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Estructuran y transmiten la opi~ ca) comunican demandas alos poderes ptiblicos, propician elcontrol ptislico del poder politico y a influencia de los ciudadanos enles decisiones publicas, dan lugar ala formacién de las principales insticuciones politicas del pats, protagonizan el reclutamienco de las lies dirigentes, colaboran al3 integracién y legitimacién del sistema politico en 94 conjunte © canalizan las protestas contra un sistema polftico determinado que pretencen detrocar, etc. Los partidos, en definitiva, son organizaciones sin cuya mediacion entre el Estado y tun «pueblo amorfo» no es posible, como dijera Garefa Pelayo, acrut» lizar en nuestros dias los principios democréticos!. no competitives Yo plural fareione delosparidossji 6 clones de enpacioy el mayer interes que pueden deipertat Lo propios de los dstemas competsivos not llevan a conzetteamnos en é0e 251 ‘No obstante, cnlos timosafios ha ido ganando adeptos la teorta éc que los partidos politicos estan en un proceso de crisis que podria evarles a desaparecer y ser sustituidos por otras organizaciones de cariiczer no pattidists, De hecho, como sefialan Bartoliniy Mair (1990, cuestién del cambio o ia transformaciéa parece ver la nots dominante ena bibliogeafia contemporsiiea sobce partidos politicos. Se acluce quc los pattidos no son ya los instramentos adecuados para llevar a cabo algunas, si no todas, las funciones cue tradicionalmente tenfan encomendadas. No obstante, en le mayoria de las ocasiones, esas afirmaciones se han hecho sin el correspondiente aval empicico gue las sostengs, pudiendo resultar que, ala postee, ea inestabilicac, «sas crisis de los partidos y de los sistemas de partidos no sean tan ‘grandes come a priori se nos aparecen, Debemos tener siempre pre- sente que lo que en otro tiempo pudo ser definitorio de los partidos tal vez no lo sea ya hoy, o no sea algo privativo de ell En cualquier caso, sies cierto gue en las dos o tres titimas déca- das ban sargido un buen ndmero de organizaclones, grupos y aso siaciones de diversa naruraleza que, de una W otra manera, con ms- Yor omenor intensidad, y en uno u otro momento, hian intervenido en la realizacién de algunas de las funciones que en principio pare- cerfan tener atribuidas los partidos, compartiendo con éstos algunas de sus caracteristicas, Se hace preciso, por tanto, diferen ganizacioaes que en esce cepitulo nos interesan de owas que, aunque intervengan en el proceso politico, no pueden recibir el nombre de partidos politicos. | DEFINICIONES Y CARACTERISTICAS GENERALES Desde que a principios de siglo, y dela mano de Ostrogorsky, We- ber o Michels, se iniciaran los e resultado extraordinariamente diftcil aleanzar una debinicion que fuera generalmente admitida por los distincos especialistas. La pauta ha sido, por el contrario, que cada uno acufaca su propia defini- ion, tras encontrar insatisfactorias las ofrecidis por anteriores au- tores. Por otra patte, las definiciones han ido ganando en precisiSn, desde la acufiada por Ostrogorsky en su Derocracia y los partidas politicos, donde consideraba parcamente que los partidos cren «gru- posde ciudadanos organizados para lograr un fin politico», Esta de- finicion no perrnite diferenciar los partidos de les otras organizacio- nes que intervienen en la realizacién de algunas de sus funciones: cualquier grupo con un fin politico seria un partido, Los grupos de 252 ciudadanos Roma impe sepiin Ostrogorsky, partidos politices, Obviamente, debemos precisar més el perfil de lo que consderamos partides politicos Més recientemente, y atendiendo a las que « sa juicio eran les caracterfsticas distintivas de Jos partidos, LaPalombara y Weiner (1966, 29) definieron al pactido politico como ana «crganizacicn que ests localmente articulada, que interacsia con y buses el apoyo electoral del pblico, que juega un papel directo y sustantivo en e! reclutamiento de los dirigentes politicos y que esté orientada a la conquista y el mantenimiento del poder, bien sola o mediante coali- ciones con otrasy.En esta definicién se recogen los que son los prin cipales elementos que carceterizan alos partidos politicos y que, en uno u ots momento, los han difecenciado de otras organizaciones gue también median entre el Estado y los ciudadenos. Pueden siste- smatizarse de la siguiente maneca: 1, Organizacién formal, de caricter estable y permanente, y te- ritorialmente extends 2. Objetivo de aleancac y ejercer el poder politico o de compar- Glo, no conforméndose con infiuir en e] proceso de toma de deck 3. Un programa de gcbierno con los objetivas a alcanzar, por ‘mfnimo y abstracto que sea? 4, Bisqueda del apoyo popular normalmente a través ie proce soa clectorales, eso es, mediante la presentacion de candidatos a comicios para ocupar cargos pablicos Este timo elemento es el erizerio que mas dacamence fen nuestros dias a los partidos de otras organizaciones doraderasque, en algtin momento, han podid. do y los ciudadanes, buscando cjercer #1 padee p. jnmediacamence— con un programa de objetives a implementat (Sartori, 1976, 63; Panebianco, 1988, 6; LaPalombara y Anderson, 1952, 395). Los parcidos son las Gniens org 2. Se atpone que ls objet aunque ne hs fitede quien cn do. de, Schumpete, denico de anzat eben see de carter piblico, any debian nals soe le eespuest al eco de no es en forma de extmpids, is forma exsctamente iil & comerciales, formalmente Ja arena clectaral, a diferencia de otros grupos de interés, movimientos sociales o atociaciones profesionales, como ba sefilado Sartori (1976, 63) al poner el acento precisamente en esta caracteristea, al aeuntar su definicicn minima de partido, entendien- do por tal un «grupo politico que presenta a elecciones, y es capaz de colocar mediante elecciones, a sus candidatos en cargos pébli- cose. Pero esta caracterfetica que hoy resulkaria ernblemética com aitfa en otro tiempo #4 importanciacon ottas, por lo que convene Gus stendamos «la evoludGa que han experimentade los partidos desde su surgimiento 1. ORIGEN Y EVOLUGION mnsTORICA ‘Alli donde ha existido poder politico han sargido conflictos en tor~ no a los cuales aparecian grupos, més 0 menos organizados, que luchaban y competfan por hacerse con el mismo. Pero por muchas caracterisicas que €s08 grupos, clubs 9 camarillss compartan con los pestidos politicos tal y como hoy los entendemor, aquéllos no son susceptibles de recibir este nombre?. La aparicién de los pact dos politicts, stricto sensu, es un fendieno mucho mas reciente, ‘que se registra en Inglaterra a pactir del primer texcio del sigho xix", ‘como consecuencia de las transformaciones poltieas derivadas de la modernidad. Realmente, los partidos eurgen cuando la polities deja de ser an asunto en el gue sélo interviens una pequeria minozio, pata consttuicse en las organizaciones que mediarda enste el poder politico (el Estado) y las masis de un «piblico ampliaco» que paula ‘tinamente tendré que ser tenido en cuenta par los dirigentes politi- cos. De esta forma, a medida que el sufragio fue extendiéndose, se generalizé In-apaticiéa del ienémeno de los partidos politicos on isi todos los sistemas politicos occidentales ‘Se han formulado diversas teorias para explicar el surgimiento de los partidos politicos, teortas que atierden a las circunstancias proceso que se fsa on Inglators eapecialnence desde Inveodacidas poe la fore Act que rodearon la aparicion de es0s mecanismos de mediacién y que fueron sintetizadas por LaPalombare y Weiner (1966, 7 ss) en tor- no a tres grupo: 1. Teorfasinstitucionales, que parten del desarrollo de los Perla- mentos (Ostrogorsky y Duverger), 2. Teorfas de la situacion historica que ponen el acento en las crisis sistémicas vineuladas al proceso de construccién de los Esta. dos nacionales (Lipset y Rokkan) 3. Teorfss del desarrello que vinculen la apaticign de los parti dos con el proceso de modernizacién (LaPalombara y Weiner). ‘Las tcorfas iostcucionalistas entienden que los partidos su son fundamentalmente de la necesidad que sintieton los miembros delos Parlamentos de actuat de consuno frente a la ampliacién del sutragio, pata Jo que constituyeren los grapos parlamentacion, los comités electorates y vinculos peemanenter entre ambos (Davergee, 1961, xadii-saxxviis Ostrogorsky, 1908, 135 ss.) Esas organizaciones hhabefan surgido ante la necesidad de atraec electoralmente a les anasas, paralo queesos gripos y comités se habrfan desarrolladotanto en el nivel local como en el nacional, dando lugar a organizacienes cada vez mas amplizs y mas estables. Duverger habla, asi, de partidos creados interna y externamente al Parlamento, a pactir de él o fuera de él, Pero esta teoria acaba siendo insatisfactoria, pues da cuents de Igunos casos his:Gricos, pero resulta totalmente inadecuada para -xplicar otros, como la aparicion de los partidos «externos», nacidos de contlictos ideol6gicos o religiosos, o de la de aquellos de cardcter nacionalista, por ejemplo, que en muchos casos se negaban a actuar dentro del sistema parlamentario o eran previos al mianio, El segundo grupo de teorfas entendecta que los partidos poltt!- os surgieron con lis crisis (faundamentalmente de legitimidad, de ntegracion y de participacién) que Jos sistemas politicos atravesa. ron en el proceso de construccidn del Estaclo-nacién, crisis que no sélo supusieron el contexto en el que nacieson los partidos, sino un factor determinante para su evolucién posterior. En este grupo s¢ cenmarearia la propuesta de Lipset y Rokkan (1967), que entiende gue los partidos sixgen en tomo al desazeollo y resolucién de una serie de cleavages o civisiones sociales con las que se enfrenta It construcci6n del Estado-nacional, adoptando una forma a ota en funci6n de su actitud hacia determinado cleavage (o en plural, ys que pueden exwzarse): claavage contro-pesiferia, que da lugat @ pat. fides con un fuerte componente nacionalisia —centralista 0 petite. rico—; cleavage Iglesia-Hstado, en torno al eual surgen partidos de earacter confesional 0 laico; cleavage sector primario-sector secun. 25s dariv, del que han nacido los partidos campesinos (ids propios del yentorno al cual se ha articalado mayor mimero de partidos (Lipset y Rokkan, 1967, 14 ss.). Para estos autores, el sistema de partidos existente cusndo claboraron su teorfa (afies seseate) respond, sal- vo alganas excepciones, ala estructura de cleavages que habfaen los afios veinte (reering hypotivesis). El tercer grupo de teorfas entiende que el surgimiento de los partidos es unz consecuencia del proceso de modernizaciSn y de los Jentes cambios socio-econémicos (aueyas clases de empresa- ios y comerciantes, mayor movilidad social, incremento ¢e los ni- yeles de informacién y de los medios de comiunicacién, seculatiza- cidn, etc). ero este tipo de teorias también presenta inconvenientes, puesto que, como ha sefialado Garcia Cotarelo (1985, 24), no defi ren claramente qué hemos ce entender por modernizacién, supo- nigndose que hay que interpretar el cérmino en el sentido que We- ber le confiri6 como proceso de secularizacion, eclesencantamiento» y racionalizacién, por lo que parece especialmente aplicable a los sistemas en transicién hacia la industrializacién. Estos dos sltimos grupos de teorfas pueden complementarse adecuadamente pra ex plicar el surgimienco de los partidos, las circunstancias y elementos que se dieron cita en su genesis, aunque no acaben de resultar del todo satisfactorias para explicar exhanstivamente el proceso de na- cimiento de los partidos en todo momento y lugar. Por lo que respecta a la evolucién que los partidos han expe- rimentado desde su surgimiento,¥ circunseribigndonos a la esfere occidental —este esquema na seria siempre plicable a otros casos—, podemos hablar de diferentes modelos por los que los partidos ha- befan pasado en el proceso evclut infa desde su sargimi hasta nmestros f siglo xvm y prineipios del 1%, la forma que adoptaron fue la de partidos de notables (Weber), caractetizandose por gitar en torno & determinadas personalidades relevantes de la vida politico-parla- ‘mentaria, teniendo una organizacién laxa, que muchas veces no era mas que la unién de algnnos comités electorales coordinados alre- dedor de un interés conn para implementar un programa politico, por otra parte, no demasiado aftido. Estos incipientes partides ha- ‘befan tenido una dedi! estructura interna y carécrer oligarquico, al representar, casi-exclusivamente, a propietarios y psofestonales, Amedida que el sufragio iba extendiéndose, sargi6 otro tipo de partido, el partido de masas, que basaba su fuerza en el niimero de 256 4s que en la wcalidads de los mi ampliar su militancia y su eapacidad de actuacién, ectoe partidos fueron extendiendo su ozganizacién, tanto espacial como tempor monte, hasta conycrtirse en organizaciones de funcionamiento per- smianente y con una estructura definida, mantenida por personel de- dicado permanentemente a eses funciones. Los partidos socialistas, fuezon los que primero abrazaron este perfil, al que paulatinamente se acercarian los partidos burguezes. Los programas se hicieron mucho més nftidos, al ser —la ideologla— el elemento que vincula- ba a Ja mayorfa de sus miembros (el partido llevaré a cabo una labor de concienciacién, informacion y educacién de sus miembros, enun intento por incorporar moral y espiritualmente a las masas en el idestio basico de Ia organizacién [De Esteban y L6per Guerra, 1982, 14 ss). Estas fueron las organizaciones que extudiarfa Michels (2965) y de las que predic6 su conocida ley de hietto», al manifes- tar que siempre que hablarnos de organizaci6n, hablamos de oligar- qufa. Paulatinamente, la élite dirigente irfa controlando la scracién del partido, dejanco en un segindo plano tanto el papel de los mil tantes como el de los paslamentacios. Después de la segunda Guerra Mundial, en los paises de 1a Eu: ropa occidental se contfigur6 un ritevo tipo de partido polftico, fra to de Ix evolucién de los partidos de masas, tipo al que Otto Kirchheimer (1966) denomin6 partido de electores, de vorantes 0, ms literalmente, «atrapa-todo- leatch-all people's purty), Se trata de un paride que renuncia a sus intentos de incorporar moral ¢ incelectualmente a las masas, concentrando su atencién en el con- junto del electorado, sacrificando una penetraci6n ideol6gica més profunda por una aceptacién mas amplia yun éxito electoral mas inmediato (Kirchheimer, 1966, 184), Esa transformacin supondré también una deéstica trarsposicién de los componentes del partido, confiriéndose absoluea primaci esteatégico-electorales a corto plazo; un fortalecimiento del papel de los méximos disigentes, cayas actuaciones serén juzgadas ahora desde cl panto de vista de la eficacia del conjunto de Ia sociedad y no desde a consecucién de los fines Witimos del partido; una desva~ 1s de base, ya que la atencion esta puesta en el conjunto de los posibles votantes, esto es, en toda la sociedad; una negativa a tener una clase de «clientelav de un tipo deal6gico o social) determinado, en funcién de conseguir el apoyo de secrores de toda la sociedad; y un esfuerzo por establecer lazos con los més vaciados grupos de interés, que eventualmesite podrin asegurar e] apoyo electoral de los mas variados sectores de la socie- 108. AL objero de 257 dad (Kirchheimer, 1966, 190). Fl objetiva final es conseguir el ma- yor apoyo posible en las wens ol dia de la cleccién, convistiéndose para ello en una especie de articalo de consumo de masas, que se romocionacon tacticas de marketing comercial, para lo que se 910- curaré concitar el mayor consenso posible, al objeto de evitar reali- neamientes electorales. Los programas de los partidos catch-all se- én, por lo tanto, ambiguos, vagos y muy generales, cludiendo la concreciéa cue eventuslimente pudicea eapantar a parte de la poten- cial cientela electoral'y condicicnar la futuca gestién. Por ello, la funcion mas importante de las que llevan a cabo les partidos politi- cos hoy es, segtin Kirchheimer (1966, 198), lade la nominadén de Jos candidatas que luego ratificarén o techazardn los ciudadanos, en detsimento de la foncion de integracién del ciudadano en la vida politica, que ahora ce canaliza principalmente a teavés de otras ins- tancias (auevos movinitenios sociales, grupos de interés, aso nes protesionales o é¢ otro tipo). Panebianco (1988, 262 ss.) ha acufiado el sérmino de partido electoral-profesional para referirse al mismo tipo de partide deserito par Kirchheimer al objeta de poner de relieve, porn lado, el aspec- £0 de la profesionalizacién del mismo, esto 5, la susticucisa peogre siva de la burocracia partidista por un conjuato de profesionales, técnicos y expertos en diyersos campos, a medida que el partido desliza su centzo de atencién desde los afiliados al electorado; poner de relieve, por oto, que la dimensién mas imporvante del nuevo tipo de partida es [a organizacional, Ex wn sentido similar erea que se pacde acufar la tiqueta de partidos de gestores para designar a estos partidos de profesionales, técnicos y expertos, que son ys mds un Subelemento del aparaco estatal gue un componente de civil (Katz, 1990, 158-159; Katz y Mair, 1994, 18 s.)s que se centran en la actividad gubernamental o parlamentaria (institucional) y en la de desarrollo desu propia esteuetura « interetes organizativos, aben donando la zelacionsda con aus ailiados o militantes (so Mair, 1993, passim; Mair, 1994, 4 5s); er los que los aspectos ideo: ogicos no tienen demasiado peso # 1a hora de disefiar su linea polt tica, al estar més pendientes de consideraciones de cariz estatégico- clectoral. Loslideresde estos partidosse han convertido, enel marco de los Eseadoe de Bienestas, cai en metor gestores de recursos y de politicas pabliess tanto en un nivel catatal camo regional y local Como consecuencia de esos cambios, en sa aczividae los crterios de eficacia suclen primar sobre otras consideraciones que antes tenian ‘mayor peso, al compactir —en términos generales— un modelo de sociedad y de sistema econdmica comin. 2s Los Parrives roulricor IL, BETATUTO JuRIDICO ¥ FINANCIACION Como sefiala Gonzalez Casanova, ¢l derecho de asociaci6n no fre reconocido hasta mucho tiempo después de la consolidacién’ del Estado liberal, dado que éste consideraba al individuo el rico suje- to de la relacién politica, viendo con reticencia toda otra organiza- cién que se interpasicra entre él y el Estado, La regulacign de los partidos politicos ha sido,:por tanto, tardia, al entenderse que stt naturaleza era de caricter privado, por lo que inicialmente se tendié a enmarcatla bajo el derecho general de asociaci6n que regia las asociaciones privadas. Tampoce los partidos tenian demasiada inte- rés en ser reguladas, al considerar que esa regulacién podséa limitar de alguna manera su capacidad de sctuaci6n, De esta forma, en un lacgo proceso se pas6 desde una actitud de cechazo y desconfianza frente al fenémeno de los partidos hasta considerarlos esenciales para el funcionamiento el sistema polltico por las diversas consti- tuciones. Podemos habler, por tanto, de diferentes fases en ese proceso de regulacién juridica de los partidos: faze inicial de rechazo ex fase de ignorancia legal pero aceptacién fécticas fase de mera leg: zacion externa, esto es, de determinados aspectos parciales de la actividad de los partidos, sin reconocer Iegalmente su existencia y personalidad juridica piblica (regulaci6n de la actividad parlamenta- ria, de determinados aspectos en el proceso elector: stimida» regulacién de lee pactidos en algunas const Weimar de 1919 olacspafiola de 1934, en la que se habla de erepre- sentantes de las distintas fracciones politicas»), rigi¢ndose en lo de- zis por sus propiss normas estatutarias; y fase de plena incorpora- cid constitucional, tcas!a segunda Guerca Mundial, considerdndase a los partidos como auténticor protagonistas de la vida politica yaso- ciaciones de caricter pablica que merccen ser, incluso, financiadas porel Estado, dadalaimportanciade las funciones que desemperian’, La financiacion de los partidos ha sido, de alguna manera, pare- ja a esa evolucién de la regulaci6n juridica, En un principio, los partidos de notables se financiaban con el capital de las personalida- des en tomo « las cuales giraban 0 aqueliae euyos intereces iban a defender éstas en el Parlamento. Los gastos de los partidos, dada su escasa y esporddica actividad, cran bastante reducidos, y las campa- fhas electorales tampoco suponian grandes dispendios, Pero con la 5. Ves en este seni, el tenor el anicale 6 de la vigente Ca iencin capac fla 259 re Paulo onare aparicién de los partidos de masas y su organizacién de cardcter permanente, mucho nds amplia y con mayores cometidos, los gas- {os de los partidos politicos se incrementaron considereblements. Habfa que llegar a mis miembros, en muchas mds actividades y par- ticipar en bastantes m4s procesos electorales, cuyas campafias eran, también, cada ver més costosss. Los partidos se financiaban, ademés de con donativos que eventualmente pudieran hacer los partieula- res, con las cuotas que los afiliados pagaban periédicamente, Hoy, por el contrario, una ver, reconocida la navaraleza publica o cuasi-piiblica de los partidos y la importancia de las fanciones que desarrollan dentro del sistema politico, la mayor parte de sis gastos son sufragados con cargo a los Presupuestos Generales det Estado, es decir, gozan de financlacién pAiblica. Ello no es dbice para que si cexistiendo fuentes de financiadén privada, aunque su impostancia ‘queda bastante eclipsada por el volumen quealcanza en nuestros dias Tapiblica’. No obstante, ala hora de sistematizar las diversas fuentes de financiacién de los partidos, deben ser tenidas en cuenta. ‘Ast, denro de las fuentes privadas de financiacién hay que men- cionar las cuosas de los afiliados, los donstivos (generalmente, limi tados de alguna manera por la ley), la gestién del patrimonio det parcida y los préstamas y créditos que eventualmente pueden con- cederles los bancos. En cuanto a las fuentes pablicas de financia- Ciba, debemos distingaic, siguiendo a Garcia Corarelo (1985, 193 ss.) entte las de carécter directo y lade cardcter indixecto. Las pri- imeras suelen consistir en una cantidad que los partidos reciben con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, y que se justifica en fanci6n de los gastos en los que los partidos incucren en unas cam- pahas electorsles cada vez més costosas, y para evitar discriminacio- hes entze unos partides con mis medios que otros. En nuest, No obstante, estos enfoques, que resulean insuficienitet cuando se les pretende dotar de total validez, pueden cesultar stiles cuando se usan come complemenco de bxza tipo deestudio o anil El enfoque més extendido y que goza de mayor acepta de caracter morfolégico, esto ¢s, el que atiende al numero y ma» de las unidades (partidos) que ema, como afirma Sartor! (1976, 120), indica autométicamente, de forma tozca, una caracteristics fandamental del sisterna politico, Ie medida en la que ef poder estd fragmentado o na, disperso ¢ concentrado. En este sentido, Daverger (1961, 206 ss.) cistinguié entre sistemas monopartidistas, sistemas bipactidistas y sistemas smultipartidistas. Pero la clasificacién basada ea un criterio meramente numérico sesultaba poco satisfactoria, tanto por las dificultades para encon- tuar un sistema bipartidista paro (mas tarde acunarfa la categoria de sbipactidismo impertecto» o de «sistema de dos partidos y medic»), como por la imprecisién de la categoria multiperti Duyecger dis fuersa cidn con su potencial papel en Ia formacién de Gobiernos) partidos de vocacién mayeritaria (que dado 94 tamafo pueden as 11, No eslo mismo que haya 5 partidos que se eparian elvota deforms aprox smacareste gual (20 por leno de eos os bay uno hege ‘mesieo que consga el o por ein de los vets, repartiendose lon otros cua el20 266 picar razonablemente a obtener la mayorfa de escafios y, por tanto, a formac Gobierno); partidos grandes (que estin en condiciones de formar Gobiernos estables si cuentan con el apoyo de algiin otto partido mediano); partidos medianos (que serfan los que coniple- ‘mentarfan a los grandes para dotar a los Gobietnos de la necesatia estabilidad); y partidos menores (cuyo papel es insigaificante). No otstante, la clasificacion més extendida es aquella a la qae lego Sartori teas introducrr algunos eriterios més concretos paca «contar» adecuadamente los pattidos (1976, 121 ss). Asf, trata de dilucidar eudles son relevantes para el sistema, comenzando por eo. tablecer que la importancia de un partido viene constituida, en pri- met lugar, por su fuerza electoral més en concreto, por su porcen- taje de escatios en la cémara baja. El peso de exe porcenitaje de escafos se mide por las posibilidadtes de coalicién o de chantaje que confiere al partido dentro del sistema en cuestién, esto es, ciando su presencia tiene influencia en las tdeticas de la competicién de loe demas partidos (Sartori, 1976, 122 y 123). Junto a cate critecio, tiene en cuenta el dela polarizacién, esto ex, la distancia ideclégica que separa a los partidos en competencia (ibid., 126). Combinande ambos criterios elabora la siguiente tipologia: sis- tema de partido tnico; de partido hegeménico (que no permite [a competicién —ni formal ni de facto— de otros partidos por el po- der); de partido predominante (un tinico partido mantiene una po- sicién de mayorfe absoluta de escafios durante al menos tres eleccio- nes consecutivas); bipartidista; de pluralismo limitado y modecado (entse tes y cinco partidos con escasa discancia ideolgica entre sf, con tuna competicién bipolar de blogues y una tenden plaralismo extremo 7 polarizado ( entre los que habré partidos anti-sistema, con considerable dist ideolégica entre sf, que da lagat a oposi sablesy aun competicion multipolar d ralismo extremo también puede adoprar la forma de plu tremo moderado); y plural relevantes) (Gactori, 1976, 121-243). Como decimos, éste el tipo de enfoque que mayor acepracien ene « la hora de clasificar los sistemas de partidos, mas desce la definitiva aportacion de Sartori, ya que es la que proporciona ma- yor informacién y permite comparar mejor los diversos sistemas No obstante, los tres enfoques mencionados pueden utilizarse con juntamente, pues aportan informacién complementatia que enriquc= cord le percepcién que tengamos de un sistema de partidos dado, 267 Panio omare Comenzabamos estas paginas afirmando que los partidos son instituciones sin las que no pueden entenderse los modernos siste- ‘mas democriticos. Pese a que en machas ocasiones yen muy diver- sos foros se haya predicado tu crisis contempordnes, hey por hoy parece impensable que los partidos politices vayan a desaparecer, siendo suplaatados por ottos mecanismos de participacién politica (nuevos movimientos sociales, neocorporativismo, e:c,). Pese a que el «fantasman de la crisis de los partidor (Bertolini y ‘Mair, 1990) siga teniendo una considerable audiencia, existen ya estudios rigurosos que permizen sostener que os preferible la teorta de la transformacidn y adaptacion partidistaa las nuevas circunstan- cias, Esa adapracion obliga a poner més el acento en las aspectos institucionales y organizativos de los partidos que en los sociales! Pero de ah a asegnrar la préxima desaparicién de los partidos hay 1un gran trecho. Probablemente reaulte més prudent, una yer cons- tavada csa transformacién, teflexionar de nuevo acezca de la teoria dela representacion y repensar el papel que queremes que los patti- dos politicos camplan en las democracias contempordneas, siBLIoGRAH S, (1988): «artidos y sistemas de partidos», en Fasquino (ed), Mantal de Ciencia Polltica, Alianza, Madcid, pp. 217-185. Bartolini, S. y Maic, P. 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