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de la filosofía
renacentista
LA RAZÓN EN LA MODERNIDAD
CONCEPTO Y ESPÍRITU DE LA EDAD MODERNA
MODERNO: Lat. Modus (modo, manera). Hodiernus (del día de hoy); ergo, al modo o estilo del día de
hoy (Cárdenas Patiño, 1998). Por lo cual se puede inferir que la edad moderna es un cúmulo de
estilos, formas y saberes propios de un sentir humano que venía gestándose desde hace buen
tiempo ya, como una reacción inevitable a las represiones del oscurantismo medieval al libre
desarrollo y cultivo del espíritu y mente humanos.
Podemos entender, entonces, la Modernidad como aquel tiempo en el que se concreta una nueva
forma de producir y recibir el conocimiento desde una perspectiva más fresca y renovada, que
busca romper con las amarras del dogmatismo religioso que tenía como uno de sus propósitos
generales acentuar el discurso en categorías metafísicas (e. g. Hombre, Pecado original,
Condenación eterna, etc.), con el fin de presentar, como intelectualmente creíble, su trágica
cosmovisión antropológica, cosa que generó fuerte tensión y profundo pánico en el inconsciente
colectivo humano de aquellos tiempos, pánico que perdía cada vez más fuerza hasta ser rechazado
con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, por lo que ahora «La orientación moderna del
pensamiento se caracteriza por el hecho de que la razón humana ocupa el punto de partida, el centro
y la meta en la especulación filosófica.» (Fernández y Soto. Historia de la Filosofía Moderna;
Navarra, 2006 P. 21).
PRECEDENTES DEL PENSAMIENTO MODERNO

Sobre este aspecto encontraremos, naturalmente, amplia variedad de antecedentes e incluso causas que
abrieron paso al la modernidad. Pero, específicamente en el campo del pensamiento, nos encontraremos
con precedentes como el renacimiento del Humanismo en el siglo XII, el Renacimiento y la Revolución
científica. Hay mucho que, desde la misma alta escolástica sirvió de base para la filosofía moderna,
incluso, si se saber ver, el mismo Realismo moderado de santo Tomás y su cristianización de Aristóteles
marcaron un hito importante para la renovación del pensamiento europeo.
Incluso Duns Scoto dejará su huella en este proceso, pero será principalmente Guillermo de Ockham
quien, con su reflexión, generará una fuerte ruptura entre teología y filosofía (fe y razón), cuya relación
había encontrado una aparente armonía total gracias a los pensadores escolásticos. El debilitamiento de
esta síntesis sucede gracias a la solución que el ockhamismo encontró a la tradicional querella sobre los
Universales, al concluir que no existen esencias universales en y de los objetos que configure una
absoluta realidad de los mismos. Por el contrario, los Universales no se entenderán más que «como una
imagen o una representación mental del objeto exterior, siendo su realidad únicamente lógica, mental u
«objetiva». (Fernández y Soto. Historia de la Filosofía Moderna; Navarra, 2006 P. 22).
CARACTERÍSTICAS DEL RENACIMIENTO

«El Renacimiento que comienza a proyectarse en el siglo XIV», que es el que nos atañe, tiene muy
particulares distintivos a los demás períodos de la historia que han recibido el mismo nombre.
Entre dichas características encontramos, principalmente, un resurgimiento del espíritu clásico y
su correspondiente aire grecorromano de la antigüedad. Pero esta renovación trae, asimismo, un
muy ambicioso sentir de replantear totalmente la cosmovisión general que se tenía sobre el ser
humano hasta esos días, por lo que además resulta siendo «una regeneración de la persona
humana, que se considera que renace a una nueva forma de vida» (Fernández y Soto. Historia de
la Filosofía Moderna; Navarra, 2006 P. 24). Lo que, en últimas, iniciará el desarrollo de una
antropología totalmente opuesta a la heredada del medievo, dando paso, así a un humanismo
antropocéntrico (que no es redundante) tanto más positivo y práctico.
EL NEOPLATONISMO (su influencia)

Al orientarse la mirada de las artes y la filosofía hacia el resurgir del espíritu clásico, crece un notable
interés por los temas propios de la reflexión filosófica y la producción literaria de Grecia y Roma.
Ello dirigió la atención al neoplatonismo que, al permitir tal redescubrimiento y reinterpretación de
Platón, «creó sin duda un inconfundible clima espiritual que es preciso conocer para comprender su
filosofía». (Fernández y Soto. Historia de la Filosofía Moderna; Navarra, 2006 P. 27).
Esta renovación neoplatónica no se da con base en el pensamiento puro de Platón, pues este estará
permeado de los influjos culturales e intelectuales propios de esta época.
Los pensadores de mayor relevancia en sus aportes sobre el neoplatonismo serán: Marsilio Ficino:
«defiende la enseñanza de la creación, la cual es explicada según la doctrina y los conceptos de la teoría
de la emanación. En la cumbre de todos los seres se encuentra Dios… el agente universal, de quien
procede toda la escala de los seres». Pico de la Mirándola: en su Discurso sobre la dignidad humana
«sostiene una concepción del ser humano como microcosmos, obra maestra de la creación divina, en la
que se condensan las perfecciones de los demás seres creados». (Fernández y Soto. Historia de la
Filosofía Moderna; Navarra, 2006 Pp. 28 y 29).
Además, sobresalen el obispo Nicolás de Cusa y el fraile dominico Giordano Bruno.
LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES

«La nueva actitud ante la realidad que implica el desarrollo de las nuevas filosofías no puede
llegar a comprenderse sin el desarrollo de la nueva ciencia de la naturaleza: de hecho, el primer
momento del renacimiento fue el del humanismo italiano, correspondiendo la última fase al
crecimiento de la ciencia natural, que es seguramente la que más ha influido en el pensamiento
moderno y en la mentalidad que anima a las corrientes y autores anteriores al siglo XVII.
(…) la filosofía moderna centra el núcleo de sus preocupaciones en el estudio de la naturaleza en
sí misma considerada; esto es, la naturaleza como una totalidad inteligible gobernada por sus
propias leyes inmanentes. La ciencia físico-matemática de la naturaleza va a ser a partir de ahora
la guía y modelo en la investigación de la realidad.» (Fernández y Soto. Historia de la Filosofía
Moderna; Navarra, 2006 Pp. 32 y 33).
MOVIMIENTO ESCOLÁSTICO

«La corriente que más importancia ha tenido para el propio desarrollo de la especulación filosófica
es la que se ha denominado “segunda escolástica”. Debe mencionarse asimismo al jesuita Luis de
Molina (1535-1600), quien sobresale por defender el libre arbitrio que había sido negado por
Lutero. Para conciliar el libre arbitrio del ser humano con la presciencia divina admitió una forma
particular de conocimiento de las posibles determinaciones futuras de la voluntad humana,
denominada ciencia media. La ciencia media ocupa un lugar intermedio entre la ciencia de visión
(que Dios posee acerca de lo real) y la ciencia de simple inteligencia (que Dios tiene de los
posibles). Por la ciencia media, Dios puede ejercer su providencia sobre la persona humana y
dispensar las gracias necesarias para la acción.» (Fernández y Soto. Historia de la Filosofía
Moderna; Navarra, 2006 Pp. 35 y 36).

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