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Biografía corta de Michelle Obama

Nombre Completo: Michelle LaVaughn Robinson Obama.

Nacimiento: 17 de enero de 1964 (48 años) Chicago, Illinois, Estados Unidos.

Michelle LaVaughn Robinson Obama es una abogada estadounidense, esposa del


cuadragésimo cuarto y actual Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y hasta
el momento única Primera Dama afroamericana de su país.

Michelle nació y creció en la zona sur de Chicago y se graduó en las prestigiosas


Universidades de Princeton y Harvard.

Después de completar su formación académica, trabajó en el despacho de abogados


Sidley Austin en Chicago, donde conoció a su futuro esposo.

Simultáneamente formó parte del gabinete del alcalde de Chicago Richard M. Daley y
colaboró en el Centro Médico de la Universidad de Chicago.

A lo largo de 2007 y 2008, colaboró en la campaña presidencial de su esposo y


pronunció un discurso en la Convención Nacional Demócrata de 2008.

Michelle es madre de dos hijas, Natasha y Malia, y hermana de Craig Robinson, el


entrenador del equipo masculino de baloncesto de la Universidad Estatal de Oregón.

En el 2011, Michelle fue invitada para participar en un episodio especial de la famosa


serie de Nickelodeon, iCarly, en un episodio de la quinta temporada llamado "iMeet the
First Lady" (traducido "Conozca a la Primera Dama") estrenado el 16 de enero del 2012
conmemorando su cumpleaños un día antes.

iografía de Michelle Obama - Quién es


Michelle Obama fue la Primera Dama de
los Estados Unidos, dado que está casada desde el año 1992 con el ex
presidente de esta nación, Barack Obama.

Tal como sucede con su esposo, Michelle, ha cumplido el hito de ser la


primera dama de origen afroamericano de los Estados Unidos,
una patria que como sabemos alberga una larga historia de segregación contra la
minoría negra.

Incluso, Michelle, conoce de cerca esa historia de opresión dado que entre sus
ascendientes se cuenta un esclavo, Jim Robinson.

Michelle LaVaughn Robinson Obama nació hace 49 años en


Illinois, el 17 de enero del año 1964.

Accedió a una formación universitaria de elite en las Universidades de


Harvard y de Princeton, graduándose como abogada en la
primera y en Sociología en la segunda.

En la universidad, Michelle, se contactaría de cerca con la política, dado que


participaría de acciones concretas que demandan una mayor inclusión de
profesores de raza negra en la institución.
Inmediatamente después de recibirse, Michelle, comienza a trabajar en la firma de
abogados Sidley Austin donde conocería a su futuro esposo.

Cabe destacarse que Michelle fue una notable abogada que llegó a integrar el
ranking de las diez mejores letradas del país.

A la par de este trabajo, Michelle, también se desempeñó en la gestión del


alcalde de Chicago, Richard Daley, y en el Centro Médico de la
Universidad de Chicago.

Asimismo, ha desplegado una intensa actividad política alrededor de su esposo,


colaborando activamente en las campañas políticas.

Cuando su marido se convirtió en presidente de los estadounidenses en el año


2008, Michelle, comenzó a desplegar arduos trabajos vinculados a la promoción
del bien común, de la salud, la educación, la cultura, las artes, entre los más
importantes.

Cabe destacarse que la ex primera dama norteamericana de distingue de sus


colegas y antecesoras por el perfil sencillo y desacartonado que
exhibe y cultiva.

Es recurrente verla participar en diversas series de tevé, eventos, e incluso,


recientemente, su presencia en un noticiero bailando a un ritmo desenfrenado y en
el marco de una campaña contra la obesidad, se extendió fantásticamente por
todo el mundo y fue celebrada justamente por esa ausencia de protocolos.

La pareja Obama tiene dos hijas mujeres: Natasha y Malia.


https://www.quien.net/michelle-obama.php

QUIEN.NET » BIOGRAFÍA » MICHELLE OBAMA

Biografía de Michelle Obama - Quién es


https://elcultural.com/michelle-obama-mi-historia-2
nicio Letras Crítica

 Crítica

 Letras

 Memorias

Michelle Obama. Mi historia


JENNIFER SZALAI
14 diciembre, 2018

Michelle Obama durante un discurso en la Convención Nacional Demócrata en Filadelfia,


2016. Foto: Ali Shaker
Michelle Obama
Traducción de Carlos Abreu, E. del Valle, G. Dols y M. Pérez. Plaza & Janés. Barcelona, 2018. 528 páginas.
22,90 €. Ebook: 12,34 €
Para todos los que se lo estén preguntando: no, no se presenta como candidata. En Mi historia,
la autobiografía de Michelle Obama (Chicago, 1964), su protagonista pone fin a cualquier
especulación so–
bre sus ambiciones políticas. “Nunca he sido amiga de la política”, dice, “y mi experiencia
durante los últimos diez años no ha contribuido a hacerme cambiar de opinión”.

Fíjense en que escribe “los últimos diez años”, no los últimos dos. En sus memorias, Obama se
revela como una primera dama que creía en su marido, pero no se hacía ilusiones de que
el lodo del partidismo y el racismo fuese a disolverse sólo por los optimistas eslóganes de
cambio. Un mes después de que comenzase el primer mandato de Obama en 2009, Michelle
estaba en la tribuna durante un pleno del Congreso. Desde allí vio a unos republicanos
frunciendo el ceño mientras su marido pronunciaba su discurso. “Comprendí que iban a
oponerse a todo lo que hiciese Barack, independientemente de que fuese o no bueno para el
país”. Y prosigue: “Parecía que lo único que querían era que fracasase”.

Sus palabras podrían sonar a perspicacia a posteriori si no fuesen coherentes con la mujer que
ya entonces había demostrado ser: Michelle, una mujer realista, irónica y organizada frente al
intelectual e idealista Barack, que en la campaña electoral de 2008 bromeaba sobre lo
descuidado que era su marido. En aquella época también hablaba con franqueza sobre los
sentimientos que despertaba en ella el entusiasmo de la gente por él y por su mensaje en un país
en el que la posibilidad de tener un presidente negro le había parecido inverosímil incluso a
ella. “Por primera vez en mi vida adulta”, declaró, “me siento verdaderamente orgullosa de mi
país”.

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Hija de una familia trabajadora de Chicago, había accedido a las universidades más
prestigiosas del país, y ya entonces se comportaba como una “fanática del control” que se
tomó su pertenencia a una minoría dentro de Princeton como un “decreto para ser la mejor”. La
política, sin embargo, resultó ser una extraña mezcla de pretensiones elitistas y acoso.

El libro se divide en tres capítulos –“Mi historia”, “Nuestra historia” y “La historia continúa”–
que suenan a rollo insulso de libro de autoayuda, lo cual no significa que haya que subestimar
la utilidad del empoderamiento. Obama hace hincapié en la importancia de los modelos, en
especial para las chicas de color en una cultura que no cambia con la suficiente rapidez. El
libro, sin embargo, no es todo unicornios y arcoíris.

Michelle Obama recuerda una infancia básicamente feliz. Su padre se dedicaba al


mantenimiento de calderas y su madre era ama de casa. Incluso cuando la esclerosis múltiple
empezó a deteriorar el organismo de su padre, este insistía en ir a trabajar. La enfermedad
enseñó a su hija la necesidad de planificar meticulosamente: “Aprendí que en la vida uno
controla lo que puede”, aunque no resulte fácil si tu pareja no es tan metódica.
Michelle Obama se revela como una primera dama que no
creía que el racismo fuese a diluirse sólo con eslóganes
elegantes
Cuando Michelle Robinson oyó por primera vez a sus compañeros abogados deshacerse en
elogios sobre un nuevo miembro en prácticas del bufete llamado Barack Hussein Obama, tuvo
sus dudas. “Según mi experiencia, si le pones un traje a cualquier negro medio inteligente,
los blancos suelen perder la cabeza”, cuenta. Aparte de tomar nota de su “voz de barítono,
profunda y hasta sexi” al teléfono, no le impresionó tanto, sobre todo cuando se presentó su
primer día de trabajo con un retraso irritante. “La explosión de deseo, gratitud, plenitud y
asombro que me embelesó” llegó después. A pesar de todo, siempre le resultó difícil adaptarse
a la impuntualidad de Barack, a su fe en que las cosas se resolverían por sí solas, y a que sus
ambiciones dictasen a menudo el rumbo de sus vidas.

Mi historia da a conocer algunos detalles de los que los Obama no habían hablado antes, como
los tratamientos de fertilidad a los que recurrieron para concebir a Malia y a Sasha; el aborto
que provocó en ella “una punzada de nostalgia seguida por una dolorosa sensación de
ineptitud”; la terapia de pareja que salvó su matrimonio cuando a ella le parecía que la carrera
política de su marido “iba a acabar arrollando nuestras necesidades”. Obama explica la
enorme presión que sentía por ser la única primera dama afroestadounidense en una
cultura adicta a la imagen. No podía faltar tampoco alguna mención a sus logros en la Casa
Blanca, como sus iniciativas contra la obesidad infantil y en apoyo a los excombatientes.

Con todo, los pasajes en los que la autora intenta entender lo que está presenciando ahora en su
país son algunos de los más emotivos, aunque solo sea por el esfuerzo que hace para conciliar
el lúcido realismo de su educación con la sofisticada vida que lleva hoy en día. El tiempo que
pasó en la Casa Blanca, relata, lo vivió “siendo consciente de que nosotros mismos ya
éramos una provocación”. Califica abiertamente al presidente Trump de “matón” y
“misógino”, y ve cómo hace todo lo posible para dar marcha atrás al legado de su marido y
sustituir “unas políticas compasivas” por lo que parece una crueldad descarada.

“Mi abuelo vivió con el poso amargo de sus sueños frustrados”, rememora. Al igual que
muchos afroestadounidenses de su generación, sus aspiraciones malogradas le dejaron “un
fondo de resentimiento y desconfianza”. La vida de la ex primera dama ha sido diferente, llena
de posibilidades, riqueza y logros. Obama insiste en enumerar las mejoras del país en los ocho
años anteriores a 2016, aunque fuesen graduales. “El progreso es lento”, dice a los jóvenes.
Según ella, la juventud tiene que apoyarse en “su perseverancia, su independencia y su
capacidad de superación”.

A pesar de los intentos de los conservadores hace una década por pintarla como una radical,
Obama parece ser en el fondo una centrista moderada y metódica. Como dice en Mi historia,
hace tiempo que aprendió a reconocer el “reto universal de armonizar quién eres con de dónde
vienes y a dónde quieres ir”.
© The New York Times Book Review

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