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History of Crystallographic Models

04 Historia de los Modelos Cristalográficos

En el presente artículo se repasan los momentos más significativos de la historia y el desarrollo de los modelos cristalográficos, desde los
primeros intentos, consistentes básicamente en fabricar los cinco sólidos platónicos con algunas modificaciones, a partir de recortables de
papel, que posteriormente se ensamblaban para tener figuras tridimensionales, hasta los más sofisticados modelos, realizados con made-
ras nobles; pasando como no, por los pequeños poliedros de cerámica, diseñados por Romé de L´Isle en la segunda mitad del siglo XVIII,
que se consideran los principales protagonistas en el nacimiento de la Cristalografía y la Mineralogía como ciencias.
This paper reviews the most significant moments in the history and development of crystallographic models, from the first attempts, to pro-
duce the five Platonic solids with some modifications from paper cutouts, which were then assembled to make three-dimensional figures, to
more sophisticated models, made with wood. This progressive evolution culminated with the small ceramic polyhedra created by Rome de
L'Isle in the second half of the eighteenth century, which are to be regarded as wonderful pieces marking the birth of crystallography and
mineralogy as a proper science

Historia de los Modelos


Cristalográficos
/ Mª VICTORIA LÓPEZ-ACEVEDO CORNEJO
Dpto. de Cristalografía y Mineralogía; Facultad de CC Geológicas, Universidad Complutense de Madrid; C/ José Antonio Nováis, 2; Ciudad Universitaria, 28040 – Madrid

LOS PRIMEROS POLIEDROS de estos poliedros tuvo gran impor- objetivos de aquellos primeros cientí-
tancia en el desarrollo de la ficos, que fascinados por las formas
La palabra cristal se deriva de la Cristalografía, que se inició con la de los cristales buscaban explicacio-
palabra “!"#$%&''($” (cr ystallos) búsqueda de las relaciones geométri- nes para tanta regularidad y per fec-
que los griegos utilizaban para refe- cas y simétricas que se podían apre- ción, era describir y representar con
rirse al “agua congelada” y por su ciar entre las caras de un cristal. todo detalle el mayor número posible
parecido con ésta, también al “cuar- de ellas. Sin embargo, los ejemplares
zo”. En la actualidad, se aplica a la En aquella búsqueda, hubo unos ele- naturales completos, bien cristaliza-
“materia sólida que posee una mentos clave que fueron los “mode- dos y de buen tamaño, son relativa-
estructura atómica interna ordena- los cristalográficos” o réplicas ideali- mente escasos. Por esta razón, se
da”. Sin embargo, considerado exclu- zadas de dichos poliedros, realizadas les ocurrió hacer modelos ar tificiales,
sivamente desde un punto de vista en cerámica, madera, vidrio o papel, grandes e idealizados, que facilitaran
macroscópico, el cristal se define que facilitaron las medidas y obser va- las medidas y comprobaciones, nece-
como “un sólido homogéneo que a ciones necesarias para solucionar las sarias para establecer las primeras
veces presenta formas poliédricas de incógnitas planteadas (figura 1) . leyes cristalográficas y encontrar las
gran belleza”. El estudio mor fológico Efectivamente, uno de los principales explicaciones que buscaban.

El primer intento de representación “tri-


dimensional” de poliedros se lo debe-
mos a Durero (1471-1528). Aunque su
interés era más geométrico que crista-
lográfico, desarrolló un procedimiento
para reconstruir los poliedros que aún
hoy se utiliza con éxito en la enseñanza
de la cristalografía. Éste se basaba en
dibujarlos totalmente abiertos, lo que
dejaba en el papel un desordenado
“puzzle de caras” que después recorta-
ba y plegaba a lo largo de las aristas
contiguas entre dichas caras. Estos
dibujos, 14 en total, los publicó en el
“Libro IV” de su “Underweysung der
Messung” (1525). Cinco de ellos
corresponden a los sólidos platónicos y
curiosamente, en el tetraedro hace una
referencia directa a la forma del dia-
mante (¿inspirado tal vez en los mate-
riales del trabajo de su padre?, orfebre
de profesión).

El segundo episodio importante en la


fig 1. Macla de fluorita y modelos cúbicos en un segundo plano. Madera. Colección del Dpto. de Cristalografía y Mineralogía de la
Universidad Complutense (Foto Pablo Marro). historia de estas representaciones lo

palabras clave: : Modelos Cristalográficos, Romé de L´Isle, key words: Crystal Models, Romé de L´Isle, History of
Historia de la Cristalografía. Crystallography.

Artículo: López-Acevedo, V., Macla 14 (2014)


macla. nº 14. junio´14
revista de la sociedad española de mineralogía 05

encontramos en el “Prodromus” (1669)


de Nicolás Steno (1638-1686) quien
está considerado como el fundador de
la Geología y de la ciencia de los crista-
les, además de ser uno de los científi-
cos más brillantes y completos del
Renacimiento. En su libro, más conoci-
do como “El Pródromo”, cuyo título tra-
ducido sería: “Introducción a un discur-
so sobre un cuerpo sólido incluido de
forma natural dentro de otro cuerpo
sólido” (Sequeiros, 2002), describe de
forma bastante exacta las morfologías
de algunos cristales, a los que llama
“cuerpos angulosos”, dibuja sus caras
e incluso prepara plantillas recortables,
al modo de Durero, para la construcción
de dos modelos tridimensionales repre-
sentativos de la hematites.

Tanto Durero como Steno, habían des-


tacado en sus trabajos la posibilidad fig 2. Modelos tetraédricos de cerámica. Atribuibles a Romé de L´Isle (s. XVIII). Museo de la Facultad de Geología de la Universidad
Complutense.
de obtener innumerables formas dife-
rentes a par tir de las truncaduras y (Francia) y realizó sus estudios de ángulos muy constantes y precisos.
biselamientos de vér tices y aristas de Humanidades en París, donde debió En 1783 publicó el libro más impor-
los poliedros. Estas ideas también dejarse llevar por la moda de colec- tante de su vida, “Cristallographie” ,
fueron expuestas por Linneus (1707- cionar minerales que imperaba en que contenía cientos de dibujos y
1778) primero y posteriormente por aquél momento, aficionándose tanto descripciones de minerales. En él
Werner (1750-1817), en los capítulos que al final llegó a consagrarse como explicaba como deducir sus modelos
dedicados a la descripción de las mor- un gran exper to en la materia. Tras cristalográficos a par tir de minerales
fologías de los minerales, de sus res- un período transcurrido como oficial naturales. Elegía formas simples,
pectivas obras (Amorós, 1978); las de la Marina, durante el cual aprove- prismas, cubos, etc., y las idealiza-
diferentes ediciones (hubo doce, entre chó para incrementar su colección de ba. A éstas las llamaba “primitivas”
los años 1735 y 1778) del “Sistema minerales, a base de recoger nuevas o “esenciales” y a par tir de ellas,
Naturae” de Linneo (1735, 1748) y el especies en los diferentes lugares generaba otras formas más comple-
“Von den äuserlichen kennzeichen der que visitaba, regresó a Francia en jas, “secundarias” o “subordinadas”,
Fossilien” (1774) de Werner. Sin 1764. Poco después se instaló en a base de truncar vér tices y biselar
embargo, todos estos conceptos no París, donde conoció a Balthazar aristas, generalizando con ello el
se materializaron ni adquirieron su Georges Sage, fundador de la método planteado por sus anteceso-
verdadero sentido hasta un poco des- Escuela de Minas de esta ciudad, res (Durero, 1525; Steno, 1669;
pués, y fue de la mano de los minera- quien le ayudó a encontrar empleo Linneo, 1748; Werner, 1774). De
logistas franceses y en el seno de la como conser vador de algunas colec- esta manera desarrolló 448 mor folo-
escuela cristalográfica francesa que ciones mineralógicas privadas, clasi- gías que aparecen dibujadas en el
estaba iniciando su andadura por ficando y publicando sus correspon- libro, distribuidas en 11 láminas que
aquel entonces. dientes catálogos (Amorós, 1978). agrupan, cada una, las “modificacio-
nes” obtenidas a par tir de una forma
LOS MODELOS DE CERÁMICA Romé de L´Isle estaba muy interesa- esencial determinada. Estas formas
do en justificar las variadas mor folo- esenciales fueron: “el Tetraedro”, “el
Efectivamente, las primeras coleccio- gías de los minerales que tan bien Cubo o Hexaedro”, “el Octaedro rec-
nes de modelos cristalográficos que conocía y a raíz de su incesante tangular”, “el Paralelepípedo romboi-
se hicieron, fueron diseñadas por investigación en ese campo, le surgió dal”, “el Octaedro romboidal” y “el
Jean Baptiste Romé de L´Isle (1736- la necesidad de disponer de réplicas Dodecaedro de caras triangulares”.
1790). Moldeados a mano con arcilla tridimensionales completas, en las En la figura 3 se muestra una de
que después cocía en un horno, estos que todas las caras homólogas tuvie- estas láminas, en las que están dibu-
modelos destacan por su valor estéti- ran el mismo desarrollo para poder jadas algunas de las modificaciones
co y sobre todo por su gran interés trabajar con ellas, así que se decidió que obtiene a par tir del “octaedro
para la Historia de la Cristalografía a fabricarlas. Sus primeros modelos rectangular”.
(figura 2): “Protagonistas de excep- fueron de latón, imprecisos y difíciles
ción en el nacimiento de la de hacer, un verdadero fracaso que Este libro era muy caro así que, es
Cristalografía y la Mineralogía como sin embargo no le hizo desistir. posible que con idea de mejorar y
ciencias”; es la calificación que le Asesorado quizás por un conocido activar las ventas, decidiera ofrecer a
merecen estas piezas de cerámica a escultor, pensó hacerlos de cerámi- cada comprador una colección de
la conser vadora del Museo de la ca. Él y sus colaboradores pusieron modelos de cerámica, equivalentes a
Escuela de Minas de París, Mme. tanto empeño en el proyecto que en todos los que estaban representados
Lydie Touret (2004). pocos años habían producido cientos en dicho libro (448 piezas en total).
de modelos, de unos tres centíme- El éxito fue rotundo y en pocos años
Romé de L´Isle nació en Gray tros de envergadura y con formas y se vendieron muchas de estas colec-

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06 Historia de los Modelos Cristalográficos

rato se describe y se explica su uso en


el Volumen IV del libro
“Cristallographie” (1783), junto con las
tablas y las láminas de los dibujos.

Estos pequeños modelos se considera-


ron como objetos de valor y nunca fue-
ron utilizados con fines docentes.
Gracias a ello se han conser vado
muchos ejemplares, que se pueden
contemplar actualmente en numerosos
museos europeos como los de Historia
Natural de París y Viena, el Teylers de
Haarlem, el de la Universidad de
Utrecht, el Británico de Londres (Touret,
2004) y el de la Facultad de Ciencias
Geológicas de la Universidad
Complutense de Madrid. En este último
museo se expone una colección de 297
modelos de cerámica. Es posible que
en principio fuera más numerosa, pero
debido a las múltiples vicisitudes sufri-
das a lo largo de los años (robos, extra-
fig 3. Lámina del Volumen IV del libro Cristallographie (Romé, 1783). Representa la segunda serie de formas secundarias o modifi-
caciones deducidas a partir del “octaedro rectangular” y de la lámina III. Firmada por Desfontaines en la parte inferior izquierda. víos, etc.), puede que se hayan perdido
algunos ejemplares. Incluso, la existen-
ciones por toda Europa. A continua- representados en las Láminas de la cia de 49 piezas repetidas indica que
ción se puede leer la traducción lite- Cristallographie. Se tendrá con estos inicialmente debió haber dos coleccio-
ral de la cita del libro relieves una ventaja que no se nes diferentes, presumiblemente liga-
“Cristallographie” (1783), en la que encuentra siempre en los cristales das a la adquisición de dos ejemplares
se informa acerca de los motivos que naturales, que raramente están libres del libro “Cristallographie” (1783) que
le han llevado a realizar estos mode- & aislados de todo lo demás, mien- actualmente se encuentran en la
los, de como conseguirlos, de su pre- tras que el modelo presenta la forma Biblioteca del Museo Nacional de
cio y del autor de los mismos, cuyo cristalina en toda su integridad.” Ciencias Naturales de Madrid (López-
nombre “Desfontaines del. et Sculp.” Acevedo, 2006). Estas piezas se han
figura al pie de cada lámina. (10) El Señor Desfontaines, grabador estudiado mediante la utilización de
del Señor Comte D´Artois, rue du técnicas no destructivas y además, se
“Pero como la misma forma cristalina Faubourg Saint-Mar tin, donde se han adaptado procedimientos habitua-
pertenece a menudo a substancias puede adquirir, por el precio de 120 les en la restauración de obras de arte,
muy diferentes entre sí, he seguido en liv. la serie completa de estos relieves para obtener micromuestras con las
mis Láminas & en mis Tablas cristalo- en terracota, cuyo número asciende a que realizar diagramas de difracción de
gráficas, un orden muy diferente del cuatrocientas treinta y ocho piezas Rayos X, que han permitido identificar
que reina en la obra misma. Así, el numeradas, de acuerdo con las algunos componentes e incluso hacer
Cubo & el Octaedro se encuentran Láminas de la Cristallographie, las una estimación cuantitativa de sus pro-
igualmente en las sales solubles en cuales han sido dibujadas & grabadas porciones relativas (López-Acevedo y de
agua que en algunas substancias por el mismo artista, a partir de los Dios Celada, 2011).
pétreas & en diversos cristales metá- originales de mi gabinete.
licos, habría sido necesario repetir El material empleado para su manufac-
estas mismas formas en cada volu- (PREFACIO. Págs. XXXV - XXXVi – tura pudo ser una pasta de arcilla con
men, o bien si solo se hubiera puesto XXXVij) granos de cuarzo, óxidos de hierro y
una vez, en alguno de los volúmenes, abundante chamota (figura 4 a). La cha-
faltaría en todos los otros. Por tanto, Romé de L´Isle se refiere al Señor mota son materiales cerámicos que
he preferido situar las Láminas & las François Louis Swebach-Desfontaines han sido cocidos, molidos y reducidos a
Tablas en un volumen especial, que (¿1745-1793?), escultor, grabador, pin- granos de varios grosores y se utiliza
resulta de esta manera, como un tor y mineralogista de la época, del que como desgrasante. La presencia de P y
sumario o resumen de toda la obra. se conservan numerosos grabados de Ca en una pieza que además exhibe
Este volumen puede ser fácilmente minerales y otros temas relacionados morfologías propias de restos óseos
transportado en los viajes & en los con la Historia Natural (Wilson, 1995). (figura 4 b), similares a osteonas
cursos orictológicos, que será para los Cabe destacar aquí un acontecimiento (Cuezva & Élez, 2000), indica que tam-
aficionados a los Cristales, lo que los muy importante, estrechamente relacio- bién pudieron añadirse cenizas óseas
herbarios & la flora para los aficiona- nado con la fabricación de estos mode- en algunos casos. En la colección se
dos a la Botánica. los, que fue la invención del “gonióme- han encontrado cinco piezas inacaba-
tro de contacto”, por parte de uno de das, sin cocer (fig 5 a, b), de las que se
Para hacer aún más fácil el estudio de los ayudantes de Romé, el Señor ha extraído una micromuestra en la que
estos mismos cristales, he hecho eje- Carangeot, para facilitar las medidas de se han determinado illita y caolinita, en
cutar por uno de nuestros mejores los ángulos entre las caras cristalinas una proporción de 16% - 84%. Las irre-
Artistas (10), los relieves o modelos de las especies minerales que estudia- gularidades y pequeños defectos que
en terracota de todos los que están ban y que iban a representar. Este apa- por lo general muestran los modelos de

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fig 5. Piezas inacabadas, sin cocer. (5 a) Dos biesfenoides.


Rómbico, 222. (5 b) Macla producida por la inversión de la mitad
longitudinal de un prisma monoclínico, 2/m, de aristas bisela-
das. Museo de la Facultad de Geológicas de la Universidad
Complutense.

ma que ésta se hizo en la Real Fábrica


de Sévres, basándose en la amistad de
Romé con una persona que tenía acce-
so a dicha Fábrica. Estos elementos
contaminantes han sido, por orden de
importancia: Pb, Fe, Ag y Sb (figs. 4 b,
c, e), todos ellos componentes habitua-
les de los esmaltes y pigmentos que se
utilizaban entonces (s. XVIII) para deco-
rar la porcelana (Delamare y Guineau,
2009). Excepcionalmente, hay algunos
ejemplares, en los que la elevada pro-
porción de Pb repartido por toda la
superficie (figura 4 f), parece indicar
que el engobe pudo consistir en una
mezcla de frita plúmbica y arcilla, que
después de la cocción resultó como un
pseudoesmalte, en este caso muy com-
pacto, endurecido, de tacto algo áspero
y color poco homogéneo (figura 7).

Finalmente, destacar que estos mode-


fig 4. Imágenes y análisis obtenidos con el microscopio electrónico ambiental (ESEM). (4 a) Granos de cuarzo (Q) y chamota (Ch) en los representaban minerales idealiza-
una pasta arcillosa. (4 b) Morfologías propias de restos óseos, similares a osteonas, con un alto contenido en P y Ca que indica la
presencia de cenizas óseas en la pasta. Contaminación de Pb. (4 c) Estrías y marcas dejadas por el desgrasante durante el faceta- dos, deducidos a partir de sus equiva-
do de las piezas. Contaminación de Pb. (4 d) Engobe vitrificado, cuarteado y descascarillado. (4 e) Contaminación de Ag (4 f). La ele-
vada proporción de Pb (muy reflectante) indica un engobe consistente en una mezcla de frita plúmbica y arcilla. lentes naturales, por el procedimiento
la colección, indican que fueron molde- engobe se vitrifica durante la cocción y de los biselamientos y truncaduras des-
ados a mano, posiblemente con la es responsable del tacto suave de critos anteriormente, sin considerar en
ayuda de espátulas o alguna herramien- estas piezas. Con el microscopio elec- ningún caso, la presencia o actuación
ta similar para aplanar, compactar y dar trónico se observan estas superficies de los elementos de simetría. Los polie-
forma. En primer lugar debían obtener vitrificadas, a menudo cuarteadas o dros obtenidos tampoco se relaciona-
unas protoformas que después modifi- descascarilladas (figura 4 d). Asimismo ron con los Sistemas Cristalinos hasta
caban, a base de añadir más facetas, se han podido detectar importantes 30 años después, en que éstos fueron
truncar vér tices y biselar aristas. vestigios de contaminación superficial reconocidos por Weiss (1815). En las
Prueba de ello son las estrías y marcas por elementos que indican inequívoca- figuras 6 a 11 se muestra una selec-
dejadas por los granos del desgrasante, mente que la cochura se realizó en un ción de modelos, cuya morfología resul-
similares a los indicadores cinemáticos horno de porcelana. Touret (2004) afir- ta una réplica exacta e inequívoca del
en planos de falla (Doblas, 1998), al mineral que representan.
ser arrastrados por la gubia o la herra-
mienta que emplearan para el facetado,
mientras la pasta estaba aún algo
húmeda. Las marcas de una misma
cara siempre se disponen paralelamen-
te entre sí y además, conser van
muchas de ellas, el grano de desgra-
sante que las generó y que no terminó
de ser arrancado (figuras 4 c y 6 a, b).

Una vez modeladas, fueron recubiertas


con un engobe, que en la mayoría de
los casos no llega a tapar las marcas
dejadas por el desgrasante, y que ade-
más suele mostrar finísimas estrías
paralelas, resultado del proceso de apli-
cación, con una tablilla, a modo de fig 6. Maclas de estaurolita (6 a) Cruz de Bretaña. Se observan marcas de arrastre del desgrasante dejadas durante el facetado, que
se disponen paralelamente cuando están en la misma cara. (6 b) Cruz de San Andrés. Se observan marcas de arrastre del desgra-
llana o incluso con un pincel. Dicho sante. Museo de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense.

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08 Historia de los Modelos Cristalográficos

fig 10. Hábitos comunes del cuarzo, mostrando un desarrollo


muy desigual de las formas que lo componen. Museo de la
Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense.

LOS MODELOS MODERNOS

fig 7. Macla cíclica de harmotoma. Engobe vitrificado, muy com- fig 8. Modelo de yeso (prismas y pinacoide). Museo de la Después de Romé de L´Isle, hubo
pacto de tacto áspero y color poco homogéneo. Museo de la
Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense.
Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense. otros científicos que realizaron sus
propias colecciones empleando mate-
riales diferentes, entre los que desta-
ca la madera. Esta fue introducida
unos veinte años más tarde por René
Just Haüy (1743-1822), contemporá-
neo de Romé aunque algo más joven y
declarado competidor suyo. Haüy tam-
bién escribió un libro de mineralogía,
su “Traité de Minéralogie” (1801), con
cientos de dibujos, y también ofreció
colecciones de modelos que los repre-
sentaran, pero esta vez de madera,
más manejable y fácil de trabajar.
Especialmente apreciados fueron los
de madera de peral, que permite obte-
ner caras lisas, aristas afiladas y
fig 9. Modelo de turmalina (prisma y romboedro). Museo de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense. ángulos diedros muy precisos, nece-
sarios para la producción de estos
objetos en tres dimensiones. En gene-
ral, la calidad y per fección conseguida
era muy alta y algunos modelos, espe-
cialmente las maclas y los modelos
de caras escalonadas, aparecen toda-
vía hoy como obras maestras de la
ar tesanía de talla en madera fina.

Sin embargo, a pesar de que la made-


ra de peral mantenía un lugar muy
destacado, los modelos se fueron
fabricando también con maderas dife-
rentes (figura 12) y con otros materia-
les como yeso, metales, vidrio, car-
tón, etc. En la figura 13 se muestra
una colección de modelos de yeso,
que también se exponen en el Museo
de la Facultad de Geológicas de la
Universidad Complutense. Se trata de
14 piezas que muestran unas caracte-
rísticas mor fológicas tan simétricas,
regulares y definidas, que bien podrí-
an haber sido realizadas con un
fig 11. Modelos de Hematites. Combinaciones de dos romboedros. Uno de ellos con las caras estriadas. (11 c) Con los vértices del molde. Están decoradas con una pelí-
contorno truncados. (11 d) Las aristas del romboedro largo están biseladas por un escalenoedro. (11 e) Dos romboedros (uno de
ellos con las caras estriadas) y un escalenoedro. Museo de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense. cula arcillosa preparada a par tir de

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una mezcla de caolinita con cuarzo, pudieron incorporarse a la mezcla en zada en Europa, hasta 1837
calcita y dolomita como desgrasantes, forma de los pigmentos conocidos (Delamare y Guineau, 2009), es previ-
en la que se indentifica además una como blanco de Pb o albayalde sible que este grupo de piezas sean
proporción muy elevada de Pb y Zn, (Pb3(CO3)2(OH)2) y blanco de Zn (ZnO). de esa época o posteriores (López-
distribuidos homogéneamente en Considerando que el blanco de Zn no Acevedo y de Dios Celada, 2011).
dicha capa arcillosa. Estos elementos empezó a utilizarse de forma generali-

fig 12. Selección de modelos de madera de roble. Colección del Dpto. de Cristalografía de la Universidad Complutense (Foto Natalie Paco).

fig 13. Colección de modelos de yeso pintados con una pasta arcillosa. Museo de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense.

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10 Historia de los Modelos Cristalográficos

fig 14. Romboedro de exfoliación de calcita realizado en vidrio, con celda romboédrica y ejes cristalográficos inscritos en su interior (de vidrio e hilos de colores, respectivamente). Colección
del Dpto. de Cristalografía de la Universidad Complutense (Foto Pablo Marro).

Estos modelos, especialmente los de AGRADECIMIENTOS


madera, fueron comercializados por la
firma alemana “Krantz” (fundada en Este trabajo ha sido patrocinado por
Bonn por August Krantz, en 1833) la empresa REPSOL. La Biblioteca
que, a finales del siglo XIX, había dise- Histórica de la UCM, “Marqués de
ñado alrededor de 900 prototipos que Valdecilla”, ha proporcionado las
han ser vido de base para la enseñan- copias de las láminas del IV tomo del
za de la Cristalografía en todo el libro original “Cristallographie” de
mundo, hasta el día de hoy. En el ini- Romé de L´Isle. El inestimable apoyo
cio del siglo XX, un sobrino de August, técnico y asesoramiento de D. José
Friedrich Krantz, amplió las coleccio- Luis Peña, D. Jordi Trilla, D. Miguel
nes de madera, fabricó modelos ar ti- Angel Caja y Dña Lorena Azañón de la
culados con piezas giratorias, de empresa REPSOL, así como los de
todos los tamaños, y ofreció otras Dña Nerea de Dios Celada, Dña. Belén
colecciones de vidrio, con los ejes Soutullo y D. Javier Élez, junto con las
cristalográficos representados por obser vaciones y sugerencias del
hilos de seda de colores o con otras Secretario de “Macla”, D. José
formas del Sistema correspondiente Manuel Astilleros han contribuido a
(holoedrías, hemiedrías, …) hechas mejorar este trabajo.
de vidrio o car tón, situadas en el inte-
rior (figura 14), etc. Con los años, REFERENCIAS
Krantz ha publicado numerosos catá-
logos detallados de todas sus colec- Amorós, J. L. (1978) La gran aventura del
ciones, que constituyen una preciosa cristal. Naturaleza y evolución de la Ciencia
documentación de inestimable valor de los cristales. Ed. de la Universidad
Complutense. Madrid, 327 p.
para coleccionistas y docentes intere-
sados en conocer, apreciar e identifi- Cuezva, S. y Élez, J. (2000) Estudio prelimi-
car estos objetos fascinantes. nar de la microestructura de los huesos fósi-

Artículo: López-Acevedo, V., Macla 14 (2014)


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les de mamíferos de Somosaguas (Mioceno Linneus, C. (1748) Systema Naturae. http://books.google.com/books/ucm?vid=U


Medio, Madrid). Coloquios de Paleontología, Sistens Regna Tria Naturae, in Classes et CM531591659X&printsec=frontcover#v=on
51, 137-157. Ordines, Genera et Species. Redacta epage&q&f=false
Tabulisque Aeneis Illustrata. 6ª Ed.
Cuezva, S. y Élez, J. (2000) Reconocimiento Kiesewetteri. Estocolmo, 271 p. Sequeiros, L. (2002) El Pródomo. Enseñanza
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depósito legal: M-38920-2004 • ISSN: 1885-7264

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