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INDIVIDUO, INDIVIDUALIDAD Y SOLIDARIDAD EN EDITH STEIN

Urbano FERRER

RESUMEN:

Solo desde una noción de individuo bien consolidada perfila


Edith Stein los vínculos de solidaridad en las distintas comunidades.
El concepto clave es el de formalización. Partiendo de las condiciones
biológicas heredadas y de las influencias del medio social, el
individuo las somete a sucesivas formalizaciones de acuerdo con su
modo de ser singular. De este modo, el tipo social externo es
insuficiente para designar una adscripción comunitaria hasta tanto no
sea transformado en tipo interno.

ABSTRACT:

It is only from the notion of the well established human


individual that Edith Stein draws out the links of solidarity in the
various communities. The key concept is formalization. Starting from
inherited biological conditions and from the influences of social
background, the individual submits these to successive formalizations
according to his particular way of being. Thus, the external social type
is insufficient to designate a communitarian adscription until it has
been transformed into an internal type.

I. Acercamiento al individuo desde los eidos

El método de la reducción eidética marca desde el inicio el


tratamiento que la Fenomenología da al problema de la
individualidad. En Ideen I Husserl había distinguido entre la
generalización, como procedimiento para acceder a las esencias de
mayor o menor generalidad, y la formalización, que subyace a las
operaciones lógico-formales, totalmente indeterminadas por lo que
2
hace a los contenidos sobre los que se ejercen1. Esta distinción no
impide que ambas estén en continuidad como pasos sucesivos en
orden a la aproximación al individuo concreto. Mientras en la
formalización damos a este por supuesto, prescribiendo los enlaces
lógicos posibles con otros individuos, en la generalización lo
adscribimos a una región ontológica determinada sobre la base de la
conexión esencial necesaria entre las notas genéricas que delimitan
tal región: sonidos, colores, cosa material, viviente orgánico…; estas
regiones se ejemplifican en un número indefinido de individuos
pertenecientes a cada una.

Un paso más en el acercamiento husserliano a los individuos lo


representan los tipos, en los que las necesidades eidéticas o de
esencia vienen reemplazadas por las regularidades empíricas,
formadas por la coexistencia de ciertos rasgos individualizadores
hasta tanto que la experiencia no los desautorice. Así lo expone en su
obra tardía Experiencia y juicio: “El mundo fáctico de la experiencia
es experimentado como mundo tipificado. Las cosas son
experimentadas como árbol, matorral, serpiente, pájaro… Lo que es
aprehendido según el tipo tiene también un horizonte de experiencia
posible que comporta las prescripciones de conocimiento
correspondientes, por tanto una tipificación de notas aún no
experimentadas, pero esperadas: cuando vemos un perro, vemos de
antemano su posterior modo de comportarse, su típica manera de
comer, de jugar, de correr, de saltar”2.

1 “La generalización es algo totalmente distinto de la formalización, que


desempeña, por ejemplo, en el análisis matemático un papel tan grande; y la
especialización, algo totalmente distinto de la desformalización, entendida como el
llenar una forma vacía lógico-matemática o una verdad formal” (H USSERL, E., Ideas I,
FCE, México/Buenos Aires, 1962, p. 38).

2 “Die faktische Welt der Erfahrung ist typisiert erfahren. Die Dinge sind
erfahren als Baum, Strauch, Tier, Schlange, Vogel… Das typisch Erfaßte hat aber
auch einen Horizont möglicher Erfahrung mit entsprechenden
Bekanntheitsvorzeichnungen, also eine Typik de rnoch unerfahrenen, aber
erwartenen Merkmale. Sehen wir einen Hund, so sehen wir sein weiteres Gehaben
voraus, seine typische Art zu fressen, zu spielen, zu laufen, zu springen usw”
(HUSSERL, E., Erfahrung und Urteil, L. Landgrebe (ed), Hamburg, 1948, p. 398-9).
3
Así pues, en la formalización el individuo se hace presente
como el caso cualquiera; en la generalización, como lo definiendum,
que es soporte de la esencia, y en la tipificación, como la cifra y
compendio de los rasgos tipificadores. Pero lo que no cabe es que
comparezca el individuo como tal, en su individualidad
irreemplazable, vale decir, al margen de su identificación eidética,
bien sea lógico-formal, abstractivo-esencial o tipificante.

Tampoco el proceso gradual del cumplimiento cognoscitivo,


que apunta a su plenificación en el objeto individual, puede iniciarse
sin la mención significativa identificadora, en la que se reconoce de
un modo general aquello mismo que es dado al término del
conocimiento, tal que otorgue compleción a su intención vacía. La
mención se hace, en efecto, a través de los sentidos, que, a la vez
que van circunscribiendo el objeto, se dirigen a él como una x o punto
de convergencia entre ellos, indefinidamente desplazado. Lo cual se
aplica tanto a los significados lingüísticos, en la medida en que tienen
un referente común, como a los escorzos perceptivos, reunidos en el
objeto individual.

Algo en cierto modo paralelo es lo que ocurre con el yo


individual, por cuanto no puede ser identificado fuera de los actos
intencionales que ejecuta –esencialmente delimitados conforme a su
sentido intencional–, pero a la vez, en tanto que individuo, es lo que
los agrupa y les presta la individualidad. La diferencia entre ambas
individualidades viene, pues, de que mientras el objeto aúna los
sentidos desde más allá de ellos, el yo es el punto de partida común
de irradiación de los actos, diferenciados con arreglo a su dirección
intencional.

Estas nociones fenomenológicas, centrales en Husserl, están


presentes a lo largo de la producción de Edith Stein, incluso cuando
aborda en su obra definitiva de madurez que es Ser finito y ser
eterno la individualidad desde la categoría aristotélica de sustancia.
Es lo que veremos a continuación.

2. Acercamiento al individuo desde la sustancia


4
Siguiendo un recorrido complementario e inverso al anterior
Edith Stein toma en cuenta, en efecto, la acepción realista de
individuo, de acuerdo con la cual la sustancia primera (prote ousía) es
el tode tí o esto singular, indeterminado y soporte de sus
determinaciones genéricas y específicas. Pero como para Aristóteles
toda sustancia primera es inseparable de su sustancia segunda 3,
puede la autora dar entrada a la esencia en sentido realista, en vez
de obtenerla por medio de la reducción eidética propuesta por la
Fenomenología. Se reencuentra, así, en el plano ontológico la tesis
fenomenológica expuesta en el anterior epígrafe sobre la esencia
como el a priori del individuo: “El hecho de ser esencia de cierta cosa
y particularidad de un objeto caracterizan a la esencia como un ser
dependiente. Es aquello por lo que está determinado el quid del
objeto. Por ello, un objeto sin esencia es impensable. No sería de
ninguna manera un objeto, sino una forma vacía”4.

Encontramos, así, que, por un lado, el individuo existente no


es identificable por sí mismo, sino tan solo a partir de una esencia
universal, que admite realización también en otros individuos. Sin
embargo, por otro lado, el individuo es lo único efectivo, apto para
prestar el ser en acto a la esencia general y, por tanto, irreductible a
ella. “Lo que él posee de más (sobre la esencia) constituye la
propiedad única e inmediata de la cosa singular. Por eso, la

3 “La esencia (to ti en eivai), cuyo enunciado es una definición, también se


llama substancia (ousía) de cada cosa. Resulta que la substancia se dice en dos
sentidos: el sujeto último (hypokeímevov esjaton), que ya no se predica de otro, y
lo que, siendo algo determinado, es también separable. Y tal es la forma (morfé) y
especie (eidos) de cada cosa” (ARISTÓTELES, Metafísica, Libro V, 1017 b 21-26).
Ambos sentidos de la substancia caracterizan a una misma cosa respectivamente
como sustrato o sujeto de determinaciones y como esencia determinada y
definible, el “to ti en einai”.

4 „Was es Wesen von etwas ist, Eigenart eines Gegenstandes, kennzeichnet


es als etwas Unselbständiges. Es ist das, wodurch das Was des Gegenstandes
bestimmt ist. Darum ist ein ‘wesenloser’ Gegenstand undenkbar. Es wäre kein
Gegenstand mehr, sondern nur noch die leere Form eines solchen“ (S TEIN, E.,
Endliches und ewiges Sein, Gesamtausgabe 11/12, Herder, 2006, p. 70; trad. cast:
p. 87; en adelante EES).
5
individualidad es designada por Tomás de Aquino como algo
incomunicable”5.

No es, por tanto, meramente la posición temporal lo que


otorga la individualidad a una esencia, ya que la temporalidad
distendida en una duración alcanza efectividad solo en lo
permanente, en lo que está sustraído a la fluencia de los momentos
temporales. “La peculiaridad del ser permanente no se puede
comprender a partir del tiempo, sino que el tiempo se comprende a
partir de la actualidad puntiforme”6. Lo cual vale tanto para los
objetos exteriores como para el yo individual, cuyo ser en acto
respectivo no se resuelve en las variables posiciones de los objetos
en el espacio y el tiempo ni en los diversos actos que temporalmente
ejecuta el yo.

Pero tampoco es la esencia misma la que se hace real en unas


coordenadas espaciotemporales determinadas, sino que es más bien
el individuo en acto lo que otorga efectividad a la esencia. “La
realización de la esencia no significa que ella llegue a ser real, sino
que cierta cosa que le corresponde llega a ser real” 7. El ejemplo de la
alegría vivida, abundantemente comentado por nuestra autora,
muestra que es el yo-sujeto que la vivencia en su esencia quien la
hace efectiva de acuerdo con la efectividad –ser en acto- que él como
individuo posee. Igual podrían aducirse ejemplos de cosas materiales,
tomados del Universo.

Por otro lado, para Edith Stein es la forma constitutiva de cada


individuo la que se despliega dinámicamente hasta incluir la
individualidad. En este sentido, no está de acuerdo con la

5 „Und was er darüber hinaus ist, das ist des Einzeldinges alleiniges und
unmittelbares Eigentum. Darum ist die Individualität selbst als Unmittelbarkeit
bezeichnet worden“ (EES, p. 395; trad. cast: p. 483).

6 „Die Eigentümlichkeit des dauernden Seins ist nicht von der Zeit her zu
verstehen, sondern umgekehrt die Zeit von der punktuellen Aktualität her“ (EES, p.
44; trad. cast: p. 56).

7 „Die ‘Verwirklichung’ der Wesenheit besagt nicht, daß sie wirklich wird,
sondern daß etwas wirklich wird, was ihr entspricht” (EES, p. 68; trad. cast: pp. 84-
85).
6
interpretación tomista de J. Gredt, que pone en la materia signata
quantitate el principio de la individuación 8. “No concluimos lo
siguiente: ‘la forma es tal o cual únicamente porque esté en tal o cual
materia’, sino que decimos: ‘la materia es tal o cual porque pertenece
a tal o cual forma’… Pertenece a la cosa singular ser determinada
específicamente y ser delimitada en cuanto unidad formal. Estas dos
características están predeterminadas en su forma”9.

Pero si la individualidad de cada cosa procede de su forma


definitoria, la propia individualidad se convierte también en una
determinación formal o haecceitas, según la denominación de Duns
Scoto. Stein sigue el esquema formalizador husserliano, para el que la
esencia significaría una primera concreción o determinación de las
formas lógicas vacías; más aún: lo prolonga hasta hacer del individuo,
en vez de la x ignota nunca alcanzada formalmente, la última
formalidad que lo discierne de cualquier otro individuo. Y así como la
esencia específica tiene propiedades que dimanan de ella, también el
individuo posee determinaciones exclusivas de él, que no pueden ser
derivadas de su especie.

8 Nos llevaría lejos mostrar lo que Tomás de Aquino quiere decir con la tesis
de que en la materia reside el principium individuationis, ya que habría que ponerlo
en relación con la otra tesis suya de que el esse es lo que da a cada cosa su
concreción última como existente. La materia es principio individuante no porque
haga existir a algo (lo cual no es posible dadas su potencialidad e indeterminación),
sino por cuanto desde su indeterminación excluye otras posibilidades (al
extenderse según una cantidad determinada); en cambio, el esse en acto no posee
una limitación dimensiva excluyente. Así, el alma humana puede a la vez poseer un
ser propio, que le presta la individualidad, y estar referida a un cuerpo, en el que se
expresa dimensionalmente –y excluyendo otras dimensiones– esta individualidad
limitada. Entiendo que es en este sentido como Edith Stein suscribiría los principios
de Tomás sobre la individuación, a los que en su sentido original no se opone.

9 „Wir schließen daraus aber nicht: ‘die Form ist aber diese oder jene, einzig
weil sie in diesem und jenem Stoff ist’, sondern: der Stoff ist dieser und jener, einzig
weil er zu dieser und jener Form gehört… Zum Einzelding gehört es, artmäßig
bestimmt und als Gestalteinheit geschlossen zu sein. Beides ist in seiner Form
vorgezeichnet” (EES, pp. 404-405; trad. cast: 495-496).
7
Cabe preguntarse a este respecto si formalización,
generalización e individuación representan tres grados de progresiva
concreción en la línea que va del “algo en general” al individuo
soporte de la esencia. En todo caso, el individuo que satisface las
leyes formales es el individuo cualquiera, no la sustancia primera ya
individuada, y el soporte imaginativo que ejemplifica a la esencia
tampoco es la sustancia primera, que da efectividad a las
determinaciones esenciales.

Cuando se atribuye la subsistencia del individuo a la forma de


la subsistencia individual, se está introduciendo de nuevo la
consideración lógico-formal, que parecía haber sido abandonada al
adoptar el punto de vista del portador sustancial primitivo; y en el
punto medio entre uno y otro plano la consideración de la esencia
oscila entre el quid resultante de la ideación imaginativa e indiferente
a la posición de existencia (sentido fenomenológico o husserliano
desde las Investigaciones Lógicas) y la essentia como contracción del
esse o participio suyo y asiento real de las necesidades eidéticas (una
esencia que es ousía o to ti en einai, en sentido aristotélico). A mi
juicio, se encuentra en Edith Stein un solapamiento de los niveles
lógico y ontológico en el tratamiento de la individualidad, al no
discernirlos suficientemente. La no coincidencia entre estos planos se
advierte en que lo que determina lógicamente al individuo como
especie o a su especie como género, en el orden real viene
determinado por el individuo si es especie o por la especie si es
género.

3. Lo peculiar de la individualidad en el viviente


humano

Al llegar al hombre, “la individualidad adquiere un nuevo


sentido que no posee en ninguna criatura inferior a él” 10. Ni es un
individuo indefinido o cualquiera, ni es ejemplo singular de una

10 „…hier liegt: daß beim Menschen Individualität einen nuen Sinn bekommt,
der bei keinem untermenschlichen Geschöpf zu finden ist“ (S TEIN, E., Der Aufbau
der menschlichen Person, Gesamtausgabe, XIV, 2004, p. 49; trad. cast: p. 84; en
adelante AMP).
8
esencia o especie en desarrollo, sino que adquiere conciencia de su
propia individualidad como un yo irreductible. Al igual que las otras
esencias, la esencia humana es lo que impregna y define
formalmente a los individuos; pero a diferencia de ellas es ya
individuo, sin necesidad de una forma que le confiera la
individuación, y encuentra en su sí mismo el resto de opacidad, tanto
corpórea como anímica, que el yo singular va paulatinamente
esclareciendo y conformando.

También tiene su paralelo el yo humano con la vaciedad lógica


e indeterminación real de los objetos, ya que sólo gana concreción
con los predicados que incorpora en el curso de su vida y con los
actos y hábitos a los que debe sus determinaciones efectivas. Como
yo que es, carece de enclave espacial y temporal, reconociéndose por
ser el yo mismo (ipse) a través de las distintas situaciones que
atraviesa. Pero a diferencia de los otros soportes indeterminados, es
capaz de apropiarse e incorporarse habitualmente las
determinaciones que adquiere con sus actos, dada la mismidad activa
que lo identifica.

Para Edith Stein el yo personal formaliza con sus actos su alma


y su cuerpo, otorgándoles la última individuación. En efecto, cada
alma posee unas dotaciones características, pero el cultivo de ellas y
por tanto su conformación última dependen del yo de la persona; y
en estrecha relación con ello está el cuerpo, crecientemente
expresivo e identificador del alma desde fuera y desde dentro. De
modo inverso, el cauce de despliegue de cada persona está en su
alma, en tanto que provista de dimensiones y planos; por ello, la
individualidad del yo se transmite inmediatamente a su espacio
anímico, que por así decir traza el rumbo privativo de cada persona.
En otros términos: la individualidad anímica formalizada por cada yo
no es algo conquistado por él, sino que en el yo está sólo el
responder a su vocación esencial como individuo, diseñada en su
alma, siéndole fiel.

Esta compenetración entre la individualidad personal y la


individualidad potencial, esbozada en el alma, queda reflejada en el
texto siguiente, en que Edith Stein transita de una individualidad a
otra. “La amplitud, la profundidad, la fuerza del alma le confieren su
modo de ser, su individualidad, que, además, al ser un quale simple,
9
irreductible a esos componentes, comunica una impronta específica a
cada alma concreta y a cuanto de ella procede” 11. Así pues, la
individualidad le viene al alma por ser del yo personal, que es el
único que está en sus propias manos, pero el modo virtual de
desplegarse la individualidad del yo personal está asentado en las
dimensiones anímicas individualizadoras.

A esta última determinación individual Stein la designa


también como carácter, en contraposición a las propiedades típicas
compartidas con otros individuos. “El carácter de una persona no se
agota en ser un tipo aislado, sino que muestra, tanto en su conjunto
como en las propiedades y vivencias singulares, una nota
individual”12. Este carácter personalizado, y no solo psíquico, se
manifiesta en especial en el modo como la persona acoge
determinados dominios de valor y los traduce en actos de voluntad.
Pues aunque una pluralidad de personas puedan tener en común una
determinada aprehensión de valor, difiere de unas a otras, con
arreglo al modo de ser de cada una, la coloración irreemplazable de
su vivencia singular. En este sentido nos dice la autora: “la
peculiaridad personal es un quale simple, que estampa su sello en
todo el carácter y en cada vivencia singular (naturalmente en
correspondencia con el dominio donde el carácter es
determinante)” .13

Una aclaración adicional es la de que el concepto de


individualidad viviente va ligado a una cierta fuerza vital. En el alma

11 “Ihre Weite, ihre Tiefe, ihr Kraftmaß umschreiben ihre Eigenart, ihre
Individualität, die überdies als ein einfaches, nicht auf diese Komponenten
rückführbares Quale ihr und allem, was von ihr ausgeht, ein spezifisches Gepräge
gibt” (STEIN, E., AMP, p. 87; trad. cast: p. 157).

12“Der Charakter einer Person.. erschöpft sich nicht darin, Vereinzelung des
Typus zu sein, sondern weist in seiner Gesamtheit wie in einzelnen Eigenschaften
und Erlebnissen eine ‘individuelle Note’ auf” (S TEIN, E., Einführung in die
Philosophie, Herder, Freiburg i.B, Basel, Wien, 1991, p. 153; en adelante EP).

13„Die persönliche Eigenart ist ein einfaches Quale, das dem ganzen
Charakter und jedem einzelnen Erlebnis (des Bereichs natürlich, für den der
Charakter bestimmend ist) seinen Stempel aufprägt” (STEIN, E., EP, p. 154).
10
humana es una magnitud definida, variable de unos a otros hombres,
pero en todos susceptible de desarrollo tanto en atención al yo que la
conduce como por la influencia vivificadora que recibe de los otros
hombres. “Las almas humanas poseen una fuerza natural, distinta en
los distintos hombres, pero les corresponde no al margen e
independientemente de la entera constitución psicofísica, sino que
está ligada a ella”14. En el orden del espíritu esta fuerza anímica
limita la irradiación o salir de sí, que es la nota identificadora del ser
espiritual en general. Estamos ante uno de los conceptos más
originales y fecundos de Edith Stein, ya presente en su obra
temprana Individuum und Gemeinschaft y que aquí no es posible
tratar en sus diversas implicaciones. Se lo ha mencionado porque
través de él enlazamos más fácilmente con la idea de solidaridad.

4. La solidaridad como vehículo personal de lo


comunitario

Pues no solo el individuo humano, también la comunidad como


tal posee una fuerza vital propia, de la que los individuos extraen las
influencias causales y las motivaciones que precisan para
desenvolverse en su interior. Por más que se influyan el desarrollo de
una y otra, no son coincidentes ni paralelos 15. En la comunidad
familiar hay todo un conjunto de vínculos biológicos, psíquicos y
biográficos actuantes en cada uno de sus miembros sobre la base del
núcleo vivencial e irradiante constituido por el amor conyugal. En la
nación, en cambio, no existe un centro de irradiación de la vida
comunitaria, sino que las reservas de que se nutren los connacionales
han sido depositadas a través de una historia inmemorial vivida en
común a lo largo de las generaciones y a través de las huellas y

14 “Die Menschenseelen besitzen eine natürliche Kratf –die verschiedenen


verschiedene–, aber sie kommt ihnen nicht außerhalb und unabhängig von der
ganzen psycho-physischen Konstitution zu, sondern ist an diese gebunden” (S TEIN,
E., AMP, p. 110; trad. cast: 200).

15 Cfr. nuestro estudio FERRER, U., “Edith Stein: Una aproximación a la


persona desde la causalidad y la motivación”, Para comprender a Edith Stein,
Ferrer, U. (ed.), Palabra, Madrid, 2008, pp. 215-242.
11
símbolos que lo acreditan. Análogamente se podrían mencionar la
comunidad científica, la comunidad eclesial, las asociaciones
artísticas y culturales… como fuentes operativas de solidaridad
preconsciente.

Ya en su obra antes citada Individuo y comunidad había


evitado Stein toda hipostatización de las fuerzas comunitarias, como
si se mantuvieran por sí mismas, al sostener que la existencia de la
comunidad en su conjunto depende de los componentes individuales
y de su afluencia respectiva al todo. “Ante todo sabemos que la
fuerza vital de una comunidad no existe independientemente y al
lado de la de sus elementos, sino que se edifica a partir de la fuerza
de los singulares”16. Los individuos no reciben de la comunidad nada
más que lo que ellos o sus predecesores han depositado por medio
del intercambio recíproco. En este sentido es en el que adscribe Stein
a la solidaridad de los individuos la edificación de la comunidad.

4.1. Solidaridad del individuo con el tipo social a través


de la formalización

Con todo, el aspecto que aquí quisiera destacar es que las


distintas comunidades son integradas como tipos formalizadores en
los individuos solidarios con ellas. Lejos de desaparecer el individuo
en la comunidad, esta queda impregnada por el carácter personal
que la recrea como una formalización más montada sobre los
escalones precedentes, en la serie que va de las disposiciones
innatas a los otros tipos ya recibidos del entorno y simultáneamente
asimilados a partir de las tomas de posición de los individuos.
“Aquello en lo que la persona se convierte cuando toma la
configuración de un tipo nuevo no se añade sin más a lo que ella era
antes, y tampoco desaparece por completo eso que la persona ya
era. Lo que era, resulta formalizado de nuevo por lo que la persona

16 “Zunächst wissen wir, daß die Lebenskraft einer Gemeinschaft nicht


unabhängig und neben der ihrer Elemente besteht, sondern sich aus der Kraft der
einzelnen aufbaut” (STEIN, E., Individuum und Gemeinschaft, Jahrbuch für
Philosophie und phänomenologische Forschung, Max Niemeyer, Tubinga, 1970, p.
182; en adelante IG).
12
recibe ahora en sí y por la actitud que toma ante esos elementos
nuevos”17. Stein lo ejemplifica con el movimiento juvenil alemán de
los excursionistas, reconocibles por un tipo externo pero también por
el tipo interior singularizador que lo acoge y que aparece ya en cierto
grado formalizado.

Las expresiones generales de la vida social no contienen


todavía el sello inconfundible de cada persona, que es quien presta a
los tipos su completa concreción. La situación es la opuesta a la
organización burocrática. Pues la comunidad no dispone de lugares
vacíos y de funciones que fueran cubiertas luego por individuos
sustituibles, sino que en ella los órganos son vivientes e inseparables
de quienes las desempeñan. “No se pueden ser ‘crear’ formas
funcionales a las que falte la debida compleción (como los puestos en
una sociedad), pues solo se forman órganos en la medida en que se
dispone del material necesario para ellos”18.

Esto no quiere decir que las comunidades caracterizadas no


dispongan de una estructura que se añade a los actos recíprocos. Lo
que quiere decir es que una vez que han adquirido ellas a partir de
los actos individuales originarios su objetividad y sustantividad,
revierten luego sobre los sujetos que las originan. Es decir, no solo
participo en la tarea nacional, sino que experimento en mí mismo la
correspondiente cualificación ética. También aquí el individuo gana
una formalización característica desde la integración solidaria en la
comunidad correspondiente.

4.2. Vinculaciones comunitarias en los individuos

17 “Das, was der Mensch wird, indem er sich zu einem neuen Typus gestaltet,
tritt zu dem, was er war, nicht einfach hinzu –ebenso wenig wie das, was er war,
völlig verschwindet”, STEIN, E., AMP, p. 141; trad. cast: 258-9).

18 “Es können nicht Funktionsformen ‘geschaffen’ werden, denen es nachher


an der geeigneten Ausfühlung fehlt (wie ‘Amter’ in einer Gemeinschaft), denn es
bilden sich nur Organe, soweit das nötige Material dazu vorhanden ist” (S TEIN, E.,
IG, p. 236).
13
Ahora bien, hay otras expresiones más elementales de la
solidaridad entre los individuos. Se muestran, en primer lugar, en que
los organismos humanos proceden de las células germinales de sus
progenitores y por medio de ellas entroncan con un linaje
determinado, de tal manera que desde el nacimiento se hacen
solidarios con sus antecesores tanto en ciertas características
corpóreas como anímicas. La individualidad personal, que en ningún
caso es una mera combinación de partes externamente concurrentes,
se encuentra de hecho –y no como una necesidad esencial- con una
configuración de caracteres vivientes heredados, a los que por medio
de su razón y libertad somete a nuevas formalizaciones. En segundo
lugar, las comunidades de pertenencia impregnan al individuo desde
el comienzo y, dado que tienen una historia y un destino, le hacen
solidario con sus avatares en el tiempo.

Sin embargo, no es fácil determinar hasta qué punto, ya que,


por un lado, la historia de una comunidad no se hace igualmente
presente en todos los individuos que la componen y, por otro lado, en
todo caso, la historia de cada persona, por más que se inserta en su
comunidad, no se absorbe en ella, ya que es de modo inverso la
comunidad la que cobra realidad en sus miembros.

La distinción entre lo heredado y lo innato juega aquí un papel


determinante. Lo heredado es recibido del medio biológico y cultural,
como necesitado de una formalización adicional por parte del
individuo; lo innato es lo que caracteriza de suyo a la persona,
procedente del acto creador de Dios y que solo se despliega con el
concurso de un medio social y de unas relaciones interpersonales,
lejos de patentizarse de modo instantáneo en su plenitud. Esta
distinción se vuelve nítida cuando se la advierte desde el ángulo del
grado de formalización, ya que solo en el individuo provisto de
distintas formalizaciones resulta completa. En cambio, no es tan clara
en abstracto, fuera de su entero desarrollo, puesto que es difícil
separar lo que el individuo aporta desde sí mismo de lo que debe a la
comunidad.

Uno de los pasos decisivos en el cumplimiento de tal distinción


se da cuando el individuo llega a ser consciente de su pertenencia a
la comunidad, en vez de limitarse a dejarse conducir por los usos y
normas adoptados por el medio cultural. En relación con ello está la
14
diferencia entre pueblo y nación o pueblo consciente de sí. Con lo
cual se ponen las bases para distinguir, correlativamente, entre la
persona y su lugar en la comunidad en que está integrada, no de otro
modo a como en el orden de la socialización secundaria el agente se
diferencia de sus roles por medio de la distancia de rol asumida (E.
Goffmann, G.H. Mead). Esto significa “que no se vive sólo
objetivamente en la comunidad popular, sino que se recibe de ella la
formalización típica y se desempeñan funciones en ella: es preciso
tener la noción de pueblo como tal y saber de la propia pertenencia al
mismo, y al cabo saber qué es lo que del propio ser se ha de
agredecer al pueblo y qué se le adeuda… El niño vive en la
comunidad familiar antes de tener la noción de la familia como una
unidad”19.

BIBLIOGRAFÍA:

BETSCHART, Ch., “Was ist Lebenskraft? Edith Steins theoretische


Prämissen in Psychische Kausalität (Teil 1)”, Edith Stein Jahrbuch,
Echter, 2009, pp. 154-183.

FERRER, U., “Edith Stein: una aproximación a la persona desde la


causalidad y la motivación”, Para comprender a Edith Stein, Ferrer, U.
(ed.), Palabra, Madrid, 2008, pp. 215-242.

FREIENSTEIN, P., Sinn verstehen. Die Philosophie Edith Steins,


Turnshare Ltd., Londres, 2007.

HAYA, F., “Individualidad e individuación según Edith Stein”,


Daimon, 32 (2004/2), pp. 159-174.

19 “Es heißt, daß man nicht nur objektiv in der Volkgemeinschaft lebt, durch
sie typisch geformt wird und Funktionen in ihr erfüllt: Man muß das Volk als solches
erfaßt haben und muß um seine Zugehörigkeit wissen, schließlich wissen, was man
von seinem eigenen Wesen das Volk verdankt und was man ihn schuldet” (A.M.P.,
155; trad. cast: 284-5).
15
HUSSERL, E., Ideen zu einer reinen Phänomenologie und einer
phänomenologischen Philosophie I, Husserliana III, Martinus Nijhoff,
The Hague, 1950 (trad. cast.: Ideas relativas a una fenomenología
pura y una filosofía fenomenológica, FCE, México, 1962).

HUSSERL, E., Erfahrung und Urteil, Landgrebe, L (hrsg), Hamburg,


1948.

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