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Con el fin de la segunda guerra mundial, surgió la necesidad de reconocer una serie

de derechos humanos subjetivos, como el del acceso a la justicia, que busca garantizar a la
persona el puente para solucionar dificultades cotidianas en las que se requiere el orden y
participación del Estado, dicha necesidad se manifestó mediante el “ movimiento por el
acceso a la justicia”, el cual es visto desde un plano cultural- como una reacción a la visión
meramente dogmática del mundo jurídico- y sobre todo como un movimiento enderezado a
la reforma de los sistemas jurídicos, fundamentado en derrumbar las barreras económica ,
organizativa y procesal que se tenía tradicionalmente.

Para ello, se propuso la búsqueda de alternativas para la resolución de las litis,


partiendo de la consideración que no todas las disputas que surgen de la vida en sociedad,
necesariamente se resuelven de igual forma; de dicha constatación surgieron los denomina
MARCs que estaban encuadrados dentro de las afirmaciones del Estado social de Derecho
(el welfare state).Sin embargo, dicho Estado,para los años 80 tuvo sus primeros síntomas de
crisis, que se manifestó en la reducción del campo de operatividad del Estado, exaltación de
la iniciativa empresarial privada en todos los sectores y la libre competencia en un libre
mercado, lo cual trajo consigo un cambio de perspectiva en la función de los MARCs que
empezaron a tender a la desjurisdiccionalización de la resolución de conflictos. Caso este
sería el de Norteamérica, en el cual la tendencia a la desjurisdiccionalización fue el reflejo
de la crisis del sistema procesal, para unos con el fin de hacer frente a la casi endémica
litigation explosión de tal sociedad, y para otros este hecho constituyó un riesgo en cuanto a
la consagración de un “second class sytem of justice” en prejuicio de los más débiles.

Es así, que dicha tendencia también llegó a los países latinoamericanos, como
Colombia, donde surgió como un rechazo al formalismo y ritualismo exagerado en materia
procesal, buscándose mediante la creación de mecanismos alternativos de resolución de
conflictos como: la conciliación, la mediación y el arbitraje, que se tomase en cuenta la
finalidad social a través de la despenalización de ciertas conductas criminales. Pero lo
peculiar del caso colombiano no fue solo la desjurisdiccionalización de la solución de
conflictos a través de la promulgación de leyes, sino su consagración a nivel constitucional,
al permitirla posibilidad de “administrativizar” la función “jurisdiccional”. Otro país que las
adoptó luego fue Argentina, que busco descongestionar los despachos judiciales.
En el caso peruano, la falta de celeridad, especialidad y predictibilidad de los fallos
judiciales en materia de solución de disputas empresariales, han sido las notas características
de un Poder Judicial que en especial para la actividad de la construcción ha constituido y
constituye un factor de incremento de riesgo y por tanto de encarecimiento de la contratación.
Ante ello, el interés de los particulares y del propio Estado en flexibilizar poco a poco sus
normas para reconocer y dar paso a otros medios alternativos de solución de disputas. Los
MARC, tienen una implementación y consagración explicita como mecanismos alternos de
solución de conflictos, que se estableció en la ley N°26636 (Ley de procesal del trabajo), el
D. Leg.807 (sobre las facultades, normas y organización del INDECOPI), y la modificación
del art. 38° del D. Leg.716 (ley de protección del consumidor).

La conciliación extrajudicial está regulada por la LEY 26872 y por su Reglamento, aprobado
por Decreto Supremo N° 001-98-JUS, normas que la definen como un acto jurídico que
constituye un mecanismo alternativo para la solución de conflictos, por el cual las partes
acuden ante un Centro de Conciliación, Juez de Paz Letrado o de un Conciliador en Equidad,
a fin que les asista en la búsqueda de una solución consensual a su conflicto de intereses. En
el Código Procesal Civil se regula la conciliación judicial la que pude definirse como una
forma especial de conclusión del proceso en virtud de la cual las partes en un proceso judicial
arriban a un acuerdo con el que se pone fin al proceso, el mismo que tiene el efecto de cosa
juzgada.

El arbitraje en el Perú se encuentra regulado en la Ley 26572 y se define como un medio de


solución de controversias en virtud del cual las partes acuerdan (convenio arbitral) someter
la solución de determinados conflictos que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto
de una determinada relación jurídica a la decisión (laudo arbitral) de uno o varios terceros
(árbitros).

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