Está en la página 1de 3

PARAMILITARISMO Y NARCOTRÁFICO EN COLOMBIA

FORERO Jorge E
FORERO, JORGE E. (2011). ECONOMÍA POLÍTICA DEL PARAMILITARISMO COLOMBIANO: CAPITAL Y
COERCIÓN EN EL RÉGIMEN DE ACUMULACIÓN FLEXIBLE PERIFÉRICO. TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO DE
MAESTRÍA EN CIENCIAS POLÍTICAS. ECUADOR: FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES
FLACSO.

El documento está basado en la expansión, el fortalecimiento y surgimiento de grupos


paramilitares en el país desde los fines de los 70s y hasta inicios del siglo XXI.

En el documento nos basaremos en los siguiente temas: 1. La economía cocalera del


sur del país y la expansión militar de las FARC 2. La creación de las Convivir y la
expansión del proyecto paramilitar 3. La acumulación a la concentración: Las AUC
como conjuntos coercitivos 4. La expansión de las AUC y procesos trasnacionales de
acumulación por desposesión

La economía política de la coerción explica el proceso de consolidación de las AUC,


como al regular la producción de hoja de coca otorga importantes recursos económicos
a las FARC, impulsando a la creación de conjuntos coercitivos secundarios.

Esto generó una fuerte crisis de los sectores agrícolas tradicionales, ocasionando
desplazamiento de la mano de obra agrícola hacia la agricultura ilegal, se inició un
importante proceso de colonización en el suroriente del país, en los departamentos de
Meta, Caquetá, y Putumayo. La expansión de una gran economía ilegal, en territorios
extensos con poca presencia estatal, favoreciendo la constitución de la guerrilla de las
FARC como ente regulador de las relaciones sociales y económicas, la guerrilla
estableció un control sobre compradores, intermediarios y procesadores, creando un
impuesto conocido como “gramaje”, aumentando los ingresos de la organización, esto
generó modificaciones en su estructura y un incremento en su capacidad de combate.

En 1989, luego de la masacre de La Rochela, el gobierno de Virgilio Barco había


expedido una serie de decretos destinados a condenar penalmente a civiles y
miembros de la fuerza pública vinculados a las organizaciones de autodefensa,
prohibiendo además la conformación de este tipo de organizaciones. En el año de
1994, el gobierno de Cesar Gaviria emite dos decretos para tal efecto: el 2535, sobre
tenencia y adquisición de armas, explosivos y municiones, y el 356, que reglamentaba
los servicios especiales de seguridad y vigilancia (Cepeda y Rojas, 2008; Richani,
2002: 50), Este marco legal favoreció la expansión de los grupos paramilitares, que de
inmediato se acogieron al mismo, dado que les otorgaba no solamente una cobertura
legal, sino la posibilidad de obtener armas, municiones y equipos de comunicación por
parte del ejército, la legalidad de las organizaciones coercitivas no institucionales se
hizo insostenible por sus crecientes violaciones a derechos humanos en distintas
regiones del país, así como a lo largo de los 80 y comienzos de los 90 la organización
inicia su expansión en alianza con ganaderos que vieron en este proyecto la
oportunidad de expandir sus propiedades, y expulsar a las agrupaciones insurgentes.

En el año de 1996, las ACCU convocaron a una reunión a la que asistieron


representantes de las organizaciones paramilitares del Magdalena medio y Llanos
Orientales. A partir de entonces, Carlos Castaño anuncia la creación de las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La conformación de las AUC fue el resultado
de una campaña mediante la cual las ACCU ofrecían a las otras organizaciones
paramilitares su influencia política y su apoyo militar, a cambio del sometimiento a la
estructura central. Dos años más tarde, a finales del mes de Abril de 1997, se realizó la
primera incursión paramilitar de las ACCU en la región. Los paramilitares arribaron al
municipio de Río Viejo, sede de uno de los más importantes yacimientos, y luego de
decapitar a uno de los lugareños y jugar futbol con su cabeza, anunciaron sus
intenciones de tomar el control de las minas explotadas por auxiliadores de la guerrilla
El saldo de estos operativos fue el desplazamiento de más de 35.000 pobladores y
cerca de 400 personas masacradas, muchas de las cuales fueron desmembradas en
presencia de la población. La presencia de grupos paramilitares opera como
mecanismo de saneamiento de las zonas en las que posteriormente se construyen
centrales hidroeléctricas, infraestructura vial y otras formas de capital fijo (Ibíd.: 85).
Así, afirma Medina

También podría gustarte