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EMILIO BETTI CCatedritico de Ja, Universidad de Roma Teorta general de las OBLIGAGIONE ‘tomo 11 ‘Traduecién y notas de Derecho espafiol por José Luis de los Mozos Catedratico de Derecho civil de la Universidad de Oviedo EDITORIAL REVISTA DE DERKCHU PRIVADO MADRID exv LA ACCION REVOCATORIA Precedentes histéricos. Construccién y esquemas dog- miticos. A) Hecho constitutivo de la accién revocatoria: elementos subjetivo y objetivo del Iicito por parte del deu- dor que dispone y del tercero eémplice: articulo 2740 y el oder de disposicién. Andlisis del elemento subjetivo del ili. cito imputable al deudor o reterido a un tercero: «consilium fraudis» y «consclencia fraudis», Critiea de ciertos puntos de vista erréneos. Andlisis del elemento objetivo del ilicito: seventus damni». B) «Petitums: rescisién en la medida del perjuicio. C) Legitimacién pasiva en In aceién revocataria, en particular la posicién del subadquirente, Después de haber analizado la accién subrogatoria bajo Jos cinco perfiles procesales del interés de obrar, de la legi- timacién, de 1a posicion procesal que asume el acreedor que Ja invoca, de la causa petendi y del petitum, debemos iniciar el examen de 1a accién revocatoria regulada en el Cédigo civil en los articulos 2.901-2.904. El articulo 2.901 del Cé- digo civil [40] dispone que el acreedor, aunque sea titular de Un crédito sujeto a condicién o a término, puede pedir que sean declarados ineficaces frente a él los actos de disposieién del patrimonio con los cuales el deudor cause perjuicios cier- tos. Para ello deben concurrir varias condiciones, de las que mencionaremos: en particular, que el deudor tuviera co- nocimiento del perjuicio que con el acto acarreaba a los acreedores. Pero antes de intentar la construccién dogmatica Ey ‘MorexsA PREVEIIVA ¥ SUCESIVA DE LAS OmLIGACTONES de 1a accion revocatoria, creemos oportuno examinar la for- ma en que se ha producido la evolucién histrica de dicha accién desde su formulacién en el Derecho romano, a través de una serie de vicisitudes y de transformaciones. En el Derecho romano clasico, como ha puesto de relieve Sotazzr (1) existian tres medios a disposicién de los acreedo- res, Habia en primer lugar: a) una accién pauliana poenalis con previo arbitratus de restituendo (D, 22, 1, 38, 4), que na- cia del ilicito constituido por el fraus creditorum: ilicito pre- torio, que daba lugar a una accién para obtener una repara- cion pecuniaria. El deudor vencido podia liberarse restituyen- do cuanto se le exigia en el arbitratus: la naturaleza penal de la actig, de origen pretorio no representaba un obstdculo a la posibilidad de la restitucién (2). También se deba; b) un inter- dictum fraudatorium (D. 42, 8, 10, pr.) que era un medio, recu- Peratorio del bien salido del patrimonio, basado. sobre una resolucién de! magistrado (administrativa en sentido amplio), Habia por fin: ¢) una in integrum restitutio, resolucién resci- Soria que era emitida por el magistrado con iuris dictio; re- solucién que eliminaba el acto de disposicién, al menos en el campo del Derecho pretorio, y en el presupuesto de una missio in bona (que se actiia solamente por la conditio creditorum, D, 42, 8 6, 7; 10, 16) correspondfa al curator bonorum, o se gtin otra opinion, a la misma colectividad de los acreedores. Pronunciaba la restitutio in integrum a los acreedores un iudicium rescissorium, fundado sobre dicha resolucién. Con ello se hacia valer, al menos en el Derecho pretorio, el mismo derecho subjetivo que, repristinado, se ponfa bajo la titulari- dad del deudor. En el Derecho justinianeo estos tres medios se encuentran violentamente confundidos, pero no sin que en los textos de- Jen de advertirse trazas de las primitivas diferencias entre los (1) sevoca degli atti fraudotentis, 2 ed, 194, fr (2) ‘Nuestro «Dir. romano: parte generalee (1955), 65, p. 225; 91, p. S2t; 92, p. 546; en oposicidn a Brows, «Studi sulle actiones arbitrariaes, p. 38 y $2 [DORENSA PREVENTIVA Y SUCESIVA DE LAS ORLIGACTORES 38 mencionados remedios:' los compiladores justinianeos han tratado de: eliminar eni‘la’ medida ‘de'lo posible el caricter poenalis de la actio; manteniendo como presupuesto el ilicito €el fraude —fraus~ entendido como ‘conciencia y voluntad de parte del deudor ‘para disminuir con el acto de disposicién Ja garantia’ que sus'bienes'ofrecen a Joé acreedores) y de dar este medio la funoidn de recuperacién respecto de los bienes fraudulentamente enajenados. De esta’ violencia en la fusion debieron resultar una serie de discrepancias, que han dado Iu gar a controversias’entré los intérpretes del Derecho comin, incluso por el cardcter de rescisién y de repristinacién que se dio a la accién pauliana; 1a cual para el Derecho clisico era una pura y simple actio! poenalis; que admitfa, efectivamente, la posibilidad de una restitutio por la vin del arbitratus, pero -que de ordinario no revestia' una finalidad restitutoria, sino de reparacién. Este!fenémeno es por lo demés paralelo, como ‘se ha hecho notar por los romanistas @ la funcién invalidato- ria que tienen las demas acciones penales del Derecho cliisico, acciones penales pretorias, como la accién’ de dolo, o 1a actio quod metus causa; acciones que para el Derecho romano cla: sico se dirigian pura'y' simplemente a una reparacién pecu: niaria la posibilidad de’ una’restitutio; al menos respecto de Ja actio quod metus catisa, y que sobre el terreno del Derecho ‘comtin, llevan a ser acciones de anulacién del mismo negocio, viciado de dolo 0, de violencia, Ei dolo y Ia, violencia, en et Derecho clisico encuentran su sancidn en cuanto ilicitos que Anfluyen sobre la determinacién causal, en el Derecho comin encuentran su sancién, como, vicios de la determinacién cau- sal del querer, que corrompen desde dentro el mismo negocio Juridico (3). Hasta hoy dia han Megado las derivaciones historicas de ‘esta evolucién, que pueden encontrarse-en Ia actual regula- ion de la accion revocatoria. Residuo evidente es, en primer lugar el fraus creditorum, este particular ilfcito que consiste (@) Cicu, «Lobblig. nel patrim. del debs, 2+ ed., 1948, pp. 2990, en sustraer consciente y voluntariamente a los acreedores su garantia patrimonial; otro texto evidente se manifiesta en el elemento objetivo, en el petitum, que es una revocacién 0 res- cision del acto de disposicién realizado por el deudor en la idea de sustraer a los acreedores la garantia patrimonial : res- cision y revocacion, que se opera en la medida en que el acto disminuye Ja garantia patrimonial que les corresponde segin el articulo 2.470 del Cédigo civil a los acreedores que la inter- ponen. No se trataba ya de una declaracién de nulidad, nl siquiera de nulidad relativa, y mucho menos una declaracién de nulidad total, a 1o que tiende la actual accién revocato- ria (2.901), Podemos recordar aqui que la tesis de la nulidad tuvo el honor de ser exhaustivamente refutada por la obra de un auténtico jurista como Nicota Covretto (4), el cual de- mostré que la accién revocatoria no es apta para destruir la validez de un titulo de adquisicion que haya sido inscrito por un subadquirente, el cual hubiera conocido la existencia de una adquisicién anterior no inscrita. Coviet.o demostraba que la accién revocatoria no podia servir nunca para hacer Tecuperar un derecho de propiedad perdido por efecto de una segunda adquisicién que hubiera sido inserita; el primer ad- quirente podra obtener un resarcimiento del daiio injusto que sufra por el comportamiento incorrecto, ya del enaje- nante, que dispone por segunda vez, ya del segundo adqui- rente que conoce la adquisicién precedente; pero de ordinario este conocimiento no es equivalente como defecto a la misma falta de inscripcion, Pero sin embargo la tesis de la nulidad no fue abandonada; asi si observamos la doctrina sobre 1a cuestion, vemos que Giovanxt Paccitions (5) vuelve a soste- nerla, razonando con base en la revocacién que se produce en materia de quiebra; la cual puede prestarse a ser explicada 4) sDella traseriziones, 1,178, pp, 413 y 8, 1020, (Sy pLesiont dir. civ, 192526, pp, 4897; «Delle obbligaztont in generslen, 2+ edie, (9M), cap. IT, nn, 313; pp. 1NL116; Cte. también Auuerrs, eRevoe. iv e fallimentares, 1999, ef cual (p, 111), considerando 1a accién revocatoria, ccm na wecién declarativa la apreaima en algunas aspectos a la accién de simplacion ejercitada por los acreedores DDEFENSA PREVINTIVA ¥ SUCKSIVA BE 14S OBLIGACIONES a con la idea de nulidad relativa, pero que en todo caso no tiene relaciones con la accién revocatoria ordinaria. Cicu sdlo en apariencia se adhiere a la tesis de la nulidad (6) cuando habla de nulidad relativa; pero él mismo precisa que se trata, Yinicamente de rescisiGn, y utilizando una terminologia vaci- ante, se manifiesta poco firme en cuanto a la caracterizacién de la accién revocatoria. En realidad el negocio de disposicién contra el que se dirige la accién revocatoria, es un negocio valido, en cuanto contiene Ia totalidad de sus elementos cons- titutivos y de sus presupuestos de validez; tinicamente es un negocio injustamente lesivo de los intereses de clertos terce- ros; interés que el ordenamiento juridico tutela precisamente con la accién revocatoria. Por lo demas, abstractamente con- siderada la cuestién, es posible imaginar un tratamiento juri- dico diverso; y vemos que la ley en materia de quiebras pro- pende a un tratamiento de una nulidad relativa de'los actos de disposicisn, sobre bienes que han devenido indisponibles con la declaracién de quiebra (6 a). En todo caso debemos ahora tratar de darnos cuenta: A) del hecho constitutivo de la accién revocatoria, y por lo tanto de aquella que —segiin la teoria en uso durante el Derecho comtin— se podria llamar causa pe- tendi de esta accién, ademés B) del objetivo de la accién re- vocatoria, de aquello que se podria lamar el petitum, y por fin, C) de la legitimacién pasiva. 2. A) La llamada causa petendi de la accidn revocatoria, ‘Hecho constitutivo de la accién revocatoria es alin hoy, como en el Derecho romano, un hecho ilicito, que es el fraus credito- Tum. Ahora este hecho ilicito debe ser examinado, como cual- quier ilicito (6b) en sus perfiles o elementos constitutivos : ele- mento subjetivo y elemento objetivo. (©) ObbIigaz, nel patrim, det deb., p. a. (6 a) V. nuestra wTooria gen. negos. giur.», p. 484; cfr, 497 (Gb) Contréntese cuanto $0 ha dicho sobre el dolo contractual y extn contractual en ta seccidn T de este «Teor, gen. 4, obblig, pp. 110 y $5, 153 y siguiente. 6 DEFEASA PREVENTIVA Y SUCISIVA DE LAS OBLIGACIONES @) En cuanto al elemento subjetivo, debe sefialarse que el fraude en perjuicio del acreedor, contra el que se,dirige la ‘accién revocatoria, tal fraude, consiste en la volicién cons- clente, en la previsién del perjuicio que el acto de disposicién supone para la garantia patrimonial. El articulo 2.901 exige efectivamente que el deudor conociese el perjuicio que el acto suponia a la posicién del acreedor; y traténdose de un acto anterior al nacimiento del crédito exige que dicho acto fuese preordenado dolosamente al fin de perjudicar la satistaceién del acreedor. Como ya habia resuelto la jurisprudencia ante- rior, no se precisa una maliciosa y consciente voluntad de perjudicar: basta el conocimiento del alcance del acto en cuanto pueda suponer un perjuicio a la “arantia patrimonial. que segiin dispone el articulo 2.740 corresponde a los acree- dores sobre el patrimonio del deudor, Se requiere ademas por parte del adquirente a titulo oneroso un conocimiento del fraude, una conscientia fraudis que el articulo 2.901 del Cédigo civil caracteriza del modo siguiente: “Traténdose de acto a titulo oneroso —dice— que el tercero fuese consciente del perjuicio, y en el caso de acto anterior al nacimiento del cré- dito fuese participe de 1a dolosa preocupacién.” Hemos dicho que del lado subjetivo el ilfcito del deudor consiste en el consilium. fraudis; debemos intentar ahora de configurar bajo el perfil subjetivo un acto ilfcito que es cometido por un ter- cer adquirente: por una persona que es extrafia a la relacién de obligacién. Para darnos cuenta del elemento subjetivo de este injusto se precisa considerar que, por lo que se refiere a los terceros, éstos, en general, no estén obligados a cooperar con el acreedor: no estdn obligados a cumplir sus expectati- vas, y ni siquiera estén normalmente en situacion de defrau- darlas (7). Ningtin otro, excepto el deudor, esta obligado a aportar al acreedor la propia colaboracidn para satisfacer su expectativa, tanto cuando ésta se dirija a una conducta, como (Como tuvimos ocasicn do sefular en una nota nuestra sobre «Limiti sturidict della responsabilita aqulllanas, en Glur comp. cass, 30, 1951, p. 781, égina TM; cfr. esta «Teoria gen. obbligs, I, p. 139 y 88, DErmKSh PREVENTIVA Y SUCESIVA DE LAS OBLSCACIONES 9° cuando se dirija a un resultado, Bajo este aspecto puede de- cirse que la relacién de obligacién serd separada de la esfera juridica de los terceros por un diafragma de intrascendencia, en el sentido de que los terceros no estiin obligados, en su virtud, a colaborar con el acreedor para cumplir sus expec: tativas. Lo que sin embargo no excluye que Ia pertenencia de tal expectativa a la esfera de intereses del acreedor pueda asumir relevancia juridica frente al comportamiento doloso de los terceros, conscientemente dirigido a impedir su cum- plimiento (8). ‘Ahora, mientras que el tercero se hace eémplice de una ini- ciativa conscientemente lesiva de Ja garantla patrimonial de los acreedores, se puede decir que este comportamiento suyo, viclando un elemental deber de correccidn y estableciendo un nexo de causalidad psicoldgica objetivamente controlable, pe- netra y desgarra, por as{ decir, el mencionado diafragma de irrelevancia, para herir un elemento patrimonial que pertene- ce a la esfera de los acreedores. En todo cuanto llevamos di- ‘cho suponemos, como nocién de dominio comin, que entre los miembros de una sociedad civil existe, prescindiendo de las relaciones de obligaciGn propiamente dichas, un deber de correccién, de respeto de las esferas ajenas de intereses: de- ber, que, cuando se presentan ciertas situaciones de hecho, se concreta en una especifica obligacién de respeto de los intere- ses ajenos. Pues bien, es precisamente esta obligaciOn, la que el tercero, cmplice del deudor fraudulento, viene a violar, en cuanto se presta a una enajenecién fraudulenta en perjuicio de los acreedores. b) Después de estas premisas sobre el elemento subjeti- vo del ilfcito, que constituye el hecho que da lugar a la accién revocatoria, pasamos a considerar el elemento objetivo del mismo ilicito, El elemento objetivo se puede caracterizar di- (@) Nuestra «Teoria gen. neg. glurs, 267; Husumery, «Responsabllité dvile ‘du ters complices, 1910; Novana, «Responsabilitd dl tera complice nelfina: dempims, en Temi, 1961, 5, 32; Froms, «I problema della responsabilité det. tereo por preguldisio del creditos, 1954, pp, 259 y ss: 204 y 38. 00 DerEa PREVENTIVA ¥ SUCESIVA DE LAS oBticAciones ciendo que para la revocatoria se requiere un eventus damnt Y¥ que se requiere que el dafio sea susceptible de ser calificado como injusto, iniuria. El eventus damni consiste frecuente- mente en la disminucidn de la garantia patrimonial que deri- va del acto de disposicién. Pero qué debe entenderse por iniuria?, gdénde podremos identificarla? Ahora bien en torno a este elemento objetivo no econémico (dafio), sino juridico Gnjuria) se han desarrollado numerosas fantasfas de los ju- ristas. Se ha imaginado una pretendida obligacién, e incluso se ha hablado directamente de una obligacién que incumbiria al deudor de no suprimir o disminuir la garantfa patrimonial obligacién cuyo incumplimiento justificaria el ejercicio de una accién subrogatoria o revocatoria, segin fuese la situa- cién que de hecho se diese (9). Algiin otro, por el contrario (10), ‘ha excluido abiertamente que la iniuria pueda referirse a una obligacién, entendiendo con este término “obligacién” sim- ples deberes de conducta, y ha invocado relaciones juridicas Telativas, que no serian obligaciones: categoria en la que también se comprenderia la relacién de garantia establecida por el articulo 2.740 del Cédigo civil. Con ello se piensa que Ja calificacién de obligaciGn se deberia restringir a las meras Obligaciones de resultado, excluyendo a los meros deberes de conducta. Estas opiniones, sin embargo, no nos parecen aptas para responder del fenémeno en cuestién y nos dejan insatisfechos. La primera (de Crcv) peca de diplopia, el autor ve doble: ve una relacién de obligacion y junto a esta obliga- cidn, que es la garantizada, otra obligacién de respetar la ga- Tantia patrimonial, sin tener en consideracién que el respeto de 1a garantia patrimonial es algo estrictamente accesorio frente a la misma relacién de obligacién. La segunda (Cosarti- ND, de otra parte, incurre también en error al excluir del campo de las obligaciones los deberes de conducta. Cierta- (® Ast, Crov, «Obblig, n. patr. d. deb», p. 35; Costancet, en Riv. air. comm,, 1801, TH, T267M Creu, ii 1804, 1, 128 y ss, (20) Nos referimos © Cosarrmt, La Tevoca deglt sttl fraudotentin (2 ed. 1960, cur. por CaRRARO?, pp. 7679, DEFENSA PREVENTIVA ¥ SUGESIVA DE LAS OBLICACLONES ao mente hay deberes de conducta que no pueden ser configura- dos como obligaciones en el sentido técnico de esta palabra, pero es obvio con toda evidencia que junto a las obligaciones de resultado, dirigidas a dar existencia a un opus util al acree- dor, hay obligaciones de constriccién que atienden precisa- mente a la conducta del deudor (10 a), ¥ ciertamente es absur- do excluir 1as obligaciones de constriceién de Ia categoria ge- neral de las relaciones obligacionales. Quien asi razona peca, evidentemente, de atomismo en cuanto solamente ve aquello que en el momento del examen; de la indagacién le interesa. En realidad cabe preguntarse {qué cosa es tal relacién de ga- rantia que viene invocado como una relacién que existiria junto a la obligacién? En realidad es la misma relacién de ‘obligacién la cual no se agota en el deber de realizar la pres- tacién, sino que requiere junto al deber de cumplir 1a pres- tacién, que es correlativo al crédito, una responsabilidad: 1a responsabilidad de que habla el articulo 2.740 del Codigo civil (10 b). Este elemento —la garantia patrimonial— es constitutivo de la propia relacién obligacional. Con lo dicho anteriormente exponemos nuestra desapro- bacién respecto de la concepcidn procesalistica sostenida por un insigne jurista, CanweLurrr (11); el cual parece perder de vista incluso en este punto el Derecho sustancial privado y atender tinicamente al aspecto publicistico; considera a la sancién como algo que no forma parte del Derecho privado, sino como algo que pertenece al Derecho ptiblico. Con ello, en nuestra opinién, se equivoca en dos cosas: se confunde la san- ccidn, si se la considera como expectativa de una satisfaccién (10.a) Ver supra, 1,3; p. 40 y ss (0 b) Ver supra 1 3; m. 18; p. 60 y ss. (41) eDirltto © processo nella teoria delle obbligazioni», en Studi Chio- venda, 1921, pp. 22541, espec. 29 y $8, 310 y ss. En este sentido , AoREDL, eLinztone revocatoriaa, 1998, Para su critica Connaso, en Riv. dir. comm. 17, pdginas 107-192, espec, 118422: cuya tesls de la ceftencta compleja de Ia muta: ‘én revocatorias nos parece tna construcelon poco feliz ¢ Insufclentemente ponderada, won DETEVSh PREVERTIVA ¥ SUCESIVA DE LAS OBLIGACLONER por parte del acreedor y correlativa responsabilidad por parte del deudor, con el poder o facultad procesal de actuar la san- cién, Sabemos perfectamente que la accién de ejecucién no debe ser confundida con la garantia, esto es con la responsabi- lidad que es inherente a la misma relacién de obligacién; pero una cosa es esta garantia y responsabilidad en si misma consi- derada, y otra cosa es el poder de promover su actuacién en el orden procesal. Pues bien Ia teoria procesalistica suprime el. aspecto privado de la obligacién, para tener presente sdlo el poder de promover la actuacin de la sancidn, Para nosotros es de plena evidencia que el poder de promover Ia actuacién de Ja sancién tiene en si mismo un cardcter meramente pro- cesal; pero ello supone, como elemento que debe ser actuado, ‘como razén que deba invocarse y ser realizada, una sancién Ja cual no puede ser establecida si no es por el mismo Derecho. sustancial es decir por el Derecho privado. Creemos suficien- temente fundado este punto fundamental, del que, por lo de- mis, hemos tratado ya ampliamente (11 a). Consiste como ve- mos en estimar la estructura de la obligacién como una re- sultante de a), de un deber de cumplir una prestacion, el cual es correlativo de un derecho de crédito, una expectativa. de prestacin, y conjuntamente b) de una responsabilidad, la cual es correlativa a una expectativa de satisfaccién para el caso de que el deber no sea espontdneamente cumplido. No volveremos ahora a cuanto en su tiempo tenemos ya dicho, ero creemos que este modo de ver responde plenamente tam- bién al sistema de la ley, como se deduce del articulo 2.740 del Cédigo civil, que determina, como un derecho que correspon- de a los acreedores como tales, la garantia patrimonial, dicien- do que el deudor responde del cumplimiento de sus obliga- ciones con todos los bienes presentes y futuros. Esta claro que se trata de una garantia que se constituye previamente ¥ no por razén del incumplimiento y que se diferencia abier- tamente en aquella otra responsabilidad que deriva de los (11 @), V. este «Teor. gen. de las obllgs, 11, 3,1, 16, en particular p, 6 y simone, [MEEHSA PREVINTIVA ¥ SUCESIVA DE LAS ORLIOACTONES 3 Presupuestos del articulo 1.218, Esta responsabilidad que del lado activo aparece como garantia esta preconstituida tanto Para el cumplimiento como para el incumplimiento: y es precisamente el interés que con ella se protege el que el deudor fraudulento lesiona realizando un acto de disposicién en perjuicio de las expectativas de sus acreedores. ‘Tratatemos de precisar, después de esto, que es el elemen- to objetivo del ilicito revocatorio, y que sea el elemento sub- jetivo, porque estos dos elementos que los juristas solemos distinguir para conseguir una precisién conceptual, no son ‘separables el uno del otro en el sentido de que subsistan in natura separados e independientes, y se intente recogerlos uno de un lado y otro del otro; no, son perfiles bajo los cuales los juristas por abstraccién observamos aquello que es un acto, un comportamiento unico. Ahora bien, yen qué consiste el ilicito del deudor contra el que se dirige la accién subroga- toria? Viene dado por el hecho de que esta posicién que he- mos puesto ya de relieve, y que se puede caracterizar como relacién de garantia —relacién, sin embargo, inherente a la misma obligacién y no algo distinto de la obligacién— pueda ser violada unicamente por quien esté obligaco a satisfacer Ja espectativa del acreedor y tiene el poder de disponer de los bienes sobre los que recae la expectativa de satisfaccién del mismo acreedor. En el fondo viene este criterio deducido —diria MOLLER-ERzpacu (12)— de la Machtlage, de la situa- cién de poder, lo que evidencia la razén de responsabilidad que contrae el deudor fraudulento, dado que abusa de su po- der de disposicidn realizando un acto que esté en contradic- cién con el interés juridicamente protegido del acreedor a Ja integridad de la garantia patrimonial. La relacién de garan- tia, repetimos, puede ser violada tinicamente por quien esta obligado a satisfacer la expectativa de prestacién crediticia y tiene al mismo tiempo el poder de disponer de bienes sobre Jos que recae la expectativa del acreedor como expectativa de (22) eRechtwissenchatt im Umbaus, pp. 486%, 4 [MORISA PREVENTIVA ¥ SUCESIVA DE LAB ORLIGACLONES satisfacci6n. Sdlo a través del deudor puede ponerse en discu- ‘sion si hubo acto ilicito por parte de un tercero; el tercero, que haciéndose cémplice fraudulento hace posible su acto de disposicién que sabe lesivo para la garantfa patrimonial, viola Por su parte una obligacién de respeto de los intereses ajenos que es concreto y espectfico : es una especie de aquel genérico deber de correccién que frente a los demas incumbe a todos los miembros del cuerpo social. Por ello el tercero, que a proposicién del deudor fraudulento, se presta a realizar una adquisicién que sabe lesiva de la garantia patrimonial, co- mete un ilicito doloso, que debe ser considerado en realidad como violacién de aquel deber de respeto que en este caso se deriva como una de sus especies de aquel genérico deber do correccién. Asi pues podremos decir que, por parte del deudor fraudulento el ilicito debe reconducirse a su obligacién y en este sentido tienen cardcter “contractual” (13). Cualquiera que sea la impresién que se obtenga de esta expresion equivoca resulta indiscutible lo siguiente: que el ilicito que comete el deudor llevando a cabo un acto de dis- Posicién en fraude de las expectativas de los acreedores, es ilicito contractual, en el sentido de que se encusdra en una preexistente relacién de obligacién, lo que resulta perfecta- mente congruente con cuanto llevamos dicho sobre la inhe- rencia de Ja relacidn de garantia a la misma relacién obliga- cional. Por el contrario para el tercero que se presta a la enaje- nacidn fraudulenta el ilicito tiene naturalmente cardcter extra- contractual. Es una especie de aquel genérico deber de con- servacién y de respeto que le incumbe frente a las esferas de os intereses de los demas miembros del cuerpo social. Especi- ficacién que nace del hecho de que, por efecto de la oferta contractual que le viene del deudor fraudulento, el tercero se (13) Ctr, sees. 1, p. 108 y ss. de esta wTeorias, Es una expresicn equivoes esta de xcardoter contractualy; se suele hablar, en efecto, de responsabilidad contractual parm designar la responsabilidad que se encuadra en una relacién Juridica proexistente, aunque la obligacicn misma derive de una fuente dite rente del contrato, DENSA PREVENTIVA Y SUCESIVA DE LAS OBLICACTONES 05 encuentra en esta situacién de contrato social: poder concu- rrir con él a violar la garantia patrimonial y asi defraudar la expectativa del acreedor. Normalmente nb'se encuentra en esta situacién, pero si se presta a ser cOmplice del fraudulen- to deudor, est claro que lesiona, en combinacién con él, la garantia patrimonial que corresponde a los acreedores y pre- cisamente por ello se convierte en persona pasivamente le- gitimada para el ejercicio de la accién revocatoria. Creemos ‘que estas consideraciones son suficientes para arrojar un poco de luz sobre la calificacién juridica del ilfcito revocatorio y para explicar la disciplina legislativa de la accién revocatoria. ‘Volvemos después de estas aclaraciones, a la exégesis del articulo 2.901 [41]. El articulo dice que el acreedor, incluso si el crédito esté sujeto a condicién o a término, puede pedir que sean declarados ineficaces frente a él los actos de disposi cién del patrimonio con los que el deudor haya venido a lesio- nar sus créditos. Ha sido acertada esta precisin que contie- ne el nuevo Cédigo y que el viejo, en el articulo 1.235 no con- tenia: 1a calificacidn del acto como “acto de disposicién”. La expresién debe entenderse en el sentido técnico que ha veni- do siendo elaborado por la dogmitica juridica reciente (14), como un acto que no comprende sélo enajenaciones que ha- gan salir algtin bien del patrimonio, sino tambign otros actos que empeoran la situacién de quien los realiza, en cuanto, por ejemplo, someten a un vinculo bienes que antes estaban If bres, As{ el-consentir una hipoteca no es ciertamente una enajenacién,’pero en cambio es un acto de disposicién que puede ser afectado y esté comprendido por el articulo 2.901. Por lo demas se entiende sin necesidad de una mayor aclara- cidn el contenido del resto del artfculo: que el deudor debe conocer el perjuicio qué el acto produce en los créditos del (1 Sows, «Der Gegenstands, 1905, pp. 3235 y ss, nuestra eTeoria gen. neg, jurid, 35, p. 209, Véase nota 3 Ua) Aerts de! menclonade artouls 1111, de valor general, se encuentra reeuado 2 tow aetcdion 1282, 1204, 108, 1.291, 1208 130

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