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LA ASOCIACION
1. El concepto de asociación en el Código Civil.
Características de la asociación.
La asociación se encuentra definida por el art. 80 del Código civil como una
organización estable de personas naturales o jurídicas, o de ambas, que a través de una
actividad común persiguen un fin no lucrativo.
Comencemos por decir que todas las personas jurídicas del derecho civil carecen de
fines lucrativos.
Los aportes de los asociados, por tanto, no se convierten en un crédito para ellos ni en
un débito para la asociación, mucho menos para exigir el pago de utilidades. Esto marca
una importante diferencia con las sociedades mercantiles, que además se refleja en el
balance y la contabilidad de estas últimas.
Los fines no lucrativos son de lo más variado: educativo, cultural, deportivo, religioso,
artístico, científico, recreativos, etc. y son éstos los que deben ser satisfechos por medio
de la asociación.
Los objetivos últimos no deben confundirse con las actividades que realicen cualquiera
de las organizaciones sin fines de lucro. Las actividades son medios o vías
instrumentales que les permiten a las asociaciones, fundaciones y
comités generar recursos o captarlos para poder cumplir sus fines. En esa medida, las
actividades son, por lo general, económicas, pero estas actividades, por no ser los fines
últimos de estos entes, no los convierten en lucrativos (4) (5). Dada la actual tendencia
de considerar que estas personas jurídicas son formas organizativas de empresas, en la
medida que producen bienes y servicios, parece necesario reconocer esta diferencia (6).
La definición del Código civil hace referencia a una organización estable de personas.
La idea de organización es de suma importancia en la medida que se trata de un grupo
de personas, es decir, de seres humanos, que es el substrato material(7) de cualquier
ente personificado (la personificación es el elemento formal) y que realizan una
actividad en conjunto en base a la distribución de roles y responsabilidades(8). Pero se
trata de una organización artificial, creada precisamente para perseguir los fines para los
que fue constituida. No es, por tanto, una organización natural de personas como ocurre,
por ejemplo, con la familia.
La asamblea, como bien indica el art. 84 del Código civil, es el órgano supremo de la
asociación. Es, como se ha señalado, el órgano “dominante”, aquél que decide la vida,
el destino y todo cuanto tenga que ver con la actividad y fines de la organización.
Dada la gravitación que tiene este órgano en las funciones contraloras que ejerce, el
legislador no considera conveniente la creación de un organismo estatal administrativo
que se ocupe de su supervigilancia (16), como ocurre, en cambio, con las fundaciones.
Ello, sin embargo, no elimina la posible ingerencia del Estado cuando los fines o las
actividades de la asociación son contrarios al orden público o a las buenas costumbres,
en cuyo caso el Ministerio Público puede solicitar su disolución (art. 96).
Es, también, por esencia, un órgano colegiado y sus decisiones se adoptan por mayoría,
salvo que el estatuto establezca la unanimidad. Usualmente se integra por un número
impar de administradores.
No existe ningún impedimento para que quienes ocupen cargos directivos no sean
asociados.
Nada impide, tampoco, que en el estatuto se prevean otros órganos como, por ejemplo,
una gerencia o varias, así como comisiones especiales.
Los asociados que otorgan el acto constitutivo suelen ser denominados asociados
fundadores, en tanto que los que se incorporan con posterioridad son calificados como
activos. La distinción es inútil, pues “activos” serán todos aquéllos que participen en la
vida de la institución y que, de no haber sido inhabilitados o excluidos, gozan de todos
los derechos que se reconocen a los integrantes del sujeto de derecho de asociación.
Además, los asociados fundadores, a diferencia de lo que puede ocurrir con los socios
fundadores de una sociedad anónima, no pueden reservarse derechos preferentes
respecto de los que ingresen en un momento ulterior. Y es que, si alguna persona
jurídica goza de mayor aptitud para practicar la democracia institucional, ella es la
asociación.
Los asociados participan con un solo voto. En nada importa el quantum de sus aportes.
Así lo señala el art. 88 del Código civil.
El asociado, asimismo, tiene derecho a elegir y ser elegido para los cargos que
corresponden a los diversos órganos de la asociación, excepto la asamblea.
Con el desarrollo, con la vida misma de la asociación, ésta irá formándose, de modo
paulatino, un patrimonio propio.
Como ya se ha anotado, los aportes de los asociados pasan a ser parte del patrimonio de
la asociación y no son pasibles de restitución, ni aun en caso de disolución.
Lo cierto es, sin embargo, que ninguna organización puede sobrevivir ni menos cumplir
con sus fines si carece de medios. Se limitará a languidecer hasta que se disuelva.
Como se ha enfatizado líneas arriba, si una asociación tiene excedentes, ellos deben
seguir siendo parte de su patrimonio y ser utilizados en la consecución de sus objetivos.
Sin importar cuál sea la causa de disolución de la asociación, en caso ella se produzca,
debe aplicarse el art. 98 del Código civil, el mismo que dispone que el haber neto que
resulte de la liquidación sea entregado a las personas designadas en el estatuto, con
exclusión de los asociados. De no ser posible, será la autoridad judicial la que ordene su
aplicación a fines análogos en interés de la comunidad, dándose preferencia a la
provincia en donde tuvo su sede la asociación.
La flexibilidad de segunda parte de la norma permite que los jueces determinen a qué
otros fines se destinará el patrimonio resultante. No tiene por qué ser, necesariamente
otra asociación de propósitos similares. Es más, si existieran algunas otras
organizaciones con características semejantes, pero es posible beneficiar a la
colectividad de una manera diversa, se elegirá a ésta como destinataria. Así, si se
disuelve una asociación educativa, y su haber resultante está dado por una nutrida
colección de libros, es más evidente el beneficio de la comunidad si aquélla se transfiere
a una biblioteca municipal antes que a otra asociación de carácter educativo, que quizá
sólo satisfaga el interés de sus integrantes.