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mujer judía de Nazaret de Galilea que, según diversos pasajes neotestamentarios pertenecientes
al Evangelio de Mateo, al Evangelio de Lucas y a los Hechos de los Apóstoles, como también
distintos textos apócrifos tales como el Protoevangelio de Santiago, vivió entre fines del siglo I a.C.
y mediados del siglo I d.C. También el Corán (siglo VII), libro sagrado del islam, la presenta como
madre de Jesús (Isa), bajo su nombre árabe, Maryam o Miriam.
La presencia de María es atestiguada por las principales corrientes del cristianismo primitivo que
terminaron por integrar el canon bíblico: primero, de forma alusiva, en el cristianismo paulino,5 y
luego, con mayor énfasis en el cristianismo sinóptico y joánico, donde se la considera una
personalidad cualificada y en más de un sentido única, partícipe singular de un momento clave de
la Historia de la salvación, la encarnación de Jesucristo,6 y copartícipe de otros dos,
la crucifixión y muerte de Jesús,7 y la conformación de la primera comunidad cristiana orante
inmediatamente antes de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.89
El Evangelio de Mateo10 y el Evangelio de Lucas11 presentan a María como una joven virgen cuando,
en la Anunciación, supo que estaba encinta por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón.9 Por
esto, a menudo se la llama la «Virgen María», o simplemente «la Virgen», en las
Iglesias católica, ortodoxa, copta, en la Comunión anglicana y en otras denominaciones cristianas.
En las Iglesias católica y ortodoxa se le atribuyen facultades de intercesión ante Jesucristo,
siguiendo a san Ireneo de Lyon (siglo II) y lo narrado en el Evangelio de Juan sobre su intervención
en las bodas de Caná.12 En las Iglesias antes citadas, la devoción a ella se manifiesta a través de
expresiones diversas, que van desde declaraciones dogmáticas y doctrinales marianas, hasta
oraciones a ella dedicadas, y títulos con los que se la identifica, tales como «Madre de Dios», o su
correspondiente término en griego, «Theotokos», este último adjudicado a ella tempranamente en
el Concilio de Éfeso de 431 y muy utilizado por la Iglesia ortodoxa. También se la llama
«Bienaventurada Virgen María», en línea con el texto evangélico
El nombre de María
Para los hebreos el nombre no era un simple apelativo; estaba íntimamente ligado a la persona.
Por ello usaban nombres que describirían la personalidad, el carácter; así, era muy usada la
expresión "su nombre será tal" cuando se quería designar una misión o carácter especial al niño
por nacer.
María es un nombre conocido en el Tanaj o Antiguo Testamento por haber sido nombre de la
hermana de Moisés y Aarón,13 originalmente escrito como Mīryam. La versión de los Setenta lo
menciona a partir de la forma aramea Mariám (Mαριαμ); el cambio en la primera vocal refleja la
pronunciación corriente, la del arameoque se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo.
Al igual que con los nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de
María no se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron puestos
como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego del Nuevo Testamento, en la
versión de los Setenta, el nombre usado era Mariám.14 María sería probablemente la forma
helenizada de la palabra.
Aunque en la Edad Media se le buscó significados más piadosos que exactos, bajo los actuales
descubrimientos arqueológicos, "Alteza" o "Ensalzada" son los significados más cercanos al nombre
de origen hebreo.
María es asimismo conocida como "Estrella de los Mares" o "Estrella del Mar" (Stella Maris). Dicho
nombre procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento, del primer Libro de los
Reyes 18:41-45.
María es mencionada por su nombre por primera vez, aunque de forma tangencial, al escribirse el
evangelio más antiguo, el Evangelio de Marcos.15 En el Evangelio de Mateo se la menciona con
motivo de la narración de la concepción milagrosa de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto.
Aquí el evangelista Mateo menciona que es María aquella de quien habló el profeta Isaías al decir:
«la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa:
"Dios con nosotros».16
El Evangelio de Lucas es el que más datos da sobre María, al desarrollar con más detalle los temas
de la infancia de Jesús, algunos de los cuales se amplían más abajo: la Anunciación, la Visita a
Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de Jesús en el Templo (aquí el anciano Simeón le
profetiza: «a ti misma una espada te atravesará el corazón»,17 aludiendo al dolor de María durante
la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su hallazgo en el templo. También es el evangelista
Lucas quien dice que María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.18 En el Evangelio
de Juan, Jesús hace su primer milagro a petición de ella, en Caná. Y en la cruz, la entrega como
madre al discípulo amado, y él es entregado a María como hijo (por estos hechos, las teologías
católica y ortodoxa destacan la intercesión de María ante su Hijo; y la proclamación simbólica de
María como «Madre de la Iglesia», es decir, «de todos los cristianos», figurados en la persona del
discípulo amado). También se la menciona en los Hechos de los Apóstoles19 como miembro
destacado de la comunidad cristiana primitiva.
Padres y familia
La tradición cristiana ha considerado a Joaquín y Ana como los progenitores de María. Estos
nombres están tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más
famosos y antiguos. Esta asunción ha sido punto de referencia para muchos datos piadosos sobre la
vida de la Virgen María.
No se tiene seguridad de si María tuvo hermanas. Aunque algunos toman por ciertos datos del
Evangelio de Juan y de Mateo quienes mencionan a una "hermana de su madre", la cual sería
María de Cleofás de acuerdo con Jerónimo.20 Por su parte, Hegesipo menciona a esta María como
esposa de Cleofás, hermano de José y por tanto concuñada de María: un matrimonio hebreo no
colocaría el mismo nombre a dos de sus hijas carnales.
En el Nuevo Testamento, algunos pasajes mencionan que Jesús tenía hermanos. En concreto, se
mencionan los hermanos 2 veces en el Evangelio de Mateo, 2 en el Evangelio de Marcos, 1 en
el Evangelio de Lucas y 2 en el Evangelio de Juan. La Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa,21 la Iglesia
copta[cita requerida] y la Comunión anglicana,22 basadas en el uso del lenguaje hebreo de aquella época
y en la tradición eclesial, interpretan este término como "parientes", y declaran que María
permaneció "siempre virgen".
Quienes aseguran que María tuvo otros hijos basan su argumentación en la interpretación literal de
los textos bíblicos en los que se habla expresamente de "hermanos de Jesús". En el idioma
arameo así también en el hebreo no existe un término para indicar primo o un familiar cercano.23
La Biblia de los Setenta, al traducir la Biblia del hebreo al griego, cada vez que encuentran el
término hermano ()בן, usan el término ἄδελφος, de manera que este término indica a parientes
incluso no muy cercanos. Así se comprende entonces que Asaía tuviera “doscientos veinte
hermanos” (1.ª Cró 15:6 –ver también Gén. 11:27; 12:5 y comparar con Gén. 13:8; 14:14,16).
Aunque en el idioma griego koiné sí existe el término ἀνέψιος para referirse a los primos, no
implica que su uso estuviera generalizado entre los hebreos.[cita requerida].
Matrimonio de María
Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran
se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien era carpintero.
Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José.
El Evangelio de Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en Lucas también
donde es llamada "llena de gracia", "bendita entre todas las mujeres", "madre del Señor". El
apelativo κεχαριτωμένη, que se lee kecharito̱ méni̱ y que es participio perfecto pasivo de χαριτον
(chariton), es traducido por las versiones protestantes como "muy favorecida", mientras que en las
católicas se suele traducir como "llena de gracia" (siguiendo el "gratia plena" de la Vulgata). La
Nueva Biblia de Jerusalén, por ejemplo, detalla en el Evangelio de Lucas (1,28) que este saludo en
forma literal significa: "tú que has estado y sigues estando llena del favor divino".24 Esto se debe a
que en griego un verbo factitivo como χαριτόω en perfecto indica completamiento del acto que
indica el verbo.
Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho
y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas
doncellas (na'arah); a partir de esa edad podían desposarse. El matrimonio judío tenía dos
momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la
novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era posterior. Si la novia no
había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda
parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la
casa de sus padres a la de él.
Anunciación
La presencia de María en los relatos bíblicos comienza con la narración de la aparición del ángel
Gabriel a María, según lo relata el evangelista Lucas.nota 1
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era
María. Y entrando el ángel, le dijo: «¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo.»
Lucas 1:26-28
Lucas puso empeño en anotar las reacciones de María ante las revelaciones divinas que se irán
sucediendo: su turbación25 y su dificultad,26 al igual que posteriormente mostraría su asombro ante
el oráculo de Simeón27 y su incomprensión de la palabra de Jesús en el templo.28 En presencia de
un misterio que rebasa su inteligencia, reflexiona sobre el mensaje (Lucas 1:29; Lucas 2:33), piensa
sin cesar en el acontecimiento y lo guarda en su corazón.2930
Desde el momento de la Anunciación, cuando el proyecto inicial de vida de María parece
trastocarse, comienza una secuencia de riesgos y de inseguridades señalada por los evangelios de
Lucas y de Mateo.31 La primera inseguridad se presenta en relación al origen de su concepción. En
efecto, la incertidumbre parece atacar el corazón de su prometido José, y lo conduce a su intención
de repudiar a María en secreto para no ponerla en evidencia.32 Así lo tiene planificado José cuando
Dios le hace conocer sus designios por un sueño: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a
María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»33 A partir de entonces,
José coparticipa de los riesgos que se presentan en la vida de María, como se detalla más adelante.
La visita de María a Isabel
Artículo principal: Magnificat (oración)
María, ya embarazada, visita luego a su prima Isabel, ya que el ángel Gabriel le había anunciado
que también ella, aunque ya anciana, estaba encinta, señal de que para Dios no hay imposibles.
Viaja María a una población de la montaña de Judea, que actualmente se conoce como la ciudad
de Ain Karim situada a seis kilómetros y medio al oeste de Jerusalén.
Al llegar María, el evangelio narra que el niño que tenía Isabel en su vientre dio un salto, que fue
interpretado como de alegría. Isabel reconoce luego a María como la "Madre de su Señor"34 y la
alaba. María responde a Isabel con un canto de alabanza, ahora llamado "Magnificat",35 inspirado
en el cántico de Ana,36 en varios salmos y en otros pasajes del Antiguo Testamento que,
seguramente, eran del conocimiento de María. El "Magnificat" incluye una profecía: "Todas las
generaciones me llamarán bienaventurada".37 La "Anunciación" y el "Magnificat" son, sin dudas, los
dos pasajes de los evangelios canónicos en que María explicita verbalmente con más detalle su
pensamiento, que no es otro que un anticipo de la misma vida y mensaje de Jesús.38
Nacimiento de Jesús
Pierre Mignard, La Virgen de las uvas.
Lucas, al narrar las circunstancias que rodean el nacimiento de Jesús, describe con sencillez el
riesgo que sigue impregnando la vida de María.31 Ante un edicto de César Augusto que ordena un
censo,39 José y María deben emprender la travesía desde Nazaret en Galilea hacia Belén en Judea,
cuando ella está por dar a luz.40 Como no hay sitio para hospedarse, debe dar a luz en un pesebre.41
El relato del evangelio de Lucas parece resaltar de forma creciente la fe de María, quien se fía de
Dios a pesar de no comprender plenamente lo que sucede: ella guarda "estas cosas" y las medita
en su corazón.42
María y una profecía de sufrimiento
Con motivo de la presentación de Jesús en el Templo para dar cumplimiento a la ley que ordena
que todo varón primogénito ha de ser consagrado al Señor,43 se produce un nuevo signo de
inseguridad para María. Un hombre justo y piadoso llamado Simeón, a quien le es revelado que no
verá la muerte antes de ver al Cristo, reconoce en el hijo de María la salvación, luz para iluminar a
los gentiles y gloria del pueblo de Dios, Israel.44 Pero a continuación, una profecía realizada por
Simeón atraviesa la figura de María:
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre:
«Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –– ¡y a ti
misma una espada te atravesará el alma! –– a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos
corazones.»
Lucas 2:33-35
María en el cristianismo
La imagen más antigua conocida de María, sosteniendo a Jesús niño. Datada del siglo II, 67 Catacumbas de
Priscila, Roma.
Orígenes Adamantius, de Alejandría, uno de los tres pilares de la teología cristiana, expresó lo
siguiente en el año 232 d.C.72
“María conservó su virginidad hasta el fin, para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la palabra no
conociera una relación sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo
y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los
hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno
atribuir a otra la primicia de la virginidad”
Orígenes73
Verónica de la Virgen (hacia 1405 o 1410), de Gonçal Peris (Museo de Bellas Artes de Valencia), vera icon de la
Virgen María basada en el retrato efectuado por san Lucas de la Virgen.
Como la doctrina de la Trinidad considera a Jesús una de las personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu
Santo), se le da a María el título de theotokos, 'Madre de Dios'. Isabel había dicho: «¡Feliz la que ha
creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). Aquí "el
Señor" es indudablemente Dios. Por lo tanto cuando a continuación la llama: "la madre de mi
Señor", la referencia es muy clara: la consideraba 'Madre de Dios'.
Según la teología ortodoxa y también católica, es correcto denominarla de esta forma pues Jesús
unía en una misma persona dos naturalezas (la humana y la divina), y cuando se habla de María
como Madre de Dios se refiere a María como madre de Jesús en toda su persona. La ortodoxia
encuentra correcto[cita requerida] el referirse a María como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y
Esposa del Espíritu Santo. Su razonamiento lógico es el siguiente; "Si Jesús es Dios y María es madre
de Jesús, entonces María es Madre de Dios". La encarnación significa que en un instante la segunda
Persona de la Trinidad, el Verbo, de naturaleza divina, asumió plenamente la naturaleza humana -
sin menoscabo de su condición divina- al ser concebido milagrosamente en María. Como fue
instantánea y esencial, María en ese momento empezó a ser madre de Jesús: hombre-Dios.
Para los cristianos, sobre todo en la teología católica, ortodoxa y anglicana, se ponen de manifiesto
un conjunto de "paradojas marianas" (recopiladas por Castán Lacoma) y solo contempladas en el
marco de la fe, pues forman parte del "misterio mismo de Dios, que quiso hacerse niño", y depositó
en María gracias extraordinarias en orden a su maternidad. Por ser la madre de Cristo –
considerado el Verbo encarnado, Dios mismo–, María es:
Cuestiones teológicas
Mientras con el transcurso del tiempo la Reforma se alejaba de
Lutero y Calvino, y disminuía la posición de María, en el
catolicismo ésta posición se mantenía. El pasaje del evangelio
según San Juan 19:27 ha dado lugar a interpretaciones que aún
hoy no concuerdan: Muchas versiones traducen: “Y desde
aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa”. Mientras
que otras [como Sagradas Escrituras (1569) y Reina Valera
(1909)] traducen: “Y desde aquella hora el discípulo la recibió
consigo”.
Según el catolicismo, la diferencia de lo que se transmite no es
menor, ya que "para Jesús era el momento más trascendental
de toda su existencia terrenal". Para saber si estaba dejando a
su madre al cuidado de su amado discípulo Juan, es
conveniente verificar el texto original (griego):
καὶ ἀπ’ ἐκείνης τῆς ὥρας [y desde aquella hora]
ἔλαβεν ὁ μαθητὴς αὐτὴν εἰς τὰ ἴδια [(aquél discípulo la tomó a
su propiedad)77]
En cualquier caso se traduce al español como: “y desde aquella
hora el discípulo la tomó como propia” (es decir, como su
propia madre).
En 1854, se produjo la proclamación, por parte del papa Pío
IX del dogma de la Inmaculada Concepción: María fue liberada
del pecado original en su propia concepción, de manera que
vivió una vida completamente sin pecado, cuestión que
tampoco es aceptada por los protestantes. Por tanto, la Iglesia
Católica considera dogma de fe que "la Santísima Virgen, en el
primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio
concedido por Dios omnipotente, en previsión de los méritos de
Jesucristo Salvador del género humano, fue preservada inmune
de toda mancha de pecado original".
Por medio de la Constitución Apostólica "Munificentíssimus
Deus", el papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de la
Virgen el 1 de noviembre de 1950:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de
invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios
omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar
benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los
siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para
aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para
gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de
nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles
Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos
y definimos ser dogma divinamente revelado que La
Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María,
terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en
cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Al definir este dogma, Pío XII no hizo más que definir
solemnemente lo que los fieles siempre habían creído, es decir
que la carne de la mujer que había dado carne al Hijo de Dios
escapó a la corrupción de la carne humana. Las
confesiones protestantes niegan esta proposición.
María en las Iglesias reformadas
Las iglesias reformadas interpretan el papel de Maria, y de
todos los personajes y acontecimientos bíblicos de su época,
sólo según lo dicen las Escrituras, usando la hermenéutica
bíblica para la fiel interpretación de sus textos. La Biblia dice lo
que significa y significa lo que dice. Acepta la concepción
milagrosa de Jesús por obra del Espíritu Santo como una verdad
bíblica, pero además, cuando las Escrituras se refieren a los
"hermanos de Jesús", o cuando el apóstol Pablo escribe
"Santiago el Menor, el hermano del Señor", lo interpretan
literalmente, por lo que niegan la virginidad perpetua de María.
En el pasaje bíblico de (Mateo 13:55-56) La gente de Galilea al
ver los milagros de Jesús se sorprendían y se preguntaban quién
era, e intentando identificar su familia directa, mencionan a su
padre por el oficio, luego a su madre María y siguen con los
nombres de sus cuatro hermanos Jacobo, José, Simón, Judas y
también mencionan que tuvo hermanas. Si bien la Biblia en
muchas ocasiones utiliza la palabra hermanos para referirse a
parientes, como en cierto sentido lo hacemos en la actualidad.
Aunque el contexto sugiere lo anterior, y sabiendo que se
estaba en una comunidad judía, las Iglesias Reformadas lo
interpretan como si fuere la familia directa de Jesús.
Por otro lado, Martín Lutero dijo entre otras cosas:
María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros
aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo...
Si Él es nuestro, debiéramos estar en su lugar; ya que
donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo
que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también
nuestra madre.
Sermón, Navidad, 1529
Apariciones de María
Véase también: Aparición mariana
Virgen de Guadalupe.
España (Reina de la Hispanidad)
Virgen de Coromoto.
Venezuela
Virgen de Fátima.
Cova da Iria, Portugal
Virgen de Lourdes.
Francia
Virgen de Umbe.
Lauquíniz, España
Virgen de Chandavila.
La Codosera, España
Virgen de la Caridad del Cobre.
Cuba
Virgen de la Candelaria.
Islas Canarias, España
Virgen de Lujan.
Argentina
María en el Islam
En el Islam se llama Maryam bint ʿImran ()مريم بنت عمران, esto es,
María hija de ʿImran (Joaquín en el cristianismo), y de Hannā
ّ Ana), o también Maryam bint Dāwud (María hija de David),
(حنـا
por proceder del linaje del rey David según la tradición. Es
considerada ejemplo de mujer virtuosa y tiene tanta relevancia
como su hijo Jesús (ʿIsà )عيىس, a cuyo nombre se añade casi
siempre el laqab o filiación "ibn Maryam" ()بن مريم, esto es, "hijo
de María". A María está dedicada una de las azoras o capítulos
del Corán, la que lleva por título آل عمرانĀl ʿImrān, esto es, la
familia de Imran.
También el Corán 19:28 describe a María como hermana
de Aarón, que es el hermano de Moisés. Asimismo el Evangelio,
según Lucas 1:5, establece la relación genealógica entre Aarón y
otra mujer relacionada con María; se trata de Isabel (madre de
Juan, el Bautista) a la que describe como descendiente de
Aarón (Lc 1:15) y parienta de María (Lc 1:36). Según el Éxodo
6:20 Aarón es hijo de Amram y de Iojebed. Así, según el Corán
María es hija de 'Imran y hermana de Aarón, y según el libro del
Éxodo Aarón es hijo de Amrán, por lo que la María está ligada al
personaje que el Corán llama Imran y que la Biblia llama Amrán,
y por tanto a Iojebed y a Moisés.
Según el Corán, la madre de María esperaba tener un hijo varón
a quien dedicar al servicio del Templo, siguiendo la tradición
familiar. Dio a luz a una niña, en quien sin embargo se cumpliría
la tradición, pues fue asignada al servicio sagrado. Fue confiada
a la tutela del profeta Zacarías (necesariamente un personaje
distinto al Zacarías bíblico), quien se sorprendía, al visitar a su
ahijada en el oratorio en el que esta se encontraba retirada, de
que siempre contara con alimentos que le eran enviados por
Dios.
Como en la tradición cristiana, a María le fue anunciada la
concepción sobrenatural de Jesús por un ángel. El Coráninsiste,
sin embargo, en que aunque tuvo un hijo por voluntad de Dios
sin la intervención de un varón, Jesús no era en modo alguno un
hijo del ser supremo. En el Corán no existe José: María dio a luz
sola en el desierto, al que se había retirado con este propósito y
en el que se alimentaba de dátiles y del agua de un riachuelo
colocados allí por Dios. El hijo, por su parte, tiene en el Islam la
consideración de profeta o enviado de Dios (véase el epígrafe
"Jesús en el Islam" en Jesús de Nazaret).
María tiene en el Islam la envergadura espiritual de un profeta,
sin serlo. En el Corán, el mayor error de los judíos en lo que a
Jesús y María se refiere no es, como asumen los cristianos, el
supuesto hecho de haber matado al hijo (cosa que, por otra
parte, la tradición islámica niega que hicieran), sino el hecho de
haber menospreciado y dudado de la virtud de la madre.
Una tradición atribuye a Mahoma el dicho de que cinco son las
mujeres más destacadas ante Dios: Asia, esposa del faraón, que
cuidó de Moisés y que creía en la palabra eterna de Dios pese a
la opresión de su esposo y de su entorno; María, la madre de
Jesús; Jadiya, la primera esposa de Mahoma, que fue la primera
creyente y lo apoyó en las épocas más difíciles de adversidad,
su otra esposa Aisha, y Fátima, su hija menor y madre de sus
nietos, los imanes Hasan y Husain.
Repercusión de María en el mundo actual
En 1999, una investigación realizada por el periódico
británico The Guardian en la que se efectuó un análisis
computarizado del inventario de libros de la Biblioteca del
Congreso de Estados Unidos con sede en Washington, D.C.,
concluyó que «si la celebridad de un individuo consiste en que
se escriba un libro sobre él, [...] Jesucristo es aún el personaje
que goza de más fama en el mundo actual». En efecto, se
contabilizaron 17.239 obras acerca de Jesús, casi el doble que
de William Shakespeare, quien alcanza el segundo lugar. La
Virgen María alcanza el 7.° lugar, siendo la única mujer que se
ubica en uno de los 30 primeros puestos. Con los 3.595 libros
dedicados a ella, supera en casi 5 veces a su inmediata
seguidora, Juana de Arco.84
Véase también
Reina de los Cielos Salve Regina
Theotokos Salve Marinera
Inmaculada Concepción Regina Caeli
Advocación mariana Rosario
Advocaciones de La Virgen Letanías lauretanas
Ángelus Anexo:Imágenes ortodoxos de la Virgen María
Magníficat (oración) Historia de José el carpintero
Notas
1. ↑ Según la versión de la Biblia de las Américas. Las
traducciones tradicionales utilizaban el término "llena de
gracia" (gratia plena).
Referencias
1. ↑ Meier, John P. (1998). Un judío marginal. Nueva visión del
Jesús histórico. Tomo I: Las raíces del problema y la persona.
Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino. p. 303-304. ISBN 84-
8169-203-4.
2. ↑[http://www.christusrex.org/www1/ofm/mag/TSmgesA3.
html
Archivado el 4 de junio de 2011 en la Wayback
Machine. Séforis, la patria de Santa Ana]
3. ↑ Juan Luis Bastero, Vida de María, Rialp, Madrid 2014
4. ↑ Grün, Anselm; Reitz, Petra (2010). Las fiestas
marianas (1ª edición). Bogotá: San Pablo. ISBN 978-958-715-414-
6. Consultado el 8 de enero de 2016.
5. ↑ Cerbelaud,Dominique (2003). Marie, un parcours
dogmatique. Cogitatio Fidei 232. París: Cerf. ISBN 2-204-07253-2.
«Epístola a los gálatas 4, 4: "[...] envió Dios a su Hijo, nacido
de mujer [...]" (gr. genomenon ek gynaikos)».
6. ↑ Lucas 1:26-38; Lucas 2:1-19
7. ↑ Saltar a:a b Juan 19:25-27
8. ↑ Hechos 1:14
9. ↑ Saltar a:a b de Fiores, Stefano (2002). María, Madre de
Jesús. Síntesis histórico-salvífica. Salamanca: Secretariado
Trinitario. ISBN 84-88643-86-1.
10. ↑ Mateo 1:18
11. ↑ Lucas 1:27
12. ↑ Saltar a:a b Juan 2:1-11
13. ↑ Exodo 15:20)
14. ↑ Mateo 13:55, Lucas 1:27, Lucas 30:34
15. ↑ Marcos 6:3
16. ↑ Mateo 1:23,Isaias 7:14
17. ↑ Lucas 2:35
18. ↑ Lucas 2:19
19. ↑ Hechos 1:14
20. ↑ «CHURCH FATHERS: The Perpetual Virginity of Mary
(Jerome)». www.newadvent.org.
21. ↑ «An Orthodox View of the Virgin Mary». Consultado el 9
de diciembre de 2016.
22. ↑ Bernard, John Henry (1928). A Critical and Exegetical
Commentary on the Gospel According to St. John. vol. I.
Edimburgo: A. H. McNeile. p. 85.El obispo anglicano Bernard
sostuvo: «Resulta difícil entender que la doctrina de la
virginidad de María hubiera podido desarrollarse a
comienzos del siglo II si sus cuatro hijos, que serían bien
conocidos, ocupaban puestos destacados en la comunidad
cristiana, siendo además uno de ellos obispo de Jerusalén».
23. ↑ «Brethren of the Lord» (en inglés). Archivado desde el
original el 18 de marzo de 2013. Consultado el 10 de
diciembre de 2016.
24. ↑ AA.VV., Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer,
Bilbao 1998, p. 1492
25. ↑ Lucas 1:29
26. ↑ Lucas 1:34
27. ↑ Lucas 2:33
28. ↑ Lucas 2:50
29. ↑ Lucas 2:29, Lucas 2:33
30. ↑ Léon-Dufour, Xavier (2001). Vocabulario de Teología
Bíblica, 18a. edición. Biblioteca Herder (Barcelona). pp. 508-
513. ISBN 9788425408090.
31. ↑ Saltar a:a b c Asiaín, Justo (1980). Inseguridad, riesgo y paz
en la vida y el mensaje de Jesús. Buenos Aires (Argentina):
Ediciones Carlos Lohlé.
32. ↑ Mateo 1:18-19
33. ↑ Mateo 1:20-21
34. ↑ Lucas 1:43
35. ↑ Lucas 1:46-51
36. ↑ 1 Samuel 2:1-10
37. ↑ Lucas 1,48
38. ↑ Saltar a:a b Cabodevilla, José María (1984). Las formas de
felicidad son ocho. Comentario a las bienaventuranzas.
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Sede, ante la Congregación para la Doctrina de la Fe,
constituyó una Comisión internacional centrada en el
estudio del fenómeno de Medjugorje, según comunicado de
la Oficina de información de la Santa Sede del 17 de marzo
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(theoblogoumena) (en inglés). 6 de agosto de 2007.
Consultado el 18 de mayo de 2012. «This papyrus fragment
is a prayer to the Theotokos written about 250 A.D., per
papyrologists who have examined the handwriting style.
(Theotokos means "God-bearer," a term for Mary that was
formally affirmed at the Third Ecumenical Council held at
Ephesus in 431.) Some initially placed the papyrus in the
fourth or fifth century (the John Rylands Library description
below lists it as 3rd - 4th century), perhaps because they
didn't think that Christians would have been praying to the
Theotokos that early. If the early dating is correct, this
prayer must have already been part of the Church's services
or prayers, showing that petitions and prayers to the
Theotokos and the Saints go back to the early days of the
Church, perhaps to the second century.»
83. ↑ John Rylands University Library. «Christian
Prayer». Rylands Papyri Collection (The University of
Manchester, U.K.) (en inglés). Consultado el 18 de mayo de
2012. «This fragment was probably a private copy of a
prayer addressed to the Virgin Mary. It is written in brown
ink. The verso is blank. Lines 4-9: "Mother of God [hear] my
supplications: suffer us not [to be] in adversity, but deliver
us from danger. Thou alone....".»
84. ↑ Kettle, Martin (14 de septiembre de 1999). «When fame
is an open book» (en inglés). The Guardian. Consultado el 3
de marzo de 2011.
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La Gran Promesa
Mas de cuarenta siglos habían pasado desde que Dios Nuestro Señor, a raíz de la caída original y en
la misma hora que fulminaba su castigo sobre los culpables, dejó brillar, en medio de su enojo, un
rayo de luz y de esperanza, precursor de su inmensa misericordia.
Al tocar el turno a la serpiente tentadora, es decir al diablo, le dijo Dios: "Enemistades pondré entre
ti y la mujer, entre tu posteridad y la suya: Ella quebrantará tu cabeza y tú morderás su talón".
(Gen. 3, 15).
La Tradición cristiana ha visto siempre en esas palabras, la gran promesa del Redentor futuro y de
su completa redención o victoria sobre el pecado y el demonio.
La Promesa divina se cumplió, más de dos mil años. Llegada, en efecto según el plan divino, la
plenitud de los tiempos, como aurora divina de redención apareció María Inmaculada y llena de
gracia, de la cual nació a su tiempo el divino Sol de Justicia, Cristo Jesús, nuestro Redentor, el
prometido Triunfador invicto del demonio, del pecado y de la muerte.
El Nacimiento
María Santísima, hija de San Joaquín y Santa Ana por especial favor de Dios, nació en Jerusalén, y
cuando tuvo tres años fue llevada por sus padres al templo de esa ciudad para ser presentada al
Señor y entregada a su servicio, viniendo a ser entre todas las doncellas el mayor ejemplo de santidad
y modestia. La Iglesia celebra el 21 de Noviembre la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo.
Allí la Niña María aprendió a hilar lana y lino, a labrar las vestiduras sacerdotales y demás objetos
para el culto santo; leía con suma atención las divinas escrituras y con encendido amor, aunque sin
ninguna ceremonia exterior hizo voto perpetuo de guardar su pureza virginal. En ese entonces debía
tener ya más de doce años, pues en esta edad era cuando se permitía a las jóvenes judías hacer votos
valederos.
Sabemos por la revelación y el magisterio de la Iglesia, que en Ella, la gracia divina se adelantó a la
naturaleza viciada; que ningún hálito impuro la contaminó jamás; que sola Ella, entre todas las hijas
de Adán, por un milagro de preservación redentora, fue preservada del universal contagio del pecado
original; Dios pareció haber agotado los tesoros inmensos de su omnipotencia, para embellecer y
santificar su alma; y que la fidelidad perfecta de la Virgen, correspondiendo con exacta cooperación
a los continuos llamamientos de la gracia, acumuló en sí méritos sobrenaturales sobre toda otra
humana medida e hizo de Ella la más bella, la más sublime y santa entre todas las puras criaturas
salidas de las manos del Creador.
Los Desposorios
Dos años después de muertos sus padres y siendo ya de catorce años, quisieron los sumos sacerdotes
que tomase esposo, más Ella rehusó esto terminantemente por su amor a la pureza y promesa
virginal; pero por providencial manifestación de Dios aceptó, previo voto mutuo de castidad, a San
José por compañero, con el cual se desposó y se fue a vivir a Nazaret, pequeña aldea donde se
ejercitó en la oración y la contemplación.
El día menos pensado, estando la Santísima Virgen en oración, se le presentó el arcángel San Gabriel
y le anunció que Ella concebiría en su seno al Hijo del Altísimo, que iba a hacerse hombre, sin dejar
de ser Dios para redimir a la humanidad; y que esto se haría maravillosamente suministrando su
purísima sangre en su propio seno al Espíritu Santo obrador del prodigio.
Luego le reveló, como para confirmar la divina encarnación, que Isabel su prima, había concebido un
niño, que sería precursor del Verbo humanado; entonces la Santísima Virgen determinó ir a visitar a
Santa Isabel, guardando grande reserva de lo que pasaba; mas en aquel venturoso día ---que
llamamos de la Visitación---, al ver Santa Isabel a María Santísima, exclamó: "¿De dónde a mí que la
madre de mi Señor venga a visitarme?" No pudo María dejar de bendecir a Dios en tal momento y
prorrumpió en admirable cántico de alabanzas a Dios, de sentida expresión de humildad y de
reconocimiento, que denominamos el himno del Magníficat.
El Nacimiento de Jesús
Antes del Nacimiento del Bautista, María regreso a Nazaret, donde vivía con humildad, recogimiento
y oración. Tuvo luego que ir San José a la ciudad de Belén, patria del profeta David, a cumplir con el
empadronamiento ordenado por edicto imperial; en tal viaje acompañó al esposo la Santísima
Virgen, cuidándose más de pensar en que todo lo ordena la divina providencia, que en la fecha en
que pudiera ser el alumbramiento. Habiendo arribado a Belén, hallándose como perdidos en medio
de las multitudes que habían llegado de todas partes para hacerse inscribir; en vano buscaron asilo
para pasar la noche, pues ninguno les abrió, tanto por ser desconocidos y pobres, como por estar ya
todo ocupado.
Tuvieron que albergarse en un mezquino establo, refugio de pastorcitos y rebaños. Allí, hacia la
media noche, el Verbo encarnado sale milagrosamente del seno de María, ésta lo toma en sus brazos,
lo adora, lo envuelve en humildes pañales y coloca sobre unas pajas del pesebre; tal es el nacimiento
del divino Infante, cual pasa el rayo de luz por un purísimo cristal.
Por este tiempo, a los 40 días, la Santísima Virgen se presentó, sin estar obligada, al templo de
Jerusalén a la ceremonia legal de la Purificación y a ofrecer la oblación del caso. ¡Qué humildad y
obediencia!. Y allí oyó las amargas profecías de Simeón el anciano.
Vida en Nazaret
Estando aún la Sagrada Familia en Belén, una noche un ángel del Señor ordenó a San José que tomara
a Jesús y con la Santa Madre y huyeran a Egipto porque Herodes buscaba al Niño para darle muerte.
¡Qué afán! Mas qué obediencia y prontitud en emprender aquella huída. Años después por aviso
Angélico volvieron a Nazaret.
Siendo el Niño de doce años, fue llevado por sus padres al templo de Jerusalén en cumplimiento de
prescripciones santas de asistir a los sacrificios y oír explicar la Sagrada Escritura; mas por la
imprevista quedada del Niño Jesús en el templo, ---que ellos juzgaron que se les había perdido---,
¡Cuánto sufrimiento hasta encontrarlo!. Estaba en medio de los doctores, oyéndolos y
enseñándoles...
En Nazaret continuó la Sagrada Familia la oscura y humilde vida: allí crecía el Niño en edad, santidad
y ciencia a vista de todos; allí aumentaba a diario la perfección de María y tuvo la pena de ver morir
a San José, a quién asistieron con Jesús en su último instante de vida humana; de allí salió a los 30
años de edad, Jesús divino Maestro, a emprender la vida en público, de enseñanzas, predicación,
beneficios y continuo sacrificarse hasta la muerte.
2º En la Calle de la Amargura
Acompañada por San Juan y por las piadosas mujeres, María quiso salir al encuentro de su divino
hijo. El lugar del suplicio no es ciertamente un sitio adecuado para una madre.
Bien sabía Ella que no habría podido prestar ningún socorro a su Hijo pues los verdugos, según la ley,
se lo habrían impedido. Sabía muy bien, además, que con su presencia, lejos de disminuir el dolor
del Salvador, no haría más que aumentarlo. Esto no obstante, su deber, su calidad de Corredentora,
no le permitía estar ausente; impulsada por el deber, se dirigió Ella también hacia el Calvario, al
encuentro de su Hijo.
Una antigua tradición nos cuenta que la Virgen en vez de agregarse a la multitud tumultuosa que
seguía al condenado, tomó un atajo a fin de encontrarse con su Hijo, quizás junto a la puerta por la
cual habría debido pasar para dirigirse al Calvario y se encontró de hecho con Él, pero, a causa de los
esbirros y de la plebe no hubo ni pudo haber otra cosa, entre Ella y Él, que un rápido cambio de
miradas y de afectos, sintetizando en dos palabras pronunciadas más con el corazón que con los
labios: "Madre mía, Hijo mío". Cuánto pesar y compasión no se expresarían mutuamente. Cuántas
cosas no se dirían en estas dos palabras.