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¿Despiertos o Dormidos?

Un día, Nasrudín notó que una nueva y maravillosa carretera —un Shah-Rah, o
“camino real” — había sido construida a cierta distancia de su casa.
—Esto es algo que debo probar —pensó.
Caminó por la carretera largo tiempo, hasta que fue vencido por el sueño. Al
despertar, observó que su turbante había desaparecido. Alguien se lo había
robado.
Al día siguiente prosiguió su viaje por la carretera, con la esperanza de
encontrar algún rastro del ladrón. Recorrió varios kilómetros soportando el
calor del verano, hasta que nuevamente se acomodó para dormir un rato.
Lo despertó un ruido de cascos y el tintinear de los arneses. Un pelotón se
acercaba: soldados de apariencia feroz de la Guardia Real escoltando a un
prisionero. Movido por la curiosidad, los detuvo y les pregunto qué sucedía.
—Llevamos este hombre a ser decapitado —respondió el Jefe de la Guardia—;
es un guardia puesto en la carretera a quien encontramos dormido.
—Esto ya es suficiente para mí —dijo Nasrudín—. Pueden quedarse con su
carretera. Quien en ella se queda dormido, pierde su sombrero o su cabeza.
¡Quién sabe cuál podría ser la tercera perdida!
Este fue el origen del proverbio persa que dice: “Quien se queda dormido en la
carretera pierde su sombrero o su cabeza”.
Al poco rato, la mujer de Nasrudín comenzó a sacudirlo en tanto le decía: —
Despierta.
—Esto desbarata todo —protestó el Mulá—. Lo que tú llamas “despierto” yo lo
llamo “dormido”.

Tomado de “Las Hazañas del Incomparable Mulá Nasrudín”

Idries Shah

Al igual que Nasrudín, vivimos una ilusión. Vamos por la vida dormidos, soñando
que vamos despiertos. No nos damos cuenta que, con los hilos de nuestros
temores y deseos, hemos tejido un velo frente a nuestros ojos que deforma la
realidad que nos rodea.
Nuestra esencia es consciente de eso, pero nuestra mente no. Nuestra esencia
tiende a buscar el camino al origen, a un estado si se quiere angelical,
mostrando así un carácter natural, bastante diferente del que muestran las
características generales de nuestro comportamiento. Esta esencia manifiesta

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la tendencia de la brújula, que siempre apunta a una misma dirección, por

mucho que se la mueva o agite. Lo mismo ocurre con nuestra esencia cuya
naturaleza es apuntar hacia el origen y la fuente de la que venimos todos.
Es nuestra mente llena de temores y deseos lo que nos aleja del verdadero
camino, llevándonos a recorrer rutas que nos alejan cada vez más de nuestro
estado natural y, en ese camino, perdemos cada día algo más de nuestra paz,
nuestra armonía y la conexión con el Amor y la Felicidad... ¡Con nuestra esencia!
Sólo en el momento que escuchemos y sigamos la tendencia natural de lo que
realmente somos, lograremos despertar. Y entonces seremos conscientes de
que todo fue solo un sueño; tal vez una pesadilla. Entonces nos sentiremos
aliviados y podremos reanudar nuestra vida, el verdadero camino. Volveremos a
tener la percepción de nuestro estado natural, el velo desaparecerá, y
podremos ver la realidad tal y como es. Es entonces cuando seremos finalmente
libres, y la felicidad no será un logro sino un estado que habíamos perdido...
¡por un sueño nada más!

Con Amor,
Aftab Germán Benavides T.

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