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Título: “Todo lo que haces se devuelve”

4 Personajes:
1. Casilda: Habitante del pueblo que se preocupa por ayudar a las personas que
necesitan.
2. Mariana: Ayudante de Casilda en la recolección de ayuda.
3. Policarpo: Dueño del almacén del pueblo.
4. Francisca: Esposa de Policarpo.

ACTO I

Ambientación: Almacén de pueblo.


Introducción: Casilda y Mariana llegan muy consternadas al almacén a solicitar
ayuda a Policarpo y su esposa.

Casilda (Con cara de tristeza y preocupación): Buenos días don Policarpo ¿Cómo
se encuentra?

Policarpo: Muy bien doña ¿En qué puedo servirle?

Mariana (tomando la palabra): ¿Cómo le va? No sé si ya se enteró que el rio


creció en la parte sur y la gente que vivía cerca perdió sus casas, eso se llevó todo,
no dejo nada a su paso, esa gente se la está viendo muy mal.

Francisca (preocupada): Si nos enteramos pobre gente ¿Ahora qué harán?

Policarpo (Sin poner mucha atención): Si eso oímos, designios de Dios, les va a
tocar duro para levantarse, pero a trabajar, es lo que toca.

Casilda: Si les va a tocar muy duro, pero ahora no tienen nada, ni ropa, ni comida,
les dieron un lugar en la iglesia para quedarse pero necesitan todo lo demás,
nosotras queremos ayudarlos y estamos haciendo una colecta en el pueblo para
llevarles las cosas necesarias, leche, comida, ropa, cobijas, agua potable, medicinas.
Policarpo (asintiendo): Muy bien, espero que tengan mucha suerte y consigan
ayudar a esa gente.

Mariana (negando con la cabeza): No señor Policarpo, no vinimos solo a contarle,


vinimos a solicitar su ayuda, usted tiene un almacén, y es una de las personas más
pudiente del pueblo, échenos una manito y done algo para ayudar a las personas
que están pasando por esa tragedia.

Francisca (tomando la mano de Policarpo): Si Poli, vamos a donar algo, esa gente
debe sentirse desbastada.

Policarpo (soltando la mano de Francisca y caminando para alejarse un poco):


Miren, a mí me da tristeza con esa gente, pero esto no es una casa de caridad, todo
lo que vendo a mí me cuesta, si regalo las cosas pierdo, y no puedo volver a
comprar, las felicito por su iniciativa, pero no puedo ayudarlas.

Francisca (sorprendida): ¡Poli! ¿Cómo no puedes ayudar? personas que tienen


menos lo están haciendo.

Mariana: No le pedimos mucho, cualquier cosa que pueda donar es una gran
ayuda.

Casilda: Póngase la mano en el corazón don Poli, hoy son ellos y mañana podemos
ser nosotros.

Policarpo (convencido de no ayudar): Si Dios decide que en algún momento


seamos nosotros los que pasemos por eso, ya veremos cómo salir adelante, yo tengo
dinero guardado, la gente no previene.

Casilda (molesta): Vamos Mariana, es evidente que don Poli no nos va a ayudar,
que se le multiplique todo lo que tiene don Poli y gracias por nada.
Casilda y Mariana salen del almacén y francisca molesta deja a Policarpo solo en la
tienda.

ACTO II

Ambientación: Salón solo con un montón de cajas apiladas, cobijas, mantas y


suministros.
Introducción: Casilda y Mariana organizan las cajas en el salón, sus caras son de
tragedia, están despeinadas y sucias. Entra Policarpo y su esposa en las mismas
circunstancias, despeinados, la ropa sucia y rota.

Policarpo (deprimido): ¡Dios! ¿Cómo nos vino a pasar esto? Lo perdimos todo,
esta vez el rio creció hacia este lado y nos dejó sin nada.

Casilda (preocupada): ¿Están bien? ¿No les paso nada?

Francisca: Afortunadamente logramos subir a la montaña y salvamos nuestra


vida, es lo que importa.

Mariana (irónica): ¿Y que lo trae por aquí don Poli?

Policarpo (molesto por la pregunta): Estoy haciendo turismo Mariana. Vine a


refugiarme como todos los que perdimos nuestras casas.

Mariana (sin perder la ironía): ¿Se va a refugiar aquí? Hace 8 meses exactamente
a la gente del sur le paso esto mismo, y usted se negó a ayudar, porque tiene dinero
guardado y cada quien tenía que resolver sus problemas. Y ahora ¿Se va a refugiar y
a servir de la ayuda de esa gente que no quiso ayudar antes?

Francisca (avergonzada): Mariana tiene razón Poli, debes buscar como resolver,
y no aprovecharte de la ayuda de la gente que tú te negaste a ayudar.

Policarpo (también avergonzado y dándose cuenta de su egoísmo): Lo se


Francisca pero estamos incomunicados, lo perdimos todo y no puedo llegar al
banco ¿Qué puedo hacer?

Casilda (en tono conciliador): Nada don Poli, aquí es bien recibido, la ayuda es
para todos porque existe gente buena y capaz de ayudar al necesitado, pueden
quedarse, pero espero que esto le haga aprender la lección. Hoy por ti, mañana por
mí.

Policarpo, se acerca a Casilda tomando su mano y sonriendo en gesto de


agradecimiento.

FIN
Título: “Cuestión de actitud”

4 Personajes:

1. Elena: Joven mujer de unos 26 años. Tiene una actitud verdaderamente positiva ante la
vida (siempre elige ver lo positivo).
2. José: Trabaja hace tiempo en la oficina en la que empieza a trabajar Elena. Es quién le da
la bienvenida a la joven a su nuevo trabajo.
3. Luján: También es una antigua empleada de la oficina.
4. Mario: El jefe. Hombre de apariencia ruda y hostil a quién sus empleados temen.

ACTO I.

Personajes que intervienen en este acto: Elena y José.

Escenario: Una oficina con escritorios, ordenadores, papeles por todas partes,
lapiceros con bolígrafos y lápices, ficheros y una taza de café.

José está trabajando en su computadora. Se acerca Elena.

–Elena: Hola, soy Elena Pérez. Me indicaron que venga a esta oficina.

–José: Ah, tu eres la nueva compañera. Mucho gusto, mi nombre es José, vamos a
trabajar juntos.

(Se saludan)

–José: (Le indica un ordenador) Tú puedes trabajar aquí. Para empezar, tendrías
que llenar estas planillas con estos datos, imprimir lo que está en esta carpeta,
ordenar por fechas y archivar. Cuando termines me avisas.

–Elena: (Se sienta en su puesto) Muy bien.

–José: (En tono más confidencial) Hay algunas cosas que deberías saber desde el
principio. Aquella es la oficina de Mario, el jefe. Como verás está cerca, así que no
está permitido hacer ruido cuando él está por aquí: no tolera los ruidos, ni el más
mínimo ruido.
–Elena: Entiendo, algunas personas necesitan silencio para poder concentrarse
totalmente en las tareas que realizan.

–José: (Intentando ser solidario con la nueva compañera y advirtiéndole) Tienes


que saber que si quieres permanecer en este trabajo te conviene no contradecirlo en
nada aunque sepas que está equivocado, él siempre cree tener la razón.

–Elena: Ok, ha de ser un hombre muy seguro de sí mismo. Se necesita mucha


seguridad y compromiso para ser responsable del trabajo de tantas personas.

–José: Yo diría muy severo y suele tener mal humor. ¡Ha!, y no cuentes tus
problemas personales porque no le interesan; solo espera de sus empleados que
hagan funcionar la empresa.

–Elena: ¡Qué admirable! ¡Se nota que su trabajo lo apasiona!

–José: (Sorprendido por la actitud de su compañera) Parece que no me estás


entendiendo. Si te digo todo esto es para que conserves tu trabajo y lo sufras lo
menos posible.

–Elena: Y te lo agradezco, pero no es mi modo de enfrentar la vida.

–José: Mario es realmente duro con sus empleados; aquí todos le tememos.
Cuando él aparece, no vuela ni una mosca, y así es desde siempre. Además ¿Cómo
puede parecerte tan admirable si aún no lo conoces?

–Elena: Mira José, que alguien o algo me guste o me caiga bien no depende de su
aspecto o su aparente forma de ser, sino de mi disposición para que me guste.
Todos tenemos características positivas y negativas en igual medida y la gente se
comporta según como se la trate.

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Elena, Luján, José y Mario.

Escenario: La misma oficina del Acto I.

Elena, José y Luján trabajan y conversan amenamente.


–José: ¡Tengo hambre!

–Luján: Sí, ¡que llegue rápido la hora de almorzar! ¿Qué van a cocinar a la noche?

–Elena: Yo voy a cocinar algo liviano.

–José: Yo voy a comer lo que traiga el delivery.

–Luján: Yo voy a hacer una ¡estupenda lasagna! (pronuncia la exclamación con


tono italiano)

(Los tres compañeros ríen)

(En un instante se cortan las risas y el ambiente se tensa. Entra Mario con su
habitual seriedad. José y Luján se ponen serios y quietos y saludan al unísono)

–José: Buen día don Mario.

–Luján: Buen día don Mario.

–Mario: (Sin responder al saludo) Luján, los balances, como siempre, tienen
errores. Los necesito perfectos antes del fin de semana.

–Luján: (Nerviosa) Si… es que, tuve… poco tiempo y…

–Mario: (La interrumpe) Los necesito perfectos antes del fin de semana.

(Mario sigue su camino rumbo a su oficina. Se detiene y regresa)

–Mario: Elena, ¿sigues aquí?

–Elena: Si don Mario, quería terminar con esto pero ya me voy, el horario de
visita está por empezar.

–Mario: Bueno, espero que esté todo bien con tu madre. No hay inconveniente
con que cambies tu día de descanso para mañana si lo necesitas. (Se va a su
oficina.)

–Elena: Gracias don Mario.


(José y Luján se miran desconcertados por la amabilidad de Mario.)

–Elena: (Entendiendo el asombro de sus compañeros) Es que mi madre está en


observación en el hospital. Nada grave, pero por precaución la han dejado unos
días más.

–Luján: ¿Y Mario te ha dejado salir en horario de trabajo para ir a verla?

–Elena: Sí… Solo le expliqué la situación y como cualquier persona comprensiva


me dio permiso.

–José: Es que con nosotros nunca ha sido comprensivo…

–Elena: Es que aquí todos siempre le han tenido miedo. Lo han tratado con
desconfianza y él ha respondido de la misma manera. Yo por mi parte, siempre lo
he tratado con respeto y cordialidad y él me ha respondido de igual modo. Solo es
cuestión de cómo uno enfrente las situaciones. (Se va.)

FIN
Título: “Mis cosas me controlan”

3 Personajes:

1. Gabriel: Siente que el exceso de muebles, objetos, tecnología, electrodomésticos y cosas


que hay en su hogar, controlan su vida hasta agotarlo.
2. Caro: Novia de Gabriel. Representa la mirada opuesta a la de su novio; para ella más es
mejor.
3. Empleado: Viene de la casa de electrodomésticos.

ACTO ÚNICO

Personajes que intervienen en este acto: Gabriel, Caro y Empleado.

Escenario: Un departamento repleto de aparatos electrónicos, electrodomésticos,


muebles, relojes y cosas que casi no dejan lugar para moverse.

Gabriel está durmiendo en la cama, una alarma empieza a sonar y lo despierta.


La alarma suena pip- silencio – pip – silencio – pip – silencio- pip… Gabriel se
despierta sobresaltado.

–Gabriel: (Mira su departamento atiborrado de elementos tecnológicos y


electrodomésticos) Otro día más en el planeta ¡¨cosas¨!

(Gabriel se levanta y empieza a buscar de donde proviene el sonido de la alarma


para apagarla.)

–Gabriel: (Mira el radio-despertador de la mesita junto a su cama) No es


aquí. (Se levanta)

(La alarma sigue sonando con el sonido cada vez más frecuente: pip- pip-pip-
pip…)

–Gabriel: (Se dirige a la mesa, mira un teléfono celular que hay allí
arriba) Tampoco es de acá.

(Gabriel empieza a fastidiarse por el ruido cada vez más alto y constante:
pipipipipipi… Camina buscando el origen del sonido. Entra Caro.)
–Caro: Buen día amor (Muy relajada se dirige al horno microondas, aprieta un
botón y la alarma deja de sonar).

–Gabriel: (Irónico) El microondas, claro. ¿Cómo no se me ocurrió?

(Gabriel se prepara un café y se dirige a la barra/península desayunadora en la


que no encuentra lugar porque hay instalado un ordenador de escritorio, una
notebook, una netbook y una tableta.)

–Gabriel: ¿Amor esta barra no era para desayunar?

(Caro no responde, está concentrada en su celular.)

–Gabriel: Caro, la barra ¿no era para desayunar?

(Caro sigue sin responder, concentrada en su celular. Gabriel se para, con


dificultad camina entre los muebles hasta la mesita de la cama, toma un teléfono
fijo y marca un número. Suena el celular de Caro.)

–Caro: ¿Hola?

–Gabriel: (Al teléfono) Caro, ¿la barra no estaba pensada para desayunar en ella?

–Caro: ¡Gaby! ¿Por qué sos tan gruñón?

–Gabriel: (Cuelga el teléfono) Ya no puedo vivir en este lugar. Las cosas se


multiplican, se están adueñando del departamento. El día menos pensado van a
tomar vida y nos van a expulsar a la calle.

–Caro: (Riéndose) ¡Qué exagerado!

–Gabriel: ¡¿Te parece que exagero?! Cada vez que quiero comunicarme con vos te
tengo que enviar un mail, como parado en un rincón porque todas las mesas están
llenas de cosas. ¡Pantallas por todas partes! ¡¿Para qué tantas pantallas?! No
encuentro mis medias entre tantas cosas pero si busco pantallas las hay en todas las
medidas. ¿Y relojes? ¿Para qué necesitás relojes en todas las paredes?

–Caro: Para ver la hora desde cualquier lugar en el que esté.


–Gabriel: ¿Y los ruidos? Cada vez que suena una alarma no sé si es tu teléfono o el
fijo o el mío, o el despertador o el lavarropas o el televisor que se encendió solo…

–Caro: Tendrías que agradecer que tenés todo lo que tenés.

–Gabriel: ¿Agradecer? Me paso los días tratando de no derribar cosas costosas y


pagando arreglos carísimos de los dispositivos que se rompen y solo pueden
reparar ingenieros de la NASA.

–Caro: (Riéndose de las ocurrencias de su novio) ¡Ay Gaby, no es para tanto!

(Caro se sienta en el ordenador y Gabriel se queda hablando solo, soñando en voz


alta)

–Gabriel: ¡¿Para qué tanto?! ¿Para qué tanto? Podríamos vender todo lo que
tenemos y comprar una gran casa vacía… ¡Una casa vacía! (suspira) ¡Qué placer!…
¡VACÍA!

(Suena el timbre. Gabriel abre la puerta)

–Empleado: Buen día, vengo a entregar un equipo de música.

(Sin pronunciar palabra, Gabriel mira a Caro. Caro sonríe con picardía.)
Título: “Creer o no creer”

3 Personajes:

1. Federico: Chico quejoso que trabaja incansablemente para conseguir lo que quiere y no lo
logra.
2. Laura: Chica alegre y positiva a la que todo se le da fácil.
3. Voz en off: Conductora de un programa de la radio.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Federico y Laura.

Escenario: Un café.

Sentados en la mesa de un café, Federico y Laura desayunan y conversan.

–Federico: ¿Cómo te fue con la entrevista?

–Laura: ¡Excelente! Este hombre que entrevisté era súper amable, me respondió
todas la preguntas, incluso esas que no suele responder. En la revista quedaron
súper conformes asique es muy probable que me consideren para el puesto de jefa
de redacción.

–Federico: ¡¿Cómo haces para que todo se te dé tan fácil?! Todo lo que quieres te
llega sin el menor esfuerzo. Yo en cambio… (Pone mirada triste)

–Laura: ¿Te fue mal en la entrevista de trabajo?

–Federico: Si, buscaban a alguien con ¨otro perfil¨.

–Laura: Bueno, agradece que ya tienes un trabajo.

–Federico: Si, el trabajo en la agencia de viajes está bien pero yo quiero hacer
otras cosas: viajar, ir a festivales de música, conocer otras culturas… Encima ahora
que empieza la temporada de invierno ese lugar es un loquero, no paramos un
momento. Ariel salió de vacaciones y con Eduardo los dos solos no damos abasto.
–Laura: Pero no pierdas las esperanzas, sé positivo y cree que vas a conseguir el
trabajo perfecto para ti.

–Federico: Jaja. ¿Alcanza con ser positivo?

–Laura: ¡Claro que alcanza! Antes me preguntabas cómo hago yo para que todo se
me dé fácil y la verdad es que ¡no hago nada! Solo creo en que puedo tener todo lo
que quiero y las cosas se dan.

–Federico: ¡Qué injusto! Y yo que trabajo, trabajo y trabajo para conseguir lo que
quiero nunca lo logro.

–Laura: Es que aunque no lo creas funciona así. (Entusiasmada) Mira, te desafío


a algo: piensa en algo que realmente quieras con todo tu corazón.

–Federico: (Incrédulo) ¿Ok…?

–Laura: El paso siguiente es no hacer más esfuerzo que concentrarte de un modo


positivo en eso hasta creer que es posible que lo tengas y es como que un poder
superior va ordenando las cosas para que lo que quieres ocurra.

(Federico se queda con la mirada fija en un punto lejano y después junta las
palmas de sus manos sobre su boca y cierra los ojos)

–Laura: ¿Qué haces?

–Federico: Estoy concentrándome en que pagues lo que consumimos.

–Laura: Tonto…

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Laura y Federico.

Escenario: Cocina del departamento que alquila Federico.

Federico y Laura toman un café en la cocina.


–Federico: ¿Recuerdas lo que me dijiste la otra vez de pensar en algo que quiera
de corazón y concentrarme en eso?

–Laura: ¿Pensaste en algo?

–Federico: Hay algo que deseo con todas mis fuerzas, pero me cuesta creer en
que las cosas funcionen como dices.

–Laura: ¡Fede! ¡Es que tiene que haber algo superior que ordene las cosas! La
vida no puede consistir solo en lo que podemos ver o tocar, tiene que haber algo
más.

–Federico: En unas semanas empieza un festival de música alternativa y sería


realmente feliz si pudiera ir. Primero pensé que era imposible porque es en la otra
punta del país, no tenía la plata ni permiso en el trabajo y las entradas estaban
agotadas… Pero deseaba tanto ir que aunque me dio vergüenza hice lo que me
dijiste…

–Laura: ¡¿Verdad?! ¡¿Y?!

–Federico: Empezaron a pasar cosas rarísimas.

–Laura: ¡Cuéntame!

–Federico: Mi papá vendió un auto viejo que tenía y nos mandó la plata de la
venta a mi hermano y a mí. Después, buscando en internet, conecté con un chico
que tenía una entrada pero le surgió algo y no puede ir, entonces me la vendió… ¡y
más barata de lo que costaba!

–Laura: ¡Te lo dije! ¡Te lo dije!

–Federico: Igual, falta lo más difícil: que me den permiso en el trabajo.

–Laura: ¡Sé positivo! ¡Sé positivo y veras que lo consigues!

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Federico, Laura y Voz en Off.


Escenario: El mismo escenario del Acto II.

Federico y Laura conversan en la cocina. La radio está encendida y suena una


música suave de fondo.

– Laura: ¡¿Y?! ¿Conseguiste el permiso? ¡¿Qué te dijo Eduardo?!

–Federico: No, no lo conseguí… Me dijo que en este momento era imposible.


Ariel vuelve en doce días y recién entonces salgo yo de vacaciones. Pero el festival
empieza en una semana; en doce días cuando yo pueda viajar ya va a estar
terminando.

–Laura: ¿Y no puede quedarse unas semanas él solo en la agencia hasta que


regrese Ariel?

–Federico: En este momento imposible. Es temporada de vacaciones de invierno


y uno solo no podría con todo el trabajo… Otra vez será. (Sube el volumen de la
radio) Escucha, esta canción me gusta… ¿Un té?

–Laura: Bueno.

(Federico se para a preparar un té)

–Voz en off: ¨… Terminamos nuestro programa con esta bella canción y


reiteramos que mediante un comunicado oficial, los organizadores del festival de
música alternativa a desarrollarse en San Pedro comunicaron que dicho festival se
posterga una semana por cuestiones climáticas… Eso es todo por hoy, hasta
mañana amigos…¨

(Federico y Laura se miran con los ojos muy abiertos.)

FIN
Título: “Sé amable”

5 Personajes:

1. Daiana: Es una adolescente de quince años. Tiene una cicatriz que abarca y deforma toda
la parte izquierda de su rostro. Tiene una personalidad introvertida y antisocial. Se sienta
con la espalda encorvada hacia adelante y el cabello le cubre gran parte de la cara.
2. Mauricio: Adolescente de unos dieciséis años. De personalidad alegre y relajada, es quién
tendrá el ¨gesto amable¨ de hablar con Daiana de igual a igual.
3. Sonia: Mamá de Daiana. La acompaña al parque a leer.
4. Miriam: Vecina de Daiana y Sonia.
5. Voz en off: Reproduce lo que Daiana piensa pero no dice.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Daiana, Mauricio, Sonia, Miriam y


Voz en off.

Escenario: Un parque/espacio verde.

En un asiento un poco apartado del centro del parque, están sentadas Daiana y
Sonia.

–Sonia: ¿Estás segura de quedarte sola?

–Daiana: Si.

–Sonia: ¿Regresas sola o te vengo a buscar?

–Daiana: Regreso sola.

–Sonia: Bueno, nos vemos en la casa.

(Sonia se para y atraviesa el parque. A una distancia considerable de Daiana se


encuentra con Miriam.)
–Miriam: ¡Sonita! ¿Cómo has estado? (Mira hacia el banco donde Daiana está
sentada leyendo) ¿Cómo está Daianita? ¿Sigue tan aislada como siempre?

–Sonia: Cada vez peor. Ya no hace nada más que leer. Le gustaría hacer cosas pero
no se atreve a relacionarse con personas; dice que de lo único que todos le hablan
es de su cicatriz y el aspecto de su rostro. El otro día llegó a decirme que se sentía
como un monstruo.

–Miriam: ¿Y esas clases de teatro que quería tomar?

–Sonia: Fue un par de veces, pero dice que todos la miraban horrorizados y que
solo se le acercaban para preguntarle por qué tiene esa cicatriz. (Suspira) Está
convencida de que nunca podrá hacer lo que hacen los demás; piensa que es
inferior al resto por como se ve.

–Miriam: Pobre mi niña. Dile que vaya a buscar unos libros que tengo para ella.

(Las vecinas se saludan y cada una sigue su camino. Daiana sigue leyendo.
Mauricio se sienta a su derecha en el banco.)

–Mauricio: (Mira el libro que Daiana lee) ¿Qué lees? ¡El principito! Es de mis
favoritos.

(Daiana casi ni se mueve. Tiene miedo de ser rechazada o juzgada nuevamente


por su cicatriz.)

–Mauricio: (Sigue hablando sin darle ninguna importancia a la cicatriz) Lo leí


muuuchas veces y no deja de encantarme…

–Voz en off: ¿Cuál es el truco? ¿Qué quiere este chico, por qué no se espanta?
¿Será que no vio mi rostro?

–Mauricio: … Al principio lo leía solo como una historia de ficción y punto, pero
después empecé a encontrarle más significado. ¿No te parece a ti que esas historias
tienen más significados?

–Daiana: (Aún dudosa) Si.

–Voz en off: Claro que la vio, es imposible de disimular… ¿Será que… no le


importa?
(Mauricio sigue gesticulando/simulando conversar relajadamente. Daiana lo
mira cada vez con menos desconfianza.)

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Daiana y Mauricio.

Escenario: El mismo escenario del acto anterior.

Daiana y Mauricio siguen conversando en el mismo banco y posición del Acto I


pero la actitud de Daiana es totalmente diferente: está relajada y contenta y ya
no se cubre el rostro con el cabello.

–Daiana: ¡Las aventuras de Tom Sawyer!

–Mauricio: ¡Sí! Este juego es muy fácil para ti, los adivinaste todos.

(Los adolescentes ríen)

–Daiana: Tú también adivinaste muchos.

–Mauricio: (Mira a su alrededor) Ya es muy tarde.

–Daiana: Si, se ha pasado la tarde, tengo que volver o mi madre se va a preocupar.

(Los adolescentes se paran)

–Mauricio: Ha sido un gusto charlar contigo. He aprendido mucho de cuentos y


novelas.

–Daiana: Ha sido un gusto para mí.

(Se saludan y cada uno se va por su camino)

ACTO III

Personaje que interviene en este acto: Daiana.


Escenario: Un atril con un micrófono sobre un escenario.

Daiana está dando un discurso de agradecimiento porque ha ganado un concurso


de cuentos: con una actitud segura, su pelo recogido y todo su rostro a la vista.

– Daiana: ¨… Por último quiero dar las gracias a una persona que solo vi una vez y
de quién solo se su nombre: Mauricio. Su amabilidad durante una charla me hizo
atreverme a escribir el cuento por el que hoy gano este premio… Por lo tanto, si me
permiten dar un mensaje…: Seamos amables. No es necesaria una revolución para
cambiar el mundo; a veces un pequeño acto de amabilidad como una sonrisa o una
palabra cordial a un desconocido, puede hacer una diferencia en su vida que ni
siquiera imaginamos¨

(Daiana levanta su premio)

–Daiana: Dedico mi premio, pues, a las personas amables.

FIN

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