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Los Valores en Sí Mismos Indican Nada o Poco
Los Valores en Sí Mismos Indican Nada o Poco
MATERIA
AUTOCONOCIMIENTO Y DESARROLLO PERSONAL
TEMA
VALORES, FORTALEZAS Y DEBILIDADES
ALUMNO
ROBERTO LÓPEZ ARÁN
5 de octubre 2019
VALORES – FORTALEZAS – DEBILIDADES
Desarrollo
Sin embargo, cuando actuamos, cuando ejecutamos una acción vinculada a las
relaciones con los otros, y que tiene su fuente en uno mismo, estamos expresando
en cuerpo y forma, valores, acciones que despliegan a plena conciencia maneras
en que uno se concibe, concibe a los otros y asume con conocimiento los efectos
que en el contexto de las relaciones trae consigo lo “que se piensa”, “lo que se dice”,
“lo que se hace”, y hasta lo que “expresa la comunicación no verbal”.
Aunque nos neguemos a asumirlos, los valores están ahí, presentes, más allá de
nuestro beneplácito, y se hacen reales en tanto actuamos. Se ha pretendido diseñar
una jerarquía de valores como una manera didáctica de ofrecerle al sujeto una guía
que le garantice, en su vida, “que anda o va por el camino correcto”. Desde mi punto
de vista coincido más con la conseja práctica de “que se hace camino al andar”; de
tal manera que cada quien construye su derrotero de valores y los acomoda “a su
entender”.
En el caso mío, los valores me han sido útiles en la medida en que son materia
prima de mis fortalezas y mis debilidades, también han sido, y siguen siendo,
“globos sonda” que permiten conocer la profundidad humana de mis maneras de
“pensar, estar, ser y hacer en el mundo de mis inmediaciones”. La información que
me proveen admite hacer ajuste a mis pensares, a mis haceres, a mi posición moral
conmigo mismo y con los otros.
Por ejemplo, tengo fortalezas que son basamento de otras; es el caso del amor a la
lectura y el placer de la escritura. De ambas se desprende mi interés en saber
escuchar cuando dialogo con el o los otros, la importancia de mostrarme tolerante
ante juicios y posturas que o me son adversos o de talante plenamente
reaccionarios, radicalmente insufribles. En casos como estos practico la espera, la
paciencia, como antídotos contra la desesperación y, su consecuencia, el disgusto.
Se aprende hasta de lo que nos hace daño. Ya lo dijo un filósofo alemán: “lo que no
nos mata nos hace más fuertes”. De ahí que he estado abierto a aprender de todo.
La experiencia me ha enseñado que hasta lo más descabellado y asombroso para
bien o para mal que el hombre ha exhibido a lo largo de su historia “es humano,
demasiado humano” y que la explicación de sus actos y sus conductas no yace en
lo sobrenatural llámese magia o religión sino en lo profundo de su mente. He llegado
a tales aseveraciones pues considero al ejercicio del análisis racional, que llevo a
cabo, una herramienta indispensable para entenderme y entender a los demás en
las circunstancias que nos rodean.
“Ir de compras al súper me enseña a darme cuenta de todo lo que no necesito” leí
en algún lado. La austeridad es una fortaleza a la que no desee renunciar y lucho
por mantenerla. Mientras mi vida dependa menos de las cosas y se reduzca la
ansiedad o deseo de ellas estoy convencido que aumentará mi bienestar anímico.
En otras competencias de la vida diaria soy poco práctico y descuidado con cierta
frecuencia y si tengo un libro de interés en las manos o debo atender la vocación de
un manuscrito, me es de menos tener desorganizada los enseres domésticos que
rodean el espacio de vida.
Conclusión