciendo, para construir ciudadanía?
Esto se llevará a cabo a través de un sistema educativo centralizado que gire, en última
instancia, en torno a las naciones.
Así pues, desde la escuela, la niñez y la juventud temprana se edificará en torno a ciertos
valores, conceptos, normas y percepciones.
A lo largo del siglo XX lo que hemos podido comprobar es una evolución progresiva de la
extensión y masificación de este sistema educativo en todo el mundo.
Eso sí, a diferentes velocidades y con las particularidades pertinentes, pero con los mismos
fines. Hoy en día nuestro mundo sigue siendo el regido bajo el ideal liberal-republicano de
naciones.
Llevamos más de 200 años bajo este modelo. Y todo ello muy a pesar de la globalización o de
los procesos tecnológicos revolucionarios que avanzan a una velocidad vertiginosa sin que
apenas nos demos cuenta.
¿Influye la historia escolar en la formación ciudadana de los jóvenes del siglo XXI?
La Historia no solo importa en este ámbito, sino que es fundamental. Tal es su importancia
que cuando un ministerio o gobierno la intenta eliminar del currículo, los profesores salen a la
calle, tal y como está sucediendo hoy en Chile, por ejemplo.
Pero ¿por qué defender la historia si lo que está haciendo es construir una ciudadanía con
contenidos estancos y conceptos homogeneizantes y obsoletos?
Es aquí cuando se establece lo que entendemos que es el primer error: el eje pasado-historia.
La historia no es el espejo del pasado. Otra cosa es que las historias nacionales pretendan
que así lo sea bajo un relato lineal, androcéntrico, blanco, occidentalo céntrico y que versa
sobre la cronología del ejercicio de poder y los poderosos.
Autores como Frank Ankersmit, Georg G. Iggers, Hayden White o Herman Paul se han
dedicado a cuestionar el rol positivista e historicista de la historia, es decir, de una percepción
objetiva y axiomática de la misma.
La Historia en el sistema escolar no está creando niños, niñas y jóvenes reflexivos, creativos
y pensantes. Y si lo hacen, lo harán dentro de unas limitaciones conceptuales como el
* Pedro Pérez Herrero es catedrático de Historia de América. Gonzalo Andrés García Fernández es historiador, especializado en políticas
educativas, enseñanza de la historia y etnografía educativa. Ambos trabajan en la Universidad de Alcal , España.
https://www.bbc.com/mundo/amp/noticias-america-latina-49288200?__twitter_impression=true&fbclid=IwAR3c1Uyk_fZ7P5iu-
AC1ZGE8RSoAoJLC_sUYLoOqOTEI9yN88kYJZR1QLRE
¿Se puede ser reflexivo y crítico con estas categorías de modernidad y progreso? Sí, pero no es
posible superar cognitivamente ciertas problemáticas políticas, sociales y culturales en la
actualidad si no superamos este laberinto epistemológico, es decir, del origen del
conocimiento enseñado.
Por esta razón, la pregunta que nos hacemos es qué se está enseñando y no tanto cómo se
está enseñando.
Autores como Juan Sisinio Pérez Garzón, Sebastián Plá, Joaquim Prats, Antoni Santisteban
Fernández, Joan Pagès o Mario Carretero, entre otros, son protagonistas en los estudios de la
didáctica de la historia.
En ellos vemos una defensa generalizada de una historia escolar menos memorística y más
reflexiva, sumada a una transformación a cómo ofrecer clases de Historia.
Retrocesos y limitaciones
Por esto es muy importante poner el acento en cómo muchos de esos conocimientos nos
están provocando serios retrocesos y limitaciones de cara a la construcción de diferentes
futuros posibles.
Quizás parezca raro, pero hubo una vez que la historia sirvió para elaborar utopías. Hoy en día
eso es sinónimo de debates metafísicos que, al final, no tienen ninguna transcendencia ni
incidencia en nuestras vidas.
Finalmente, la esclavitud del siglo XXI parece no estar únicamente en lo material y financiero,
sino también en lo intelectual.