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La Estacion Del Miedo o La Desolacion Dispersa PDF
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PLANETA
DE HISTORIA
Mermes Tovar
La estación
del miedo o
la desolación
dispersa
líl Caribe colombiano en el siglo xvi
Ariel Historia
Mermes
Tovar
La estación
del miedo o
la desolación
dispersa
El Caribe
colombiano
en el siglo XVI
Editorial Ariel
Santa Fe de Bogotá
1a edición: noviembre de 1997.
ISBN: 958-614-601-4
A mi nieta Diana Lucía
Impreso por Impreandes Presencia S. A. y a mi madre Consuelo
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sin permiso previo del editor.
"lünol
Proveedor Fecha ciasíf.
ÍNDICE
Introducción .................................................................... 15
< '.ipilulol
líl sentido trágico del rumor en
l.i • D i K j u i s t a de América 31
' rilulo|[
I ipilMlolll
• .r i i u l i > IV
i ' mi 1 1 -i. .. .iiiK-Hiración del mundo prehispánico
i tli m u l l o europeo en el siglo XVI ........................ 183
lu i i .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .....229
. ili.i ...241
10 LA ESTACIÓN DEL MIEDO ÍNDICE 11
ÍNDICE DE MAPAS
ÍNDICE DE GRÁFICOS
de oro = 8 tomines = 450 maravedís = 4,6 gramos
1. Caja de Santa María la Antigua del Darién, Un tomín =12 granos
1514-1526. Distribución porcentual de los
quintos pagados a la Corona Un ducado = 375 maravedís
1 Para una visión sobre los primeros años de la ocupación del Cari-
be colombiano puede verse, de Gonzalo Fernández de Oviedo, la
• i .11,0 I ' . i i i únalo 26, R-5 (5) "Asu alteza de Vasco Núñez
Historia general y natural de las Indias, III (Biblioteca de Autores
Españoles, Madrid 1959) pp. 131-143 y 204-356. 1 . .ni.i M.u 1,1 la Antigua, 16 de octubre de 1515", f. 33v.
i i 11 . ' l i i v a r Pinzón en Relaciones y visitas a los
2 Citado en Pablo Alvarez Rubiano Pedrarias Dávila, contribución
\. llihlioleca Nacional, Instituto Colombiano de
al estudio de la figura del "Gran Justador", Gobernador de Castilla
i" i i i n i i i t .'lomhiaiio de Cultura Hispánica, Bogotá, 1993,
del Oro y Nicaragua (Consejo Superior de Investigaciones Cientí-
11. 11 K l
ficas, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid, 1944) p.
1 li ln i .1 , l i i i | i n - l r s , |.'ondo de Cultura Económica, Méxi-
147. La afirmación se hizo con respecto a Francisco Dávila.
, '
Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General..cit., III, pp.236
y 241; Pedro Alvarez Rubiano, op. cit., p. 159. • I i (roinpilador), Poesía precolombina, Com-
1 i i i . i i l l ' i l i i o i u , llucnos Aires, 1960, p. 157.
18
LA ESTACIÓN DEL MIEDO INTRODUCCIÓN 19
INTRODUCCIÓN 23
14 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general..., cit., IU, pp. 66-70. • . i p i i u l o sr discute la importan-
15 A.G.I. (Sevilla) Patronato 26 R-5 (9), "Relación que da el adelantad! > i i i t ' l I imiiii uima-nlo de la economía eu-
de Andaboya de las tierras y provincias que abaxo se ara mención"
' i . .indi.in los procesos de succión
(ff.66r. a 108v), f. 67v. Transcrito por Kermes Tovar Pinzón en Reln
dones y visitas a los Andes..., cit., I, (pp. 103-186), p. 107. n i i l m n n s l l . i l i v o r o l o n i . i l (|lir lli/O
n .). I . I r n l r s h.r.l.i los p u n i o s
26
ESTACIÓN DEL M,EDO
INTRODUCCIÓN 27
5*taS£*±*s; - - ™- *«.
cion que cumplió Urabá co
hasta
'On SC rescata la fun-
sociales, como indios y gentes de todo color. Se ha querido
encontrar en la raquítica y escasa dimensión de un número
Guajira como productora deTer^ S ^ COnqUÍStadores' Ja i « M i i a n o el nudo de las confrontaciones que constituyeron la
na como centros de extracción d Y " Maita *Ca**ge- • 'i ni- y la esencia de su realidad contable. Tras estos regis-
davos. Estas regiones S^±T y dis^ución de ft tros hay hombres, sueños e intereses. Se han reconstruido
a Inc o»v, llulluieron nmam.o.
Jos empresarios i'"l.is his cajas reales en una operación minuciosa; los gran-
211O /-Ȓ-vn*-
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1
goquelehac ana E ^ ^ í ÍOneJadas de <>«
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«on de conquista. Toda f?ontera ' ° ^ P°r Ia
1
i I n i I \ l u v o do la Real Academia de
• I luí u n í i mi-,nítidos oíros documentos,
.M;/I///( (í.v al igual que algu-
1 ' iriiii-s i-n d Archivo Gene-
1 i M i l u r n es i i n i o (|uc la parte
mil « n ' i' n.il..i|o, no es menos
n i i . l . t | u . i l.r, • i i . i i u as y otros
vinieron del ¿^(S^^oXV1 ^ &«¿ I o i ii h h u m i l l o ,1, l i . (|iu- a
^ las tasas, tributos y exacciones ^ ^^ J°S reg¡^'
^^ ulludll • n < 'i
i.- |.i. n
28
LA ESTACIÓN DEL MIEDO INTRODUCCIÓN 29
de la habitación, del cuerpo y de la religión, tres pilares del "i i viñadores lo atestiguaron y fueron a donde el zipa a la-
universo social prehispánico.
..... ilar su destino3.
El desastre, que fue anunciado por brujos, encantadores, I < i vivido antes de 1519 y descrito con posterioridad a la
agoreros, sacerdotes y por quienes controlaban la aparición • • p 1 1 '.la, parecería ser más una especulación que la expre-
de pesadillas y de signos extraños, tuvo una fase de anun- " ' l « I sentimiento trágico del rumor que recorrió la Amé-
cios y temores que se acrecentó con el paso de un cometa, • !• pues de la llegada de Colón a las Antillas en 1492 y
con la indefinición de un sueño, con la irrupción de sucesos • <ni<|iiistadores a Tierra Firme después de 1500.
y acontecimientos no previstos y con la aparición de seres • i» i»s a/tecas, sino los mayas, describieron bajo el
nunca vistos que iban sobre "venados", en una alusión a los i 1 i i i u ulrsías, aquello que circulaba como un cono-
jinetes hispanos, que desde 1501 urgaban las tierras ardien-
tes de Urabá y del Darién. Tal fue la actitud de los mexicanos
cuando confrontaron esta realidad. Las gentes corrían poi i i i c l i i i i . i v i i a n o d e l 1 3 ahau los ah kines, sacerdotes-
todas partes, como si se prepararan para la guerra con i ni n l i . . . . l , M i'iulcií/.aron porque comprendieron cómo
hombres de dos cabezas que habían aparecido y desaparee-1 ...... l i > : r \n jeros españoles; lo leyeron en
do en un espejo redondo que llevaba en la cabeza un ; i \ 1 u impeles y por eso comenzaron a decir:
cenicienta capturada en el lago de México2. i i l . n l .......... ! • ' • . h. liemos amigos nuestros y no les
Entre los muiskas, un sacerdote llamado Popón pronosii ii. u i .h. icinlo además: "A ellos se les pagará
có la muerte del cacique de Bogotá, "algunos años antes < | m
entraran en el reino los españoles". Popón no sólo habí;i lo-
nido visiones sobre estos "hombres de otras tierras" sino qm» ' i i i s .mi.i puso de manifiesto las pre-
interpretó un sueño del zipa como premonición de su des rtn extranjera que dejaron preo-
gracia. Para ratificar su fatalismo demostró que el agn;i <)<• l« i i i mi .1 l í i i los sueños, el padre
laguna de Guata vita se volvía fuego en las noches. OliolJ i in h u m o .sombrío mientras las
i . • • ! • > |M i I K I d e l o s pillkus" 5 . Siem-
Del Oriente vinieron cuando llegaron a esta tierra los bar- El pánico de los mexicanos era indescriptible. Se reunían
budos, los mensajeros de la señal de la divinidad, los ex- cu grupos, se consultaban, se saludaban llorando, mientras
tranjeros de la tierra... inhumanos serán sus soldados, ' I ni- otros se animaban y acariciaban los cabellos de los ni-
crueles sus mastines bravos"13. n» >s. I luiremos o "¿qué hacer?", se preguntaban los macehua-
i' ' La destrucción del mundo y la fundación del nuevo
Los escritos estructuran lo sabido y lo presentido, pero lo » 1110 de los desastres fue definido con precisión por el es-
trágico de los hechos vividos se oculta en la aceptación de • ' i i < >i del Chilam Balam, quien constató desde su nostalgia
lo inevitable. ¿Pero por qué sabían que eran barbudos e in- i ' inauguración de otra vida cotidiana:
humanos y bravos sus mastines? Cuando los mexicanos por
fin los vieron llegar a su territorio, la sorpresa giraba en tor- Solamente por el tiempo loco, por los locos sacerdotes, fue
no al ambiente de su parafernalia, de sus buzos de guerra, de i pie entró a nosotros la tristeza, que entró a nosotros el cris-
sus armas, de sus animales y del ruido extraño que les acom- iiamsmo. Porque los muy cristianos llegaron aquí con el
pañaba. La impresión de sus lanzas, sus petos, sus perros y Vi i da< UTO Dios; pero ese fue el principio de la miseria nues-
sus equinos la dejó un testigo avasallado por la ruidosa mar- n a el principio del tributo, el principio de la limosna, la
cha del invasor hacia México. La mudez se convierte en uisii de que saliera la discordia oculta, el principio de las
metáfora para ilustrar y descifrar la novedad de los objetos, i" l. i . oii armas de fuego, el principio de los atropellos,
de los animales y de los vestuarios de los hombres: la bruta- • i i u limpio de los despojos de todo, el principio de la es-
lidad incontrolable es el trasfondo de esta seca y repetida i ' i i u d por deudas, el principio de las deudas pegadas a
descripción: i > • i>.ilda.s, el principio de la continua reyerta, el princi-
I' I |>adr< lilliento 1 6 .
Vinieron en grupo, vinieron reunidos, vinieron levantando
polvo. Sus lanzas de metal, sus lanzas en forma de murcié I IHIM auieiiza categorías sociológicas y económi-
lago, era como si lanzaran rayos. Y sus espadas de nidal i 11 la les en las nuevas relaciones de poder cons-
como el agua ondeaban. Era como si resonaran, sus cuei i i H i <'i'>ni;ilismoenMesoaméricacomoentodala
pos de metal, sus cascos de metal. Y otros vienen incluso • i • «n. . l . i I ,os nuevos sistemas de trabajo y sus for-
todos cubiertos de metal, vienen enteramente hechos de la vida de los naturales y de sus herederos
metal, vienen lanzando rayos... Y sus perros vienen con n i- . h i é l e n l e s centros de producción que desa-
duciéndolos, vienen colocándose al frente, vienen j a d í a n 1 M olomal, mientras que la religión avasalla-
do; su baba cae en gotitas14. 1 i d i a u a i - a i a legitimar no sólo el nuevo orden
económico y social, sino para avalar la conquista de las al- prc scncia de los europeos durante más de 25 años entre otros
mas17. i u u-Nos indígenas, no muy alejados de sus radios de influen-
El fatalismo, el estupor y el temor se conjugaron también • • i líil como lo fueron las Antillas, Urabá y Centroamérica.
en la descripción de estos personajes extraños cuando los i ' i • .u-ción de Moctezuma al saber de la llegada de los es-
incas supieron de su presencia: i u i, >lcs, no fue normal. Su inmovilidad y estupefacción res-
i • " L h a u a la erupción del rumor que comenzaba a vomitar
llevan tres cuernos puntiagudos / igual que las tarukas, I y " un ¡uulescente verdad. El rumor ya no sería más premoni-
tienen los cabellos / con blanca harina polvoreados, / y en • o presencia real de estos seres extravagantes de piel
las mandíbulas ostentan / barbas del todo rojas, semejan- '"i i u ciada. Habían llegado aquellos personajes previa-
tes / a largas vedijas de lana, / y llevan en las manos / hon- •••• ni. 'Irsrriios con sus relámpagos que herían y con sus
das de hierro extraordinarias, / cuyo poder oculto / en vez i inicuos como cataratas de magia y de crueldad.
de lanzar piedras / vomita fuego llameante, / y luego en los i un .>mo contraposición a la reacción de los mexicanos
pies tienen / extrañas estrellas de hierro / que en resplan- I 11 • i a estos seres, merece destacarse la actitud de los
dores se deshacen.. ,18. Mu . i. las Antillas cuando se encontraron de repente
i- . ahallcros. Su reacción fue de curiosidad. De ahí
Esta visión calca las formas que describieron otros auto- i > • • . i i n a i i a entablar diálogos para discutir las venta-
res de Mesoamérica. Tres elementos les asombran en la
i i - i - i . s de los intercambios iniciales y de los canjes
marcha de estos seres: los rasgos físicos, las vestiduras y sus
I I n» ( u n .ikilonos. Este contraste entre l a s reacciones d e
armas. Sobre todo el poder de estas últimas, implícito en las
ni i lia escuchado nada trágico de los blancos y las
metáforas que esconden temor y terror. Entonces, la lectura
i i11 >u de su existencia por la vía estupefacta del
del fatalismo que se redistribuyó por los reinos indígenas
"• • " . ' una reflexión y una mayor consideración en
antes de la llegada de los europeos, no puede reducirse a u n
simple atributo mágico de los brujos y prestidigitadores incas,
mayas y aztecas. Una lectura así prescindiría de la peno:,.i I'M ln . n u i l , i \a sabían de su poder destructivo y por
litiltH i. mor, m su posible llegada se convirtió en re-
u n ira de- tragedias. Nos preguntaban si "éra-
17 Hermes Tovar Pinzón, Hacienda colonial y formación MU / < / / iililn ilH i n l o " , escribió Colón para ratificar la
Sendai Editores, Barcelona, 1988. Para otras regiones de Ama i< i lilitil i'" . M I i l m y ó a estos pueblos19. El asombro por
puede verse Arnold J. Bauer "The Church and spanish agniniin • i" i ' " ingenuo en las Antillas, mientras que en
structure; 1765-1865" TheAmericas 28, #1, julio de 1971, pp. 7H«
98; Susan E. Ramírez, Patriarcas provinciales: la tenencia <!<• lit
tierra y la economía del poder en el Perú colonial, Alianza Amí
rica, Madrid, 1991. i M i ••-. • niitn> viajes del Almirante y su testamento,
18 Jesús Lara, op. cit, pp. 83-84. M.i.lnd, 1977.
44 LA ESTACIÓN DEL MIEDO HL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 45
México y Perú fue de fatalidad. Ingenuidad y fatalidad: he i* / anos a que hace referencia este señor de Urabá. Igual-
ahí dos conceptos que integran el discurrir de los europeos i i i - ule, en uno y otro lugar el mito de los dioses que venían
en América en los primeros treinta años del siglo XVI. Pero i< i lisie está presente, con lo cual uno se pregunta si todas
lo que los europeos consideraron ingenuo no era más que i i . historias no pertenecen más a los prejucios de Occi-
una actilud de expectación de pueblos que siempre habían • i ' n i r <|iie a los de las grandes y modestas culturas ameri-
mantenido contactos con otras etnias. Estos hombres podían Hi i ' Siendo cierto, el testimonio de Urabá pone en
ser miembros de una nueva comunidad no codificada hasta lidio la visión de un Caribe desagregado en el mo-
entonces. Colón escribió en su Diario, el 13 de octubre de '"• n i » «Id descubrimiento, a la vez que avala lo intuido por
1492, que tenía la impresión de que había una relación con 1 nlñn i on respecto al contacto de las Antillas con el conti-
Tierra Firme, pues pensaba que desde allí venían a cautivarlos.
La afirmación sugiere al menos un contacto de estas islas
i •• 1 1 1 1 i |iie aislar la historia de México y Perú de los ac-
con el continente20. La idea de un aislamiento de las culturas
i u |i i isla que los europeos desataron en Tierra Firme
americanas no parece haber sido un hecho cierto.
inli i i primeras décadas del siglo XVI, significa dejar
Un ejemplo de integración y de cómo los pueblos indíge- 1 I m l i i d podrí de comunicación que a grandes distancias
nas no tuvieron que ver a los españoles para saber de su los señores prehispánicos y abandonar el estudio
presencia, surge del testimonio de un cacique de Urabá, quien 1 IM i M I l irados de todas las proclamas míticas y poéticas
en 1505, cuando las gentes de Juan de la Cosa desembarca- ••'""i i i n la literatura indígena. Aceptar el aislamiento
ron y entraron a su pueblo, se limitó a decirles a sus subdi- 1 ||H le conquista implica convertir en magia el acon-
tos: "He aquí los barcos de los que os hablé hace X años". • i- • 'H . 1 . historias conocidas y repetidas fragmentaria-
Se trataba de 1495. Apenas tres años después del descubri- i " " i|inencs no sólo llevaban y traían bienes, sino
miento de América ya en Urabá se sabía que "algunos b;u » i > i c i i i a n t o ocurría más allá de las fronteras de
eos llegarían del Este, de un gran rey desconocido por ellos, i i'i'l» i sios viajeros que se aventuraban a territorios
quien les tendría a todos como sus servidores, y que los ex • i •• " ' - tlilnijados entre las rendijas del canje, actua-
tranjeros estaban dotados de vida inmortal y adornaban sus IHII lo - .pías encargados de rescatar en territorios
personas con variadas vestiduras". El testimonio es asom "i 1 " H" < | i u - e r a de interés para sus señores. Lainte-
broso, y aunque Romoli duda de su contenido, no ofro e ion n i i i a l prchispánica estructuraba economías
una explicación alternativa. Debe tenerse en cuenta que cu ! < i i ' . u i l»s más variados recursos de la ecología
los textos mexicanos las premoniciones comenzaron a pie
sentarse diez años antes de la llegada de Cortés, los misiium
americana, pero a la vez servía para que los poderosos maqui- nirblos ocultos de la tierra adentro. De ahí que la historia de
naran sus guerras de conquista22. I liaba pueda ayudar a explicar las metáforas de estas pre-
Las visiones que mostraban hombres de dos cabezas o 111« unciones mayas, mexicanas, muiscas e incas. Los discur-
que andaban sobre venados se fueron precisando después de • • pesimistas de los sacerdotes y profetas no eran una
los viajes de exploración de Francisco Fernández de Córdo- • • -unirá nacida de la nada ni surgían bajo el silencio de los
ba y de Juan Grijalba, a fines de 1517 y principios de 1518, i « > s antiguos, sino que eran más el testimonio de un ru-
desde las costas de Cozumel hasta cerca de Veracruz, un año • i|iic llegaba desde el Este colgado de los labios de los
antes de la llegada de Cortés a México23. Pero antes de que «,idcres y que circulaba con los productos que iban y
estos viajeros aislados visitaran Mesoamérica, se dice que en ' u . i n describiendo círculos de integración e intercambio
1502 Rodrigo de Bastidas dejó en Citurma (provincia de la icos. No se debe olvidar que Aguilar llegó a Yucatán
Guajira) a un marino que voluntariamente quiso quedarse i i '•> 14 y que las guerras y conflictos entre los mismos
para aprender la lengua de los nativos. "Trece meses más i - moles fueron feroces en Centroamérica en tiempos de
tarde otra expedición lo encontró sano y salvo llevándole a i 11 mas Dávila.
la Hispaniola"24. Hechos de tal naturaleza no pueden consi- i > i MI-moniciones de incas, mayas, muiscas y aztecas
derarse acontecimientos comunes entre las comunidades in- lililí l.i > oiujuista se transforman en testimonios de cómo la
dígenas. Eran eventos extraordinarios de gran circulación. III '" i i i áulica de otras regiones circulaba a lo ancho y a
No es entonces extraño que el camino de violencia que 1 l i i i j ' c i « I r nuestra América como una pesadilla incierta.
emergió a lo largo del Caribe y del Darién se hubiera expan- (¡u n i i . r , |>.il;il>ras, la diáspora de pueblos prehispánicos y
dido sobre América hasta construir sobre el horizonte unos 11' 11111 il >i es encontraron solidaridad en el pánico con
lenguajes de profecías y sentimientos de tragedia, en los i i m i n o el conocimiento de este dolor distantee invi-
1 1 No i la derrota lejana lo que asombra, sino el poder
luí - i - .1-1.11 ias que avanza amenazadoramente sobre la
22 Sobre los estudios en torno al uso de macrpregiones en Amcric;i l i l . t - I I - - | >iu| nos mexicas, mayas e incas.
puede verse, para Colombia, Cari H. Langebaek y Felipe Carde- 1 iii|Mi m i n i a así, la visión de los vencidos mexicanos se
nas-Arroyo (editores y compiladores): Chieftains, powerandtnul,
• < h i r n r n la icgión deliraba, cuy a conquista tuvo
regional interaction in the intermedíate área oftheAmericas (Cti< i
ques, intercambio y poder: interacción regional en el área interine • ' i" ' i < «u esa historia ilegible que se abrió entre
día de las Américas), Departamento de Antropología, Universidad Mu m i l i p - i i a s como un período de tristeza, desilu-
de los Andes, Bogotá, 1996; y María Clemencia Ramírez de J;n .1 1 ii mu lisie lenguaje de pesimismo era nada más
Frontera fluida entre Andes, piedemonte y selva: el caso del vallr 1 |ur la solidaridad lejana de quienes espera-
de Sibundoy, siglos XVI-XVHI, Instituto Colombiano de Culi i n i . i v a l de muerte no llegara hasta ellos y se
Hispánica, Bogotá, 1996.
i « ' "Mihras de la misma agonía que cubría a
23 G. Baudot y T. Todorov, Relatos aztecas... cit., p. 64.
24 K. Romoli, Vasco Núñez de Balboa... cit., p. 37. i .«i 1 1 i Minina del Darién, convertida en una cruz
48 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 49
de dolor sobre Tierra Firme. Centenares de españoles vistie- lisia operación de canjes fue lo que se llamó rescate y sir-
ron allí sus escudos y sus petos, para escupir los fuegos de • i. T pjira penetrar y herir el rostro y el cuerpo de nuestra Amé-
sus arcabuces y lombardas y para abatir con la geometría ii. U
de sus espadas, los cuerpos de los hombres y de las socieda- l -monees, la primera agresión contra los naturales provi-
des que se levantaban sobre la llanura caribeña y en las sel- U- un intercambio de conceptos, que se materializaba en
vas de Centroamérica. • i 11 no |iie de metales preciosos y perlas por cuanta baratija
Los hispanos animaron sus perros y sus picas para exten- ' i i i d<- los puertos hispanos. Los nativos acudieron a esta
derlos como remolinos salvajes hasta Nicaragua. Los bar- i " i n. 1.1 rila del comercio internacional bajo los supuestos
cos alzaron sus velas primitivas sobre el río Atrato y sobre i i . i i lan desde entonces las relaciones de intercambio
las costas del Pacífico trazaron una ruta hacia el Perú. Inven- i i un >|,a y el Nuevo Mundo. Entregar los metales por un
taron la leyenda de El Dorado y envueltos de valor subieron I I I K i » Ir. un cuchillo, un espejo o una novedad de fruslería.
hasta las primeras estribaciones de los Andes colombianos, los extranjeros en principio buscaron sacar las ri-
buscando la matriz del dorado metal25. • i •« M las buenas. Cuando los pueblos indígenas se ne-
" M niirgar los metales, los europeos acudieron al
Urabá fue el reino del sudor que abrió la esperanza en
• u i | < \1 las anuas.
Tierra Firme, en donde Santa María la Antigua del Darién
1 ihindii I V a n o llegó al Birú, en las costas del Pacífico
encarnaría el sueño de oro, perlas, indios esclavos, alimen-
tos y tejidos. Este punto de penetración fue, con las Antillas, i 11111 I os n a l i vos pensaron que quería tratar con mer-
con México y Perú, un mundo de contradicciones, de empe- • " i m > los españoles no querían dar nada a cam-
ños y de frustraciones. Durante dos décadas el Darién ali- i - i • • < .11 uno entre el fuego de los arcabuces. Pero
mentó de ilusiones a quienes marcharon a Mesoamérica I ! M - I lainhicn, a través de este testimonio, que
Sobre sus costados se forjaron quienes irían posteriormenle i iban enlerados de los modos de operar de los
al Perú y al interior de la Nueva Granada. Pero Urabá fue al i NI i M>|CM Ir su violencia sino igualmente de su in-
mismo tiempo un ejemplo de contactos entre dos mundo', i ' ln i", n, , ik-las comunidades. Aquí el rumor ha-
que no siempre opusieron la fuerza entre sí. La lógica de l;i ll i. lando (|iic los europeos querían cambiar
reciprocidad manejada por los nativos permitió que el prin- i i l l i >•. indígenas buscaron convertir este in-
cipio del intercambio, propio del mercantilismo, enconIraní muí niodr defensa y de contención. Por ejem-
en el Caribe un camino para el rescate de abalorios por oro, II i | n i sio al canje, al rescate cuando llegaron
' " • • i " " • "i" Andagoya. Pero se equivocaron,
1 i u ion oro, sin retribuir nada a cam-
25 Juan Gil, Mitos y utopías del descubrimiento: 3. El Dorado, AI i n n /M i i.i .1 •.nniicron los naturales de Tumbes
Universidad, Madrid, 1989. Beatriz Pastor Bodmer, ' • > ' m i ó al tawantinsuyu. Es decir, los
of conquest-spanish accounts ofthe discovery of America, / 11,non en principio a los indígenas,
1589, Stanford University Press, Stanford, California, 1992.
50 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 51
pero cuando cambiaron las bases del rescate por exigencias .ilutas de mercadurías que subían y bajaban de un puerto a
e imposiciones, cundió el desconcierto y la estupefacción. otro, hasta consumir a miles de bogas indígenas agotados
Los nativos estaban preparados para un modo de actuar de de cortar las aguas con sus remos. La guerra, el trabajo, la
los europeos, el rescate, tal vez porque con él se evitaba la • i i.r.pora, el hambre, la peste y el trauma desquiciaron la po-
superioridad de las armas26. I i l a c i ó n indígena por las cuestas críticas de una pendiente
La reciprocidad y el intercambio podían mantener la con- in"i lal. Tales son algunos de los elementos de los desastres
vivencia y el equilibrio, pero ello no siempre fue así. Muy '|n. se diseminaron sobre el Caribe a lo largo del siglo XVI,
pronto llegaría la sangre a iluminar la operación de saqueo • MIC sirvieron para fundar una nueva estación de miedo en
en que se empeñó España a través de sus conquistadores y lari torios a medida que el mal invadía la geografía de
colonos. Esta fue en parte la historia vivida en Urabá, en lili i u .1
donde se luchó por el oro, las perlas y los esclavos indios.
Cuando ya no fue posible extraer el metal, se lanzaron sobre A. A sangre y fuego lo asolaron todo
los símbolos religiosos, sobre las figuras que ornamenta-
i • • instrucción de esta visión fatalista que realizaron los
ban los cuerpos y se buscaron las habitaciones y los espa- li u n i . y los peruanos tuvo su contrapartida en los tex-
cios públicos para terminar cavando el fondo de las almas y i rulos por los españoles que vivieron los tiempos de
dejar a los espíritus sin el ajuar que iluminaba los caminos
• i ' u 1,1 I ''nerón los tiempos de Urabá, de Cartagena, San-
míticos del reino eterno de las sombras.
I u 11 a R i o Hacha. Los europeos habían logrado pene-
En los años que siguieron a 1535 centenares de colonos i i i i i n e i i i e e imponían con fuerza y con violencia los
continuaron abriendo fosas que, al vaciarse, precipitaron los 111 < • , t le un nuevo orden. Toda una generación escu-
últimos rescoldos de las civilizaciones nativas a un ostracis- i i . . llanuras, ríos inmensos y logró llegar al mar
mo eterno. Allí, en la llanura limpia de hombres y cemente- u l u í .i a de riquezas. El voluntarismo y los efectos
rios, creció luego el ganado vacuno y el caballar. El ganado i n i ¡u niiiccimiento dejó testimonios apasionados y
se esparció sobre las ruinas no sólo del hombre, sino de sus i los 11 u i ñas de contar y medir esta tragedia que
recursos animales y vegetales. Los bosques, con sus aves y 1 ' ' ido no sólo en las crónicas, sino en las cuentas
sus venados, y los ríos con sus manatíes y caimanes, fueron • ! i i i i ' m í a I ,a historiografía posterior ha desatado
cediendo el paso a la nueva civilización que luchaba poi |iln i u. condenando o aceptando el desastre,
extinguirlos. Así como las llanuras se cubrieron de hacia i - i mn rosa o negra de este fenómeno. No es
das y estancias, los ríos se llenaron de caravanas de canoas i. i en este maniqueísmo, sino explicar los
I I I H i r . c|ne orientaron las actividades deloseu-
11.1 nliii IH mu de rentas. Este espíritu incluyó en
26 A.G.I. (Sevilla) Patronato 26, R-5 (9): "Relación que da el ¡«Ir i ni i i un patrimonio que no fue sólo de Es-
lantado de Andaboya [sic.]..." ff. 87r. y 88r. ' de I colonialismo en general.
52 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 53
El rescate como modelo de extracción de riquezas fue Ellos mismos quemaban caciques y echaban sus caballos
propio del Caribe. Cuando sus mecanismos no se pusieron sobre los maizales como si fuesen yerba. Vadillo lo dejó "todo
en práctica, la guerra y la voluntad particular de saquear alte- quemado", mientras que Andagoya pensaba que era conve-
raron la paz y la convivencia en los territorios expoliados niente destruir "a fuego y a sangre"28 a todos los naturales
por los españoles. Balboa escribió al rey en 1515 que... 'i .idos que irrumpían con su guerra en las cordilleras y va-
llrs que había desde Cali hasta Bogotá y Popayán. Esta po-
Cada uno sigue por donde cree que más interés le puede 111 ii a no era ajena a las disposiciones de la Corona española.
venir [...] Y a acaecido de traer en veces un cacique ocho KM 1532 la reina había autorizado a García de Lerma, gober-
mil pesos de oro y enviar el capitán por otra parte y tomar- n i. !• n (lo Santa Marta, y al obispo de esa ciudad para que de-
le otros tres mil pesos de oro y las mujeres y hijos y naborías, 1 >i > a los indios del Pueblo Grande, Betonia y el valle
y hazerles esclavos. Y todas estas cosas y otras muy gra- 1 « ' u i o "por rebeldes e inobedientes a nuestra religión cris-
ves se pasan sin castigo por donde ha sido cabsa que ya no HNIIÍI • oino tales hacerles y hagáis guerra a fuego y a san-
hay cacique ni indio de paces en toda la tierra sino es el 1 , ' < a u t i v a r los dichos indios y tomarlos por esclavos y
cacique de Careta...27. lidi ilos y llevarlos donde quisiereis...", si los indios no
1 ilo I N I oí requerimiento de sujetarse a la Corona españo-
Así, las huestes hispanas desgajaban del horizonte sus 1 i l.i ¡olición cristiana29.
reliquias de esperanzas. Extenuadas y abatidas por el can-
I • • - 'Mados de los alemanes que llegaron a las tierras de
sancio, regresaban hasta los fundidores de oro a hacer el
Muí i a. ha jo las órdenes de Alfinger, atravesaron el valle
balance de su sudor. Hombres y jinetes calcaban su marcha
' I ii|nii i lia:,la oí extremo sur de la provincia, destruyendo
y su galope por los caminos apenas diluidos entre el bosque y
Hil • i n. i . n i i a h a n a su paso. Tomaban muchos indios e
la llanura. Perdidas sus rutinas entre los escombros que amu-
Hili'i i- l l i vahan "alados y con cargas"-muchos morían
rallaban la ilusión de otros días, los descubridores dejab;m
INI I "'unos-, "asolando y quemando toda esta tierra"
arrastrar sus ojos por entre las ruinas y el naufragio inimagi-
IM II 'i .1 l . i j i i o v i n c i a de los Putos y luego aTamala-
nable. Casas abandonadas, sementeras incendiadas, el mun-
|H i ..n i l l i > ahí iaii rulas y caminos aotros conquistado-
do sitiado de silencios: este fue el paisaje que debieron tolcí ai
los soldados de Balboa, de Andagoya, de Robledo, de Vadilio
y de cien capitanes más que habían llegado con Pedradas iii I . . M . I ! (M-M\v\á) Manuscritos de América No. 19.267:
Dávila o que acompañaron a Bastidas, a García de Lerina •(.). i.mi.uld l'ascual Andagoya dirigida al emperador
o a Heredia en sus acaloradas correrías por las tierras del ilni u i > . i i i i ( l ; i de Panamá y prosecución de su viaje y
Caribe. h.r.ui Cali; Cali, 15 de septiembre de 1540", f.
res30, que desde Santa Marta llenaban sus ojos con el desper- muchas casas y mucha gente en ellas". Así se castigaron los
dicio que quedaba de estas rápidas entradas, mientras el tró- pueblos de Posigueica. Los cristianos, entre la confusión que
pico quemaba y deshacía en la fría soledad de los húmeros • medaba el humo y los lamentos, se aferraron a un extraño
podridos, las últimas fronteras del hombre americano. • u 11 o de victoria y huyeron cuesta abaj o para esquivar la masa
Cuando los jinetes de García de Lerma y su gente de a • i • n a t i i rales insurrectos salidos de las cenizas y de la monta-
pie se detuvieron para poner un secante a su sudor, encon- " . i ' n a seguirles, aupados por su afán de venganza32.
traron que el verbo asolar sintetizaba la pesadumbre que se i r espadas de la ambición y el odio habían sido capaces
amotinaba sobre sí. No obstante, ellos mismos asolaron cuan- •i- INI .1,11 lo todo como si fuego pasara. Las huestes no habían
to pudieron en las llanuras que rodeaban la Sierra Nevada Mido a poblar sino a asolar, exclamó un cronista, mientras
de Santa Marta y se montaron sobre ella en un rosario de -• ' 'i • i ns recuerdos para la posteridad. Habían sembrado
pacificaciones que incluía el incendio sistemático de pue- i' i /a la I ierra y sobre el horizonte no habían dejado otro
blos. En una de las guerras con que los tayronas respondie- 111" de su paso que las lanzas del dolor y de la muer-
ron a los españoles, un indígena preso confesó que los once " ilhua ai usó a Gaspar Morales de haber ordenado el
caciques que habían retornado heridos a sus casas después 1 u . u u . n i o de más de cien indios, mujeres y muchachos
de la refriega, habían muerto al pie de los últimos pasos que i hubia a. ado de la isla de las Perlas33. Robledo denun-
marcaron su retorno agonizante31. r- • n la provincia de Nori los españoles habían quema-
Cada entrada que se hizo desde 1526 a Bonda, La Rama l l n .1 n < i i c s que salieron en son de paz, después de
1 i • niicga de oro34. Más hacia el sur, un capitán
da y Posigueica estuvo ahita de presagios funestos. Los es-
pañoles aceleraban la fatalidad al incendiar pueblos, en muí " i il' ' u e n i i o en un pueblo de ochocientas casas a
especie de ritual que exorcizaba el temor que les crecía con u los indios que salieron pacíficamente35.
las cotas de la sierra. Por ejemplo, el capitán Muñoz y otro» li |iil i . u l o i c s lo habían hecho aquí y allá, sobre los
soldados de García de Lerma no quisieron trepar la Sin' > Ijli ¡ i . ni abiiendo al dominio europeo.
Nevada, recelosos de la luz del día que les delataba. La piro- elación de la conquista de Antioquia, de
manía era, pues, una reacción al temor, un sentimiento de a u n i I vio no pudo dejar de decir que Vadillo y
sar toda sombra que pudiera oponerse al capricho blaiu < > 1 • ni iodo, porque no vinieron a poblar sino
Con su respiración cortada y su ansiedad de venen. I»., i . i i..do desiruydo e abrazado por las arma-
españoles pusieron "fuego en las casas de los indios don,i.
comenzó el fuego a arder muy bravamente y se qucm...
.'7, R-9: "Relación del descubrimiento
!6, K 5 ( 5 ) , f . 33v.
H A (¡.I. (Sevilla) Patronato 27, R-2: "Relación del desciihmiiMi 'K i; 66, f. 37r.
56 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 57
das de Cartagena que por allí avían pasado". Pero lo que Este testimonio directo y escueto podría parecer exage-
asombraba a estas huestes no era sólo la soledad del paisaje, rado para los escépticos. Sin embargo, los cronistas que
sino el "ver las arboledas y frutales y asientos de bohíos y acompañaron a los soldados que devastaban el continente
fuentes hechas a mano que todo estaba destruido". Todo esto americano describieron los más inusitados cuadros de fuer-
apenas a 30 leguas de Antioquia en la ruta hacia Urabá36. y,a y de violencia. Las peticiones de méritos de muchos de
Fray Gerónimo de San Miguel, en su afán por detener los estos soldados ratificaron con ingenuidad su crueldad en una
innumerables abusos generados con la conquista y dispues- li uniera en donde tales gestas fundaban la moral, la solidari-
to a denunciar los malos tratos de sus coterráneos, se queja- diul, el servicio a Dios y al rey y, por ende, el derecho a un
ba desde Santa Fe de que... rcri u lucimiento y a unas consideraciones valorativas de sus
i •• i .on;is y de sus herederos. El colonialismo convirtió cier-
...en este Nuevo Reino, aunque es poca tierra, se han he- Ici ' i mimes en méritos y sobre ellos estructuró en parte la
cho tantas y tan grandes crueldades que si yo no las supie- i . i l de I aprecio y la discriminación38.
ra de raíz y tan verazmente, no pudiera creer que en corazón i i a I uc parcialmente la historia de la primera mitad del
cristiano cupieran tan crueles y fieras inhumanidades. Por- ij i . - X V I m Colombia, en las Antillas y en Centroamérica,
que no hay tormento tan cruel ni pena tan horrible que de
1 di- <|iic esta peste se extendiera sobre Mesoamérica
estos, que de muy servidores de vuestra alteza se precian,
i < . i l n k u l cotidiana. La región de Urabá en Colombia
no hayan experimentado en estos tristes y pobrecitos natu-
In i|ue diseminó por todo este territorio a miles de solda-
rales. Porque unos los han quemado vivos; otros, les han,
i M , , luvhos no sólo sembraron de muerte y desolación
con muy grande crueldad, cortado manos, narices, lenguas
• ' mu de minores los caminos y de presagios fatales
y otros miembros, otros es cierto haber ahorcado gran nú-
||H u i i i .ti iones (jue estaban más allá de sus lanzas y sus
mero de ellos así hombres como mujeres; otros, se dice,
que han aperreado indios y destetado mujeres y hecho olí .1.
crueldades que en sólo pensarlo tiemblan las carnes u los
que algo de cristianos tienen. Estos son los servicios que
acá a vuestra alteza se hacen y por los cuales piensan M
remunerados37.
n i | i i c i - , •.(iliiv méritos de conquistadores pueden verse
' i i u l'iiiionato 126 r-8: "Información de los se vicios
l'miingun Quito, 1582"; Patronato 93, N° 4, R-3:
36 A.G.I. (Sevilla) Patronato 28 (66): "Relación de lo que suU . - i li n i ' i t i i i s y servicios de Alonso Romero... Cuzco,
al magnífico señor capitán Jorge Robledo". • 'M. N" 10, R-3: "Ynformación de los méritos y
37 J. Friede (compilador): Fuentes documentales para la hisioi ;./.' HIH|IIJJII NIMH-/.de Bonilla... Quito, 1540"; Patronato
Nuevo Reino de Granada, Banco Popular, Bogotá, 1975. I , ! • • un i, i < m je ios servicios de García del Espinar,
1552, p. 35, i i IIH ni Quito, 1582".
58 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 59
B. El desastre demográfico bajo la piel de unos números las estadísticas disponibles, se estableció para 1532 un total
de 16.871.408 habitantes, cifra que continuó su curva des-
Es importante tener en cuenta que la llamada "catástrofe rrndiente de tal modo que 16 años después, en 1548, los
demográfica" que caracterizó la conquista de América es un indígenas se habían reducido a 6.300.000, y en 1595 sobre-
hecho corroborado por la más rigurosa investigación esta- v i v lan apenas 1.372.22840. Charles Gibson, quien estudió esta
dística y no la invención de lo que se ha dado en llamar la misma región y dejó una obra pionera en los estudios
"tesis homicídica". En ella actuaron múltiples factores que • innliistóricos, sostuvo que los mismos cronistas españoles
formaron un complejo cerco de agresión contra el hombre • ii'-iilaron la pérdida de la población aborigen entre la con-
de América: el trabajo, la salud, la alimentación, el trauma • IMC.I.I y 1570 en más de la mitad. Estudiando el fenómeno a
psíquico y los cambios ambientales se unieron para agredir h I • i i < >i • ¡ 11, encontró que durante el siglo XVI hubo comuni-
a quienes sobrevivieron a los primeros contactos. Una gue- i . . i> 'i |iic vieron desaparecer su población, pasando de 8.000
rra económica, biológica, alimentaria, psicológica y • I I " ' * Ir 6.000 a 200 y de 4.000 a 150 indígenas41.
ecológica estuvo bajo los restos agónicos de millones de seres I n < I I Vi u y en otras regiones de América ocurrió un fe-
del Nuevo Mundo. Cuando Andagoya caminó el suroccidente .mular. David Cook calculó la población del Perú
de Colombia, hacia 1540, afirmó que de Cali a Popayán todo millones hacia 1520 y consideró que luego de la
se había despoblado, pues de 100 mil casas que había, api- 11 i.Imli I 'i/.a no, las primeras pestes acabaron con un 25%
ñas encontraba 10 mil hombres de visita. Por los mismos II id 1.1 pohlación 42 . NathanWachtelconsiderólapérdi-
años Jorge Robledo aseguró que sus antecesores lo habían ' i i . p..N.iri<>n del Perú e n un 49%, entre 1561 y 1630,
robado y destruido todo cuando caminó por Antioquia, cu i < " > n d I ícnador entre 1561 y 1591 la población
donde fray Gerónimo de Escobar sostuvo que había más tic i un (>!%•". Estudios más recientes sobre el
100 mil indios hacia 153039. MI i" • ii i|iie "en las décadas posteriores a la con-
El carácter destructivo del sistema colonial en Ur;il>.i v
en los Andes a lo largo del siglo XVI, tuvo su contnip.u 1 1
da en otras regiones del continente americano. Así, Wo< >< 11 < >« • i ' » ' ! .uní Woodrow Borah, Essays in population
1' m,l ilit- ('(iribhean, vol. I, University California
Borah y Sh. Cook calcularon para el Valle Central de MI .
1 i .n.l I OH Angeles, 1971.
co una población cercana a los 25,3 millones de hábil.
1 . . / . ' • . \ •< -,;.v hujo el dominio español 1519-1580,
hacia 1519, al momento de la llegada de Cortés. Rdm.ni.ln ' i . .. !')(,/
1 i / ' , iiiin;i<ii>liic collapse: iridian Perú, 1520-
iinlii iilfi . ('iimhrídgc University Press, 1981.
39 A.G.I. (Sevilla) Patronato 27, R-3: "Memorial que .lu \i-in i,ln.\ indios del Perú frente ala con-
Gerónimo Descebar [sic.], predicador de la orden de Saní A> •" / • "). Madrid, 1976; Suzanne Austin
al Real Consejo de Yndias de lo que toca a la provincia do1'. i| H ,in,l ./i.vci/.vc in colonial Ecuador, pp.12-
1582. • l'icss, ('¡imhridge, 1991.
60 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 61
quista, la población nativa siguió disminuyendo en forma En Colombia, en donde los estudios de demografía histó-
drástica, más de prisa en la costa que en la sierra. El descen- rica no han recibido mayor atención, los estimativos reali-
so documentado del 85% en la comunidad de Saña, entre y.udos hasta ahora muestran una tendencia similar a la de las
1562 y 1563 es probablemente representativo de la región"44. demás regiones de América. Cálculos burdos que hemos rea-
Por su parte, Moya Pons estableció que en las Antillas la i i . .ido nos dan unos 8.284.264 habitantes hacia 1500, los
población indígena era en 1494 de 377.559 nativos, mien- ...lies quedaron reducidos a menos de un millón a fines del
tras que en 1510 llegaba apenas a 33.523. Es decir que en 16 ' •• i" XVI 4 8 . El cuadro regional no es menos dramático, pues
años la población desapareció en un 91%45. i- «jiiimbayas, que eran unos 100 mil indígenas hacia 1540,
Los cálculos para Centroamérica revelan una caída de la 1.11 on reducidos a menos de 70 en 162849.
población entre 80% y 90%. En otras partes desapareció M t aso de la provincia de Pamplona es bien singular, pues
completamente 150 años después de la conquista. Guatema- 11 poní- de una "visita" de población muy temprana, rea-
la, la zona más poblada de esta región, vio caer su pobla- i . .. 1 1 1 . 0 1 ( ' i istóbal Bueno en 1559. Singular, porque se re-
ción, entre 1520 y 1600, de dos millones a 133.200 habitantes, i los hombres y mujeres casados que llegaron hasta
según los cálculos de Lovell y Lutz46. Después de revisar i ' 11 i. loi. los ausentes, las mujeres con niños en brazos y
cifras disponibles sobre la población indígena de Panamá en n i n a s y muchachos según diferentes grupos de
el tiempo de la conquista, Alfredo Castillero sugiere que hacia luí I I M información, que deja conocer con cierto detalle
1522 los cacicazgos ubicados entre Azuero y el Darién ha un. i demográfica, así como los recursos disponi-
bían quedado reducidos entre un 12% y un 7%, y que ros i ' IM I M ir.ai cu una población superior a los 200 mil
pecto a los cueva, "su población había quedado disminuida llili i u c| tiempo de los primeros contactos con los
al 3%" una década después de iniciada la conquista47. U i I n 25 anos, entre 1534-1559, esta población se
I I ilm nlo a <2 mil indígenas. Una peste de viruelas y
i i .n.is a/otó la provincia a mediados de 1559,
1 11 n l i nía la visita, arrasando brutalmente con mi-
44 Suzane Ramírez, Patriarcas... cit., pp. 47-49. | |M 1 1 n nuevo censo de 1560 permite medir,
45 Frank Moya Pons, Después de Colón: trabajo, sociedad y ¡xiliiínt mi |ioi r. partes de América, el impacto de esta
en la economía del oro, Alianza editorial, Madrid, 1987.
46 W. George Lovel and Christopher H. Lutz, "Demography nnd
empire: a guide to the population history of spanish Centnil Anré i ii I y oíros, Convocatoria al poder del número:
rica, 1500-1821", Dellplain Latín American Studies, No U, II, ..-. ./<• \n Nueva Granada, 1750-1830, Archivo
Westview Press, Syracuse University, Syracuse, 1995. lloróla, 1995.
47 Alfredo Castillero, Conquista, evangelizarían y resistencia. , / > ' n u I .indo actual de los estudios de demogra-
fo o fracaso de ¡apolítica indigenista?, Instituto Nacional il> • nli.mliía", i n Muarío Colombiano de Historia
tura, Dirección Nacional de Extensión Cultural, pp. 37-53, I'.... .,. . IV df) 140, Bogotá, 1970, 5; Juan Friede,
1995. .1,'iniinición española, Bogotá, 1963.
62 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 63
invasión biológica50. En sólo un año, la población sobrepasó de Quesada en 1543, por tolerar el mal trato que algunos
la tasa de decrecimiento del 25%. encomenderos daban a sus indios, al permitir que los aperrea-
William M. Denevan sostuvo que al descubrimiento de i ají y quemaran para sacarles el "oro y piedras esmeraldas".
América le siguió el más grande desastre demográfico de la Denunciaron igualmente que a los indios de Bogotá los toma-
historia mundial51. Pero el desastre humano de América dejó rnan en sus pueblos "y otros en el camino e les cortaron a unos
sobre los costados del Imperio miles de toneladas de oro y los hra/os y a los otros las narices y a las mujeres las tetas,
plata que pudieron ser redistribuidas entre todos aquellos • inesio sabe este testigo, porque se halló presente al tiem-
interesados en acumular para consolidar el crecimiento y el po (|iie se hizo"52. Lo que había sido recurrente durante 35
desarrollo de Europa. Así, el colonialismo no fue sólo una "•• > en el Caribe, se repetía en los Andes por quienes de una
hecatombe humana; fue también un fenómeno fiscal que " ntiii I orma habían estado en Cartagena o Santa Marta apren-
succionó riqueza en beneficio del Imperio. De otra manera toda i" "<lo l . i pedagogía de la guerra y la tortura colonial.
la acción de España en América no hubiera sido rentable. l'- « u los naturales no morían impunemente. La tesis
Los indígenas constataron esta verdad cuando escribie- i i I n .1 se ha equivocado al suponer que España sólo
ron que los blancos > 111 '.i i u ir y no a expoliar. Mientras los nativos morían,
1 i i >l.iia y otras riquezas seguían circulando hacia las
.. .anduvieron por todas partes, anduvieron hurgando, rehus 11 u u Mes y e asas de fundición que registraban sus volú-
carón la casa del tesoro, los almacenes y se adueñaron dr 1 • > i ne re ¡antes, prestamistas y vendedores de Sevilla
todo lo que vieron, de todo lo que les pareció hermoso. "i,i,u|¡-s españolas no discutían problemas huma-
"•• !" i íesj'.os y sus costos. Era el círculo complemen-
Este tipo de denuncias también fueron registradas por ION I IM Isiun eufórica de una América de color y fantasía,
cronistas y constan en las fuentes judiciales. Los europcoü |l| i n v u l v e í , por un lado, la tragedia de sus habitan-
buscaron la riqueza en todo sitio y lugar y aprovecharon pura i ' 1 1 M i < i |;i sai isfacción de quienes convirtieron este
saquear los depósitos de telas y alimentos y apropiarse tío 1 II "i" > i i una oportunidad económica. Las cajas
cuanto les pareció valioso. La oposición indígena a tal» >< i • > IMH i ii-.ii .le fundición dejaron registros de lo que
de vandalismo generó una mayor represión por parle «le I"N IM i ni n i . i 11 n control que si no lo apuntó todo,
europeos. Testigos españoles declararon contra Fernán I V i" n l i e i e n t c como para hacer más sólida
la versión del luto. Las cuentas de la real caja de Santa Fe la llamada provincia de Río Hacha con sus riquezas de per-
y la de Cartagena, y por supuesto las de Santa María la An- las; Santa Marta y la Sierra Nevada, y los pueblos de las
tigua del Darién, Río Hacha y Cabo de la Vela registraron lo lanuras que se extendían hacia Valledupar y Tamalameque;
pagado a la Corona española por concepto de impuestos, ^Cartagena, junto con las llanuras del Sinú y las estribaciones
tributos y exacciones. Esta selva de números constituye un donde agonizan los Andes colombianos; Urabá y todo el
abierto desafío a la imaginación. Allí sólo hay una difusa 1 ucrpo del Atrato y del Darién.
masa de registros que esconde dramas en una contabilidad Estas regiones se vieron contrapuestas a los núcleos ur-
simple que refuerza el valor del rumor y de la tragedia, im- biinos desde donde operaban mercaderes, administradores,
plícitos en los estrechos sacos de un maravedí, un peso, un i - IIJMOSOS y soldados enviados por la Corona española para
ducado o un catellano. Estas monedas medían la gloria de Nomeler unas difusas regiones de jurisdicción imprecisa.
unos y el dolor de otros. En sus valores nominales se oculta- 1 u n i d o los europeos comenzaron a actuar sobre estos terri-
ban la tortura, el incendio y las mutilaciones. Las remesas se abrieron avenidas de tesoros incalculables y las
de particulares y del imperio no contenían los meros sig- i > • 11 - l a s naves se izaron repetidamente sobre el mar Caribe
nos de las rentas, sino la tragedia de centenares de comuni- JMII 1 1 1 .uisportar remesas de perlas, oro y esclavos indios con
dades. Es indudable que la historia económica esconde las 1 '|iu d Imperio y los nuevos comerciantes pagaban sus
silenciosas comentes de la historia social. ' ias c incrementaban sus patrimonios y haciendas.
n i >i MC • l logaban vinos, aceites, baratijas y otras mercade-
C. Los múltiples espacios del desastre • I ' I .|>.III;L
su majestad, produjeron en el curso de un año 13.285 pesos deducir la importancia que tuvo en el mercado financiero
de oro, que los recibió el factor Juan de Távira53. sevillano la fundación de Santa María la Antigua del Darién
Juan de Távira fue acusado posteriormente de haber en- V el esfuerzo por ocupar Tierra Firme. Entre 1507-1515 (ocho
tregado hasta agosto de 1515 sólo 4.000 pesos y haber em- Mftos) los financistas movilizaron en Sevilla más de 38 millo-
pleado los otros fondos para desarrollar sus propios negocios. nes de maravedís mientras que entre 1516 y 1556 (cuarenta
Oviedo dice que cuando llegó al Darién "no tenía más que • nos), período que coincide con la ocupación del Panamá,
una espada e una capa" y tres años después era rico y tenía Sania Marta, Cartagena, México, Perú y los Andes en gene-
"más de quince mil pesos de oro". Su afán de incrementar ' 11 los financistas hicieron circular 36 millones de maravedís
sus riquezas lo llevó a organizar la expedicón por el Atrato PII tlniero y créditos. Es decir que entre 1507 y 1515 se in-
arriba, en donde murió hacia 151754. En esta actividad mer- Vlllió un promedio anual de 4.754.617 maravedís y entre
cantil que integraba a Castilla, el Caribe y el Darién sacaban i • I '• y 1556, 898.907 maravedís. Estas cifras indican que la
ventaja no sólo el rey sino comerciantes, funcionarios y acree- i- i - u l sobre el Caribe después de 1500 incrementó sig-
dores. En 1516 se informaba que después de venida la arma- » ' h ,n vanicnte la presencia de recursos europeos y queés-
da de Pedrarias, la más cierta provisión había "seydo la de ill mi i u lycron cuando la conquista se alejó hacia el interior
los mercaderes puesto que no fían porque no pueden cobi ai "" u- a, lo que tornó difíciles los contactos de estos ca-
en la fundición", y que por entonces estaba muy proveída l.i i los comerciantes antillanos y españoles.
tierra "de muchos nabíos enviados adargar de bastimentos y i tu u ' « i - s a r i o esperar la consolidación de las colonias
siempre los traera(n) de Castilla y la Española". Para esli- ¡ i - i - i un. un versión de la magnitud de la de lósanos 1588-
mular la elasticidad de los mercados se solicitaba que Ion ' i i hn < • . .'(> años se invirtieron 590.746.225 maravedís,
pobladores fueran proveídos "de bastimentos fiados poi un IHomedio anual de 22.721.009 maravedís. Es de-
año o dos", hasta que se sacara oro de las minas55. «•ccs más que las inversiones crediticias que se
Gracias a la valiosa investigación de Antonio M I I - U . i H ' l u í . mi e los años de las Antillas y el Darién y
Bernal sobre la financiación de la carrera de Indias55, se \»\» \ • ' • • • . más que durante la conquista del interior
• ¡ i MI - i c o y Perú con sus minas de plata y la Nue-
1 ' • "u MIS minas de oro tuvieron mucho que ver
53 A.G.I. (Sevilla) Patronato 26, R-5 (4): "Relación de la m;m. > u i||| u i ", 1.1 Todas estas cifras valorizan y dimensio-
se a tenido en el gastar y vender y cobrar la hazienda de sus . i h < i i i l í i i n u ( |iie I Irabá y el Darién tuvieron en la sen-
fasta hoy diez e ocho días del mes de henero de 1516 años". II • II ' i" « a m h i o s de ritmo vividos por el capital y
a 31r. (En adelante citado como "Relación... 1516").
1 ' x ina de Sevilla y Europa.
54 G. Fernández de Oviedo, op. cit., III, p. 247.
55 A.G.I. (Sevilla) Patronato 26, R-5 (4): "Relación... 151 (->".!..'/! y • !• i » iei alear una vez más que México y Perú
56 Antonio Miguel Bernal, Lafinanciación de la carrera de ln¡ h, ¡ n la n onomía del siglo XVI, al menos para
1824), dinero y crédito en el comercio colonial español fi»¡ \m, ni\1 I ' X , I ' u n c í . i c -ii ni d Monte, Sevilla lnili'i 1992. Véase el cuadmpues
, i'icsiamislas, I Ir los volúmenes cuan-
68 LA ESTACIÓN DEL MIEDO EL SENTIDO TRÁGICO DEL RUMOR EN LA CONQUISTA 69
tincados revelan que al menos hubo una generación que Este canto triste de los mexicanos se convertiría a su vez
usufructuó el Darién y el Caribe con sus millones de mara- en premonición de las tragedias futuras de nuestra América,
vedís, antes de que México y Perú surgieran a los ojos de oí igual que el Chilam Balan lo presentía para los hombres
Sevilla y Europa. '!• < nionces:
Los espacios diversos, humana y ecológicamente fueron
Se comerán árboles, se comerán piedras; grandísima ham-
objetos de presión por parte de comerciantes y soldados que
bre será su carga, la muerte estará sentada en su estera y en
saqueaban de diferente modo sus recursos. Perlas en la
su trono; serán degollados los Halach Uiniques, jefes de
Guajira, y esclavos indios y oro en las otras provincias. Los
Ins pueblos, que andan sentados junto a las cercas de pie-
unos mediante el rescate, otros fundando rancherías junto a
« l i . i exhibiéndose, fuera de las casas, los que desconocen
los ostrales y los otros por la fuerza de las armas. Esta varia-
,n olido y función porque no son nobles, sino plebeyos
da experiencia en ecologías tan diferentes curtieron a cente-
| | Acontecerá por tres veces que no habrá sino pan de
nares de expedicionarios en una práctica de canjes y saqueos.
M' .mía silvestre y frutos del árbol ramón; tremenda ham-
Esta pedagogía de la guerra de frontera les indujo a penetral
IMC y despoblamiento y destrucción de pueblos. Esta el la
el territorio, trazando la fuerza de un desastre que afectó ¡i
MUII del Ahau Katunel 6...
pueblos de diferente orden y naturaleza. De los años previos
a 1519 no quedó sólo la historia de inocentes viajeros y ge< > i ' i i. .leuda, vivida en el siglo XVI, no habla de las
grafos, sino la de una sociedad que vivió en la cuenca del Illii» ' J I M hioiahan con los cadáveres del Nuevo Mundo.
Caribe y de modo especial en el Caribe continental, unn l i < < que de cada peso de oro que entraba a las
profundad crisis de terror. • •!• 10 t u l l i m o s eran pura la grandeza del Impe-
Todas las evidencias del desastre humano, implícitas en l.i lí . I M una de las grandes contradicciones de la con-
conquista de América, ponen de manifiesto que el rumor que "M i l , i sociedad indígena se desangraba y comía
sumió a los grandes reinos en el universo de los signos falalis (ilnh ¡i: la economía del Imperio hacía rentables
tas provenía de una realidad, la misma que ellos vivieron |>ON* 1
teriormente y que describieron con profunda nostalgia: i - ahilad los nativos no cesaron de sobrepo-
En los caminos yacen dardos rotos, / los cabellos esi.m • i ...... \eisoalcaosdelNuevoMundo.Sibien
parcidos, / destechadas están las casas, / enrojecidos lirnw i i i i r v i t s l iempos fundaron el hambre, lapes-
sus muros. / Gusanos pululan por calles y plazas, / y ' " ' • ¡ • < l a v i i u d , también recrearon la imagen
paredes están salpicados los sesos. / Rojas están las • I .os sueños, las danzas, el canto, el
como teñidas, / y cuando las bebimos, es como si I mi ! •-i i '.nales se convertirían en los últi-
mos bebido agua de salitre57.