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LA EDUCACIÓN Y LA PAZ: CONCEPTOS PARA EL TRABAJO EN LA

CONVIVENCIA

Colombia apostó por los diálogos de paz y consolidó un acumulado histórico que en
gobiernos anteriores no se pudo concretar. Una demostración de esto son las conversaciones
con la FARC organizadas por el gobierno de Andrés Pastrana (1999- 2000) cuyo resultado
llevó a la creación de una zona de distención militar donde la guerrilla construiría su fortín,
aplicaría sus reglas y su política. Si retrocedemos en la historia colombiana encontraremos
que no solo Andrés Pastrana intentó iniciar el diálogo entre contrarios, en su tiempo Belisario
Betancour conversó tanto con las FARC como con las Autodefensas Obreras (ADO), el EPL
y el movimiento 19 de Abril conocido como M-19. Los esfuerzos presidenciales de 1982
hasta 1986 concluyeron en la conformación de la Unión Patriótica.

Así mismo Virgilio Barco, Cesar Gaviria, Ernesto Samper y Álvaro Uribe promovieron
negociaciones para dar fin al conflicto armado que vivía el país. El propósito de los
presidentes de Colombia era la consecución de una paz estable que se prolongara durante
años. La duración en el tiempo de esta era concebida como un cese de las actividades bélicas
por parte de los bandos contrarios a través de un documento que, firmados por ellos, daría
fin a una guerra que consumió tanto la parte productiva de la nación como las esperanzas de
colombianos que nacieron y se criaron durante la guerra.

La paz como fin de toda manifestación bélica supone una institucionalización de esta al
diligenciarse desde las altas ramas del poder colombiano. Sin embargo, este uso del término
paz solo es una acepción entre muchas otras. Con regularidad relacionamos la paz con la
ausencia de toda acción violenta pero más allá el término paz puede asociarse como positiva
y diferencial. La primera es la que tiende a considerar el reconocimiento de los derechos
humanos y la construcción de un escenario donde personas de toda índole puedan ejercer
derechos, construir memoria y recuperarse de las secuelas de guerra a través de una
construcción tanto viable como segura de su sujeto político, personal y familiar. La paz
positiva considera que es necesario el bienestar de la persona y las garantías para que su
desarrollo psicológico, familiar y social sea estable. Entre tanto, la diferencial reorganiza los
escenarios violentos con oportunidades de generar paz, es decir, donde la violencia tiene su
centro, la paz es la diferencia al establecer organismos de participación e intenciones de crear
espacios de convivencia ciudadana a través de un cuerpo teórico-práctico sobre la paz.

De esta manera los colombianos solo atienden al significado negativo de la paz, la cual se
traduce en el cese al fuego mientras que aspectos como el positivo y el diferencial son
invisibles debido a la aplicación de violencias como la directa e indirecta. La primera
violencia se relaciona con hechos de daño de un cuerpo a otro, ejemplo las guerras y peleas.
La segunda violencia de carácter indirecto se relaciona con manifestaciones de exclusión
social cuando se remite a la ofensa desde la cultura, religión, género y clase social.

En el imaginario social del país existe la versión que la paz es el resultado de la guerra,
en otras palabras, que la guerra da origen a la paz y que esta no puede existir por sí sola como
un cuerpo epistemológico que busca congruencia entre derechos humanos y sociedad. Frente
a esta visión parcializada de la paz se hace necesario que las personas construyan ejercicios
donde se apliquen conceptos de paz. La actitud y la vocación, dos apuestas anímicas que
impulsan al ser humano, ayudan para que desde la convivencia se ejerzan líneas que permitan
transformar prácticas cotidianas de micro y macro-violencia en acciones pro-paz con
resultados comunitarios.

Ante tal propuesta que no solo es de orden local sino nacional se hace necesaria la
pedagogía como herramienta y metodología que construya desde las bases mentales y
emocionales del sujeto paz desde la convivencia ciudadana. Es por ello por lo que la
pedagogía debe intervenir en los conceptos de paz transformándolos en teorías entendibles y
aprehensibles, de igual manera debe organizar las posturas teóricas hacia la sensibilización
del otro, es decir, el otro como persona que hace parte del mundo y al cual le corresponde
tanto deberes como derechos y por último incurrir en la educación desde cátedras de paz y
convivencia ciudadana.
Conceptos de paz

En este punto existirán propuestas acerca de los significados que han de conceptualizar el
término, algunas de las propuestas giran alrededor de la paz como destino de la humanidad,
como garantía para el ejercicio de los derechos y como seguridad integral, mientras que otras
definiciones acercan el concepto no como la ausencia de violencia directa o la tregua de
hostilidades entre grupos armados e instituciones estatales sino como el despliegue de la vida
y de las condiciones que generan bienestar, libertad integral e identidad.

Mientras Galán observa en la paz elementos de integralidad, construcción democrática y


política, autores como (Galtung, 2013) entrevén en la paz una disección en dos hemisferios:
una paz positiva y una paz negativa. La paz positiva es aquella que vincula los sectores
sociales para que dentro de ellos se gesten actividades que propendan por el crecimiento
humano a través de la creación de espacios de bienestar, libertad e identidad. En tanto la paz
negativa se sostiene de la superación de las desigualdades que generó la guerra entre dos
bandos, la paz que reconstruye las ruinas de la guerra y la paz que se ve como la ausencia de
las hostilidades.

Las definiciones que proporciona Galán ubican a la paz en el hemisferio que (Galtung,
2013) define como negativo, es decir, una paz en la que es necesario reconocer los actores
que convergen en la guerra y en donde la nulidad de las acciones bélicas conlleve a la
materialización de una paz de esencia común. En otras palabras, una paz con Justicia Social
y Democrática.

Mientras que la paz asciende en construcción con los actores políticos que se encontraron
una vez en guerra, esta (la guerra) solo es posible de una manera vertical. La paz es
democracia, pero también es libertad y bienestar. Parece ser así que en Galán la transición de
un hemisferio a otro es plausible. Galán parece partir de la paz negativa para llegar a la paz
positiva, requiere que los actores estén en comunión trabajando hacia un objetivo en común
para luego sembrar en el campo de la libertad y la igualdad.

Es precisamente en la paz positiva donde la educación hacia la inclusión es posible, si se


expresa una educación inclusiva también se le debe sumar a esa educación una orientación
hacia la paz. Al hablar de educación para la paz se enfatiza en la educación que se dirige “al
pleno desarrollo de la personalidad humana, el respeto a los derechos humanos, las libertades
fundamentales, la comprensión, la amistad, la aceptación y la paz (Universidad Nacional
(Costa Rica). Instituto de Estudios Latinoamericanos., 2013) (Asamblea General de Naciones
Unidas, 1948) (Seminario Científico & Pilar Sarto Martín Ma EugEnia VEnEgaS rEnauld,
2008)

En el espacio del desarrollo de la personalidad, comprensión y aceptación se incluye el


hemisferio que Gultang define como Paz Positiva, una paz que hace posible la vida y la
potencializa en expresiones que contribuyen al crecimiento humano. Para Rodríguez citado
por (M.DH. EVELYN CERDAS AGÜERO, 2013) la educación para la paz es “un proceso
educativo basado en la no-violencia, que pretende alcanzar la triple armonía del hombre
consigo mismo, con los demás y con la naturaleza, en orden a convivir en una comunidad
donde los conflictos se regulan por consenso”

El triple orden que armoniza la educación para la paz según Rodríguez se da en la medida
en que los demás, la naturaleza y uno mismo alcancen la convivencia y la regulación de los
conflictos por medio del consenso. Y es la condición de la triple armonía lo que ayuda a la
educación para la paz a realizarse como inclusiva. Ante ello una serie de características
ayudarán a redondear la inclusión con la paz desde la educación para:

1. Dar una respuesta a la crisis del mundo.

2. Encaminar al ser humano a que adquiera conciencia y reflexione acerca de la


magnitud de sus violencias.

3. Abarcar un proceso de la educación en tres dimensiones: personal (modificar la


conducta a nivel personal y en tres dimensiones); sociopolítica (regular la justicia y las
relaciones para la convivencia en la sociedad); ambiental (cambiar el trato del ser humano
hacia la naturaleza)

4. Cambiar escenarios sociales que no promueven la paz: busca el cambio, este se dirige
a las instituciones y escenarios sociales que no promueven espacios.

Las anteriores características ayudan redondear el concepto de una educación para la paz
y la inclusión en tanto se manejen dimensiones humanas y ambientales, se apropien los
espacios para la consecución de un escenario que permita la participación de los actores
sociales en donde se les dé herramientas para la construcción de igualdad, libertad e
identidad. Una educación que a través de la paz positiva se Galtung sea abierta hacia la
inclusión.

Desplazamiento y pedagogía

Otro aspecto por considerar en lo que respecta a la paz será la posición de (Villa Monsalve,
2017) cuando aborda el derecho cosmopolita o de hospitalidad que Kant en un principio
establece en el ensayo la Paz Perpetua. El principio de este derecho es uno solo: toda persona
tiene el derecho a ser huésped siempre y cuando comprenda que su estadía corresponde a la
calidad de viajero y no de residente familiar o de amigo visitante.

Este derecho se otorga desde el reconocimiento de la persona como habitante del mundo,
como persona que tiene los mismos derechos y deberes y supone, entre otras cosas, un
reconocimiento de la otredad como camino a la inclusión y conformación de una nación
mundial en donde todas las personas tienen un espacio para el libre ejercicio de sus derechos.

El reconocimiento de los derechos de los otros es un punto clave para comprender como
la paz se puede generar desde cualquier parte del mundo en tanto exista una nación que sea
incluyente y otorgue membresía jurídica-civil a las personas que la necesitan. Ahora bien, el
estado en la tarea del reconocimiento no es muy efectivo. Cuando el estado tiende a
naturalizar sus acciones, es decir, a otorgar favores, reconocimientos y leyes para sus propios
habitantes delimita una frontera invisible que cataloga a las personas en varias categorías:
refugiados, personas sin estado, desplazados y minorías.

Las minorías la conforman aquellas personas que no son reconocidas por el estado-nación
como homogéneas o como parte del conglomerado nacional. Así es como grupos de personas
con diferentes rasgos sociales y culturales son apartadas del reconocimiento de pertenecer a
una nación que no es la propia. Después están las personas refugiadas que son aquellas que
han sido expulsadas o perseguidas de sus tierras.

Luego las personas sin estado, descritas por (Villa Monsalve, 2017) como aquellos seres
humanos que no tienen protección de ningún organismo político y por tanto son carentes de
derecho, deberes y mecanismos que salvaguarden su condición de ciudadano. En última
instancia la persona desplazada, la cual en calidad de refugiado, minoría y persona sin estado
no encuentra reconocimiento en los establecimientos jurídicos nacionales, lo que conlleva a
que su estadía en determinado territorio no coincida con la normativa legal y se proclame
como persona no deseada en suelo ajeno.

Con el panorama que (Villa Monsalve, 2017) organiza alrededor del marco conceptual sobre
la persona que transita de un territorio a otro sin el reconocimiento legal de sus derechos, se
presenta un campo de estudio que apenas se explora y desarrolla. Dentro de este campo la
educación de la mano de herramientas pedagógicas señala varios tópicos importantes en la
tarea de reeducar a la ciudadanía en una cuestión que se transforma en una problemática
social. Por un lado, el reconocimiento de la otredad es competencia para estudiar cuando se
alude a la comprensión y empatía con el otro, es decir, reconocer a una persona como
ciudadana garante de derechos abre una puerta de inclusión y reclama un lugar tanto social
como cultural al interior del estado. Es por ello por lo que el “el derecho a tener derechos hoy
significa el reconocimiento de la condición universal de personería de cada uno y todos los
seres humanos independientemente de su ciudadanía nacional” (Villa Monsalve, 2017).

Por otro lado, la expresión ‘el derecho a tener derechos’ se aborda tanto como marco
conceptual como práctico. Organizar ideas alrededor de las realidades de desplazamiento
propone concienciación sobre la problemática; a su vez, la praxis, esto es el ejercicio de
actividades que ayuden al reconocimiento de la personería jurídica de los seres humanos,
propone un camino en donde el otro no es el enemigo, la diferencia o la negación, al contrario
acerca y fabrica lazos jurídicos a la vez que humanos.

En este sentido, la pedagogía y la paz incluyen la conversión de actitudes hostiles y


excluyentes con la aplicación de herramientas que vinculen a la comunidad hasta la
comprensión del otro como ciudadano en territorio nacional. La convivencia y la paz son
apuestas centrales pero también son acciones que proporcionan la pluralidad de pensamiento
y la transculturación. Con ello, un proyecto vinculante solo se genera en la medida que la
sociedad cambie de perspectiva conceptual sobre las personas desplazadas y actúe a favor de
un escenario de paz positiva y diferencial.

Aquí la educación para dar respuesta al mundo, encaminar al ser humano hacia la
conciencia, modificar las actitudes desde las dimensiones personales, sociopolíticas y
ambientales, al igual que transformar los escenarios donde no se promueve la paz son
caminos que, sí se aúnan a la pedagogía y a la paz puede señalar las desigualdades y trabajar
para su mitigación en la sociedad.

A manera de conclusión es posible relacionar la paz, educación, pedagogía y


desplazamiento desde el trabajo mancomunado de docentes que observen en el campo de
estudio las aplicaciones de la violencia directa e indirecta y propendan por su neutralización;
de igual manera deben aplicar los diversos ejercicios de cambio social que la educación
direccionada hacia la otredad propone para reducir la brecha entre ellos y nosotros, una
brecha impuesta por el no-reconocimiento y por el sesgo jurídico-estatal.

BIBLIOGRAFIA

Galtung. (2013). Revista de Paz y Conflictos. Retrieved from


https://www.ugr.es/~revpaz/numeros/rpc_n6_2013_completo.pdf

M.DH. EVELYN CERDAS AGÜERO. (2013). EDUCACIÓN PARA LA PAZ:


FUNDAMENTOS TEÓRICOS, EPISTEMOLÓGICOS Y AXIOLÓGICOS.
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Seminario Científico, V., & Pilar Sarto Martín Ma EugEnia VEnEgaS rEnauld, M. (2008).
Aspectos clave de la Educación Inclusiva. Retrieved from http://www.usal.es/inico

Universidad Nacional (Costa Rica). Instituto de Estudios Latinoamericanos., E. C. (2013).


Revista latinoamericana de derechos humanos. Revista Latinoamericana de Derechos
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Villa Monsalve, J. S. (2017). EMMANUEL LEVINAS Y SEYLA BENHABIB:


DERECHOS HUMANOS COMO DERECHOS DE LOS OTROS. Perseitas, 5(2),
461. https://doi.org/10.21501/23461780.2425

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