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Monografia Novela
Monografia Novela
La novela
El escrito toma como trama la llamada Dictadura Perpetua de José Gaspar Rodríguez de
Francia, gobernador de Paraguay desde 1810 a 1840. Si bien el escrito no es por sí mismo
una obra histórica, ya que habla desde las reflexiones internas del dictador (reales o no),
presenta un complejo entramado histórico y discursivo dentro del cual se desarrolla la
dictadura. Podemos así, identificar temas centrales tales como el poder, la dualidad, el
caudillismo, y el abuso del discurso como medio de dominación.
Contexto histórico
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española en América Latina debido al dominio de la supremacía francesa de Napoleón
Bonaparte.
En 1807, los ingleses se ven beneficiados de esta situación, y deciden atacar el Virreinato
de la Plata, debilitando aún más a la autoridad española. Ya con la invasión de Napoleón
a la península ibérica en medio de un inminente riesgo político, se decide convocar a las
Cortes Generales en la periferia colonial para una nueva forma de organización del
gobierno, formada bajo la figura de las Juntas de Gobierno.
Sin embargo, Velasco es destituido el mismo año al intentar apoderarse del gobierno
enteramente, y es así como se convoca a un Primer Congreso Nacional, y se resuelve la
presidencia del país por parte de Francia y Zeballos, como parte de una Junta Superior
Gobernativa de cinco miembros.
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congreso nacional, en el cual se designa a José Gaspar Rodríguez de Francia como
dictador perpetuo (elegido por unanimidad por los congresistas). La elección desembocó
en el fusilamiento de Yegros, tras la comprobación de una serie de conspiraciones
realizadas por la élite. Rodríguez de Francia sería dictador del Paraguay hasta el día de su
muerte, el 30 de septiembre de 1840.
Rodríguez de Francia se presenta como uno de los primeros líderes populistas del
continente, defendiendo la autonomía de los pueblos guaraníes, abogando por el fin de la
esclavitud y las mejores condiciones de los campesinos. Sin embargo, Roa Bastos lo logra
presentar como un personaje ambivalente en sus intenciones, puesto que estos derechos
se ven invisibilizados al momento de ejercer un poder único bajo forma de discurso
homogeneizador sobre sus vasallos.
Trama
A partir de este narrador omnisciente, transcurre la vida de José Gaspar, narrando hechos
de su infancia, su adolescencia, su llegada al poder, el asesinato de Yegros y de todos sus
otros enemigos, su institución en el poder; al tiempo que combina diálogos de su
escribano, Policarpo Patiño, o también de su perro Sultán. Entre otros temas recurrentes
en cuanto a lo político están el aislacionismo, la presencia del ejército interino y la fuerte
represión, las reacciones y malestares de la élite criolla, en pos de la creación de una
economía nacional autosuficiente.
A través del uso de una suerte de collage de voces, que terminan siendo las voces del
mismo dictador, se entrevé la forma en que la escritura es el medio y el fin por el cual se
manifiesta el poder supremo. En un primer momento de su niñez, la escritura aparecía
como un acercamiento al estado de la naturaleza, en el cual son los animales y las plantas
los que guardan el lenguaje único y último del universo. En un viaje a Córdoba a los 14
años, empieza a escribir por afición, sin desligarse de todo de ese estado natural que
representa la escritura.
En otro tiempo, me repito, escribía, dictaba, copiaba. Me lanzaba por las pendientes de papel
y tinta. De repente el punto. Súbito fin del desenfreno. El punto en que lo absoluto empieza
a tomar del revés la forma de la historia. En un principio creí que yo dictaba, leía y obraba
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bajo el imperio de la razón universal, bajo el imperio de mi propia soberanía, bajo el dictado
de lo Absoluto. Ahora me pregunto: ¿Quién es el amanuense?
(1974, pág. 243)
Es ahí cuando mantiene un diálogo con su perro Sultán, quien condena al Supremo a
escribir hasta quedar enterrado. El diálogo unitario se distancia cada vez más entre el
dictador y lo que le dicta; Sultán predice que el dictador perderá el uso de la palabra, de
la memoria y de las palabras hacia el final de su último discurso. El dictador se convierte
en el propio esclavo de su escritura, de su lenguaje, a tal punto que la profecía se cumple,
y al momento de su muerte algo le sigue dictando. La voz que dicta sobrepasa la voz de
su muerte; el gobernante decide incendiar sus manuscritos en su oficina, mientras él se
encierra dentro. Patiño remueve su cuerpo para corroborar su muerte y es en este
momento cuando se produce una separación entre el YO y ÉL; es el Supremo, escribiendo
con su mano siniestra, ya que la diestra yace muerta a un lado (Roa Bastos, 1974).
Oigo que da el santo y seña al jefe de la guardia: ¡PATRIA O MUERTE! Su voz llena
toda la noche. La última consigna que he de oír. Queda cosida al forro del destino de los
conciudadanos. Trepida la tierra bajo la vibración de ese clamor. Se propaga de un
centinela a otro por todos los confines de la noche. YO es ÉL, definitivamente. YO-ÉL-
SUPREMO. Inmemorial. Imperecedero. A mí no me queda sino tragarme mi vieja piel.
Muda. Mudo. Sólo el silencio me escucha ahora paciente, callado, sentado junto a mí,
sobre mí. Únicamente la mano continúa escribiendo sin cesar. Animal con vida propia
agitándose, retorciéndose sin cesar. Escribe, escribe, impelida, estremecida por el ansia
convulsa de los convulsionarios.
(1974, pág. 249)
El que dicta al dictado, fue siempre la figura del Supremo; lo que sobrepasa al dictador
en sus acciones, y lo que quedará después de él es su poder. Es inmemorial, imperecedero,
absoluto; rebasa la vida individual para colocarse en el poder que dirige a los dictadores,
haciéndolos meros esclavos de su discurso. El Supremo es la personificación del estado
de naturaleza de la escritura, está antes y después de ella, y la utiliza como herramienta
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para instaurar su mismo dominio, El Supremo es el Estado, más allá del individuo: “El
Supremo es aquel que lo es por su naturaleza. Nunca nos recuerda a otros salvo a la
imagen del Estado, de la Nación, del pueblo de la Patria” (Roa Bastos, 1974, pág. 35)
Poder
El problema del poder es el tema central de la novela. Si bien en un principio la figura del
dictado es la de Patiño, poco a poco es el mismo dictador el esclavo dictado por el propio
poder. La figura del poder es tan amplia, que incluso habita en el mismo lenguaje
utilizado; la línea narrativa es un intento por acaparar todos los discursos y unificarlos de
modo que sea la única palabra del Supremo la que prevalezca. En un inicio, el yo y el él
están íntimamente ligados, imbricados, son “uno solo”. Esta figura del Uno, sin embargo,
se va desligando del él, se crea una escisión entre la persona y el poder, hasta que
finalmente el Supremo se apodera del sujeto, el Supremo es el único que predomina.
El Supremo es un ente que se desliga del yo, para poder ejercer poder en forma de justicia
o autoritarismo; Roa Bastos retrata al final a la figura de Rodríguez de Francia, como el
esclavo de su propio imperio. Así expresa:
Línea narrativa
La novela de Roa Bastos es una suerte de collage que se compone de varias voces y
formas retóricas. Existen los pasquines al principio y al final del texto, formas de
presentar los intereses burocráticos del estado. Están también los Apuntes, que realiza
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Patiño como escribano del dictador. También está el Cuaderno Privado, una suerte de
diario en donde el gobernante anotaba escritos dirigidos hacia él. Las notas al pie del
Compilador (Augusto Roa Bastos), son los que contienen indicio de carácter histórico o
enciclopédico sobre la historia de los hechos narrados. Finalmente, la Circular Perpetua
es una forma de documento legal que contiene disposiciones y mandatos del dictador
hacia los funcionarios.
Todas estas formas de lenguaje, de retórica, representan una nueva forma de escritura, en
la que Roa Bastos realiza un intento por unificar un discurso a través de todos los recursos
del lenguaje escrito (que diferencia de forma tajante con el habla), como una forma de
personificar al Uno, al Supremo, al poder que homogeneiza más allá del individuo.
Conclusiones
El uso del lenguaje en la novela de Roa Bastos es un punto nodal para comprender su
forma de contemplar al poder, a la historia, al individuo y al mismo escritor. Su forma de
utilizar pasquines, notas, diarios y reflexiones personales, son una forma de anclar al
discurso a una forma de poder absoluto legitimada por y a través de él.
Roa Bastos se esfuerza por evidenciar esta contradicción en el lenguaje, a través de las
dicotomías: individuo-pueblo, yo-Supremo, significado-significante. El propio lenguaje
se convierte en una forma de cuestionar el absoluto, y al mismo tiempo, es la única manera
de expresarlo. Roa Bastos se pregunta si el medio se puede convertir en el fin, el lenguaje
en el sonido, y el sonido en la naturaleza como expresión del absoluto; vemos que, en este
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intento de unificar voces disidentes, el individuo muere, mientras que el Absoluto pervive
precisamente gracias al lenguaje.
Esta experiencia, sin embargo, no está extrañada de la misma experiencia paraguaya del
caudillismo como fenómeno político como consecuencia del aislamiento económico de
la Dictadura Perpetua. Las circunstancias que catapultan este tipo de gobiernos no están
desvinculadas de políticas clientelistas impulsadas por los países del centro (en este caso,
la conocida relación de los países sudamericanos con Gran Bretaña), sin embargo, se
crean formas de cuestionar este poder a través de sus propios medios de propagación, en
este caso, es el lenguaje la herramienta por excelencia del dominio.
Bibliografía
Roa Bastos, A. (1974). Yo El Supremo. Bogotá: Oveja Negra.