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La importante contribución de la actividad física al bienestar general del organismo es ampliamente reconocida tanto por
la comunidad científica como por la población general.
La práctica de actividad física tiene consecuencias beneficiosas a corto y largo plazo que constituyen un factor importante
en la motivación al propio ejercicio y contribuyen significativamente a la salud mental de las poblaciones clínicas y no
clínicas.
A pesar de la ausencia de estudios longitudinales y de que en muchos casos la relación entre la actividad física, en especial
el de tipo aeróbico, y la salud mental es poco más que asociativa, existen tres áreas en las que este vínculo parece
relativamente sólido:
Por otro lado, la realización de actividad física produce una serie de beneficios a nivel de salud mental, ya que:
Mejora
• El rendimiento académico.
• El asertividad.
• La confianza en sí mismo.
• El equilibrio emocional.
• La independencia personal.
• La capacidad de autocontrol.
• La memoria.
• La capacidad perceptiva.
• La sociabilidad.
• La autoimagen corporal.
• El rendimiento en el trabajo.
Disminuye
• El absentismo en el trabajo.
• La ansiedad.
• La depresión.
• La sensación de irrealidad.
• La agresividad y la irritabilidad.
• Las fobias.
Hemos de tener presentes, que la realización de actividad física no siempre es un hábito saludable. A veces puede ser
síntoma de problemas psicológicos.
En las personas que sufren algún tipo de trastorno de la alimentación, hemos de tener en cuenta que la realización de
actividad física es un arma de doble filo.
Por un lado, y como ya mencionamos con anterioridad, proporciona una serie de beneficios, pero también tenemos que
pensar que las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, realizan la práctica de actividad física de manera
compulsiva y con el único propósito de quemar calorías para así conseguir perder el peso que ellos/as piensan que les
sobra.
Por tanto, hemos de considerar, que la realización de actividad física de manera compulsiva, aparte de agravar la situación
de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, también acarrea una serie de efectos psicológicos negativos,
como son:
• Compulsividad.
• Síndrome de abstinencia.
• Fatiga.
• Egocentrismo.
A continuación, se enlistan algunos trastornos relacionados con la actividad física:
Anorexia nerviosa:
Miedo intenso a ser obeso. Se manifiesta por una baja por lo menos del 15%
de su peso corporal. Por lo general, las personas que tienen anorexia están
obsesionadas con su físico y lo único que buscan es lucir cada vez más
delgados. Por lo mismo, dejan de comer, toman remedios para inhibir el
apetito o laxantes para perder más peso de lo recomendado. Aunque esta
enfermedad suele asociarse a las adolescentes, cada vez es más frecuente
encontrarla también en personas adultas. Junto a esto, es importante estar
al pendiente de algunos factores que pueden gatillar el comienzo de este
mal: trastornos de ansiedad en la niñez, tener una imagen negativa de sí
mismo, tener problemas alimentarios durante la lactancia o la primera
infancia, tener concepciones culturales o sociales muy cerradas respecto de
la belleza, ser muy perfeccionista o demasiado centrado en reglas, pueden
influir en la aparición de la anorexia.
Bulimia nerviosa:
Ataques de voracidad extrema, donde la persona come mucho, sobre todo, productos calóricos es una de las señales que
delata a una persona que tiene bulimia. Luego de esto y ante un sentimiento de culpa, se provoca vómitos para no
engordar. Este trastorno lo sufren más mujeres que hombres, sobre todo en la etapa adolescente, y se caracteriza porque
quien padece esto está sí está consciente de que su patrón de alimentación es anormal. Aunque se desconoce la causa
exacta de la bulimia, los factores genéticos, psicológicos, traumáticos, familiares, sociales o culturales pueden incidir en
su aparición.
Comer compulsivamente:
Ingesta desproporcional de alimentos como forma de compensa emocional. Tiene serias consecuencias como obesidad,
diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas.
Ortorexia:
Obsesión por lo que el paciente considera una "buena alimentación" y que, por el contrario, lo lleva a evitar grasas,
proteínas y vitaminas básicas para el organismo. Paradójicamente su afán por "comer sano" lo lleva a una mala nutrición
desembocando en anemias, por ejemplo. La persona lleva un control exhaustivo y cada vez más estricto de los
componentes de los alimentos que va a consumir. Por lo general, esto comienza cuando la persona limita mucho su
alimentación, por ejemplo, evitando la ingesta de carne roja, huevos, azúcares, lácteos y grasas.
Seudorexia o Pica:
Potomanía:
Drunkorexia o ebriorexia:
Es un trastorno muy extendido entre los adolescentes, que dejan de comer para contrarrestar el efecto calórico del alcohol
que suelen ingerir durante los días de “carrete”. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya que la persona
reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.
Sadorexia:
Se conoce como trastorno de la dieta del dolor. Va acompañado por bulimia y anorexia, pero con episodios de maltrato
corporal y dietas masoquistas.
Se consume en la noche más del 25% del total de las calorías requeridas.
Pregorexia:
Manorexia:
Es un trastorno alimentario que sufren los hombres y que tiene las mismas características que la anorexia en las mujeres.
Los chicos que padecen manorexia le tienen pánico a engordar, y por eso realizan deporte de forma exagerada y
constantemente están a dieta. Por lo general, este mal lo padecen hombres cercanos al mundo de la moda y a la estética
o relacionados con deportes que exigen poco peso.