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UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO
SÁNCHEZ CARRIÓN
CICLO : IV
HUACHO – PERÚ
HUAHCHO 2
2019
DEDICATORIA
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ÍNDICE
DEDICATORIA 2
ADICCIONES Y SALUD 6
¿QUÉ ES UNA ADICCIÓN? 6
NIVELES DE ADICCIÓN: 6
ADICCIONES 7
ESTADO ACTUAL 8
TIPOS DE ADICCIÓN 9
¿EXISTEN DIFERENTES TIPOS DE ADICCIÓN? 10
DESÓRDENES COEXISTENTES 10
ADICCIONES CRUZADAS Y PATOLOGÍA DUAL 11
LA ADICCIÓN A SUSTANCIAS SE GENERA TANTO EN RELACIÓN A DROGAS DE ADQUISICIÓN
LEGAL COMO DE ADQUISICIÓN ILEGAL: 11
ALCOHOLISMO 11
COCAÍNA 12
HACHÍS/MARIHUANA 12
BENZODIACEPINAS 13
HEROÍNA/OPIÁCEOS 13
TABACO 14
COMPORTAMIENTOS 14
CONSECUENCIAS DE LAS ADICCIONES 14
Alcoholismo: 14
Adicción a la marihuana: 15
Tabaquismo: 15
Adicción a la cocaína: 15
Las posibles consecuencias de las adicciones al juego incluyen: 16
Consecuencias de la adicción a las redes sociales 16
Consecuencias de la adicción a las compras 17
TÉCNICAS DE TRATAMIENTO PARA LAS ADICCIONES Y APLICACIONES 17
El proceso de tratamiento de las adicciones: modelo general 19
TRATAMIENTO 20
TRATAMIENTO: ADICCIONES A SUSTANCIAS 21
TRATAMIENTO: ADICCIONES A COMPORTAMIENTOS 22
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BIBLIOGRAFIA 24
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ADICCIONES Y SALUD
¿QUÉ ES UNA ADICCIÓN?
NIVELES DE ADICCIÓN:
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4. Adicción: relación de amigos y familiar se rompe, dificultades académicas y laborales.
La búsqueda de la droga se realiza de forma compulsiva. Es difícil la abstinencia. Hay
compromiso orgánico. Hay conductas de riesgo como: promiscuidad sexual, uso de
drogas intravenosas o combinación de varias drogas, el estado de ánimo depende de la
etapa consumidor/abstinencia, accidentes automovilístico.
ADICCIONES
La historia de las adicciones va unida a la historia del hombre. Fumar cigarrillos, beber
alcohol, mascar hojas de coca, esnifar preparados psicoactivos, beber pócimas, fumar
marihuana, utilizar el opio para el dolor, etc., son ejemplos bien conocidos de algunas de
las sustancias que el hombre ha utilizado a lo largo de la historia y sigue utilizando. Más
actualmente, junto a las anteriores, y sus derivados industriales o químicos, destacan las
nuevas adicciones, unas derivadas de sustancias, como es el caso de la heroína, la
cocaína, las drogas de diseño, el LSD, entre las más importantes, y otras adicciones
comportamentales sin sustancia, como resultado de nuestra sociedad tecnológica, como
la adicción al Internet, a los juego de azar, al teléfono móvil, a los teléfonos eróticos, al
sexo, a las compras, y a un amplio etcétera de conductas que pueden llegar a ser adictivas
(Becoña, 1998b).
Una característica central a las conductas adictivas es la pérdida de control. La persona
con una conducta adictiva no tiene control sobre esa conducta, aparte de que la misma le
produce dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y una incidencia negativa muy
importante en su vida, que va a ser en muchos casos la causa de que acuda en busca de
tratamiento o le fuercen a buscarlo. Gossop (1989) definió como elementos característicos
de una adicción: 1) un fuerte deseo o un sentimiento de compulsión por llevar a cabo la
conducta particular (especialmente cuando la oportunidad de llevar a cabo tal conducta
no está disponible); 2) la capacidad deteriorada para controlar la conducta (especialmente,
en términos de controlar su comienzo, mantenimiento o nivel en el que ocurre); 3)
malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida o la deja de hacer; y
4) persistir en la conducta a pesar de la clara evidencia de que le está produciendo graves
consecuencias al individuo. En la misma línea, Echeburúa (1999) considera como
características principales de las conductas adictivas la pérdida de control, la fuerte
dependencia psicológica, la pérdida de interés por otras actividades gratificantes y la
interferencia grave en la vida cotidiana.
Si tuviésemos que hablar de diferencias entre las adicciones del pasado y las actuales,
nosotros consideramos que hay tres diferencias fundamentales entre unas y otras. Estas
son:
1. La disponibilidad y comercialización (sea de tipo legal o ilegal), a lo largo de todo el
planeta, de sustancias o productos que producen adicciones en los individuos.
2. La pérdida del sentido simbólico y del valor cultural que tenían en el pasado muchas
de las adicciones actuales, que en aquel contexto se consumían controladamente de un
modo normativizado y ritualizado.
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3. El cambio social que facilita el individualismo, la búsqueda del placer inmediato y la
satisfacción de todas las necesidades que el individuo piensa le son imprescindibles
facilitando, con ello, caer en las adicciones.
Respecto a la primera, hoy es indudable que la disponibilidad de sustancias y conductas
con poder adictivo es enorme. Además, las sustancias se han miniaturizado, en el sentido
comercial y físico, consiguiéndose con ello una posibilidad de transporte de las mismas
fácil y casi ilimitado en cantidad (Westermeyer, 1998). Por ejemplo, no es igual el número
de dosis para el consumo que obtenemos de una tonelada de hoja de coca que de una
tonelada de cocaína. La segunda permite multiplicar el número de dosis para el consumo
por varias cifras respecto a la primera.
El mayor problema que tienen las adicciones no son habitualmente los efectos que
producen a corto plazo. El problema está en los efectos que produce a medio y a largo
plazo. Así, muchos fumadores de cigarrillos morirán, años después de fumar
ininterrumpidamente, de cáncer de pulmón o de enfermedades cardiovasculares (Becoña
y Vázquez, 1998); muchos bebedores excesivos de alcohol, o alcohólicos, morirán de
enfermedades hepáticas o de accidentes; muchas personas dependientes de la heroína o
de la cocaína morirán de enfermedades causadas por estas, como ha ocurrido y está
ocurriendo con el SIDA, la hepatitis, infecciones, etc., aparte de los problemas sociales
que causan en forma de robo, extorsión, problemas legales, familiares, etc. Lo mismo
podemos decir de las otras adicciones, donde en muchos casos la ruina económica es un
paso previo al resto de los problemas legales, familiares, físicos, etc.
ESTADO ACTUAL
Hoy día, el primer elemento relevante en las adicciones es delimitar qué entendemos por
adicción. A pesar de que hay criterios específicos para los distintos trastornos, como la
dependencia de sustancias psicoactivas, el juego patológico, etc., todos parten de los
criterios de dependencia de sustancias psicoactivas, dado que, además, en las adicciones,
sean con o sin sustancia, se dan los fenómenos de pérdida de control, tolerancia, síndrome
de abstinencia, etc. En esta línea, para el DSM-IV (American Psychiatric Association,
1994) la dependencia de sustancias psicoactivas se caracteriza por un patrón
desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o malestar
clínicamente significativos, expresado por tres o más de los síntomas que indicamos a
continuación, y durante un período continuado de 12 meses. Estos síntomas son los
siguientes:
1. Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
a) una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir
la intoxicación o el efecto deseado;
b) el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su consumo
continuado.
2. Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
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a) el síndrome de abstinencia característico para la sustancia;
b) se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de
abstinencia.
3. La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un período más
largo de lo que inicialmente se pretendía.
4. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el
consumo de la sustancia.
5. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia
(por ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la
sustancia (por ej., fumar un pitillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la
sustancia.
6. Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas, debido al
consumo de la sustancia, y
7. Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos
o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo
(por ej., consumo de la cocaína a pesar de saber que provoca depresión, o continuada
ingesta de alcohol a pesar de que empeora una úlcera).
El DSM-IV también considera el abuso de sustancias una condición menos grave que la
dependencia.
En el caso de la dependencia de sustancias, cuando nos referimos a conductas sin
sustancia, el diagnóstico sería el mismo sustituyendo sencillamente la palabra sustancia
por «específica» conducta adictiva (ej., juego, sexo, etc.), con los matices para esa
específica conducta (Echeburúa, 1999).
TIPOS DE ADICCIÓN
Existen adicciones a sustancias y de comportamiento. Todas comparten el mismo proceso
de evolución y una sintomatología.
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¿EXISTEN DIFERENTES TIPOS DE ADICCIÓN?
La realidad es que no existen distintos tipos de adicción como tal; sí que existen distintas
maneras en las que ésta se manifiesta. Mientras que una persona puede ser adicta al
alcohol, otra ser adicta a drogas de uso legal o ilegal, y otra adicta al juego o a otro tipo
de comportamiento. La dinámica es siempre la misma: una relación de consumo o de
comportamiento que altera el estado de ánimo. También es sabido que aquéllos que dejan
una adicción a una sustancia o comportamiento están en riesgo de desarrollar una adicción
alternativa.
A pesar de que muchas de las consecuencias dañinas son comunes a todas estas
manifestaciones de la adicción, algunos daños son específicos del consumo de un
determinado tipo de sustancia o de comportamiento. Por ejemplo, los efectos mentales y
físicos de la adicción al alcohol son distintos a los derivados de la adicción a la heroína,
a la cocaína o al juego.
Importante enfatizar que las adicciones pueden, bien provocar daños en la salud mental,
bien ser el resultado de padecer dichos problemas mentales. Nosotros desarrollamos
un plan de tratamiento personalizado dependiendo de cada caso. Afortunadamente, para
muchos, los síntomas de una deficiente salud mental desaparecen una vez entran en
recuperación. No obstante, esto no es siempre así; cuidados específicos se ponen en
marcha cuando esto ocurre.
DESÓRDENES COEXISTENTES
Tanto los desórdenes físicos como los mentales pueden coexistir con la
adicción. Algunos, desde aquellos que tienen su origen en incidentes negativos, hasta los
que lo tienen en traumas de la infancia, juegan su parte en la aparición de la adicción;
otros son resultado de la misma.
Los problemas físicos incluyen tanto afecciones pre-existentes como un precario estado
de salud, infecciones, y daños derivados del comportamiento de consumo y del modo de
vida, que hacen que se descuide el cuidado personal. El perfil de esta persona suele
también presentar tensión muscular, dolores, y problemas odontológicos.
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Desórdenes psicológicos, de comportamiento, y de personalidad son, bien factores
previos a la adicción, bien precursores de ella. Estos suelen ser ansiedad, depresión,
trastorno bi-polar y otros problemas mentales. También se pueden dar desórdenes
alimentarios. El equipo evalúa todos y cada uno de ellos para elaborar un plan de
tratamiento personalizado.
La sustitución de una dependencia por otra, sea entre drogas o entre comportamientos,
que aporten niveles de intensidad similares también puede darse y les
llamamos adicciones cruzadas.
ALCOHOLISMO
El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y en muchos casos mortal
producida por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas, que interfieren en la salud
física, mental, social y/o familiar así como en las responsabilidades laborales.
TIPOS DE DEPENDENCIA
CAUSAS
No hay una causa definida del alcoholismo, pero hay factores de riesgo que pueden jugar
un papel importante en su desarrollo. De hecho es una enfermedad biopsicosocial, y tiene
causas:
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● Biológicas – Es más probable en las personas con algún familiar alcohólico o con
algún trastorno psiquiátrico y la razón puede encontrarse en anomalías genéticas
o bioquímicas.
● Psicológicas – Ansiedad, conflictos en las relaciones personales, baja autoestima,
timidez, entre otras.
● Sociales – Facilidad para tomar contacto con el alcohol. Entorno de consumo,
abuso del alcohol en situaciones sociales, estilos de vida estresantes, etc.
SÍNTOMAS
COCAÍNA
La cocaína es una droga del grupo de las sustancias psicoactivas, es decir, que
produce efectos estimulantes directos sobre el sistema nervioso central, principalmente
sobre el cerebro. La tolerancia a la cocaína se desarrolla rápidamente, por lo que su
potencial adictivo es altamente elevado.
HACHÍS/MARIHUANA
El cannabis es una de las drogas de carácter ilegal con más índice de consumo. Su uso
está muy extendido en la población de adolescentes y jóvenes debido a que se percibe
erróneamente como una droga «blanda». El 19.5% de la población española de entre 15
y 65 años lo ha probado en alguna ocasión. Un porcentaje que sube a casi uno de cada
tres (28,2%) si nos centramos en la banda de 15-29 años.
BENZODIACEPINAS
La dependencia o adicción a las benzodiacepinas es una condición en la cual una persona
es dependiente de un medicamento benzodiacepínico a dependencia puede ser tanto
psicológica como física o una combinación de ambas.
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Benzodiacepinas más populares: diazepam; flurazepam; lorazepam; flunitrazepam;
clonazepam; temazepam; oxazepam; triazolam; alprazolam; zolpidem, entre otras.
Dependencia física: se desarrolla una tolerancia fisiológica a las, que se puede manifestar
durante una reducción de la dosis o una suspensión del consumo como un síndrome de
abstinencia.
HEROÍNA/OPIÁCEOS
La heroína y otros opiáceos son drogas sedativas que deprimen el sistema nervioso,
ralentizan el funcionamiento del organismo y combaten el dolor físico y emocional. De
forma general, los opiáceos bloquean los mensajes de dolor, creando una falsa sensación
de calma e incrementando las sensaciones de placer en el cerebro. El efecto más usual de
la heroína es el sentimiento de relajación, calidez y desapego, junto a una disminución de
la ansiedad.
TABACO
El tabaco es responsable de aproximadamente el 15% de las muertes en España y mata
aproximadamente una media de 200 personas cada día, de los cuales 166 hombres y 40
mujeres. El tabaquismo ha sido vinculado a numerosas enfermedades. El mayor
porcentaje de fumadores se encuentra entre los 25-39 años (40%), seguidos de los que
tienen entre 40-59 años (39%).
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COMPORTAMIENTOS
Las adicciones comportamentales se tratan igual que las adicciones a sustancias. Los
comportamientos que facilitan el despertar de la adicción son:
● Juego
● Sexo
● Nuevas tecnologías (internet, móvil, redes sociales, videojuegos)
● Compras
● Trabajo
● Codependencia
Las consecuencias de las adicciones van a depender de cada uno. Debido a que el efecto
que produce la sustancia particular o actividad compulsiva a la que el individuo es adicto,
es distinto en cada uno, las consecuencias de estas adicciones varían. No obstante, cuando
se llega a etapas avanzadas, el deterioro de la vida afectiva, escolar y social es un común
denominador de todos los adictos.
Cada una de las adicciones trae consecuencias nefastas a la vida. Aquí mencionaremos
algunas, yendo en orden por las más comunes, en cada uno de los casos.
Alcoholismo:
● Enfermedades cardiovasculares.
● Coma etílico.
● Cirrosis hepática: degradación del hígado.
● Hemorragia cerebral.
● Síndrome de Korsakoff: una pérdida grave de la memoria de eventos
experimentados.
● Demencia por alcohol.
● Violencia y agresión.
● Cáncer de estómago.
● Úlcera gástrica.
● Envejecimiento prematuro.
● Delirium tremens.
● Bebés con bajo peso en el embarazo, síndrome de abstinencia y retrasos.
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● Frigidez en mujeres e impotencia sexual en hombres.
● Polineuritis: Inflamación de los nervios con dolor.
● Psicosis
Adicción a la marihuana:
● Disminución de la inmunidad celular, lo que aumenta el riesgo de contraer
enfermedades de distintos tipos.
● Bajo rendimiento laboral y escolar.
● Afección de aparato reproductor masculino, que se traduce en una disminución de
la calidad, el número y la movilidad de los espermatozoides.
● Consumirla durante el embarazo puede producir que el bebé nazca con la cabeza
más pequeña de lo normal o con muy bajo peso.
● Problemas de concentración y memoria.
Tabaquismo:
● Cardiopatías.
● Pérdida del oído.
● Piel seca.
● Bebés con problemas de salud.
● Efisema y reducción de la capacidad pulmonar.
● Cáncer de pulmón.
● Envejecimiento prematuro.
Adicción a la cocaína:
● Complicaciones gastrointestinales, como las náuseas y dolor abdominal.
● Paranoia y psicosis.
● Depresión.
● Accidentes cerebrovasculares con pérdida del conocimiento y acceso a apoplejía.
● Pérdida del olfato.
● Tos crónica, congestión pulmonar y dolor de garganta.
● Dolor de cabeza.
● Llagas, goteo intenso y hemorragias nasales.
● Trastornos del sueño y fatiga crónica.
● Fallas respiratorias.
● Ataques al corazón y al cerebro.
● Dolor en el pecho.
● Alteraciones del ritmo cardiaco.
● En los casos en que se consume por administración intravenosa, existe mayor
probabilidad de contraer VIH.
● Disminución del apetito, al punto de la desnutrición en muchos casos.
● Gangrena intestina grave.
● Envenenamiento por cocaína.
● Ideación suicida y, en los casos más extremos, suicidio.
● Interrupción de la respiración, que en la mayoría de los casos, produce la muerte.
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Las drogas suelen ser causantes de enfermedades físicas y mentales graves. Una
administración descontrolada causa, en último caso, la muerte.
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nada. Es decir, surge la dificultad de controlar los propios impulsos personales
ante esos estímulos.
● Vacío interior. Tras esa aparente sensación de satisfacción que la persona
experimenta cuando adquiere un nuevo capricho, surge un consecuente dolor
emocional. Es decir, estas compras no aportan un disfrute real, sencillamente,
porque en el origen de este comportamiento existe una adicción. Por ejemplo, es
muy posible que la persona no se sienta orgullosa de sí misma.
● Sufrimiento generalizado. Una persona que sufre una adicción, del tipo que sea,
tiene dificultades para concentrarse en otros ámbitos de su vida. Por ejemplo, en
el trabajo. Los pensamientos del afectado giran de forma recurrente en torno al
mismo tema.
● Cambios frecuentes de ánimo que son un reflejo de inestabilidad interior. La
adicción, en sí misma, es un síntoma de esa realidad emocional.
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Superada la fase de negación del problema o minimización del mismo, hay que delimitar
claramente el problema por el que acude, factores relacionados y otros problemas que ha
causado la dependencia. Esta es la fase de evaluación.
Una vez dentro del tratamiento, éste se va a orientar inicialmente a que la persona consiga
la abstinencia. Aquí va a variar el abordaje según se trate de una persona dependiente del
alcohol, la nicotina, la heroína, cocaína o el juego o internet, pero dentro de más aspectos
comunes que distintos en lo que atañe a las técnicas de tratamiento que utilizaremos con
unos o con otros. Hoy existen, especialmente en el tratamiento de la dependencia de la
heroína, junto a los programas orientados a la abstinencia, programas de reducción de
daños, fundamentalmente los de mantenimiento de metadona.
En el caso de la heroína, la desintoxicación cobra una gran relevancia, por estar presente
en las personas dependientes a la misma tanto la dependencia física como la psicológica.
Para la primera, se desintoxica al organismo mediante una interrupción brusca o paulatina
de la sustancia. En la cocaína y drogas de síntesis, como en el juego patológico y casi
todas las adicciones comportamentales, lo más importante es la dependencia psicológica,
de ahí que la deshabituación psicológica se convierte en el aspecto esencial en ellas.
Conseguida la desintoxicación, o lo que es lo mismo que la persona deje de consumir la
sustancia, se pasa al proceso de deshabituación psicológica. Este es el proceso más largo
y complejo del proceso adictivo, con la excepción de cuando la persona está en un
programa de mantenimiento con metadona, en cuyo caso ambos procesos van en paralelo.
La deshabituación psicológica pretende conseguir que la persona dependiente de una
sustancia psicoactiva o de una conducta adictiva sea capaz de afrontar la abstinencia. Por
ello, en el caso de la dependencia de la heroína y de otras sustancias, se le entrena
mediante distintas técnicas en afrontar la vida sin drogas, en poder evitarlas, en
rechazarlas y en reorganizar su ambiente de modo que pueda estar sin ellas (Becoña y
Vázquez, 2001). Esta es una de las partes más complejas de todo el proceso dado que las
personas que acuden a tratamiento en ocasiones llevan un buen número de años
consumiendo. Además, muchos han descubierto que cuando se encuentran mal pueden
ponerse mejor rápidamente consumiendo drogas. De ahí la relevancia que tiene el
entrenamiento en estrategias de afrontamiento ante las situaciones de riesgo para el
consumo. Las drogas producen efectos inmediatos. Entre el consumo y su efecto pasan
pocos segundos. Hay también una gran disponibilidad de ellas y la persona sabe cómo
acceder a las mismas. Entrenarlo adecuadamente en que adquiera habilidades para vivir
sin drogas, que se encuentre bien subjetiva y anímicamente y que tenga apoyo en su
ambiente, son algunas de las claves del éxito de un tratamiento. No se debe olvidar que
las drogas consiguen no solo un efecto inmediato, sino que por el consumo previo se han
hecho claramente reforzantes. Hay que buscar alternativas de refuerzo para el individuo
y para que pueda contraponer las consecuencias negativas del consumo (ya que, cuando
es adicto, solo ve las positivas) a las ventajas que tiene no consumir a nivel personal,
familiar, social, etc.
Finalmente, si la persona cambia su estilo de vida anterior por un estilo de vida saludable,
es más probable que mantenga la abstinencia a largo plazo. Aunque ello es hoy claro, la
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realidad nos muestra que un cambio en el estilo de vida no siempre es fácil, especialmente
en los adictos a opiáceos, y va a depender de múltiples circunstancia, tanto del sujeto
como de la familia y del medio social, oportunidades, madurez, etc. Cuando conseguimos
un cambio en el estilo de vida relacionado con la abstinencia, entonces es más probable
y fácil conseguir mantener la abstinencia tanto a corto como a largo plazo. El análisis de
la comorbilidad, relacionado con el cambio en el estilo de vida, cobra una gran relevancia.
Hacer un seguimiento de ella y poder intervenir en los problemas asociados al consumo
de drogas puede ser uno de los factores que facilitan el mantenimiento de la abstinencia.
TRATAMIENTO
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Fase II. Deshabituación psicológica o consecución de la abstinencia de la sustancia o
dejar de realizar la conducta
Objetivo básico: lograr la completa deshabituación psicológica a los indicios que
conducen al paciente al consumo de la droga o a la realización de la conducta adictiva.
Elementos a considerar: adherencia al tratamiento, fase del tratamiento, aceptación del
tratamiento propuesto, etc.
Procedimientos técnicos: técnicas conductuales y cognitivas para la consecución de la
abstinencia (por ejemplo, exposición con prevención de la respuesta, control de estímulos,
entrenamiento en solución de problemas, entrenamiento en reducción del estrés,
relajación, entrenamiento en habilidades sociales, técnicas de afrontamiento,
reestructuración cognitiva, etc.). Se utilizará terapia individual, grupal y familiar.
Fase III. Normalización, cambio del estilo de vida anterior y búsqueda de nuevas metas
alternativas a su conducta adictiva.
Objetivo básico: normalización en el sentido de ir adquiriendo más responsabilidades en
el trabajo, en los estudios, en la familia, con los amigos, con la pareja, etc.; pago de las
deudas; búsqueda de trabajo si no lo tiene, etc.
Elementos a considerar: grado de deterioro, si trabaja o no, si está o no separado, si
padece enfermedades físicas (ej., SIDA, hepatitis), etc.
Procedimientos técnicos: planificación de metas y objetivos, entrenarlo en adquirir
nuevas habilidades, entrenamiento en asertividad, programa psicoeducativo,
entrenamiento en solución de problemas, etc.
Fase IV. Prevención de recaídas
Objetivo básico: entrenarlo en técnicas de prevención de la recaída para que se mantenga
abstinente a lo largo del tiempo.
Elementos a considerar: superación de las fases anteriores, mantenimiento de la
abstinencia, efecto de la violación de la abstinencia.
Procedimientos técnicos: técnicas de prevención de recaídas (por ejemplo,
autoinstrucciones, entrenamiento en solución de problemas, etc.).
Fase V. Programa de mantenimiento o programa de apoyo a corto, medio y largo plazo
Objetivo básico: entrenarlo en estrategias de mantenimiento de la abstinencia a largo
plazo y en cómo mejorar su calidad de vida.
Elementos a considerar: apoyo familiar, visitas de seguimiento a largo plazo, asistir a
asociaciones de autoayuda, etc.
Procedimientos técnicos: entrenamiento en relajación, programación de actividades,
procedimientos de manejo de estrés, etc.
Fase VI. Cuando sea necesario: programa de reducción de daños, programa de juego
controlado, etc.
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Objetivo básico: en el caso de la dependencia de la heroína reducir la prevalencia de VIH
y mejorar los problemas causados por las drogas; en el juego patológico reducir la
conducta de juego a un nivel donde no le acarree graves problemas.
Elementos a considerar: grado de deterioro de la persona, falta de adherencia al
tratamiento psicológico, problemas psiquiátricos asociados, aceptación de este tipo de
programa.
Procedimientos técnicos: intervención mínima, programa psicoeducativo, educación para
la salud y prácticas de seguridad ante la transmisión de enfermedades (SIDA, hepatitis,
etc.), técnica de control de estímulos, educación sobre el juego y las leyes de la
probabilidad, educación a nivel familiar, laboral y de tiempo libre.
4. Seguimiento
Objetivo básico: conocer la evolución de la persona después de la alta terapéutica.
Elementos a considerar: modo de realizarlo (personalmente, en su casa, teléfono).
Procedimientos técnicos: entrevista, autoinforme, urionoanálisis, etc.
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pasos sigue las fases de aceptación, entrega y participación activa en la
recuperación típica de los programas de 12 pasos.
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intervención propiamente dicha - sería el fomentar la toma de conciencia de
problema por parte de la persona afectada (sabemos que en muchos casos, estas personas
acuden a pedir ayuda profesional por la presión familiar, de la pareja, del trabajo…). Sólo
partiendo de unos niveles de concienciación suficientes, podemos garantizar un proceso
terapéutico que pueda cumplir con un nivel aceptable de posibilidades de éxito.
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