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Otra Economía, 10(18):91-105, enero-junio 2016

2016 Unisinos - doi: 10.4013/otra.2016.1018.08

Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía


solidaria con aplicación en los mercados del sexo

Ethical dilemmas in the market: An analysis based on the


solidarity economy with application to the sex markets

Pablo Guerra1
profecosol@yahoo.com

Resumen. En este artículo analizaremos uno de los Abstract. In this article I discuss one of the most
dilemas éticos más controvertidos en nuestros merca- controversial ethical dilemmas in our markets:
dos: la prostitución. Lo haremos desde un enfoque de prostitution. I do it from a solidarity economy
economía solidaria apoyados en las elaboraciones del approach supported by the philosophy of egali-
igualitarismo y el comunitarismo filosófico. Nuestros tarianism and communitarianism. Our goals are at
objetivos serán al menos tres. En primer lugar, situar least three: First, to include the concept of market
el concepto de mercado y de mercancía en el marco de and commodities in the framework of a substan-
una economía sustantiva, para lo que recurriremos a tive economy. In the second place, to analyze some
algunas categorías de análisis de variados autores que egalitarian positions which ascribe to prostitution
coinciden en evitar una lectura de libre mercado, don- a complex status of commodity which deserves a
de todo bien y servicio puede transformarse en mer- careful ethical approach. Finally, to try to answer
cancía. En segundo lugar, analizaremos algunos argu- the question of whether or not the values and prin-
mentos igualitaristas que sitúan a la prostitución con ciples of solidarity economy could allow sex to be
un estatus mercantil complejo que merece una lectura bought and sold just as any other commodity.
ética detenida. Finalmente, intentaremos responder a
la pregunta de si acaso los valores y principios de la
economía solidaria pueden permitir que el sexo se co-
mercialice como cualquiera otra mercancía.

Palabras claves: prostitución, mercado, ética, eco- Keywords: prostitution, commodity, ethics, solida-
nomía solidaria. rity economy.

Introducción señalando que desde el punto de vista de la


“lógica económica” el argumento era “impe-
Cuando Lawrence Summers, en 1992, sien- cable” (New York Times, 1992), radicando allí
do Vicepresidente del Banco Mundial, expre- uno de los límites que tiene la teoría económi-
sara que las industrias contaminantes deberían ca hegemónica para dar cuenta de algunos de
emigrar hacia los países del Tercer Mundo, las los debates éticos de nuestros mercados, a sa-
repercusiones no tardaron en llegar. Para ha- ber, la incapacidad de entender la “lógica eco-
cer frente a las críticas que sobre todo se ge- nómica” más allá de algunas de las fórmulas
neraron desde el movimiento ambientalista, el dominantes. Esto a su vez nos deja sin lugar
autor del famoso Memorándum se defendió para los argumentos éticos y para la búsque-

1
Universidad de la Repùblica. Colonia 1801, CP 11.100, Montevideo, Uruguay.

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Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

da de un bien común que vaya más allá de la sición igualitarista que exhibe Satz en su obra
eficiencia de Pareto o del análisis costo-bene- “Por qué algunas cosas no deberían estar a la
ficio. Dicho de otra manera: no hay “una lógi- venta”, y otros autores destacados que han
ca económica”, una suerte de “one best way” participado activamente en el análisis ético de
que prescinda de los valores y normas sociales, los mercados del sexo.
sino que existen numerosas lógicas y racionali- Un segundo objetivo de este artículo será
dades que conviven en nuestros mercados, to- responder a la pregunta de si es ético3 acep-
das ellas permeadas por ciertas normas y valo- tar desde un enfoque de economía solidaria
res que en mayor o menor medida afectan las a la prostitución como uno de los tantos ser-
decisiones. En consecuencia, no solo es posible vicios que se compran y venden en el merca-
y deseable hacer frente a las posiciones del ex- do. Para ello, nuestra posición será auxiliada
tremo liberalismo económico desde argumen- por los aportes igualitaristas y comunitaristas
tos éticos, sino además desde argumentos eco- contemporáneos que se oponen a los argu-
nómicos que incluyan las dimensiones éticas, mentos que presentan, por ejemplo, tanto las
como, por ejemplo, dotar de mayor justicia so- corrientes liberales como conservadoras en la
cial a la economía o privilegiar a quienes viven materia4. Es así que, de acuerdo a lo visto por
en situaciones más problemáticas. Guerra (Guerra, 2015), desarrollaremos los
Justamente la posición que defenderé en argumentos de una tercera vía entre el deba-
este artículo es que desde la economía solidaria te abolicionismo-regulacionismo y el debate
se abre un interesante campo de disputa con la feminismo radical-feminismo liberal, a sabien-
teoría hegemónica acerca del sentido y alcance das que nos sumergiremos en una de las polé-
de la economía, del mercado y del papel que la micas contemporáneas más complejas donde
ética cumple en ellos. A estos efectos entende- algunos de los viejos parteaguas (por ejemplo,
remos a la economía solidaria o socioeconomía izquierda y derecha) no son suficientes para
solidaria en un sentido teórico, esto es, como dar cuenta del fenómeno.
una particular forma de comprender a la eco-
nomía “subsumida” (al decir de Polanyi) en Los mercados y el comercio sexual
lo social y concretamente guiada por algunos
criterios de ética (principios y valores) que han Los mercados, antes que un orden social
sido plasmados, por ejemplo, en numerosas dado, son constructos humanos que, como de-
legislaciones así como documentos de movi- muestra la historia, han estado conformados
mientos y redes2. por el conjunto de las relaciones económicas,
Un primer objetivo de este artículo es ana- entre las cuáles las relaciones de intercambio,
lizar en concreto algunos dilemas éticos que reciprocidad y redistribución que a su vez se
ocurren en nuestros mercados con respecto al han desarrollado en el marco de determinadas
hecho social (y mercantil) de la prostitución. normas sociales (Polanyi, 2000). Esto significa
Para ello, partiremos de una definición del que los mercados no solo son el ámbito donde
mercado cercana a la que ofrece la economía se compra y vende, sino además donde se roba,
sustantivista de Polanyi, utilizaremos la cate- se dona, se practica la reciprocidad, se cobran
goría de análisis de “mercado determinado” y pagan impuestos o se eluden (Razeto, 1988).
de Gramsci y de “mercado democrático” de Aunque algunos analistas prefieren referirse a
Razeto, para avanzar luego a un análisis del mercados formales e informales, o mercados
papel que la ética debe cumplir en este espa- legales e ilegales (mercados negros), lo cierto
cio. Es así que la segunda parte del artículo es que ambos están relacionados al punto que
estará destinada a analizar el ya clásico texto lo que suceda en uno afectará a otro, y vice-
de Walzer (“Las esferas de la Justicia”), la po- versa. De esta manera, tendremos mercados

2
Sobre el marco doctrinario que rige a las legislaciones de economía social y solidaria puede verse Guerra (2013). Sobre los
principios y valores que guían a algunas redes de economía solidaria puede consultarse www.ripess.org.
3
Sobre la distinción entre ética y moral, y cómo la primera debe verse como “intrínseca” al desarrollo, cfr. Villareal (2015).
4
El punto de partida igualitarista será analizado cuando revisemos a Walzer. Respecto al comunitarismo, más concreta-
mente el “responsive communitarianism” (para distinguirlo de algunas perspectivas autoritarias que se expresaron en
los 90s), digamos que su punto de partida es que la definición de lo que es una vida buena debe superar el ámbito del
individuo, incorporando definiciones ya sea del Estado, ya sea del conjunto de la sociedad, en un delicado equilibrio entre
el bien común y las autonomías. Al decir de Etzioni, esta idea crítica al liberalismo se basa en: “[…] there must be common
formulations of the good rather than leaving it to be determined by each individual by him or herself, for themselves”
(Etzioni, 2014, p. 242).

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tan democráticos y justos, o tan concentrados en contextos sociales: “La probabilidad de que
e inequitativos, como las fuerzas sociales que las relaciones de intercambio degeneren en
lo compongan determinen. abusos comerciales, aumenta en relación in-
Algunas de las concepciones más desarro- versa a la solidez comunitaria de los contextos
lladas por las ciencias económicas ponen su socio-organizativos de un mercado determi-
acento en una particular forma de relación eco- nado” (Guerra, 2002, p. 104).
nómica, esto es, las relaciones de intercambio Pero, ¿qué es exactamente el “mercado de-
que operan bajo los parámetros de compra- terminado”? Esta categoría de análisis, que
venta en los mercados contemporáneos. Si bien contribuye a divulgar Razeto, tiene su origen
esta concepción es parcial (ya que menosprecia en el intelectual italiano Antonio Gramsci en
el papel de las relaciones económicas que van sus “Cuadernos de la cárcel”, donde cita como
más allá de los intercambios), lo más preocu- fuente al mismísimo David Ricardo. El “mer-
pante es cuando se intenta dar un paso más y cado determinado” es entonces un constructo
pretender explicar el comportamiento social específicamente humano, en el que se ponen
bajo el paradigma de la racionalidad instru- en juego las capacidades, los valores y pode-
mental, expandiendo los estudios económicos res de cada uno de los sujetos que lo integran,
más allá del mercado. Buchanan, por ejemplo, dando lugar, por tanto, a innumerables (infini-
define a la economía como catalaxia, en tanto tas) estructuras de comportamiento mercantil.
“el estudio de todo el sistema de relaciones de En palabras del teórico italiano: “El mercado
intercambio” (Buchanan, 1979, p. 10), y Becker determinado es el conjunto de las actividades
aplica la idea de la “economización” incluso económicas concretas de una forma social de-
en las esferas de la vida familiar (Becker, 1987, terminada” (Gramsci, 1970, p. 457).
p. 22-23), asumiendo que los hijos, el matrimo- Esta concepción del mercado, como se
nio o el altruismo pueden pensarse y explicarse comprenderá, está muy cercana a la idea de
tal como si fueran una mercancía. la “economía plural” que luego trabajarán al-
Por su parte, la economía solidaria, tanto gunos autores representativos de la economía
en sus variantes europeas como latinoameri- solidaria como es el caso de Laville. Efectiva-
canas, se aleja de la concepción del mercado mente, bajo esta denominación de “economía
como un hecho social fundado y sostenido plural” se reconoce la existencia de algunas
en las relaciones de intercambio, recurriendo formas predominantes (por ejemplo, formas
para eso a la evidencia que aporta la antropo- capitalistas o estatales de producción), pero
logía económica, abriéndose de esta manera a a su vez se destacan otras lógicas y raciona-
las relaciones económicas más solidarias, caso lidades que se expresan, por ejemplo, en “la
de las donaciones, de la reciprocidad o de la existencia de una variedad de formas de pro-
cooperación. En consonancia con estas pos- piedad” (Laville, 2013, p. 6).
turas, se entiende que las relaciones de inter- Incorporando estas categorías de análisis
cambio, cuando no se encuentran enmarcadas del “mercado determinado” y de la “economía
en normas sociales (y éticas) claras, terminan plural”, así como la antes citada idea polanyia-
basadas en intereses que son divergentes na de “economía subsumida”, el mercado po-
(Mingione, 1993): mientras que el comprador drá ser visto como espacio de encuentro entre
querrá obtener su producto al menor precio productores y consumidores (o entre oferentes
posible, el vendedor querrá obtener la mayor y demandantes), donde las normas sociales y
ganancia en la transacción. Hay suficientes los valores juegan algún rol más o menos rele-
pruebas en nuestros mercados acerca de que vante. Para la economía solidaria, por ejemplo,
apenas surge una posibilidad para hacerlo la solidaridad (expresada en la cooperación,
(esto es, intercambiar de acuerdo a los patro- la ayuda mutua, la donación, la reciprocidad,
nes de la economía pura de mercado), el in- etc.) pasa a considerarse un rasgo fundamen-
tercambio pasa a caracterizarse por el abuso. tal dentro de la teoría y las prácticas de las eco-
Esta tendencia está asociada a la presencia/ nomías en los mercados determinados, y no
ausencia de los contextos socio-organizativos apenas algo accesorio a considerar cuando la
(también denominados “capital social”). A economía haya cumplido sus tareas.
manera de ejemplo, con sindicatos débiles, el Ahora bien, la idea de vincular la axiología
empresario tendrá mayores oportunidades a la economía es algo difícil de comprender
para comportarse de manera abusiva. Guerra para algunos, e imposible de considerar para
postulaba en tal sentido la idea de una ley del otros, a pesar de los numerosos antecedentes
comportamiento abusivo de los intercambios que se remontan a Aristóteles. ¿Por qué debería

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ser humana una economía? La economía es lo que El estudio plural de los mercados y una
es, dejémosla actuar tranquilamente, y recién luego concepción amplia de la economía nos permi-
pongamos en acción nuestros valores. Así parecen ten concluir que muchos de nuestros compor-
pensar los seguidores del paradigma que Sen tamientos económicos son solidarios, algunos
llama técnico, y que tiene en Lionel Robbins a de los cuáles se expresan incluso en el merca-
su más fiel representante: en su influyente Es- do (tanto en su variante como lugar físico así
say on the Nature and Significance of Econommic como sistema6). También nos permite observar
Science, de 1932, de cuño positivista, y mar- las limitaciones del discurso económico pre-
cando una explícita distancia con Hawtrey, dominante que pretende reducir la motiva-
sentenciaba que “no parece posible, desde un ción al interés egoísta, partiendo del absurdo
punto de vista lógico, relacionar dos materias de considerar la apertura hacia el otro, el mó-
(economía y ética) de ninguna forma, excep- vil amoroso y altruista, o incluso el móvil del
to por la mera yuxtaposición” (Robbins, 1932, desprendimiento, como en última instancia
p. 148). Otra posición, distinta pero no menos “egoísta” (ya sea en su variante de “amor de
desafortunada que la anterior, es la que inten- sí mismo” o “amor propio”). Ciertamente que
ta edificar el pensamiento económico en torno ninguno de nuestros actos es “desinteresado”,
a los antivalores. Esta idea echa raíces en la fi- en tanto las personas emprendemos acciones
losofía política de los siglos XVII y XVIII: ya interesándonos en sus consecuencias. Lo que
no se trata de rechazar la moral y la ética en debemos remarcar es que ese interés no siem-
la economía, sino de convencernos de que esta pre es propio en el sentido de preocuparme en
funciona mejor si nos dejamos llevar por nues- mí mismo; sino que también puede ser altruis-
tras “pasiones” egoístas (Hirschman, 1999). ta, esto es, preocupado fundamentalmente en
Los aportes de Adam Smith5, pero también los demás, en algún otro o en el bien común.
de Say, Menger, Vico, Mandeville, Spinoza, Así, por ejemplo, Caillé distingue entre el “in-
Hume, Hobbes, Steuart, entre otros, son elo- terés por sí mismo” (instrumental, egoísta); el
cuentes en la materia. El primero de los cita- “interés – obediencia” (una suerte de interés
dos, en su monumental obra “La riqueza de egoísta pasivo); el “interés por el otro”; y el
las naciones”, haría famoso aquel pasaje don- “interés pasional”, o dirigido a una actividad
de sentencia que si el panadero o el carnicero placentera (Caillé, 2010, p. 30). A los efectos
se esfuerzan por ser productivos y si el fruto de escapar al discurso hegemónico sobre el
de ese trabajo llega a nuestra cena, no es por interés, el referido autor francés denomina al
benevolencia sino por interés propio. Este interés altruista como amancia, “modalidad
pasaje revela una parte de verdad (el interés simpática” de la empatía.
propio guía algunos de nuestros comporta- Esta postura más realista que ve nuestros
mientos), pero se vuelve peligroso cuando lo comportamientos económicos permeados por
queremos extender al conjunto de nuestros una serie de pautas morales es respaldada re-
actos económicos: también podemos actuar cientemente por los estudios de la neurobiolo-
con altruismo y de hecho lo hacemos con más gía que han descubierto el papel de las neuro-
frecuencia de lo que nos imaginamos a priori; o nas espejo a la hora de explicar la empatía.
podemos actuar ponderando intereses propios Capaces por lo tanto de ser egoístas y soli-
con intereses de la comunidad, como también darias, nuestras conductas están influidas por
ocurre con frecuencia en muchos de nuestros las pautas culturales, sociales y religiosas que
actos cotidianos. vamos creando y recreando en la vida social.
Habida cuenta de lo anterior, deberíamos Estas pautas son las que explican ciertas nor-
cuidarnos de discusiones del tipo “más mer- mas de convivencia en materia de relaciona-
cado o menos mercado”, ofreciendo en su lu- miento económico que contradicen el paradig-
gar nuevas perspectivas, caso de aquellas que ma utilitarista. A manera de ejemplo: insistir
habilitan la posibilidad a pensar en “merca- en pagar un café o una comida cuando invi-
dos democráticos” y justos (Razeto, 1988; to a alguien, o negarme a recibir un pago por
Guerra, 2002). mis servicios profesionales cuando atiendo un

5
Me refiero al Smith de “La riqueza de las naciones”, mayormente influenciado por Hobbes, y no al Smith del anterior
“Teoría de los sentimientos morales”, de escaso impacto entre los economistas de la escuela liberal.
6
Esta distinción de Polanyi hace referencia por un lado al mercado como espacio de encuentro entre productores y con-
sumidores, fenómeno de larga data en la humanidad, y por otro lado al mercado como sistema económico caracterizado
por la producción de mercancías cuyo precio dependerá del comportamiento entre oferta y demanda, algo que comienza
a hegemonizar a partir de la Revolución Industrial (Polanyi, 2000).

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amigo o pariente. Son las que explican, ade- capitalista o “todo objeto que se produce para
más, comportamientos altamente virtuosos, ser puesto a la venta en el mercado” (Marx,
como los del Buen Samaritano, que se proyec- 1984, p. 220). La evolución del capitalismo y
tan luego para influir en nuestras conductas de las economías de mercado sin duda ha im-
como modelos de actuación. pactado de manera elocuente en el universo
Por su parte, la historia de la humanidad de bienes y servicios que se pretenden exhibir
demuestra que el mercado, originalmente con- como mercancías, siendo éste justamente uno
cebido como el espacio de encuentro e inter- de los aspectos centrales en el debate sobre los
cambio entre productores y consumidores, re- límites éticos en la economía. Es así que Polan-
gulaba sus precios y condiciones de acuerdo a yi incorpora otra categoría de análisis funda-
una importante serie de mecanismos que, por mental en nuestro tratamiento: las mercancías
ejemplo, Thompson entiende como constituti- ficticias. Según el autor de “La Gran Transfor-
vos de una “economía moral de la multitud” mación”, el trabajo y la naturaleza quedarán
(Thompson, 1979) que comenzaría a desar- suborinadas a las leyes del mercado, pues el
marse en el contexto de la revolución indus- sistema funciona si todos los “elementos de
trial. Es entonces que comienza a operar otro la industria” pasan a ser tratados como mer-
concepto del mercado, esta vez entendido des- cancías a pesar que claramente ningunos de
de un punto de vista abstracto como el sistema estos elementos fueron producidos para ser
económico autorregulado que produce mer- puestos a la venta: “Con ayuda de esta ficción
cancías cuyo precio determinará el juego entre son organizados los mercados del trabajo, la
la oferta y la demanda. Esta idea de mercado, tierra y el dinero; son vendidos y comprados
si bien predominante en la ciencia económica, en el mercado” (Polanyi, 2000, p. 112). De esta
como dice De Melo Lisboa, “no corresponde a manera, se abre la puerta a lo que Marx llamó
la realidad de la economía moderna”, donde “fetichismo de la mercancía” y la Escuela de
“no es posible ignorar el papel fundamental Frankfurt popularizó como “reificación”, esto
de los elementos institucionales, de la herencia es, el peligro de “cosificar” a las personas y las
cultural y del contexto moral, de las relaciones relaciones sociales cuando la lógica mercantil
de poder y de los grados crecientes de mo- comienza a ganar espacios. Este fenómeno de
nopolios que interfieren en los automatismos la reificación aplicada al mundo de la prostitu-
[…]” (De Melo, 2003, p. 184) y que, agregue- ción podría explicar el hecho que una parte de
mos nosotros, terminan afectando el precio de los clientes (prostituyentes) partan de la base
las mercancías más importantes. Eso significa que el concepto de violación no comprende a
que el mercado responde principalmente a las personas que se prostituyen7.
las fuerzas predominantes, y que por lo tanto De la mano de estas categorías de análisis
como construcción social puede ser redireccio- podemos concluir que nuestras economías
nado en un sentido alternativo, más humano y contemporáneas, cuando se dejan libradas a
más sustentable, en la medida que otras racio- los mecanismos de “autorregulación” (evitan-
nalidades actualmente no predominantes pue- do todo tipo de interferencia social/institucio-
dan ir ocupando posiciones cada vez más in- nal/comunitaria), van generando una triple
fluyentes. Zamagni, por ejemplo, sostiene que tendencia especialmente relevante a los efec-
el mercado bajo ciertas condiciones “puede ser tos de este artículo, a saber:
un medio para fortalecer el vínculo social” si (a) Tendencia a incorporar cada vez mayor
valores como la solidaridad y la confianza asu- cantidad de mercancías bajo la forma de
mieran mayor protagonismo (Zamagni, 2012, nuevos bienes y servicios (en algunas
p. 36), abogando en tal sentido por el retorno ocasiones mercancías ficticias);
de la relacionalidad a la economía. (b) Tendencia a naturalizar el hecho que
Demos un nuevo paso en nuestro marco todo deseo o necesidad puede encon-
teórico y pasemos a la principal categoría de trar un satisfactor en el mercado;
análisis dentro de la concepción predominan- (c) Tendencia a mostrar que esos deseos o
te del mercado, esto es, la mercancía. Junto a necesidades se satisfacen más eficien-
Marx, podemos definirla como el elemento temente en los mercados específicos y
básico de la vida económica en la sociedad mediante las relaciones de intercambio.

7
Resulta de un estudio realizado en Londres que 24% de la muestra no considera que la violación pueda aplicarse en el
caso de las mujeres que ejercen la prostitución. El estudio también observa que muchos clientes le niegan a esas mujeres
otros derechos (Farley y Bindel, 2009).

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Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

Sobre la primera tendencia creemos no


necesario hacer aclaraciones: bastante se ha
escrito sobre el origen y desarrollo del consu-
mismo y cómo los intereses económicos van
generando un sistema producción/consumo
que va incorporando cada vez mayor cantidad
de satisfactores que se adquieren por la vía del
mercado. Esta tendencia da lugar a prácticas
que se van haciendo muy comunes también en
determinados contextos del emprendurismo,
como cuando se organizan premiaciones o in-
Figura 1. Prostíbulo ofreciendo “beso en la
centivos a toda “innovación” que se canalice
boca” gratis por cada consumición de sexo.
en una nueva mercancía. Nótese en tal sentido
Figure 1. Brothel offering a free “kiss on the
cómo una buena idea en el marco de un plan
mouth” for each consumption of sex.
de negocios tipo, consiste muchas veces en la
capacidad de crear algo nuevo, materializado
en una mercancía que aún no esté presente en cionales se replican en el mercado prostitu-
el mercado. Eso significa que no solo las gran- cional. Así, entonces, las ofertas del 2x1 (dos
des corporaciones internacionales están preo- productos al precio de uno), de reconocida
cupadas por generar nuevos bienes y servicios aplicación para productos próximos a vencer
bajo la forma de mercancías, sino además todo o marcas que se lanzan al mercado, también
un sistema orientado a pensar qué necesidades son de aplicación en el mercado del sexo.
actualmente no cubiertas por el mercado pue- La segunda tendencia que hemos identifi-
den comenzar a pensarse en clave mercantil8 cado consiste en naturalizar la idea que todo
o qué necesidades sería bueno comenzar a deseo o necesidad puede canalizarse en el sis-
crear para encontrar inmediatamente una tema de mercado. El punto de partida aquí es
mercancía que les satisfaga. En lo que refiere entender al mundo de las necesidades huma-
al mercado del sexo, las últimas décadas han nas como “carencias o vacíos” que enfrentan
mostrado un importante auge en los nuevos las personas y que pueden ser “satisfechas”
bienes ofrecidos (nótese, por ejemplo, cómo la consumiendo los bienes y servicios que se
industria de los juguetes sexuales ha crecido ofrecen en el mercado, estableciéndose una
e incorporado tecnologías impensadas años suerte de “correspondencia biunívoca entre
atrás) así como en materia de servicios: shows necesidades y productos y servicios” (Razeto,
de sexo en vivo, shows de sexo on line, revis- 2009). Pero ese es solo el punto de partida: los
tas impresas y on line, películas porno dispo- propios mecanismos de la economía contem-
nibles en diversos formatos, agencias de acom- poránea se van reconfigurando en el sentido
pañantes, books disponibles por internet, etc. de la Ley de Say y de las corrientes de supply-
Como ha comprobado Guerra recientemente side economics que le dan a la oferta un rol más
para el caso uruguayo, esta tendencia se ma- protagónico que a la demanda en la economía.
terializa en la mercantilización no solo del ser- Mientras ello ocurre, la publicidad y el crédito
vicio sexual convencionalmente ofrecido años al consumo permite que en términos generales
atrás (sexo oral, vaginal y anal), sino además consumamos por encima de nuestras capaci-
en diferenciar otras mercancías como besos, dades de ahorro, en tanto los cambios cultu-
desprendimiento de prendas e infinidad de rales favorecen la idea que nuestra felicidad
“extras” que se ofrecen de acuerdo a un deta- pasa por el tener y adquirir una cada vez más
llado listado de precios (Guerra, 2015). amplia gama de bienes y servicios9. Cuando
También se materializa esta tendencia en esta tendencia se dispara, son pocas las esfe-
el hecho que ciertas estrategias de marketing ras de la vida que no puedan pensarse parte
aplicadas en el mundo de los negocios tradi- del sistema de mercados, y la Ética se ocupará

8
El sector lucrativo de cuidados de personas convalecientes es un ejemplo en la materia. Diez años atrás los cuidados de las per-
sonas hospitalizadas estaban a cargo del personal del hospital y de las familias cuyos integrantes se turnaban para esas tareas.
Actualmente, son numerosas las empresas que ofrecen ese servicio de cuidados. La lista puede seguir y ocupar varias páginas.
9
Dice Reyes sobre el vínculo entre publicidad y sexo, que los medios de comunicación generalizan y potencian los “mo-
delos” de relación de intercambio. El resultado es que el sexo pasa a ligarse al consumo y por consiguiente se transforma
en mercancía (Reyes, 1992, p. 87).

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entonces de preguntarse qué cosas está bien o des serán más eficientes. Desde este punto de
mal comprar y vender como mercancías. Las vista las relaciones basadas en la reciprocidad
ciencias sociales, mientras tanto, procurarán y en la donación (gratuidad) o se entienden
definir los alcances de las necesidades huma- como parte de las relaciones económicas de
nas. En el texto “Desarrollo a escala humana”, intercambio (lo que evidencia un error grave
por ejemplo, a la hora de teorizar sobre las ne- de la teoría) o lisa y llanamente se las erradica
cesidades, Max Neef, Hopenhayn y Elizalde de la discusión económica. Afortunadamente
incorporan la categoría de análisis de “pseudo la teoría sociológica viene en nuestro auxilio
satisfactor”, esto es, “elementos que estimulan y nos muestra, desde los clásicos estudios de
una falsa sensación de satisfacción de una ne- Titmuss en 1970, que la tendencia a sustituir el
cesidad determinada” (Max Neef et al., 1986). comportamiento basado en la gratuidad por el
Desde este punto de vista el consumidor del de la compensación económica puede contri-
sexo podría verse como una persona que bus- buir a minar algunos aspectos fundamentales
ca a partir de la compra de sexo satisfacer otras de la vida social y no vuelve más eficiente la
necesidades relacionales. De todas maneras y satisfacción de las necesidades12.
aunque parte del marketing del mercado del
sexo se desvele por identificar los prostíbulos El sexo como mercancía: argumentos
con íconos del amor (p. e., corazones), lo cierto igualitaristas y comunitaristas
es que, como surge del refrán popular, el sexo
se compra, pero el amor no se vende10. ¿Qué hay de malo en la compra-venta del
Una peligrosa derivación de esta tenden- sexo? Esta pregunta sin duda puede dar lugar
cia es la que iguala el deseo con el derecho. Un a un acalorado debate tanto en un evento aca-
reciente borrador de Amnesty International, démico como en una reunión de amigos y pone
elaborado con el objeto de tomar una posición en evidencia que las respuestas siguen dividi-
sobre el estatus legal de la prostitución, daba das entre quienes consideran que nada de malo
sustento justamente a la idea de un derecho a hay en la prostitución y quienes dicen todo lo
comprar sexo (Amnesty International, 2015). De contrario. Quizá éstos últimos argumentarán
Miguel Álvarez inscribe esta posición dentro de que las personas no pueden venderse y que la
lo que ella denomina una “ideología de la pros- prostitución es una forma más de esclavitud
titución”: “Esta ideología sostiene, por un lado, moderna. Los primeros le retrucarán que lo que
que los hombres tienen derecho a satisfacer sus se vende no es el cuerpo, sino un servicio como
necesidades sexuales. Por otro, que la sociedad ocurre con cualquier otra profesión u oficio. El
tiene que proporcionarles, de una u otra forma, debate tan solo comienza y para dar nuestro
un mercado de mujeres para satisfacer esas ne- punto de vista proponemos partir de las posi-
cesidades” (de Miguel Álvarez, 2014, p. 12). ciones esgrimidas desde el pensamiento iguali-
Como puede observarse, este tipo de mira- tarista comunitario, cuya raíz crítica acerca del
da no solo parte de la base muy discutible de comportamiento mercantil le ubica como una
que todo deseo puede dar lugar a un mercado de las corrientes analíticas de la filosofía política
que provea satisfactores (negando la posibi- más cercanas respecto a la economía solidaria.
lidad de obstaculizar mercados por motivos Ha sido Michael Walzer uno de los auto-
éticos), sino que además da un nuevo paso se- res más representativos de estas corrientes
ñalando que los eventuales obstáculos (políti- que buscan analizar los límites éticos del mer-
cas que criminalizan a empresarios del sector cado. Su texto “Spheres of Justice. A Defense
y consumidores) violan un supuesto derecho of Pluralism and Equity” de 1983, diez años
a la “intimidad” del cliente (Carvajal, 2015)11. después traducido al castellano, puede consi-
La tercera tendencia consiste en dar un derarse el texto más importante escrito en la
paso más y establecer la creencia que por la vía materia. Luego de definir al igualitarismo13 no
del mercado las satisfacciones de las necesida- como la mera eliminación de las diferencias,

10
Dice De Smet: “Todo el dinero del mundo no podría comprar al amor. [...] El amor solo lo poseen aquellos a quienes se da
gratuitamente. El sexo se puede comprar, pero el amor no se adquiere por ninguna suma de dinero” (De Smet, 2007, p. 240).
11
El borrador de Amnesty International generó diversas reacciones por parte de colectivos abolicionistas (Bindel, 2015)
justo en momentos en que Francia e Irlanda discutían proyectos para penalizar a los clientes.
12
El pionero estudio de Titmuss investiga el caso de la polémica donación vs. venta de sangre, concluyendo que el pago
por la sangre hacía disminuir el número de donantes así como la calidad de la sangre (Titmuss, 1970).
13
Hay sin embargo diversas corrientes dentro del igualitarismo, como las hay –por ejemplo– dentro del liberalismo o
dentro del comunitarismo. Encasillar a Walzer como comunitarista e igualitarista, sin más, por lo tanto es muy genérico.

Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016 97


Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

sino como la búsqueda de una sociedad libre s.f., p. 9) con capacidad explicativa para com-
de dominación, esto es, “una sociedad donde prender el contexto del recorrido prostitucio-
ningún bien social sirva o pueda servir como nal. Un estudio clásico en este sentido es el de
medio de dominación” (Walzer, 1997, p. 11), el Silbert y Pines (1981), que encuentran en una
profesor del IAS de Princeton nos invita a re- muestra de mujeres prostituidas de la calle en
flexionar acerca de lo que el dinero puede y no California altos índices de explotación sexual
puede comprar, para lo cual nos entrega una en sus etapas de niñez/adolescencia. También
lista de aquellos intercambios obstruidos, pro- es de destacar, entre tantos otros, el estudio
hibidos y censurados de acuerdo a los valores de Siegel y Williams (2003) buscando conec-
y convenciones sociales. En esta lista, nuestro tores entre abuso sexual infantil y posteriores
autor incluye dos categorías de intercambios inclinaciones hacia la prostitución o el delito:
obstruidos que pueden ser de interés para el “Child sexual abuse was a statistically signifi-
caso de la prostitución. Uno de ellos es el re- cant predictor of certain types of offenses, but
ferido a los “tratos de último recurso”, esto es, other indicators of familial neglect and abuse
la prohibición que las sociedades suelen hacer were significant factors as well” (Siegel y Wi-
de aquellos “intercambios desesperados”, as- lliams, 2003, p. 79). En este contexto, podemos
pecto que reconoce como una restricción a la preguntarnos qué grado de libertad tienen las
libertad del mercado “en bien de cierta con- personas al momento de comenzar su recorri-
cepción comunitaria de la libertad personal, do prostitucional. La respuesta puede abrirnos
una ratificación de la prohibición de la escla- las puertas a la aplicación del intercambio des-
vitud a un menor nivel de pérdidas” (Walzer, esperado al menos para una parte muy impor-
1997, p. 113). Así como las sociedades estable- tante de quienes ejercen la prostitución.
cen “normas básicas más abajo de las cuáles El otro tipo de intercambio obstruido con
los trabajadores no pueden ofrecer su trabajo incidencia en el tema que estamos tratando es
a otros” (Walzer, 1997, p. 113), también es po- el referido al amor y la amistad. Según Wal-
sible pensar que desde este punto de vista las zer, aunque obviamente podamos comprar
sociedades quieran avanzar en la prohibición toda clase de cosas “que nos convierten en
de ciertos trabajos cuyas características avalen mejores candidatos al amor y a la amistad,
el vínculo con los intercambios desesperados. o nos permiten mayor confianza personal en
Ahora bien, ¿qué tan desesperados son los la búsqueda de amantes y amigos” (Walzer,
intercambios generados por el sistema prosti- 1997, p. 114), lo cierto es que “nuestra mora-
tucional? En 2004, Guerra realiza su primera lidad y sensibilidad compartidas” obstruyen
investigación empírica sobre la prostitución en la compra directa tanto del amor como de la
Uruguay para averiguar justamente si nuestras amistad. Es en este apartado que Walzer se re-
trabajadoras sexuales recurrían a la prostitu- fiere explícitamente a la prostitución para de-
ción como última estrategia de sobrevivencia, jar claro que “el sexo está a la venta” aunque
partiendo de una hipótesis que aludía al vín- este fenómeno no conduce a “una relación lle-
culo entre una infancia problemática y cierto na de significado”, expresando además que
recorrido hacia una prematura actividad sexual aquellos que creen que el sexo debe estar liga-
mercantilizada. Se desprende de ese trabajo do al amor y al matrimonio se inclinarán por
que una mayoría relativamente importante de prohibir la prostitución. Hay sin embargo en
quienes respondieron sobre su infancia (69,4%) el análisis de Walzer otro concepto relevan-
vivieron esta etapa de su vida de manera “Pro- te para nuestra temática, esto es, el “trabajo
blemática” o “Muy Problemática”. Un por- duro”, que no se refiere al trabajo exigente y
centaje similar (65.1%) comenzó a prostituirse extenuante, sino en términos de un trabajo
antes de los 20 años, en tanto el 31,4% lo hizo desagradable y cruel, que nuestro autor cree
como menor de edad (Guerra, 2004, p. 34). Diez se distribuye entre los “individuos degrada-
años después, una nueva investigación conclu- dos” (Walzer, 1997, p. 176). Una característi-
ye que la mayoría de las entrevistadas (58.2%) ca que asumen estos trabajos desde la pers-
vivieron situaciones de vulnerabilidad en sus pectiva igualitarista es que no puede haber
infancias, en tanto 31.7% comenzó a ejercer la sexo, raza o casta a quienes se pueda marcar
prostitución en situación de explotación, esto encargándoles estas actividades, de manera
es, como menores de edad (Guerra, 2015). que “todos nosotros”, de distinta forma y en
Por lo tanto, la vulnerabilidad social en diversas ocasiones, “tenemos que ponernos
la etapa de la niñez y adolescencia puede ser a disposición” (Walzer, 1997, p. 178). Clara-
vista como un factor predisponente (De León, mente el autor no se refiere aquí a la prosti-

98 Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016


Pablo Guerra

tución14, pero el lector comprenderá que, si rios del mercado del sexo podrían afirmar al
como sociedad entendemos que el trabajo menos tres cosas, a saber:
sexual cumple una función más allá de su du- (a) Debemos permitir la libre elección.
reza, entonces –de asumir un horizonte igua- La condición de dureza no deja de ser
litarista– todos deberíamos estar dispuestos a subjetiva y puede haber gente dispues-
prostituirnos. Creo que aquí surge una gran ta a trabajar en la prostitución y elegir
diferencia entre el trabajo de quien limpia los ese camino17;
baños de alguna organización (ejemplo pues- (b) El mercado se encargará de premiar con
to a menudo por quienes defienden la tesis mayores ingresos económicos esas con-
que hay otros trabajos que pueden ser tan diciones de dureza a fin de recompen-
desagradables como la prostitución) y el tra- sar un tipo de trabajo que de ninguna
bajo sexual. El primero de ellos es un trabajo manera aceptaría realizar la mayoría de
a todas luces desagradable, pero que alguien la población y que a su vez tiene una de-
debería hacer. Desde una perspectiva iguali- manda asegurada;
tarista y comunitaria, y partiendo de la base (c) El Estado podrá intervenir (vía corrien-
que se trata de un trabajo imprescindible, tes reglamentaristas) a fin de fijar ciertas
puede asomar la idea de compartirlo15. ¿Qué condiciones mínimas de trabajo18.
ocurre mientras tanto con la prostitución? Por
una parte, es un trabajo que definitivamente De tal manera lo anterior, que las tesis más
no podemos asimilarlo al resto de las labores cercanas al abolicionismo se sostendrán por
no solamente porque su utilidad social sea fuera del discurso igualitarista, solo si incor-
cuestionada, sino fundamentalmente porque poramos algunos elementos que aún no hemos
de acuerdo a los patrones morales predomi- desarrollado, pero que iremos analizando en las
nantes se le entiende un trabajo denigrante: próximas líneas. Mientras tanto, para ir resumi-
por más esfuerzos que hagan las posiciones endo el aporte de Walzer, digamos que la idea
laboralistas de la prostitución, lo cierto es que del intercambio desesperado nos será de utili-
en los Centros de Empleo no se le podrá exi- dad para dar cuenta de una parte importante de
gir a un parado asumir una tarea de este tipo personas que ejercen la prostitución como úl-
para conservar sus derechos asistenciales16. timo mecanismo de sobrevivencia, pero que nos
Aunque para una parte importante de la so- deja sin mayores argumentos para dar cuenta
ciedad pueda ser visto como un trabajo duro de aquella cuota parte del mercado del sexo
y desagradable, no creo que la sociedad lo operado por agentes racionales que a partir de
entienda tan fundamental como para que un cálculo costo-beneficio y aplicando su capa-
todos deban asumirlo y compartirlo en aras cidad de agencia, deciden prostituirse. En estos
del bien común. Es aquí donde las posiciones casos, tampoco resulta aplicable universalmente
abolicionistas podrían señalar que un trabajo el concepto del trabajo “duro” al que se refiere
duro y desagradable que no es fundamental Walzer. Al menos resulta de nuestra experien-
debería ser erradicado. A mi entender, este cia que en términos normales la prostitución se
argumento solo es pertinente en el marco del ejerce en un contexto de evidente dureza, pero
igualitarismo comunitario, pero insuficiente nuevamente debemos diferenciar tipos de pros-
más allá de estas posiciones, pues los partida- titución: cierta prostitución VIP, aquella que

14
Walzer prioriza su análisis de trabajo duro y peligroso en la carrera militar, muchas veces reservada a los sectores más
vulnerables de la sociedad. Sin embargo desde este enfoque, se trata de la primera forma de trabajo duro que los ciuda-
danos deberían compartir, por ejemplo, mediante el reclutamiento universal. Respecto al trabajo sucio (basura, limpieza
de cloacas, sanitarios) la respuesta sigue siendo la misma: será necesaria una suerte de corvée doméstica y social, de tal
manera que todos/as en algún momento tengamos que limpiar plazas, calles y riachuelos.
15
Eso ocurre en muchas microexperiencias comunitarias de base educativa. En los campamentos del movimiento scout,
por ejemplo, las tareas más duras como la limpieza de los sanitarios se turnan de manera que todos/as las realicen.
16
Eso ocurrió en Alemania, cuando en 2005 se le ofreció a una joven informática desempleada de 25 años un empleo en
un prostíbulo, lo que generó polémica dado que el modelo alemán impone recortes en las prestaciones a aquellos parados
que no aceptan las ofertas de empleo que les hacen llegar (de Lora, 2007).
17
De hecho, el tema del “consentimiento”, puesto en escena por las corrientes liberales, ha sido motivo de largo debate en
términos filosófico-políticos. Una crítica a esta mirada puede verse en de Miguel Álvarez (2014).
18
A mi entender, estos tres argumentos también pueden ser refutados. En el primer caso, se podría contraargumentar qué
libres pueden ser las personas en situación de pobreza o adicciones para elegir prostituirse. Respecto a la segunda afirma-
ción, la evidencia demuestra que en situaciones de trata de personas, de fuerte presencia de proxenetismo o rufianismo,
los ingresos económicos terminan por enriquecer a terceros. Finalmente, los sistemas reglamentaristas no han resuelto las
malas condiciones de trabajo de la mayoría de las personas que ejercen la prostitución.

Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016 99


Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

se realiza por parte de personas con mayores aguas entre quienes la ven como “amenaza” (en
niveles de calificación o mayor capital social, la medida que ninguno de los atributos huma-
puede controlar de otra manera los contextos y nos constitutivos de nosotros mismos debería
condiciones de trabajo, reduciendo el riesgo aso- caer en mera mercancía) y quienes la ven como
ciado normalmente a este tipo de prácticas. Más una oportunidad (por ejemplo, los Chicago
allá de estas categorías de análisis que vienen al Boys) en la medida que se trate como cualquier
auxilio de la ética económica, el texto de Wal- otra mercancía tranzada en el mercado. Como
zer nos invita a reflexionar sobre el estatus de la bien señalan Ertman y Williams, la posición de
mercancía y los límites del acto mercantil. Desde Radin entendiendo a la prostitución como una
este punto de vista, algunos bienes y servicios “incomplete commodification” es a los efectos
no deberían estar expuestos como mercancías, de proteger la vulnerabilidad de las personas
pues desvirtuarían su significado social. En base que ejercen la prostitución en el “mundo real”,
a este principio, autores y autoras como Diana siendo que en un “mundo ideal” la prostitución
Cohen son de la idea que “la venta del cuerpo debería estar completamente prohibida (Ertman
[…] no produce simplemente beneficios, sino y Williams, 2005, p. 263). Dice Radin luego de
que transforma la naturaleza del bien comercial- repasar varios casos de limitación a la lógica del
izado” (Cohen Agrest, 2011, p. 155). Creo que mercado: “I conclude that market-inalienability
una postura de este tipo es muy genérica y por is justified for baby-selling and also—provi-
lo tanto pasible de cuestionamientos (“lo que se sionally—for surrogacy, but that prostitution
vende no es el cuerpo, sino un servicio”, “no se should be governed by a regime of incomplete
trata de venta, sino de alquiler” o “¿cuál sería la commodification” (Radin, 1987, p. 185). Es de
diferencia entre cualquier trabajo que exige –y hacer notar que la posición de Radin no avala la
deforma– al cuerpo y la prostitución?”), por lo legalización del proxenetismo.
tanto debería precisarse19. La perspectiva esen- Demos entonces un paso más y analicemos
cialista, en tal sentido, expresa que al estar las la postura que exhibe Debra Satz en su obra
capacidades sexuales vinculadas a la represent- “Por qué algunas cosas no deberían estar en
ación de nosotros mismos, la venta del sexo af- venta. Los límites morales del mercado”. Nues-
ecta el yo como no sucede con otras profesiones tra autora se suma a la lista de autores/as que
(Pateman, 1983), lo que supone afectar la iden- identifican diferentes criterios para limitar la
tidad de quienes se prostituyen (Cohen Agrest, expansión del mercado. Aun así, es crítica res-
2011). Radin, quien en 1996 escribió Contested pecto a ciertas posiciones que limitan la esfera
Commodities en la línea cuestionadora del mer- de la mercancía recurriendo al valor que las so-
cantilismo (teoría de la “commodification”20) tan ciedades asignan a determinados asuntos de la
propia de Walzer, ya venía trabajando en el tema vida humana, ya que los significados que estas
desde los años 80s. La jurista norteamericana es sociedades le atribuyen pueden ser diversos. En
enfática en cuanto la necesidad de alejarse de el caso de la prostitución, por ejemplo, es noto-
aquella “retórica del mercado” que pretende rio que existe una fuerte división entre quienes
tratar el sexo como cualquier mercancía (Radin, lo consideran adecuado tratar con parámetros
1987). Es así que distingue tres clases de bienes: mercantiles y quienes definitivamente entien-
las no-mercancías, esto es, bienes que la socie- den que se trata de un hecho que debería ale-
dad decide que jamás deberían entrar en el mer- jarse del trato mercantil. No sucede lo mismo
cado; las mercancías completas, esto es, aquellas con otros campos estudiados desde estas ma-
que la sociedad entiende pueden venderse con terias: por ejemplo, hoy existe un alto consenso
poca o ninguna restricción; y las mercancías en que los niños/as en situación de adopción no
incompletas, es decir, aquellos bienes que se deberían ofrecerse en el mercado. Nótese, sin
tranzan en el mercado con alguna regulación en embargo, que el consenso es menor cuando nos
aras de proteger algún bien superior. La pros- referimos a la prostitución infantil (o explota-
titución analizada como dilema ético dividirá ción sexual infantil)21 lo que ha obligado a que

19
Por lo demás, las posiciones liberales señalarán que el uso que cada uno haga de su cuerpo es una de las bases para
el ejercicio de las libertades. Por lo tanto, a menos que se constaten evidentes daños, no debería haber legislaciones que
prohíban la comercialización del sexo (o la venta de órganos no vitales).
20
Dice Radin: “The word ‘commodification’ refers to the treatment of things as objects of property and contract, and their
exchange in markets as commodities. The word ‘commodification’ also refers to the process by which things that people
value in non-market ways transition into market commodities subject to exchange transactions” (Radin, 2012).
21
De hecho, es público que un partido liberal de Holanda, el PNUV, en su programa propone despenalizar el consumo priva-
do de pornografía infantil, bajar la edad de consentimiento sexual a los 12 años y la edad para ejercer la prostitución a los 16.

100 Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016


Pablo Guerra

en los últimos años aumenten las campañas de reotipos. Esto no significa que Satz prefiera el
sensibilización sobre el tema. La autora es de la prohibicionismo, ya que es consciente que una
idea que “si bien algunos bienes tienen un sig- solución de ese tipo puede ser contraprodu-
nificado que se resiste a su transformación en cente como demuestra, por ejemplo, el archi-
mercancías –la amistad, el amor y los premios conocido y estudiado caso de la denominada
Nobel, por ejemplo–, esto no ocurre con la gran Ley Seca: en definitiva, la opción entre obstruir
mayoría de los bienes existentes” (Satz, 2015, y regular dependerá de varios factores.
p. 117), apelando por lo tanto –siempre dentro En lo que respecta estrictamente a la pros-
del igualitarismo y luego de analizar el caso del titución, Satz no comparte la postura esen-
Titanic– al argumento que el Estado puede lle- cialista (la prostitución en esencia es una ex-
gar a prohibir una transacción en la medida que presión de explotación y alienación) y basará
dicha prohibición proteja las condiciones nece- su tesitura contra las posiciones que igualan
sarias para que los ciudadanos puedan interac- cualquier trabajo con la prostitución al hecho
tuar como iguales. Desde luego que una expre- de la función que la comercialización del sexo
sión de este tipo es extremadamente discutible: desempeña “en la preservación de un mundo
¿qué significa actuar entre iguales? ¿cuál es el social en que la clase de las mujeres conforman
alcance de este ideal? La respuesta que nos da un grupo subordinado” (Satz, 2015, p. 183).
Satz es que esta noción refiere a la capacidad Aun así, la autora se muestra receptiva a la
de interactuar en el mercado sin necesidad de despenalización, al menos en aquellos países
mendigar o ejercer un poder asimétrico sobre que muestran condiciones para controlar los
otros, poniendo como ejemplo el trabajo infan- abusos. Respecto a la posibilidad de restringir
til, el trabajo esclavo y, en términos particulares, la comercialización del cuerpo de cada uno/a,
aquellos mercados “que condicionan a las per- Satz cree que el argumento del “intercambio
sonas a comportarse de manera servil o dócil, y desesperado” es débil. Pero para ejemplificar
así las convierten en aceptantes pasivas del sta- expone una idea que en sí misma resulta más
tu quo” (Satz, 2015, p. 131). Este pasaje nos hace débil que el argumento que intenta rebatir:
pensar inmediatamente en el caso del mercado “No existe evidencia alguna para suponer que
del sexo y más concretamente en la prostitución la prostitución constituye […] un intercambio
femenina. Forman también parte de los “mer- más desesperado que trabajar en un Wallmart
cados nocivos” aquellos caracterizados “por un ” (Satz, 2015, p. 192), pareciendo a todas luces
conocimiento y capacidad de acción muy débi- un exceso comparar las condiciones de traba-
les o altamente asimétricos entre las partes” y jo en un supermercado con las condiciones de
aquellos que reflejan “extremas vulnerabilida- trabajo en un prostíbulo. Tampoco basa Satz
des adyacentes a una de las partes de la tran- su negativa a la prostitución en el hecho que
sacción”. Este último caso es el que explica, por este particular oficio “atenta contra la digni-
ejemplo, cómo, en situaciones sociales críticas, dad personal”, ya que no encuentra diferen-
algunos bienes fundamentales pasan a ser re- cias sustanciales entre diversos oficios donde
gulados por el Estado. Para el caso uruguayo, hay un control importante sobre el cuerpo
vale señalar que el “pan tarifado” fue impuesto (pensemos, por ejemplo, en los deportistas)
por el Gobierno de Oribe para evitar la espe- o incluso sobre las emociones (pensemos en
culación de un elemento fundamental en la ca- cómo ciertos vendedores deben sonreír y ser
nasta básica, en el marco de la Guerra Grande22. amables aún en circunstancias en que desean
Es así que Satz es partidaria de intervenir expresar su malestar). En definitiva, Satz no ve
en el mercado (ya sea obstruyendo o regulan- nada sustancialmente humillante en la manera
do) en situaciones en que la lógica mercantil en que se ofrece este trabajo, salvo en lo que
exacerbe algunos comportamientos inapropia- respecta a la construcción ideológica que colo-
dos. Así, por ejemplo, se detiene especialmen- ca a la mujer23 al servicio de los deseos sexua-
te en los mercados específicos que comerciali- les del hombre: la prostitución, al igual que la
zan las capacidades sexuales o reproductivas pornografía, según Satz, contribuyen a colocar
de las mujeres, que terminan por amplificar las a las mujeres en un estatus inferior al hombre,
desigualdades de género y consolidar los este- como “siervas” al servicio de los deseos del

22
Que se haya abolido el pan tarifado justo en medio de la peor crisis social del Uruguay contemporáneo (2002) constituye
un hecho insólito que no analizaremos en esta ocasión.
23
Satz, como otros autores vistos antes, no niega la existencia de prostitución masculina, pero parte del hecho sociológico
que la gran mayoría de la oferta es femenina y de la demanda es masculina.

Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016 101


Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

varón, lo que contribuya a su vez a la creencia Mientras que los primeros dirán que siempre
de que el hombre es el que tiene incontrolables la prostitución es expresión de la opresión ha-
impulsos sexuales que debe saciar una mujer24. cia la mujer, los segundos argumentarán que,
Este argumento es igualitarista –sostiene en la medida que sea una resolución libremen-
Satz– pues no ocurre entre los hombres una te adoptada, podrá concebirse como una estra-
práctica similar, esto es, en nuestra cultura no tegia de empoderamiento de las mujeres o al
se concibe al hombre como satisfactor de los menos de generación de ingresos que de otra
deseos sexuales de la mujer (y de hecho, expli- manera dudosamente podrían obtener en el
ca la autora norteamericana, la mayoría de los resto de los mercados de trabajo.
hombres que se prostituyen atiende a varones); Obviamente que la versión formalista no ha
por lo tanto, la prostitución ofrece una imagen estado exenta de polémicas al interior del mo-
de desigualdad de género al colocar a la mujer vimiento cooperativo: hay evidencia de cómo
en una posición inferior, un estereotipo resul- algunas de las pocas experiencias cooperativas
tado de los valores predominantes, de lo que de trabajadoras sexuales no pudieron contar
resulta que las mujeres en general (como “gru- con el apoyo decidido de todo el sector. Como
po”) son afectadas por la prostitución. veremos más adelante, sostendremos que la or-
ganización de trabajadoras sexuales en coope-
¿Es posible un mercado del sexo desde rativas podría ser una de las vías para asegurar
los valores de la economía solidaria? dentro de una ética de mínimos, y en el marco
del denominado “mal menor” de ciertos con-
Para dar respuesta a esta pregunta, distin- textos, el ejercicio de la profesión asegurando
guiremos la economía social desde un punto la mayor autonomía posible y sin interferen-
de vista formal de la economía solidaria desde cias de terceros agentes con fines de lucro.
un punto de vista sustantivo. Efectivamente, si, Ahora bien, desde el punto de vista sustan-
como dice Lipietz, mientras la economía social tivo, las preguntas se suceden para el enfoque
responde a la pregunta de “cómo hacer” (esta- de la economía solidaria: ¿acaso el mercado
tutos y reglas de funcionamiento), lo que de- del sexo no termina por legitimar las visiones
fine a la economía solidaria sería “en nombre más liberales de la economía? ¿es compatible
de qué se hace” (valores, sentido de la acción, un sistema prostituyente en el marco de una
criterios de gestión) (Wautier, 2003, p. 110); socioeconomía que se pretenda más humana,
entonces, una primera respuesta formalista es más solidaria y más justa? ¿es moralmente
que allí donde la prostitución esté reglamen- aceptable que se tolere una profesión que la
tada como trabajo sexual no habría inconve- mayoría no estaría dispuesto a ejercer, tenien-
niente legal ninguno en crear cooperativas de do en cuenta además que la mayoría de quie-
trabajadoras/es sexuales. Ahora bien, desde un nes la ejercen provienen de situaciones de alta
punto de vista sustantivo, esto es, la economía vulnerabilidad? ¿es aceptable que un modelo
solidaria entendida como un conjunto de prác- de sexualidad patriarcalista se canalice mer-
ticas económicas que pone a la persona huma- cantilmente? Nos esforzaremos por responder
na como el centro y que se estructura en tor- estas preguntas.
no a ciertos valores como la justicia social y la Mi posición, sustentada en las visiones del
equidad de género, entonces la respuesta será comunitarismo sensible, es que una sociedad
más compleja y dependerá fundamentalmen- virtuosa se caracteriza por establecer límites a
te del punto de vista que se asuma acerca del lo que se ofrece en el mercado. Si, como dice
rol de la prostitución en materia de equidad Polanyi, la economía funcionó hasta los orí-
de género y su aporte en términos de justicia genes del capitalismo industrial subsumida
socioeconómica. Como es sabido, las corrien- a lo social, entonces, deberíamos poner freno
tes feministas se encuentran muy divididas a a la tendencia que comienza a operar desde
la hora de explicar el fenómeno prostitucional: el S. XVIII en el sentido de una sociedad de
feminismo radical y abolicionistas por un lado, mercado. Un primer punto de partida podría
feminismo liberal y reglamentaristas por otro. resumirse en la siguiente afirmación: no es

24
De alguna manera esto es lo que lleva a que aún hoy haya voces –y jurisprudencia– contrarias a entender que puede
haber violación en un matrimonio. A pesar de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW, 1979) y la Convención Interamericana de Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (Convención de Belém do Pará, 1994), solo 10 países de América contaban con leyes que sancionan directamente la
violación entre cónyuges (OEA, 2010).

102 Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016


Pablo Guerra

correcto que todo sea mercantilizable. La so- titución autónoma podrá asumir la figura de
ciedad deberá discernir qué bienes, servicios una trabajadora autónoma (trabajadora por
y hechos conviene dejar librados al sistema de cuenta propia) o asumir una figura asociati-
mercado, cuáles prohibir y cuáles regular en va (por ejemplo, una cooperativa de trabajo)
aras del bien común. Bajo este presupuesto, donde sus integrantes, en calidad de socias y
la economía solidaria recorta el campo de los sin intervención de un tercer agente, puedan
bienes y servicios potencialmente producibles ejercer el meretricio. Aun así, este modelo re-
de acuerdo a sus principios y valores25. Por un sultaría incompatible con algunos principios
lado, promueva la producción, distribución y y valores generales de la economía solidaria,
consumo de determinados bienes y servicios sobre todo en lo que refiere a los problemas de
(p. e., alimentos orgánicos, productos del co- género que se expresan en la desigual compo-
mercio justo, finanzas solidarias, software li- sición de la oferta y demanda, en el estatus y
bre, energías renovables, etc.) por entenderlos rol de cada uno, así como en el sentido último
más virtuosos que otros similares; por otra que la economía solidaria le confiere a los in-
parte, descarta hacer lo mismo con otros pro- tercambios mercantiles, por lo que una política
ductos que, aunque muchas veces son legales, dirigida a constituir cooperativas de trabaja-
se consideran inadecuados o incoherentes con doras/es sexuales debería ser excepcional e ir
los valores y principios que guían su acción. unida al menos a los siguientes aspectos:
Es así, por ejemplo, que seguramente el mo- (a) Una fuerte política dirigida a cambiar
vimiento de la economía solidaria no avalaría los patrones patriarcalistas y mercantilistas
una cooperativa de producción de armamen- que dominan el hecho sociológico de la prosti-
tos, una cooperativa financiera que invierta tución, de manera de reducir la demanda;
en el lucrativo negocio de los “diamantes de (b) Políticas de regulación y control que
sangre” o una cooperativa de consumo de aseguren el trabajo sexual dentro de los pará-
energía nuclear. En esta línea de razonamien- metros de una “mercancía incompleta”, por
to, dudosamente la prostitución podría verse ejemplo, elevando la edad para el ejercicio le-
como uno de esos servicios que vale la pena gal de la prostitución, prohibiendo publicidad,
producir y ofrecer para contribuir a humani- prohibiendo prostíbulos regenteados por ter-
zar la economía. ceras figuras, penalizando a los consumidores
Eso sin embargo no significa, a nuestro que recurran a los circuitos informales, esta-
modo de ver, que la vía cooperativa deba estar bleciendo normas de comunicación que deses-
cerrada al sector en cuestión. Desde el punto timulen al cliente (como sucede en las cajillas
de vista ético hay un argumento que podría de cigarrillos), etc.
sostenerse incluso en el ámbito de la economía (c) Establecimiento de políticas sociales diri-
solidaria, a saber, el argumento del mal menor. gidas a sectores vulnerables para evitar los “in-
Eso significa que, bajo ciertos condicionamien- tercambios desesperados” procurando asegu-
tos socioculturales donde el escenario más rar que ninguna persona termine ejerciendo la
cercano al abolicionismo no cuenta con posi- prostitución porque no ha tenido alternativas.
bilidades de aplicación y donde el fenómeno
prostitucional muestra graves consecuencias Conclusiones
en las condiciones de vida laboral de las tra-
bajadoras sexuales, la salida cooperativa para La posición ética que adoptemos sobre el
asegurar la necesaria autonomía en esta clase hecho social de la prostitución (buena, mala,
de oficio puede resultar de utilidad. Desde mi neutral) no es suficiente en sí misma para re-
punto de vista, el único formato prostitucional solver el asunto práctico de qué hacer al res-
aceptable bajo el argumento del mal menor26 pecto. Ya hemos visto, por ejemplo, que Satz
es la denominada prostitución autónoma, es considera a la prostitución un hecho negativo
decir, sin mediadores ni empresarios (proxe- por razones de género aunque avala su regla-
netas) que obtengan un lucro, por ejemplo re- mentación en determinadas condiciones; o
genteando prostíbulos. Así, entonces, la pros- como Radin ubica a la prostitución como una

25
Esto coloca a la economía solidaria como un enfoque opuesto al neoliberalismo económico. Sobre los vínculos entre
liberalismo y comercio sexual, véase Torrado y González (2014).
26
El mal mayor aquí podría ser un sistema reglamentarista que no condenara al proxeneta o tolerara situaciones de evi-
dente dependencia laboral; un sistema prohibicionista que criminalizara el trabajo sexual; o un sistema abolicionista que
sin suficiente sustrato cultural termine por legitimar un mercado negro sin mayor control.

Otra Economía, vol. 10, n. 18, enero-junio 2016 103


Dilemas éticos en el mercado: un análisis desde la economía solidaria con aplicación en los mercados del sexo

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