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Pensamiento político de Bolívar y Santander

Bolívar y Santander compartían el sueño de libertad, lucharon juntos por ella, pero se separaron por
las diferencias en sus proyectos políticos.

Tras la independencia de la Nueva Granada, conseguida el 7 de agosto de 1819, Bolívar se dirigió de


nuevo a Venezuela y en el Congreso de Angostura se creó la Gran Colombia, la cual debía ser una
poderosa confederación de naciones que comprendía lo que hoy corresponde a Colombia,
Venezuela y Ecuador.

En 1821, en el Congreso de Cúcuta, Bolívar fue declarado presidente y Santander fue nombrado
como vicepresidente. Pero Bolívar aún no había concluido su labor libertadora y por eso se vio
obligado a abandonar la Gran Colombia, mientras Santander quedaba a cargo de la confederación.

La Nación necesitaba expulsar a todos los españoles para que no surgieran nuevos intentos de
reconquista como ocurrió en 1812. Entre tanto, Santander tendría que ocuparse de buscar recursos
para la campaña libertadora. Por eso, trató de mejorar la industria, impulsar la agricultura, la minería
y la educación del país.

Desde entonces Bolívar y Santander empezaron a distanciarse. En ese momento la confederación


estaba empobrecida por la guerra y conseguir los recursos para financiarla no era una tarea fácil.
Pero para Bolívar representaba una gran dificultad mantener a sus hombres y no hallaba en
Santander el apoyo que esperaba.

El comandante de Venezuela, José Antonio Páez, y el de Ecuador, Juan José Flores, no veían con muy
buenos ojos a Santander, un abogado que para los militares no tenía sus mismos méritos.

Las tensiones empezaron a hacerse más fuertes cuando el general Páez entró en conflicto con las
autoridades civiles de Santander y quiso separarse de la Gran Colombia. Santander pidió a Bolívar
que arbitrara la situación, quien, para su sorpresa, le dio la razón a Páez. Esto no fue bien recibido
por Santander y sus partidarios.

En 1827, Páez es ratificado como comandante de Venezuela, Bolívar vuelve a la Gran Colombia como
presidente y elimina la figura del vicepresidente. Un año más tarde, opositores de Bolívar, y
seguidores de Santander irrumpieron en el Palacio Presidencial con el objetivo matar al Libertador.

Bolívar logró huir y Santander fue acusado de traición. Aunque su castigo era la muerte, Bolívar lo
perdonó por sus labores a la patria y lo condenó al destierro.

Su más grande diferencia política fue que Santander concebía una nación federalista, en la que el
presidente y los militares tuvieran límites de su poderío. Varios historiadores han resumido su
pensamiento en la frase que acompaña actualmente la sede del Congreso de la República de
Colombia: “Las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”.

Bolívar en cambio tenía la idea de una gran nación organizada desde el centro. El poder estaría al
mando de un presidente vitalicio. La dictadura en ese entonces parecía la única forma de sostener
a la Nación.

La visión de Bolívar era continental, mientras que la de Santander, Páez y Flores era más regional.
Pero al final de cuentas ni el modelo centralista ni el federalista habrían funcionado.

Las revueltas continuaron y se agravaba la salud del Libertador, que padecía de tuberculosis. Perú
le declaró la guerra a la Gran Colombia, Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de
1830 y José Antonio Páez ocupó la presidencia de ese país, desterrando a Bolívar.

Ese mismo año, Bolívar renuncia a su mandato y la Gran Colombia se divide. Posteriormente, muere
y dos años más tarde llaman a Santander para que asuma como presidente de la Nueva Granada.

En sus últimas horas de vida Bolívar le escribió al militar Rafael Urdaneta: “El no habernos arreglado
con Santander nos ha perjudicado a todos”. Al final de cuentas su sueño era el mismo: la libertad de
una Nación fuerte.

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