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INTRODUCCIÓN
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ÍNDICE
CARATULA
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE
DEFINICIÓN DE CÁNCER…………………………………………………………. 04
DEFINICIÓN DE QUIMIOTERAPIA……………………………………………….. 04
DEFINICIÓN DE RADIOTERAPIA………………………………………………… 04
CÁNCER AL ESTOMAGO………………………………………………………… 11
CÁNCER DE MAMA……………………………………………………………….. 14
CÁNCER PRÓSTATA……………………………………………………………… 20
CÁNCER COLON………………………………………………………………….. 24
LEUCEMIA………………………………………………………………………….. 31
CONCLUSIÓN………………………………………………………………………. 35
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DEFINICIÓN DE CÁNCER
DEFINICIÓN DE QUIMIOTERAPIA
La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las células cancerosas.
Actúa evitando que las células cancerosas crezcan y se dividan en más células.
Debido a que las células cancerosas en general crecen y se dividen más rápido
que las células sanas, la quimioterapia las destruye más rápido que a la mayoría
de las células sanas.
DEFINICIÓN DE RADIOTERAPIA
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CÁNCER EN PERÚ:
EL 85% DE CASOS SE DETECTAN EN ESTADÍOS AVANZADOS
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CÁNCER CUELLO UTERINO
El cérvix o cuello uterino es la parte más baja del útero, es el lugar en donde crece
el bebé durante el embarazo. El cáncer de cuello uterino es causado por un virus
llamado virus del papiloma humano (VPH). Este virus se contagia por contacto
sexual. El cuerpo de la mayoría de las mujeres es capaz de combatir la infección
de VPH. Pero algunas veces, el virus conduce a un cáncer. Las mujeres que tienen
mayor riesgo son las que fuman, las que han tenido muchos hijos, las que han
utilizado pastillas anticonceptivas por mucho tiempo o las que tienen una infección
por VIH.
Es posible que en un principio, el cáncer de cuello uterino no cause síntomas, pero
más adelante puede haber dolor en la pelvis o sangrado vaginal. Suele tomar varios
años para que las células normales del cuello uterino se conviertan en células
cancerosas. El médico puede encontrar células anormales haciendo una citología
vaginal o Papanicolau (Pap) al examinar las células del cuello uterino. También,
puede pedirle que se realice un examen de VPH. Si los resultados son anormales,
usted necesitará una biopsia u otros exámenes. Hacerse exámenes con
regularidad, permitirá a su doctor encontrar y tratar cualquier problema antes que
se convierta en cáncer.
El tratamiento puede incluir cirugía, terapia de radiación, quimioterapia o una
combinación de estos. El tratamiento dependerá del tamaño del tumor, si el cáncer
se ha propagado o si usted quisiera quedar embarazada más adelante.
Las vacunas pueden proteger contra varios tipos de VPH, incluyendo algunos que
causan cáncer.
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Sangrado vaginal anormal, tal como sangrado después de sostener
relaciones sexuales (coito vaginal), sangrado después de la menopausia,
sangrado y manchado entre periodos y periodos menstruales que duran
más tiempo o con sangrado más profuso de lo usual. El sangrado después
de una ducha vaginal o después del examen pélvico es un síntoma común
del cáncer de cuello uterino, pero no de precáncer.
Una secreción vaginal inusual (la secreción puede contener algo de sangre
y se puede presentar entre sus periodos o después de la menopausia).
Dolor durante las relaciones sexuales (coito vaginal).
Estas señales y síntomas también pueden ser causados por otras condiciones
que no son cáncer de cuello uterino. Por ejemplo, una infección puede causar
dolor o sangrado. Aun así, si usted presenta cualquiera de estos problemas,
debe consultar inmediatamente a su médico (aunque se haya estado haciendo
regularmente las pruebas de Papanicolaou). Si es una infección, necesitará
tratamiento. De ser cáncer, ignorar los síntomas puede permitir que el cáncer
progrese a una etapa más avanzada y que se reduzcan sus probabilidades de
un tratamiento eficaz.
Lo mejor es que no espere a que aparezcan los síntomas. Hágase
regularmente las pruebas.
Causas
Existen algunos factores de riesgo que están relacionados con la incidencia del
cáncer de cuello de útero. El más importante que participa en el desarrollo de
lesiones premalignas es la infección por papiloma virus o virus del papiloma
humano (VPH). Tal y como señalan desde SEOM, el VPH está presente en el
99 por ciento de los casos de cáncer de cérvix.
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Mujeres que tienen el sistema inmunológico debilitado por el uso de
medicamentos utilizados en otras patologías, así como el tratamiento para
el VIH u otros tipos de cáncer.
Mujeres con herpes genital.
Utilizar anticonceptivos orales aumenta las probabilidades de desarrollar
cáncer de cuello de útero.
Prevención
Prevenir este tipo de cáncer es posible a través de la detección precoz de
alteraciones celulares en la citología y administrando la vacuna contra el VPH.
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Tipos
Dependiendo del origen del tumor existen dos tipos de cáncer de cérvix:
Carcinoma epidermoide: Localizado en el ectrocérvix y el fondo de la
vagina. Este tipo se da en el 85 por ciento de los casos.
Adenocarcinoma: Se origina en las células situadas en el canal cervical, en
el interior del cuello del útero. Aparece en el 15 por ciento de las situaciones.
Tratamientos
Según la oncóloga Isabel Bover, la elección del tratamiento dependerá del
tamaño del tumor, de la localización, del estado del paciente y de si quiere tener
hijos.
Las opciones actuales son la cirugía y la radioterapia y, en algunas ocasiones,
la quimioterapia. “La decisión sobre el tratamiento suele decidirse por consenso
entre especialistas (ginecólogo, radioterapeuta y oncólogo médico)”, señala
Bover. “La cirugía y la radioterapia son tratamientos locales que sólo afectan al
área del tumor, mientras que la quimioterapia afecta a todo el cuerpo”.
Cirugía
Dependiendo del estadio de la enfermedad y de la extensión del tumor el
especialista puede extirpar sólo el tejido maligno, el cuello cervical completo, el
útero (preservando o no los ovarios y las trompas) y los ganglios linfáticos
regionales.
Los tipos de cirugía que se pueden realizar según especifican desde SEOM
son:
Conización: Este método es una biopsia en cono que se realiza si el cáncer
es microinvasivo.
Radioterapia
La radioterapia puede utilizarse sola, como tratamiento único antes de la cirugía
o en combinación de quimioterapia.
Este tipo de tratamiento puede tener efectos secundarios en la mujer y
dependen de la dosis y de la parte del cuerpo donde se administre. Los más
comunes son cansancio, piel seca o enrojecida, pérdida de apetito, náuseas,
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vómitos, molestias urinarias y diarrea. Estos efectos suelen desaparecer una
vez que el tratamiento ha finalizado.
“Durante el tratamiento es aconsejable evitar las relaciones sexuales que
se pueden reanudar transcurridas unas semanas desde que ha finalizado el
tratamiento”, especifica Bover.
Quimioterapia
Suele administrarse para eliminar las células malignas por vía intravenosa para
que se traslade al torrente sanguíneo con la finalidad de destruir las células que
pudieran quedar tras la cirugía o radioterapia.
Los efectos secundarios más comunes son náuseas, vómitos, diarrea, fatiga,
pérdida de apetito, leucocitos o hemoglobina bajos, sangrado o hematomas,
adormecimiento o cosquilleo en manos y pies, dolor de cabeza, pérdida del
cabello y oscurecimiento de la piel y las uñas. Estos síntomas no aparecen de
forma simultánea y suelen desaparecer al finalizar la terapia.
Otros posibles efectos son que la paciente puede tener imposibilidad para
quedarse embarazada y menopausia prematura.
Tratamiento en mujeres embarazadas
En estas situaciones conviene estudiar empezar el tratamiento una vez que
ha nacido el bebé. Desde SEOM indican que el tratamiento del tumor y el
momento para efectuarlo dependerán del estadio de la enfermedad, la fase del
embarazo y los deseos de la futura madre.
CÁNCER AL ESTOMAGO
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Factores nutricionales: Seguir una dieta muy rica en productos
salazonados y ahumados, frecuente en Japón y China, baja en frutas y
verduras frescas o con altas concentraciones de nitratos en los alimentos
puede incrementar el riesgo de tener cáncer gástrico.
Factores ambientales: Preparar mal los alimentos, la falta de refrigeración
o el agua en mal estado, también aumentan las oportunidades de que
aparezca esta patología.
Consumir tabaco.
Algunas enfermedades: Existen determinadas patologías y circunstancias
que aumentan el riesgo de desarrollar este cáncer. Las personas que han
tenido previamente una cirugía gástrica podrían desarrollarlo si han
transcurrido entre 10 y 15 años desde que se operó el paciente; una gastritis
crónica atrófica puede ir degenerando hasta formar un cáncer; la anemia
perniciosa, los pólipos gástricos o la infección por H. Pylori. No obstante,
aunque esta la infección por H. Pylori aumenta el riesgo, la mayoría de los
pacientes infectados no desarrollarán cáncer.
Síntomas
En la mayoría de los casos, el cáncer gástrico permanece asintomático
hasta que el paciente está en una fase avanzada de la enfermedad.
Según SEOM, los síntomas que refiere el paciente al médico suelen ser vagos
e inespecíficos y coincidir con síntomas de otras patologías como la úlcera
gástrica. Las manifestaciones más frecuentes son pérdida de peso y de
apetito, dolor abdominal, cambios del ritmo intestinal o hemorragias que
pueden llegar a provocar anemia. Además, algunos pacientes también pueden
tener náuseas y vómitos, sensación de estar lleno después de comer muy
poco, cansancio
Durante la exploración física el médico puede notar síntomas como nódulos
palpables, masas, empastamiento en el abdomen o el aumento del tamaño de
algún órgano, entre otros.
Prevención
A día de hoy no existe evidencia científica suficiente para recomendar el
cribado mediante endoscopias en la población sana de los países
occidentales, donde el cáncer gástrico no es muy frecuente. Entre las
estrategias para evitar que se produzca el cáncer de estómago SEOM insiste
en la importancia de:
Consumir gran cantidad de vegetales y frutas frescas, pilares de la dieta
mediterránea, y reducir los salazones y ahumados.
Conservar correctamente los alimentos.
No fumar.
Evitar la obesidad, mantener un peso corporal normal y practicar ejercicio
físico disminuye el riesgo de cáncer.
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Tipos
Más del 95 por ciento de los cánceres de estómago son adenocarcinomas,
un tipo de tumor que surge por el crecimiento descontrolado de las células de
las glándulas de la mucosa. Dentro del adenocarcinoma existen dos subtipos:
intestinal y difuso.
Otros tipos de cáncer gástrico menos frecuentes son los sarcomas, los
melanomas, los linfomas y los tumores del estroma gastrointestinal.
Diagnóstico
En algunos países donde el cáncer de estómago es muy frecuente, como
Japón, se realizan pruebas (gastroscopia) para conseguir el diagnóstico
precoz. Sin embargo, tal y como explican desde SEOM, hasta el momento en
los países occidentales, no se ha demostrado que las exploraciones que se
realizan de forma rutinaria en personas asintomáticas aumenten la
supervivencia del cáncer gástrico.
El primer paso que deben dar los pacientes para diagnosticar esta patología es
realizar una historia clínica acompañado de la exploración física, una
analítica, pruebas radiológicas y, en la mayoría de los casos, una gastroscopia
Análisis de sangre
Las analíticas son importantes porque aportarán información sobre si el
paciente tiene anemia y puede orientar al especialista sobre la situación de la
función de algunos órganos, principalmente el hígado y el riñón.
Por otro lado, en los resultados aparecerán los marcadores tumorales, unos
indicadores que apuntan hacia la existencia de cáncer, aunque en algunos
casos los marcadores pueden estar altos por causas no tumorales.
Endoscopia digestiva alta
En esta prueba el médico introduce por la boca el gastroscopio, un aparato que
tiene una luz al final y que permite visualizar el interior del aparato digestivo. El
gastroscopio tiene una pinza en el extremo interno que permite tomar biopsias.
Exploraciones radiológicas
Las pruebas radiológicas permiten obtener más información sobre el cáncer,
como por ejemplo su extensión. Las más utilizadas son:
Radiografía de tórax: Puede ser sustituida por un escáner torácico.
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Tratamientos
Según señalan desde SEOM, la elección de la terapia adecuada depende
de diferentes factores: edad, estado general del paciente, situación nutricional
y la existencia de otras patologías importantes, como enfermedades del
corazón.
Además, los médicos deben tener en cuenta las circunstancias del tumor: zona
del estómago donde está localizado el cáncer, estadio de la enfermedad y el
tipo de tumor, así como a eficacia del tratamiento.
En la mayoría de los casos el tratamiento requiere un abordaje multidisciplinar
en el que participen profesionales de diferentes especialidades.
Las tres terapias fundamentales son la cirugía, la quimioterapia y la
radioterapia. En algunos pacientes el tratamiento consistirá únicamente
manifestaciones como el dolor.
Aunque depende del paciente, el protocolo que se suele seguir es, en primer
lugar, extirpar el tumor primario si no existen metástasis a distancia.
Dependiendo de la extensión del tumor, el especialista administrará
quimioterapia complementaria con o sin radioterapia.
En las circunstancias en las que haya metástasis, el tratamiento de elección es
la quimioterapia. Dependiendo del paciente el oncólogo también incluirá el
tratamiento con radioterapia y/o cirugía.
Otros datos
Incidencia
El cáncer de estómago es el quinto tumor más frecuente en el mundo. Sin
embargo, su presencia varía mucho según la localización geográfica. De hecho,
más de la mitad de los casos se encuentran en Japón y China. Otros países
donde es frecuente es Sudamérica, Europa del Este y algunos países de
Oriente Medio.
En Europa, Estados Unidos, Australia y África es poco frecuente aunque
su incidencia está aumentando en los últimos años.
El riesgo de desarrollarlo aumenta a partir de los 50 años y es más frecuente
en hombres que en mujeres.
CÁNCER DE MAMA
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tejido adiposo en el que también se ubican los vasos sanguíneos y linfáticos, que
van a los ganglios linfáticos. Estos ganglios son los responsables de protección
frente a las bacterias, las células tumorales y otras sustancias nocivas.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de mama
aparece cuando las células del epitelio glandular se reproducen de forma
incontrolada y muy rápidamente. Estas células cancerosas pueden viajar a través
de la sangre y los vasos linfáticos y llegar a otras partes del cuerpo, donde pueden
adherirse a los órganos y formar la metástasis.
Síntomas
La manifestación más frecuente que ayuda a detectar el cáncer es la aparición
de un bultito (nódulo palpable) que generalmente no causa dolor. Otros
síntomas frecuentes son las alteraciones de la piel de la mama o la retracción
del pezón.
Prevención
La autoexploración y las mamografías son las herramientas más útiles para
encontrar bultos sospechosos en las mamas. En general, la técnica de la
mamografía facilita la detección de pequeños bultos, difíciles de predecir
mediante la palpación del pecho. Este tipo de prueba debe repetirse
anualmente a partir de los 50 años, o de los 45 en el caso de que una persona
tenga antecedentes familiares de cáncer de mama de primer grado.
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Tipos
No todos los bultos que aparecen en las mamas son un síntoma de cáncer. De
hecho, nueve de cada diez bultos son benignos. Estos bultos no cancerosos
pueden ser fibrosis o tumores de tejido conectivo y glandular, o bien, quistes o
bolsas llenas de líquido.
Los tumores benignos de mama (fibroadenomas) no constituyen un peligro para
la vida y suelen tener fácil tratamiento. Los tumores específicos del seno son:
Carcinoma ductal
El carcinoma ductal in situ se localiza en los conductos mamarios o ductos a
través de los cuales la lechellega hasta el pezón. Si no se trata puede originar
metástasis. Por esto es muy importante detectar a tiempo su presencia, para
evitar la progresión hacia el cáncer.
Esta detección sólo puede realizarse a través de pruebas específicas, como
una mamografía, puesto que el carcinoma in situ no suele producir ningún
síntoma. El carcinoma invasor es el más frecuente de los cánceres de mama y
supone aproximadamente el 80 por ciento de todos los que se producen.
Otros tipos
Otros tipos poco frecuentes de cáncer de mama son el mucinoso o coloide,
en el que las células cancerosas producen cierta mucosidad, y el medular, un
tumor infiltrante, pero con mejor pronóstico que otros cánceres invasores.
Cáncer de Paget
Se propaga por la piel del pezón y de la aureola. En este tipo de cáncer, la piel
del pezón y de la aureola tiene una apariencia escamosa y rojiza, con
ocasionales pérdidas de sangre. La enfermedad de Paget puede estar
asociada con un carcinoma in situ o infiltrante.
Diagnóstico
El proceso de diagnóstico del cáncer de mama comienza cuando existe la
sospecha por la exploración física o una mamografía de rutina. A partir de ese
momento el especialista puede realizar una serie de pruebas que confirmen el
cáncer:
Mamografías: Imágenes de rayos X que detectan zonas anómalas de la
mama. Estas pruebas no son fiables al cien por cien y pueden ofrecer
imágenes sospechosas que al final no son malignas o no detectar un tumor
maligno.
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Ecografía: Permite distinguir lesiones quísticas (rellenas de líquido) de
lesiones sólidas. Esta técnica suele completar a la mamografía.
Anatomía patológica
Tal y como explican desde SEOM, el diagnóstico definitivo del cáncer lo
establece el especialista en anatomía patológica al observar las células
malignas obtenidas en la biopsia bajo el microscopio.
A partir de estas células será capaz de definir el tumor, evaluar el pronóstico y
los posibles tratamientos. Los factores que evalúa son:
Tamaño tumoral: Cuanto mayor sea el tumor, mayor riesgo hay de que
vuelva a aparecer.
Tipo histológico: Depende de las células de las que derive el tumor. El
carcinoma ductal es el más frecuente (80 por ciento de los casos), seguido
del carcinoma lobulillar.
Grado histológico: Aporta información sobre la maduración (crecimiento)
de las células del tumor. Las más diferenciadas son las más maduras, de
grado I y menos agresivas; las menos diferenciadas son las de grado III.
Afectación ganglionar: El pronóstico de la enfermedad lo establece el
número de ganglios que se han visto afectados. Cuanto mayor es el
número de ganglios, mayor es el riesgo de recaída.
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clasificación realizada por los médicos se establecen el tamaño del tumor, los
ganglios linfáticos afectados y el grado de metástasis o propagación a otros
órganos, si es que hay. La más utilizada es el sistema TNM, creado por el
Comité Conjunto Americano del Cáncer. Cada letra alude a una característica
que se define con un número:
T (tamaño): Seguido de un número del 0 al 4. Se refiere al tamaño del
tumor, cuanto más grande es el cáncer, mayor es el número.
N (nódulos): Del 0 al 3. Hace alusión a los ganglios linfáticos que se
encuentran afectados por las células cancerosas.
M (metástasis): Seguida de un 0 o 1. Indica si el cáncer se ha extendido
(1) o no (0) a otros órganos.
Cirugía
La cirugía se utiliza con la intención de extirpar el tumor y analizar los
ganglios de la axila. Existen dos opciones de cirugía:
Conservadora: El especialista retirará el tumor y una pequeña cantidad
del tejido sano que hay alrededor. Tal y como señalan desde SEOM, esta
opción permite conservar la mama aunque, por lo general, requiere que tras
la operación se administre radioterapia para eliminas las células tumorales
que queden en la mama. Esta opción se puede realizar dependiendo del
tamaño del tumor, de la mama y de los deseos del paciente.
Mastectomía: El especialista extirpará toda la mama. En estas
circunstancias, las pacientes pueden reconstruirse la mama. Esta opción se
puede hacer al extirpar la mama o después de finalizar todos los
tratamientos. El momento adecuado depende de varios factores
relacionados con el tratamiento y las preferencias del paciente.
Terapia sistémica
A diferencia de la cirugía o la radioterapia, la terapia sistémica no actúa de
forma local, este tratamiento afecta a todo el organismo.
Se administra por vía oral o por vía intravenosa y se distribuye a todos los
órganos. El objetivo de este tratamiento es reducir el riesgo de recaída en la
enfermedad y la muerte.
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Los tres tipos de terapias sistémicas más utilizados en la actualidad son
la quimioterapia, la hormonoterapia y las terapias dirigidas. La utilización
de cada opción depende del tipo de cáncer de mama y del riesgo de recaída
del paciente.
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CÁNCER PRÓSTATA
Causas
Sobre la base de las observaciones epidemiológicas se han sugerido cuatro
causas principales del cáncer prostático:
Factores genéticos
Aunque existen indicios que involucran a los factores genéticos en la causa del
cáncer prostático, es difícil separar estos factores de los factores ambientales.
Estudios genéticos han mostrado que existe un gen específico del cromosoma
1 o gen HPC-1 que aumenta la probabilidad de contraer cáncer de próstata.
Factores hormonales
Varios estudios han sugerido que los factores hormonales pueden tener
importancia en el desarrollo del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
La dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) de la mayoría
de los cánceres de próstata.
El hecho de que el cáncer prostático no aparece en los eunucos.
El hecho de que el cáncer prostático puede ser inducido en ratas mediante
la administración crónica de estrógenos y andrógenos (hormonas
femeninas y masculinas).
La frecuente asociación de cáncer prostático con áreas de atrofia prostática
esclerótica.
Factores ambientales
Quienes emigran de regiones de baja incidencia a regiones de alta incidencia
mantienen una baja incidencia de cáncer prostático durante una generación y
luego adoptan una incidencia intermedia. También se han identificado varios
factores ambientales que podrían ser promotores del cáncer de próstata. Éstos
incluyen:
Dieta alta en grasas animales.
La exposición al humo del tubo de escape de los automóviles.
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La polución del aire, cadmio, fertilizantes y sustancias químicas en las
industrias de la goma, imprenta, pintura y naval.
Agentes infecciosos
Se ha considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía
sexual podrían causar cáncer prostático, sin embargo, los estudios
epidemiológicos, virológicos e inmunológicos han brindado resultados
contradictorios. Los estudios epidemiológicos han sugerido un aumento en el
riesgo de cáncer prostático asociado con un mayor número de compañeros
sexuales, una historia previa de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia
del acto sexual, relación con prostitutas y edad temprana de comienzo de la
actividad sexual.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo, incluso años, en
manifestarse. En las fases iniciales, cuando el tumor está limitado a la
próstata, puede ser asintomático o acompañarse de síntomas obstructivos
leves fácilmente atribuibles a una hiperplasia benigna, como son
la incontinencia urinaria, la disminución del calibre o la interrupción del chorro
de orina, el aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo durante la
noche, las dificultades para orinar, la sensación de escozor durante la micción.
Cuando los tumores son localmente avanzados se acompañan de síntomas
obstructivos claros, además puede haber hematuria (sangre en la orina)
o signos de infección (estos dos últimos son poco frecuentes). También
puede generar un dolor frecuente en la región lumbar y dificultades en las
relaciones sexuales.
Cuando se trata de tumores avanzados puede aparecer edema o hinchazón de
piernas (debido al crecimiento de ganglios linfáticos regionales), dolores óseos
(por extensión tumoral al hueso) e incluso debilidad o pérdida de fuerza en
piernas (compresión de la médula espinal o de las raíces nerviosas). También
puede causar insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o anemia.
Prevención
El hecho de que el cáncer de próstata tarde años en manifestarse es el motivo
por el cual es muy importante que las personas que tienen posibilidades de
contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma
frecuente. Es importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores
posibilidades de padecer la enfermedad a medida que envejece.
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No está científicamente demostrada la relación entre el consumo de
determinados alimentos y la reducción del riesgo de sufrir cáncer de próstata.
Los licopenos, sustancias antioxidantes presentes en los tomates y las sandías,
o las isoflavonas que se encuentran en la soja han sido objeto de estudio en la
prevención de este tipo de tumor; sin embargo los resultados no han sido
concluyentes, como recoge la Sociedad Española de Oncología Médica.
Tipos
El cáncer de próstata se presenta en el 95 por ciento de los casos en el tejido
glandular, lo que se denomina adenocarcinomas. El cinco por ciento restante
es el cáncer neuroendocrino, que se origina en las células pequeñas de la
próstata.
Diagnóstico
A pesar de la evolución lenta de la enfermedad y de la manifestación tardía de
sus síntomas, el cáncer de próstata puede diagnosticarse mediante pruebas
médicas. A través de un examen digital (palpamiento en la zona afectada) o
un análisis de sangre especial, se puede llegar a detectar la enfermedad antes
de que los síntomas se presenten. Tras una revisión física general, el urólogo
hará preguntas sobre los síntomas y antecedentes médicos, y procederá a
realizar algunos de los siguientes exámenes:
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La ecografía transrectal es un método seguro pero caro, con una
sensibilidad (probabilidad de diagnosticar la enfermedad cuando ésta
realmente existe) alta del 97 por ciento y una especificidad (probabilidad de
dar resultado negativo cuando no existe la enfermedad) más baja, 82 por
ciento. Presenta una tasa elevada de falsos positivos (individuos
diagnosticados como enfermos cuando en realidad son sanos) debido a la
similitud ecográfica del cáncer y las inflamaciones benignas de la próstata.
Tratamientos
Este tipo de cáncer se desarrolla de forma muy lenta, provocando que, en
muchas ocasiones, el tratamiento tenga que efectuarse durante un largo plazo
de tiempo. Se debe destacar, sin embargo, que si el cáncer se detecta en su
primera fase, cuando todavía se encuentra dentro de la próstata, el
paciente puede tener una larga expectativa de vida. Se recomienda asistir
a un profesional médico en cuanto se detecte alguna anomalía especialmente
a la hora de orinar; de esta forma, el médico puede detectar rápidamente la
causa que está originando el malestar. También se recomienda visitar el
urólogo de forma regular una vez se cumplen los 50 años.
El tratamiento de la próstata depende básicamente del estado evolutivo de la
enfermedad. Datos como el grado, la etapa del cáncer o la edad y el estado de
salud del paciente son muy importantes para decidir el tratamiento a seguir.
Actualmente hay cuatro formas de proceder para reducir y/o extraer el cáncer
de próstata:
Cirugía
Procedimiento que consiste en la extracción de la glándula prostática
entera y los tejidos ubicados a su alrededor. Algunas veces se extraen también
los ganglios linfáticos del área pélvica (parte inferior del abdomen, localizada
entre los huesos de la cadera). Este tipo de intervención, conocida con el
nombre de prostatectomía radical, se puede llevar a cabo mediante dos tipos
de procedimientos:
Prostatectomía retropúbica: La extracción se efectúa a través de una
incisión en el abdomen.
Prostatectomía perineal: La intervención se lleva a cabo mediante una
incisión en la área comprendida entre el escroto y el ano.
Radioterapia
Este tratamiento se puede combinar con el de la cirugía, ya sea para
preparar la zona afectada para la extracción del tejido afectado o para
intentar limpiar la zona después de la intervención quirúrgica. En este caso,
se puede proceder de dos formas diferentes:
Tratamiento interno (mediante la inserción cerca del tumor de un pequeño
contenedor de material radiactivo): Se trata de un implante que puede ser
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temporal o permanente, y que al ser extraído no deja ningún tipo de rastro
radiactivo dentro del cuerpo.
Tratamiento externo (aplicación de las radiaciones a través de máquinas
externas): Este procedimiento, que tiene una duración de 6 semanas (5 días
a la semana), consiste en la orientación de las radiaciones hacia el área
pélvica.
Terapia hormonal
La evolución del tumor está vinculada a la acción de la testosterona, una
hormona sexual masculina. El tratamiento hormonal tiene como objetivo reducir
los niveles de testosterona en el organismo o bien bloquear los efectos de esta
hormona sobre la próstata.
CÁNCER COLON
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El cáncer de colon puede crecer de tres formas:
Crecimiento local: En este caso el tumor invade profundamente todas las
capas de la pared del tubo digestivo. En primer lugar, el tumor maligno crece
desde la mucosa, se expande por la serosa y llega a las capas musculares.
En el momento que el cáncer traspasa la pared del intestino puede
diseminarse a todos los órganos.
Diseminación linfática: Cuando el tumor va profundizando en la pared del
intestino puede llegar a los órganos utilizando la red de vasos linfáticos que
permiten el acceso a múltiples regiones ganglionares. Una de las
características de esta difusión es que se realiza de forma ordenada
alcanzando primero a los ganglios cercanos hasta llegar a los más alejados.
Incidencia
Según datos de diciembre de 2014 de la Asociación Española Contra el
Cáncer, en España el cáncer de colon es el tercero más frecuente en los
hombres, por detrás del de pulmón y próstata; y el segundo en las mujeres,
por detrás del de mama. En términos generales, el cáncer colorrectal es el que
tiene una mayor incidencia, un 15 por ciento. Además, según la Sociedad
Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de colon tiene
una incidencia de 32.240 personas al año en España y es el responsable de
14.700 fallecimientos.
Causas
Las principales causas que provocan esta enfermedad son:
Edad: La mayor parte de los casos de cáncer de colon se localizan
en personas entre los 65 y los 75 años aunque puede haber casos que
se manifiesten entre los 35 y los 40 años. Si se diagnostican antes de esa
edad suele deberse a que el paciente tiene una predisposición genética a
padecer esta patología.
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Parientes de primer o segundo grado que también han tenido cáncer de
colon.
Estilo de vida: Existen ciertos factores que dependen del estilo de vida y
que predisponen a la aparición del cáncer de colon, como, por ejemplo,
la obesidad, la vida sedentaria y el tabaquismo.
Síntomas
El cáncer colorrectal tiene una larga evolución y sus síntomas pueden variar
dependiendo de la localización del tumor en el intestino grueso. Las
molestias más frecuentes aparecen en la fase avanzada de la enfermedad. Sin
embargo, estos síntomas no son exclusivos del cáncer de colon y pueden
producirse en otras patologías como las hemorroides o determinados
trastornos digestivos. Los especialistas recomiendan acudir al médico en
cuanto aparezcan para facilitar que el diagnóstico se realice de forma
adecuada. Los más comunes son:
Cambios en el ritmo intestinal
Los pacientes que tienen cáncer de colon pueden, en algunos casos,
tener diarrea y, en otros, estreñimiento. La segunda opción es común
en aquellas personas que previamente a la enfermedad tenían un ritmo
intestinal normal. Sin embargo, la opción más frecuente es que el
paciente sufra periodos de estreñimiento combinados con periodos en
los que padece diarrea.
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Pérdida de peso sin causa aparente, pérdida de apetito y cansancio
constante
Al igual que otras enfermedades relacionadas con el estómago, el cáncer
de colon, especialmente cuando se encuentra en un estado avanzado
presenta estos síntomas.
Prevención
En todos los tipos de cáncer existen factores de riesgo que hacen que las
personas que estén expuestas a ellos tengan más probabilidades de desarrollar
un tumor maligno.
La investigación en cáncer colorrectal ha demostrado que en algunos tipos, los
tumores se originan a partir de pólipos (pequeños bultos benignos). La
detección precoz y extracción de estos pólipos puede ayudar a prevenir la
aparición de la enfermedad.
Otra de las causas de la aparición del cáncer de colon es la predisposición
genética que tenga la persona. Esto se debe a diversas alteraciones en
determinados genes por lo tanto, los individuos con familiares que tienen o han
tenido esta patología deben acudir a exámenes médicos periódicamente.
Existen diferentes síndromes que predisponen a que aparezca el tumor
maligno. Los más comunes son dos:
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- Aumentar el consumo de pescado y pollo.
- Incorporar a la dieta alimentos ricos en fibra ya que tomar una cantidad
de fibra de al menos 25 gramos diarios, en forma de cereales y pan
integral, previene la aparición del tumor.
- Incrementar la ingesta de frutas y verduras. Especialmente coliflor, coles
de Bruselas, brócoli y legumbres.
Tipos
En el 90-95 por ciento de los casos, el adenocarcinoma es el tipo de cáncer
de colon más común. Éste se localiza en la mucosa que recubre el interior del
colon y del recto. Aunque éste es el más común existen otros tipos menos
frecuentes:
Linfoma: Es el cáncer de las células de la defensa del intestino y del
estómago.
Sarcoma: Este tumor surge en la capa muscular del tubo digestivo.
Tumores carcinoides: Se produce en las células productoras de hormonas
del aparato digestivo.
Melanoma.
Diagnóstico
Una de las principales ventajas del cáncer de colon es que es de los pocos
tipos que se puede diagnosticar antes de que la persona presente
síntomas.
La prueba más fiable es un test de sangre oculta en las heces que averigua
si hay presencia de sangre o no. Si sale positivo, a continuación se realizará
una colonoscopia para ver el origen de sangrado. Esta prueba sirve para
conseguir detectar y extirpar los pólipos para evitar que se desarrolle el tumor.
El test lo puede realizar el paciente en casa y debe ser interpretada por un
especialista. Esta prueba se recomienda, como norma general, cada dos años
a partir de los 50 años.
Una vez que se tiene la sospecha de que puede haber un posible problema o
lesión en el colon, el médico debe elaborar una historia clínica, realizar una
exploración física y un tacto rectal. Para detectar un cáncer de colon se utilizan
varias técnicas:
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Colonoscopia: Es una exploración similar a la sigmoidoscopia, pero el tubo
utilizado es más largo y permite recorrer todo el colon. Facilita la toma de
muestras de tejido (biopsia) en áreas en las que se sospecha que pudiera
haber algún tumor, y después se realiza un estudio con un microscópico.
Normalmente se realiza con sedación y el riesgo de que surjan
complicaciones es muy bajo.
Tratamientos
Para planificar el tratamiento adecuado, el médico necesita saber en qué etapa
de la enfermedad se encuentra el paciente. En la actualidad existen dos
sistemas que se usan con la misma frecuencia.
Tipos de escala
Clasificación TNM
En esta se miden los tres aspectos que afectan al cáncer. En primer lugar, la T
se refiere al tamaño del tumor primario en el intestino; la N se refiere a la
presencia o no en los ganglios linfáticos, mientras que la M atañe a la presencia
de metástasis a distancia. Así se distinguen cinco estadios:
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Estadio A: En esta etapa se encuentran los pacientes que tienen una lesión
sólo en la mucosa y no afecta a los ganglios linfáticos.
Estadio B1: El cáncer se encuentra en parte de la pared del recto y del colon
pero no lo traspasa, ni afecta a los ganglios.
Estadio B2: El tumor se extiende en toda la pared del colon y del recto sin
invadir los ganglios linfáticos.
Estadio C: En este nivel el cáncer puede afectar de forma parcial o total a la
pared y también a los ganglios linfáticos.
Estadio D: El cáncer afecta a toda la pared y se extiende a órganos más
alejados.
Cirugía
Mediante una operación en quirófano, se extrae la parte afectada por el
cáncer. La cirugía se utiliza en todas las etapas de la enfermedad. De hecho,
en el estadio A, es el tratamiento recomendado ya que en el resto de los
estadios los especialistas aconsejan aplicar la cirugía en combinación con otros
tratamientos.
En esta en fase inicial los especialistas pueden extraer un pólipo mediante
colonoscopia para examinarlo y, según los resultados, se extirpará el cáncer y
una parte circundante de tejido sano y se extirparán los ganglios de la zona.
Otra posibilidad es, tras extirpar parte del colon, realizar una apertura desde el
colon hacia el exterior (colostomía), en cuyo caso la persona tendrá que usar
una bolsa especial de uso externo donde se recogerán las heces. La colostomía
puede ser transitoria o permanente.
Radioterapia
Consiste en aplicar radiación de alta energía sobre la zona afectada con el fin
de destruir las células cancerosas. Sólo afecta a la zona en tratamiento y puede
aplicarse antes de la cirugía (para reducir el tumor y poder extraerlo más
fácilmente) o después de la cirugía (para terminar de destruir las células
cancerosas que pudieran haber quedado).
Quimioterapia
Es el tratamiento por el que se administran fármacos con el objetivo de
destruir las células cancerosas. Se realiza insertando un tubo en una vena
(catéter) por el que se inyectarán los fármacos a través de un sistema de
bombeo. Suele administrarse tras la operación quirúrgica.
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Inmunoterapia
Consiste en estimular o restaurar las propias defensas inmunitarias del
organismo. Para ello se emplean productos naturales o elaborados en el
laboratorio.
LEUCEMIA
Incidencia
Según los datos del último dossier presentado por la Sociedad Española de
Oncología Médica (SEOM) en 2014, la leucemia es una patología que afecta a
5.190 en España. Esta cifra representa un 2,4 por ciento de la población; es
más común en hombres que en mujeres.
Causas
En la mayor parte de los casos de leucemia, no se puede establecer una causa
identificable. Sin embargo, está demostrado que no es un padecimiento
hereditario o contagioso.
Existen, sin embargo, una serie de factores de riesgo:
Historia previa de tratamiento para otras enfermedades cancerosas: Haber
recibido quimioterapia o radioterapia puede provocar una alteración o
daño celular que derive en lo que se conoce como una leucemia secundaria.
Síntomas
Los síntomas varían en función del tipo de leucemia ante el que nos
encontremos. Estos son los más comunes:
Leucemia mieloide aguda: Cansancio, pérdida de apetito y de peso, fiebre
y sudores nocturnos.
Prevención
Hasta la fecha no se conoce ninguna forma de prevenir la leucemia. Los
expertos aconsejan llevar una vida saludable y sin hábitos tóxicos,
recomendaciones válidas también para la prevención de otras enfermedades
oncológicas y que ayudarían, además, a afrontar en mejores condiciones el
tratamiento que requiere este tipo de cáncer, en el caso de que llegue a
desarrollarse.
Tipos
En función de la velocidad de progresión de la enfermedad, se puede distinguir
entre leucemias agudas (tienen un proceso muy rápido; las células anormales
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aumentan su número de forma considerable en poco tiempo y no hacen las
funciones de los glóbulos rojos normales) y leucemias crónicas (su
procedimiento es lento; las células alteradas trabajan perfectamente como
glóbulos blancos normales.
Otra clasificación existente atiende a la estirpe celular en la que se origina la
leucemia. Las leucemias mieloides (o mieloblásticas) dan comienzo en los
mielocitos, mientras que las leucemias linfoides (o linfoblásticas) aparecen en
las células linfoides y pueden acumularse en los ganglios linfáticos, como
explica el Instituto Nacional del Cáncer en Lo que usted necesita saber sobre
la leucemia.
Diagnóstico
Existen una serie de pruebas médicas que son comunes a todos los tipos de
leucemia, si bien para el diagnóstico de la leucemia linfocítica aguda se llevan
a cabo otros estudios específicos. Las pruebas comunes son las siguientes:
Analítica
Consiste en la realización de un análisis de sangre.
Extracción
Para diagnosticar leucemia, el médico puede llevar a cabo una biopsia de la
médula ósea o la extracción de líquido cefalorraquídeo, que rodea el cerebro y
la médula ósea. Su extracción se utiliza para estudiar la propagación de la
enfermedad.
Pruebas de laboratorio
Las principales son el recuento y examen de células sanguíneas, las pruebas
de coagulación y química sanguínea y, por último, el examen microscópico
rutinario.
Pruebas cromosómicas
Estas pruebas abarcan la citoquímica, la citogenética, la hidratación in situ con
fluorescencia y la reacción en cadena de la polimerasa.
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culparse por la demora en el diagnóstico, cuando incluso para el médico resulta
complicado reconocer esta situación en su primera etapa.
Tratamientos
El tratamiento recomendado en este tipo de padecimiento es la
quimioterapia. En ésta se emplean diversos medicamentos especiales
destinados a destruir las células leucémicas. Dicho tratamiento tiene tres fases:
la de inducción a la remisión, la de consolidación y la de mantenimiento .
En la fase de inducción a la remisión, cuya duración es de cuatro a cinco
semanas, se intenta destruir la mayor cantidad de células malignas. Cuando
ocurre la remisión, es decir el control temporal de la afección, el niño suele lucir
normal, ya que los síntomas de la leucemia desaparecen. En ciertas ocasiones
la remisión es apenas parcial, por esta razón algunos síntomas no desaparecen
del todo. Sólo un pequeño porcentaje de los parientes no logra entrar en
remisión. La fase de consolidación dura de dos a tres semanas, mientras que
la de mantenimiento debe llevarse a cabo hasta completar tres años de
tratamiento.
Otros datos
Pronóstico
Según la Sociedad Española de Oncología Médica, la leucemia presenta una
supervivencia del 3,1 por ciento de los pacientes.
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CONCLUSIÓN
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