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Los Kamikazes

Presentado por: Natalia Andrea García Parra


Docente: Jorge Enrique Rosas Amaya

Universidad Minuto De Dios


Regional Ibagué
Ibagué-Tolima
2019
KAMIKAZES

En la segunda guerra mundial, los llamaban Kamikazes a los japoneses que eran pilotos, que
hacían parte de la Armada Imperial Japonesa, los preparaban para que dieran su vida en los
combates, utilizaban los aviones como proyectiles contra los ataques de sus enemigos, se
peleaban para invadir las costas japonesas, en Japón cada integrante que pertenecía a la Armada
era utilizado como bala humana, fue plan de unos de los jefes llamado Takijiro Onishi en el año
1944, ellos no contaban con un imperio suficiente de armamento para vencer a los
estadounidenses, acudían a los cargamentos de bombas y explosivos de mucho peso que
impactaban contra sus embarcaciones.
Cabe aclarar aquí que la historia de esta palabra era un término muy usado entre los japoneses
mucho antes de la segunda guerra mundial.
La traducción literal del término Kamikaze, de origen japonés, es “viento divino”. Este término
fue utilizado por primera vez por los traductores estadounidenses para identificar los ataques
suicidas llevados a cabo por los pilotos de una unidad especial de la Armada Imperial Japonesa.
Sin embargo, el uso de este término es mucho anterior en Japón. La palabra y el mito kamikaze
se originan en el s. XIII cuando una flota procedente de Mongolia bajo el mando de Kublai Khan
se dirigía hacia las costas japonesas con el objetivo de invadir el país en el año 1281. Ataque que
fue detenido por un tifón que arrasó la flota invasora cuando se desarrollaba el intento de
conquista. Este tifón fue denominado “viento divino” y considerado como la señal de que Japón
había sido elegido por los dioses.
Por otra parte, hay que destacar que todos los pilotos kamikazes se presentaban como voluntarios
y conocían cuál era su misión, constituyéndose como claros ejemplos de la mentalidad
japonesa, marcada por un gran patriotismo y la creencia de que todo (la nación, la sociedad,
el cosmos, etc.) estaba unido bajo la figura del emperador, por el que estaban dispuestos a dar
la vida, o lo que ellos mismos consideraban una muerte útil. Los pilotos kamikazes concebían su
misión de ataque como parte de su deber, sin atribuirle nada de extraordinario.
El primer ataque kamikaze se realizó contra el portaaviones escolta USS St. Lo (CVE–63)
el 25 de octubre de 1944 en la batalla del Golfo de Leyte. Un segundo avión nipón impactó en
la misma embarcación, por lo que acabó irremediablemente hundida en tan sólo media hora. Las
bombas del avión A6M Zero japonés detonaron en la cubierta de hangares del portaaviones.
Esto produjo seis explosiones más debido a la gasolina, las bombas y torpedos del propio buque.
Los estallidos, las llamas y el hundimiento provocaron la muerte inmediata de 113 personas y de
30 más que fenecieron por las heridas que sufrieron en el ataque.
El nombre japonés con el que eran conocidos es tokubetsu kogeki-tai, que significa escuadrón de
ataque especial. Su abreviación, de uso más extendido para nombrar a esta unidad especial de
ataque, es tokkotai. Los traductores americanos usaron el término kamikaze para aludir a los
ataques suicidas de dicha unidad. Kamikaze significa “viento divino”, pues hace referencia a un
tifón de 1281 que arrasó una flota mongol que se proponía invadir Japón. Más allá de sacrificios
e inmolaciones particulares anteriores, los kamikazes tienen su origen con esta unidad.
Contexto histórico
Artículo principal: Frente del Sudeste de Asia en la Segunda Guerra Mundial.

Varios años atrás, los estadounidenses habían presionado a Japón con embargos y brindando
apoyo a sus enemigos ya que el país era visto como una amenaza en la región. Durante el verano
de 1941, los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos ejercieron un embargo petrolero
como protesta a la presencia de tropas japonesas ocupando China.10 Diplomáticos japoneses
trataron de convencer a los respectivos países para que se levantara el embargo, pero debido a la
negativa, el Emperador dio la orden de atacar Pearl Harbor, ataque que se llevó a cabo el día 7 de
diciembre simultáneamente con ataques a Filipinas y los territorios británicos de Malaya y Hong
Kong.11 Al día siguiente, 8 de diciembre, Estados Unidos le declaró la guerra a Japón.12
El ejército japonés siguió avanzando en el Pacífico. En los seis meses siguientes al ataque a Pearl
Harbor habían conseguido casi todos sus objetivos navales y su flota permanecía relativamente
intacta. Habían hundido o dañado de manera importante todos los acorazados de Estados Unidos
en el Pacífico. Las flotas británica y holandesa del Lejano Oriente habían sido destruidas, y la
Real Armada Australiana había sido rechazada hacia sus puertos de origen.13
La única fuerza estratégica Aliada de importancia, que permanecía oponiéndose a todo esto, era
la base naval de Pearl Harbor, incluyendo los tres portaaviones de la Flota del Pacífico de los
Estados Unidos.14 Los japoneses enviaron una flota hacia las islas Midway, un atolón periférico
del archipiélago de Hawái, con el objetivo de atraer lo que quedaba de la flota estadounidense a
una batalla decisiva. El 5 de junio, bombarderos estadounidenses avistaron la fuerza japonesa y
hundieron 4 de sus mejores portaaviones, un acorazado y 275 aviones durante la batalla de
Midway, a un costo de un solo portaaviones, el Yorktown.15 Ésta fue una victoria muy
importante para los Estados Unidos y marcó el punto de inflexión en la guerra del Pacífico. La
capacidad estadounidense en la construcción de barcos y aviones superaba ampliamente a la
japonesa, la cual nunca disfrutaría otra vez de tal superioridad numérica.
Después de la victoria en la batalla de Midway, las fuerzas de Estados Unidos comenzaron un
avance implacable en las costas del océano Pacífico. Rápidamente los aviones de combate
japoneses se vieron superados tanto en número como en características técnicas de los nuevos
aviones estadounidenses, sobre todo con la entrada del F6F Hellcat y el F4U Corsair. El Servicio
Aéreo de la Flota Imperial Japonesa fue derrotada durante los combates aéreos de las campañas
de las Islas Salomón y la de Nueva Guinea. Finalmente, durante la batalla del Mar de Filipinas,
los japoneses perdieron más de 400 aviones y pilotos. Los pilotos más veteranos y con mejor
preparación comenzaron a escasear.
Antes de la creación oficial de un cuerpo especial se habían registrado colisiones deliberadas por
parte de pilotos cuyo avión había sido severamente dañado y no querían verse capturados,
situación que ocurrió tanto del lado japonés como en el de las fuerzas aliadas. De acuerdo a
Axell & Kase, estos suicidios «eran individuales, decisiones tomadas en el mismo momento de
hombres que estaban mentalmente preparados para morir».16 En la mayoría de los casos existe
poca evidencia que fueran algo más que colisiones accidentales.
Desde 1942 diferentes voces dentro del ejército japonés se levantaron con el afán de recurrir a
tácticas suicidas para emplearse en la guerra y tratar de revertir nuevamente los papeles. En
medio de grandes controversias, uno de los protagonistas y principales opositores era el
vicealmirante Yokoi, quien exponía que los motivos para oponerse, más allá de la muerte de los
pilotos, eran tres principalmente:17
Era sumamente costoso adiestrar a un piloto para que él y su avión tan sólo hicieran un sólo
viaje.
Los aviones por sí solos no tendrían una fuerza de impacto tal para destruir o dañar severamente
un portaaviones, a menos que se estrellara contra la pista de aterrizaje cuando ésta tuviera
muchos aviones enemigos.
Era sumamente difícil analizar los resultados ya que el protagonista resultaría muerto de la
acción.
Tácticas defensivas de los aliados
A comienzos de 1945 el comandante John Thach, quien ya era famoso por el desarrollo de
tácticas en contra de ataques de aviones japoneses, desarrolló un estrategia en contra de los
pilotos suicidas llamada «Gran Manta Azul».62 Esta maniobra contemplaba mantener todo el
tiempo posible patrullajes aéreos alrededor de la flota aliada; sin embargo, debido a que se
detuvo la capacitación de nuevos pilotos, no había los elementos suficientes para mantener
segura la flota y detener la amenaza japonesa.
Del mismo modo, Thach recomendó patrullas de combate aéreo con más elementos, ataques
intensivos en contra de las bases japonesas aéreas, bombardeo de las pistas de aterrizaje con
bombas de acción retardada para hacer más difíciles las reparaciones y una avanzada de
destructores y destructores escolta a por lo menos 80 kilómetros de la flota principal para poder
recibir las señales de radar con anticipación. Además, mejoró la coordinación entre las fuerzas
aéreas de los portaaviones con el resto de la flota.
A finales de 1944 la flota británica del Pacífico utilizó sus aviones Supermarine Seafire a
grandes alturas para tareas de patrullaje y combate aéreo. Estos aviones fueron utilizados
frecuentemente para contraatacar los ataques suicidas japoneses durante y posterior a la batalla
de Iwo Jima.
Conforme avanzó la guerra las tropas aliadas comenzaron a acostumbrarse a la metodología de
los ataques suicidas, además de que la poca o nula experiencia con que contaban los pilotos
facilitaba la labor defensiva ya que un piloto experimentado no tenía problemas en perseguir y
derribar a uno novato. Se desarrollaron también otro tipo de tácticas, como el de disparar justo
enfrente del avión rasante para crear una barrera de agua la cual hundía el avión enemigo.

La efectividad de los ataques suicidas no fue muy elevada. A pesar de los éxitos iniciales y de
la influencia positiva en la moral nipona, las cifras totales no fueron tan eficaces en la estrategia
de guerra global. Además, el sentido original de la unidad especial, que era favorecer el éxito de
la operación Sho, fue un fracaso. También hay que decir que no consiguieron frenar la
inminente victoria norteamericana en el Pacífico. Los lanzamientos de las bombas
atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki fueron definitivos.
A lo largo de los últimos años se han erigido diversos museos dedicados exclusivamente a este
tema en los que se presentan fotografías, testimonios, aviones restaurados y otras armas
utilizadas durante la guerra. Uno de los principales museos existentes de este tema es el Museo
de la Paz Chiran, el cual se inauguró en 1975 en una antigua base de operaciones aéreas
localizada en la prefectura de Kagoshima. El museo recibe más de 500.000 visitas al año64 y es
considerado como uno de los factores que han hecho cambiar la concepción que la sociedad
japonesa tenía de las unidades de ataque suicidas.65
Junto con los museos, diversos monumentos a lo largo del país se han erigido en honor de los
«pilotos caídos», ya sea en forma de lápidas de piedra, torres, figuras humanas o en forma de
estatuas budistas de Kannon.

REFERENCIAS
https://www.taringa.net/+ciencia_educacion/ases-de-combate-kamikazes-japoneses_13g77d

http://queaprendemoshoy.com/quienes-fueron-los-kamikazes/

https://academiaplay.es/origen-kamikazes/

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